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Pontificia Universidad Católica de Chile

Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política


Instituto de Geografía

Terreno San José de Maipo: Nuevas formas de Inquilinaje

Integrantes: Felipe Acevedo, Benjamín Araneda, Benjamín Araya, Cristóbal Araya, Lucas
Blachet, Javier Jaramillo, José Penna, Gabriel Sánchez, Álvaro Manríquez y Felipe Vergara
Profesor: Martín Torres
Ayudante: Catalina Contreras
Curso: Geografía Rural (GEO302-1)

Lunes 27 de junio de 2022


Introducción
Este trabajo final busca identificar y abordar las nuevas formas de inquilinaje en
la comuna, y si también son sostenibles no solo para el desarrollo comunal, sino
también para los mismos trabajadores que se adaptan a las condiciones de vida
construidas por un espacio histórico en el que habitan. Es por lo anteriormente
mencionado que este trabajo tiene como objetivo principal identificar y abordar las
nuevas formas de inquilinaje y ruralidad en el Canelo, en el Cajón del Maipo, en la
comuna de San José de Maipo, resultantes de un contexto histórico desigual del cual
nace su ruralidad y como objetivo secundario analizar las espacialidades rurales y si
éstas son compatibles con el desarrollo sustentable que promueve el país.

La justificación para nuestro trabajo investigativo va más allá de un trabajo


universitario, ya que creemos que el tema seleccionado conlleva una relevancia social
con nuestro habitar y nuestro deber geográfico, en lo primero ya que existimos en un
mismo espacio de acciones y objetos, donde construimos relaciones interpersonales
donde desarrollamos nuestras vidas siguiendo nuestros propios deseo. Y en lo
segundo, ya que la geografía es un modo de pensar, responder y actuar ante las
adversidades que se nos presentan en el desarrollo global actual.

La comuna de San José de Maipo, ubicada en la Provincia de Cordillera, fue


fundada el 16 de julio de 1762 como Villa San José de Maipo con el objetivo de apoyar
las faenas ganaderas y mineras existentes en la comuna, por lo que la explotación de
los recursos naturales, específicamente la minería, que se consolida como la principal
actividad del sector ya a finales del siglo XIX, produciendo alrededor del 40% del cobre
del país, aunque el declive minero a comienzos del siglo XX y el auge de las
actividades energéticas debido al gran crecimiento de Santiago significó la construcción
de la planta hidroeléctrica de Maitenes entre los años 1918 y 1922 (Municipalidad de
San José de Maipo, s.f.). Actualmente el 70% de la población se concentra
principalmente en las áreas urbanas de la comuna, dedicándose principalmente al
turismo y comercio local (Centro de información de Recursos Naturales [CIREN], 2021),

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aunque también se mantiene el registro histórico de las haciendas y el trabajo agrícola
ganadero.

En consecuencia de los nuevos procesos de producción, diversificación y


adaptación de los circuitos económicos, además del marcado auge del turismo en la
comuna, los cimientos restantes del antiguo sistema hacendal tienden a camuflarse
dentro de las nuevas prácticas socioculturales. Si bien el poblado de San José de
Maipo es prácticamente el único pueblo de la comuna que presenta una estructura más
similar a un asentamiento urbano, gracias a la especialización en servicios y su
ubicación geográfica relativamente centrada al resto de los poblados, hace que cumpla
una función jerárquica y de mayor importancia dentro de la comuna (Municipalidad de
San José de Maipo, s.f.). De todas formas, una desaparición objetiva del sistema
hacendal no significa que las prácticas simbólicas y agrarias típicas dejen de existir.
Esto lo pudimos observar al visitar un antiguo fundo hacendal en el que conocimos a un
antiguo inquilino que sigue trabajando para un patrón, viviendo en un hogar que no le
pertenece y cultivando tierras que tampoco son suyas. Si bien estos neoinquilinos
ahora están bajo el amparo de la ley, las prácticas socioculturales se han reformado
para adaptarse a las nuevas circunstancias.

Sumado a lo anterior, nuestro trabajo se enmarca en la búsqueda de un


desarrollo sostenible, que se entiende como el resultado deseado de una situación de
sociedad donde las condiciones de vida y los recursos se utilizan para continuar
satisfaciendo las necesidades humanas sin socavar la integridad y la estabilidad del
sistema natural. También puede definirse como el desarrollo que satisface las
necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras
para satisfacer las suyas propias. (UNESCO, 2011). Sin embargo, para estandarizar las
buenas prácticas en Chile se debe fortalecer los derechos humanos, robustecer la
justicia ambiental y potenciar la política de Estado. La seguridad jurídica y la confianza
en las instituciones públicas son también importantes para llevar a cabo un desarrollo
sostenible. Al equilibrar estas las tres dimensiones de desarrollo se puede asegurar la
participación del público en todas las decisiones que lo afectan y estableciendo una

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nueva relación entre el Estado, el mercado y la sociedad, entendiendo que no puede
haber crecimiento a expensas del medio ambiente como también el medio ambiente no
puede gestionarse ignorando a la comunidad y la economía.

Marco Teórico
La técnica
Nuestro marco conceptual se enmarca principalmente en el libro La naturaleza
del espacio: técnica y tiempo, razón y emoción (2003) de Milton Santos en el que a
través de una nueva interpretación del espacio como el conjunto indisoluble de
sistemas de objetos y sistemas de acciones y que, gracias su condición técnica existen
e interactúan con el ser humano, desde los objetos naturales y los fabricados por
nuestra especie hasta las acciones realizadas en un lugar determinado, se puede
categorizar y analizar en su misma existencia como formas-contenido. La creación de
más formas de contenido a través de los procesos innovativos de la globalización
existen dentro de un permanente proceso de totalización, donde “los lugares, en cada
movimiento de la sociedad, se crean, y se recrean y renuevan” (Santos, 2003). El motor
del movimiento de la sociedad es la división del trabajo, “de transportar a los lugares un
nuevo contenido, un nuevo significado y un nuevo sentido” (Santos, 2003). Unido a
estas formas-contenido, a través de las acciones surgen los acontecimientos, concretos
y de un tiempo particular e histórico que lo establece. Estos acontecimientos son
estudiados y categorizados en función del conjunto de técnicas que conforman aquel
suceso. Aunque Santos (2003) también destaca la diferencia entre las técnicas
particulares analizadas en su individualidad y la técnica, que existe como una totalidad
que lo conforma, ya que como también menciona el autor: “el objeto técnico define al
mismo tiempo los actores y un espacio” (Santos, 2003).
Estudiado el espacio desde el Tercer Mundo, desde la base de la producción
social, las técnicas se distribuyen de manera desigual. Donde, en conjunto con técnicas
de diferentes períodos históricos forman nuevas existencias en algún lugar dado, y dan
a perpetuar en la realidad nuevas espacialidades. Analizaremos el lugar en detalle, una
situación determinada en todos sus aspectos. La aplicación de la técnica en nuestro
enfoque permitiría “identificar y clasificar los elementos que construyen tales

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situaciones” (Santos, 2003). En nuestro caso, como las nuevas formas de inquilinato
que analizaremos y categorizaremos más adelante que representan una nueva
espacialidad.
Las técnicas nos proveen un entendimiento preciso de la materialidad con la que
operan las sociedades humanas en su evolución. Esta pequeña investigación también
se enmarca en un materialismo donde “no existe sino Una Totalidad, que existe por sí
misma y es un soporte para todos los otros atributos” (Spinoza, 1930).

La Totalización en movimiento
Dentro de nuestro análisis también, al igual que Santos (2003), abordamos a
Sartre y su distinción entre totalidad y totalización, existiendo la primera como el
resultado y la segunda como el proceso de la totalidad:

La Totalidad está siempre en movimiento, en un incesante proceso de


totalización, nos dice Sartre. “Para nosotros, la verdad es algo que se
hace, tiene y tendrá que hacerse. Es una totalización que está siendo
totalizada continuamente. Hechos aislados no significan nada; no son ni
verdaderos ni falsos en tanto no son relacionados, por mediación de las
diferentes totalidades parciales, con la totalización en proceso” (Sartre,
1968). Así, toda totalidad es incompleta porque está siempre buscando
totalizarse. ¿No es eso lo que vemos en la ciudad, en el campo o en
cualquier otra área geográfica? Tal evolución retrata el movimiento
permanente que interesa al análisis geográfico: la totalización ya perfecta,
representada por el paisaje y por la configuración territorial, y la
totalización que está haciéndose, significada por lo que llamamos espacio.
(Santos, 2003, p. 100).

Individualización de la Totalidad: el lugar


El movimiento de la totalización singulariza la totalidad a través de las formas.
Cada individuo, o cada lugar es solamente un modo particular de la totalidad, una
manera de ser, de existir; y que se reproduce en el espacio del Todo y “solamente tiene
existencia real en relación al Todo” (Santos, 2003).

Lo real concreto es una acción

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Según Sartre, el ser es la existencia en potencia y la existencia es el ser en el
acto, la sociedad sería así el Ser y el espacio la Existencia. En este sentido y en
palabras de Santos, el espacio le permite a la sociedad global realizarse como
fenómeno. El espacio movimiento (en proceso de totalización) y en proceso de
interacción (acción) constante con la sociedad, constituye la propia existencia de
nuestras acciones.
Las renovaciones constantes de la totalización crea nuevos individuos y dota a
las cosas antiguas otra forma del contenido, denota Santos:

El todo solamente puede ser conocido a través del conocimiento de las partes y
las partes solo pueden ser conocidas a través del conocimiento del todo. Esas
dos verdades son, sin embargo, parciales. Para alcanzar la verdad total es
necesario reconocer el movimiento conjunto del todo y de las partes, por medio
del proceso de totalización. (Santos, 2003, p. 101).

La división social y diversificación del trabajo


Hoy, la información constituye el componente fundamental de la división del
trabajo, esto es globalmente. De igual forma, Santos dice:

Los recursos del mundo constituyen, juntos, una totalidad. Entendamos aquí por
recurso toda posibilidad, material o no, de acción ofrecida a los hombres
(individuos, empresas, instituciones). Recursos son cosas, naturales o
artificiales, relaciones compulsivas o espontáneas, ideas, sentimientos, valores.
A partir de la distribución de esos datos, los hombres van cambiándose a sí
mismos y a su entorno. Gracias a esa acción transformadora, siempre presente,
en cada momento los recursos son otros, es decir, se renuevan, creando otra
constelación de datos, otra totalidad (Santos, p. 111).

De la misma manera, los recursos de un país, como el nuestro, forman una


Totalidad única, y el valor de cada uno de los recursos dependen de su existencia en
conjunto con sus articulaciones geográficas, es decir, “de la significación conjunta que
todos y cada uno obtienen por el hecho de participar de un lugar” (Santos, 2003). Esto
último es esencial para nuestro estudio ya que existe una conexión local-global que
está arraigada a un contexto histórico de técnicas distribuidas de manera desigual,
aunque afortunadamente para la comuna de San José de Maipo, el gran curso de agua
y su embalse y la adyacente agricultura, además de la abundante extracción de

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recursos que formó los primeros cimientos de la comuna. La conexión local participa en
el lugar, mientras que la acción global lo hace en el espacio de manera desigual.
El lugar como nuestro objeto de estudio conlleva a una definición conjunta e
individual de cada uno respecto a las acciones que ocurren; no solamente del modo de
producción. Es por esto por lo que siguiendo a Santos, la formación socioespacial es lo
que constituye el instrumento adecuado para entender el contexto histórico y actual de
cada país, en el que “cada actividad es una manifestación del fenómeno social total”
(Santos, 2003).

La consiguiente distribución de actividades en la formación socioespacial y de la


distribución de la totalidad de recursos de un espacio es producto de la división del
trabajo impuesta. De igual forma, Santos plantea que aquel razonamiento también es
válido para los otros aspectos de la vida económica y social, ya que también están
encadenados a la división territorial del trabajo presente en un lugar. Semejante
división territorial articula una jerarquía entre lugares próximos y “redefine la capacidad
de actuar de las personas, de las empresas y de las instituciones según su disposición
espacial” (Santos, 2003); además de estar sobrepuestas por divisiones de trabajo
históricas anteriores, que de cierta manera condicionan un comportamiento espacial
diferente con otro lugar. En síntesis respecto al lugar, el trabajo es el conjunto de
aquellos trabajos individuales que deben ser identificados de manera particular y en
conjunto en determinado momento histórico. En la interpretación de la división social y
de la diversificación territorial del trabajo, se debe considerar los factores no técnicos y
no técnico-económicos que menciona Santos (2003), ya que también participan
activamente en la formación socioespacial.

Otro aspecto a considerar es la relación de los lugares con un tiempo del mundo,
que lidera la producción dominante y desarrollada, propia de medio técnico-científico-
informacional. Es por esto último que también se diferencian los lugares, ya que son
alcanzados de formas diversas por la técnica y durante diferentes tiempos del mundo,
formando una jerarquía y tiempos de los lugares (Santos, 2003).

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El tejido social como sistema técnico
Las relaciones de poder constituyen un punto de análisis interesante para
comprender las formas de inquilinaje y su evolución en el tiempo. La racionalidad de los
sujetos dada en estos espacios rurales, articulan un tejido técnico particular (con sus
propias reglas, marcos jurídicos y órdenes formales que regulan la existencia) al cual el
sujeto que le habita debe supeditarse para lograr la incorporación dentro del grupo
social (Santos, 2003) y la arquitectura organizacional de tal espacio, una organización
tendiente a la eficacia de la producción local, pero que a la vez, puede ser
descentralizada en términos de gestión de la misma producción (Sassen, 2003) . Esta
inclusión del sujeto en el tejido social, supone la realización e interiorización en el ser
de técnicas (o “acciones” para efectos comprensivos) que históricamente adoptaron
estos espacios y se fueron y siguen construyendo en el tiempo (presentándose casi
como condición), permitiendo así, lograr que el sujeto en sí mismo sea capaz de
adoptar acciones e intencionalidades concordantes al grupo social preexistente que
permitan el funcionamiento del propio espacio y la naturaleza social construida en el.
Reinterpretando los aportes teóricos de Santos (2003), las formas de inquilinaje
presentes en San José de Maipo, responden a situaciones reales construidas
históricamente, que admiten una construcción lógica, cuyo entendimiento debe verse
por la historia de su producción y el contexto histórico propio de la técnica y existencia
en aquel momento dado.
Las acciones/técnicas, constantemente se redefinen y evolucionan en función
del perfeccionamiento y funcionalidad propia de la técnica y los sistemas de objetos
presentes en el espacio tal como menciona Santos (2003). El desarrollo constante que
va teniendo la técnica, hace que esta misma se vaya complejizando, casi así, en una
continua innovación, en virtud de la mecanización y globalización existente en el
momento dado que permita esta evolución y transmisión casi universal de las técnicas,
trayendo consigo, una especialización del sujeto en cuanto al saber propio de la técnica
y la ejecución de la misma, garantizando así, el funcionamiento del “todo” de la técnica,
un “todo” más perfecto y funcional que a la vez responde a un “todo” mayor. Tal

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fenómeno queda representado en la continuidad del sistema de inquilinaje, que no
acabó, sino que innovó por tecnologías globales-locales tanto físicas como reformas
sociales y políticas, trayendo consigo un inquilinaje posmoderno ajustado al nuevo
contexto socio-espacial e histórico. Esta innovación, aporta un dato en el que se
renueva un modo de hacer, de organizar y entender la realidad, siguiendo con este
razonamiento; el inquilinaje como técnica, tanto organizacional y de producción; se
adecua a un dato nuevo dentro de ese momento histórico, dando como resultado, una
innovación del sistema de inquilinaje. En el caso Chileno, ese dato se materializó en la
transición de un viejo sistema agrario, a un capitalismo agrario moderno, con técnicas y
modos de hacer renovados y acoplados a un presente-pasado más actual al anterior
(Bellisario, 2012), el cual adquiere una nueva realidad y modo de llevarlas a cabo.

La transmisión del saber y la continuidad en la técnica del presente-pasado al


hoy
Michael Foucault, en su libro “Vigilar y castigar” (2002), permite comprender las
relaciones de poder articuladas dentro del círculo social, el cual a la vez constituye un
tejido técnico social, con sus propios requerimientos y condiciones (Santos, 2003). El
poder, constituye un ejercicio constante de saberes estratégicos productores de
realidades, permitiendo así una sistematización, una operación, según las
reinterpretación de Tirado y Mora (2002) de las ideas de Foucault. Las formas de
inquilinaje, históricamente basaron su funcionamiento en cuanto al valor de la “palabra”,
buena voluntad y las garantías (o realidades) que tal trato de “palabra” implicaba para
el sujeto que las aceptaba dentro de su imaginario (Bengoa, 2015). Tal aceptación es
productiva, porque el poder es productivo para quien lo ejerce, o más bien, para quien
teniendo el saber más conveniente puede usarlo y reproducirlo en un momento dado.
Foucault (2002) menciona que el poder produce dominios de objetos y rituales de
verdad, si relacionamos esto con las relaciones de inquilinaje, nos encontramos con un
ejemplo histórico que materializa tal condición, y no solo eso, sino también un ejemplo
contemporáneo, dado que las relaciones de inquilinaje siguen existiendo, pero con
técnicas y formas distintas a las pasadas, sin embargo, el contenido en esencia es el
mismo, el dominio consciente e inconsciente del proyecto de vida del inquilino. Tales

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formas cambiaron su contenido social, y por ende, han metamorfizado en pos de un
contenido que siga permitiendo la replicación y en el mejor de los casos, la
automatización de tal técnica y modelo social (Santos, 2000, donde el saber, ver, el
lenguaje, las jerarquías, valores, y estructuras que configuran tal ejercicio de poder
(que presenta el sistema de inquilinaje), son gobernados por ciertos códigos empíricos
bajo los cuales el sujeto vive y asume como reales, como verdad (Foucault, 2002),
porque el lenguaje crea realidades, y el espacio por medio de las acciones del sujeto
materializa aquellas realidades, que ya no responden esencialmente a la realidad
misma que el sujeto quisiese tener en su proyecto de vida, sino a un proyecto ajeno
mayor que saca provecho de un saber (siendo este caso el patrón), saber que acepta
el ser o más bien el inquilino dentro de ese sistema que históricamente, casi por
tradición familiar, ha asumido como natural y modo de vida.

Sustentabilidad y desarrollo
Como lo expone Brundtland (1987), el concepto del desarrollo sustentable se
consolida en las bases ecológicas, sociales y económicas, siendo estas tres la base
para alcanzar el cumplimiento efectivo del desarrollo. La base ecológica refiere a la
plena conservación de la naturaleza, cuya presencia se encuentra ajena a la del ser
humano (Foladori, 2002). Por otro lado, la sustentabilidad económica se enfoca en las
modificaciones en materias productivas, por unas más renovables, logrando alcanzar al
mismo tiempo un crecimiento económico factible. Y, por último, la sustentabilidad social
resulta necesario dividir su enfoque en función a su contexto. Por un lado, en los años
setentas, el enfoque social se centraba en las problemáticas de pobreza y en el
incremento de la población mundial. De esta manera, la pobreza y degradación
ambiental pasaron a formar un “círculo vicioso”, donde los pobres actúan tanto como
agentes como víctimas de la degradación ambiental (Fernández, 2007). Ya llegado los
noventas, el foco de la sustentabilidad se radicó en apuntar por una mejor calidad de
vida del ser humano, por sobre la conservación del medio ambiente y los recursos
naturales (Foladori, 2002).

Contexto histórico de la comuna de San José de Maipo

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Desde 1930 en adelante la producción agrícola en Chile comenzó a declinar,
principalmente a la “incapacidad del sistema hacendal para transformarse en un
moderno sistema agrario” (Bellisario, 2013), además de la posterior implementación de
las reformas agrarias entre los años 1965 y 1980, que terminó por erradicar
mayoritariamente el antiguo régimen hacendal que resultó en la agricultura exportadora
que tenemos hasta el día de hoy.

Bellisario (2013) concentra su estudio en la interrelación de la estructura


socioespacial del sistema hacendal y el patrón de desarrollo agrícola y cambio agrario
concentrado en la zona centro-sur del país, ya que este espacio geográfico abarca la
principal zona de la agricultura debido a la calidad de las tierras de regadío. Existe una
relación directa entre la propiedad de la tierra y el poder político (Corvalán, 1970;
Bengoa, 1988, como se citó en Bellisario, 2013). El contexto histórico de esto último se
remonta a inicios de la época colonial, donde una pequeña élite concentró las mejores
tierras para el uso agrícola, con mano de obra extremadamente barata: la población
indígena de la región. Por consiguiente, a mediados del siglo XX, el sistema hacendal
se caracterizaba por una similar concentración de las grandes propiedades y tierras en
manos de unos pocos terratenientes, acumulando más del 80% de la tierra de uso
agrícola. Sin embargo, también existían minifundios, que se ubicaban cerca de las
grandes haciendas, concentrando aproximadamente un 10% de las tierras agrícolas del
país. El sistema hacendal era jerárquico y coercitivo, mientras que las relaciones de
dependencia entre los inquilinos y campesinos con los hacendados le proporcionaban
el control absoluto de las interacciones económicas y sociales que ocurrían dentro de
las haciendas y de los campos agrícolas circundantes al patrón. Además, no solamente
controlaban a la población interna de las haciendas, sino también a la población
externa de los pueblos rurales aledaños. La concentración de la tierra y los recursos en
manos de unos pocos fue la principal causa del declive del sistema agrícola hacendal
chileno, ya que las haciendas de mayor potencial (mayores a 1000 hectáreas)
representaban tan solo el 2.2% total de las explotaciones a pesar de concentrar un
73% del total de la tierra agrícola, sumado a una extrema división de las pequeñas
propiedades agrícolas. En resumen, el 62% de las explotaciones se concentraba en los

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minifundios, que apenas significaba un 1.4% de la superficie de las tierras agrícolas, y
un 1.3% de las explotaciones estaba en manos de los latifundios de mayor tamaño,
reuniendo más de un 72.7% de la superficie agraria (Alaluf et al., 1969, como se citó en
Bellisario, 2013).

Ocurridos los procesos de reforma agraria, donde se les proveyó a los


campesinos tierras para su propia subsistencia y producción, los agricultores de mayor
tamaño que concentraban el capital compraron las parcelas de los campesinos
beneficiarios en las mejores zonas de la tierra fértil, para nuevamente “formar y
consolidar predios de tamaño mediano” (Bellisario, 2013), surgiendo así un capitalismo
agrario gracias a la nueva acumulación de tierras, en las cuales las mejoras
tecnológicas y nuevos mercados permitieron nuevas formas de inquilinaje, ya que “el
proceso de reforma agraria reestructuró radicalmente la organización espacial de la
propiedad agrícola del sistema hacendal” (Bellisario, 2013), eliminando los grandes e
ineficientes latifundios y reformando la producción agrícola, aunque la pobreza rural y la
creciente proletarización de los campesinos y sus familias siguen constituyendo uno de
los principales problemas del campo (Kay, 2002, como se citó en Bellisario, 2013).

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Metodología
Respecto a la metodología. Esta se llevó a cabo durante la etapa pre-terreno. Se
basó principalmente en una recolección de datos, la que tenía como objetivo principal
contextualizar nuestras mentes, acorde a los distintos casos con los que nos podríamos
encontrar durante la salida a terreno, los cuales podían variar según las experiencias y
vivencias de las personas entrevistadas, que en todos los casos son muy distintas, así
como también se podían diferenciar según la posición desde la cual viven, pues para
recolectar información en campo de manera más fructífera, se necesita objetividad, y
aquí es donde debíamos ser del todo cautelosos, ya que debíamos aprender a
objetivizar los relatos recopilados. Además de esto, y una vez comprendido lo anterior,
se elaboró una serie de preguntas las cuales se categorizaron de manera que cada una
buscaba ahondar en una arista de la vida de las personas entrevistadas, estas aristas
son: vivencias durante el periodo de infancia, cómo funcionaba la economía familiar, y
como eran las condiciones de trabajo dentro de su hacienda.

Una vez planificada esta parte teórica de la metodología, fue utilizada durante el
trabajo en terreno, el cual fue desarrollado el día 27 de mayo de 2022, en la comuna de
San José de Maipo, ubicado en la Región Metropolitana, aquí se visitó el hogar de Don
Gabriel, quien fue la persona encargada de relatarnos sus vivencias. A Don Gabriel se
le hicieron las preguntas que habían sido preparadas anteriormente en forma de
entrevista no estructurada, ya que de esta forma la información recopilada es más
fidedigna, espontánea y veraz, que es el tipo de información que se buscaba para la
investigación. Sumado a esta entrevista, durante la visita, integrantes de otros grupos
de investigación también realizaron preguntas hacia él, cuyas respuestas igualmente
fueron anotadas en la libreta de campo. Además, durante algunos momentos de la
visita, desarrollamos roles de observadores pasivos, en los que se observaron

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principalmente cosas como comportamientos de Don Gabriel, la forma en la que se
expresaba, como estaba desarrollado su hogar, como se desenvolvió él dentro de su
hogar, entre otras acciones.

Resultados
Respecto a los resultados obtenidos, en primer lugar realizamos una cartografía
(Mapa 1) del lugar visitado, un antiguo fundo ubicado en El Canelo en el Cajón del
Maipo (33°34'36.7" S, 70°26'22.4" W), a no más de 15 kilómetros de distancia de Plaza
Puente Alto, en el que se zonificaron las viviendas de inquilinos, el complejo turístico,
plantación arbórea y las tres detenciones que realizamos. La primera, al inicio del
recorrido donde pudimos entrevistar y conversar junto con don Gabriel. La segunda
cuando nos detuvimos en la casa patronal y por último cuando nos desviamos un
pequeño momento del grupo donde pudimos observar la información sobre la flora y
fauna del sector, destacando la vizcacha, llaca, zorro culpeo, tucúquere, fíofío, cururo,
águila mora, corontillo, flor de gallo, lengua de loro, azulillo, entre otras especies.

Mapa 1: visita en terreno: El Canelo, Cajón del Maipo.

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Fuente: elaboración propia a través de ArcGis, 2022.

Su vida actual
Nuestra principal fuente de información la obtuvimos en el lugar de estudio,
donde conocimos a don Gabriel, que vive hace 35 años en este antiguo fundo y
trabajando desde los 25 con su padre, que ya ha fallecido. Gracias a las breves
preguntas que habíamos preparado con antelación, sumado a preguntas realizadas por
nuestros compañeros de clase en una pequeña entrevista en su hogar y lugar de
trabajo, fue posible obtener información relevante respecto a las prácticas
socioculturales realizadas por don Gabriel, aunque también es importante distinguir que
su rutina diaria, formas de trabajo y formas de vida dista bastante en comparación con
la época colonial, cercano a inicios del siglo XIX, dicho según sus propias palabras.

Según Morales (2009), con la constitución de la tierra como capital económico


limitado y valorado se estableció un nuevo tipo de inquilinaje, mayoritariamente
compuesto por la creciente población mestiza en la época colonial y que permitía a las
familias mestizas a establecerse en tierras que no le pertenecían, pudiendo así formar
una pequeña familia y comenzar un pequeño sistema de producción-consumo de
pequeño nivel. De producción-consumo ya que el aumento de las horas laborales no
les permitió autodesarrollarse, transformándolos “progresivamente en siervos de la
economía hacendal” (Morales, 2009, p. 110). Aunque esto no pasaba siempre, ya que
la buena voluntad del patrón, la confianza construida durante años con este, permitía
reducir la carga laboral y enfocarse en el autodesarrollo familiar y económico. Esto
último puede asimilarse a la condición actual de don Gabriel, donde ya no existe una
producción hacendal, sino que la producción es por rendimiento y cada uno ve cuando
trabaja, no existiendo así una constante rigidez laboral que ejerce una latente presión
mental en los hacendados, creando así también un vínculo con el lugar, con la tierra
donde viven y donde también trabajan. Sin embargo, a pesar de estas garantías, y de
las construidas a inicios de este siglo y finales del siglo XX y contando también la Ley
de sindicalización campesina de 1967 promulgada por el presidente Eduardo Frei
Montalva, donde el establecimiento de un sueldo concreto y la regularización de sus

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derechos le permitieron también arraigarse aún más a su lugar actual, el sueldo que
reciben no es muy alto. Esto es debido a que no se les cobra el arriendo por vivir en
sus propias casas. Si bien esto último suena contradictorio, ya que son casas
construidas por ellos, por sus padres y abuelos, no les pertenecen realmente, ya que el
lugar donde viven les pertenece a los nietos del antiguo patrón. Los hijos de inquilinos
accedían a una vivienda cuando se desocupaba algún trabajo o cuando reemplaza al
progenitor en el cargo, esto es, cuando falleciera. Esto último ocurrió con don Gabriel,
ya que “heredó” la casa de su padre y pasó a ser suya, hasta que pase a su hijo, o
quién sabe qué decidirán los próximos propietarios que hereden esta antigua hacienda,
o si decidan venderla o algo similar. De todas formas, en palabras de don Gabriel, se
vive más tranquilo y con menos preocupaciones; además cuentan con una o dos
hectáreas de cultivo propio, por lo que principalmente las cosechas que se realizan al
día de hoy son para las familias que viven en este lugar y que trabajan como parcelas
de agrado, vendiendo también lo que producen en ferias y comercios locales. Un buen
ejemplo de esto son las ferias libres que se realizan no muy lejos de donde vive, en la
comuna de Puente Alto, donde la feria adquiere el nombre de donde se ubica.

Respecto a la residencia de Gabriel y su esposa es de un piso pero con un


tamaño adecuado, ya que según nuestras mediciones realizadas a través de Google
Earth (Ver Tabla 1) estimaron un área de 107 m²; esto es sin contar el área externa a la
estructura del hogar, donde había espacio para estacionar sus vehículos propios,
espacio para patio y zonas de trabajo propias, además de un corral con animales
propios, tales como gallinas, gansos, ovejas, cerdos y cabras. En comparación con la
casa patronal, que también es de un piso, se estimó un área mayor a 300 m², tres
veces mayor que donde vive don Gabriel.

Aunque lo anteriormente mencionado varía según cada Hacienda, ya que


existen políticas distintas por patrón en relación interpersonal con los hacendados. Por
ejemplo, don Gabriel construye casas en las tierras adyacentes en su horario aparte,
generando así otros ingresos externos. No obstante, según las mediciones realizadas
en de las otras casas en el lugar, el tamaño (de un piso) de los hogares es de

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aproximadamente 150 m², tamaño suficiente para una vida tranquila y digna. Aunque
recordemos que esto puede variar en cada fundo. Existen registros históricos de cómo
eran las viviendas y de cómo se constituían. Normalmente las casas son en su mayoría
de adobe, de dos, tres o cuatro piezas y con la cocina afuera, “lo que permitió
desarrollar un tipo de sociabilidad familiar ligado a los momentos de las comidas”
(Valdés, et al., 1995, pp. 39-41). Esto último era así para don Gabriel y su familia, ya
que vimos un horno de barro (o ladrillo) en su zona de trabajo y probablemente supera
el metro y medio de alto. Sin embargo, había una o dos casas construidas con
revestimiento siding, un material bastante estable para la construcción de viviendas.
También se estima que fueron construidas durante la última década, debido al estilo
arquitectónico y los materiales de construcción empleados.

Tabla 1: Área de las viviendas en el lugar.

Casa patronal ~ 309 m²

Casa de don Gabriel ~ 107 m²

Casa 2 ~ 76 m²

Casa 3 ~ 197 m²

Casa 4 ~ 141 m²

Casa 5 ~ 223 m²

Casa 6 ~ 130 m²

Casa 7 ~ 178 m²
Fuente: elaboración propia con datos provistos por Google Earth, 2022.

La nueva ruralidad
Las nuevas formas socioculturales y de producción redefinen la ruralidad. Las
antiguas y extensas haciendas se han reconfigurado para adaptarse a las nuevas
necesidades de nuestro país extensamente centralizado. Afortunadamente, la
proximidad del Cajón del Maipo con respecto a Santiago es poca, por lo que las
prácticas como el turismo y producción a pequeña escala han aumentado. Según los
datos provistos por CIREN (2021), los principales rubros económicos de la comuna

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fueron Intermediación Financiera, Comercio al por Mayor y Menor, Reparación de
Vehículos y Enseres y Hoteles y Restaurantes, por lo que la reestructuración del uso de
tierras es aparente para adaptarse a las nuevas necesidades económicas de la
comuna. Esto se puede apreciar en el Mapa 1 donde el complejo turístico de los nietos
del antiguo dueño del fundo lo manejan. Con respecto a las nuevas formas de
producción, el sistema agrario se ha limitado, y actualmente el funcionamiento
productivo primario del lugar estudiado es el talaje. El talaje es la acción de pastar el
ganado en el campo o en potreros. En nuestro caso de estudio, suben a los animales
hacia la precordillera en verano y descienden cuando comienza el invierno. Esta
práctica es realizada normalmente a caballo.
Otra de las diferencias encontradas es el autodesarrollo que tienen los inquilinos
en la hacienda, ya que según don Gabriel la mayoría de los patrones viven fuera de los
fundos, principalmente en Santiago y Chillán.

Herencia de un sistema patriarcal e inmigración


El registro sociohistórico de un sistema jerárquico y desigual donde cada lugar,
cada fundo, se regía bajo sus propias leyes. Registros quedan. El machismo latente en
la comuna es un hecho, y en palabras de don Gabriel los chilenos son los más
machistas, seguido por los colombianos y en menor cantidad por haitianos. Siguiendo
esta línea también nos contaba que cuando el patrón volvía al fundo a revisar todo,
obligaban a las señoras a que les sirviera en las casa patronal, cumpliendo así parte
del servicio que provee el inquilino. Sin embargo, esta práctica ya casi no se realiza.
También, la violencia intrafamiliar se ha mantenido, donde el hombre es el que manda
en el conjunto familiar. Esto último se relaciona con la inmigración, ya que los coyotes,
personas a que se les paga por ayudarte a migrar, abandonan a los migrantes en el
cajón, arraigándolos de cierta manera al lugar donde se encuentran, ya que tampoco
tienen otra opción. Es por esto que don Gabriel nos mencionaba que existen redes de
apoyo familiar en la comuna, al igual que en Pirque, donde predominan colombianos y
venezolanos, que se arraigan a la comuna y en las cercanías de esta. La violencia
intrafamiliar también existe entre las familias de inmigrantes, donde en ocasiones los
hombres dejan embarazadas a sus parejas y las abandonan. Esto último no se ha

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regularizado y se debe abordar desde dimensiones que incorporen las nuevas formas
de ruralidad y formaciones socioespaciales.

Conclusiones
La comuna de San José del Maipo aporta al desarrollo sostenible local porque
sus instalaciones se involucran económica, social y ambientalmente con las
comunidades aledañas, las cuales son influidas por factores políticos y culturales. En
donde la economía del sector es viable con el medio y este es soportable con las
comunidades que lo rodean. Las nuevas formas de inquilinaje se pueden caracterizar
por adoptar los servicios ecosistémicos del bosque esclerófilo y estepa alto andina
hacia la sociedad, el turismo local que es respetuoso con el ambiente que encaja
dentro del concepto de turismo sustentable, y el manejo de este dentro del área local y
su conservación de la biodiversidad biológica y cultural hacen que estas nuevas formas
de inquilinaje tomen un enfoque sostenible en donde se produce una distribución
relativamente equitativa de los beneficios, esto quiere decir que en la comuna de San
José del Maipo tiene indicios de estar avanzando hacia un modelo sostenible en donde
la economía, el medio ambiente y la sociedad toman un rol protagónico en la toma de
decisiones a corto y largo plazo. Sin embargo, esto no se ve reflejado del todo en la
realidad local, ya que gran parte de la población vive en condición de inquilinos o como
okupas según el gobierno, ya que en San José de Maipo también visitamos a una
señora que heredó la propiedad de su padre, pero que realmente pertenecía a tierras
fiscales, por lo que la regularización de la vivienda digna tampoco es segura en la
comuna.
Como geógrafos, la existencia de don Gabriel es relevante para nosotros.
Creemos que la relación urbano-rural es directa. Es decir, no hay desarrollo sin el otro.
Se es parte de un desarrollo local-global basado en la interacción real y física entre
personas, mientras que el mundo globalizado vive optimizando el tiempo y sintetizando
la producción para la maximización de beneficios. La explotación del medio solo
conlleva a la erradicación de la multiculturalidad de los nuevos lugares, a la
materialización y optimización del espacio que resulta en la desaparición de rostros
como el de don Gabriel, llenos de vida pero adaptados a las condiciones históricas

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existentes. La incorporación de lo rural no solamente involucra a la producción y el
sistema económico, sino también a las formas de vida que coexisten en determinado
lugar.

Comentarios:
Chiquillos, sinceramente no tengo correcciones que hacerles, es un trabajo que
tiene lo que uno quisiera leer, la introducción es perfecta, tiene todo lo necesario,
posteriormente la discusión teórica es fantástica, la exposición de los resultados,
todo esta bien elaborado.
Nota. 7.0

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