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Enūma eliš

Denominamos Poema babilónico de la Creación al largo poema épico escrito en el idioma acadio que
generalmente se conoce como Enūma eliš en el ámbito de los estudios del antiguo Cercano Oriente. La
expresión acadia Enūma eliš significa literalmente “Cuando en lo alto” y se trata de las dos primeras
palabras del poema. Este es el título con el cual se le conocía ya en la antigüedad entre los babilonios y
los asirios.

Todos los manuscritos que se conservan datan del primer milenio; los más antiguos proceden de Ashur y
se pueden fechar alrededor del año 900 aC. La mayoría de los expertos apuestan por fechar la
composición hacia el final del segundo milenio, concretamente durante el reinado del rey babilónico
Nabucodonosor I (1125-1103 aC). [No es el Nabucodonosor del libro de Daniel.] Los primeros
manuscritos que se descubrieron de este poema proceden de Nínive. En esta ciudad se recuperaron un
total de 10.000 documentos, en tablillas y fragmentos de ellas. Aproximadamente unos 5.000
documentos corresponden a los textos de la llamada “Biblioteca de Asurbanipal”. En esta biblioteca se
encontraron ejemplares de la gran mayoría de los textos literarios de la tradición babilónica que hoy
conocemos, como distintos mitos de la creación, literatura de sabiduría y “científica.

Cuando en lo alto los cielos no habían sido nombrados


y abajo el nombre de la tierra no se había pronunciado,
existía ya Apsu, el primordial, su procreador 1,
y también la creadora 2 Tiámat, la paridora de todos ellos.
Cuando mezclaron sus aguas,
no estaban juntos los pastos, no se extendían los cañaverales.
Cuando ninguno de los dioses habría aparecido,
No se había pronunciado ningún nombre ni se habían establecidos los destinos,
Entonces, los dioses fueron creados en su interior 3 …
(Tablilla 1, líneas 1-9)

1
Es decir, el procreador, junto con Tiámat, de las generaciones divinas que vendrán.
2
El término mummu ha tenido diferentes interpretaciones por parte de estudiosos: “matriz”, “madre”,
“hacedora” o “demiurgo” han sido algunas de las propuestas.
3
En el interior de las masas acuosas primordiales personificadas por Apsu y Tiámat.

1
… Volvió hacía Tiámat, que estaba atada.
Bel 4 [= Marduk] pisó la parte inferior de Tiámat
y le machacó el cráneo con la maza despiadada.
Le abrió las venas para derramar su sangre,
el viento del norte la arrastró como una buena noticia.
Al verlo sus padres se alegraron, exultantes,
le enviaron regalos y presentes.
Bel descansó observando el cadáver,
entonces descuartizó la carnaza para crear prodigios.
La desgajó en dos trozos como un pescado seco:
puso una mitad para techar el cielo,
tensó la piel e instaló guardianes,
y los ordenó que no dejaron salir el agua.
(Tablilla 4, líneas 128-140)

4
Bel significa “el Señor” por excelencia. Marduk es conocido como hijo de Ea, como dios supremo del
panteón babilónico, con todos los atributos de un rey, señor del universo y patrón de la ciudad de
Babilonia.

2
Cuando Marduk escuchó el discurso de los dioses,
tuvo el deseo de hacer prodigios.
Abrió su boca y se dirigió a Ea,
ofreciéndole el consejo que tenía en su corazón:
“Quiero concentrar la sangre y crear huesos,
concebiré al hombre primigenio: que su nombre sea “hombre”.
Quiero crear el hombre primigenio
que se le impongan las obligaciones de los dioses y estos puedan descansar.
Quiero cambiar el talante de los dioses de forma magistral:
que sean honrados como uno solo, pero divididos en dos grupos.
Ea respondió, le dirigió unas palabras,
le explicó el plan en relación al descanso de los dioses:
“Que me entreguen uno de sus hermanos,
que sea ejecutado y la gente sea formada,
que se reúnan los grandes dioses,
que sea entregado el culpable y que ellos vivan para siempre”.
Marduk reunió a los grandes dioses,
les habló con magnanimidad y les dio instrucciones,
habló y los dioses le escucharon,
el rey se dirigió a los Anunnaku5:
“¡Que vuestros designios sean los primeros!
¡Decidme palabras verdaderas!
¿Quién es el que creó la guerra,
incitó a Tiámat e inició la lucha?
Que se me entregue al que creó la guerra …

Ataron (a Kingu) 6 y lo sujetaron ante Ea,


le impuso el castigo y lo desangró.
De su sangre creó la humanidad,
Impuso (a la humanidad) las obligaciones de los dioses y los libró (de sus deberes).
Después que Ea, el sabio, crease la humanidad,
les impuso las obligaciones de los dioses.
Esta obra sobrepasaba toda comprensión,
Nudimmud 7 [= Ea] lo creó gracias a los prodigios de Marduk.
Marduk, el rey, dividió a los dioses,
todos los Anunnaku, arriba y abajo.
(Tablilla 6, líneas 1-40)

MATEU, Lluis F. y ALBÁ, Adelina M., Enūma eliš y otros relatos babilónicos de la creación;
Madrid: Editorial Trotta, 2014

5
Dioses menores.
6
Kingu fue señalado como el culpable de haber provocar el combate.
7
Nunnimud (“hacedor” [de la humanidad]) es uno de los epítetos de Ea, también conocido como Enki en
la antigua Mesopotamia.

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