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INFLUENCIA DEL CINISMO EN EL PENSAMIENTO MODERNO.

ABSTRACT

“In short, it can be said that neither Rousseau, not Voltaire, nor Godwin, nor
Machiavelli were influenced by the thought of the cynics of ancient Greece, it is
possible that unintentionally some of their postulates have some coincidence, but it
definitely does not make them cynical. If there is any cynicism in these great thinkers it
is in the contemporary sense of this word, referring to a certain bratness or malice”.

Diógenes y Antístenes sin duda marcaron un hito en la historia del pensamiento


griego y aunque pudiera pensarse que su alocada filosofía no pasó de ser un
acto de rebeldía contra la institucionalidad, debió influir de alguna manera en
corrientes del pensamiento moderno y contemporáneo con intencionalidad o
sin ella. Resulta de gran importancia determinar si el cinismo sirvió de
inspiración a los más insignes representantes de la ilustración, tales como
Rousseau y Voltaire y por consiguiente dejaron su huella en la concepción del
estado moderno y contemporáneo, así como en la anarquía como modelo
organizacional sin Estado. Por otro lado sería bueno echar una mirada al
pensamiento de Maquiavelo a quien se le ha considerado, por lo menos en el
argot popular como cínico, para ver si efectivamente comulgó este pensador
con la filosofía del hombre perruno y de su maestro Antístenes.

No se trata de probar algo que sin duda subyace en el pensamiento moderno y


contemporáneo, más bien, determinar la manera como se ve reflejado.

Bueno, antes de continuar, es conveniente contextualizar. Se trata de


responder a dos grandes preguntas, la primera si el cinismo como corriente de
la filosofía influyó en algunos aspectos en el pensamiento de Rousseau,
Voltaire y Godwin, porque de hecho en estos tres importantísimos pensadores
se ve reflejado el cinismo, o por lo menos algunas de sus concepciones
filosóficas coinciden o encajan en los postulados de Antístenes y Diógenes. La
segunda, si Maquiavelo tuvo algo de cínico en el contexto de la filosofía griega
o el cinismo que se le atribuye es dentro de la concepción moderna del vocablo
y que se aparta de la acepción filosófica.

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Seis grandes personalidades de la filosofía y de la historia de la humanidad:
Antístenes, Diógenes, Jean-Jacques Rousseau, François Marie Arouet
(Voltaire), William Godwin y Nicolás Maquiavelo.

Una vez en contexto haremos un breve recorrido por la biografía y pensamiento


de cada uno de estos grandes:

Antístenes “(griego antiguo Ἀντισθένης Antisthénês), (444 a. C. - 365 a. C.), fue


un filósofo griego, el fundador de la escuela cínica. Nacido en Atenas de
padres tracios, su condición de meteco (extranjero) le marcó durante toda su
vida. Se estima que gozó de buena posición económica durante su juventud, y
estudió retórica bajo Gorgias, Hipias de Élide y Pródico de Ceos.”1

Como se menciona en la cita bibliográfica, el ser extranjero incidió en la


personalidad y naturalmente en el pensamiento de Antístenes, que debió
sentirse excluido en aspectos de la vida ateniense, o por lo menos
discriminado, tal como sucede hoy con personas que son de otros países e
incluso regiones. Tal circunstancia debió llevar a este filósofo a desarrollar una
actitud rebelde, oponiéndose a la institucionalidad.

“Diógenes de Sínope (en griego Διογένης ὁ Σινωπεύς Diogenes ho Sinopeus),


también llamado Diógenes el Cínico, fue un filósofo griego perteneciente a la
escuela cínica. Nació en Sínope, hacia el 412 a. C. y murió en Corinto en el
323 a. C. No legó a la posteridad ningún escrito; la fuente más completa de la
que se dispone acerca de su vida es la extensa sección que su tocayo
Diógenes Laercio le dedicó en su, Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos
más ilustres.”2

Diógenes de Sínope puede considerarse por excelencia la materialización del


cinismo, discípulo de Antístenes, superó al maestro en la práctica. Conocido
por sus excentricidades e irreverencia, representa el cinismo llevado a ultranza.

Tomando como principales representantes del cinismo a estos dos filósofos de


la antigua Grecia, revisaremos ahora sus postulados o más bien textos de los
cuales se pueden extraer estos:

2
“El cinismo Es sobre todo una forma de vida que pretende alcanzar la felicidad
mediante la sabiduría y la ascesis , como camino para conseguir un estado de
ánimo apropiado para alcanzar la autosuficiencia, que les libere de los
imprevisto y les endurezca para permanecer impasible hasta “adversarios
existenciales” (hambre, frio o pobreza).”3

“Características de los cínicos: Los cínicos despreciaban los bienes materiales,


los placeres, las normas sociales y los lazos nacionales. Veían a la civilización
como algo artificial, antinatural y despreciable. Consideraban como virtud
auténtica el vivir conforme a la Naturaleza, con autarquía y autosuficiencia.
Valoraban más una vida salvaje, sencilla que otra refinada. Sostenían que la
felicidad solo puede lograrse por la independencia.”3

“Acciones representativas: Las acciones más representativas son las atribuidas


a Diógenes, tales como masturbarse o defecar en público, mear encima de
alguien, escupir a la gente o hablar a favor del canibalismo: son actos de
protesta contra las costumbres sociales y morales, porque los cínicos primitivos
creían que era una forma de enseñanza mediante el ejemplo personal. Algunos
ejemplos: La característica de los cínicos aparte de la libertad de palabra, es su
desvergüenza, de ahí el apodo de perros. El ideal del sabio cínico es vivir
alejado de todo lo que le produce perturbación o angustia. El cosmopolitismo
cínico es la libertad de no pertenecer a ningún país ni estar obligado por leyes.
Pero con el paso del tiempo el comportamiento y la vida provocativa de los
primeros cínicos fue dando paso a un escándalo verbal y escrito.”3

El cinismo puede resumirse según estos textos como una forma de vida, una
manera de pensar y de actuar. Los cínicos en su afán de experimentar su
forma de pensar oponiéndose a la moral, entendida esta como el conjunto de
costumbres de la época, actuaron de manera desenfrenada, abusiva y ofensiva
como se demuestra en las acciones representativas, atribuidas especialmente
a Diógenes.

Ellos sin duda tenían como intención demostrar que la sociedad civilizada
ateniense esclavizaba a los individuos imponiéndoles costumbres a las cuales
debían ceñirse si querían ser aceptados como ciudadanos. Esas normas
sociales exigían actuar de manera artificial para complacer a los demás aún en
3
contra de la voluntad y deseos del individuo. No está mal si la aspiración es la
búsqueda de lo natural y se propende por la libertad del individuo para actuar a
su acomodo, claro con ciertas normas sociales que garanticen una sana
convivencia. Lo malo fue la exageración y el desconocimiento por completo de
tales normas de convivencia. ¿Cuál sería el mérito de ser humanos si nos
comportáramos como los perros?, ¿si actuáramos de manera desvergonzada,
sin pudor y sin respeto por los demás?

Revisemos ahora a los ilustres Jean Jacques Rousseau y a François Marie


Arouet, mejor conocido como Voltaire y al anarquista Proudhon para develar
las coincidencias de sus postulados con los de la filosofía cínica, si es que
existen tales coincidencias.

Lo primero es señalar que aunque Rousseau y Voltaire fueron contemporáneos


y son insignes representantes de la ilustración, y pese a que vivieron
relativamente cerca, no fueron amigos y por el contrario, se puede afirmar que
de alguna manera estuvieron enfrentados por sus opiniones adversas acerca
de diversos temas.4

Referente a la enemistad de Rousseau y Voltaire, comenta en su libro, Pedro


González Calero: “La Sonrisa de Voltaire”, en la página 97, “Refiriéndose a
Rousseau, Voltaire afirmó: siempre he dirigido a Dios una oración muy corta.
Es la siguiente: ¡Dios mío, haz que nuestros enemigos sean muy ridículos! Y
Dios me lo ha concedido.”

“Monsieur de Voltaire es un poeta, es un poeta sublime, y se eleva mucho.


Monsieur Rousseau es un filósofo, y profundiza mucho. Uno vuela, el otro
sumerge.”5

Jean Jacques Rousseau, “nació, como dicen las primeras palabras de su


contrato social, ciudadano de un Estado libre, en Ginebra, en 1.712”6

En su discurso sobre las ciencias y las artes, Rousseau deja entrever una feliz
coincidencia con el cinismo griego al referirse a la ciencia como culpable de la
corrupción del hombre; ahora, si se toma el término ciencia como conocimiento,
es entonces el conocimiento el que corrompe al hombre, es su racionalismo el
que lo convierte en perverso. Si bien no declara que deberíamos retornar a
4
nuestro estado natural, la mera oposición al racionalismo y su romanticismo
podrían de alguna manera interpretarse en tal sentido. “Rousseau
afirmaba,…que la civilización no había hecho sino corromper al hombre,
sumirlo en una vida impura y viciosa. Si bien es cierto que ha aumentado
nuestro conocimiento de las leyes de la naturaleza y hemos conseguido
dominarla en gran manera, además de crear considerables obras de arte,
aduce Rousseau, no hemos hecho al hombre más libre, más feliz y menos
malo.”7

“En su discurso acerca de la civilización culpaba más a la sociedad constituida


como causante de la injusticia y la infelicidad reinantes que a los avances del
saber o a la ciencia en sí.”8

En este último párrafo se aprecia su crítica a la sociedad como fuente de


nuestra desdicha. Esta es precisamente la tesis del cinismo, que entonces
declara que volvamos la mirada a una humanidad sin sociedad. La coincidencia
de Rousseau fue solamente retórica, pues el filósofo ginebrino pese a que se
apartó de sus amigos y fue a vivir prácticamente enclaustrado, bajo llave como
dijera James Boswell, no renunció a las comodidades de la sociedad civilizada
y más aún, siempre quiso recuperar su sitio en esa sociedad, a la que tanto
despreciaba y de la cual despotricaba.

En esa visión romántica del hombre y sin que él tuviese mayores


conocimientos de historia lo cual aceptó sin reparos, plasma lo que pudiera ser
el estado ideal del hombre: “ Durante las primeras fases de la vida social,
piensa Rousseau, los hombres no eran más desiguales que lo que les
imponían las diferencias que existen en el seno de las familias: las distinciones
jerárquicas internas de las familias son connaturales a ellas y pasajeras por
definición, pues van mudando a medida que crece la prole. Fue aquella la
época más feliz de la humanidad. Los cabezas de familia se reunían en
empresas comunes, la caza y pesca, y se repartían el fruto de su esfuerzo.
Vivían en pequeñas comunidades, inspirados por la solidaridad y guiados por la
costumbre, no por la ley.”9

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Para Rousseau no existe el pecado original, sino un estado original de
inocencia, con lo cual queda establecido que para él, en su estado natural el
hombre no es bueno ni malo, sino inocente.

Coincide con los cínicos en criticar la sociedad y culparla de los males y de la


corrupción del hombre, no obstante el estado ideal y en el cual fue más feliz la
humanidad, encarna un tipo primitivo de sociedad y es la familia muy
posiblemente la organización que defendió el filósofo ginebrino en este aparte
del texto. Muy distinta de la posición de Antístenes y de la práctica perruna de
Diógenes.

“François Marie Arouet, más conocido como Voltaire (París, 21 de noviembre


de 1694 – ibídem, 30 de mayo de 1778) fue un escritor, historiador, filósofo y
abogado francés que figura como uno de los principales representantes de la
Ilustración, un período que enfatizó el poder de la razón humana, de la ciencia
y el respeto hacia la humanidad.”10

Voltaire como digno enemigo acérrimo de Rousseau, se opone al igualitarismo


defendido por este y aunque coinciden en que el ser humano es incorregible,
Voltaire solamente critica las instituciones que no le son favorables al hombre.
Una de ellas es la religión, “fuente para él, de fanatismo y cureldad”11

A diferencia de su archienemigo, se interesó por la tolerancia, el incremento de


la ciencia y la humanización de las instituciones. Voltaire fue defensor de la
causa de los desprotegidos ante la justicia francesa. Al respecto escribe
Diderot: “Si Cristo existiese, Voltaire lo salvaría”12

En Voltaire no se encuentran coincidencias con el cinismo filosófico, porque su


crítica a las instituciones va encaminada a lograr que estas mejoren en
beneficio del hombre, excepto la religión, a la cual condena con vehemencia. Si
algo hubo de cínico en Voltaire, fue su comportamiento social, su vida un poco
alocada, su irreverencia, la cual le propinó más de un incidente como la paliza
recibida del caballero de Rohan, la cual relata Pedro González Calero en su
libro “La Sonrisa de Voltaire”, con lo que podría afirmarse que le cabe más la
aplicación del vocablo cinismo en su acepción moderna.

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Ahora bien, pasemos a dar un vistazo al anarquismo, y claro está,
consideremos el nombre de William Godwin (1756- 1836), el primer teórico de
esta corriente del pensamiento y destacado exponente del liberalismo radical
inglés (13). Antes de abordar el pensamiento de Godwin, tengamos en cuenta
que el vocablo anarquismo se ha entendido desde los griegos como la
ausencia de autoridad, más si a causa de ello, reina el desorden. No obstante
si se examina cuidadosamente el pensamiento de Godwin, no necesariamente
se hace referencia a la abolición del estado y menos aún del gobierno. Desde
el punto de vista teórico y como causa de la corrupción del hombre,
efectivamente el anarquismo señala como culpable al Estado y al gobierno, lo
cual coincide con Rousseau y porque no decirlo, con Antístenes y Diógenes.
Pero una cosa es considerar al Estado culpable y otra pretender abolirlo. Dice
Godwin: “El hombre es innatamente bueno y sólo la sociedad corrompida por el
Estado lo corrompe a su vez.”14; más adelante afirma el mismo pensador “el
mejoramiento de los individuos y el mejoramiento de las instituciones políticas
están destinados a producirse y reproducirse mutuamente”. Con esta última
afirmación, el anarquismo propone el desarrollo del individuo a partir del
progreso de la razón, teniendo como fundamento la naturaliza buena del
hombre. El estado desaparecerá como consecuencia del desarrollo de la razón
que lo hará innecesario para intervenir la vida social del hombre. Parece ser
esta una coincidencia también con los primeros teóricos del socialismo.

Queda establecido que los anarquistas si bien proponen la desaparición del


Estado, es más como consecuencia del progreso de la razón y de la
dominación de la naturaleza por el hombre, lo cual es muy diferente a la
propuesta de los cínicos.

Echemos una mirada a Nicolás Maquiavelo, a quien se le ha tildado de cínico y


de quien se acuño el término peyorativo “maquiavelismo” como sinónimo de
cinismo. Maquiavelo nació en Florencia y vivió entre 1.469 y 1527. Es posible
que su cinismo sea atribuido a la manera como expresó sus ideas, fue un
hombre realista y habló y escribió sin tapujos. Al respecto dijo Francis Bacon:
“Mucho debemos a Maquiavelo y a otros como él que escribieron lo que los
hombres hacen y no sobre lo que deberían hacer”15

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Maquiavelo ha sido mal interpretado y hasta podría decirse, incomprendido,
especialmente por el común de la gente que se guía por frases que
aparentemente describen su cinismo, no así por quienes han estudiado de
manera juiciosa su obra.

Una frase célebre y posiblemente la de mayor uso por el común de la gente: “el
fin justifica los medios”, frase que se acuña precisamente porque Maquiavelo
devela la conducta de los gobernantes, que en su época y como él lo menciona
es igual en todas, los reyes y gobernantes se valían de lo que fuera para hacer
sus guerras. La frase le haría justicia a Maquiavelo si dijera: “el fin justificaba
los medios”, para referirse a lo que acostumbraban los gobernantes. Su
cinismo no es otra cosa que el cinismo de los demás y claro está el cinismo
aquí es aplicando el término en sentido peyorativo.

Es posible que Maquiavelo sintiera algún desprecio por los gobernantes al


observar como justificaban sus luchas aun sacrificando sus principios, como se
observa en el siguiente texto: “…ante sus ojos, el papado se había convertido
en un reino más, y no en la cumbre de la pirámide teológico-feudal. El papa
pactaba con los infieles y se aliaba con ellos en empresas guerreras contra
otros estados cristianos. Lo mismo hacía el cristianísimo rey de Francia.”16

En síntesis, puede afirmarse que ni Rousseau, no Voltaire, ni Godwin, ni


Maquiavelo fueron influenciados por el pensamiento de los cínicos de la
antigua Grecia, es posible que sin intención algunos de sus postulados tengan
cierta coincidencia, pero definitivamente no los convierte en cínicos. Si hay algo
de cinismo en estos grandes pensadores es en sentido contemporáneo de este
vocablo, refiriéndose a cierto descaro o malicia.

EURÍPIDES GUARÍN ANAYA

Barranquilla, 2016

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