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ÉTICA DE LA COMPASIÓN EN EL CUIDADO DE OTROS. ÉTICA DE LOS

CUIDADOS

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 ÉTICA DE LOS CUIDADOS
REVISTA PARA EL ESTUDIO Y REFLEXIÓN ÉTICA DE LOS CUIDADOS
CIBERINDEX CANTARIDA
Ética de los Cuidados, 2019; v12: e90865 Indexación: CUIDEN, HEMEROTECA CANTARIDA, CUIDEN CITACION
EDITORIAL
http://ciberindex.com/p/et/e90865
ISSN 1988-7973
© Fundación Index, 2019
Aceptado: 17.12.2019

La ética de la compasión en el cuidado de otros

Ángel Alfredo Martínez Ques
Director de Ética de los cuidados. Enfermero PAC Castro Caldelas. Área Sanitaria de Ourense, Servizo Galego de
Saúde (España)

Correspondencia: diretica@yahoo.es

Un cuidado humanizado es el resultado del perfecto engra- Gráfico 1. Evolución del término compassion
naje de una cadena en la que la compasión es un eslabón im-
prescindible. La compasión como experiencia humana juega
un importante papel en la atención sanitaria. A través de la
compasión las enfermeras y cualquier otro profesional sanita-
rio reconocen el sufrimiento de un paciente, y ese reconoci-
miento viene acompañado de una respuesta interna al sufri-
miento y la intención de aliviar el sufrimiento a través de la
presencia, la palabra y la acción.1
Vivimos en un contexto asistencial del que se dice que esta
deshumanizado. Una visión positivista de la medicina que
priorice el progreso técnico o anteponga a cualquier otra con-
sideración los objetivos y la eficiencia, transforma a los pa-
cientes en meros objetos de interés intelectual.2 Esta deshuma-
nización de la asistencia es capaz de provocar daño al paciente
en forma de prejuicio, estigma y finalmente, la desconexión Nota: Elaboración propia con datos de Pubmed
moral. Una desconexión por la cual, mediante varios meca-
nismos cognitivos, podemos desentendernos, negar, evitar o Esta producción científica emergente refuerza la idea de
minimizar nuestras responsabilidades por las consecuencias de que la compasión posee numerosas ventajas prácticas. El ar-
nuestras acciones o incluso culpar a la víctima. Porter nos gumentario apunta a una amplia gama de beneficios que in-
recuerda que el precio del progreso es la deshumanización de cluyen una mayor satisfacción del paciente, mejor adherencia
los pacientes: “la ciencia desmitifica, deshumaniza, crea im- al tratamiento, una comunicación más efectiva, menores cos-
personalidad, desapego clínico y modos de atención mecani- tes en la asistencia, menor tasas de readmisión,6 mejora de los
zada”.3 Como consecuencia el paciente es convertido en un resultados clínicos, mejora de la calidad de la información,
mero número, un órgano o un sistema maltrecho o un simple promueve el bienestar individual y mejora la salud mental, y
caso de azúcar o colesterol elevado en sangre. amortigua la reactividad al estrés.7 Por otra parte, diversos
La preocupación por la deshumanización ha acrecentado el estudios sugieren que existe una relación compleja entre la
interés de organismos internacionales educativos y en salud,4 empatía, la compasión y el agotamiento emocional del profe-
así como de investigadores y profesionales de la salud en sional.8
promover la compasión en la atención sanitaria, por encima de La compasión es un fenómeno complejo y difícil de defi-
un contexto dominado por discursos de eficiencia y racionali- nir.9 Los significados del concepto "compasión" o del "cuida-
zación.5 do compasivo" no están claramente definidos en la investiga-
Este interés creciente coincide con un aumento de la pro- ción enfermera ni promovidos en el contexto actual de la prác-
ducción científica sobre el tema, como lo corrobora el incre- tica habitual de enfermería.10 La mayoría de los estudios se
mento constatable en pubmed, en los últimos años, de estudios basan en definiciones teóricas preconcebidas de compasión
con el descriptor inglés “compassion” (Gráfico 1). que carecen de especificidad, aplicabilidad clínica y validez
conceptual y no logran integrar adecuadamente las experien-
cias del paciente.11,12 Para Saunders el término 'compasión' ha
sido muy utilizado y poco estudiado.13 A la falta de consenso
acerca de su definición hay que sumarle la escasez de herra-
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mientas de medida con propiedades psicométricas adecua-
das.14 Se discute mucho sobre el significado de estos términos
y si son innatos o se pueden enseñar a los estudiantes de en-
fermería.15
La compasión compite conceptualmente con otros cons-
tructos similares, con los que está estrechamente relacionado y
que se usan indistintamente, como sinónimos. Para describir
los sentimientos que ocurren en respuesta al sufrimiento de los
demás, se utilizan términos como la empatía, la preocupación
o la preocupación empática, la compasión, la simpatía, la
piedad,16 la lástima, el consuelo o la conmiseración, conceptos
que necesitarían ser reexaminados o actualizados a la luz de
nuevas evidencias.17 Esta confusión conceptual y semántica
tiene implicaciones para la práctica clínica, la investigación y
la educación.18 Se trata de conceptos complejos, multifacéticos
y dinámicos que se han descrito en la literatura de muchas
formas diferentes. Su conceptualización ha evolucionado de
distintas maneras en relación con su estudio desde diferentes
disciplinas como la medicina, enfermería, filosofía o psicolo-
gía.19
Un ejemplo de la complejidad de la que hablamos, nos lo
proporciona David Jeffrey abordando cuatro dimensiones de
la empatía: afectiva, cognitiva, conductual y moral. En la
práctica, estas cuatro dimensiones interactúan y se superponen
en diferentes grados en distintos contextos y diversas situacio-
nes clínicas.18
Al rastrear la integración del concepto de empatía en la en-
fermería, Morse et al., hace ya dos décadas, advertían que la
empatía había sido adoptada acríticamente de la psicología y
su ajuste a la realidad clínica de la práctica de enfermería era
poco menos que cuestionable.
Mediante una atención compasiva, el profesional no se li-
mita a aliviar el sufrimiento, sino que conoce la experiencia
del paciente como ser único e independiente. Este significado
de la compasión es multidimensional por lo que puede ser
visto como un elemento emocional, una virtud moral, una
dimensión ética del cuidado,20 o en la opinión de Chambers y
Ryder, puede ser descrita como la esencia del cuidado, y por
lo tanto, la esencia de la enfermería.21 Pioneras como Lavinia
L. Dock, Lillian D. Wald y Annie W. Goodrich, consideraron
la compasión como la calidad inherente que debe tener una
enfermera.22
En lo que respecta a la humanización de los cuidados, el
lenguaje puede actuar como una herramienta poderosa para
iniciar, favorecer, implementar y mantener el proceso. Queda,
por tanto, mucha tarea por delante, empezando por tratar de
clarificar conceptualmente la terminología que acompaña a la
compasión, sus atributos y sus consecuencias para el cuidado,
en especial, en lo que a nosotros respecta, desde la perspectiva
ética.
Como habíamos dicho, la empatía, la simpatía y la compa-
sión se definen y conceptualizan de muchas maneras diferen-
tes en la literatura y esos términos se usan de forma intercam-
biable en el habla cotidiana, creando una mayor confusión
conceptual.
La simpatía se define en la literatura sobre el cuidado de la
salud como una reacción emocional de lástima por la desgra-
cia de otro, especialmente de aquellos que son percibidos
como que sufren injustamente.23 Mediante la simpatía intentas
sentir lo mismo que la persona con la que simpatizas, te identi-
ficas con ella. El primer paso en este camino se denomina
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"contagio emocional". La simpatía, resulta un sentimiento
positivo y cálido hacia otra persona. Ahora bien, comprender
el sentimiento ajeno no implica su aprobación.24
Por su parte, "empatía" en su máxima expresión es la ca-
pacidad de comprender los sentimientos y emociones, inten-
tando experimentar o imaginar en profundidad de forma obje-
tiva y racional lo que siente otra persona".25 La palabra empa-
tía tiene su origen en la palabra griega 'empatheia', que se
compone de 'en' (in) y 'pathos' (sentimiento). Representa la
capacidad de ponerse en el lugar de los demás para compren-
der mejor sus sentimientos y experiencias; en expresión muy
popular, empatía es ponerse emocionalmente en los zapatos de
otra persona e identificarse con su situación actual. Es bueno
alertar que la palabra "empatía" goza de gran popularidad en
la investigación de enfermería como un ejemplo para la prác-
tica óptima de enfermería.10
Maxwell resume esta compleja situación: "Cuando se trata
de "empatía", las aguas de la confusión terminológica son
realmente profundas". Para algunos autores, la empatía es
parte de la compasión, mientras que otros sostienen que la
compasión es el resultado de la empatía. O bien, la atención
compasiva sería una intensificación de la dimensión efectiva
de la empatía en un contexto de respuesta activa significativa
al sufrimiento, mientras que la empatía resultaría más genéri-
ca.26
En cuanto al término compasión se deriva de los orígenes
latinos 'com' (con / juntos) y 'pati' (sufrir): “sufrir juntos”.27
Chochinov en la definición más socorrida describe la com-
pasión como una profunda conciencia del sufrimiento de otro
junto con el deseo de aliviarlo.28
Según el Oxford Handbook of Compassion Science la
compasión es una 'experiencia emocional discreta y evolucio-
nada' que un individuo tiene para reconocer y querer aliviar el
sufrimiento o las necesidades no satisfechas percibidas de
otro. Esta definición involucra varios componentes que inclu-
yen la conciencia de la experiencia de sufrimiento o necesidad
de otro, sentirse 'conmovido' y reconocer este sentimiento
como una respuesta a la necesidad del otro; juzgar que el otro
está sufriendo; e involucrarse en un comportamiento en un
intento de aliviar el sufrimiento.29
La compasión se origina como una respuesta empática al
sufrimiento, un proceso racional que persigue el bienestar de
los pacientes, a través de acciones éticas específicas dirigidas
a encontrar una solución a su sufrimiento. Consistiría en la
sensibilidad que se muestra para comprender el sufrimiento de
otra persona, combinado con la voluntad de ayudar y promo-
ver el bienestar de esa persona, a fin de encontrar una solución
a su situación.30
La práctica compasiva no se basa simplemente en un indi-
viduo que demuestre empatía y amabilidad, sino en el contex-
to moral, emocional y organizacional en el que aprende y
desarrolla su relación de cuidado. Y es en el ámbito de la
moral, de lo ético donde la compasión alcanza su mayor signi-
ficado. Con la mirada ética valorativa filtramos nuestra con-
ducta, actos, hábitos, carácter y vida en general, calificándola
como buena o mala, debida o incorrecta, valiosa o sin valor
moral.31
Precisamente la práctica de la enfermería destaca por su
dimensión moral, lo que significa una actitud basada en la
solidaridad y la preocupación por el bien de los seres humanos
y un cuidado que se ejerce conforme a patrones éticos.32,33
2
 Ángel Alfredo Martínez Ques. La ética de la compasión en el cuidado de otros
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Muchas definiciones de compasión se originan a partir de
las teorías de la virtud y la justicia aristotélicas, las tradiciones
filosóficas cristianas entre otras. En estas corrientes filosófi-
cas, el sufrimiento se considera el desencadenante de la com-
pasión.34 También desde la ética del cuidado, la ética feminis-
ta, se han realizado aportaciones en este sentido que han teni-
do gran impacto en la enfermería. Autores como Gilligan,
Noddings, Tschudin y M.S. Roach han teorizado sobre el
cuidado. El cuidado, como expresión de ese “sentir con”, se
manifiesta en unos valores que determinan la acción de en-
fermería: la receptividad hacia el otro, la relación hacia el otro,
la relación con él y la respuesta a sus demandas.35 Según
Tschudin, posteriormente ampliado por Roach, los atributos
del cuidado se construyen en base a las “siete C del cuidado”:
Compasión, competencia, confianza, conciencia, compromiso,
comportamiento y creatividad. En el caso de la compasión se
configura como un estilo de vida que significa ser con el otro
en su sufrimiento, participe de su dolor y desgarramiento. Con
la compasión uno se convierte en compañero de la humani-
dad.35
Los atributos definitorios de la compasión incluyen senti-
mientos pasivos externos de preocupación por una persona o
grupo; proyecta sentimientos de sensibilidad, humanidad y
amabilidad, y un deseo de ayudar sin prejuicios.36
La compasión como constructo tiene un aspecto volitivo.
La compasión da una respuesta al sufrimiento al reconocerlo.
El reconocimiento del sufrimiento nos da la opción de actuar y
comportarnos de tal manera que sea evidente que queremos
que el sufrimiento termine. Entonces hay una opción: recono-
cer o rechazar el sufrimiento. Esta elección coloca la compa-
sión en un orden moral. No se trata de hacerse cargo con el
sufrimiento, pero muestra que la persona no está sola, abando-
nada. Frente a la idea kantiana de “deber” de cuidado, de raíz
heterónoma, es preferible este argumento fundamentado en la
autonomía moral. Frente a una orientación heterónoma donde
las normas morales son impuestas desde el exterior a uno, la
autonomía moral significa que las normas morales proceden
de uno mismo, son autoimpuestas. La acción compasiva parte
de dentro de uno mismo, al reconocer el sufrimiento y la vul-
nerabilidad del otro.
La compasión es incondicionalmente válida para todos los
que sufren porque no hay un dilema en el que tengamos que
elegir entre uno mismo o entre otras personas. Hay que elegir
mostrar o no mostrar compasión. Reconocer el sufrimiento
mostrando compasión significa reconocer la pérdida de algo
valioso. Sólo con ello se ofrece consuelo porque hace que el
sufrimiento sea explícitamente visible.
Ese es el verdadero significado de la ética de la compasión
en el ámbito del cuidado. Melich sostiene que "la vida huma-
na implica una tensión irresoluble entre ética y moral", y cons-
tata que vivimos tiempos de auge de la moral y declive de lo
ético. Melich considera que la piedad acrecienta el sentimiento
de poder en la relación, mientras que la compasión, "es sensi-
bilidad ante el sufrimiento ajeno". No existe una situación de
superioridad moral entre profesional y paciente. "Compade-
cerse es ponerse al lado del que sufre, acompañarlo en su
dolor que es sólo suyo, y no es ponerse en su lugar, ni preten-
der dar ejemplo".37
Tomando como punto de partida los tres enunciados bási-
cos propuestos por Mélich para una ética de la compasión
podemos exponer un modelo ético del cuidado compasivo.
Para ello, en primer lugar si entendemos el mal, como expe-
riencia física o sufrimiento, la dimensión ética aparece en el
momento que somos testigos de la experiencia del sufrimien-
to. Lo ético es responder aquí y ahora al sufrimiento de otro.
En segundo lugar, la acción compasiva no consiste en cumplir
un deber, sino en responder de forma adecuada, aunque nunca
pueda ser suficientemente adecuada. Esto lo diferencia de lo
moral, o lo deontológico. Se responde, no por obediencia al
deber, sino por la interpelación ajena. Y por último, lo que nos
convierte en humanos, es el reconocimiento de la radical fragi-
lidad y vulnerabilidad de nuestra condición, y el hecho de que
no podemos eludir el tener que responder ante el lamento y la
solicitud del otro. Esta respuesta resulta transgresora frente a
lo establecido. El cuidado, en definitiva, para ser ético encon-
trará su referente en la compasión, que muestra la sensibilidad
frente a la vulnerabilidad y al dolor del otro, con la respuesta
al sufrimiento en un ámbito íntimo, dual, cara a cara”.37
Esta concepción ofrece la oportunidad de realizar cambios
en la práctica clínica, la investigación y la educación dirigidos
a una humanización del cuidado. La compasión, lejos de ser
un eslabón perdido en la cadena del cuidado, se convierte en
protagonista indiscutible. Aunque precisaremos más investi-
gación y evidencia que nos guie como hacerlo.

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