Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Curso:
Fundamentos de Enfermería
Docente:
Texto Paralelo
Sección:
“C”
Estudiante:
El objetivo principal de este texto paralelo es para proveer a los enfermeros de todo
el conocimiento básico de dicha rama, ya que son la base de toda la enfermería.
Esto cubre la historia, las teorías, las habilidades básicas, la comprensión de las
aplicaciones del proceso de enfermería y su esencia, entre muchas más. Es por ello
que a continuación se dará a conocer información sobre estos fundamentos de
manera más detallada, al igual que algunos conceptos y definiciones dentro de este
campo de estudio que puedan ser de utilidad para aquellos que quieran saber más
al respecto.
Historia de la Enfermería
Desde los inicios de la humanidad la figura del cuidador ha estado presente en
todos los ámbitos de la historia. Desde los primeros colectivos humanos donde
siempre han existido personas incapaces de valerse por sí mismas, éstas ya
recibían cuidados propios de este oficio por parte de otros miembros de la tribu,
principalmente mujeres, las cuales
se dedicaban mayormente al
cuidado de los niños y a la
recolección. Con el paso del tiempo
el papel del cuidador quedó
relevado a las clases bajas,
mientras que la medicina estaba
reservada a las clases altas. Así, el
cuidado de los enfermos en la
antigua Roma era realizado por
esclavos o sirvientes y, a pesar de
que tanto hombres como mujeres
realizan estos cuidados, fueron
también ellas las que tenían más
prestigio y reconocimiento con motivo de su dedicación y participación en los
cuidados del parto y del recién nacido. Con la llegada del cristianismo, el papel del
cuidador siguió realizándose por las clases bajas y estaba destinada principalmente
al cuidado de los marginados sociales (presos, enfermos de lepra o peste,
deficientes), y más que nunca se trataba de una tarea reservada a la mujer, que, al
quedarse al cuidado del hogar y los hijos, vivía relacionada con otras mujeres que
poseían conocimientos sobre la materia y que transmitían unas a otras.
Desde el punto de vista científico el estudio de los orígenes de la enfermería como
oficio reconocido se divide en dos etapas: la primera, que comprende desde las
primeras culturas existentes hasta el siglo XIX, nos habla del enfermero entendido
como la persona que propicia cuidados a un enfermo o persona incapaz de valerse
por sí misma. De esta etapa se conocen pocos detalles ya que prácticamente no
existen fuentes ni testimonios escritos y, por tanto, los conocimientos del oficio se
realizaban mediante la transmisión oral y el aprendizaje práctico. Hacia el final de
esta primera etapa aparecen los primeros escritos breves asociados a la enfermería
que tienen su origen en mundo monástico, cuna de la cultura y los primeros
escritores. El interés y preocupación de la iglesia por los enfermos y los marginados
sociales se basa en los valores cristianos de la caridad, la igualdad y la ayuda al
desamparado. Además era la única institución con estos valores que disponía de
suficientes recursos para crear hospitales y asilos.
La segunda etapa de la enfermería se inicia en el siglo XIX con las reflexiones de
los intelectuales sobre las tareas realizadas por esas personas conocidas como
cuidadores. El primer manual conocido de la enfermería como disciplina data de
1617 y recoge una serie de instrucciones para enfermeros donde se describen
técnicas y procedimientos para practicar a los enfermos. Así pues, empiezan a
florecer las enseñanzas teóricas de esta disciplina y se va produciendo de forma
paulatina una institucionalización como profesión. A pesar de estos primeros
manuales, el primer referente que consiguió posicionar la enfermería como un oficio
imprescindible en la sociedad fue Florence Nightingale, una de las primeras
cuidadoras que escribió sobre su trabajo refiriéndose a él como “tareas de
enfermera” y, por ello, es considerada la madre de la enfermería moderna. De origen
social elevado, sus creencias religiosas le llevaron a rechazar el papel al que estaba
destinado como mujer de clase alta y dedicarse al cuidado de los soldados heridos.
En 1860 instauró los cimientos de la enfermería profesional y estableció una escuela
propia de enfermería en Londres llamada Saint Thomas Hospital que aun funciona
en la actualidad.
Las enfermeras monásticas
Las mujeres de estos monasterios estaban amparadas por la Iglesia, que
proporcionaba libertad y seguridad para seguir estudios intelectuales o intereses
prácticos. Muchas mujeres famosas de la Alta Edad Media estuvieron relacionadas
con la vida monástica.
Hildegarde, cuyos
conocimientos médicos y visión
política fueron muy notables.
Otras mujeres asumieron la
labor médica y de enfermería en
los hospitales. El cuidado de los
enfermos era la tarea principal.
Radegunda cuidó
personalmente a los pacientes
en el hospital que había
fundado. Era particularmente
sensible con los leprosos, que
eran marginados sociales, y se la vio besando sus cuerpos enfermos. No existen
indicios de que hubiera médicos relacionados con este hospital. Al parecer, los
cuidados de enfermería eran la base para la recuperación de la salud. Santa Brígida
se convirtió en una abadesa famosa en Irlanda, y era respetada como erudita,
educadora, consejera y experta en las artes de curación. También se conocía por
cuidar a los enfermos y curar leprosos. Se le dio el título de “patrona de la curación”.
Se cree que la figura de la enfermera apareció en durante la Edad Media. Las enfermeras
eran en su mayoría mujeres sin formación que ayudaban a traer niños al mundo o eran
nodrizas. Por otro lado, el cuidado de los enfermos estaba muy asociado a las monjas, con
más formación y un voto religioso que les impedía cuidar de los más débiles. De cuidar a
los enfermos se Monjas tenían más formación y cuidados a los enfermos.
En 1259, los Hermanos de Alexian comenzaron el ministerio de cuidado de los
enfermos y hambrientos, que todavía existe hoy en muchos países, incluyendo
Estados Unidos. La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios se formó en España
en 1550. Desde 1550 a través de 1614, San Camilo de Lelis atendía a los enfermos
y moribundos en el Hospital de Santiago en Roma. No fue hasta 1633 cuando San
Vicente de Paul fundó la Hija de la Caridad, donde las mujeres comenzaron a jugar
un papel más importante en la enfermería organizada.
A lo largo de los años, las guerras han aumentado la necesidad de enfermeras y
han tenido una gran influencia en la evolución de la enfermería. Florence
Nightingale, es ampliamente considerada como la madre de la enfermería moderna,
destacando por sus servicios en la guerra de Crimea de 1853 a 1856. Sus esfuerzos
de saneamiento disminuyeron drásticamente la tasa de mortalidad y a su vuelta
fundó la Escuela Florence Nightingale para Enfermeras en Londres. Fue el primer
paso para la auténtica profesionalización de la enfermería. En 1861 las enfermeras
empezaron a usar uniforme. Hoy día, la enfermería es ampliamente reconocida en
el mundo.
El islamismo
Las enseñanzas de la mujer y de los niños, aunque tenían licencia para la práctica
de la medicina general. Los requisitos habituales de la escuela de Salerno eran tres
años de premedicina a nivel de escuela superior para el estudio de la lógica, filosofía
y literatura, cinco años de medicina y cirugía y un año de práctica con un médico
famoso. Hacia el año 1140 se dictó una ley que prohibía la práctica de la medicina
a quien no tuviera licencia. El Régimen Sanitatis Salernitanum fue el trabajo más
famoso de la escuela de Salerno. Este poema latino, que contenía preceptos
racionales sobre dietética e higiene, ha sido objeto de numerosas versiones y más
de 300 ediciones.
Los hospitales medievales
En la actualidad todavía perduran
tres hospitales medievales famosos
que se construyeron fuera de los
muros monásticos: el Hôtel Dieu de
Lyon, el Hôtel Dieu de París y el
Hospital del Santo Spirito de Roma.
La información más completa sobre
las cuestiones de enfermería
procede de los centros de Lyon y
París.Los primeros hospitales se
establecieron como casas de
caridad y atendían a los
necesitados y desvalidos tanto como a los enfermos. El Hôtel Dieu de Lyon
realizaba diversos trabajos caritativos aparte los propios de la enfermería y estaba
diseñado para recoger a peregrinos, huérfanos, pobres, débiles y enfermos. Sus
primeras enfermeras fueron mujeres laicas reclutadas entre penitentes y viudas.
Con el tiempo los hombres ayudaron en el trabajo de enfermería.
El Hôtel Dieu de París fue construido con una puerta abierta para todos los que
sufrían, comenzó como un pequeño hospital y creció hasta alcanzar proporciones
impresionantes. El Papa Inocencio IV organizó el grupo originario de mujeres laicas
que atendían a los enfermos como orden religiosa.
El Hospital del Santo Spirito de Roma probablemente fue el más grande de los
hospitales medievales. Fue construido con el propósito primordial de cuidar a los
enfermos. Se dice que en este hospital llegaron a prestar servicio más de 100
médicos y cirujanos. El Santo Spirito pronto se convirtió en prototipo para el
desarrollo de otros hospitales medievales.
Las órdenes militares de enfermería
Las órdenes militares de enfermería fueron una consecuencia de las Cruzadas a
Tierra Santa. Si mencionan que se construyeron y equiparon grandes hospitales y
que los caballeros cuidaban de los enfermos. Tan grande fue la influencia de estas
órdenes en la enfermería que Nutting y Dock dedicaron todo un capítulo de su
Historia de la Enfermería al origen y desarrollo de las mismas. Cuidar a los heridos
y enfermos fue importante para la organización y estructuración de los hospitales
europeos y para el modelo de servicio de enfermería que establecieron y
normalizaron. La acumulación de grandes riquezas y amplias extensiones de tierras
provocó a la larga su caída. Poco después de concluidas las Cruzadas, la devoción
a la llamada de la enfermería disminuyó, las obras de misericordia empezaron a
flaquear y la guerra contra los no creyentes se convirtió en el único objetivo. Se
formaron grandes órdenes, todas ellas designadas con el nombre de Hospitalarios.
Cuando no estaban en la batalla, ayudaban a cuidar a los enfermos. Los hermanos
sirvientes tenían como principal responsabilidad atender a los viajeros cansados y
cuidar a los enfermos. Tres de estas órdenes de enfermería sobresalen como las
más famosas e importantes de la historia: los Caballeros Hospitalarios de San Juan
de Jerusalén, los Caballeros Teutónicos y los Caballeros de San Lázaro.
Los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén
Hacia el año 1050, un grupo de ricos comerciantes, fundó dos hospitales en
Jerusalén. Al principio estos hospitales atendían a toda persona enferma, pero
durante la batalla de Antioquía por Jerusalén quedaron sobre saturados. Muchos
cruzados de noble cuna dejaron de lado sus armas para colaborar en el trabajo de
cuidar a los enfermos en el Hospital de San Juan. Al principio las mujeres se
encontraron en igualdad de condiciones frente a los hombres: todos cuidaban a los
enfermos, comían y asistían al culto junto. La reparación fue total, y las hermanas
quedaron subordinadas a la orden masculina. La orden se enriqueció enormemente
debido a las donaciones de los benefactores agradecidos, lo que permitió la
construcción de nuevos hospitales, hostales y asilos. Se elaboraron normas que
fueron seguidas por los mejores hospitales urbanos de Europa durante muchos
siglos. Los Caballeros Teutónicos adquirieron gran poder y muchos hospitales
fueron puestos en sus manos.
El crecimiento de los hospitales
La idea de los hospitales urbanos fue acogida con apoyo y aprobación, y en
algunos casos los hospitales pasaron de forma amistosa del control eclesiástico al
seglar. Aumentó rápidamente el número de hospitales. Varios factores
contribuyeron a la demanda de más hospitales: los hospitales existentes se habían
organizado como orfanatos, hostales para viajeros y enfermos y casas de caridad;
las enfermedades contagiosas eran incontrolables. En general, los hospitales se
edificaban para cuidar a los enfermos pobres. Las prácticas de administración e
higiene variaba de un hospital a otro; a veces eran buenas y otras no. Los cuidados
de enfermería se dispensaron las 24 horas al día. Con el paso de los siglos, no
siempre hubo una dotación suficiente de enfermos. Se generalizó la práctica de
emplear a individuos de poco carácter para aumentar la dotación de personal de
enfermería... Era el primer atisbo de decadencia en la enfermería, decadencia que
acabaría por producirse y que persistía durante un largo y terrible periodo.
El primer hospital británico fue el de York. También era una casa de caridad y
tenía un pabellón para leprosos. La enfermería de estos hospitales la ejercían
mujeres de noble cuna, que además practicaban la enfermería vecinal en los
hogares de los pobres. La organización de estos incluía ambos tipos de servicio de
enfermería.
Los hospitales y los reformadores
El resultado inmediato de la disolución monástica fue que la gente se quedó sin
hospitales y posadas de los que había dependido durante muchos años. Siguió un
periodo de rápido deterioro en el cuidado de los enfermos y de los pobres. Se
produjo un declive en la calidad del servicio público, en particular para los enfermos.
En esta época de insensibilidad y brutalidad, ni los gobernantes ni los médicos se
preocuparon lo más mínimo por elevar la enfermería o mejorar las condiciones de
los hospitales.
La decadencia de los hospitales
Las pugnas religiosas no tuvieron un efecto directo sobre los hospitales en los
países católicos, como España e Italia. Sin embargo, en los protestantes se cerraron
numerosas instituciones pequeñas al suprimirse las órdenes de la enfermería. Un
utilitarismo austero sustituyó a la belleza que anteriormente había prevalecido en la
construcción de los centros para enfermos.
Las condiciones insalubres predominantes en estos hospitales dieron lugar a
grandes brotes epidémicos. No era extraño que se echara a los enfermos en camas
ya ocupadas por otros pacientes; los muertos y los delirantes, posiblemente juntos,
al lado de los que todavía vivían y conservaban la razón. Las camas estaban tan
próximas entre sí que la limpieza se hacía casi imposible. Debajo se podía encontrar
todo tipo de inmundicias. El aseo de los enfermos ni se intentaba; las sangrías y las
purgas eran los tratamientos habituales para cualquier dolencia. Las mujeres
perdieron el control de la enfermería. Éste fue uno de los periodos de la historia de
la enfermería en que la supremacía masculina fue más absoluta y generalizada. Las
enfermeras típicas eran la escoria de la sociedad, personas inmorales,
alcoholizadas y analfabetas. Se requería ayuda para salir de la situación en la que
se encontraba la enfermería, y el interés público por su progreso empezó a hacerse
patente entre diversos grupos. Esta preocupación de la sociedad dio como resultado
el inicio de una serie de cambios significativos que llevarían a la reforma estable de
la enfermería.
El nacimiento de la enfermería moderna
Las órdenes de las diaconisas que habían existido en la época de Cristo fueron
reavivadas por las iglesias protestantes durante el s. XIX. El cuidado de los
enfermos se convirtió en su principal deber. A Kaiserswerth se le atribuye la creación
de la primera orden moderna de diaconisas. Este instituto dejó una huella indeleble
en toda la enfermería. Influyó a Florence Nightingale. El pastor Fliedner, en 1828 se
casó con Friederike Münster. El matrimonio centró su atención en el cuidado de los
enfermos y abrió un pequeño hospital con una escuela de formación de diaconisas.
Su primera diaconisa, Gertrude Reichardt, hija de un médico, ingresó en 1836. A
finales del primer año otras seis mujeres se le habían unido para recibir formación.
Se las enviaba a cumplir tareas de distrito, hospitales o privadas, o bien a lejanos
campos de misión.
El movimiento del instituto se extendió rápidamente que se tuvieron que adquirir
otras dos casa anexas, e incluso tuvo que reconstruirse el propio instituto, que
resultaba demasiado pequeño para albergar a las diaconisas. El programa de
enfermería incluía una rotación por los servicios clínicos hospitalarios, formación de
enfermería domiciliaria, aprendizaje teórico y práctico del cuidado de los enfermos,
conocimientos de ética y doctrina religiosa y un nivel suficiente de farmacia para
superar los exámenes estatales para farmacéuticos. Duró tres años. El principio de
que las enfermeras debían cumplir exactamente las órdenes del médico y que éste
era el único responsable del resultado. La estructura de organización evolucionó,
se dividieron en cuatro áreas: enfermería, ayuda a los pobres, cuidado de los niños
y trabajo de auxilio a las mujeres presas y las “Magdalenas”.
La revolución Nightingale
Biografía: Florence Nightingale nació en 1820, en Hampshire, hija de una familia
terrateniente adinerada. A los 23 años, dijo a sus padres que quería convertirse en
una enfermera y se encontró con una sólida oposición de ellos, ya que la enfermería
se asociaba con mujeres de clase trabajadora. En 1851 Florence recibió permiso
para entrenarse como enfermera. Entonces, con treinta y un años se fue a trabajar
al hospital de Kaiserworth en Alemania.
En 1852 escribió, pero nunca publicó:
“Se supone que las mujeres no deben tener una ocupación suficientemente
importante para no ser interrumpida... Ellas se han acostumbrado a considerar la
ocupación intelectual como un pasatiempo egoísta, y es su “deber” dejarlo para
atender a cualquiera más pequeño que ellas”.
Dos años más tarde, fue nombrada directora residente del hospital para mujeres
inválidas en Harley Street, Londres. El año siguiente, Florence Nightingale fue
autorizada para llevar a 38 enfermeras a cuidar a los soldados británicos en la
guerra. Allí encontró que las condiciones del hospital militar Scutari eran alarmantes.
Los hombres eran mantenidos en cuartos sin sábanas ni comida decente. En estas
condiciones no era sorprendente que en los hospitales militares, heridas de guerra
era sólo la sexta razón de defunción. Enfermedades como el tifus, cólera y
disentería eran las tres causas principales por las cuales la proporción de muertos
era tan elevada. Durante este tiempo, Florence Nightingale recolectó datos y
sistematizó la práctica del control de registros, donde las estadísticas representadas
son proporcionales al área de una tajada en un gráfico circular. Esta información fue
su herramienta para promover la reforma. Sus cálculos sobre la tasa de mortalidad
mostraron que con una mejoría en los métodos de sanidad, las muertes
ascenderían. Florence Nightingale recibió muy poca ayuda de los militares, hasta
que utilizó sus contactos con el Times, para reportar la información. Entonces se le
encomendó la tarea de organizar las barracas del hospital después de la batalla de
Inkerman y al mejorar las condiciones de sanidad, logró reducir la proporción de
muerte de sus pacientes.
En 1856 Florence Nightingale regresó a Inglaterra como una heroína nacional, y
decidió empezar una campaña para mejorar la calidad de la enfermería en los
hospitales militares. Su evidencia en la Comisión de Sanidad de 1857 resultó en la
formación de una universidad médica militar.
El nacimiento de la Cruz Roja
Otro estímulo para la reforma de la enfermería culminó con la creación de la Cruz
Roja internacional. Su fundador fue J. Henri Dunant. Deprimido al comprobar la falta
de servicios médicos reclutó a gente de la localidad para que proporcionará la ayuda
o cuidados de enfermería que le fuera posible. A continuación, hizo un llamamiento
a varios gobiernos europeos para crear un organismo internacional que brinda
ayuda voluntaria de enfermería en los campos de batalla. Todos los gobiernos
acordaron honrar a las enfermeras de la Cruz Roja como no combatientes y respetar
sus hospitales y demás instalaciones.
El escenario cambiante de la enfermería
El descubrimiento de nuevos fármacos, nuevas técnicas y tecnologías han
acrecentado las responsabilidades de las enfermeras y ha obligado a introducir
modificaciones radicales en los cuidados de enfermería. El cuidado del paciente de
hoy plantea retos diferentes a los que tuvo que afrontar Florence Nightingale, puesto
que a las enfermeras actuales se les exige efectuar tareas que antaño realizaban
los médicos. Antes de la década de los años treinta la mayor parte de los cuidados
de enfermería corrían a cargo de los estudiantes. Incluía una gran variedad de
tareas que nada tenían que ver con la profesión. A los estudiantes se les dejaba
poco tiempo para poder proporcionar un cuidado de enfermería adecuado. Hacia
los años cuarenta las enfermeras ya llevaban a cabo muchas más tareas y
procedimientos como resultado de la introducción de profundas innovaciones en los
cuidados de salud. Cada vez eran más las personas ingresadas en los hospitales
para someterse a nuevos tipos de pruebas, ya que estas instituciones se habían
convertido en lugares seguros y eficaces. En Enfermería para el futuro, se
realizaban más de cien tipos de prácticas diferentes.
A lo largo del siglo XX hubo periodos de escasez dentro de la enfermería. Muchas
se negaron a participar en una estructura laboral que ofrecía pocas recompensas,
muchas horas, trabajo físico arduo y salarios muy bajos. A esta situación se
sumaron otros acontecimientos significativos que llevaron al desarrollo paulatino de
un nuevo modelo de organización para los cuidados hospitalarios. El éxito
demostrado de las salas de reanimación en el frente durante la II Guerra Mundial
se tradujo en la creación de unidades especiales para el cuidado de los pacientes.
Se establecieron salas de post-anestesia y recuperación para prevenir las
complicaciones del posoperatorio. De esta forma fue posible establecer una
progresión de la unidad de cuidados intensivos a la intermedia, a la de
autocuidados, a la de cuidados a largo plazo y la de cuidados a domicilio. Este
desarrollo de unidades de tipo específico obligaba a contar con algún tipo de
enfermería especializada y alteraba la razón enfermera-paciente en algunas áreas,
lo cual contribuyó a acentuar todavía más la carencia de profesionales.
La calidad de los cuidados de enfermería y la satisfacción del paciente fueron
decreciendo, ya que cada vez eran menos las enfermeras profesionales tituladas
que atendían directamente a los enfermos. El trabajo estaba coordinado, pero el
cuidado de enfermería estaba fragmentado. Tuvo consecuencias graves debido a
los continuos avances dentro de los procedimientos diagnósticos y terapéuticos y al
desarrollo de tecnología cada vez más sofisticada. Los años cincuenta y sesenta
supusieron una época de revolución para los cuidados de salud. La necesidad de
un enfoque distinto de los cuidados de enfermería, uno que proporciona tanto
calidad como atención integral al enfermo. En los años setenta se acorta las
distancias entre la enfermera profesional y el paciente. En el Hospital de Nueva York
su finalidad global es proporcionar cuidados de enfermería continuos y de calidad
con el fin de favorecer la curación, prevenir las complicaciones, promover la salud y
evitar las recaídas y las nuevas enfermedades. Los cuidados de enfermería los
imparten exclusivamente enfermeras profesionales en un contexto que fomenta el
traslado del paciente del hospital general al hogar. La enfermera es el factor
primordial en el cuidado de los pacientes y coordina los esfuerzos combinados del
enfermo, la familia y los suyos propios para resolver los problemas que pudieran
obstaculizar la recuperación total. La medicina se considera como un tratamiento
secundario. En esta estructura se da por supuesto que se necesitan menos
cuidados médicos y más cuidados y formación de enfermería. Se iniciaron
hospitales de cuidados agudos. Las enfermeras vieron frustrados sus esfuerzos por
un personal inadecuado, el énfasis puesto en la eficiencia y la falta de consideración
hacia las tendencias del paciente.
En los años setenta empezó a hacerse realidad la meta combinada del cuidado
de enfermería por parte de enfermeras profesionales y el cuidado integral del
paciente con la aparición de la enfermería primaria. La enfermera primaria es
responsable 24 horas al día, siete días por semana. Los cuidados de enfermería
primaria asumen la responsabilidad de toda la gama de funciones incluyendo la
educación, consultas, cuidados exhaustivos y continuos, planificación y valoración
de los cuidados, documentación del progreso, planificación del alta y remisión a los
servicios e instituciones secundarias. Las enfermeras pueden actuar como
abogadas del paciente, responder de su propia práctica y tomar decisiones
basándose en los datos disponibles. La enfermería primaria ha ido ganando
popularidad, su éxito depende de la existencia de personal suficiente, del apoyo de
la administración y de concurso de enfermeras preparadas técnica y
educativamente. Algunas enfermeras primarias se dedican actualmente a la
práctica privada o comparten una consulta con un médico.
Aunque se han dado grandes pasos en la enfermería, los problemas siguen
vigentes. Las condiciones de trabajo y los entornos siguen siendo fuentes de
conflicto. Las enfermeras están expresando sus preocupaciones por la falta de
personal, los bajos salarios, las largas horas de servicio, las prácticas peligrosas, la
imposibilidad de utilizar los propios conocimientos, juicios y tomas de decisiones y
otras circunstancias que les impiden proporcionar unos cuidados de enfermería de
alta calidad. De las enfermeras actuales se esperan que sean demasiadas cosas
para tanta gente y que funcionen en una gran variedad de contexto. Deben ser
excelentes cuidadoras, investigadoras capacitadas, eruditas y pensadoras basadas
en el razonamiento científico y lógico. Se ven envueltas en avances científicos y
técnicos y en nuevos papeles, que han ampliado sus oportunidades pero que al
mismo tiempo han multiplicado el alcance de sus responsabilidades.
Investigación y teoría de la enfermería
Las escuelas de formación estadounidenses no favorecen el desarrollo del
pensamiento crítico ni la resolución de problemas. No se daba a las mentes
inquietas una disciplina rígida y una obediencia incuestionable. En las escuelas de
enfermería, reducían el individualismo, la creatividad, el pensamiento crítico y la
confianza. Servían para colocar a las estudiantes y enfermeras graduadas en un
papel de sumisión, y así permanecieron durante muchos años. La enfermería no
era propicia para la investigación, como tampoco había enfermeras preparadas para
emprenderla. La necesidad de la investigación de enfermería ya fue reconocida por
las primeras dirigentes, que se comprometieron con el método científico de recoger
e interpretar datos para generar nuevos conocimientos tendentes a mejorar los
cuidados de enfermería.
Una serie de acontecimientos acabaron por conducir al compromiso firme de
incorporar la investigación de enfermería a la estructura global de la profesión. La
Association of Collegiate Schools of Nursing (ACSN) patrocinó un foro especial
sobre investigación de enfermería en 1941. La Cámara de Delegados de la ANA
aprobó un programa de investigación en 1950. Este programa estaba diseñado
como un proyecto a largo plazo para estudiar:
Las funciones de la enfermería en distintos contextos y zonas geográficas.
La relación de las enfermeras con sus compañeros de trabajo y asociados.
En principio, la cultura maya tuvo sus propias formas de enfermería. En este caso,
especializado a las parteras y los sacerdotes mayas con la medicina ancestral. Sin
embargo, con la llegada de los españoles, se introdujo un nuevo sistema a partir de
las comadronas y la medicina tradicional europea.
La primera escuela de Parteras
La Primer escuela de Comadronas estuvo adscrita a la Facultad de Ciencias
Médicas de la Universidad de San Carlos la cual funciono del 1 de Julio del año de
1895 al año de 1956, las clases se iniciaron el primero de agosto de 1895 con tres
alumnas. De esta escuela de Comadronas se graduaban con grado universitario las
parteras profesionales que atendían los partos de la Sala de Maternidad del Hospital
San Juan de Dios, la Maternidad “Joaquina”, del Hospital Materno Infantil del
Instituto Guatemalteco de Seguridad Social.
En el año de 1835, el Dr. José Luna Arbizu, a quien se le reconoce haber introducido
la anestesia en Guatemala en el año de 1847, recibió autorización del gobierno de
ese entonces para abrir una Sala de Maternidad con la finalidad de ofrecer
capacitación a las comadronas, sin embargo la apertura de la primer Escuela de
Comadronas fue decretada en el año de 1883 por el gobierno de Justo Rufino
Barrios quien brindo mucho apoyo a la educación científica de los profesionales, no
obstante que la apertura había sido decretada en el año de 1883, esta se llevó a
cabo hasta el primero de Enero del año de 1895 por los esfuerzos del Dr. Juan José
Ortega, quien era el Decano de la Facultad de Ciencias Médicas y Director del
Hospital General San Juan de Dios y fue adscrita a la Facultad de Medicina y
Farmacia.
En el año de 1903 ocho años después de la apertura de la Escuela de Comadronas,
durante el gobierno de Cabrera fue decretado el establecimiento de la Primer
Escuela de Enfermeras adscrita al Hospital General San Juan De Dios, pero a pesar
de haber sido decretada la escuela nunca se fundó formalmente. La etapa de
estudios en la Escuela de Comadronas, comprendía una duración de dos años ,
posteriormente en el año de 1923 durante el gobierno de José María Orellana estos
fueron ampliados y modificados con un plan de estudios en dos tipos, a las de
segundo tipo consistía en un plan de estudios de tres años y a las de primer tipo de
cuatro años entre las diferencias que existían eran que las comadronas de primera
clase podían hacer ciertas intervenciones quirúrgicas, incluyendo la episiotomía, la
aplicación de fórceps y la sutura del perineo.
Las mujeres graduadas como comadronas de la Escuela de Comadronas fueron las
primeras mujeres universitarias en el país y fueron ellas las que en el mes de agosto
del año de 1924 formaron la Asociación de Parteras Profesionales de Guatemala
“Dr. Juan J. Ortega”, que a la presente fecha aún se encuentra vigente.
La no formalización de la Escuela de enfermeras y la operación informal de esta en
el Hospital General San Juan de Dios, determino que en el año de 1940 durante el
gobierno de Jorge Ubico se emitió el Decreto Numero 2390, el cual ordenaba la
fusión de la Escuela de Comadronas con la Escuela de Enfermeras lo que determino
un nuevo plan de estudios de la nueva Escuela el cual determino dos años de
estudios en Enfermería hospitalaria y uno de Obstetricia, sin embargo la Junta
Directiva de la Facultad de Ciencias Médicas se pronunció en contra del decreto
“por considerar que un solo año de estudios de obstetricia no es suficiente”, y Seis
años después la Facultad de Ciencias Médicas, intento aprovechar la Revolución
de Octubre de 1944, al querer reabrir la Escuela de Comadronas, pero fue hasta el
1 de Julio de 1946, en que se reabrió la Escuela de Comadronas después de un
intento de Sanidad Publica de querer instruir a las parteras empíricas y calificarlas
como comadronas.
Para el año de 1949 la Escuela de Comadronas había logrado su objetivo
graduándose 19 Parteras, ya completamente organizada y rindiendo frutos de gran
trascendencia en la vida social del país, sin embargo a la llegada de Jacobo Árbenz
Guzmán en el año de 1954 las nuevas autoridades tomaron una actitud de oposición
en contra de la Partería y con un nuevo plan las prácticas de las alumnas se limitó
a observar y a no atender los partos en el Hospital San Juan de Dios, posteriormente
cerró sus puertas a las estudiantes, y con la apertura del Nuevo Hospital Roosevelt
no se le dio participación a las estudiantes de partos y se suprimió el rol de las
parteras en el sistema nacional de salud.
Según González (2005), la construcción del Hospital Roosevelt se inició en 1943.
En Febrero de 1945 la Junta de Gobierno suscribió un nuevo convenio con el
Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública (SCISP) para ampliar el cupo
del hospital, mismo que llevaría el nombre de Hospital Roosevelt, en honor a
Franklin Delano Roosevelt, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica,
incluyendo en el proyecto la construcción de un edificio destinado a la Escuela
Nacional de Enfermería, con todos los requisitos indispensables para la formación
de enfermeras profesionales con un alto nivel académico.
Las nuevas autoridades del Ministerio de Salud y del Hospital General se pusieron
en contra de la Partería y en 1955 “con motivo del nuevo plan de organización a que
se ha sometido el Hospital General”, las prácticas de las alumnas sufrieron
“alteraciones considerables”: a ellas sólo les fue permitido observar (no atender) los
partos. Poco tiempo después, la situación empeoró cuando la Maternidad del
Hospital General cerro y la del Hospital Roosevelt abrió, sin abrir sus puertas a las
alumnas de partería.
Ese mismo año el presidente Carlos Castillo Armas acordó en Julio de 1955 que la
Escuela Nacional de Enfermeras fuera la única institución de su tipo en el país, y
meses después, el Ministro de Salud Pública y Asistencia Social, comunicó el
establecimiento de un “Post graduado en la Escuela Nacional de Enfermeras, para
la preparación de Enfermeras Obstétricas, tomándose por parte de la Junta
Directiva de la Facultad de Ciencias Médicas. la decisión de cerrar la inscripción el
29 de diciembre de 1955 para el año 1956.
La Escuela Nacional de Enfermeras de Guatemala hoy
No fue hasta los inicios del siglo XX que se incorporó una estructura nueva. A decir
verdad, la Escuela Nacional de Enfermeras de Guatemala ENEG, fue la primera
escuela en fundarse el 5 de junio de 1933. Las Hermanas de la Caridad se empeñó
en hacer este hecho realidad. Según el Acuerdo Gubernativo 2390 del presidente
Jorge Ubico, se estableció a la escuela como la única institución del Estado capaz
de formar enfermeras profesionales.
Sor María Antonieta Galloti, madre directora y fundadora de la escuela monja nacida
en Honduras, pero que creció en Guatemala, insistió en difundir las prácticas
modernas de la enfermería en el país. Los estudios no solo modernizaron las
prácticas y los tratos a los pacientes. También cambió la manera de curar las heridas
de los mismos. Además, Galloti se formó en la misma escuela y egresó como
enfermera profesional el 17 de febrero de 1933.
La Primera Escuela de Enfermeras estaba adscrita al Hospital General San Juan de
Dios. Pero, pese haberse decretado y llevado el debido proceso, nunca se formalizó
su fundación. Sor María Antonieta Galloti falleció en 1963 y la madre Ángela Lazo
pasó a la dirección. Sin embargo, fue clausurada en 1944. Desde entonces, se han
abierto diferentes escuelas con orientaciones distintas en el estudio de la
enfermería.
Datos curiosos
Previo a la creación de la escuela de enfermeras, primero existió la Escuela
de Comadronas fundada en 1862. De esa cuenta, se fusionó la escuela de
Enfermeras con la escuela de comadronas.
De esta escuela egresaron 42 enfermeras que prestaron sus servicios en el
Hospital General.
Se necesitaban dos años de estudios en la Escuela de Comadronas para
egresar como una.
Madre María Antonieta Galloti dio clases en la escuela aún antes de
graduarse como enfermera dado sus conocimientos en el campo.
El origen de sus estructuras sanitarias está íntimamente ligado a las Instituciones y
organizaciones desplazadas desde Europa, entre las que destacaban el
Protomedicato y como no, las órdenes religiosas. Dentro de este último grupo, es
difícil entender el desarrollo de la enfermería contemporánea sin conocer el papel
destacado de las Hijas de la Caridad. Aquí se presenta la historia de esas
enfermeras e Hijas de la Caridad que iniciaron el camino de la enfermería
profesional guatemalteca. Sor Martha Elizabeth Steinvorth Jiménez Fue la
continuadora de la obra iniciada por Sor Ángela Lazo, en la Escuela Nacional de
Enfermeras de Guatemala de 1954 a 1959, tiempo en que estuvo como subdirectora
de la Escuela. En 1966 retoma la dirección de la Escuela Nacional de Enfermeras
de Guatemala, siendo ya poseedora de un cúmulo de conocimientos, que, unidos a
su dinamismo y deseos de mejorar la profesión, la llevan a tomar una serie de
decisiones que repercutieron positivamente en la Enfermería Nacional. Durante el
tiempo que tuvo a su cargo la Dirección de la Escuela Nacional de Enfermería en el
país, su obra puede enumerarse como sigue:
Organización de la Oficina Nacional de Registro y Métodos para Auxiliares
de Enfermería 1960, gestionando la emisión del Acuerdo Gubernativo de su
creación, el cual fue emitido el 20 de abril de 1965.2). En 1961 estableció el
Programa de Educación Avanzada de Enfermería, con los cursos Post
básicos de Administración y Supervisión de Servicios de Enfermería, los
cuales tuvieron estudiantes becadas de varios países de latino américa y los
cursos Post básicos de Enfermería Psiquiátrica.
Construcción y organización de la “Unidad Piloto de Rehabilitación Mental”
en 1963, como parte de los Servicios del Hospital Nacional de Enfermos
Mentales, para ser utilizada como campo de práctica para la enseñanza de
la Enfermería Psiquiátrica y con proyección a mejorar la atención del enfermo
mental.
Revisión curricular continua de las Escuelas de Enfermería de la capital y de
Quetzaltenango.
De 1966 a 1969 hizo gestiones en la Universidad de San Carlos de
Guatemala para establecer la Licenciatura de Enfermería, lo cual no fue
posible de obtener. Igualmente hizo solicitud en la Universidad Rafael
Landívar, pero por falta de financiamiento, no se pudo realizar.
Realización de 1967 a 1968 del “Estudio de Recursos y necesidades de
Enfermería en Guatemala”.
En 1973 logró la Universidad del Valle de Guatemala, estableciera la carrera de
Licenciatura en Educación para la Salud. De este programa egresaron 12
Enfermeras tanto de servicio como de docencia, becadas por el Proyecto Integral
de Enfermería. Esta carrera, aún existe en la Universidad del Valle de Guatemala.
Realización en 1975 del “Primer Seminario Nacional de Auxiliares de Enfermería”.
Construyó un alojamiento para las estudiantes de Enfermería, en el predio del
Centro de Salud de Chimaltenango, para la realización de la práctica comunitaria,
el cual fue demolido después del terremoto de 1976. En 1970 al dar inicio las
Escuelas de Auxiliares de Enfermería, se exigió los estudios básicos completos
como requisito de ingreso a las mismas y el plan de estudios era de año y medio,
por lo que Sor Elizabeth gestionó en el Ministerio de educación para que estos
estudios fueran reconocidos como Bachillerato en Salud, pero estas gestiones no
tuvieron éxito. Presentó al Ministerio de salud Pública y asistencia Social, un
Proyecto para a la creación de una Escuela formadora de Personal Docente de
Enfermería, pero tampoco tuvo éxito. Después de residir más de 25 años en
Guatemala, adoptó la ciudadanía guatemalteca. En enero de 1976 con motivo de
su retiro de la Dirección del Departamento de Educación de Enfermería, se le rindió
un homenaje.
En siglos pasados los cuidados de enfermería eran ofrecidos por voluntarios con
escasa formación, por lo general, mujeres de distintas órdenes religiosas. Durante
las Cruzadas, por ejemplo, algunas órdenes militares de caballeros también
ofrecían enfermerías, y la más famosa era la de los Caballeros Hospitalarios
(también conocida por los Caballeros de san Juan de Jerusalén). En países budistas
los miembros de la orden religiosa Shanga han sido tradicionalmente los
encargados de los cuidados sanitarios. En Europa, y sobre todo tras la Reforma, la
enfermería fue considerada con frecuencia como una ocupación de bajo estatus
adecuada sólo para quienes no pudieran encontrar un trabajo mejor, debido a su
relación con la enfermedad y la muerte, y la escasa calidad de los cuidados médicos
de la época.
En el mes de junio del 2020
La Escuela Nacional de Enfermeras de Guatemala cumplió 80 años de fundación,
habiendo graduado más de 4 mil 500 enfermeras y enfermeros en 96 promociones
para el ejercicio profesional en las diferentes especializaciones. Los estudios de
nivel técnico de la Escuela Nacional de Enfermeras fueron reconocidos por la
Universidad de San Carlos –USAC– en 1992. Posteriormente, en el 2002, la USAC
reconoció la carrera de licenciatura en Enfermería, lo que ha permitido el egreso de
197 licenciadas en Enfermería y desde 2011, cuando fue aprobada la maestría en
Enfermería Materno Neonatal, se han graduado 31 magister de esta casa de
estudios. Tal como lo estipula el lema de la formación de los profesionales de
enfermería, “Por Dios, por la Patria y por la Humanidad”, la Escuela de Enfermeras
ha trabajado en proyectos de beneficio para la comunidad, entre otros, formación
de comadronas y capacitación de enfermeros graduados especializados en
atención materno-neonatal. Los servicios de salud nacionales absorben al 70 por
ciento de los egresados de este centro de estudios especializados. Siguiendo a
Santos (2015), en el año 1989 la Universidad Mariano Gálvez estableció la carrera
de Enfermería a nivel de licenciatura. En los últimos años ocho universidades
imparten dicha profesión. Asimismo, en lo privado muchos colegios ofrecen la
carrera de Enfermera Auxiliar, por lo general a nivel de diplomado o de bachillerato.
La profesionalización de las enfermeras y comadronas en Guatemala se dio en un
momento coyuntural en que el gobierno abrió las oportunidades de acceso a la
educación de las mujeres, así como en el marco del krausismo y la maternidad
social. Se resume que la enfermería en Guatemala ha pasado por las diferentes
fases que en otros países, pero que es significativo el aporte de las Hermanas de la
Caridad de San Vicente de Paúl, quienes además de la vocación religiosa tuvieron
una profesionalización significativa, potencial que fue aprovechado en la formación
de las enfermeras cuando esta pasó a la administración estatal y su contexto fue
laico. El esfuerzo es mucho por la consolidación en la formación de la enfermería
profesional. Merecen especial mención sor Mercedes Torres, sor Elena Roch, sor
María Rincón, sor Genoveva Chardan, sor Filomena Roch y las enfermeras laicas
que se formaron en la primera escuela; al igual que sor Martha Elizabeth Steinvorth
Jiménez y sor Angela Virginia Lazo Midence, quienes tuvieron un aporte insuperable
en el aspecto de administración hospitalaria y trabajaron arduamente por la
consolidación en la formación de la enfermería profesional. Es necesario reconocer
los esfuerzos de otras instancias que se sumaron a la formación de las enfermeras
profesionales, así como de quienes se han ido sumando a dicha tarea. La Escuela
de Comadronas fue el primer proyecto que permitió el acceso a las mujeres a la
educación superior y que da el salto a su profesionalización universitaria. Las
comadronas fueron las primeras mujeres profesionales al servicio de la salud en
Guatemala. Un reconocimiento a todas las enfermeras y personal de salud que en
este momento trabajan a tiempo completo dando mucho más de su compromiso en
la lucha contra el Covid 19, en el sistema de salud público y privado, aún a costa de
su propia vida.
Mapa Conceptual
Comentario Personal
Guatemala es un país con una tradición cristiana católica relacionada con la cultura
y tradición hispana. El origen de sus estructuras sanitarias está íntimamente ligadas
a las Instituciones y organizaciones desplazadas desde Europa, entre las que
destacaban las órdenes religiosas. Dentro de este grupo, es difícil entender el
desarrollo de la enfermería contemporánea sin conocer el papel destacado de las
Hijas de la Caridad. La práctica de enfermería es considerada tan antigua como la
vida misma. Donahue, en su historia de enfermería al respecto expresa: “La mujer
es una enfermera instintiva, formada por la madre naturaleza.” En todas las épocas
de la historia de la humanidad, existen referencias del papel de la mujer como
curandera y cuidadora de enfermos. Durante la época prehispánica en
Guatemala: La enfermería iba de la mano con las prácticas médicas y religiosas
que el sacerdote, curandero o hechicero realizaban a la persona enferma. En cuanto
a cuidados se destacó la terapéutica obstétrica, que fue muy desarrollada pues las
parteras brindaban el cuidado durante la gestación, atendían el parto, realizaban
tratamientos cuando era necesario y cuidaban de la salud de la madre y el niño.
Escuelas Formadoras De Enfermería En Guatemala
Visto de manera general, este concepto además de obvio parece sencillo. Sin
embargo, su complejidad es tal que se convierte en objeto de amplio estudio durante
la formación de enfermeros y enfermeras Cada paciente es un ser individual, con
sus propios miedos, percepciones y actitudes ante la vida. Las diferencias
individuales son de tal magnitud que diferentes personas reaccionan de maneras
muy diversas antes la misma enfermedad, situación o padecimiento. Es por eso que
en todo momento se debe tener respeto por lo que manifiestan los enfermos, sus
sugerencias y sobre todo sus sentimientos y su pudor. Toda persona enferma se
encuentra en estado de indefensión, se siente vulnerable y débil. Si a esto se suma
la anulación de la individualidad, las consecuencias sobre la recuperación y la
evolución del paciente pueden ser nefastas.
El Paciente, Tipos De Pacientes
1. El paciente agresivo.
Es importante distinguir lo siguiente. Podemos estar ante un paciente
que es agresivo, o ante una persona que está agresiva. ¿Ves la diferencia? El
paciente agresivo es una persona que parece un volcán tirando lava. Si tú tratas de
atenderle cuando está en plena erupción, te vas a quemar. Debes dejar que expulse
toda la lava y cuando veas que solo sale un poco de humo, entonces te podrás
acercar con el agua para terminarlo de apagar.
2. El paciente discutidor.
Es un perfil diferente al agresivo, aunque la forma de tratarle tiene muchas
similitudes. Lo que necesitas saber es si discute porque está nervioso, si discute
porque desconfía o si discute porque es su personalidad. El tratamientos en
cualquiera de los casos será el mismo.
3. El paciente silencioso.
Tu paciente más callado requiere, en primer lugar, comunicación no verbal alegre,
risueña, cálida y confiable. Esto es muy importante. Y necesitas que tu paciente
hable, es decir, que se exprese abiertamente. No te puedes quedar con respuestas
del tipo «sí«, «bien«, «a veces«, «regular» o «quizá«, porque con ellas te resultará
muy complicado lograr un diagnóstico fiable.
4. El paciente desconfiado.
El paciente desconfiado no confía en la opinión de nadie más, y es muy cuidadoso
y lento en sus movimientos. Por eso, se toma el tiempo de examinar tus palabras y
tu propuesta. Jamás olvida experiencias negativas previas en otras clínicas y puede
llegar a mencionarlas mientras habla contigo. Este tipo de paciente tiene mucha
paciencia y puede pedirte que le muestres casos de otros pacientes, fotografías,
modelos, materiales… Se muestra susceptible e intransigente, no reflexiona y le
pone faltas a todo.
5. El paciente indeciso.
A esta persona le falta, sobre todo, confianza. Por eso, es habitual que vaya
acompañado de algún familiar o amigo que le aporta criterio y le ayuda a tomar
decisiones. En definitiva, viene con la persona que le aporta lo que él no tiene. Le
cuesta tomar una decisión por el propio riesgo que comporta. Suele ser una persona
tímida e insegura que siempre está a la defensiva. Pospone una y otra vez su toma
de decisión, por lo que es uno de los pacientes más difíciles de tratar. Responde
con evasivas ante un cierre de ventas e intenta aplazar la decisión de aceptar su
presupuesto. Además, prefiere utilizar evasivas en lugar de exponer sus dudas de
una manera clara y directa. Se resiste mucho a cualquier cambio y te pedirá tu
opinión para, después, solicitar un tiempo para reflexionar.
8. El paciente indiferente.
Es aquel que escucha por pura cortesía, pero no por interés. Un paciente indiferente
te puede llevar a pensar: «Me está haciendo perder el tiempo… ¿para qué ha
venido? ¿Qué es lo que quiere?» Lo cierto es que un paciente indiferente se
comporta así porque NO has conseguido captar su atención. Es un paciente que
observa y escucha (o hace como que escucha), pero no pregunta, ni interactúa, ni
opina. También es un tipo de persona que tiende a prejuzgar. Tal vez tú no le gustes,
o el aspecto de tu clínica, o el tratamiento del que le hablas. El hecho es que hay
algo que no le encaja y le resultaría incómodo decírtelo. Por eso, se mantiene en
silencio. También es posible que encuentres esta actitud en pacientes que acuden
a consulta «a petición» de un familiar. Un marido que va a la clínica porque su mujer
le reserva cita, un paciente senior porque su hijo le lleva, etc. En esas
circunstancias, acuden a tu clínica para evitar un conflicto en casa, pero su atención
será muy baja a menos que lo resuelvas con alguna acción como las que vamos a
ver a continuación.
9. El paciente impaciente.
Es fácil de identificar porque muestra de una forma muy evidente que tiene prisa
para que le atiendas. Para ello, mira el reloj constantemente o resopla con
frecuencia para llamar la atención y hacerse notar. Este tipo de paciente exige una
atención rápida, sin importarle que haya otros pacientes esperando delante de él.
Lo mejor es especificarle que vas a tardar un poco en atenderlo y proporcionarle un
tiempo estimado. Puedes amenizar esa espera invitándole a tomar un café en la
clínica, o en algún establecimiento cercano. O brindarle opciones de conexión wifi y
algún dispositivo móvil como una tablet para que pueda ver una serie o consultar
algo de su interés por internet. O un kindle en el que pueda leer sus libros favoritos.
ser capaz de comprender y aceptar que existen esas diferencias individuales, pero
sobre todo entender que como miembros de una sociedad somos iguales. a
todas las personas se les debe respeto por el simple hecho de ser personas.
una persona goza con integridad como cualidad moral cuando es honesta, sincera,
generosa y decente, o sea intachable en su conducta sujeta a códigos
morales compartidos y positivos.
Ahora bien, educar es más que informar, pues no se trata sólo de aportar
conocimientos que, aunque son útiles a la educación, no lo son todo. Cada persona
dispone de sus propios recursos, en el área del conocimiento, y en las áreas
emocionales y de las habilidades. La EpS, mediante el aprendizaje significativo
permite que la persona aprenda desde sus vivencias y conocimientos previos y, así,
podrán desarrollar capacidades que les permitan modificar los comportamientos
propuestos. No se trata tampoco de “obligar” utilizando el miedo o la imposición, ni
de “persuadir”, sino de “motivar”, de facilitar el desarrollo personal para que las
personas tomen decisiones de forma consciente y con autonomía sobre su propia
salud. La característica fundamental es enseñar a pensar y aprender desde la
experiencia propia, teniendo en cuenta creencias, actitudes, valores y habilidades.
Esto requiere la conquista de la autonomía que es una de las finalidades de la
educación para la salud.
Participación Comunitaria
El trabajo en comunidad es una de
las funciones sustantivas de los
miembros del Equipo de Atención
Primaria: el brindar apoyo a la
población, desarrollando diversas
actividades enfocadas a la
promoción, prevención y
mantenimiento de la salud del
individuo, familia y comunidad.
Desde la perspectiva del paciente, el papel que desempeña la enfermera dentro del
grupo multidisciplinar está valorado muy positivamente.
Las enfermeras somos consideradas por los pacientes como la piedra angular de
la comunicación interpersonal paciente-personal sanitario. Y es que son ellas
mayoritariamente quienes más los escuchan, con las que más pueden manifestar
sus dudas y temores y quienes resuelven en un porcentaje elevado sus demandas
de información.
En esta parte de los cuidados que atañe al apoyo psicológico, la función de las
enfermeras juega un papel relevante. Es por tanto su función estar pendientes y
detectar las necesidades de la familia, mostrando siempre una actitud abierta que
permita a ésta manifestar sus dudas y temores, e intentando resolverlos en la
medida de los posible.
Hay que dar al paciente la oportunidad de hablar sobre sus preocupaciones. Una
manera muy sencilla es preguntar sistemáticamente cómo se siente y cómo le ha
ido desde la última vez que se encontraron. Para obtener información acerca de sus
temores y ansiedad, generalmente, es necesario que exista una relación de
confianza y empatía. Se debe respetar su intimidad y dignidad. Las conversaciones
no deben discurrir en lugares en que estén presentes otras personas y las
informaciones dadas por él deben ser absolutamente confidenciales, siendo
accesibles apenas para el personal que presta el cuidado. Se debe estimular la
comunicación abierta y franca entre el enfermo y su familia. Esta es una tarea ardua
y difícil. Sin embargo puede ser amenizada mediante la intervención de un
profesional que actúe como mediador y facilitador de la comunicación.
Ya para concluir, hacer hincapié en que las enfermeras debemos conferir al enfermo
una responsabilidad continua con su propio bienestar, bienestar que puede y debe
ser compartido con la familia y otros profesionales de la salud.
La relación entre estados emocionales y cáncer es conocida desde el siglo XIX. Sin
embargo es poco considerada por algunos profesionales. Más grande es la relación
entre el estado anímico y el progreso del tumor. “No hay quimioterapia más eficiente
que una palabra amena, ni radiaciones más benéficas que el toque mágico de una
mano que acoge”.
sabemos que una de las claves para una excelente atención al paciente es la
importancia de tener un equipo multidisciplinar. Todos los miembros del equipo
deben estar coordinados, remar en una misma dirección: el beneficio del paciente
se proporcionan cuidados en un entorno en el que se promueve el respeto a los
derechos humanos, valores, costumbres y creencias de la persona y de los
familiares del paciente. De esta manera, las decisiones clínicas sobre el/la paciente
son el objeto de los cuidados y deben basarse en valoraciones integrales así como
en evidencias científicas. No olvidemos la capacidad para realizar intervenciones de
enfermería ligadas a la educación sanitaria ya que plantean una línea característica
para entablar una relación de empatía con nuestros pacientes
Análisis del Curso