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No hay una única manera de hacer gestión ambiental (GA). Partiendo desde la
complejidad, el cambio constante, la incertidumbre y en la búsqueda de la calidad
ambiental y de vida como meta para el desarrollo de las ciudades, debemos siempre
intentar encontrar el óptimo sistémico en el abordaje de las situaciones. ¿Cómo
hacerlo?
Principios de gestión
Referencias
LECCIÓN 1 de 2
Principios de gestión
Fuente: Winchester, L. (2006). Desafíos para el desarrollo sostenible de las ciudades en América Latina y el
Hay manuales, normas técnicas y profesionales asesores, pero no hay una única manera de resolver
problemáticas y andar el camino hacia el desarrollo sustentable. Lo que encontramos de base, como pilares
fundamentales, son una serie de principios, elementos que nos aportan criterio ético, técnico y de gestión,
conformando una trama de ideas desde donde trabajar. Estos pilares son útiles para encaminarnos hacia la
sustentabilidad en nuestras acciones.
Los principios de gestión operan como criterios de GA en el desarrollo de planes o acciones para el abordaje.
Podremos encontrar muchos de ellos, algunos son tomados, incluso, por el marco legal y las políticas
institucionales. Entre los principios mencionados por Gómez Orea y Gómez Villarino (2007) describimos
algunos que nos parecen de significancia y podemos vincular al caso;
Enfoque de sistemas
–
Busca comprender las relaciones y los elementos de un todo para favorecer las sinergias positivas y
comprender, desde una perspectiva integral, posibles problemas que se manifiesten y dificulten el logro de
los objetivos. Previamente rescatamos la importancia de la TGS como herramienta para la interpretación y
diagnóstico, desde este principio lo reforzamos. Los asentamientos urbanos son escenarios complejos en
los que podemos realizar este tipo de análisis para encontrar opciones de gestión.
Integración ambiental de las actividades
–
Este principio busca incluir la variable ambiental en la gestión más amplia de los procesos y actividades.
Se entiende a la gestión del ambiente como un aspecto transversal que debe ser considerado siempre; es
fundamental desde la planificación de las actividades de desarrollo y el diseño de proyectos, y es este el
lugar que debe tomar desde la integración a la agenda pública y de desarrollo urbano.
Enfoque estratégico
–
Se basa en la consideración y enfoque del trabajo y recursos en los aspectos más críticos del sistema. Se
evidencia, por ejemplo, en la valoración y abordaje de aspectos ambientales significativos. En el caso de las
ciudades, priorizando la atención de los problemas más críticos en materia socioambiental, por ejemplo:
hacinamiento, precarización, saneamiento, gestión de residuos y abastecimiento de agua potable.
Funcionalidad y dinamismo
–
La funcionalidad atiende el adecuado funcionamiento de las dinámicas para, en un fin último, garantizar la
calidad de vida de la población. El dinamismo considera las interacciones y respuestas de cambio y
adaptación que favorecen la permanencia del sistema. Las ciudades se constituyen como organismos,
sistemas vivos que deben interpretarse en su dinámica para analizar alternativas de intervención para la
sustentabilidad.
Flexibilidad
–
Las ciudades se transforman, rediseñan y evolucionan. La flexibilidad, entendida como aptitud de un
sistema o proceso para ser desviado o reconducido a un nuevo estado u objetivo sin producir impactos
críticos en términos ambientales, es una característica que debe considerarse.
Principio precautorio
–
El principio de precaución en materia ambiental requiere que se tomen medidas que reduzcan el riesgo de
daño ambiental, a pesar de que no exista certeza científica de qué pueda ocurrir realmente en relación con
causas y efectos. Básicamente, establece que son necesarias las medidas de protección y prevención
ambiental antes de que se manifieste un impacto. De manera más restrictiva, puede plantearse que, en
caso de no conocer o no poder estimarse las consecuencias de un acto sobre la salud humana o el
ambiente, debería evitarse tal acto hasta que se pueda prevenir impactos asociados.
Responsabilidad compartida
–
La idea que plantea este principio y que podemos llevar al caso, es que la problemática ambiental es propia
de la sociedad en su conjunto, nos afecta a todos como especie y como actores sociales del territorio.
Tenemos la capacidad y el deber de hacer algo.
Todos los agentes están implicados y son, en parte, responsables ya que de sus comportamientos e
interacciones como productores, consumidores, organizaciones o autoridad de control surgen las
problemáticas ambientales. Podemos dejar de lado la individualidad y actuar de forma comunitaria. La
responsabilidad no cae en la individualidad y aunque, muchas veces, encontremos distintos niveles de
compromiso o falta de responsabilidad, debemos pensar en una responsabilidad compartida pero
diferenciada, en la que todos podemos aportar.
Sostenibilidad de actividades
–
Tal como se aborda en el planteo del caso, el desarrollo sustentable en las ciudades, es un ideal al que
debemos aspirar. La sostenibilidad busca que las actividades humanas sean realizadas en un marco de
sustentabilidad y sean sostenibles en el tiempo, no degradando el propio contexto que permite su
desarrollo. Busca la permanencia en el tiempo de un sistema. Es muy importante el reconocimiento y la
valoración de conceptos como la capacidad de acogida del ecosistema y la capacidad de carga del
territorio.
Lo verde vende
–
Es un principio de marketing que indica la buena predisposición y actitud de los consumidores y clientes
hacia los productos y procesos ecológicos, con determinada garantía, sello, etiqueta o filosofía verde. A
partir de este principio, cobra importancia la imagen y la credibilidad de los actores en relación con su
comportamiento ambiental. Un ejemplo es considerar empresas que se tiñen de verde, o discursos
políticos que toman este tipo de estandartes para llegar a la población.
Subsidiariedad
–
Este principio indica que los problemas deben resolverse al nivel de responsabilidad más bajo posible. Se
debe tomar acción a partir de la identificación de un problema ya que en sus comienzos suele ser de
resolución más sencilla. Tal como se piensa en una bola de nieve, que va creciendo y es cada vez más
devastadora y difícil de detener, no debe permitirse que las problemáticas crezcan en complejidad (serán
necesarios más recursos y decisiones para el abordaje). Se debe siempre buscar su resolución en sus
formas incipientes.
Concertación
–
Se deben resolver los conflictos de tensiones e intereses entre los distintos actores. La negociación y el
consenso son la base. Las tensiones, conflictos y discrepancias existen en los escenarios reales tal como
se manifiesta en el caso. La concertación es un elemento fundamental para avanzar en un desarrollo por el
bien común.
Calidad
–
La dinámica de mejora continua subyace a este principio. Como objeto de la gestión ambiental (GA)
encontramos la calidad ambiental. Trabajar con esta premisa intenta ir mejorando y ajustando lo necesario
para alcanzarla en el desarrollo de las comunidades, trabajar con indicadores, por ejemplo, a partir de los
objetivos del desarrollo sustentable, puede ser una buena opción para realizar el seguimiento y sostener la
mejora.
Cerramos la lectura con un segmento del caso de estudio donde se hace referencia a los principios de
gestión que integran las políticas de desarrollo en las ciudades y dos preguntas de reflexión:
C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 2
Referencias
Gómez Orea, D. y Gómez Villarino, M. (2007). Consultoría e ingeniería ambiental: planes, programas,
proyectos, estudios, instrumentos de control ambiental, dirección y ejecución ambiental de obra, gestión
ambiental de actividades. Madrid: Mundi-Prensa.
Winchester, L. (2006). Desafíos para el desarrollo sostenible de las ciudades en América Latina y El Caribe.
En Revista eure 32 (96), pp. 7-25. Recuperado de https://scielo.conicyt.cl/pdf/eure/v32n96/art02.pdf