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GUZMAN Y ASOCIADOS
SERGIO GUZMAN AGUILAR
ABOGADO
UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
CED. PROF. FEDERAL 4745919
20 DE NOVIEMBRE #41, TEQUILA JALISCO,TEL.374 74 2 45 56 Y CELULAR 33 34 47 63 48
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C. JUEZ PRIMERO DE LO MERCANTIL
EN LA CD. DE ZAPOPAN JALISCO.,
PRESENTE
Así también el artículo 1047 del Código de Comercio precisa que: “En todos
los casos en que el presente Código no establezca para la prescripción
un plazo más corto, la prescripción ordinaria en materia comercial se
completará por el transcurso de diez años.”
Ahora bien, de las actuaciones judiciales mismas que tienen plena eficacia al
tenor de lo dispuesto por el artículo 1294 del Código de Comercio, se advierte
que del escrito inicial de demanda que formulara Arturo Llamas Núñez, por
conducto de su endosatario en procuración, LIC. CHISTOPHER
COVARRUBIAS VERA, quien demandó en la vía ejecutiva mercantil a mi
representado José Manuel Landeros Rivera, por el pago de la cantidad de 1
´000,000.00 (un millón de pesos 00/100 M.N.) y sus consecuencia legales
inherentes, y admitida que fue la demanda, se emitió auto con efectos de
mandamiento en forma, realizándose así la diligencia de exequendum y
emplazándose al demandado para que se contestara la demanda interpuesta
en su contra, y seguido el procedimiento por sus etapas se pronunció sentencia
con fecha 18 dieciocho de octubre de 2017 dos mil diecisiete, se dicta sentencia
definitiva.-
Ello es así, ya que de los autos que conforman el presente juicio, se desprende
que se dictó Sentencia Definitiva en un juicio ejecutivo mercantil, la cual causó
ejecutoria, y que se ordenó requerir a la parte demandada para que cumpliera
voluntariamente con la misma, ocasionando que se abriera el procedimiento de
ejecución.
Por lo tanto el plazo de tres años que menciona el precepto que nos ocupa, es
razonablemente extenso para permitir a los gobernados preparar una
adecuada defensa de sus intereses; situación congruente con los artículos 17
de la Constitución; 8, numeral 1 y 25, numeral 1, de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos;
Por tal motivo, tanto la figura de la prescripción, como el plazo de tres años en
el que se contemplan los días naturales para que opere la misma, resultan
totalmente compatibles con los artículos 1º, 14, 16 y 17 constitucionales, así
como con los artículos 8º y 25 de la Convención Americana de Derechos
Humanos.
Ahora bien, con relación a la obligación que con motivo de ese derecho se
impone al Estado, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, ha derivado cuatro principios que contribuyen a dar efectividad a la
posibilidad de que el gobernado acuda a los tribunales solicitando que éstos
impartan justicia:
4.- Principio de justicia gratuita, estriba en que los órganos del Estado
encargados de su impartición, así como los servidores públicos a quienes se les
encomienda dicha función, no cobrarán a las partes en conflicto emolumento
alguno por la prestación de ese servicio público. Con relación al primero de
esos principios, que es el que al caso interesa, debe decirse lo siguiente: Como
“la prontitud” es un concepto subjetivo, el propio artículo 17 constitucional ligó
la prontitud de la justicia a los plazos y términos que para tal efecto
establezcan las leyes.
Esta liga, es lo que da seguridad al propio gobernado, pues implica que esos
plazos y términos deben estar previamente establecidos en la ley o leyes que
resulten aplicables al caso; que por ende, a ellos deben ajustarse tanto las
autoridades encargadas de impartir justicia como los propios justiciables, pues
al estar establecidos en las leyes, tienen conocimiento previo de ellos. Lo
anterior implica que el acceso de los gobernados a los órganos jurisdiccionales
y su actuación en ellos, no es irrestricta, pues están limitados por una
determinada temporalidad; sin embargo, esta temporalidad que como se dijo,
también debe ser observada por los órganos jurisdiccionales, debe ser objetiva
y razonable a efecto de no anular el derecho mismo de acceder a la justicia.
En ese orden de ideas, si bien es verdad que todo gobernado tiene derecho de
acudir a los tribunales a plantear una pretensión o defenderse de ella, a través
de un procedimiento en el que se cumplan las formalidades esenciales, entre
las que se encuentra la oportunidad de ofrecer y desahogar pruebas, también
es cierto, que ese derecho se debe ejercer de manera oportuna, es decir dentro
de los plazos y términos que fijen las leyes, pues de lo contrario, se corre el
riesgo de que éste, según sea el caso, prescriba, precluya o caduque.
La razón de ser de ese principio descansa en el hecho de que por regla general,
los derechos e intereses jurídicos que se discuten en el proceso son del dominio
absoluto de los particulares; por ende, es en ellos en quienes recae la
obligación de iniciar e impulsar el procedimiento; no obstante, como se dijo, en
razón de que el artículo 17 constitucional exige prontitud en la justicia, la
obligación de iniciación e impulso del procedimiento que se deriva del principio
que se analiza, se rige por el diverso principio de oportunidad que se deriva de
los plazos y términos que fijen las leyes correspondientes.
ATENTAMENTE;