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Estos virus se conocen desde mediados del siglo pasado, los cuales retomaron relevancia en

2002, cuando en China surgió el SARS-CoV, el MERS en al año 2012 en Arabia (cuyo principal
mecanismo de transmisión identificado fue el contacto estrecho entre camellos y humanos), y
ahora en 2019, nuevamente en China, el virus SARS-CoV2, que produce el coronavirus (CoVID19
por sus siglas en inglés).

El coronavirus o SARS-CoV-2, es una enfermedad viral respiratoria perteneciente a la misma


familia genética de los virus SARS-CoV y MERS-CoV, surgidos en China y Arabia Saudí en los años
2002 y 2012 respectivamente. El primero tiene su origen en los murciélagos, mientras que el
MERS-CoV provino de los camellos o dromedarios, quienes a su vez transmitieron el virus a los
humanos por zoonosis, pero antes de entrar de lleno en la materia, es necesario explicar un
término importante.

Nuevo coronavirus o COVID-19

El virus COVID-19 fue reportado por primera vez el martes 7 de enero de 2020, por el CDC de
China (Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades), luego de que el 31 de diciembre
de 2019 la Comisión de Salud Municipal de la ciudad de Wuhan en la provincia de Hubei,
notificara 27 casos de un tipo de neumonía de etiología desconocida, siete de los cuales eran
severos.

Un mes después, el número de infectados había aumentado a 9.692 casos, de ellos, 1.527
enfermaron de gravedad. El vínculo común de todos estos casos, es que se trataba de personas
con algún tipo de relación con el Mercado de Huanan en Wuhan, en el cual se vende al mayoreo
pescados, mariscos y animales vivos. Las autoridades sanitarias del lugar, tomaron muestras en
el mencionado mercado y el 1 de enero fue cerrado al público, ya que las mismas dieron
positivas para el nuevo coronavirus.

Para el diez de enero, la primera secuencia genómica del coronavirus COVID-19 estuvo
disponible al público en general.

La primera muerte por causa del virus, se reportó el 11 de enero.

Cabe destacar, que casi todos los casos reportados fuera de China, tienen el antecedente común
de haber sido personas que viajaron a ese país y/o a la provincia de Hubei, antes del inicio de los
síntomas.

Coronavirus previos al SARS-CoV2

Hasta 2019, se conocían seis especies de coronavirus patógenas perjudiciales para el ser
humano. De ellas, cuatro causan síntomas de resfriado común en personas que antes estaban
sanas. Por el contrario, las dos especies restantes, de origen zoonótico, producen una
enfermedad severa que en ocasiones resulta mortal: el coronavirus del síndrome respiratorio
severo (SARS-CoV) y el coronavirus del síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS-CoV).
Estos dos tipos de coronavirus que infectan animales (aves y varias especies de mamíferos
especialmente), evolucionaron provocando brotes en los humanos también.

El SARS-CoV, se manifestó en los años 2002 y 2003 infectando a 8096 personas y ocasionando
774 muertes, con un índice de fatalidad del 10%.

Se cree que los murciélagos fueron el origen de este virus, los cuales infectaron a felinos del
Himalaya que a su vez lo transmitieron a hurones y perros mapache que se vendían en el
mercado de Guandong, en China.

En cuanto al virus MERS-CoV, apareció por primera vez en 2012 en Arabia Saudí y desde
entonces se han reportado casos en toda la Península Arábica. Su principal ruta de transmisión
es de humano a humano, aunque los camellos dromedarios también son un significativo
reservorio del mismo. Su índice de fatalidad es del 35 %.

¿A quien afecta?

A pesar de la gran cantidad de afectados, ya se ha descubierto un patrón interesante en el


contagio. Según los diversos organismos de salud, cualquier persona se puede contagiar, sin
embargo, la afección en cada una de ellas dependerá a la edad.

Repercusiones de la vida diaria afectadas por la pandemia del COVID-19

Económicos

Más allá del impacto sobre la vida de millones de personas en todo el mundo, la pandemia del
nuevo coronavirus también ha asestado un duro golpe sobre la evolución de la economía a nivel
global. Aunque los gobiernos de los principales países que se han visto sacudidos por la crisis del
COVID-19 han impulsado medidas para paliar la ralentización económica provocada por este
virus, se vislumbra que su propagación podría tener un triple efecto sobre la economía mundial:
impacto directo sobre los volúmenes de producción a nivel global; disrupciones y trastornos.

La pandemia de COVID19 generó una onda expansiva que afectó a toda la economía mundial y
desencadenó la mayor crisis en más de un siglo. Esto condujo a un aumento drástico de la
desigualdad interna y entre los países . Las observaciones preliminares sugieren que la
recuperación tras la crisis será tan desigual como sus impactos económicos iniciales: las
economías emergentes y los grupos desfavorecidos necesitarán mucho más tiempo para
sobreponerse a las pérdidas de ingresos y medios de vida causadas por la pandemia.

A diferencia de lo que sucedió en muchas crisis anteriores, en el inicio de la pandemia se puso en


marcha una respuesta decidida y de gran magnitud a través de políticas económicas que, en
términos generales, lograron mitigar los costos humanos más graves a corto plazo. Sin embargo,
la respuesta a la emergencia también dio lugar a nuevos riesgos —como el fuerte aumento de
los niveles de deuda privada y pública en la economía mundial— que, si no se abordan con
determinación, pueden poner en peligro la recuperación equitativa. sobre las cadenas de
suministro y distribución; e impacto financiero en las empresas y los mercados de valores.

La economía mundial, que, según las previsiones del Banco Mundial, se reducirá un 5,2 % este
año. De acuerdo con la edición de junio de 2020 del informe Perspectivas económicas mundiales
del Banco, sería la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, y la primera vez desde 1870
en que tantas economías experimentarían una disminución del producto per cápita.

Culturales.

La cancelación de eventos, el cierre de instituciones, la suspensión de prácticas comunitarias, así


como el aumento del riesgo de saqueo de sitios culturales y de caza furtiva en sitios naturales,
han sido algunas de las huellas que va dejando a su paso la Covid-19 en este sector. De acuerdo
con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco),
situaciones como los conciertos cancelados, los festivales pospuestos, los lanzamientos de
álbumes retrasados, la producción de películas suspendidas y los cines cerrados, han teniendo
un fuerte impacto en los medios de subsistencia de los artistas, muchos de los cuales son
trabajadores independientes o en pequeñas y medianas empresas.

“El sector cultural corre el riesgo de ser uno de los primeros afectados por la crisis de la Covid-19
y no necesariamente uno de los prioritarios a la hora de tomar medidas de respuesta urgente. A
largo plazo, esto podría confluir en que muchos artistas pierdan sus trabajos”, advierte la
Unesco.

Sociales.

La Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, destacó el aumento de la desigualdad, la


pobreza, el empleo informal y la desprotección social que se han producido debido a la
pandemia por COVID-19, y reclamó propuestas concretas sobre hacia dónde debe dirigirse el
gasto público.
América Latina y el Caribe siguen estando entre las regiones más afectadas por la pandemia, con
más de 44,8 millones de casos y 1,4 millones de muertes. La COVID-19 también ha afectado a la
vida y los medios de subsistencia de los habitantes de la región, provocando un aumento de la
tasa de pobreza de 7 puntos porcentuales, según las proyecciones de la CEPAL.

Salud.

Según las cifras oficiales de víctimas mortales a nivel mundial, se calcula que la pandemia de
Covid-19 ha matado a más de 4,5 millones de personas en todo el mundo. Según la Organización
Mundial de la Salud, esta cifra podría ser en realidad mucho peor. Varios países ya han visto
descender la esperanza de vida de sus habitantes: se dice que ha bajado 1,5 años en Estados
Unidos, 4 años en Sudáfrica, 2 años en Rusia, 1,6 años en España, unos 0,5 años en Francia, etc.
Y, sin embargo, no se pueden negar otras consecuencias -quizá menos visibles pero muy
violentas- con implicaciones a largo plazo. Las fases de contención y aislamiento aplicadas en
todo el mundo pueden haber generado un deterioro del nivel de bienestar y de la salud de un
cierto número de individuos, en particular de personas que padecen enfermedades crónicas. La
onda expansiva y los impactos podrían ser potencialmente graves en los próximos años, o
incluso en los próximos meses. AXA trató de medir el alcance del fenómeno.

El impacto del COVID-19 en la salud mental de adolescentes y jóvenes.

Un reciente sondeo realizado por UNICEF muestra que la crisis del COVID-19 ha tenido un
importante impacto en la salud mental de las y los adolescentes y jóvenes de Latinoamérica y el
Caribe.

El sondeo rápido amplificó las voces de 8.444 adolescentes y jóvenes de 13 a 29 años en nueve
países y territorios de la región. El reporte da cuenta de los sentimientos que enfrentaron en los
primeros meses de respuesta a la pandemia y la situación en el mes de septiembre.

Entre las y los participantes, 27% reportó sentir ansiedad y 15% depresión en los últimos siete
días. Para el 30%, la principal razón que influye en sus emociones actuales es la situación
económica.

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