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TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.

PLATÓN

A. Contextualización del autor:

La infancia de Platón, en Atenas en el s. V a.C., coincidió con el final de la guerra del


Peloponeso, que concluyó en el año 404 a.C. con la instauración de los Treinta Tiranos,
más tarde, en el 403 a.C. se volvió a establecer la democracia, pero con las libertades
democráticas también empezaron a extenderse las teorías relativistas y escépticas (de
los sofistas),

Platón en tres ocasiones trató de poner su modelo político ideal, sin tener éxito. La
política era muy importante para él. Viajó tres veces a Siracusa, la primera vio a
Dionisio I, el tirano de Siracusa, que parecía interesado en sus propuestas, pero este
las rechazó. La segunda y tercera vez, tras la muerte de Dionisio I, vio a Dionisio II, su
hijo, pero este también las rechazó.

Para fundamentar sus teorías, Platón, fue influido por los antípodas Heráclito y
Parménides, que tenían opiniones contrarias, Heráclito era partidario de la filosofía
dinámica (Filosofía del devenir) y Parménides de una filosofía estática (Filosofía del
Ser); Pitágoras con su preexistencia del alma; los sofistas influyen negativamente con
sus teorías relativistas y escépticas opuestas al pensamiento platónico.

También es influido por Sócrates, su maestro, del que aprendió la importancia del
diálogo como medio para definir las cosas y alcanzar la verdad.

B. Desarrollo del tema: ciencia y opinión (2 puntos)

1. Dos mundos, dos formas de conocer

Para Platón, existen dos formas de conocimiento distintas. La primera es el doxa


(opnión), procedente del mundo sensible, que puede captarse a través de los
sentidos. Todo lo que captamos mediante los sentidos es imperfeto y cambiante. Por
ello esta forma de conocimiento no es un saber verdadero, sino aparente, falible e
incompleta. Platón lo llama opinión o doxa.

La otra forma de conocimiento, procede del mundo de las Ideas, la auténtica, perfecta
y eterna realidad. Esta se capta mediante la razón, por lo que es un saber verdadero,
ya que las Ideas nunca cambian. Platón lo llama episteme (ciencia o saber verdadero).

2. El paso de la doxa al episteme

Para llegar del doxa al episteme debemos ir subiendo poco a poco desde los niveles
más fáciles y accesibles (mundo sensible) hasta lograr llegar a los más difíciles de
alcanzar (mundo inteligible). Para ello debemos confiar en la razón y necesitamos la
ayuda de alguien que ya conozca las Ideas para mostrarnos el camino hacia ellas.
Platón llama a este proceso ascensión dialéctica.
A su vez, Platón distingue dos fases o tipos de conocimiento dentro del doxa
(opinión). La primera fase es la conjetura o eikasía, nos permite percibir imágenes
8sombras y reflejos), que pueden resultar engañosas y traicioneras. La segunda fase, la
creencia o pistis, va más allá de las imágenes captando los objetos. En ambos casos se
trata de un conocimiento sensible por lo que no constituyen un saber verdadero.

El episteme (saber verdadero) también tiene dos fases del conocimiento. La primera
fase es el saber discursivo o dianoia, a esta se llega al comprender que los objetos
matemáticos son inmateriales (pero, no corresponden con las Ideas más valiosas). La
siguiente fase es la inteligencia o noesis y se produce cuando se alcanza la Idea de
Bien, es la fase más difícil y valiosa. Con esto culmina la ascensión dialéctica.

Platón explica esto último en la alegoría de la línea.

Por supuesto, se puede extraer relación con el mito de la caverna. En la alegoría de la


caverna el prisionero para salir del interior de la cueva (mundo sensible) al exterior
(mundo inteligible) pasa por el proceso de ascensión dialéctica, pasando por las
distintas fases del conocimiento tanto del doxa como del episteme. Primero tenía
contacto con las sombras y reflejos provocados por el fuego (eikasía), luego entra en
contacto con el fuego captando los objetos (pistis), al salir al exterior lo que primero se
percibiría serían las Ideas con menos relevancia, esto llegaría con la comprensión de
los números pertenecientes al mundo intangible (dianoia) y por último se culminaría
este proceso (ascensión diálectica) al comprender las Ideas más relevantes y complejas
(noesis): Idea de Justicia, Belleza o del Bien (la más importante).

3. La reminiscencia

Platón creía que las personas podemos captar las Ideas porque, de alguna manera,
nuestra alma ya conoce esas Ideas. Por ello, todos sabemos el significado de la
Justicia, el Bien o la Belleza, aunque nos sea difícil definirlos como conceptos.

La teoría de la reminiscencia viene recogida en diálogos como el Menón o el Fedón. Lo


que propone es que las Ideas nos resultan familiares porque nuestra alma, antes de
nuestro nacimiento, ya ha estado en contacto con ellas, aunque nosotros no lo
recordemos.

Sin embargo, cuando nuestra alma se unió a nuestro cuerpo, el conocimiento de las
Ideas quedó dormido en nuestro interior (ideas innatas, que no han sido adquiridas),
pero este puede despertar al tener contacto con las cosas que nos rodean del mundo
sensible.

El proceso de reminiscencia posibilita la ascensión dialéctica.

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