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Universidad Alberto Hurtado

Facultad de Ciencias Sociales 29 de octubre, 2020


Arqueología / Antropología

Ensayo Final Teoría Antropológica III

Nombres: Diego Craviolatti y  Catalina Villanueva


Carrera: Arqueología
Profesora: Andrea Roca
Profesor Ayudante: Sergio Ceppi De Lecco

A partir de la entrevista del abogado y académico Axel Kaiser podemos sugerir distintas críticas y
niveles de estas, en base al uso y su forma de abordar el concepto del relativismo cultural. Las
cuales intentaremos ir abordándolas a partir de las lecturas de diferentes autores que hemos ido
viendo a través de las clases, enfocándonos principalmente en los textos de Ruth Benedict, Roy
Wagner y Clifford Geertz.
La primera crítica que podemos desprender de las entrevistas es que el Relativismo cultural se
aborda desde un comienzo y a lo largo de la entrevista como una crítica hacia una cultura
determinada, y especialmente a ciertas prácticas que mantiene (sexismo y discriminación). Es
decir, es una crítica localizada, que por lo mismo no profundiza en atacar el concepto de
relativismo cultural en todas sus dimensiones, ni mucho menos conceptual y abstractamente. En
este sentido, es que se deja en evidencia a partir de un ejemplo empírico y seleccionado (el
sexismo en la sociedad musulmana) la crítica del relativismo a través de la exageración de un
ejemplo. Clifford Geertz en su texto Anti Anti-relativismo escribe sobre como los anti-relativistas
justifican su postura a través de la construcción de miedos, o en sus palabras: “el anti-relativismo
ha inventado en gran parte la inquietud de lo que se alimenta” (Geertz, 1996 p.101). Y esto
exactamente lo que Kaiser hace en su análisis, el cual  no presenta como Clifford Geertz una
crítica integral del concepto, abordándolo histórica y epistemológicamente, que pudiera rebatir o
no la validez del concepto del relativismo cultural. En cambio, el liberal ataca bajo una postura
moralista proveniente de su propia cultura una costumbre de un grupo (musulmanes), de manera
aislada y descontextualizada totalmente de su  sistema cultural.
Clifford Geertz en su texto deja en evidencia que defender o contratacar el relativismo o
antirelativismo cultural tiene que ver con algo mucho más amplio que debatir miedos valóricos
fundamentados en posiciones científicas o filosóficas. Así el autor expresa en sus palabras “lo que
pretendo atacar es un punto de vista, y no tanto defender el punto de vista contrario” (Geertz,
1996 p.96). Por lo que defender el relativismo cultural no implica que estemos a favor de la
mutilación genital femenina o favor de una sociedad que valida la violencia a la mujer, como si
expresa Kaiser, sino que tiene que ver con aceptar la heterogeneidad cultural, y que sus
dinámicas son válidas (es decir tienen coherencia y funcionan) en el CONTEXTO en el que se
desenvuelven estas sociedad. Por lo que no tiene ni pies ni cabeza tomar un ejemplo aislado,
descontextualizado, y compararlo con una idealización de la propia sociedad (Parece, por lo
demás, que Kaiser olvida toda la violencia sistemática hacia la mujer en su propia sociedad), ya
que en ningún momento está atacando al relativismo cultural, él está atacando prácticas culturales
descontextualizadas, por lo que más que un argumento lógico conceptual, como podríamos
esperar de un debate serio, se está fundamentando en juicios de valor, en muestras empíricas
seleccionadas aisladamente. No es un argumento válido, es como dice el columnista del mercurio

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al criticar negativamente a las posturas “políticamente correctas” una opinión, que no tiene
sustento científico o analítico.
Kaiser no presenta un análisis muy profundo sobre las culturas, y por el contrario se queda con
nociones bastante superficiales de lo que él entiende por culturas y relativismo, mirando desde un
enfoque moderno y occidental. Se define anti relativista sin si quiera profundizar bien en los
ejercicios de comprensión. Sus puntos de vista, incluso puede ser relacionados a una antropología
incipiente y etnocentrista que dejó de regir hace mucho, donde las definiciones y apreciaciones
eran formuladas en base a la relación de estas culturas con el mundo, contrastando con el modo
de vida del occidente. Punto donde se basa Axel Kaiser para defender sus argumentos de anti-
relativismo. 
El abogado no logra comprender al otro, no tanto porque este le es ajeno o de otra realidad poco
imaginable, sino porque desde un principio no logra comprender su propia cultura dando a
entender que los problemas de sexismo y discriminación son ajenos a nuestra sociedad occidental
y como señala Wagner (1985) para entender otra cultura primero debemos comprender la
nuestra, para así entendernos nosotros mismos y así catapultarse para salir del sesgo y lograr
expandir nuestro entendimiento.
“debe renunciar [refiriéndose al investigador] a la clásica pretensión racionalista de una
objetividad absoluta en favor de una objetividad relativa basada en las características de su
propia cultura. Un investigador, claro está, debe ser lo menos sesgado posible siendo
consciente de sus presuposiciones, pero a menudo asumimos los supuestos más básicos
de nuestra cultura sin siquiera percibir su existencia”. (Wagner, R. 1985. p.71)
Kaiser, al contrario de la idea de estos autores, busca solo acusar y argumentar de porque unas
culturas son menos que otras, en el caso de la entrevista analizada, apela a un machismo y
sexismo extremo, viéndolo a través de un cristal occidentalizado, moralista y conservador. Incluso
sin realizar una autocrítica de la sociedad occidental, que si bien no se aceptan estas prácticas y
discriminaciones, pero que sin embargo se siguen realizando y aún se ve con bastante
frecuencia. 
El entrevistado busco generar un discurso con sentido, por lo mismo va preparando el campo de a
poco con la intención de criticar ciertas prácticas en particular. En primera instancia el video logra
su cometido y quizás de allí la gran atención y difusión que recibió. Sin embargo solo se preocupa
de dar un sentido y cohesión centrado en un ataque, sin considerar mucho el contenido y sin una
reflexión muy profunda el de porque estas prácticas. Con lo anterior en mente se reconoce un
pensamiento similar en Geertz, el que apunta a que un discurso por si solo debe ser tomado con
pinzas, ya que aunque tenga cohesión y sentido, no necesariamente esta en lo correcto. “Sin
embargo, nada hay más coherente que la alucinación de un paranoide o que el cuento de un
estafador”. (Geertz, 1983. p.30)
Otra crítica con la que podríamos contratacar la postura de Kaiser guarda relación  al clásico
miedo anti-relativista del “todo vale” que a menudo es ocupado como una crítica sensacionalista
que apela a los miedos más que a la reflexión o a una capacidad argumental. O en palabras del
autor: “Aquellos que se autodenominan “anti-relativistas” quiere que lo que se nos inquiete –como
si ellos dependiera la salvación de nuestras almas- sea una especie de entropía espiritual en la
que lo mismo da una cosa que otra: todo vale, a cada cual lo suyo, el que paga decide” (Geertz,
1996 p.100). Cuando un argumento dentro de un debate disciplinar apela a miedos abstractos

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creemos que hay que tener principal precaución, ya que nuevamente más que argumentando, se
está persuadiendo mediante las sensaciones y no por la reflexión. Pero especialmente porque
aunque este aparezca con un argumento universal (pensado en que los anti-relativistas
argumentan su punto de vista mediante una moral universal) no es más que la proyección de los
miedos de occidente. Ya que el miedo de que una sociedad se vaya a ver desintegrada
valoricamente producto de flujos de prácticas externas sólo podría generarse en una sociedad con
altos problemas de cohesión como es la sociedad occidental individualista. Esto es interesante,
porque más allá de que el relativismo cultural pudiera ser un problema a los valores humanos
universales, a los únicos que podría afectar la crítica recién mencionada que postulan los anti-
relativistas es a la sociedad occidental, la cual está constantemente fragmentando e
individualizando a los sujetos. Por lo que el relativismo cultural es una contradicción para
occidente, ya que solo en una sociedad en donde se fomenta el individualismo podría tener cabida
el “todo vale” de los anti-relativistas, nuevamente no son miedos universales, si no los de una
sociedad determinada.
No creemos que las falencias argumentales del anti-relativismo solo obedezcan a una
“inferioridad” a la capacidad de reflexionar, todo lo contrario, nunca hay que subestimar al
oponente. Si no que estas apuntan, irónicamente, a la subjetividad y miedos de la individualidad,
para generar un miedo hacia lo diferente. O como escribe nuestro autor: “el relativismo cultural es
utilizado en estos momentos como un espectro que nos aleja de ciertas formas de pensar y nos
empuja en dirección a otras” (Clifford Geertz, p.95). En este sentido, la universalidad que proclama
el anti-relativismo no es una forma permanente del conocimiento, si no tiene direcciones y
pasados políticos, como es la ideología liberalista propia de Kaiser. Que por lo mismo todo su
discurso (porque eso es, un discurso ideológico) busca convencer al espectador no desde la
reflexión si no de la emocionalidad (y especialmente del miedo) de que hay una otredad cultural
enemiga que nos quiere invadir (Ejemplo de la migración). Mientras a la vez se victimiza,
ocupando argumentos que la misma postura política de Kaiser frecuentemente ha atacado.
Si bien en un inicio el ejemplo de la migración tomaba cierto sentido debido a los relatos sobre como
los practicantes del Islam tenían una mentalidad machista y retrograda y que gran parte de los abusos
eran incluso abalados por el Corán y buscando resaltar que somos muy diferentes. Esta diferenciación
que hace Axel Kaiser, apuntando a los diferentes valores que tiene la sociedad occidental con la
musulmana, puede ser explicada y relacionada a las pautas culturales (normalidad y anormalidad) de
Ruth Benedict. Donde los inmigrantes del medio oriente tendrían pautas culturales muy distintas a la
sociedad occidental. Según Benedict (1971) las pautas de cada sociedad determinan que es lo
correcto y que no lo es, fija los parámetros culturales de la comunidad y en base a esto se determina
que es normal y que es anormal. 
“Hemos estado considerando individuos desde el punto de vista de su capacidad para actuar
adecuadamente en su sociedad. Esta actuación adecuada es una de las maneras en que la
normalidad es definida clínicamente. Es también definida en término de sitios fijos, y hay
tendencia a identificar la normalidad con el promedio estadístico. En la práctica, este término
medio se establece en el laboratorio y las desviaciones de él son definidas como anormales.”
(Benedict, 197. p.234)
Esto puede verse aplicado en las migraciones del medio oriente, donde los migrantes son individuos,
totalmente normales dentro de su sociedad, ya que esta impone los parámetros para medir dicha
normalidad. Debido al cambio de realidad oriente/occidente, estas prácticas son consideradas
violentas y retrogradas, por lo que la mayor parte de la sociedad occidental las repudia. En este caso

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los inmigrantes llegan desde su propia normalidad a una “normalidad” totalmente distinta donde sus
patrones y tradiciones no solo no encajan sino que son prácticas que no tienen cabida en la sociedad
occidental (esto no quiere decir que no ocurran, ocurren y en gran medida), por esto  mismo no logran
adecuarse  con la media de lo que se considera normal, dentro de los individuos de la sociedad
occidental, e incluso son juzgados y aislados en algunos caso, además que debido a este mismo mal
miramiento de sus prácticas culturales, estos grupos suelen aislarse y segregarse de las demás
comunidades, viviendo en nuestra misma sociedad pero tratando de no involucrarse en ella.
El constante ataque al relativismo cultural es porque efectivamente este es un peligro político,
pero no universal, sino a ciertos sectores, como la derecha conservadora-progresista. Ya que
como vimos con Clifford Geertz, el relativismo cultural baja de su pedestal a cualquier verdad
inamovible, dejando una ventana abierta a los sectores sometidos bajo una verdad “natural” o
“universal”, que pone en duda el orden de la realidad. Lo que no debería de extrañar ya que a lo
largo de la historia, esto mismo se ha ido cuestionando desde diferentes áreas del saber: las
ciencias, las artes, las humanidades, etc. Pero pareciera que su aplicación a la población general
causa especial rechazo, y que solo ciertas “instituciones” del conocimiento tienen la posibilidad de
cuestionar los cimientos de la realidad.
Frente a lo planteado por Kaiser, no creemos que el relativismo cultural vaya generar la
desintegración social, ya que igual como sobre disciplinas del conocimiento, escribe Clifford
Geertz: “todos los campos del pensamiento han tenido que descubrir cómo arreglárselas para
seguir existiendo una vez desaparecidas las certidumbres de las que habrían surgido” (Geertz,
1996 p. 122-123). Lo mismo pasará con las sociedades, en este actual contexto de globalización,
en donde comenzarán (y ya han comenzado) a surgir conflictos y problemas debido a prácticas
culturales posiblemente divergentes, y posiblemente cada vez más cercanas unas a las otras.
Pero no “ganarán” las partes de estos conflictos por poseer conductas/costumbre/prácticas más
validas o no que otras, si no que fruto del conflicto, diálogo e interacción, las relaciones de poder y
de alianza, posiblemente ciertas prácticas se verán más favorecidas que otras, generando
cambios, y no quedándose en el conservadurismo que aspira un sector de la política, que en esta
instancia bien refleja la postura de Axel Kaiser, o como escribe Clifford Geertz: “no aferrarse a
algo que un día funcionó suficientemente bien y nos condujo hasta el lugar donde hoy estamos,
pero que ya no funciona igual de bien y nos mantiene en un punto muerto” (Geertz, 1996 p.123).
El relativismo cultural viene aceptar la heterogeneidad y a derrocar lo que universal o
naturalmente se creía como superior o verdad. El cómo interpretemos los contenidos culturales,
siempre desde una sociedad determinada (la nuestra) ya es un problema político y de posturas
siempre situadas. Pero la heterogeneidad y de la realidad se abalanza hacia nosotros no dando
cabida a formas de pensar ya añejas que no sirven para explicar la complejidad cultural que cada
día crece. Cualquier crítica desde la moral siempre será localizada culturalmente y por lo mismo,
nunca por esencia será mejor que otra.

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Bibliografía

1.-Geert, C. (1996) Anti anti-relativismo. En Nova Luz sobre a Antropologia. (ed.) Jorge Zahar Ltda.

Traducido por V. Ribeiro (2001): 47-64

2.-Geert, C. (1983) Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura. En Antropología,

lecturas. P. Bohnnan, P. & M. Glazer (ed.) Madrid: McGill: 19-372

3.-Wagner, R. (1985) La idea de cultura. En La Presunción de Cultura. Nola edit. Madrid, 2019.

Traducido por Pedro Pitarch : 65-90

4.- Benedict, R. (1971). El individuo y la pauta de la cultura. En El Hombre y la Cultura. Centro editor

de América Latina. Pp. 215-237

Referencias

1.-Geert, C. (1996) Anti anti-relativismo. En Nova Luz sobre a Antropologia. (ed.) Jorge Zahar Ltda.

Traducido por V. Ribeiro (2001): p.101

2.-Geert, C. (1996) Anti anti-relativismo. En Nova Luz sobre a Antropologia. (ed.) Jorge Zahar Ltda.

Traducido por V. Ribeiro (2001): p.96

3.-Wagner, R. (1985) La idea de cultura. En La Presunción de Cultura. Nola edit. Madrid, 2019.

Traducido por Pedro Pitarch : 71

4.-Geert, C. (1983) Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura. En Antropología,

lecturas. P. Bohnnan, P. & M. Glazer (ed.) Madrid: McGill: p.30

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5.-Geert, C. (1996) Anti anti-relativismo. En Nova Luz sobre a Antropologia. (ed.) Jorge Zahar Ltda.

Traducido por V. Ribeiro (2001): p.100

6.-Geert, C. (1996) Anti anti-relativismo. En Nova Luz sobre a Antropologia. (ed.) Jorge Zahar Ltda.

Traducido por V. Ribeiro (2001): p.95

7.- Benedict, R. (1971). El individuo y la pauta de la cultura. En El Hombre y la Cultura. Centro editor

de América Latina. p. 234

8.-Geert, C. (1996) Anti anti-relativismo. En Nova Luz sobre a Antropologia. (ed.) Jorge Zahar Ltda.

Traducido por V. Ribeiro (2001): pp. 122-123

9.-Geert, C. (1996) Anti anti-relativismo. En Nova Luz sobre a Antropologia. (ed.) Jorge Zahar Ltda.

Traducido por V. Ribeiro (2001): p.123

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