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La Nueva Teología vs.

La Verdadera
Teología
La Nueva Teología que penetró la Iglesia ASD a través de algunos dirigentes en el
Seminario de la Universidad Andrews, primeramente logró arraigarse en las
décadas de 1940 y 1950. Edward Heppenstall (de Inglaterra) llegó al Colegio de
La Sierra en 1940, y sirvió como profesor de Biblia y pastor de la Iglesia ASD de
La Sierra. También fue el director del departamento de teología sistemática en el
seminario en Andrews, y entonces enseño en la Universidad de Loma Linda hasta
que se jubiló. Él fue el erudito principal que habló en contra de “La Teología de la
Última Generación” de M. L. Andreasen. Él estaba en contra de la verdad en
cuanto a la naturaleza humana de Cristo, la expiación y la perfección del carácter
del pueblo de Dios, quienes deben mantenerse en pie justo antes de la segunda
venida sin tener a Cristo como su Mediador.

En el 1957, fue publicado el libro Questions on Doctrine (Preguntas en Cuanto a


las Doctrinas), el cual cambió la teología en cuanto a la naturaleza humana de
Cristo y la justificación por la fe. M. L. Andreasen se mantuvo firmemente opuesto
al libro y como resultado, sufrió. Se jubiló como Secretario de Campo para la
Asociación General de los ASD y le quitaron sus credenciales ministeriales.

Para la década de los 1960, Desmond Ford estaba enseñando la Nueva Teología
a pastores ASD en los EE.UU. y en el Colegio Avondale en Australia. Debido a
que estaba causando tantos trastornos, lo enviaron a los EE.UU., donde continuó
enseñando sus herejías. Con el tiempo lo despidieron como pastor, pero para la
década de los 1980, ya la Nueva Teología se estaba esparciendo por todo el
mundo. Las enseñanzas de Ford incluían lo siguiente:  1) No es posible que un
individuo guarde la ley de Dios perfectamente; 2) El 1844 no es pertinente, cosa
que niega la enseñanza del santuario;  3) Elena de White no tenía la autoridad de
los profetas bíblicos.

Debido a que hace más de 50 años que se ha estado enseñando la Nueva


Teología en la Iglesia ASD, una teología errada, esta sección se dedicará a la
obediencia y el vencimiento, a la naturaleza correcta de Cristo, al pecado y a la
perfección. Satanás ha logrado que los adventistas vayan de un extremo hacia el
otro. Un énfasis en la obediencia puede llevar al legalismo o al perfeccionismo,
obras sin el poder de Cristo. Intentamos hacer buenas obras por nuestra propia
cuenta, y no porque amamos a Dios y deseamos obedecer su Palabra. Sólo
podemos hacer buenas obras por medio de Cristo. La balanza incluye la fe y las
obras. Somos salvados por la fe y juzgados por las obras, o sea, por la ley. La fe
no puede existir sin la obediencia. La obediencia existe debido a la fe. Por otra
parte, la doctrina de la imperfección permite la pecaminosidad. La desobediencia
continua tomando la gracia de Dios como cosa merecida y duda del poder que
Dios ha prometido dar cuando se lo pedimos. Duda de que Cristo fue nuestro
Ejemplo y Sustituto, que es posible guardar la ley de Dios y que podemos vencer
todo pecado antes de que regrese Jesús. La nueva “fe” de hoy se basa en los
sentimientos, la imaginación, el consenso del grupo y el misticismo.

Santiago 2:26

Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está
muerta.

Fe y Obras, p. 48
La fe y las obras van de la mano; actúan armoniosamente en la empresa de
alcanzar la victoria. Las obras sin fe son muertas, y la fe sin obras es muerta.

Mensajes Selectos, tomo 1, p. 465

La gracia es un favor inmerecido y el creyente es justificado sin ningún mérito


de su parte, sin ningún derecho que presentar ante Dios. Es justificado mediante
la redención que es en Cristo Jesús, quien está en las cortes del cielo como el
sustituto y la garantía del pecador. Pero si bien es cierto que es justificado por los
méritos de Cristo, no está en libertad de proceder injustamente. La fe obra por el
amor y purifica el alma. La fe brota, florece y da una cosecha de precioso
fruto. Donde está la fe, aparecen las buenas obras.

Fe y Obras, p. 52

La ley de Dios es la única norma correcta de santidad. Por esta


ley será juzgado el carácter.

La gracia barata enseña que la obediencia va después de la fe, que la obediencia


es el resultado de la salvación, y no la condición para la salvación. Sin embargo,
no se puede separar la fe de las obras. El mundo moderno dice que Dios nos ama
y nos acepta tal cual estamos. Se habla mucho en cuanto al amor; sin embargo, el
amor se manifiesta en la obediencia. Muchos niegan el mandato de Dios, “Sed,
pues, santos, porque Yo soy santo” (1 Pedro 1:16). Dios no nos ha mandado a
permanecer en el pecado. Muchos usan su amor sin condiciones para equivaler
“una vez salvado, siempre salvo”, que Cristo hizo todo por nosotros en la cruz, lo
cual es una promesa falsa de salvación. Si eso fuera cierto, ¿por qué estamos
todavía aquí en la tierra? Cristo podría regresar ahora, pero no lo hace porque su
remanente aún no ha ganado la victoria. Cuando la obtenga, Cristo regresará.
Dios no puede llevar pecadores al cielo, porque entonces el cielo se llenaría de
pecado. Debido a que Dios no va a permitir que eso ocurra, es necesario
despojarnos completamente del pecado.

El Cristo Triunfante, p. 83

La religión que hace del pecado un asunto liviano, espaciándose en el amor de


Dios hacia el pecador sin tener en cuenta sus acciones, estimula al pecador a
creer que Dios lo salvará mientras continúa en lo que sabe que es pecado

El Conflicto de los Siglos, p. 165

... el hombre no podía disfrutar de la gracia de Cristo, si seguía en el pecado.

The Signs of the Times (Las Señales de los Tiempos), 18 de julio de 1892

Hablan de la gracia, predican la gracia, al parecer piden la gracia en


oración; pero no tienen la gracia de Cristo en sus corazones. [Trad.]

Cada Día con Dios, p. 297

Cierta opinión espuria se está diseminando ahora por todas partes con respecto
al amor de Jesús, es a saber, que debemos permanecer en su amor, y que todo lo
que necesitamos es tener fe en él.  Pero esas almas deben ser instruidas de tal
modo que lleguen a saber que cuando el amor de Jesús se halla en el corazón,
nos inducirá a la humildad de vida y a la obediencia a todos sus mandamientos.
“El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y
la verdad no está en él”. 1 Juan 2:4. El amor de Jesús que no pasa de los labios
no salvará a nadie, y será en cambio un gran engaño.

My Life Today (Mi Vida Diaria), p. 250

Nadie que sinceramente ame y tema a Dios seguirá quebrantando el punto más
insignificante de la ley. [Trad.]

El Conflicto de los Siglos, p.421

Los que vivan en la tierra cuando cese la intercesión de Cristo en el santuario


celestial deberán estar en pie en la presencia del Dios santo sin mediador. Sus
vestiduras deberán estar sin mácula; sus caracteres, purificados de todo
pecado por la sangre de la aspersión. Por la gracia de Dios y sus propios y
diligentes esfuerzos deberán ser vencedores en la lucha con el mal. Mientras se
prosigue el juicio investigador en el cielo, mientras que los pecados de los
creyentes arrepentidos son quitados del santuario, debe llevarse a cabo una obra
especial de purificación, de liberación del pecado, entre el pueblo de Dios en la
tierra. Esta obra está presentada con mayor claridad en los mensajes del capítulo
14 del Apocalipsis.

Cuando esta obra haya quedado consumada, los discípulos de Cristo estarán
listos para su venida.

Ibíd., p. 657

El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el


universo está purificado. La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la
creación. De Aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la
extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo
más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas, declaran en su belleza sin
mácula y en júbilo perfecto, que Dios es amor.

Maranata: El Señor Viene, p. 336

Si la justicia hubiera desaparecido y fuese posible que la misericordia divina


abriese sus puertas a toda la humanidad, sin tomar en cuenta su carácter, habría
en el cielo una situación de desafecto y rebelión peor que la que se produjo
cuando Satanás fue expulsado. “Se romperían la paz, la felicidad y la armonía del
cielo. El traslado de la tierra al cielo no cambiará el carácter de los hombres. La
felicidad de los redimidos en el cielo será el resultado del carácter semejante al de
Cristo que hayan formado en esta vida. Los santos del cielo habrán comenzado
por ser santos en la tierra.

Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 47

Cristo espera con un deseo anhelante la manifestación de sí mismo en su


iglesia. Cuando el carácter de Cristo sea perfectamente reproducido en su pueblo,
entonces vendrá él para reclamarlos como suyos.

Marcos 4:29

Cuando el fruto lo admite, en seguida mete la hoz, porque ha llegado la siega.

La justificación por la fe incluye tanto la justificación como la santificación. Por


medio de nuestro arrepentimiento de los pecados anteriores y el perdón de
Cristo de esos pecados, la justificación provee la liberación de la pena de muerte.
Cristo nos imputa los méritos de su muerte. Nos acredita a nosotros lo que Él hizo
por nosotros. Sin embargo, su muerte sólo nos salva cuando lo copiamos a Él por
medio de la obediencia a la Palabra de Dios. Por medio de la santificación, la cual
es de igual importancia, Cristo imparte su justicia al creyente obediente, de esa
manera haciendo posible la victoria completa sobre el pecado y la preparación del
individuo para el sellamiento con la lluvia tardía.

Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 45

En cada grado de desarrollo, nuestra vida puede ser perfecta; pero, si se


cumple el propósito de Dios para con nosotros, habrá un avance continuo. La
santificación es la obra de toda la vida.

The Review and Herald (La Revista Adventista) 19 de noviembre de 1908

El mensaje del tercer ángel debe iluminar la tierra con su gloria; pero  sólo a
aquéllos que hayan resistido la tentación en el poder del Todopoderoso se les
permitirá participar en proclamarlo cuando se torne en el gran clamor. [Trad.]

Tanto la justificación como la santificación se obtienen solamente por la fe. No es


posible ser justificado por la fe sin obtener la santificación por medio de la misma
fe. Ambas son inseparables. De nuestra parte, ambas
requerirán esfuerzo y disciplina propia. Sin embargo, la justicia no viene por medio
de un gran esfuerzo por lograrla nosotros mismos, sino por la decisión de entregar
nuestra voluntad a la de Cristo y de permitirle obrar en nosotros, pidiendo su
ayuda y su poder cuando venga la tentación.

Hijos e Hijas de Dios, p. 117

...Como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios. Efesios


6:6.

Que nadie diga: “No puedo vencer mis defectos de carácter”; porque si tal es
vuestra decisión, no podréis tener la vida eterna. La imposibilidad yace totalmente
en vuestra voluntad. Si no queréis, entonces no podréis.

La verdadera dificultad consiste en la corrupción del corazón no santificado, y


en la falta de disposición para someterse a la voluntad de Dios. Cuando nazca el
determinado propósito en vuestros corazones de vencer, entonces estaréis en
disposición de triunfar, y cultivaréis aquellos rasgos del carácter que son
deseables, y emprenderéis el conflicto con esfuerzo continuo y perseverante.
Ejerceréis una vigilancia constante sobre vuestros defectos de carácter, y
cultivaréis modalidades correctas en las cosas pequeñas. La dificultad de
vencer disminuirá en proporción a la santificación del corazón por la gracia de
Cristo.

Nuestra voluntad debe decidir abandonar nuestros deseos pecaminosos y


entregar todo a la voluntad de Dios. Esto debe llevarse a cabo cada vez que
somos tentados. Pidamos el poder de Dios, y recibiremos la victoria. Jesús nunca
dejó de tener tentaciones, y ellas nunca cesarán para nosotros. Es una batalla
continua. Sin embargo, si confiamos en sus palabras, Dios nos ha prometido la
victoria. Cuando controlamos nuestra voluntad y decidimos obedecer, a Dios cada
momento, estamos venciendo—con sus fuerzas, no con las nuestras.

El Conflicto de los Siglos, pp. 518-519


Los discípulos de Cristo saben muy poco de las tramas que Satanás y sus
huestes urden contra ellos. Pero el que está sentado en los cielos hará servir
todas esas maquinaciones para el cumplimiento de sus altos designios. Si el
Señor permite que su pueblo pase por el fuego de la tentación, no es porque se
goce en sus penas y aflicciones, sino porque esas pruebas son necesarias para su
victoria final.  Él no podría, en conformidad con su propia gloria, preservarlo de la
tentación; pues el objeto de la prueba es precisamente prepararlo para resistir a
todas las seducciones del mal.

Ni los impíos ni los demonios pueden oponerse a la obra de Dios o privar de su


presencia a su pueblo, siempre que éste quiera con corazón sumiso y contrito
confesar y abandonar sus pecados y aferrarse con fe a las promesas
divinas. Toda tentación, toda influencia contraria manifiesta o secreta, puede ser
resistida victoriosamente: ¡No por esfuerzo, ni con poder, sino por mi Espíritu! dice
Jehová de los ejércitos” Zacarías 4:6, VM.

Dios Nos Cuida, p. 65

Nada puede apartaros de Dios fuera de la voluntad rebelde.

La voluntad es el poder que domina en la naturaleza humana. Si se afirma la


voluntad debidamente, todo el resto del ser quedará bajo su dominio. La voluntad
no es el gusto o la inclinación, sino la capacidad de elegir y decidir, la capacidad
suprema, que obra en los hijos de los hombres para obedecer o desobedecer a
Dios.

Somos responsables por nuestras decisiones. Cuando pecamos, es porque


hemos elegido pecar. La excepción es un pecado de ignorancia. Sin embargo, se
nos pedirán cuentas por no investigar en qué consiste el pecado.

2 Timoteo 2:15

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene
de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.

Juan 15:22

Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora


no tienen excusa por su pecado.

Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh-day Adventists


(Bosquejos Históricos de las Misiones Extranjeras de los Adventistas del Séptimo
Día), p. 234

Todos serán juzgados conforme a la luz que haya brillado sobre ellos. Si han
recibido luz en cuanto al sábado, no podrán ser salvos si rechazan esa luz. Pero a
ninguno se le pedirán cuentas por la luz que nunca recibió.

Mensajes Selectos, tomo 3, p. 395

En esta época hemos sido privilegiados con luz acrecentada y grandes


oportunidades, y somos considerados responsables por el progreso de esa luz.
Esto debe manifestarse por el aumento de la piedad y la devoción. Nuestra lealtad
a Dios debe estar en proporción con la luz que brilla sobre nosotros en esta época.

Obreros Evangélicos, p. 170


La luz pone de manifiesto y corrige los errores escondidos en las tinieblas; y al
aparecer ella, la vida y el carácter de los hombres deben cambiar de una manera
correspondiente, para estar en armonía con ella. Los pecados que eran una
vez pecados de ignorancia, debido a la ceguera de la mente, no pueden ya ser
practicados sin culpa. Al recibir mayor luz, los hombres deben ser reformados,
elevados y refinados por ella, o se volverán más perversos y obstinados que antes
de llegarles la luz.

No podemos confiar en el yo, porque su inclinación natural es hacia el pecado. Sin


embargo, mientras Cristo more en nuestros corazones, no pecaremos.

Romanos 8:1

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los
que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

Si desconfiamos de nosotros mismos y confiamos en que Jesús produzca “en


nosotros el querer como el hacer”, ésa es la victoria.

Filipenses 2:12-16

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi


presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra
salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el
querer como el hacer, por su buena voluntad. Haced todo sin murmuraciones y
contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en
medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis
como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, para que en el día de
Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.

El rendimiento del yo causa agonía, porque no muere fácilmente. Pero Cristo ha


prometido darnos su poder para vencer cada pecado acariciado si nos entregamos
a Él.

Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 253

Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se une con su corazón, la voluntad


se fusiona con su voluntad, la mente llega a ser una con su mente, los
pensamientos se sujetan a él; vivimos su vida. Esto es lo que significa estar
vestidos con el manto de su justicia.

El Discurso Maestro de Jesucristo, pp. 141-142

La vida cristiana es una lucha y una marcha; pero la victoria que hemos de


ganar no se obtiene por el poder humano. El terreno del corazón es el campo de
conflicto. La batalla que hemos de reñir, la mayor que hayan peleado los hombres,
es la rendición del yo a la voluntad de Dios, el sometimiento del corazón a la
soberanía del amor. La vieja naturaleza nacida de la sangre y de la voluntad de la
carne, no puede heredar el reino de Dios. Es necesario renunciar a las tendencias
hereditarias, a las costumbres anteriores. ...

  Únicamente Dios puede darnos la victoria. Él desea que disfrutemos del


dominio sobre nosotros mismos, sobre nuestra propia voluntad y costumbres.
Pero no puede obrar en nosotros sin nuestro consentimiento y cooperación. ...
No se gana la victoria sin mucha oración ferviente, sin humillar el yo a cada
paso. Nuestra voluntad no ha de verse forzada a cooperar con los agentes divinos;
debe someterse de buen grado. ... La voluntad debe colocarse de parte de la
voluntad de Dios.

Los hábitos pecaminosos deben ser reemplazados por buenos hábitos.


Necesitamos una voluntad que elija continuamente morir al yo y al pecado, que
prefiera aun la muerte física antes de deshonrar a Dios, y una voluntad que lo elija
a Él por toda la eternidad.

Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 255

Satanás había aseverado que era imposible para el hombre obedecer los
mandamientos de Dios; y es cierto que con nuestra propia fuerza no podemos
obedecerlos. Pero Cristo vino en forma humana, y por su perfecta obediencia
probó que la humanidad y la divinidad combinadas pueden obedecer cada uno de
los preceptos de Dios.

1 Juan 3:9

Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de


Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

Desconfíe de informes en cuanto a la justificación por la fe de los siguientes


individuos, quienes enseñan o han enseñado ideas falsas: Roy Adams, LeRoy
Froom, Clifford Goldstein, Norman Gulley, William Johnsson, George Knight, Roy
Naden, Jack Sequeira, Morris Venden, Martin Weber, Woodrow Whidden III, y
otros como ellos. A continuación presentamos algunos ejemplos.

Faith That Works (La Fe que Obra), Morris L. Venden, Review & Herald
Publishing, Hagerstown, Maryland, 1999, pp. 161-165

Todos somos pecadores, aunque nunca hayamos hecho nada ‘malo’.  Lo que
nos hace pecadores no es cometer pecado. Lo que nos constituye pecadores es el
hecho de haber nacido. ... Nacimos pecadores, y pecamos porque somos
pecadores. ¡No somos pecadores porque pecamos! ... Debido a que por
naturaleza somos pecadores, nunca podremos, por nuestra propia fuerza, producir
ninguna obediencia. [Trad.]

To Know God: A Five Day Plan (Un Plan de Cinco Días para Conocer a Dios),
Morris L. Venden, Review & Herald Publishing, Hagerstown, Maryland, 1983, pp.
22-23

El ser humano peca porque es pecaminoso. No es pecaminoso porque peca. ...


Ni siquiera es necesario pecar para ser un pecador; lo único que hay que hacer es
nacer! [Trad.]

Adult Sabbath School Lesson Quarterly (Folleto de la Escuela Sabática para


Adultos), Primer Trimestre, Lección No 5, 23 de enero de 1983, p. 35

“Nacimos pecadores . . .”.  (Morris L. Venden) [Trad.]

He aquí lo que la Librería adventista (ABC) dice en cuanto a La Fe que Obra:

http://www.adventistbookcenter.com/Detail.tpl?sku=0828014353
 “Morris Venden explora el reino extraño y maravilloso de la gracia, y explica
cómo pelear la batalla de la fe. Escribe Venden,  ‘No se obtiene la justicia con el
hecho de buscarla. La justicia viene cuando buscamos a Jesús’.  Tanto los que
buscan, como los que desean hacer todo por su propia cuenta, hallarán aquí todo
una fiesta de cosas buenas. Abra este libro devocional y únase a la fiesta”. [Trad.]

No, muchas gracias. Es preferible abstenerse de las fiestas y celebraciones de


este mundo y esperar las de los atrios celestiales.

Tristemente, durante el período cuando Roy Adams sirvió como redactor asociado
de la Adventist Review (La Revista Adventista), él escribió el libro titulado The
Nature of Christ (La Naturaleza de Cristo), el cual enseña que Cristo poseía una
naturaleza no caída/unfallen. La idea del pecado original (que nacemos
pecadores) enseña que todos seguirán pecando, por lo menos en su naturaleza,
hasta que regrese Cristo, e insta que el enfoque en la perfección nos distrae de
Cristo. Sin embargo, los que creen en obtener la victoria antes del regreso de
Cristo, tienen la atención centrada en seguir a Cristo, porque desean tener un
carácter como el suyo. No somos capaces de cambiar nuestra propia naturaleza,
pero podemos cambiar nuestros caracteres. Cuando Cristo regrese por segunda
vez, Él cambiará nuestra naturaleza pecaminosa.

La naturaleza humana pecaminosa o caída es la condición espiritual, mental y


física con la cual nacemos. Por lo tanto, sin la ayuda divina, es cosa muy fácil
cometer pecado. Sin embargo, debido a que hayamos nacido con una naturaleza
caída no significa que siempre pecaremos. La naturaleza no decide pecar; ésa es
obra del individuo. Por lo tanto, aunque Jesús tomó sobre sí una naturaleza caída,
eso no lo obligó a pecar. Él eligió no pecar, de la misma manera que nosotros
podemos elegir no pecar.

A diferencia de lo que enseña la nueva teología moderna, la Biblia nos da la única


definición del pecado. “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley,
pues el pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4).  Dios también nos ha dado la
siguiente cita del Espíritu de Profecía para asegurar que no nos confundamos en
cuanto a esta verdad fundamental.

El Conflicto de los Siglos, p. 484

La única definición del pecado es la que da la Palabra de Dios: “El pecado es


transgresión de la ley”; es la manifestación exterior de un principio en pugna con la
gran ley de amor que es el fundamento del gobierno divino.

General Conference Daily Bulletin (Boletín Diario de la Asociación General), 2 de


marzo de 1897, párr. 32

La única definición del pecado que presenta la Palabra de Dios, es la


transgresión de la ley.

Sermons and Talks (Sermones y Charlas), tomo1, p. 228

Cada pecador tiene el privilegio de preguntarle a su maestro en qué consiste el


pecado. Dame una definición del pecado. Tenemos una en 1 Juan 3.  “El pecado
es la transgresión de la ley’. De toda la Biblia, ésta es la única definición.

Somos culpables sólo cuando elegimos pecar en nuestros pensamientos, palabras


u obras, no porque ”hemos nacido pecadores”. El pecado consiste en ceder a
nuestra naturaleza caída. Es la creencia falsa de la predestinación la que no nos
permite el derecho de elegir a favor o en contra de Dios. El evangelio incluye el
libre albedrío. El pecado tiene que ver con nuestra voluntad, no con nuestra
naturaleza. Por lo tanto, Cristo pudiera haber heredado nuestra naturaleza caída,
pecaminosa, sin ceder al pecado. En Él no hubo pecado, porque siempre eligió
obedecer a Dios. Él no permitió que su naturaleza controlase sus decisiones. Él
usó su voluntad para controlarse a sí mismo.

Esta forma de entender la naturaleza de Cristo fue enseñada en los mensajes de


A. T. Jones, E. J. Waggoner, Elena de White y otros en 1888. Las buenas nuevas
del evangelio son que cuando nos arrepentimos, la gracia de Dios nos perdona, y
cuando le obedecemos por fe, nos restaura a su imagen para asemejarnos más y
más a Cristo mediante el poder del Espíritu Santo.

Cuando Jesús es simplemente nuestro Sustituto perfecto, negamos su victoria


sobre la naturaleza humana pecaminosa. Hagámoslo también nuestro Ejemplo
perfecto. Nuestro Salvador, el cual nos ha proporcionado la expiación, guiará a su
remanente hasta la victoria final. Sin embargo, nuestra naturaleza humana no será
cambiada hasta que seamos glorificados cuando Cristo regrese.

Hebreos 2:16

Porque ciertamente no tomó a los ángeles, sino a la simiente de


Abraham tomó.

El Deseado de Todas las Gentes, p. 32

Habría sido una humillación casi infinita para el Hijo de Dios revestirse de la
naturaleza humana, aun cuando Adán poseía la inocencia del Edén. Pero Jesús
aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años
de pecado.

Ministerio Médico, p. 237

Debe seguirse el ejemplo que él dejó. Él tomó sobre su naturaleza sin pecado
nuestra naturaleza pecaminosa, para saber cómo socorrer a los que son tentados.

Primeros Escritos, p. 152

Satanás se alegró de nuevo con sus ángeles de que por haber causado la
caída del hombre lograba hacer descender al Hijo de Dios de su excelsa posición.
Dijo a sus ángeles que cuando Jesús tomara la naturaleza del hombre caído,
podría vencerlo e impedir el cumplimiento del plan de salvación.

Mensajes Selectos, tomo 1, p. 296

¡Qué espectáculo contempló así el cielo! Cristo, que no conocía en lo más


mínimo la mancha o contaminación del pecado, tomó nuestra naturaleza en su
condición deteriorada. Ésta fue una humillación mayor que la que pueda
comprender el hombre finito. Dios fue manifestado en carne.

Primeros Escritos, p. 150

También les dijo que ellos tendrían una parte que cumplir: estar con él, y
fortalecerlo en varias ocasiones; que tomaría la naturaleza caída del hombre, y su
fortaleza no equivaldría siquiera a la de ellos [de los ángeles] . . .
Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 7-A, pp. 450-451

Revestido del manto de la humanidad, el Hijo de Dios descendió al nivel de los


que deseaba salvar. En Él no había ni engaño ni pecado; siempre fue puro e
incontaminado; y sin embargo tomó sobre sí nuestra naturaleza pecaminosa .  Al
revestir su divinidad de humanidad, para poder relacionarse con la humanidad
caída, trató de recuperar para el hombre lo que Adán había perdido, como
consecuencia de la desobediencia, tanto para sí mismo como para el mundo.

The Spirit of Prophecy (El Espíritu de Profecía), tomo 2, p. 39

Era el plan de Dios que Cristo tomase sobre sí el cuerpo y naturaleza del


hombre caído, para que fuese perfeccionado por medio del sufrimiento, y
soportase en sí mismo la fuerza de las fieras tentaciones de Satanás, para que Él
pudiese comprender cómo socorrer a los que fuesen tentados. [Trad.]

Mensajes Selectos, tomo 3, p. 151

Aunque no tenía ninguna mancha de pecado en su carácter, condescendió en


relacionar nuestra naturaleza humana caída con su divinidad. Al tomar sobre sí
mismo la humanidad, honró a la humanidad. Al tomar nuestra naturaleza caída,
mostró lo que ésta podría llegar a ser si aceptaba la amplia provisión que él había
hecho para ello y llegaba a ser participante de la naturaleza divina.

Mensajes Selectos, tomo 1, p. 477

Me han llegado cartas que afirman que Cristo no podría haber tenido la misma
naturaleza que el hombre, pues si la hubiera tenido, habría caído bajo tentaciones
similares. Si no hubiera tenido la naturaleza del hombre, no podría ser nuestro
ejemplo. Si no hubiera sido participante de nuestra naturaleza, no podría haber
sido tentado como lo ha sido el hombre. Si no le hubiera sido posible rendirse ante
la tentación, no podría ser nuestro ayudador. Fue una solemne realidad que Cristo
vino para reñir las batallas como hombre, en lugar del hombre. Su tentación y
victoria nos dicen que la humanidad debe copiar el Modelo. El hombre debe llegar
a ser participante de la naturaleza divina.

1 Pedro 2:21-22

Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por


nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo
pecado, ni se halló engaño en su boca;

Cristo tomó sobre sí mismo nuestra naturaleza humana caída, pero Él nunca
pecó. Él dejó a un lado su divinidad y se aferró de la divinidad perfecta de Dios
como su ejemplo perfecto. Si Jesús pudiese haber usado su divinidad, ¿por qué
oraba a su Padre celestial pidiendo ayuda?  Eso no tiene sentido. Él jamás usó su
divinidad. Él se aferró de la divinidad de Dios. De esa manera, Él no tuvo ninguna
ventaja que nosotros no tuviésemos. Él es nuestro Ejemplo perfecto sobre cómo
guardar los Diez Mandamientos. Nosotros, también, podemos aferrarnos de la
divinidad de Dios y así recibir omnipotencia, tal como la recibió Jesús cuando
estuvo en la tierra.  Cristo tomó nuestra naturaleza humana caída para que
nosotros fuéramos partícipes de su naturaleza divina.  Cuán grande amor, y
cuánta esperanza nos infunde. Cuán insensatos seríamos si no aprovechamos
ese poder.

Palabras de Vida del Gran Maestro, pp. 267-268


Un carácter formado a la semejanza divina es el único tesoro que podemos
llevar de este mundo al venidero. Los que en este mundo andan de acuerdo con
las instrucciones de Cristo, llevarán consigo a las mansiones celestiales toda
adquisición divina. Y en el cielo mejoraremos continuamente. Cuán importante es,
pues, el desarrollo del carácter en esta vida.

Los seres celestiales obrarán con el agente humano que con determinada fe
busque esa perfección de carácter que alcanzará la perfección en la acción. Cristo
dice a cada uno de los que se ocupan en su obra: Estoy a tu mano derecha para
ayudarte.

Cuando la voluntad del hombre coopera con la voluntad de Dios, llega a ser
omnipotente. Cualquier cosa que debe hacerse por orden suya, puede llevarse a
cabo con su fuerza. Todos sus mandatos son habilitaciones.

El Deseado de Todas las Gentes, p. 619

El Salvador anhelaba profundamente que sus discípulos comprendiesen con


qué propósito su divinidad se había unido a la humanidad. Vino al mundo para
revelar la gloria de Dios, a fin de que el hombre pudiese ser elevado por su poder
restaurador. Dios se manifestó en él a fin de que pudiese manifestarse en
ellos. Jesús no reveló cualidades ni ejerció facultades que los hombres no
pudieran tener por la fe en él . Su perfecta humanidad es lo que todos sus
seguidores pueden poseer si quieren vivir sometidos a Dios como él vivió.

Manuscript Releases (Manuscritos), tomo 13, p. 18

Él pudiera haber pecado;  Él pudiera haber caído, pero ni por un momento hubo
en Él alguna propensión maligna hacia el pecado. [Trad.]

Mensajes Selectos, tomo 1, p. 299

Al tomar sobre sí la naturaleza del hombre en su condición caída, Cristo no


participó de su pecado en lo más mínimo.

El Deseado de Todas las Gentes, p. 86

A pesar de que los pecados de un mundo culpable pesaban sobre Cristo, a


pesar de la humillación que implicaba el tomar sobre sí nuestra naturaleza caída,
la voz del cielo lo declaró Hijo del Eterno.

Mensajes Selectos, tomo 3, p. 153

El Redentor del mundo pasó por el mismo terreno donde Adán cayó por haber
desobedecido la ley expresa de Jehová; y el unigénito Hijo de Dios vino a nuestro
mundo como un hombre, para revelar al mundo que los seres humanos podían
guardar la ley de Dios. Satanás, el ángel caído, había declarado que ningún
hombre podía guardar la ley de Dios después de la desobediencia de Adán.

The Signs of the Times (Las Señales de los Tiempos), 16 de enero de 1896

Satanás declaró que era imposible que los hijos e hijas de Adán guardasen la
ley de Dios, y entonces acusó a Dios de carecer amor y sabiduría.  Si ellos no
eran capaces de guardar la ley, era la culpa del Dador de la ley. Al aseverar que el
ser humano no puede guardar la ley de Dios, los individuos controlados por
Satanás repiten las mismas acusaciones contra Dios. Jesús se humilló a sí mismo,
revistió su divinidad con la humanidad, de manera que pudiese estar a la cabeza
de la familia humana y, tanto por precepto como por ejemplo, condenar el pecado
en la carne y desmentir las acusaciones de Satanás. Él fue sujeto a las
tentaciones más terribles que la naturaleza humana pueda soportar, sin embargo,
no pecó; porque el pecado es la transgresión de la ley.  Por fe se aferró de la
divinidad, de la misma manera como la humanidad puede aferrarse del poder
infinito por medio de Él. Aunque fue tentado en todo, tal como son tentados los
hombres, Él no pecó. Él no abdicó su lealtad a Dios, como lo hiciera Adán.[Trad.]

Si Cristo hubiese venido con una naturaleza no caída, Él no pudiese haber muerto,


porque nadie que posea una naturaleza tal puede morir.  ¿Por qué habría sido
tentado Cristo si no pudiese haber pecado? Es más, si Cristo hubiese venido con
una naturaleza no caída, nosotros no tendríamos ninguna esperanza de obtener la
victoria. No habría esperanza de que los 144,000 pudiesen vivir sin tener a su
Intercesor en el Lugar Santísimo justo antes de que Él regrese a esta tierra para
llevarlos al hogar. Satanás quiere que muramos en nuestros pecados, no que
seamos salvados de ellos. ¡Debemos estar muy agradecidos de que su mentira
haya sido expuesta y que al mismo fin de la historia de esta tierra, un pueblo
remanente vindique la ley de Dios al obtener la victoria sobre el pecado! Un
correcto entendimiento de la naturaleza de Cristo incluye un entendimiento cabal
de la salvación, del mensaje del santuario, de las normas y la conducta, como
también de la segunda venida.

Tito 2:12-14

Enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos


mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la
esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y
Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda
iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.

Apocalipsis 14:12

Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de


Dios y la fe de Jesús.

The Review and Herald (La Revista Adventista), 26 de octubre de 1897

La obediencia a los mandamientos de Dios es la única señal verdadera de la


santificación.  La desobediencia es la seña de la deslealtad y la apostasía. [Trad.]

Efesios 4:11-15

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,


evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para
la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón
perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no
seamos niños, zarandeados por las olas y llevados a la deriva por todo viento de
doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las
artimañas del error, sino que aferrándonos a la verdad en amor, crezcamos en
todo hacia aquél que es la cabeza, esto es, Cristo.

Mateo 5:16

Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Mateo 7:21

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el
que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

La perfección cristiana consiste en permitir que Dios haga su obra en nosotros


mientras que nosotros dependemos de Él por la fe. Significa la victoria plena sobre
el pecado, porque ya no deseamos rebelarnos contra la voluntad de Dios. Esto
también incluye aprender cuál es la voluntad de Dios para nosotros. Anhelamos
dar gloria a Dios, no a nosotros mismos. Todavía vendrán tentaciones, pero no
cederemos. Ser perfecto no significa que seremos iguales a Cristo, y nunca
sentiremos que somos perfectos. La perfección también consiste de una relación
continua con Dios, tal como la tuvo Jesús. Es un reflejo de su carácter.

The Review and Herald (La Revista Adventista), 5 de febrero de 1880

Dios se complace con los que no creen que han logrado la perfección, sino
que constantemente están tratando de mejorar. Él desea que lleguemos a tener
una conexión con Él, que aumentemos en entendimiento, y
que reformemos nuestros hábitos, siempre alcanzando más y más alto,
y acercándonos más a la norma de la perfección. [Trad.]

2 Pedro 1:3-7

Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido
dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de Aquél que nos llamó por
su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y
grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la
naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa
de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo,
añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio
propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto
fraternal; y al afecto fraternal, amor.

Gálatas 5:22-23

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,
fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

The Review and Herald (La Revista Adventista), 26 de abril de 1881

La unidad es el resultado seguro de la perfección cristiana. [Trad.]

Manuscript Releases (Manuscritos), tomo 12, p. 155

Debe unirse el esfuerzo humano con el poder divino, para que podamos


hacer la obra final para este tiempo. [Trad.]

Mensajes Selectos, tomo 2, p. 343

Que las iglesias que pretenden creer la verdad y predican la ley de


Dios, observen esa ley y se aparten de toda iniquidad. Que cada miembro de la
iglesia resista las tentaciones que lo invitan a practicar el mal y a complacerse en
el pecado. Que la iglesia comience la obra de purificación delante de Dios
mediante el arrepentimiento, la humillación y la investigación profunda del
corazón, porque nos encontramos en el verdadero día de la expiación, en una
hora solemne cargada de resultados eternos.
No somos salvos mientras estemos en el pecado, pero Dios protegerá a los
sinceros de su pueblo quienes Él sabe se arrepentirán. En la Biblia, muchos
fueron protegidos aunque pecaron, y Él hará lo mismo hoy en día.

El Conflicto de los Siglos, p. 605

Así, en el tiempo de angustia, si el pueblo de Dios conservase pecados aún


inconfesos cuando lo atormenten el temor y la angustia, sería aniquilado; la
desesperación acabaría con su fe y no podría tener confianza para rogar a Dios
que le librase. Pero por muy profundo que sea el sentimiento que tiene de su
indignidad, no tiene culpas escondidas que revelar. Sus pecados han sido
examinados y borrados en el juicio; y no puede recordarlos.

Apocalipsis 2:7

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le
daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios. [2:11]
El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte. [2:17] Al que venciere,
daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la
piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquél que lo
recibe. [3:5] El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su
nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante
de sus ángeles. [3:12] Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi
Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el
nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo,
de mi Dios, y mi nombre nuevo.  [3:21] Al que venciere, le daré que se siente
conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en
su trono. [21:7]  El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él
será mi hijo.

Mateo 5:48

Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto.

Mateo 6:13

Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el
poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

¿DÓNDE SE ORIGINÓ EL TÉRMINO "NUEVA


TEOLOGÍA"?
Cuando la teología Adventista fue adaptada al mundo evangélico en los dialogos
ecumenicos con Walter Martin en 1956, el pastor M. L. Andreasen alertó a las iglesias
enviándoles 6 cartas, en las que se usó por primera vez el término "nueva teología".
(Puedes descargarte las cartas haciendo click AQUÍ).

“Un Salvador que nunca ha sido tentado, que nunca ha tenido que batallar con las
pasiones, que nunca ha “ofrecido oraciones y súplicas con fuerte llanto y lágrimas delante
de Él que estaba capacitado para salvarlo de la muerte”, quien “aún cuando era un Hijo”
nunca aprendió a obedecer a través de estas cosas, sino que era “exento” de las
verdaderas cosas que un Salvador debe experimentar: tal salvador es lo que esta nueva
teología nos ofrece.” Carta 1.
“Es, desde luego, patente a todos, que nadie puede exigir que creamos en los Testimonios
y que también creamos en la nueva teología que Cristo fue exento de las pasiones
humanas. Es una cosa o la otra. La denominación está siendo ahora llamada a decidir.
Aceptar las enseñanzas de 'Preguntas sobre Doctrinas' implica en abandonar la fe que
Dios le ha dado a este pueblo.” Carta 1.
“Preguntas sobre Doctrinas, página 383, declara que Cristo estuvo exento. El Espíritu de
Profecía deja claro que Cristo no estaba exento de las tentaciones y pasiones que afligen a
los hombres. Cualquiera que acepte la nueva teología tiene que rechazar los Testimonios.
Aquí no hay otra opción.” Carta 1.
“Hacer la declaración de que “Cristo está efectuando la expiación ahora” que diga que Él la
está aplicando ahora, es indefendible gramaticalmente, filológicamente, teológicamente y
en sentido común. Y continuar, y bajo esa falsa interpretación construir una nueva
teología que es impuesta con sanciones, es simplemente algo que está fuera de este
mundo." Carta 3.
“El actual atentado para disminuir y destruir la confianza en el Espíritu de Profecía y
establecer una nueva teología, puede decepcionar a algunos, tal vez a muchos, pero las
bases sobre las cuales hemos construido todos estos años, aún están en pie, y Dios aún
vive. Esta advertencia no debe ser desatendida. 'Si usted disminuye la confianza del
pueblo de Dios en los testimonios que Él les ha enviado, usted se está rebelando contra
Dios tan ciertamente como lo fueron Coré, Datán y Abiram' 5T:66.” Carta 3.
“Cuando el Dr. Barnhouse dice 'algunos' de nuestros profesores antiguos enseñaban 'que
la obra expiatoria de Jesús no estaba completa en el Calvario', él debe haber encontrado
esa información de alguno de los autores 'no informados' de nuestra nueva teología; ya
que la historia informa que todos nuestros profesores enseñaban eso: James White, J.H.
Waggoner, Uriah Smith, J.N. Andrews, J. N. Loughborough, C.H. Watson, E.E. Andross, W.H.
Branson, Camdem Lacey, R.S. Owen, O.A. Johnson, H.R. Johnson, F.D. Nichol (hasta 1955),
todos defendieron valientemente la doctrina de la obra expiatoria de Cristo desde 1844, y
llevaron sus convicciones al papel.” Carta 4.
“Mi propio caso deja claro que sin ningún juicio o audiencia, yo sería traído ante el
tribunal, no para una audiencia, sino que para ser condenado sin una audiencia por los
hombres que se han escogido a si mismos como jueces. Debemos tener en mente que
esto fue hecho antes de la Conferencia general de 1958, antes que la nueva teología fuese
oficialmente aceptada, y antes que la denominación tuviese una oportunidad de
expresarse a si mismo sobre el asunto.” Carta 4.
“En una carta anterior he relatado como en el mes de Mayo de 1957, vine a poseer algunas
minutas oficiales de los fideicomisarios de los Escritos de E. G. White, que supuestamente
debieran ser secretos, los cuales revelaban una tentativa de manipulación de los
Testimonios al ser insertadas en algunos libros, notas y explicaciones que harían parecer
que la hermana White estaba en armonía con ellas, o que por lo menos no se oponía a
ellas, la nueva teología apoyada en la revista Ministry y en el libro Preguntas sobre
Doctrinas. Me quedé sin habla cuando leí este documento oficial, y doblemente perplejo
cuando entendí que este plan tenía la sanción de el liderazgo, y que era un procedimiento
aprobado. Esto significaría que los hombres podrían hacer libremente inserciones en los
escritos del Espíritu de Profecía, los cuales viciarían o cambiarían el significado original de
lo que la hermana White había escrito.” Carta 5.
“De acuerdo a la nueva teología, la cual nuestros líderes han aceptado y la están ahora
enseñando, los 144.000 serán sometidos a una tentación mucho mayor que aquella que
soportó Cristo. Ya que la última generación llevará las debilidades y las pasiones de sus
antepasados, ya que ellos dicen que Cristo estaba exento de ellas. Somos informados que
Cristo, no heredó ninguna de las pasiones “que corrompieron a los descendientes
naturales de Adán” Preguntas sobre Doctrinas: 383. Él estaba por lo tanto funcionando en
un nivel diferente y más alto, que aquel que tienen que enfrentar los hombres, el cual
tiene que pelear contra pasiones heredadas, no conociendo y no teniendo entonces Él
ninguna experiencia real del poder del pecado. Pero este no es el tipo de salvador que yo
necesito. Yo necesito Uno que haya sido 'tentado en todos los puntos así como nosotros
lo somos' Heb. 4:15.” 
Pero mucho más que esto es lo que está implicado en la nueva teología; ellos colocan una
acusación contra Dios como siendo el autor de un esquema para engañar tanto al hombre
como a Satanás: Satanás ha mantenido consistentemente que Dios es injusto al requerir
del hombre obedezca Su ley, lo cual él dice que es imposible. Dios ha sostenido que sí es
posible, y para sostener sus reclamos ofreció a Su Hijo para que venga a este mundo y
probase lo que Él estaba afirmando. El Hijo vino y guardó la ley y desafió al hombre a que
lo convenciera de pecado. Él fue encontrado sin pecado, santo y sin mancha. Él comprobó
que la ley puede ser guardada, y Dios permaneció vindicado; y se encontró que Sus
requerimientos de que el hombre guardara Sus mandamientos eran justos. Dios había
ganado y Satanás había sido derrotado. 
Pero había una dificultad en todo esto; Satanás reclamó de que Dios no había jugado
limpio; Él había favorecido a Su Hijo, lo había “exentado” de los resultados de la obra de la
gran ley de la herencia a la cual todos los hombres están sujetos; Él había exentado a
Cristo de “las pasiones heredadas y de las poluciones que corrompen a los descendientes
naturales de Adán” Preguntas sobre Doctrinas: 383. Él no había exentado a la humanidad
como un todo, sino que solamente a Cristo. Eso, evidentemente, invalidaba la obra de
Cristo en la tierra. Él no era más uno de nosotros que había demostrado el poder de Dios
para guardar al hombre de pecar. Él era un engañador a quien Dios le había dado un trato
preferencial y no lo había afligido con pasiones heredadas tal cual lo es el hombre.”  Carta
6.
Yo soy un Adventista del Séptimo Día, y yo amo este mensaje
que he predicado por tanto tiempo. Sufro profundamente
cuando veo que los pilares fundamentales están siendo
destruidos, la verdad bendita que ha hecho de nosotros lo que
somos, está siendo abandonada." Carta 1. M.L ANDREASEN

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