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¡¿OTRA VEZ?!

Por Agustín Pérez Reynoso

Corría el 01 de julio de 2020 cuando el gobierno entrante del presidente electo de izquierda,
Andrés Manuel López Obrador (AMLO), anunciaba como un gran logro de su gestión la
renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá o T-MEC, influenciada por las
inquietudes del presidente Donald Trump y después de una revisión exhaustiva de especialistas
mexicanos. Ahora, nuestros socios, Canadá y E.U.A., por políticas energéticas que consideran
discriminatorias para las empresas internacionales y los suministros transfronterizos, han iniciado
un proceso de consulta.

Como respuesta, pecando de profunda ingenuidad y desconocimiento de derecho internacional, el


gobierno encabezado por AMLO, después de su participación, la revisión y firma del T-MEC, afirma
que en materia de soberanía energética “nuestras políticas las definimos en México y tienen que
ver con nuestra Constitución y nuestras leyes”, no sin antes recibir múltiples advertencias de que
la política energética de la Cuarta Transformación (4T) llevaría a un eventual conflicto con las
empresas privadas generadoras de energías limpias, tanto nacionales, como extranjeras.

Después de que muchos de los temas de la 4T han terminado costando mucho en términos de
crecimiento e incertidumbre económica innecesaria, como por ejemplo, la compensación de miles
de millones por la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México
(NAICM), ahora elegimos enemistarnos con nuestros socios comerciales más importantes en
medio de una crisis mundial. La analista Paula Sofía Vázquez tiene razón en decir que gobernar sí
tiene ciencia. Yo lo calificaría como el Efecto Dunning-Kruger: El ignorante sobrevalora sus
habilidades.

Alguien dijo que si se cubría con buenas intenciones de zumo de limón el rostro de la soberanía
energética se haría invisible ante las cámaras comerciales. La incompetencia ignora su propia
naturaleza. Sabemos que menudean personas sesgadas donde la mente ignorante no es receptiva
al conocimiento y que optan por emitir opiniones como si se tratasen de certezas incuestionables.
Todos participamos de ello en mayor menor medida, pero lo que no nos disculpa es actuar
conociendo el costo desmedido que nuestras acciones puedan ocasionar a una nación entera.

Y las víctimas son, también, responsables por apoyar la estrategia del victimario, pero ¿cuál
estrategia? ¿De tierra arrasada, donde los productores no puedan vender sus productos por los
aranceles de otros y nuestros compradores obtienen productos más caros por nuestros aranceles
o de quienes detentan los monopolios comerciales de nuestro país, amigos del gobierno en turno?
¡Y, otra vez!, untado con reparaciones multimillonarias. La austeridad del partido en el poder brilla
por su ausencia. Más valdría cobrar un impuesto especial a los políticos del mundo por estas
pérdidas.

La práctica del gobierno mexicano, con pocos especialistas, que va más allá de lo discursivo en Las
Mañaneras, a falta de una palabra más suave es, desastrosa, para el bolsillo presente y futuro de
cada mexicano, y del más pobre, aunque tuviera un fondo sincero de buenas intenciones.
agusperezr@hotmail.com

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