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Práctica Docente IV
Planificación:
Economía Política
misellimartin@abc.gob.ar
DNI: 42.817.292
Materia: Economía Política.
Clase: 8/09
Objetivos de enseñanza:
Objetivos de aprendizaje:
Estrategias didácticas:
Recursos didácticos:
Pizarrón
Fotocopias
Cuento
Criterios de evaluación:
Instrumentos de evaluación:
Actividades completas
Observación del comportamiento
Operaciones de pensamiento:
Hace un tiempo casi cualquier cosa se utilizaba como dinero, tan solo tenía que
cumplir ciertas características y la gente debía tener fe en que después se
podría intercambiar por cosas que todo el mundo valorara, como comida, ropa,
joyas, piedras preciosas, plumas, todas ellas fueron utilizadas como dinero.
El oro y la plata eran atractivos, ligeros, y fáciles de llevar, así que algunas
culturas se especializaron en trabajar estos materiales. Los trabajadores del
oro, los “Goldsmith”, lo pudieron convertir fácilmente en monedas,
estandarizando las unidades de oro en función de su peso y su pureza, hasta
certificarlas.
Para proteger su oro, Goldsmith necesitaba una caja fuerte y, pronto, sus
vecinos llegaron a su casa para pedirles que le alquilara un espacio para
guardar su dinero y sus joyas, Goldsmith aceptó por una pequeña cantidad de
oro y les entregó un papel que certificaba cuánto habían guardado en su caja
fuerte. Al poco tiempo, Goldsmith acabó alquilando cada estantería de su caja
fuerte y cada pequeña cantidad de dinero depositado se convirtió en dinero en
sus manos.
El tiempo pasó y Goldsmith hizo una inteligente observación, los depositantes
raramente volvían a recuperar físicamente su oro, y nunca todos a la vez. Esto
se debía a que, al poco tiempo de guardar su dinero, éstos se dieron cuenta
que era más sencillo intercambiar el papel que Goldsmith entregaba en el
mercado que su propio oro.
Este dinero de papel era mucho más eficaz que las pesadas monedas y la
cantidad podía ser simplemente escrita, en lugar de llevar una por una las
monedas necesarias.
Mientras tanto, Goldsmith ideó otro negocio: prestaba su oro a cambio de un
interés, pero, a medida que su papel moneda se iba convirtiendo en la moneda
de cambio más presente en el mercado, los prestamistas ya no querían oro
físico y se contentaban con estos papeles.
Con la expansión de la actividad económica, cada vez más gente le pedía
préstamos y a Goldsmith se le ocurrió una idea aún mejor. Sabía que muy
pocos depositantes sacaban su oro alguna vez así que pensó que podría
escribir más cheques que estén respaldados por el oro de sus vecinos a costa
de intereses.
Los años pasaron y mientras los préstamos eran devueltos y nadie se enteraba
del sistema que usaba el orfebre, ahora más banquero que orfebre, éste
aumentaba su riqueza al ganar más oro por los intereses generados por todos
los papeles que prestaba como representación del oro de sus vecinos.
Debido a lo ostentoso que empezaba a mostrarse, los vecinos comenzaron a
sospechar que se estaba gastando su oro, y lo amenazaron con llevarse todo si
éste no les mostraba cómo y de dónde sacaba toda su riqueza. Y, al contrario
de lo que pensaron, el oro de sus depósitos seguía estando guardado en la
caja fuerte.
En lugar de llevarse su oro, los depositantes acordaron que Goldsmith, ahora
su banquero, debía compartir la fortuna. Los vecinos exigieron que les diera
una parte de los beneficios obtenidos por los intereses generados al utilizar su
oro como respaldo.
Y así fue como surgió el primer negocio bancario, donde el orfebre banquero,
Goldsmith, prestaba papel respaldado en el oro de sus depositantes a cambio
de compartir con éstos los beneficios de los intereses. La lógica de este
sistema era sencilla, razonable y aceptada por todos.
Sin embargo, este sistema no es el que impera hoy día. El banquero no quedó
muy contento con los acuerdos realizados y buscó la forma de ganar más
dinero todavía. La demanda de crédito crecía a medida que los europeos se
expandían por América, pero sus préstamos estaban limitados por la cantidad
de oro que tenía en su banco como depósitos.
Entonces tuvo una idea mejor: como nadie salvo él sabía cuánto dinero había
realmente en su caja fuerte, empezó a presar cheques de oro físico que no
existían.
Como todos los clientes de su banco no iba a reclamar su oro físico a la misma
vez, nadie se daría cuenta. Este nuevo método de negocio funcionó muy bien y
el banquero se hizo inmensamente rico con los intereses del oro que ni siquiera
existía. La idea de que el banquero estuviera prestando oro que no tenía era
demasiado extraordinaria como para ser cierta, y esta forma de préstamo pasó
desapercibida para todos los poseedores de los cheques durante muchos
años.
Esta capacidad que tenía el banquero de crear dinero oro en papel se le subió
a la cabeza y su forma ostentosa de vivir propició que los poseedores de los
cheques empezaran a desconfiar. Algunos clientes comenzaron a pedir su oro
físico en lugar de las representaciones en papel, y se difundieron los rumores
por todos lados. Aquellos depositantes más ricos fueron a cambiar por oro
físico sus cheques en papel, pero el banquero no poseía toda la riqueza que
había emitido en papel moneda. Las calles se llenaban con personas con
cheques oro que intentaban cambiarlo por dinero físico, pero el banco se fue a
la quiebra y los depositantes perdieron toda su riqueza.
A esto se le llama “pánico de los ahorristas” y es a lo que todo banquero le
teme.
Tras esto, lo ideal hubiese sido que este sistema, en el cual se crea dinero de
la nada se hubiera ilegalizado, pero, la gran cantidad de créditos que había
emitido el banquero fue crucial para sostener la expansión comercial europea
por todo el mundo, lo que propició que se regularizase y legalizase esa
práctica. Y así se creó el sistema de reserva fraccionaria basado en el oro,
donde se acordó que se les permitiera a los bancos prestar dólares en papel
apoyado en oro físico real, en una proporción de 9 artificiales por 1 real. Es
decir, por cada moneda de oro físico real que tuviera el banco en su caja fuerte,
este podía prestar 9 más en oro ficticio en papel moneda. También se creó un
banco central, donde en caso de quiebra de otro banco, éste actuaría con
inyecciones de oro físico de emergencia. Solo en el caso de que muchos
bancos quebrasen a la vez, estallaría la burbuja de crédito derrumbando todo el
sistema.