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Escuela de Teatro UC
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Resumen
Abstract
This papers goes through the actual status of the research/creation and
practice as research in arts. I will then comment on the way pedagogy in
the Theater School of P. Universidad Católica de Chile undertakes the cha-
llenge of teaching these research models. Finally, I will analyze the results
of the Theatre Laboratoire, artistic project devoted for the last 14 years in
the above mentioned school.
K: research, practice, theatre, pedagogy, laboratory.
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Históricamente, el argumento de que el arte es una forma de conocimiento
fue clave para la inserción del teatro dentro de la universidad.2 Sin embargo,
aún hoy en día sigue pendiente una respuesta conclusiva respecto de cuál es
el conocimiento específico que entrega el arte. También cabe la pregunta de si
dicho conocimiento proviene solamente del trabajo mismo de los ensayos para
la puesta en escena –en el caso del equipo creativo– o del contacto directo con
el espectáculo –en el caso del público–; o bien, es preciso realizar un trabajo de
exégesis –entendida como “una explicación o interpretación del trabajo artístico
o creativo” (Haseman, 2010:156)– para llevar al dominio del discurso escrito los
hallazgos de los procesos antes mencionados. Además, en el entendido de que
se trata de un conocimiento inédito, también cabe preguntarse por las formas
a través de las cuales se investiga el teatro: ¿Cuál sería su objeto de estudio?,
¿cuál la metodología de trabajo y la forma de recoger datos?, ¿Cómo se realizaría
el análisis de la información recabada?, ¿Cómo se entregan los resultados de
modo que se vaya consolidando un acervo disponible para especialistas y legos?
En este contexto, Féral propone que el abanico de proyectos de investigación
teatral en toda su magnitud se articularía sobre tres ejes posibles: la investigación
Cf. Féral (2004, 2008), Fediuk (2008), Bralic (2009), entre otros.
1
Féral señala lo mismo en el caso canadiense cuando señala que “la Universidad podía
2
prestarse a una formación práctica y enseñar creación, pero que era necesario reforzarla
sumándole una formación teórica, que confería originalidad y legitimidad al proceso”
(2009:322).
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Féral se refiere a este como clásico en los siguientes términos: “es claro e implica
recogida de datos, recensión de la literatura que existe sobre el tema, definición de una pro-
blemática, recurso a una metodología y a conceptos definidos, utilización de un protocolo
de análisis que permite la interpretación de los datos, etc. El modelo, que proviene de las
ciencias sociales, no siempre está adaptado a las realidades de las prácticas escénicas, pero
sigue estando presente en tanto que horizonte de espera, como posibilidad” (2009:324).
4
Este modelo “Incluye necesariamente una parte de creación y una reflexión escrita
que acompaña el trabajo de creación. La existencia de esta categoría rinde cuentas del
deseo manifiesto de ofrecer un aprendizaje mixto a los estudiantes y combinar práctica
y teoría (una combinación que se pone en práctica con más o menos éxito en cursos,
talleres, memorias, tesis y prácticas profesionales. Estas memorias precisan una meto-
dología todavía más rigurosa y, en primer lugar, identificar una problemática clara: esto
es, a menudo, la parte más importante de la tarea. Es necesario plantear una hipótesis
de partida, experimentar y extraer conclusiones” (Féral, 2009:324).
5
La práctica como investigación tiene “fundamentos epistemológicos [que] ponen en
evidencia un deseo profundo de modificar la visión de la investigación más común en
el Reino Unido y Estados Unidos. Va acompañada de un objetivo político, radical, con
la voluntad de intervenir la sociedad. (…) Sus objetivos, métodos y finalidad modifican
nuestra mirada sobre la investigación y su papel. Tiene por objetivo subvertir la investi-
gación tal y como suele efectuarse, y hasta modificar nuestra visión de lo que debe ser la
investigación para concebirla de otra forma. Quiere recuperar el poder para restituírselo al
artista. Reivindica su derecho a contribuir al saber, a todo el saber, práctico y no práctico,
con la misma legitimidad que la investigación más clásica” (Féral, 2009:325).
6
Para una buena categorización de las etapas en el proceso de creación, cfr. Duarte,
Coca. “El proceso de creación teatral. Primeras aproximaciones”. Revista Teatro/Celcit,
37-38 (2010). 115-125. Sitio web.
7
Hay que ser cuidadoso con el concepto de análisis genético, concepto proveniente
de la teoría literaria y que, según Coca Duarte (2010), tendería a centrarse en el origen
de la puesta en escena más que en el análisis de las diferentes etapas de su desarrollo, lo
cual sería el objeto específico de la investigación de los procesos de creación. Para más
detalles sobre la genética de la performance, ver el número especial de Theatre Research
International, vol. 33 / 03, 223-335.
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en “la génesis de una producción, esto es [en] la interacción del equipo que
participa de la puesta en escena” (2008:142, mi traducción). En términos me-
todológicos, en este tipo de enfoque “prima la observación de primera fuente y
las entrevistas juegan un rol más importante que la decodificación de los signos
desde el punto de vista del espectador” (142, mi traducción).
En este sentido, tanto la investigación-creación como la práctica como in-
vestigación escogen como objeto de estudio el proceso mismo de creación, lo
que determina las metodologías de trabajo y redunda en “una nueva especie de
investigación, de búsqueda generativa que se basa en metodologías subjetivas,
interdisciplinarias y emergentes con potencial para extender las fronteras de la
investigación” (Barrett y Bolt, 1, mi traducción). Esta extensión de las fronte-
ras de la investigación tiene que ver con la naturaleza misma de los procesos
creativos, donde la propuesta en sí consiste en dar con una solución inédita a
un problema artístico, proceso que, por lo mismo, debe tolerar un alto grado de
incertidumbre, propio de la búsqueda experimental.8 Además, la prescindencia
de un texto teórico convencional –en el caso de la práctica como investigación–
pone énfasis en la validación de la creación como investigación en sí misma,
y plantea la cuestión no menor del soporte en que se produce la discusión y
transmisión de los hallazgos y problemas del proceso artístico.
Por otra parte, tenemos que estos dos tipos de investigación renuevan la
relación entre teoría9 y práctica.10 A esto apunta Féral cuando sostiene que
ambas implican
…aproximarse a la obra artística sin ignorar su propia creatividad y la de su
obra en sí. Se niegan a cerrarse en un discurso único demasiado discursivo, y
encuentran otras formas de vehicular ideas, sensaciones y su propia sensibili-
8
Cf. O’Neill, Cecily. “Into the Labyrinth: Thepry and Research in Drama”. Research-
ing Drama and Arts Education. Paradigms and possibilities. Londres: Falmer Press, 1996.
135-146. O’Neill pone énfasis en esto: “Hay que cuidarse de la tentación de considerar
solo problemas cuya respuesta ya conocemos. Estas preguntas no son auténticas. Si bien
pueden confirmar nuestras ideas, el camino no ofrecerá sorpresas ni se producirán ver-
daderos descubrimientos. Puede que sea más genuinamente auténtico y estético, aunque
pueda ser también aterrador, plantear un problema para el cual no existen respuestas
definitivas” (141, mi traducción).
9
Cf. Bralic, Cecilia. “La aparición del allegamiento como un hecho teatral”. Inédito,
2009. La autora aporta a esta discusión, cuando señala que la base de la investigación
teatral tiene que estar dada desde una pregunta por la teoría que permita situar al tea-
trista en el punto de vista propio del teatro, de la dramaticidad y la teatralidad, y en un
estadio previo a la cuestión metodológica.
10
Barrett y Bolt lo señalan claramente: “El surgimiento de la disciplina de la inves-
tigación basada en la práctica destaca la relación crucial que existe entre la teoría y la
práctica así como la importancia que los paradigmas teóricos y filosóficos tienen para
el artista contemporáneo” (1, mi traducción).
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La ventaja de trabajar a partir de este concepto tiene que ver con la legitimación
de hallazgos únicos, donde se realza la importancia de los contextos específicos de
donde surge el trabajo creativo e investigativo –ya sean estos filosóficos, sociales o
culturales– así como el punto de partida emocional, personal y subjetivo tanto del
artista12 como del investigador. Esta posibilidad de entrar en la subjetividad, permite
11
Barrett destaca que “Un rasgo de la investigación basada en el taller es que el
método se despliega a través de la práctica –la práctica es en sí misma la que produce el
conocimiento y la que engendra otras prácticas posteriores, demostrando así la naturaleza
emergente del proceso” (9, mi traducción, énfasis en el original).
12
Es interesante recordar la discusión enunciada por Eisner en los años ’80, cuan-
do presentó su decálogo sobre los aportes de las artes en la educación por sobre el
método científico, enfatizando que “los enfoques artísticos a la investigación están
más preocupados por la creación del sentido que por el descubrimiento de la verdad”
(1981:9). Eisner (1981) distinguía diez dimensiones en las cuales difieren ambos tipos
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“…hacer sitio a la palabra del artista en el terreno del saber y permitir que participe,
a su vez, en la construcción de este saber global, pero también que cree otro saber,
un saber práctico, informado, a partir de su propia experiencia” (Féral, 2009:323).
Ahora bien, hemos visto que el objeto de estudio de estos modelos de in-
vestigación es el proceso creativo y que este punto de partida implica ampliar
los horizontes metodológicos para incluir aspectos antes no considerados que
tienen que ver con la creatividad, la innovación y la subjetividad. Antes que un
método de trabajo establecido a priori y útil para enfrentar el estudio de cual-
quier proceso creativo, lo que se requiere en este caso es un diseño in progress,
que acompañe al proceso de creación recurriendo a la observación directa del
trabajo de mesa y ensayos, al develamiento de las apuestas teóricas, artísticas
y estéticas implicadas, al autoexamen del analista para dejar al descubierto sus
propios puntos ciegos y al diálogo con el equipo creativo.13
Finalmente, se plantea el problema de cómo transmitir los resultados de la
investigación. Este último punto es particularmente delicado y controvertido y
marca el límite y la diferencia entre la investigación-creación y la práctica como
investigación según las entiende Féral. Hasta aquí, hemos planteado la idea
de que el proceso de investigación debe concluir no sólo en la obra resultante,
sino también en una exégesis que dé cuenta de dicho proceso. Esto es contro-
versial en el sentido de que plantea la paradoja de defender la creación artística
como forma de conocimiento al tiempo de que se exige, de todas maneras, su
validación14 por medio de un documento escrito. No obstante, creo que, vale
15
Barrett y Bolt apuntan a lo mismo cuando afirman que “En la investigación artística,
se produce una relación dialógica entre la práctica de taller y la escritura de una exégesis
sobre las artes que es crucial para articular y dominar las metodologías de la práctica
para su posterior aplicación más allá del campo de las artes de modo tal que la práctica
como investigación extienda el campo de la investigación en general y sea validada
tal como otras formas de investigación más tradicionales derivadas esencialmente del
método científico” (143-144, mi traducción).
16
Agregan Barrett y Bolt, “La exégesis puede contrarrestar este “olvido” cultural en
la medida en que explicita y destaca la lógica específica del proceso investigativo expe-
riencial. Un segundo problema es la falta de una masa crítica de discursos que expongan
los méritos de la investigación en las artes. Para que la exégesis logre el éxito como
respuesta o meme, será preciso realizar esfuerzos sostenidos para promover y publicar
los resultados de la investigación en todas las formas posibles” (163, mi traducción).
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Quiero pasar ahora a revisar ahora algunos aspectos de la pedagogía de la
investigación de los procesos creativos en la Escuela de Teatro UC. Hoy en día,
la pedagogía de dicha investigación compren de un arco amplio en la Escuela
de Teatro UC. Por las orientaciones de los profesores vinculados a ella, tenemos
que el espectro va desde a) la indagación sobre la experimentación artística, pa-
sando por b) la auscultación de fenómenos sociales para interpretarlos a través
de una hermenéutica que sirve de base para la creación tanto dramática como
escénica, hasta c) la investigación clásica que definíamos en un comienzo. Esta
suerte de síntesis escueta refiere al objeto de la investigación, pero deja de lado
las metodologías utilizadas y los objetivos pedagógicos de esta práctica dentro
del actual currículum de la carrera de actuación.
En sus orígenes, el argumento para la inserción del teatro en las aulas uni-
versitarias estaba dado por ser el teatro una forma de conocimiento.17 Ajustando
“La dramaturgia teatral y su puesta en escena son, como toda expresión artística, una
forma de conocimiento del ser humano y de la sociedad. Sus métodos y lenguajes
tienen una lógica propia que activan formas de percepción ligadas al mundo psíquico,
de la imaginación y de la simbolización subjetiva referidas a los grandes arquetipos de
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y creación””. Estudis Escènics. Quaderns del’Institut del Teatre 35, (2009). 320-321. Se
pregunta Melendres: “¿podemos legitimar social y académicamente la creación escénica
como una herramienta de exploración, de producción de nuevos saberes, de posiciona-
miento ideológico? ¿Puede aceptar la Universidad del nuevo espacio europeo la entrada
de los creadores en el territorio hasta ahora reservado a la investigación convencional
–humanística o científica– con sus exhaustivas bibliografías, sus consideraciones y sus
ergos escolásticos? ¿Cuáles son las condiciones –legales, culturales– para conseguir esta
legitimación? (…) ¿Se puede concebir una investigación no decimonónica –no anclada
en rutinas que, a menudo, esconden intereses estrechamente corporativos–, capaz de
instaurar nuevas metodologías, nuevos criterios de evaluación?” (320-321).
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19
Cf. O’Neill, Cecily. “Into the Labyrinth: Thepry and Research in Drama”. Research-
ing Drama and Arts Education. Paradigms and possibilities. Londres: Falmer Press, 1996.
135-146. O’Neill refuerza esta idea del teatro como ejemplo de la conducta humana
cuando afirma que el “drama proporciona una estructura o paradigma apropiado para la
conducta humana, un ejemplo controlado experimentalmente de la interacción humana.
Nuestro espacio de investigación, el campo del drama, es en sí mismo el laboratorio. Las
personas se encuentran distribuidas en un espacio, a veces el teatro, a veces un estudio o
una sala de clases, donde la conducta humana puede verse desplegada y manipulada a
través de la metáfora, la repetición y la exageración. El drama no es un modelo de una
acción humana cualquiera, sino que siempre retrata las actividades que producen más
perplejidad y son más problemáticas y prohibidas. No es de sorprender, por ende, que
su investigación también produzca perplejidad y sea problemática” (142, mi traducción).
20
Schön apunta a lo mismo cuando “afirma que el lenguaje de los burócratas y los
técnicos, albergado por el mundo positivista y neopositivista de la racionalidad téc-
nica, no es fácilmente traducible a las situaciones de la práctica diaria. Enfrentados a
los desafíos inmediatos que encuentran, los profesionales no solo deben recurrir a un
sustrato de conocimiento intuitivo para abordar dichos desafíos, algo que Schön llama
conocimiento-en-acción, sino que deben emplear también la reflexión-en-acción como
medio para su propia conducta y la de otros. Este proceso inmediato de reflexión se
caracteriza por un diálogo interno complejo que requiere decisiones muy rápidas respecto
de lo que la persona ve y de cómo lo que ve debe influir en la conducta” (Cfr. Taylor,
Philip. “Doing Reflective Practitioner Research in Arts Education”. Researching Drama
and Arts Education. Paradigms and possibilities. Londres: Falmer Press, 1996. 27-28,
traducción y énfasis míos).
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Ahora bien, dentro de este marco, hay dos preguntas pendientes: ¿Cuál es
el papel del profesor en todo el proceso?, y ¿es posible enseñar la investigación-
creación? Respecto del papel del profesor, lo principal es ponerse al servicio
de los estudiantes, entregar herramientas metodológicas para circunscribir la
pregunta que se están planteando y el estado de la discusión sobre el tema en
cuestión, ayudarlos en la formulación de hipótesis y objetivos, conducirlos en
la recopilación y análisis de las experiencias que serán analizadas, y conducir
finalmente la parte más difícil: el establecimiento de conclusiones. Se trata de un
acompañamiento y de una orientación dada por la experiencia en el campo de la
investigación. En este sentido, me parecen elocuentes las palabras de Sánchez:
“Las escuelas no pueden enseñar a ser creativos, pero sí pueden enseñar meto-
dologías de la práctica artística que van más allá del aprendizaje de las técnicas.
Y la docencia de esas metodologías de la práctica artística sólo puede ser fijada
desde la investigación sobre los procesos de la creación” (327).
Esta manera de enfrentar la investigación en la Carrera de Actuación se
convierte así en un espacio para discutir la relación entre la teoría y la práctica,
los problemas metodológicos que plantean la experimentación escénica y el
análisis de los procesos de creación, pero muy especialmente el papel que juegan
los artistas hoy en día en el mundo cultural y social, así como la postura ética
ante el oficio.
Lo anterior lleva a su vez a hacer conscientes a los estudiantes de su rol
y aporte dentro de la sociedad a través de la elaboración de un discurso que
redunda en una valoración general de las artes y las cuestiones atingentes a la
existencia humana que estas son capaces de abordar.
El laboratorio teatral
Veamos ahora la contraparte académica del proceso pedagógico. Se trata de
la experiencia de la investigación creación y la práctica como investigación al
interior de la Escuela de Teatro UC realizada bajo la dirección de los docentes
de la Escuela. Para ello analizaré sucintamente los resultados del Laboratorio
Teatral en sus 14 años de existencia.
En 1996, la Escuela de Teatro UC de la Universidad Católica asentó las bases
de su planificación estratégica para los cinco años siguientes, estableciendo que
“la generación de conocimientos es uno de los objetivos fundamentales para
la Universidad” (Escuela de Teatro UC, Planificación estratégica). Era necesario
crear entonces las condiciones para que dicha generación de conocimiento se
produjera en el ámbito de la práctica artística, retomando así un impulso inicial
dado en los años ’70, cuando un importante grupo de sociólogos se incorporó
a la Escuela de Artes de la Comunicación.21 El proyecto fue un éxito y los
sociólogos formaron grupos de trabajo junto con artistas para la creación de
21
Precursora de la actual Escuela de Teatro UC, incluía también el cine y la TV.
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Si se considera que los proyectos pueden adjudicarse un monto máximo de
$2.000.000 para honorarios y producción, y que, muchas veces, el equipo de trabajo es
de, al menos, 10 personas, por un período de 5 o 6 meses, basta dividir para darse cuenta
de que lo que recibe cada participante es una cantidad simbólica.
23
Cabe señalar aquí la diferencia entre la investigación a través de la práctica y el
montaje de textos de gran dificultad, como ocurrió en los comienzos del Laboratorio
Teatral con el montaje de “Akenatón” (1997), de Michel Azama, suerte de oratorio en
torno a la figura del faraón egipcio monoteísta, o “La Indagación” (2000), de Peter Weiss,
también en forma de oratorio, esta vez sobre los juicios de Nüremberg. Estos proyectos
tuvieron un énfasis mayor en el resultado que en el proceso, siguiendo la distinción de
Balme antes mencionada.
24
“Juana de Arco”, de Coca Duarte (2000), “Huidobro”, de Juan Radrigán (2001) o
“Beckett y Godot”, también de Radrigán (2004); “Pana”, de Andrés Kalawski (2004),
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26
Especialmente el tradicional Concurso de Creación y Cultura Artística
administrado por el organismo de la Universidad dedicado a la investigación (primero
Dirección de Investigación UC (DIPUC), luego por la Vicerrectoría Adjunta de
Investigación y Doctorado (VRAID) y actualmente por la Dirección de Arte y Cultura
de la Vicerrectoría de Investigación (VRI).
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