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Instituto de Geografía
1.Introducción……………………………………………………………………………...3
2. Objetivos………………………………………………………………………………....4
3. Desarrollo………………………………………………………………………………..4
3.1 Políticas sociales y económicas realizadas en el régimen militar. Las nuevas formas de
ordenamiento territorial y el mercado del suelo………………………………………...….5
3.2 Efectos de las políticas de expansión urbana de 1979 en la valoración del suelo………6
6. Conclusiones……………………………………………………………………………20
7. Bibliografía……………………………………………………………………………...21
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1. Introducción
Uno de los primeros antecedentes que se tiene registro del establecimiento del modelo
centro-periferia, fue el llevado a cabo en la ciudad de Santiago, capital de Chile, lo cual
extendió los límites de la ciudad hacia horizontes nunca antes vistos, todo esto realizado bajo
el seno dictadura militar desde 1973 (Larraín, 2000), y profundizado hasta finales de su
periodo y el triunfo del “No” (1990), lo que significó el rechazo a la figura de Augusto
Pinochet y su perpetuación en el poder como figura presidencial (Memoria Chilena, s.f).
Durante este periodo, bajo el amparo del régimen militar, Chile se transformó en el génesis
del proyecto neoliberal, lo cual significó un nuevo camino político y económico hegemónico,
que actúo como matriz reguladora (Zizek, 2013) de la configuración de la ciudad y de las
relaciones sociales y de poder dadas en ella (Hidalgo, 2016).
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supeditada a la multiplicación y convergencia de las fuerzas productivas en el espacio
(Lefebvre, 2014) tendientes a la aglomeración de bienes y servicios.
En base a lo dicho anteriormente, es que el presente trabajo abordará las políticas socio-
territoriales, sus efectos en la planificación territorial y el mercado de suelo, respecto a la
formación de la periferia Santiaguina. Siendo clave lo que significó la implementación del
neoliberalismo y sus efectos en las ciudades y la forma en la cual fueron articulándose, donde
el valor del suelo y el mercado, pasaron a materializar cambios y nuevas pautas de desarrollo
urbano en la producción del espacio. Todo esto para su entendimiento, se abordará desde
diversas perspectivas y teorías de localización en lo que se refiere a la distribución y
localización de la periferia de Santiago.
2. Objetivos
Objetivo general:
Objetivos específicos:
3. Desarrollo
3.1 Políticas sociales y económicas realizadas en el régimen militar. Las nuevas
formas de ordenamiento territorial y el mercado del suelo
La dictadura militar, de la mano el proyecto neoliberal liderado por los “Chicago Boys”,
mentores intelectuales de su formalización en Chile, trajo consigo un nuevo camino
económico y de desarrollo, contando con profundas modificaciones del sistema político-
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económico del país, ad portas de la instauración de un modelo económico de libre mercado
(Delano; Traslaviña, 1989), impulsando al Estado el limitado rol de Subsidiariedad en
materias sociales. Desde fines de la década del 70´, el régimen militar emprendió reformas
económicas profundas que en un corto plazo, tuvieron un largo alcance. La privatización y
liberalización de los mercados urbanos formaron parte fundamental de dichas reformas
(Sabatini, 2000). Durante este periodo, uno de los cambios más significativos en la estructura
espacial de la ciudad de Santiago, fue la extensión de los límites urbanos y la expansión de la
ciudad (Hidalgo, 2005), aplicada en 1979, donde una extensa área geográfica que incluía
Santiago, fue demarcada y dividida en tres categorías:
Figura 1: “Límite urbano en Santiago 1960”. Figura 2: “Expansión del límite urbano 1979”
Fuente: Peterman (S.f) Fuente: Peterman (S.f)
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el sueño de la casa propia para las clases bajas y estratos medios. Es evidente que la
expansión del límite urbano significó la inclusión de nuevas áreas circundantes a la gran
metrópolis como se aprecia en la figura 2 (correspondiente al límite urbano la línea negra),
pero, esta reestructuración urbana fue una estrategia gentrificadora y de expulsión de
personas, para una nueva revalorización positiva del suelo, donde las centralidades pasaron a
constituirse como “objetos de deseo” para la inversión del capital inmobiliario (Hidalgo,
2005). Políticas y medidas complementarias a lo que se refiere en la formación de este
modelo centro-periferia de la ciudad de Santiago durante este periodo, fue la eliminación de
impuestos y regulaciones que afectaban el mercado del suelo y urbano; como el impuesto a la
tenencia de sitios eriazos, el impuesto a la transacción de propiedades, y la eliminación de la
prohibición de construir departamentos con un solo dormitorio. Otra política clave, que
exacerbó aún más este modelo segregador centro-periferia, fue la erradicación de
asentamientos informales ubicados en las centralidades de las áreas de altos ingresos (sean en
este periodo, barrios como República y Santiago Centro), buscando limpiar socialmente estas
áreas, con el fin de remover obstáculos que impedían el desarrollo de los mercados
inmobiliarios y “resguardar” la categoría social de los residentes con los precios potenciales
del suelo (Sabatini, 2000). Todo lo mencionado anteriormente no fue el final, sino lo que
ahora terminó por “ponerle la guinda a la torta”, fue la definición en 1981 del criterio de
“homogeneidad social”, donde de los 17 municipios existentes, fueron subdivididos en 34.
De esta forma, fue reforzada la segregación social del espacio por parte del régimen, y sus
esfuerzos por ordenar la ciudad, siendo este ordenamiento un prerrequisito para la entrada de
un fuerte sector privado, que esperaba con ansias la promoción inmobiliaria (López y
Rodríguez, 2010).
3.2 Efectos de las políticas de expansión urbana de 1979 en la valoración del suelo
La aplicación de todas las políticas neoliberales mencionadas anteriormente, crearon el
escenario propicio para la entrada de lleno de las industrias inmobiliarias y las de otro tipo de
servicios, como edificios, infraestructura y equipamiento en las centralidades, la cual se
posicionó como la base central de la acumulación capitalista durante este periodo y los
gobiernos siguientes (López y Rodríguez, 2010). Estas medidas dieron lugar a una nueva
revalorización del suelo, que fue en constante crecimiento, llegando cada vez a cifras
mayores, lo que agudizó aún más la situación que enfrentaban los planificadores urbanos,
sean estas, la creación políticas efectivas de vivienda social o soluciones habitacionales para
las personas de clases bajas/media, donde como resumen, terminaron siendo ineficientes ante
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la primacía del mercado como entidad organizacional dominante del espacio y el nulo efecto
que tenía el Estado en poder interferir (Hidalgo, 2005).
Este conjunto de políticas, que componían parte del proyecto fundamental del gobierno
hacia la liberalización, se amparó bajo tres principios, según los datos obtenidos de Minvu
(1981), obtenidos por Sabatini (2000):
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en 1982, para terminar en 1999 con una cifra cercana a 12 veces aproximadamente el valor
inicial, siendo esta de un 6,40 (UF/m2)
Figura
3: “Precio del suelo y cantidad ofertada, Santiago 1982-1999”.
Fuente: Boletín Mercado del Suelo Urbano Área Metropolitana de Santiago. Pablo Trivelli y Cía. (S.f).
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Precios del suelo en comunas periféricas, casos ejemplares: La florida y Maipú
Fig
ura 6: “Precio del suelo y cantidad ofertada, Maipú 1980-1981”.
Fuente: Boletín Mercado del Suelo Urbano Área Metropolitana de Santiago. Pablo Trivelli y Cía. (S.f).
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precio del suelo tendió al alza dada nuevas revalorizaciones al momento de desplazar a estos
asentamientos.
Fig
ura 7: “Precio del suelo y cantidad ofertada, Santiago 1980-1981”.
Fuente: Boletín Mercado del Suelo Urbano Área Metropolitana de Santiago. Pablo Trivelli y Cía. (S.f).
Como podemos ver, estos casos vistos anteriormente evidencian cambios abruptos en
esta nueva valorización del suelo como forma de captura y reproducción de plusvalías
urbanas, liderada por el mercado como nueva institucionalidad espacial (Peterson, 2019).
Estas nueva lógica de ordenamiento socio-territorial profundizó en la relación entre el valor
del suelo y la formación de la periferia santiaguina, donde se tendió aglomerar a las clases
populares en sectores lejanos a la ciudad, dejándoles estos sitios como una única opción
viable para poder acceder a ella, dado sus bajos costos en términos del precio del suelo. Fue
así, que en la medida en que las centralidades asumieron un rol más ligado al comercio, las
periferias se transformaron en sitios de una nueva tipología de la expansión urbana, el lugar
preferente para los suburbios y viviendas.
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3.3 La construcción de la periferia Santiaguina
Desde la instauración de las políticas neoliberales, pudimos ver cambios que repercutieron
en todas las dimensiones de nuestro país. Los efectos de la expansión del límite urbano,
comprendido de otra arista, significó no solo una alza en los valores del precio del suelo, sino
también emprendió en la fragmentación del espacio social de Santiago. La mayor
disponibilidad de uso de suelo no implicó un menor valor, sino que ocurrió todo lo contrario,
este aumentó debido a los procesos especulativos generados en los territorios ofertados
(Sabatini, 2000). Tal ampliación, se tradujo en la acumulación de una gran cantidad de
viviendas sociales en comunas que ofertaban suelos con un menor valor, y que como
mencionamos anteriormente, se vieron vistas como territorios preferentes para la
especialización de proyectos habitacionales, condicionado por el mercado e impulsado por el
Estado en comunas como Maipú, La Florida, Puente Alto, Lampa, entre otros. La
localización de estos suelos, estuvieron distantes a la ciudad, con carencias de servicios y
equipamientos. Los nuevos habitantes de estas zonas, tuvieron que emprender travesías para
poder acceder a sus lugares de trabajo, servicios básicos (como educación y salud), entre
otros. Esta situación, potenció la marginalidad y exclusión de las familias que se asentaron en
estos sitios y/o que fueron desplazadas de las centralidades de las ciudades hacia territorios
donde resultaban ser más “Homogéneos” para criterios del gran mercado y sus necesidades,
llegando a ser entre 1979 y 1986 erradicadas cerca de 28.500 familias de la capital hacia
municipios de las periferias de las ciudad (Molina, 1985). Llegados a este punto, las
soluciones habitacionales para las personas desplazadas y con necesidad de vivienda durante
el régimen militar, fue la otorgación de una “Vivienda Básica”, que apenas cumplía con los
estándares mínimos (un baño, cocina, sala de estar y tres o dos dormitorios). Esta política
habitacional fue lo que se transformó en la base de políticas estatales de viviendas sociales
llevadas a cabo durante los noventa, articulando una periferia con un paisaje urbano bien
característico y definido (Hidalgo, 1997). La masificación de esta política habitacional, se
sustentó en el valor del suelo, la maximización de utilidades y la reducción de costos, siendo
la periferia, el escenario ideal. Este criterio como elemento clave en lo que fue el desarrollo
urbano durante la época de los noventa, marcó aún más la segregación de los pobres en un
modo progresivo en el tiempo y espacio (Hidalgo, 2007) y la radicalidad y crudeza según
Trivelli (1990) del modelo económico de libre mercado como principal gestor del desarrollo
urbano, corroborado con el ajuste de la Política Nacional de Desarrollo urbano (Vicuña,
2013)
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La relación entre el pecio/costo del suelo urbano ofrecido, fueron dos factores que sentaron a
la periferia como el espacio ideal para las políticas de viviendas sociales en la comuna del
Gran Santiago desde 1979 hasta los períodos siguientes, donde se aprecia una gran cantidad
de suelo urbano ofrecido en estos sectores (Ver figura 9)
En el siguiente cuadro (Ver figura 10), podemos ver, el número de viviendas sociales
construidas en las comunas del gran Santiago, donde las comunas más lejanas a las
centralidades son las preferentes, indicando un claro ejemplo de un patrón segregador hacia
los confines de la ciudad desde 1978, perpetrado por los gobiernos de los 90, hasta el 2002.
Donde podemos ver que los municipios predilectos para la realización de estas políticas de
vivienda social de su 100% solo el 80,74% lo representan sectores periféricos; Puente alto
concentró el 15,58%, La Pintana 11,54%, San Bernardo 9,11%, La Florida (8,07%), Maipú
(6,89%), Pudahuel (6,11%), Renca (5,83%), El Bosque (5,40%), Peñalolén (4,60), Quilicura
(4,02) y La Granja (3,59%), según datos en base a Memorias anuales del Ministerio de
Vivienda y Urbanismo (MINVU) y Direcciones de Obras Municipales recopilados por
Hidalgo (2007). Adicionalmente, podemos observar en la figura 10, que la cantidad de
viviendas sociales disminuyó considerablemente entre el periodo de 1984 y 2002, pasando de
64.804 viviendas construidas en 1984 y 1989 a 37.369 en el lapso de 1996-2002. Esto último
puede explicarse de cierta forma porque logró ser una solución efectiva al problema
residencial, cubriendo parte de la demanda y por ello, una disminución progresiva de la
construcción de viviendas. Aquí ya podemos graficar, lo que fue la formación de la periferia
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Santiaguina y los efectos de los precios del suelo como elemento decisivo en el desarrollo de
la estructura urbana.
Figura 10: “Viviendas sociales construidas en las comunas del Gran Santiago 1979-2002”
Fuente: Hidalgo (2007), en base a Memorias Anuales del Ministerio de Vivienda y Urbanismo y
Direcciones de Obras Municipales
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consideraron como una opción viable para la realización de soluciones habitacionales, pero si
para el negocio, donde progresivamente se fueron modernizando y equipando (Ver figura 11)
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Figura 12. “Porcentaje de población pobre a nivel comunal según CASEN 2003”.
Fuente: Hidalgo (2007)
4. Relaciones con las teorías de localización desde la Geografía económica, respecto a la
formación de la ciudad de Santiago y su periferia.
Esta teoría propuesta por Glaeser (1998), apoyada y basada en trabajos previos propuestos
por Smith, quien introdujo la idea de que el aumento de escala, les permite a las empresas y
trabajadores especializarse en actividades específicas, siendo la especialización y división del
trabajo dos elementos centrales para el incremento de la productividad. Sumado a
contribuciones de Marshall (1890), quien postula que las industrias se especializan
geográficamente en función de que esta acción trae consigo beneficios en la proximidad entre
firmas, lo que favorece la transmisión de conocimiento, costos de transporte de productos,
insumos, y adicionalmente, permite que las empresas se retroalimenten entre sí, creando gran
mercado laboral eficiente (Gutiérrez, 2017). La formación de Santiago responde a esto, dado
que la configuración de la ciudad desde su consolidación como capital, adquirió una nueva
fisonomía tendiente a la concentración espacial de industrias y servicios en las centralidades
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de las mismas (lo que fue y es hoy Santiago Centro, Providencia), donde en la misma línea,
estas centralidades fueron el lugar donde la urbanización estuvo más presente (sobre todo en
los tiempos del régimen militar y sus esfuerzos por ordenar la ciudad). Continuando con
Glaeser (1998), las economías de aglomeración, y su manifestación en la formación de la
ciudad de Santiago, se apoyó bajo la premisa de la utilidad que estas brindaban en términos
de costos de transporte, costos de movilidad (que en el caso de Santiago, la gran parte de la
mano de obra se ubicaba en las periferias, un factor que no estuvo tan presente dentro de lo
que propone Glaeser en la formación de economías de aglomeración en Santiago), y la
creación de un espacio de conocimiento compartido. Esto último se condiciona a las formas
de gobernanza que adquieran las empresas que componen este espacio geográfico
aglomerado (Gluckler, 2019) y su capacidad para poder generar un medio innovador que
articule redes entre las mismas empresas cooperativas (Méndez, 2002) e inteligencia
compartida. La ciudad de Santiago, particularmente su centralidad, se fue sentando como un
escenario propicio para las actividades de las firmas, ya que contaban con todo el
equipamiento e infraestructura para llevar a cabo sus gestiones, si hubieron fuerzas
centrífugas (Krugman, 1991) que trabajan en contra de esta tendencia, y fue el alto costo que
presentaban los suelos en estos sectores (Ver figura 4). Todo esto fue redefiniendo el paisaje
urbano contemporáneo, tendiente a la teoría de localización y configuración de la ciudad, sea
esta “La aglomeración” propuesta por Glaese, materializándose en la conformación de
espacios tales como; Barrio 10 de Julio (sector dedicado exclusivamente al área automotriz),
el Euro Centro en 1980 (aglomeración de actividades comerciales), Barrio Victoria
(concentración de pymes dedicadas a la manufactura, principalmente el cuero), Barrio
Lastarria (característico por la aglomeración de bares, hoteles, restaurantes y artesanía con
identidad europea), El Golf (sector financiero más importante de Santiago), Barrio Italia (con
servicios de comida, artesanía y moda de identidad italiana, cercanamente localizados),
Barrio República (zona poniente de la comuna de Santiago, característico de una riqueza
arquitectónica, actuando como polo turístico, junto al Barrio Universitario), y uno de los más
importantes sectores, el corazón de la nación y no dicho por decirlo, sino porque se ubica en
las centralidades de la capital de Santiago, sea este; Barrio Cívico, siendo una zona de
mediana extensión donde se sitúan edificios y dependencias gubernamentales e
institucionales. A una escala más micro, las avenidas, siendo estas comprendidas como una
vía importante de comunicación dentro de una ciudad o asentamiento urbano según la RAE
(2021), también han articulado un escenario predilecto para el asentamiento de mercados y
publicidad de los mismos. El tráfico automovilístico y peatonal dado en estos lugares hacen
que los negocios alcancen un mayor alcance al público y también fácil acceso externalidades
positivas que han sido bien aprovechadas por automotoras, universidades, siendo un claro
ejemplo Av. Américo Vespucio, Av. Vicuña Mackenna entre otras.
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Todos los ejemplos mencionados anteriormente, bajo mi punto de vista, parecieran articular
un clúster propio de la creatividad que brinda esta caótica ciudad, Santiago, cumpliendo con
las características de “El diamante de la competitividad” planteado por Porter(1991), que
explicaba una propuesta teórica del porqué algunos países mantenían la aglomeración de
industrias como motor de crecimiento de su economía. Es en base a esto que elabora el
“Diamante de la competitividad” para explicarlo.
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crecimiento desigual del espacio, donde ciertos sectores tienen más avances que otros (como
ejemplificamos el caso de las centralidades de Santiago con la periferia Santiaguina). En
comunas como lo fue Puente alto, la llegada de la industria Papelera, significó un gran
estímulo para el desarrollo de la comuna, dado que la urbanización tuvo que cumplir con
brindar un equipamiento eficiente para el funcionamiento de la misma. Aquí fue donde se
comenzó a poblar alrededor de esta industria surgiendo aquí la “población papelera” y otro
tipo de servicios como lo fueron supermercados, salud, educación y seguridad. Lo mismo
pasó en el caso de Lampa, con la llegada de industrias como PROFAL, otras de Metalurgia,
equipamiento, y zonas industriales de diversas áreas. La situación se replicó en Maipú y en la
Pintana (más ligado a las materias primas, como minería como “Polimet”). Estas industrias
tuvieron su localización en las periferias, principalmente porque al ser en su mayoría de
materias primas y equipamientos, su desarrollo necesitaba un espacio amplio, donde los
costos de transporte no sean tan elevados, posean mano de obra cercana (donde cómo
podemos ver en el desarrollo de este informe, las periferias fueron las más pobladas desde
1979) y tengan una conectividad directa con los puertos o carreteras. Becattini (1990)
complementariamente explica estas tendencias con la teoría de la localización de los distritos
industriales, trabajo que deriva de las contribuciones de Marshall sobre los principios de la
economía de aglomeración (que mencionamos anteriormente)
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5. Propuestas y soluciones a las problemáticas que trajo consigo el modelo neoliberal
en la consolidación de la ciudad de Santiago
Dentro de las principales soluciones a las problemáticas y externalidades que trajo consigo el
establecimiento del modelo neoliberal en la consolidación de la ciudad de Santiago y la
formación de su periferia, consideramos las siguientes:
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departamento o casa) en la comuna que él/la estime conveniente, siendo de solo una
única opción, como lo es el crédito hipotecario, pero siendo subsidio (otorgando un
15% del total del precio que cueste el inmueble).
6. Conclusiones
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globalización y el mercado extendieron sus raíces hasta afirmarse ante toda idea que vaya
contra sus intereses, será sumamente difícil, pero no imposible, la ciudad la hace la gente, sus
costumbres, su creatividad, y la esencia de lo caótico, la ciudad se entiende, pero también se
vive y somos nosotros, los que también la construyen.
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