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Facultad de Historia, Geografía y Ciencias Políticas

Instituto de Geografía

Planificación territorial y el mercado del suelo.


Relación entre el valor del suelo en la formación de la
periferia santiaguina desde las teorías de localización

Curso: Geografía Económica GEO209-1

Profesor: Johannes Rehner

Ayudante: Laura Del Pilar Gómez Opazo

Estudiante: Javier Jaramillo

Santiago de Chile, 2021


Índice

1.Introducción……………………………………………………………………………...3

2. Objetivos………………………………………………………………………………....4

3. Desarrollo………………………………………………………………………………..4

3.1 Políticas sociales y económicas realizadas en el régimen militar. Las nuevas formas de
ordenamiento territorial y el mercado del suelo………………………………………...….5

3.2 Efectos de las políticas de expansión urbana de 1979 en la valoración del suelo………6

3.3 La construcción de la periferia Santiaguina……………………………………………11

4.Relaciones con las teorías de localización desde la Geografía económica, respecto a la


formación de la ciudad de Santiago y su periferia..…………………………………….15

5. Propuestas y soluciones a las problemáticas que trajo consigo el modelo neoliberal en


la consolidación de la ciudad de
Santiago……………………………………………………………………………………………19

6. Conclusiones……………………………………………………………………………20

7. Bibliografía……………………………………………………………………………...21

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1. Introducción

Uno de los primeros antecedentes que se tiene registro del establecimiento del modelo
centro-periferia, fue el llevado a cabo en la ciudad de Santiago, capital de Chile, lo cual
extendió los límites de la ciudad hacia horizontes nunca antes vistos, todo esto realizado bajo
el seno dictadura militar desde 1973 (Larraín, 2000), y profundizado hasta finales de su
periodo y el triunfo del “No” (1990), lo que significó el rechazo a la figura de Augusto
Pinochet y su perpetuación en el poder como figura presidencial (Memoria Chilena, s.f).
Durante este periodo, bajo el amparo del régimen militar, Chile se transformó en el génesis
del proyecto neoliberal, lo cual significó un nuevo camino político y económico hegemónico,
que actúo como matriz reguladora (Zizek, 2013) de la configuración de la ciudad y de las
relaciones sociales y de poder dadas en ella (Hidalgo, 2016).

Según Bustos (2019) el proceso de neoliberizacion dado en Chile, principalmente en las


centralidades de Santiago, posterior a su institucionalización e implementación, con la
aprobación de la constitución de 1980 (que la sustentó jurídico-institucionalmente y dejó al
Estado como un mero ente vigía de las reglas y juegos del mercado), presentó nuevos
desafíos para los estudios urbanos y la planificación territorial. Las preocupaciones ahora
estaban en como brindar nuevas modalidades de formas urbanas e infraestructura
organizacional para la realización de los negocios, la industria y la gestión de los mercados,
algo que Sassen (2003) también desarrolla en su artículo “Localizando ciudades en circuitos
globales” [Cursivas propias], explicando cómo desde los inicios de la Globalización y auge
del libre mercado, los sistemas “Inter-estado”, dejaron de proveer el marco organizativo de
las ciudades, en pos de este nuevo ente dominante; el capitalismo, siendo aquí, la
planificación urbana clave como instrumento de armonización y gestión de la localización de
las industrias y mano de obra en el caso chileno, donde su rol quedó fuertemente anclado a un
urbanismo funcionalista focalizado en facilitar las condiciones para la inversión inmobiliaria,
por medio de una hegemonía financiero-inmobiliaria, con el objetivo de explotar la
potencialidad del espacio para formar y realizar plusvalía (Marazzi, 1998).

Lo último mencionado, resulta sustancial en la comprensión de la configuración de


Santiago y la formación de la periferia Santiaguina, dado que fueron estos mismos procesos
los que accionaron como ramificaciones del neoliberalismo, que gatillaron en políticas
públicas condicionadas por un capitalismo contemporáneo, donde el mercado del suelo pasó
a convertirse en la materia prima de la producción inmobiliaria (Santana, 2019) y
complementariamente, como elemento central de la acumulación y producción de plusvalía,

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supeditada a la multiplicación y convergencia de las fuerzas productivas en el espacio
(Lefebvre, 2014) tendientes a la aglomeración de bienes y servicios.

En base a lo dicho anteriormente, es que el presente trabajo abordará las políticas socio-
territoriales, sus efectos en la planificación territorial y el mercado de suelo, respecto a la
formación de la periferia Santiaguina. Siendo clave lo que significó la implementación del
neoliberalismo y sus efectos en las ciudades y la forma en la cual fueron articulándose, donde
el valor del suelo y el mercado, pasaron a materializar cambios y nuevas pautas de desarrollo
urbano en la producción del espacio. Todo esto para su entendimiento, se abordará desde
diversas perspectivas y teorías de localización en lo que se refiere a la distribución y
localización de la periferia de Santiago.

2. Objetivos

Objetivo general:

- Conocer los efectos que tuvo la implementación del neoliberalismo en la planificación


territorial y el mercado del suelo, en relación al valor del mismo y sus efectos en la
formación de la periferia santiaguina desde las teorías de localización.

Objetivos específicos:

- Comprender las principales políticas económicas y sociales realizadas por el régimen


militar, comprendido en el periodo de 1973-1990, en las nuevas formas de
ordenamiento territorial y mercado del suelo
- Identificar los efectos de las políticas de expansión urbana en la valoración del suelo
- Interpretar y explicar la formación de la periferia santiaguina desde las teorías de
localización en relación a la nueva valorización de suelo. .

3. Desarrollo
3.1 Políticas sociales y económicas realizadas en el régimen militar. Las nuevas
formas de ordenamiento territorial y el mercado del suelo

La dictadura militar, de la mano el proyecto neoliberal liderado por los “Chicago Boys”,
mentores intelectuales de su formalización en Chile, trajo consigo un nuevo camino
económico y de desarrollo, contando con profundas modificaciones del sistema político-

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económico del país, ad portas de la instauración de un modelo económico de libre mercado
(Delano; Traslaviña, 1989), impulsando al Estado el limitado rol de Subsidiariedad en
materias sociales. Desde fines de la década del 70´, el régimen militar emprendió reformas
económicas profundas que en un corto plazo, tuvieron un largo alcance. La privatización y
liberalización de los mercados urbanos formaron parte fundamental de dichas reformas
(Sabatini, 2000). Durante este periodo, uno de los cambios más significativos en la estructura
espacial de la ciudad de Santiago, fue la extensión de los límites urbanos y la expansión de la
ciudad (Hidalgo, 2005), aplicada en 1979, donde una extensa área geográfica que incluía
Santiago, fue demarcada y dividida en tres categorías:

(1) Área urbanizada: la ciudad existente (38 mil hectáreas)


(2) Áreas de expansión urbana: 64 mil hectáreas potenciales para usos de suelo de
carácter urbano
(3) Áreas restringida al crecimiento urbano: consideraciones ambientales condicionantes

Santiago en 1960 Expansión de Santiago 1981 y 1985

Figura 1: “Límite urbano en Santiago 1960”. Figura 2: “Expansión del límite urbano 1979”
Fuente: Peterman (S.f) Fuente: Peterman (S.f)

Con la expansión del límite urbano, la periferia progresivamente se fue configurando,


hasta asumir distancias cada vez más elevadas respecto a la ciudad y su centralidad, dado los
bajos costos que tenían aquellos suelos, permitiendo otorgarlos como soluciones viables para

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el sueño de la casa propia para las clases bajas y estratos medios. Es evidente que la
expansión del límite urbano significó la inclusión de nuevas áreas circundantes a la gran
metrópolis como se aprecia en la figura 2 (correspondiente al límite urbano la línea negra),
pero, esta reestructuración urbana fue una estrategia gentrificadora y de expulsión de
personas, para una nueva revalorización positiva del suelo, donde las centralidades pasaron a
constituirse como “objetos de deseo” para la inversión del capital inmobiliario (Hidalgo,
2005). Políticas y medidas complementarias a lo que se refiere en la formación de este
modelo centro-periferia de la ciudad de Santiago durante este periodo, fue la eliminación de
impuestos y regulaciones que afectaban el mercado del suelo y urbano; como el impuesto a la
tenencia de sitios eriazos, el impuesto a la transacción de propiedades, y la eliminación de la
prohibición de construir departamentos con un solo dormitorio. Otra política clave, que
exacerbó aún más este modelo segregador centro-periferia, fue la erradicación de
asentamientos informales ubicados en las centralidades de las áreas de altos ingresos (sean en
este periodo, barrios como República y Santiago Centro), buscando limpiar socialmente estas
áreas, con el fin de remover obstáculos que impedían el desarrollo de los mercados
inmobiliarios y “resguardar” la categoría social de los residentes con los precios potenciales
del suelo (Sabatini, 2000). Todo lo mencionado anteriormente no fue el final, sino lo que
ahora terminó por “ponerle la guinda a la torta”, fue la definición en 1981 del criterio de
“homogeneidad social”, donde de los 17 municipios existentes, fueron subdivididos en 34.
De esta forma, fue reforzada la segregación social del espacio por parte del régimen, y sus
esfuerzos por ordenar la ciudad, siendo este ordenamiento un prerrequisito para la entrada de
un fuerte sector privado, que esperaba con ansias la promoción inmobiliaria (López y
Rodríguez, 2010).

En este apartado pudimos identificar las principales políticas relacionadas al ordenamiento


territorial, y aproximaciones a lo que fueron su aplicación en la conversión del suelo a
mercancía y su nueva valorización en términos monetarios, idea la cual abordaremos en el
siguiente punto.

3.2 Efectos de las políticas de expansión urbana de 1979 en la valoración del suelo
La aplicación de todas las políticas neoliberales mencionadas anteriormente, crearon el
escenario propicio para la entrada de lleno de las industrias inmobiliarias y las de otro tipo de
servicios, como edificios, infraestructura y equipamiento en las centralidades, la cual se
posicionó como la base central de la acumulación capitalista durante este periodo y los
gobiernos siguientes (López y Rodríguez, 2010). Estas medidas dieron lugar a una nueva
revalorización del suelo, que fue en constante crecimiento, llegando cada vez a cifras
mayores, lo que agudizó aún más la situación que enfrentaban los planificadores urbanos,
sean estas, la creación políticas efectivas de vivienda social o soluciones habitacionales para
las personas de clases bajas/media, donde como resumen, terminaron siendo ineficientes ante

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la primacía del mercado como entidad organizacional dominante del espacio y el nulo efecto
que tenía el Estado en poder interferir (Hidalgo, 2005).

Este conjunto de políticas, que componían parte del proyecto fundamental del gobierno
hacia la liberalización, se amparó bajo tres principios, según los datos obtenidos de Minvu
(1981), obtenidos por Sabatini (2000):

- El suelo urbano no es un recurso escaso : su consideración de “escaso”, como se


definió en 1979, es consecuencia de la falta de normas técnicas y legales con que se
pretendía guiar el desarrollo urbano
- Los mercados son los mejores asignadores de tierra entre los distintos usos : tanto en
términos públicos como privados. El límite urbano debía ser entendido como una
frontera económica, donde la competencia entre la demanda por usos de suelo rural y
usos de suelo urbano alcanzan un precio de equilibrio “justo”
- El uso del suelo debe regirse por disposiciones flexibles, definidas por los
requerimientos del mercado: donde el uso que tengan los mercados en el uso de suelo
urbano, permiten definir el crecimiento y avances, en términos de maximización de la
rentabilidad social y la cantidad de terreno que se requerirá para el desarrollo de
actividades urbanas y crecimiento territorial-

Como podemos ver, desde la vigencia de las políticas de ordenamiento territorial


efectuadas por el régimen, los precios del suelo y cantidad ofertada fueron al alza
persistentemente desde 1979, donde es probable que la adopción de las medidas de
liberalización del suelo y expansión urbana, tales como; la conversión del suelo rural a
urbano, la eliminación de impuestos, la erradicación de asentamientos precarios, la
subdivisión de municipios; impactaran en los precios del suelo ofertado y volúmenes de
transacciones desde 1979 (Véase Figura 3 y 4 ). Paralelamente, a una escala local, referida a
las comunas, estas también tuvieron un aumento en el precio del suelo y de cantidad ofertada
desde los registros de 1981 según datos de Trivelli (1990), pero con la distinción de que las
comunas más periféricas como Maipú, La florida, tuvieron una leve alza si las comparamos
con comunas como La Reina, Providencia, Ñuñoa y Santiago, donde su precio fue en algunos
casos duplicados.(Ver figura 5-11), para su mayor comprensión, veremos los casos puntuales
de La florida, Maipú, Santiago y Providencia.

Precios del suelo y cantidad ofertada en Santiago 1982-1999


En base a los datos que podemos observar en la figura 2 y 3, podemos interpretar que
las políticas de liberalización, tuvieron un efecto directo en la valorización histórica del suelo
según los registros de 1982 hacia el 1999, iniciando con un precio del suelo de 0,54 (UF/m2)

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en 1982, para terminar en 1999 con una cifra cercana a 12 veces aproximadamente el valor
inicial, siendo esta de un 6,40 (UF/m2)

Figura
3: “Precio del suelo y cantidad ofertada, Santiago 1982-1999”.
Fuente: Boletín Mercado del Suelo Urbano Área Metropolitana de Santiago. Pablo Trivelli y Cía. (S.f).

Figura 4: “Precio del suelo y cantidad ofertada, Santiago 1982-1999”.


Fuente: Boletín Mercado del Suelo Urbano Área Metropolitana de Santiago. Pablo Trivelli y Cía. (S.f)

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Precios del suelo en comunas periféricas, casos ejemplares: La florida y Maipú

Referido al caso de La Florida, esta comuna no tuvo un aumento significativo en los


precios del suelo, las principales variaciones estuvieron en la cantidad de lotes por metro
cuadrado como se puede apreciar. Respecto a la cantidad ofertada de suelo en esta comuna,
las disponibilidades de terrenos son mucho mayor a zonas concéntricas, como podemos
comparar con el caso de Providencia. Pasa casi lo mismo con la comuna de Maipú, pero, con
la diferencia de que desde julio de 1981, hay una caída significativa, la cual se asocia a la
crisis de 1981, donde el PGB cayó un 13,4% y provocó grandes cambios en la demanda por
la tierra.

Figura 5: “Precio del suelo y cantidad ofertada, La Florida 1980-1981”.


Fuente: Boletín Mercado del Suelo Urbano Área Metropolitana de Santiago. Pablo Trivelli y Cía. (S.f).

Fig
ura 6: “Precio del suelo y cantidad ofertada, Maipú 1980-1981”.
Fuente: Boletín Mercado del Suelo Urbano Área Metropolitana de Santiago. Pablo Trivelli y Cía. (S.f).

Precios del suelo de comunas centrales: casos ejemplares municipio de Santiago,


Providencia
Las áreas centrales como Santiago y Providencia tuvieron un aumento importante en los
precios del suelo y cantidad de oferta como se puede apreciar. Las causas principales se les
asocia que fueron en estas zonas, donde se llevó a cabo principalmente las políticas de
erradicación de campamentos bajo la meta del régimen militar de ordenar el espacio, donde el

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precio del suelo tendió al alza dada nuevas revalorizaciones al momento de desplazar a estos
asentamientos.

Fig
ura 7: “Precio del suelo y cantidad ofertada, Santiago 1980-1981”.
Fuente: Boletín Mercado del Suelo Urbano Área Metropolitana de Santiago. Pablo Trivelli y Cía. (S.f).

Figura 8: “Precio del suelo y cantidad ofertada, Providencia 1980-1981”.


Fuente: Boletín Mercado del Suelo Urbano Área Metropolitana de Santiago. Pablo Trivelli y Cía. (S.f).

Como podemos ver, estos casos vistos anteriormente evidencian cambios abruptos en
esta nueva valorización del suelo como forma de captura y reproducción de plusvalías
urbanas, liderada por el mercado como nueva institucionalidad espacial (Peterson, 2019).
Estas nueva lógica de ordenamiento socio-territorial profundizó en la relación entre el valor
del suelo y la formación de la periferia santiaguina, donde se tendió aglomerar a las clases
populares en sectores lejanos a la ciudad, dejándoles estos sitios como una única opción
viable para poder acceder a ella, dado sus bajos costos en términos del precio del suelo. Fue
así, que en la medida en que las centralidades asumieron un rol más ligado al comercio, las
periferias se transformaron en sitios de una nueva tipología de la expansión urbana, el lugar
preferente para los suburbios y viviendas.

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3.3 La construcción de la periferia Santiaguina

Desde la instauración de las políticas neoliberales, pudimos ver cambios que repercutieron
en todas las dimensiones de nuestro país. Los efectos de la expansión del límite urbano,
comprendido de otra arista, significó no solo una alza en los valores del precio del suelo, sino
también emprendió en la fragmentación del espacio social de Santiago. La mayor
disponibilidad de uso de suelo no implicó un menor valor, sino que ocurrió todo lo contrario,
este aumentó debido a los procesos especulativos generados en los territorios ofertados
(Sabatini, 2000). Tal ampliación, se tradujo en la acumulación de una gran cantidad de
viviendas sociales en comunas que ofertaban suelos con un menor valor, y que como
mencionamos anteriormente, se vieron vistas como territorios preferentes para la
especialización de proyectos habitacionales, condicionado por el mercado e impulsado por el
Estado en comunas como Maipú, La Florida, Puente Alto, Lampa, entre otros. La
localización de estos suelos, estuvieron distantes a la ciudad, con carencias de servicios y
equipamientos. Los nuevos habitantes de estas zonas, tuvieron que emprender travesías para
poder acceder a sus lugares de trabajo, servicios básicos (como educación y salud), entre
otros. Esta situación, potenció la marginalidad y exclusión de las familias que se asentaron en
estos sitios y/o que fueron desplazadas de las centralidades de las ciudades hacia territorios
donde resultaban ser más “Homogéneos” para criterios del gran mercado y sus necesidades,
llegando a ser entre 1979 y 1986 erradicadas cerca de 28.500 familias de la capital hacia
municipios de las periferias de las ciudad (Molina, 1985). Llegados a este punto, las
soluciones habitacionales para las personas desplazadas y con necesidad de vivienda durante
el régimen militar, fue la otorgación de una “Vivienda Básica”, que apenas cumplía con los
estándares mínimos (un baño, cocina, sala de estar y tres o dos dormitorios). Esta política
habitacional fue lo que se transformó en la base de políticas estatales de viviendas sociales
llevadas a cabo durante los noventa, articulando una periferia con un paisaje urbano bien
característico y definido (Hidalgo, 1997). La masificación de esta política habitacional, se
sustentó en el valor del suelo, la maximización de utilidades y la reducción de costos, siendo
la periferia, el escenario ideal. Este criterio como elemento clave en lo que fue el desarrollo
urbano durante la época de los noventa, marcó aún más la segregación de los pobres en un
modo progresivo en el tiempo y espacio (Hidalgo, 2007) y la radicalidad y crudeza según
Trivelli (1990) del modelo económico de libre mercado como principal gestor del desarrollo
urbano, corroborado con el ajuste de la Política Nacional de Desarrollo urbano (Vicuña,
2013)

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La relación entre el pecio/costo del suelo urbano ofrecido, fueron dos factores que sentaron a
la periferia como el espacio ideal para las políticas de viviendas sociales en la comuna del
Gran Santiago desde 1979 hasta los períodos siguientes, donde se aprecia una gran cantidad
de suelo urbano ofrecido en estos sectores (Ver figura 9)

Figura 9: “Suelo urbano ofrecido según zonas- 2° trimestre 1987”


Fuente: Contretas, 2014

En el siguiente cuadro (Ver figura 10), podemos ver, el número de viviendas sociales
construidas en las comunas del gran Santiago, donde las comunas más lejanas a las
centralidades son las preferentes, indicando un claro ejemplo de un patrón segregador hacia
los confines de la ciudad desde 1978, perpetrado por los gobiernos de los 90, hasta el 2002.
Donde podemos ver que los municipios predilectos para la realización de estas políticas de
vivienda social de su 100% solo el 80,74% lo representan sectores periféricos; Puente alto
concentró el 15,58%, La Pintana 11,54%, San Bernardo 9,11%, La Florida (8,07%), Maipú
(6,89%), Pudahuel (6,11%), Renca (5,83%), El Bosque (5,40%), Peñalolén (4,60), Quilicura
(4,02) y La Granja (3,59%), según datos en base a Memorias anuales del Ministerio de
Vivienda y Urbanismo (MINVU) y Direcciones de Obras Municipales recopilados por
Hidalgo (2007). Adicionalmente, podemos observar en la figura 10, que la cantidad de
viviendas sociales disminuyó considerablemente entre el periodo de 1984 y 2002, pasando de
64.804 viviendas construidas en 1984 y 1989 a 37.369 en el lapso de 1996-2002. Esto último
puede explicarse de cierta forma porque logró ser una solución efectiva al problema
residencial, cubriendo parte de la demanda y por ello, una disminución progresiva de la
construcción de viviendas. Aquí ya podemos graficar, lo que fue la formación de la periferia

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Santiaguina y los efectos de los precios del suelo como elemento decisivo en el desarrollo de
la estructura urbana.

Figura 10: “Viviendas sociales construidas en las comunas del Gran Santiago 1979-2002”
Fuente: Hidalgo (2007), en base a Memorias Anuales del Ministerio de Vivienda y Urbanismo y
Direcciones de Obras Municipales

En la siguiente cartografía, podemos evidenciar la localización de los conjuntos de vivienda


desde 1979 hasta 1990, donde como mencionamos anteriormente, las agrupaciones
residenciales se emplazaron en las áreas más lejanas de la ciudad, configurando viviendas
asociadas a verdaderos ghettos, por la insuficiencia de áreas verdes, carencia de conectividad
en sus calles respectos a los sectores laborales, ,y precariedad de equipamientos, como salud,
educación y seguridad. Cabe destacar que las centralidades permanecieron casi intactas, dado
que los precios del valor del suelo en estas zonas permanecieron constantemente al alza desde
la aplicación de políticas liberalizadoras durante el régimen militar, por lo cual, estas no se

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consideraron como una opción viable para la realización de soluciones habitacionales, pero si
para el negocio, donde progresivamente se fueron modernizando y equipando (Ver figura 11)

Figura 11. Localización de conjuntos de vivienda social en el AMS y su periferia, 1979-1990.


Fuente: Hidalgo (2007)

Otro factor correlacionado a la construcción de vivienda social, fue la estratificación social en


términos donde el ingreso y su condición salarial definían su localización y potencial
distribución en el espacio. Como podemos evidenciar en la siguiente cartografía del
porcentaje de población pobre a nivel comunal según CASEN (2003)

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Figura 12. “Porcentaje de población pobre a nivel comunal según CASEN 2003”.
Fuente: Hidalgo (2007)
4. Relaciones con las teorías de localización desde la Geografía económica, respecto a la
formación de la ciudad de Santiago y su periferia.

La geografía cumple un papel esencial en la comprensión del espacio y su construcción, la


irrupción del neoliberalismo en Chile abrió el camino a un nuevo objeto de estudio para esta
ciencia, donde uno de los primeros autores en reconocer este fenómeno fue el profesor
Rodrigo Hidalgo (Peterson y Rivas, 2019). Es por esto, que en este apartado explicaremos lo
que fue el proceso de consolidación de la ciudad de Santiago, y como se relaciona esta con
las teorías de localización que nos brinda la Geografía Económica, bajo el contexto que
implicó la irrupción del neoliberalismo en las nuevas pautas de desarrollo urbano.

La ciudad de Santiago desde su conformación presentó una diversa estructura en términos


de localización espacial de servicios, viviendas y equipamiento. La influencia de la
industrialización y sus respectivos procesos a fines de 1950, generó cambios en la estructura
de la ciudad de Santiago, consolidándose como centralidad de la nación. Ya en la década de
los 70, con las incipientes políticas neoliberales aplicadas durante el régimen, se terminó por
fragmentar la ciudad, donde la periferia del suroriente fueron territorios identitarios de clases
medias/bajas, las centralidades del comercio y mercado, y las periferias del nororiente el
lugar donde se ubicaba el “alto status”, las clases altas, que en otras palabras se traducía en
que el ingreso del sujeto que habitaba estos suelos, cumplía con el criterio que este suelo
exigía. Desde aquí, se comenzó a dar el principio generador de la ciudad de Santiago “La
aglomeración”.

Esta teoría propuesta por Glaeser (1998), apoyada y basada en trabajos previos propuestos
por Smith, quien introdujo la idea de que el aumento de escala, les permite a las empresas y
trabajadores especializarse en actividades específicas, siendo la especialización y división del
trabajo dos elementos centrales para el incremento de la productividad. Sumado a
contribuciones de Marshall (1890), quien postula que las industrias se especializan
geográficamente en función de que esta acción trae consigo beneficios en la proximidad entre
firmas, lo que favorece la transmisión de conocimiento, costos de transporte de productos,
insumos, y adicionalmente, permite que las empresas se retroalimenten entre sí, creando gran
mercado laboral eficiente (Gutiérrez, 2017). La formación de Santiago responde a esto, dado
que la configuración de la ciudad desde su consolidación como capital, adquirió una nueva
fisonomía tendiente a la concentración espacial de industrias y servicios en las centralidades

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de las mismas (lo que fue y es hoy Santiago Centro, Providencia), donde en la misma línea,
estas centralidades fueron el lugar donde la urbanización estuvo más presente (sobre todo en
los tiempos del régimen militar y sus esfuerzos por ordenar la ciudad). Continuando con
Glaeser (1998), las economías de aglomeración, y su manifestación en la formación de la
ciudad de Santiago, se apoyó bajo la premisa de la utilidad que estas brindaban en términos
de costos de transporte, costos de movilidad (que en el caso de Santiago, la gran parte de la
mano de obra se ubicaba en las periferias, un factor que no estuvo tan presente dentro de lo
que propone Glaeser en la formación de economías de aglomeración en Santiago), y la
creación de un espacio de conocimiento compartido. Esto último se condiciona a las formas
de gobernanza que adquieran las empresas que componen este espacio geográfico
aglomerado (Gluckler, 2019) y su capacidad para poder generar un medio innovador que
articule redes entre las mismas empresas cooperativas (Méndez, 2002) e inteligencia
compartida. La ciudad de Santiago, particularmente su centralidad, se fue sentando como un
escenario propicio para las actividades de las firmas, ya que contaban con todo el
equipamiento e infraestructura para llevar a cabo sus gestiones, si hubieron fuerzas
centrífugas (Krugman, 1991) que trabajan en contra de esta tendencia, y fue el alto costo que
presentaban los suelos en estos sectores (Ver figura 4). Todo esto fue redefiniendo el paisaje
urbano contemporáneo, tendiente a la teoría de localización y configuración de la ciudad, sea
esta “La aglomeración” propuesta por Glaese, materializándose en la conformación de
espacios tales como; Barrio 10 de Julio (sector dedicado exclusivamente al área automotriz),
el Euro Centro en 1980 (aglomeración de actividades comerciales), Barrio Victoria
(concentración de pymes dedicadas a la manufactura, principalmente el cuero), Barrio
Lastarria (característico por la aglomeración de bares, hoteles, restaurantes y artesanía con
identidad europea), El Golf (sector financiero más importante de Santiago), Barrio Italia (con
servicios de comida, artesanía y moda de identidad italiana, cercanamente localizados),
Barrio República (zona poniente de la comuna de Santiago, característico de una riqueza
arquitectónica, actuando como polo turístico, junto al Barrio Universitario), y uno de los más
importantes sectores, el corazón de la nación y no dicho por decirlo, sino porque se ubica en
las centralidades de la capital de Santiago, sea este; Barrio Cívico, siendo una zona de
mediana extensión donde se sitúan edificios y dependencias gubernamentales e
institucionales. A una escala más micro, las avenidas, siendo estas comprendidas como una
vía importante de comunicación dentro de una ciudad o asentamiento urbano según la RAE
(2021), también han articulado un escenario predilecto para el asentamiento de mercados y
publicidad de los mismos. El tráfico automovilístico y peatonal dado en estos lugares hacen
que los negocios alcancen un mayor alcance al público y también fácil acceso externalidades
positivas que han sido bien aprovechadas por automotoras, universidades, siendo un claro
ejemplo Av. Américo Vespucio, Av. Vicuña Mackenna entre otras.

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Todos los ejemplos mencionados anteriormente, bajo mi punto de vista, parecieran articular
un clúster propio de la creatividad que brinda esta caótica ciudad, Santiago, cumpliendo con
las características de “El diamante de la competitividad” planteado por Porter(1991), que
explicaba una propuesta teórica del porqué algunos países mantenían la aglomeración de
industrias como motor de crecimiento de su economía. Es en base a esto que elabora el
“Diamante de la competitividad” para explicarlo.

Figura 13: “El diamante de Porter”


Fuente: OBS, Business School (2021)

La propuesta de Porter (2000), da indicios de condiciones y factores que explican la


relación de las industrias con su rubro y otros complementarios, los cuales pueden ser
beneficiosos en términos de apoyo y creación de redes, contribuyendo favorablemente a la
articulación de un espacio competitivo e innovador. Santiago, en base a los ejemplos
mencionados anteriormente, representó un “Gran Clúster”, donde la localización de cada
barrio y sector, especializado en rubros distintos pero complementarios, llevaron a la
coexistencia de múltiples firmas las cuales crearon un espacio y medio innovador para las
gestiones de las industrias y negocios.

Las periferias no se quedan atrás en términos de cómo su localización influyó en la


distribución de algunas industrias. El modelo de localización que se les puede asociar era el
relacionado a polos de desarrollo, elaborado por Perroux (1955) y llevado a la praxis espacial
por Boudeville (1961, 1968) Donde explicaban que el desarrollo de la industria generó un

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crecimiento desigual del espacio, donde ciertos sectores tienen más avances que otros (como
ejemplificamos el caso de las centralidades de Santiago con la periferia Santiaguina). En
comunas como lo fue Puente alto, la llegada de la industria Papelera, significó un gran
estímulo para el desarrollo de la comuna, dado que la urbanización tuvo que cumplir con
brindar un equipamiento eficiente para el funcionamiento de la misma. Aquí fue donde se
comenzó a poblar alrededor de esta industria surgiendo aquí la “población papelera” y otro
tipo de servicios como lo fueron supermercados, salud, educación y seguridad. Lo mismo
pasó en el caso de Lampa, con la llegada de industrias como PROFAL, otras de Metalurgia,
equipamiento, y zonas industriales de diversas áreas. La situación se replicó en Maipú y en la
Pintana (más ligado a las materias primas, como minería como “Polimet”). Estas industrias
tuvieron su localización en las periferias, principalmente porque al ser en su mayoría de
materias primas y equipamientos, su desarrollo necesitaba un espacio amplio, donde los
costos de transporte no sean tan elevados, posean mano de obra cercana (donde cómo
podemos ver en el desarrollo de este informe, las periferias fueron las más pobladas desde
1979) y tengan una conectividad directa con los puertos o carreteras. Becattini (1990)
complementariamente explica estas tendencias con la teoría de la localización de los distritos
industriales, trabajo que deriva de las contribuciones de Marshall sobre los principios de la
economía de aglomeración (que mencionamos anteriormente)

De esta forma, podemos comprender cómo se fue construyendo y configurando la


arquitectura organizacional de la ciudad de Santiago, y como sus espacios contribuyeron a la
localización de industrias y viviendas en base a la valorización del suelo, siendo todo esto
visto desde las teorías de localización vistas y desarrolladas por la Geografía económica.

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5. Propuestas y soluciones a las problemáticas que trajo consigo el modelo neoliberal
en la consolidación de la ciudad de Santiago

Dentro de las principales soluciones a las problemáticas y externalidades que trajo consigo el
establecimiento del modelo neoliberal en la consolidación de la ciudad de Santiago y la
formación de su periferia, consideramos las siguientes:

- Democratización del mercado inmobiliario: intervencionismo del Estado en las


pautas de desarrollo urbano, con el fin de lograr una heterogeneidad social en la
ciudad, donde las comunas dejen de cargar el peso de ser estigmatizadas y utilizadas
como fronteras de categorización social. El mercado inmobiliario desarrollado durante
el régimen militar contribuyó a la segregación y fragmentación socio-territorial en la
ciudad de Santiago por medio de políticas neoliberales y su actuación como matriz
reguladora del desarrollo del suelo y valorización del mismo, es por esto, que el
Estado debe tomar un papel más intervencionista en términos de la regularización de
políticas de viviendas sociales y proyectos residenciales licitadas a entidades privadas,
cumpliendo con exigencias tales como un cercanías a servicios esenciales, proximidad
a la ciudad, internet, mall, entre otros, con el fin de no seguir perpetuando un modelo
segregador de crecimiento urbano. Todo esto se puede realizar con una mayor
participación del Estado en el desarrollo de planes reguladores intercomunales y
comunales, así mismo con políticas de ordenamiento territorial abiertas a la
participación ciudadana y también con una mayor delimitación al desarrollo de
inmobiliario en las periferias, sea esto en términos de densidad y material ocupado en
su construcción y tamaño de las viviendas. Adicionalmente existiendo calidad en su
equipamiento, sea estos: calles, luminarias, desagüe y alcantarillado.

- Subsidio a la vivienda libre: por medio de la incorporación de un nuevo diseño del


modelo de crecimiento urbano, donde la ciudad deje de verse como privilegio y se
posicione como un derecho, el derecho a vivir en ella, y estando en ella, poder acceder
libremente a sus virtudes. Todo esto por medio de esfuerzos que puede hacer el
Estado, dando subsidios a la vivienda que un sujeto libremente quiera comprar (sea

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departamento o casa) en la comuna que él/la estime conveniente, siendo de solo una
única opción, como lo es el crédito hipotecario, pero siendo subsidio (otorgando un
15% del total del precio que cueste el inmueble).

6. Conclusiones

En el desarrollo del presente informe, a modo de síntesis, pudimos comprender lo que


significó la irrupción del neoliberalismo y su establecimiento en las nuevas formas de
crecimiento y desarrollo urbano. La liberalización llevada a gran escala, implicó nuevas
revalorizaciones del suelo, y adicionalmente, nuevas pautas de desarrollo urbano mucho más
segregadoras y fragmentadas que antes de su aplicación, lo que plantó los cimientos del
modelo centro-periferia que fue adoptando la ciudad. La formación de la periferia fue
tomando forma y consolidándose, donde paralelamente las políticas de vivienda social se
fueron materializando y situándose en estas zonas bastante alejadas de la ciudad. Las
centralidades terminaron por tomar un rol más llevado a la gestión del comercio y negocio,
donde el pensar vivir en ellas fue casi un sueño, utopía para las personas de bajos recursos.
Las industrias y el mercado inmobiliario gobernaron la ciudad, mientras que los ciudadanos
se limitaron a ser meras fuerzas productivas que replicaban sus estrategias y potencializaban
las formas de acumulación del capital, producto de la apropiación de estos espacios, al fin y
al cabo ellos mismos se autoestablecían reglas en sus propios juegos.

Desde las teorías de localización identificadas desde la geografía económica, podemos


concluir que el principio articulador, fueron los mercados tendientes a la aglomeración, donde
la urbanización fue clave como instrumento generador de equipamiento e infraestructura de
las firmas asentadas en las centralidades (que de alguna u otra forma, hasta el día de hoy son
“objeto de deseo” producto de capitalización del suelo y su explotación). La tarea más grande
a mi parecer la tiene el Estado, quien debe realizar esfuerzos por conquistar el espacio
público previamente privatizado, y ponerlo al servicio e intereses de la gente, donde a mi
parecer, sigue aún latente ese histórico sentido de pertenencia, a lo que fue ese territorio, para
las poblaciones desplazadas violentamente hacia las periferias, no dejándoles otra opción
para poder vivir y acceder a la ciudad.

A modo de síntesis general, la planificación territorial será clave en la construcción de las


ciudades y desarrollo urbano venidero, el poder captar todas las problemáticas históricas y
aún sintientes en los territorios y traducirla a soluciones, en un contexto donde la

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globalización y el mercado extendieron sus raíces hasta afirmarse ante toda idea que vaya
contra sus intereses, será sumamente difícil, pero no imposible, la ciudad la hace la gente, sus
costumbres, su creatividad, y la esencia de lo caótico, la ciudad se entiende, pero también se
vive y somos nosotros, los que también la construyen.

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