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EL MONSTRUO

Por Agustín Pérez Reynoso

Creaturas irreales o imaginarias, fuerzas destructivas, seres sobrenaturales o impredecibles, y


entes anormales. Inventamos los monstruos para intentar comprender los horrores y las
desgracias para las cuales no encontramos ninguna razón lógica y ningún remedio. Por supuesto,
no tienen muy buena reputación. Son personas, bestias y espíritus al mismo tiempo, de acuerdo a
Carmen Leñero. En el caso de México, como se prohibió adorar a las deidades prehispánicas, se
convirtieron en personajes resentidos y temibles con su rebeldía feroz, su sed de sangre y de
venganza.

¿Por qué se cayó la línea 12 del metro? ¿Por qué Fulanita se enfermó de pronto y murió, si ayer
estaba sana y fuerte? ¿Por qué la sequía se ensañó con nosotros este año? ¿Por qué no salimos de
pobres, aunque trabajemos tan duro? ¿Por qué no termina esta pandemia y el encierro? A veces,
ninguna respuesta es convincente, y sentimos que un poder oscuro, salvaje, fatal, es el verdadero
dueño de la situación. Y decimos: “Hay algo monstruoso aquí”. Se puede matar a los enemigos en
batalla, dominar la mente de las personas, aplastar a los dioses con religiones y nuevas leyes.

Pero no se puede acabar con los monstruos de una región o país. Los monstruos son
indestructibles, atraviesan los periodos de la Historia, los cambios de gobierno, las revoluciones y
las nuevas ideas de cómo es supuestamente el mundo. Se esconden tras el olvido, pero tarde o
temprano, vuelven a aparecerse. ¿Qué los hace inmortales y tan poderosos? Seguramente la
sangre, la carne y el alma de los seres humanos (muchos de los monstruos se caracterizan
precisamente por ser comedores de cuerpos y secuestradores de almas). Cuándo y dónde
actuarán, nunca se sabe.

Lo seguro es que sienten hambre y buscan qué devorar, siempre están enojados, quieren vengarse
o castigar, nunca escucharán razones ni darán explicaciones; sólo actúan movidos por un impulso
salvaje. Por eso, en vez de despreciarlos como inexistentes deberíamos estarles agradecidos. Sí,
porque gracias a ellos podemos inventar historias que asustan pero consuelan, que intimidan,
pero advierten del peligro. Y sobre todo, gracias a ellos nuestro miedo se materializa en un ser
fantástico pero reconocible, al que podemos enfrentar con espadas, amuletos o rezos, incluso,
ciencia.

Los monstruos nos dan otro beneficio: la existencia de héroes que luchan contra ellos, o de
convertirnos nosotros mismos en pequeños héroes cuando logramos vencerlos. Hay que
considerar, además, que un monstruo tiene una parte mala y otra no tan mala o, aún, benéfica.
Los regímenes totalitarios pueden ser coléricos, pero protegen a sus beneficiarios. Otros pueden
secuestrar a los ciudadanos, pero cuidan las cosechas y las buenas costumbres. Cada individuo o
grupo tiene sus monstruos, pues tenemos nuestros propios fantasmas. Todos forman una familia
siniestra.

¿Cómo combatir a los monstruos? Aceptar que siempre existirán, pero podemos aprender de
ellos, aprender del misterio del Universo, sacar lo mejor de nosotros. Los monstruos, como los
tiranos, siempre tendrán un punto débil, por más poderosos y formidables que sean. También
tenemos la alternativa de cambiar el Mundo en el que viven, para que dejen de dañar y
desaparezcan. agusperezr@hotmail.com

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