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.1.- La ecología.

El concepto de Ecología varía según los distintos autores. Para Eugene Odum, es el estudio de las
relaciones de los organismos o grupos de organismos con su medio, y también se la define como el
estudio de la estructura y función de la naturaleza1[1], entendiendo al hombre como parte de esta. Para el
ecólogo catalán Ramón Margalef, la Ecología es el estudio de los ecosistemas.

Tal como lo expresa este último autor, la historia de la ecología se aparta de las otras ciencias
porque mientras que, en general, estas ciencias tienden al análisis, a circunscribir y luego dividir su
campo de trabajo, la Ecología es una ciencia de síntesis, que combina materiales de distintas disciplinas
con puntos de vista propios.

La Ecología como ciencia no escapa a la generalidad, tratando de construir o "descubrir"


invariantes o leyes propias de su objeto de estudio, vale decir, de los distintos niveles de organización que
constituyen el mismo: las poblaciones, las comunidades bióticas, los ecosistemas y la biósfera, con dos
grandes líneas o direcciones de trabajo, un relacionada con principios muy generales en relación con la
física, especialmente con la termodinámica, la teoría de la información y las matemáticas, o sea lo que
hoy se entiende por "teoría ecológica", y otra que estudia en forma más pragmática o práctica la relación
del hombre con su ambiente, incluyendo cada vez más factores sociológicos, económicos y culturales en
su como elementos de análisis, tales como la desigual distribución de la riqueza, las formas de esa
distribución, la pobreza, el modo de uso de los recursos naturales y su relación con la economía, etc,
quedando así "a caballo" entre la vieja división conceptual de las llamadas ciencias sociales y ciencias
naturales.

El nivel de organización donde la Ecología centra su principal atención, es el de ecosistema . La


biosfera, esa "delgada capa" que ocupa lo primeros kilómetros de la atmósfera, la superficie de los
continentes y los océanos hasta los fondos de sus más profundos abismos, donde se desarrolla y
manifiesta la vida en nuestro planeta en todo su potencial, se ha ido "construyendo" a lo largo de
centenares de millones de años, durante los cuáles la "cadena de la vida", transmitida a través del código
genético, ha originado su enorme complejidad.

Esta gran complejidad no se ha estructurado al azar, sino que los individuos se organizan en
bloques más o menos grandes que podemos denominar "ecosistemas".

Formalmente, el término ecosistema fue propuesto por primera vez por el ecólogo inglés A. G.
Tansley en 1935. La definición científica del mismo varía según los diferentes autores, del mismo modo
que varía la definición de Ecología, que es la ciencia que los estudia. Para Ramón Margalef, se trata de
sistemas formados por individuos de muchas especies, en seno de ambientes de característica definibles, e
implicados en un proceso dinámico e incesante de interacción, ajuste y regulación, expresable bien como
intercambio de materia y energía, bien como una consecuencia de nacimientos y de muertes, y uno de
cuyos resultados es la evolución a nivel de las especies y la sucesión en el sistema entero2[2]. Un sistema
de este tipo, es decir formado por organismos vivos, un retazo cualquiera de la biosfera, es un ecosistema.
La palabra ecosistema no se usa en el sentido de unidad concreta, sino de nivel de organización.

1.2.- Qué es la diversidad biológica.

Por "biodiversidad" o "diversidad biológica" se entiende la variabilidad de la vida en todas sus


formas, niveles y combinaciones. No es la simple suma de todas los ecosistemas, especies y material
genético. Por el contrario, representa la variabilidad dentro y entre ellos. Es, por lo tanto, un atributo de
la vida, a diferencia de los "recursos biológicos", que son los componentes bióticos tangibles de los
ecosistemas.
La "diversidad biológica" se describe convenientemente, pero no exclusivamente, en términos de
tres niveles conceptuales:

- Diversidad de ecosistemas: la variedad y frecuencia de los diferentes ecosistemas.

- Diversidad de especies: la frecuencia y diversidad de las diferentes especies.

- Diversidad genética: la frecuencia y diversidad de los diferentes genes y/o genomas. En la definición de
la diversidad biológica, la diversidad genética está incluida en la frase "diversidad dentro de cada especie.
Incluye las variaciones tanto dentro de una población como entre poblaciones.

Este concepto amplio de biodiversidad o diversidad biológica es el que se encuentra en el Convenio sobre
la Diversidad Biológica, por lo que no sólo es relevante desde el punto de vista científico, sino jurídico,
ya que deberá ser tenido en cuenta en la aplicación del Convenio en cada país signatario y en el Derecho
Internacional.

Dice Otto Solbrig3[3]: "Diversidad de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española es


equivalente a variedad, desemejanza, diferencia. En otras palabras, cuando un ente es diverso significa
que está compuesto de unidades diferentes. Biodiversidad es por lo tanto la propiedad de entes vivientes
de estar formados por unidades diferentes o desemejantes. O sea que cada entidad de la jerarquía
biológica -genes, células, individuos, poblaciones, comunidades y ecosistemas - está formada por más de
una unidad desemejante. Otra definición similar es que la biodiversidad es la variedad de formas
vivientes, los roles ecológicos que desarrollan y, la diversidad genética que contienen. Diversidad es una
propiedad fundamental de todo sistema biológico. Porque el sistema biológico es jerárquico, la diversidad
se manifiesta en cada nivel de la jerarquía biológica, desde moléculas hasta ecosistemas.

1.3.- Importancia económica de la diversidad biológica.

Para casi cualquier biólogo, ecólogo, especialista en recursos naturales, o ampliamente,


naturalista, preguntarse por la importancia de la diversidad biológica es casi una pregunta de perogrullo,
tanto que quizás el agregado del término "económico" desvirtúe la pregunta, o al menos la acote o
resigne. La actual conformación de nuestro planeta, en la mayor parte de su superficie, es fruto de algunos
miles de millones de años de coevolución de nuestro entorno físico con todas las formas de vida. Desde la
propia atmósfera, cuya composición cambió radicalmente con la presencia organismos capaces de realizar
la fotosíntesis y de "inyectar" como parte de ese proceso oxígeno molecular a la atmósfera, hasta la
presencia del "suelo", esa capa que va desde algunos centímetros a varios metros, que es mucho más que
una estructura estéril, sino que se conforma con la interacción de múltiples formas de vida y su medio
inerte, permitiendo así surgir el sustrato que dará nutrición a las plantas terrestres, hasta los diversos
"biomas" o grandes unidades paisajísticas como los bosques, llanuras herbáceas y arrecifes de coral, han
dependido para llegar a su actual estado y estructura, de la presencia de múltiples formas de vida a lo
largo de todo ese tiempo.

El ser humano, es parte y resultado de esa compleja red, y como tal, depende de su permanencia
como sostén de su propia existencia, y también, aún no estando en juego ésta, para una mejor, o peor, en
su caso, de provocar su degradación, calidad de vida.

Es difícil percatarse, desde el punto de vista aún "meramente" cualitativo, de la importancia de la


diversidad biológica, biodiversidad o de la vida por usar un término más comprensivo, en nuestras vidas.

Casi obviamente, nuestros alimentos, y no tan obviamente, nuestras vestimentas, y aún menos
obviamente, muchos de las medicinas que nos curan tienes su origen en esa biodiversidad (en algunos
casos podríamos decir "son" esa biodiversidad).
Desde los propios comienzos de sus orígenes como especie, y aún luego del surgimiento de la
cultura, el hombre dependió de su entorno para su supervivencia.

Primero como cazador recolector, en forma inevitable debió tener, tal como se observa en las
llamadas "culturas primitivas" existentes aún hoy día, tales como los bosquimanos de Sudáfrica, los
nativos australianos y algunas tribus amazónicas, que en parte conservan su cultura y medios de vida
ancestrales, un maravilloso conocimiento de las plantas y animales que les rodeaban, como cazarlos o
recolectarlos, el utilizar cada una de sus partes, sobre sus ciclos de vida, comportamiento, etc.

Más adelante, hace aproximadamente unos 10.000 años, en el comienzo del período neolítico,
comenzó a domesticar algunas especies vegetales y animales, y lo largo de miles de años de un proceso
de selección artificial, se fueron conformando las primeras especies domésticas, tanto vegetales como
animales, en diversas zonas del mundo, desde donde el propio ser humanos, en sus migraciones, las fue
llevando hacia otras regiones, a veces muy alejadas.

Así, entre las especies domésticas más conocidas, en medio oriente se originaron el trigo, la
cebada, el centeno, la oveja, las cabras, etc; en extremo oriente el arroz, en América del Sur la papa, el
tomate y los pimientos, en América Central el maíz y el cacao, etc.

Pensemos en la importancia que han cobrado estas especies hoy día a escala mundial para la
alimentación de toda la humanidad, y que hasta hace pocos centenares de años eran desconocidas en gran
parte del mundo fuera de lugar de origen donde se las cultivaba, y nos daremos cuenta de la importancia
de la diversidad, en este tanto genética como específica. Así, la papa, el tomate y maíz, recién se
conocieron en Europa y el resto del mundo luego de los primeros viajes de Colón, por poner una fecha
redonda, luego del 1.500.

Justamente hacia esa fecha, asistimos a una gran expansión de la civilización europea, gracias a
una serie de técnicas que la coadyuvaron, tanto al nivel de la navegación como de la metalurgia, etc.
Fueron los "siglos de los descubrimientos", cuando la civilización europea alcanzó América,
circunnavegó África, y llegó hasta Asia, Australia y las islas del Pacífico Sur.

Innumerables y desconocidas formas de vida de estos continentes fueron llevadas hasta Europa,
cuna de nuestra actual civilización occidental, algunas como meras curiosidades científicas, o para deleite
del "gran público"; otras, más o menos rápido, alcanzaron pronto una gran importancia, sea como
cultivadas o criadas en Europa, como sucedió prontamente con la papa y el maíz, o exportadas desde sus
sitios de origen, como muchas especias, frutos tropicales y pieles preciosas.

Asistimos, con la colonización europea de América, Africa, parte de Asia y Australia (la propia
Europa, y el este de Asia tenían complejas civilizaciones ya desde muy antaño, que perduraron a lo largo
del tiempo, dándoles una particular fisonomía cultural, paisajística y ecosistémica, ya que estas
civilizaciones interactuaron con la naturaleza durante miles de años, produciendo cambios profundos,
pero más en forma más vale progresiva y pausada) a una rápida degradación y transformación de los
paisajes originales. Por ejemplo, Estados Unidos de Norteamérica, perdió el 90% de su masa boscosa en
menos de trescientos años.

Así, asistimos a un fenómeno, que reconoció dos tendencias, por así expresarlo, antagónicas: por
un lado, la civilización europea en expansión, incorporó una gran cantidad de formas de vida para su
aprovechamiento, tanto alimenticio, como en forma de remedios, y aún ornamentales, como muchas
plantas, o de mascotas, diversas especies de animales, pero en forma simultánea, en su expansión,
degradó y aniquiló grandes unidades paisajísticas, o ecosistémicas, con sus especies (incluyendo
innumerables culturas).

Recién en el siglo XX, con el nacimiento de la ecología como ciencia, y el desarrollo de otras,
tales como la genética, la taxonomía, la biología molecular, etc, el hombre "civilizado" de ese siglo (junto
con algunas excepciones en el siglo anterior), comenzó a tomar noción del tesoro natural que estaba
haciendo desaparecer.
Hoy día, existe una cabal conciencia, al menos desde el punto de vista científico, del inmenso
valor de la diversidad como fuente de una mejor calidad de vida, por expresar su importancia de un modo
omnicomprensivo.

Se asiste, paradójicamente, a nivel de especies ya domesticadas, a una gran "erosión genética",


vale decir a la pérdida de innumerables variedades, razas, subespecies, etc, adaptadas a distintos climas y
condiciones de existencia, que son reemplazadas por pocas formas de esa especie consideradas "más
productivas", claro, bajo ciertas y especiales condiciones.

Por otro lado, la diversidad biológica "silvestre", se ve grandemente reducida día a día, más que
por la pérdida de especies determinadas por su explotación por ser útiles comercialmente (aunque sí
ocurre e importa) o por ser perjudiciales para alguna actividad humana (las llamadas "plagas"), debido a
la pérdida de grandes áreas de diversos ecosistemas por diferentes motivos (caso de la selva amazónica,
por la deforestación para obtención de madera, la expansión de la frontera agropecuaria, etc).

A la par de este proceso, en pos de nuevas especies útiles para la medicina, producción de
alimentos, etc., se está llevando a cabo por múltiples empresas privadas y organismos gubernamentales en
todo el mundo, una tarea de recolección y análisis de la biodiversidad, sobre todo a nivel específico,
llamada "bioprospección", que nos enfrenta a nivel internacional con complejos mecanismos jurídicos de
regulación, control y aprovechamiento de sus beneficios.

Esta actividad, hoy día, encierra un inmenso potencial (ya es realidad económica) en cifras
enormes.

Su regulación normativa a nivel internacional y sus repercusiones económicas, sociales y


culturales, y algunos de los conflictos planteados en cuanto a la misma, son el eje de este seminario.

Biodiversidad cultivada y producción ecológica en el año internacional de


la diversidad biológica

"La biodiversidad es, junto con el acceso a la tierra, al agua y al conocimiento, uno de los recursos
fundamentales para el mantenimiento de los sistemas agrícolas. Esta afirmación, aún siendo
válida para el conjunto de la agricultura lo es aún más para la agricultura ecológica, un sistema
de producción de alimentos en el que la biodiversidad se revela como elemento clave. Solo
mediante el correcto manejo de la biodiversidad es posible evitar el uso de productos químicos de
síntesis en el abonado, en el control de plagas y en la competencia con las malezas."

Introducción

La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el año 2010 Año Internacional de la
Diversidad Biológica con el fin de atraer más la atención internacional al problema de la pérdida
continuada de biodiversidad. Aunque el primer objetivo planteado por esta efemérides es destacar
la importancia de la biodiversidad en la vida humana, se sigue echando en falta eventos concretos
que relacionen el papel de la biodiversidad con el derecho a la alimentación, aún a pesar de que la
biodiversidad es, junto con el acceso a la tierra, al agua y al conocimiento, uno de los recursos
fundamentales para el mantenimiento de los sistemas agrícolas.

Esta afirmación, aún siendo válida para el conjunto de la agricultura lo es aún más para la
agricultura ecológica, un sistema de producción de alimentos en el que la biodiversidad se revela
como elemento clave. Solo mediante el correcto manejo de la biodiversidad es posible evitar el
uso de productos químicos de síntesis en el abonado, en el control de plagas y en la competencia
con las malezas. También el correcto uso de la biodiversidad en los agroecosistemas contribuye a
reducir el consumo de combustibles y la erosión de los suelos. En resumen, mantener la
biodiversidad en sus explotaciones es lo que permite a los agricultores y agricultoras ecológicos
disminuir los impactos negativos sobre el medio ambiente e incrementar los servicios ecológicos
que ofrece su actividad agrícola.

Agroecosistemas y Biodiversidad agrícola

Para entender cabalmente el papel de la biodiversidad en los sistemas de cultivo es necesario


acotar el concepto de agroecosistema. El agroecosistema podría definirse como una unidad que
incluye la totalidad de procesos resultantes de la interacción recíproca entre los agricultores y el
ecosistema que manejan en el que se incluyen el medio físico y los todos los organismos existentes
en la explotación, ya sean silvestres o domesticados. Esta interacción recíproca es capaz de
modular los intercambios de energía, los ciclos materiales y las estructuras tróficas de tal forma
que generen una canalización de recursos materiales y/o energéticos fuera del ecosistema que
puedan ser aprovechados por las comunidades humanas.

Esto supone una integración de conceptos procedentes de la teoría ecológica (Odum, 1988), como
desde la agroecológia (Toledo, 1993) y su estudio requiere una aproximación holística y transversal
que conjugue elementos agronómicos, biológicos, antropológicos y económicos.

Los agroecosistemas están sujetos a niveles diferentes de manejo, de manera que las secuencias
de cultivos en el tiempo y el espacio cambian continuamente, en función de factores biológicos,
naturales, socioeconómicos, y ambientales. Tales variaciones del paisaje determinan el grado de
heterogeneidad espacial y temporal característicos de las diferentes regiones agrícolas (Altieri,
1992). Uno de los principales desafíos para los agroecólogos es identificar los niveles y tipos de
diversidad (ya sea a nivel de campo o regional) que pueden generar resultados agrícolas deseables
(i.e. regulación de plagas), en función del ambiente y las comunidades espontáneas que se
desarrollan en el sistema (entomofauna, vegetación arvense, etc.) y que difieren en cada área.

La integración del paradigma sistémico y la teoría agroecológica ofrece un marco especialmente


útil para abordar el estudio de la biodiversidad agrícola. Una reinterpretación agrocecológica de la
Teoría de sistemas, partiendo de la hipótesis de que a medida que aumenta la complejidad
aumentan también las cualidades emergentes de los sistemas, puede ser utilizada para mejorar la
gestión eficiente de la biodiversidad agrícola (Gliessman, 2001). La agroecología aspira a alcanzar
la capacidad de actuar sobre el sistema completo y aprovechar así los beneficios adicionales
derivados de las interacciones complejas que se establecen.

A las funciones que los seres humanos perciben como benéficas en los ecosistemas se las ha
denominado como “servicios ecológicos”. Cuando se estudian utilizando el enfoque adecuado se
descubre cómo la diversidad biológica contribuye a la generación de muchos de estos servicios
(Swift y Van Noordwijk 2004). En ecosistemas naturales, por ejemplo, la existencia de una cubierta
vegetal formada por un buen número de especies en un bosque o una dehesa previene la erosión
del suelo, repone su contenido de agua y controla el anegamiento. En sistemas agrícolas, la
biodiversidad presta también servicios al ecosistema más allá de la producción de alimentos, fibra,
combustible e ingresos. Algunos ejemplos incluyen su influencia sobre el reciclaje de nutrientes, el
control del microclima local, la regulación de procesos hidrológicos y de la abundancia de
organismos indeseables, la detoxificación de compuestos químicos nocivos, etc. Estos procesos de
renovación y servicios al agroecosistema son en su mayor parte de naturaleza espontánea, por lo
que su persistencia depende del mantenimiento de un sistema de manejo compatible con la
coexistencia de los elementos silvestres con los domesticados.

Recursos genéticos y agricultura ecológica

Las variedades de cultivo y las razas ganaderas locales conforman el núcleo de los recursos
genéticos de interés para la producción de alimentos y son componentes muy importantes en el
conjunto de la diversidad biológica del agroecosistema. Las formas de manejo de las variedades de
cultivo (y las razas ganaderas) difieren del tratamiento que se da a otros elementos bióticos del
sistema como las plantas silvestres, la entomofauna, los organismos del suelo, etc. Por ejemplo, la
conservación y reproducción de los estos recursos genéticos en la finca rara vez se realiza de
forma espontánea, por lo que están siempre en manos de los agricultores. Esto hace que su
manejo se vea más directamente condicionado por los factores económicos y sociales que el resto
de la diversidad biológica del agroecosistema.

Un correcto manejo de la diversidad cultivada implica la elección, entre el conjunto de recursos


genéticos disponibles, de aquellas especies y variedades que generen las mejores cualidades
emergentes para aumentar la estabilidad y la productividad del sistema. Desde la agricultura
ecológica, una gestión adecuada de la biodiversidad debe basarse en el aprovechamiento de las
sinergias que se desarrollan en el triángulo “conocimiento agrícola/variedades
apropiadas/elementos naturales del agroecosistema”. El manejo ecológico de la biodiversidad
debe ir encaminado a encontrar el mejor equilibrio posible entre la utilización de las variedades
adecuadas, el contexto social (que incluye redes de agricultores expertos y también consumidores
con conocimiento suficiente para valorar y consumir estos alimentos) y un medio natural bien
conservado.

Sin embargo no siempre es posible disponer de los recursos genéticos necesarios. Aunque todavía
existen culturas agrarias en el mundo con un considerable patrimonio genético cultivado originado
como consecuencia de la domesticación de las plantas en zonas de gran diversidad biológica, en la
mayoría de los sistemas agrícolas actuales se han dado procesos de erosión genética y cultural que
imposibilitan en la práctica el desarrollo de sistemas locales de mejora que tengan como base el
intercambio de material vegetal y de conocimiento entre los agricultores.

En décadas recientes, algunas pérdidas catastróficas de cosechas por la homogeneidad genética de


los cultivos han puesto de relieve los peligros de la erosión genética. Una erosión que tiene
múltiples causas, pero entre las que sobresalen los efectos combinados de la sustitución de
variedades locales por variedades mejoradas y el creciente oligopolio en el negocio de las semillas.
Desde la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) se ha
intentado poner en marcha un Plan de Acción Mundial para la Conservación y la Utilización
Sostenible de los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (Esquinas, 2007)
destinado a intentar paliar el vertiginoso empobrecimiento genético de los sistemas de cultivo y
sus efectos sobre la disponibilidad global de alimentos.

Hoy en día existe un consenso casi universal en el sentido que el derecho a la alimentación solo
puede ser hecho efectivo bajo un sistema que garantice el uso y acceso de los recursos genéticos.
Es especialmente importante el acceso de los pequeños agricultores que producen todavía
directamente más del 70% de los alimentos del planeta. Son estos campesinos quienes evitan que
estalle la catástrofe suministrando alimentos a los más de 712 millones de hambrientos que viven
en el medio rural y a los que el mercado es incapaz de dar respuesta (ETC Group, 2009).

La agricultura ecológica está capacitada para satisfacer de forma sostenible las necesidades de
alimentación presentes y futuras de la humanidad sin aumentar la superficie actual de cultivo
(Badgley et al., 2007). Para hacer real esta potencialidad es necesario aprender más sobre como
los campesinos manejan la biodiversidad y como convierten estos recursos genéticos en alimentos
de una forma diferente a como lo hace el sistema industrial y así poder establecer pautas para
hacer posible un sistema agroecológico de producción de semillas (Soriano, 2007). Quizá el reto
más importante al que nos enfrentamos es la búsqueda de un nuevo paradigma en la mejora que
combine el conocimiento tradicional con las teorías de la genética mendeliana. En esta labor de
sincretismo radica la principal apuesta por abrir un camino a la mejora participativa y ecológica de
cultivares.

La diversidad biológica (en tanto género) es la variedad de las formas de vida: las
diferentes plantas, animales y microorganismos, los genes que contienen y los
ecosistemas que ellos forman.

Índice de esta clase

- Introducción

- Definiciones
- Tipos de biodiversidad
- Escala biogeográfica

Introducción
Somos dependientes de la biodiversidad para nuestro sustento, existencia y salud, de los seres
vivientes.

Niveles de manifestación de la diversidad:


Derivamos todo nuestro alimento y muchos
medicamentos y productos industriales de los
componentes silvestres y domesticados de la a) Diversidad
diversidad biológica. genética: Se refiere a
la variedad de
información genética
Los beneficios que surgen de la conservación de los
contenida por las
componentes de la diversidad biológica son innumerables, plantas, animales y
sin embargo, pueden ser considerados en tres grupos: microorganismos
b) Diversidad de
a) Servicios del ecosistema: Po ejemplo, ayuda a la especies: Se refiere a
la variedad de las
formación y mantenimiento de la estructura del suelo, la
especies vivientes.
retención de humedad y el nivel de nutrientes. El sostén de
Actualmente se
la biodiversidad mantiene la capacidad productiva del conocen en el
suelo, previene los deslizamientos de tierra, disminuye la planeta un total de
erosión y evita el embancamiento de los ríos. Respalda el 1.392.000; sin
desarrollo de las especies, enmarcando la selección natural embargo,
y la variabilidad genética. estimaciones hechas
por los científicos
señalan que existirían
b) Recursos biológicos: Por ejemplo, la mayor parte de las más de 80 millones.
plantas que en la actualidad producen el 90% de nuestro c) Diversidad de
alimento, fueron domesticadas a partir de plantas en ecosistemas: Se
estado silvestre de los trópicos. En la actualidad, utilizamos relaciona con la
4 especies vegetales fundamentales para muestra variedad de hábitats,
comunidades
alimentación: trigo, arroz, maíz y la papa. Un 75% de la
bióticas, procesos
población mundial depende de plantas o de extractos de
ecológicos (p.e. ríos,
plantas como fuentes de medicamentos. La mitad de los lagos, bosques,
fármacos que se utilizan en el mundo, contienen praderas, etc.).
ingredientes activos extraídos de organismos en estado
silvestre. Sólo se han buscado posibles usos médicos en
unas 5.000 de las 250.000 especies vegetales que se estima
existen en el mundo.

c) Beneficios sociales: Nuestras culturas han evolucionado con su ambiente y la conservación de la biodiversidad es
importante para mantener la identidad cultural de los pueblos y viceversa, la conservación de las culturas es el
modo de mantener los recursos naturales y la guía para su aprovechamiento.

En general las expresiones ecologistas y conservacionistas se refieren a la riqueza en especies


(diversidad alfa), pero la diversidad existe dentro de lo que denominamos especies. Justamente la
presencia de distintos alelos para cada gen (variación) es la fuente primordial de materia prima para el
proceso evolutivo. Además la biodiversidad se manifiesta en la heterogeneidad a nivel dentro de un
ecosistema (diversidad beta) y en la heterogeneidad a nivel geográfico (diversidad gamma).

El interés creciente por la biodiversidad se debe, en primer lugar, a la riqueza en plantas y animales, la
cual tiene un valor incalculable: es el patrimonio natural, resultado de la evolución, es decir, de un
proceso histórico que ha ocurrido en el tiempo y es irrepetible. Pero además, la pérdida de
biodiversidad por simplificación de los ecosistemas, y en los últimos años por introducción de
subproductos tóxicos, es el más importante e irreversible, efecto directo o indirecto de las actividades
humanas. Los ecosistemas modificados por el hombre, no pierden necesariamente productividad en
biomasa, pero prácticamente en todas las ocasiones pierden biodiversidad.

El hombre, en todas las épocas, ha tenido necesidad de cambio y al mismo tiempo, miedo al cambio. Esta
contradicción es manifiesta en la civilización industrial que preconizó la utilización despiadada del medio natural, y
que ahora muestra una inquietud creciente ante la pérdida de la diversidad biológica. El difícil imaginar un
desarrollo social como el actual sin afectar el medio natural, y de éste el elemento más frágil es la diversidad
biológica. Sin embargo, si en la época postindustrial las sociedades humanas quieren ser dueñas de su destino,
deberán poder regular su actividad y crecimiento, obtener los satisfactores que necesitan sin deteriorar el legado
más importante de la evolución biológica: la biodiversidad

Mutación y selección determinan las


características y la cantidad de
diversidad que existen en un lugar y
momento dados.

Diferencias a nivel genético,


La biodiversidad es el resultado diferencias en las repuestas
del proceso evolutivo que se morfológicas, fisiológicas y
manifiesta en la existencia de etológicas de los fenotipos,
diferentes modos de "ser" para diferencias en las formas de
vivir.
desarrollo, en la demografía y en las
historias de vida.

La diversidad biológica abarca toda


la escala de organización de los
seres vivos.

Sin embargo, cuando nos referimos a ella en un contexto conservacionista, estamos


hablando de diversidad de especies, de variación intraespecífica e intrapoblacional, y en
última instancia de variación genética.

Definiciones
Solbrig (1991) define la diversidad biológica o biodiversidad como la propiedad de las distintas entidades
vivas de ser variadas. Así cada clase de entidad (gen, célula, individuo, comunidad o ecosistema) tiene
más de una manifestación. La diversidad es una característica fundamental de todos los sistemas
biológicos. Se manifiesta en todos los niveles jerárquicos de las moléculas a los ecosistemas.

Además del significado que tiene en si misma la biodiversidad, es también un parámetro útil en el estudio y la
descripción de las comunidades ecológicas. Tomando como base que la biodiversidad en una comunidad dada
depende de la forma como se reparten los recursos ambientales y la energía a través de sistemas biológicos
complejos, su estudio puede ser una de las aproximaciones más útiles en el análisis comparado de comunidades o
de regiones naturales. La biodiversidad es quizá el principal parámetro para medir el efecto directo o indirecto de
las actividades humanas en los ecosistemas. La más llamativa transformación provocada por el hombre es la
simplificación de la estructura biótica y la mejor manera de medirla es a través del análisis de la biodiversidad.

En un sentido estricto, la diversidad (un concepto derivado de la teoría de sistemas) es simplemente una
medida de la heterogeneidad de un sistema. En el caso de los sistemas biológicos, la diversidad se
refiere a la heterogeneidad biológica, es decir, a la cantidad y proporción de los diferentes elemento
biológicos que contenga el sistema. La medida o estimación de la biodiversidad depende, entre otras
cosas, de la escala a la cual se defina el problema. Por eso las definiciones dependen desde "dónde" se
aborde el tema, de a qué tipo de diversidad se aluda.
Tipos de biodiversidad

En un contexto biogeografico, la biodiversidad se mide cuantificando la heterogeneidad biogeográfica


en una zona o región dada. La biodiversidad geográfica está dada por la diversidad de ecosistemas de
una región determinada. Para muchos ecólogos, este nivel de la diversidad se conoce como diversidad
gamma.

A nivel ecológico, la biodiversidad tiene dos expresiones bien definidas en el análisis de comunidades:

la diversidad presente en un sitio, o diversidad alfa y


la heterogeneidad espacial o diversidad beta.

Finalmente existe un
componente genético, o
intraespecífico, de la La diversidad alfa es La diversidad beta es
heterogeneidad biológica.
Una función de la cantidad de
A nivel de una sola especie, especies presentes en un mismo
puede existir mucha o poca hábitat, y es el componente de
variabilidad genética, dada por la la diversidad más importante (y
cantidad de alelos diferentes que más comúnmente citado) de las
tenga la especie (variabilidad selvas tropicales húmedas y de
genotípica), y los caracteres que los arrecifes coralinos, por Una medida del grado de
estos diferentes alelos codifiquen ejemplo. partición del ambiente en
en el organismo (variabilidad parches o mosaicos biológicos,
fenotípica). La diversidad es decir, mide la contigüidad de
genética depende de la historia hábitats diferentes en el espacio.
evolutiva de la especie, del nivel
de endocría de la población, de su aislamiento reproductivo y de la selección natural a favor o en contra de la
heterosis, entre varias otras causas. La diversidad genética es un componente muy importante de la biodiversidad,
su trascendencia es bien conocida en el caso de las plantas cultivadas y de los animales domésticos, donde se
realizan desde hace muchas épocas grandes esfuerzos para conservar la biodiversidad del germoplasma original,
sobre la cual operan los procesos de selección genética que realizan los criadores de razas y variedades. Sin
variación genética, la transformación de la especie a través de la selección no es posible. Este nivel de la
biodiversidad es también de gran importancia en la poblaciones silvestres, para las cuales supervivencia y
adaptación están frecuentemente condicionadas al mantenimiento de un número poblacional mínimo que asegure
un cierto nivel de exocría y heterosis. Por debajo de este número las poblaciones se ven con frecuencia amenazadas
con la extinción, sencillamente porque no pueden adaptarse por medio de la selección natural a los cambios que
ocurren en su medio.

La biodiversidad no depende sólo de la riqueza de especies


sino también de la dominancia relativa de cada una de ellas.
Las especies, en general, se distribuyen según jerarquías de
abundancias, desde algunas especies muy abundantes hasta
algunas muy raras. Cuanto mayor es el grado de dominancia
de algunas especies y de rareza de las demás, menor es la
biodiversidad de la comunidad. Entender el problema de la
biodiversidad implica, entonces, discutir el problema de la
rareza biológica. La conservación de la biodiversidad es
principalmente un problema vinculado al comportamiento
ecológico de las especies raras. Son estas especies invisibles (como las llamó Preston, 1979), las
responsables del comportamiento de las curvas especie-área, y de la forma de los diagramas de
abundancia de especies, dos herramientas metodológicas de gran importancia en el estudio de la
biodiversidad.

La escala de la biodiversidad condiciona de manera muy marcada la forma como se medirá esta.

Escala biogeográfica
La medición de la biodiversidad a escala biogeográfica es quizás uno de los problemas actualmente más
urgentes y al mismo tiempo, uno de los que disponen de menos información. Es este un problema en el
que las herramientas metodológicas disponibles superan nuestra capacidad de medir realmente la
magnitud del fenómeno. Existen en la actualidad sistemas de información geográfica y de análisis de
imágenes cartográficas que nos podrían permitir mapear con una gran precisión los patrones de
biodiversidad, si tuviéramos la información adecuada y disponible para alimentar estos programas.
Desafortunadamente esto no es así. Las bases de datos disponibles son pobres, sobretodo en lo que
respecta a la ubicación geográfica de los sitio de colecta u observación.

Si se dispusiera de información digitalizada sobre la distribución y la cronología de las especies de


diferentes taxa, podrían realizarse mapas de patrones y tendencias biogeográficas de la biodiversidad,
representaciones cartográficas de los sitios de alto endemismo y análisis estadístico de barreras y
corredores geográficos.

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