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CONSTITUCIONALISMO

DE NAYARIT
EN SU CENTENARIO
CONSTITUCIONALISMO
DE NAYARIT
EN SU CENTENARIO

José Miguel Madero Estrada


Roberto Sandoval Castañeda
Gobernador Constitucional del Estado de Nayarit
Presidente de la Comisión Estatal Organizadora para la Conmemoración del Centenario de Nayarit
como Estado Libre y Soberano (1917-2017)

María Cristina García Cepeda


Secretaria de Cultura

José Inés Enríquez Ledesma


Director del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Nayarit
Coordinador General y Secretario Técnico de la Comisión Estatal Organizadora

Primera Edición: Mayo 2017


D.R. © 2017, Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Nayarit
Av. I. Allende 42 Oriente, Col. Centro, C.P. 63000, Tepic, Nayarit, México.

Coordinadora de la Subcomisión Editorial de la Enciclopedia Centenario de Nayarit:


Lourdes Consuelo Pacheco Ladrón de Guevara
Título de la Colección: Enciclopedia Centenario de Nayarit
Título de la obra: Constitucionalismo de Nayarit en su Centenario
Autor: José Miguel Madero Estradara
Tomo: 2 de 100
Corrección: María Angélica Cureño Sotelo
Diseño y Composición: Francisco Willars
Cuidado de Edición: Vianey C. Casillas Vázquez
Coordinador de la Edición: Luis Carlos Peregrina Gutiérrez
Producción Editorial: Visual Arte

ISBN de la Colección: En trámite


ISBN de la obra: En trámite

Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni
su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por
escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.
Presentación

C omo parte de las actividades conmemorativas por el Centenario de Nayarit, el


Gobierno del Estado de Nayarit a través del Consejo Estatal para la Cultura y las
Artes, convocó a la sociedad nayarita a participar en la integración de una Enciclo-
pedia Temática, como una forma de contribuir al enriquecimiento del patrimonio
de nuestra Entidad y documentar los acontecimientos de los primeros cien años de
Nayarit como Estado Libre y Soberano.
Los frutos del arte y la cultura germinan en esta tierra ardiente que ha sido cuna
de grandes artistas y personajes ilustres, pero que también es casa de cinco pueblos,
que hoy por hoy nos enorgullecen y ennoblecen como herederos del gran Nayar, de
este Hijo de Dios que está en cielo y en el sol.
Ahora tienes en tus manos el fruto de un arduo trabajo y a la vez satisfactorio.
Incluye aportaciones de la ciudadanía y de artistas, creadores, gestores y promotores
culturales, sumando su talento y su experiencia a este magno proyecto. Felicidades
a todos los integrantes de esta enciclopedia temática. Con emoción desbordada, la
compartimos.

José Inés Enríquez Ledesma


Director General del Consejo Estatal
para la Cultura y las Artes de Nayarit
Presentación

L a Enciclopedia Centenario de Nayarit es una aspiración largamente anhelada y


un espacio para conjuntar diversas aportaciones sobre los acontecimientos de
los cien años de Nayarit como Entidad Federativa (1917-2017), por lo que se propo-
ne constituir un acervo sobre la entidad.
El pasado influye en el presente, ya sea como testimonios especializados o como
apropiaciones a partir de la memoria colectiva. Por ello, las obras que integran la
presente Enciclopedia recuperan trabajos específicos individuales y de colectivida-
des. Son particularmente importantes las contribuciones desde los municipios, los
pueblos originarios, el personal del mundo académico, periodistas, historiadores,
expertos: hombres y mujeres que desde diversos lugares participan en la documen-
tación del Nayarit que habitamos.
Así como vivimos en múltiples presentes también el pasado es múltiple, de
ahí que la presente obra es una mirada a algunos de los pasados transcurridos en
Nayarit a partir de microhistorias de comunidades, movimientos sociales, ensayos,
monografías, trabajos especializados sobre el territorio y la naturaleza, análisis de
sectores económicos, acontecimientos políticos, historias de instituciones, docu-
mentación de la vida cotidiana, personajes destacados en el arte, la gastronomía, el
deporte, los oficios; aportaciones culturales, testimonios de vida y otros.
Con la presentación de la Enciclopedia Centenario de Nayarit queremos contri-
buir a la formación de una consciencia histórica, de una memoria colectiva sobre lo
que somos en aras de lo que queremos ser a partir de una polifonía de voces.
Gracias a quienes participan en esta propuesta, a la Universidad Autónoma de
Nayarit y al Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Nayarit.

Subcomisión Editorial de la Enciclopedia Centenario de Nayarit

Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara


Coordinadora

Integrantes
Clara Orizaga Rodríguez, Socorro Varela Hernández,
Pedro Luna Jiménez, Rodolfo Alonso Dagnino Mondragón,
Raúl Andrés Méndez Lugo y Luis Fernando Jiménez Zurita
índice

11 INTRODUCCIÓN

13 I. GÉNESIS Y CREACIÓN DE NAYARIT


DESDE UN ENFOQUE DE SU MARCO
CONSTITUCIONAL

17 II. LA ERECCIÓN DE ESTADOS AL DECLARARSE


EXTINTO EL TERRITORIO FEDERAL.
PARTICULAR RELEVANCIA HISTÓRICA
EN EL CASO DE NAYARIT.

23 III. LA CONSTITUCIÓN DE 1918


23 A). Entrada en vigencia y fecha conmemorativa
27 B). Estructura constitucional originaria
27 C). La división de poderes
28 D). Poder Legislativo
29 E). Poder Ejecutivo
30 F). Poder Judicial
30 G). El régimen municipal

33 IV. LA DIVISIÓN POLÍTICO-TERRITORIAL


DE NAYARIT

37 V. PRIMER MODELO DE CONTROL POLÍTICO EN


EL NACIENTE CONSTITUCIONALISMO LOCAL
38 1. Nombramientos efectuados por el Congreso
38 2. Informes de actividades
38 3. Contratación de deuda
39 4. Orador sin voto
39 5. Suspensión de presidentes municipales
39 6. Prohibiciones al gobernador
39 7. Colegio Electoral
40 8. Visitas distritales e informe de los diputados
40 9. Visitas del gobernador
41 10. Control constitucional
41 11. ¿Semi-colegiación del Ejecutivo?
43 12. El poder judicial y el control jurisdiccional
de responsabilidades oficiales

47 VI. ¿QUÉ HA CAMBIADO?

57 VII. COLOFÓN

63 BIBLIOGRAFÍA
constitucionalismo de nayarit en su centenario

INTRODUCCIÓN

S e tiene como un hecho objetivo y cierto que en el Proyecto de Constitución pre-


sentado por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza,
el 1º de diciembre de 1916, venía considerada la propuesta de incorporar a Nayarit
como parte de la federación, extinguiendo así la condición de Territorio Federal,
adquirida esta el 12 de diciembre de 1884. La propuesta carrancista fue discutida y
se aprobó simultáneamente con el dictamen de los artículos 43 y 47. 1Sin embargo,
un dato poco conocido es que, en dicho documento, emitido el 26 de enero de 1917,
suscrito por los constituyentes Paulino Machorro Narváez, Arturo Méndez, Hila-
rio Medina y Heriberto Jara, consta en el Diario de los Debates la existencia de un
memorial dirigido por el ciudadano Tobías Soler, quien pidió que la nueva entidad
federativa que se pretendía erigir llevase por nombre “Estado de Carranza”,2 petición
que finalmente no prosperó con lo que se hizo a un lado la idea de convertir en “ca-
rrancistas” a este girón de la patria mexicana, en lugar de llevar, como afortunada-
mente lleva, el nombre que evoca aquel caudillo que hiciera un gobierno teocrático
asentado en la Gran Mesa de la Sierra Madre.
Lo anterior viene a colación porque uno de los grandes aciertos de Carranza
fue haber convocado al Congreso Constituyente, dentro de las múltiples decisiones
que dictó en uso de las facultades extraordinarias de que se encontraba investido. La
idea central de elaborar una Constitución era elevar a preceptos constitucionales las
reformas dictadas durante la lucha armada, y que fueron algunas sumamente im-
portantes, como la libertad municipal, la legalización del divorcio, el mejoramiento
de la pequeña propiedad y la reglamentación para explorar y explotar depósitos de
petróleo.

1
Madero Estrada, José Miguel, “Comentarios, antecedentes y trayectoria del articulado constitucional, el artículo
47,” Derechos del pueblo mexicano, México a través de sus Constituciones, vol. XVII, México, Cámara de Diputados
LIX Legislatura-Senado de la República, LIX Legislatura-Poder Judicial de la Federación-IFE-Porrúa, 2006, pp. 821 y ss.
2
Diario de los Debates del Congreso Constituyente, 1916-1917, t. II, pp. 719-720.

11
El proyecto político más relevante del Primer Jefe del Ejército Constituciona-
lista, consistió en proponer al Congreso Constituyente mayores facultades al Poder
Ejecutivo, adicionar al Congreso la facultad para legislar sobre minería, comercio,
instituciones de crédito y trabajo, instituir la no reelección del presidente y la su-
presión de la vicepresidencia, así como prohibir a los extranjeros adquirir bienes
raíces en el país, si no manifestaban que renunciaban a la calidad de extranjeros y a
la protección de su gobierno.
Pero cuando ese proyecto estuvo en manos de los diputados constituyentes, se
debe precisamente a ellos y no a Carranza, haber incorporado otros temas funda-
mentales al texto de la nueva Constitución que dieron lugar al nacimiento de una
carta suprema de ideología social particularmente en los derechos laborales, agra-
rios, educativos y religiosos, después de largas discusiones.
Así que, si bien el “Estado de Carranza” queda para el anecdotario, lo cierto es
que, en el contexto de un sistema federal, la revisión histórica desde la óptica cons-
titucional de las entidades federativas, permite conocer sus antecedentes jurídicos
fundamentales y las bases del contexto social y político del país en general. Las insti-
tuciones constitucionales creadas para la existencia de Nayarit, al igual que ocurrió
con otras regiones de México, refleja los grandes detalles del constitucionalismo en
el Centenario, puesto que el nacimiento de los estados, cualquiera que haya sido la
época y el método para aprobarlo, muestra cómo se fue construyendo la geografía
política del país, en paralelo a la búsqueda de solución de conflictos territoriales.

12
constitucionalismo de nayarit en su centenario

I. GÉNESIS Y CREACIÓN DE NAYARIT


DESDE UN ENFOQUE
DE SU MARCO CONSTITUCIONAL

L o que forma el actual territorio de Nayarit era una región donde coexistían di-
versos pueblos indígenas. Hacia el norte, uno de ellos se encontraba habitado
por tribus nahuatlacas a quienes se atribuye haber realizado la travesía hacia Teno-
chtitlan.
Nayar, Naye, Nayari o Nayarit, de la tribu Cora, fue el líder, a quien sus conna-
cionales también identificaban como Majakuagi. Alcanzó entre los suyos el título de
caudillo Cora, venerado desde 1500.3
Más tarde, cuando se fundó el reino de la Nueva Galicia, el jefe Ocelotl, Tigre y
Príncipe de Centispac, también supo enfrentar la conquista en 1530 y resistir hasta
la muerte. Dos siglos después, la Sierra de Nayarit seguía siendo territorio de rebe-
lión y resistencia, en la Mesa de Tonatí, el mayor templo dedicado al sol que estaba
bajo el cacicazgo de Tlahuitole, sucesor de la lucha de Francisco Nayarit, en 1722. En
los albores del siglo, en enero de 1801, el indio Mariano “Máscara de Oro” encabeza
la rebelión por la independencia.4 La revuelta tuvo lugar nueve años antes de que el
cura Hidalgo lo hiciera en Dolores, Guanajuato.
La división político–territorial de la Nueva España cambió en los años decisivos
de la guerra de independencia. La antigua intendencia de Guadalajara iniciaba el
viraje por la separación de México y la implantación del sistema federal. Cuando
dicha provincia se convierte en Estado Libre de Xalisco, mediante una proclamación
política de alcance nacional —cuyo nombre, por cierto, fue tomado de un pueblo
nayarita fundado por toltecas— aparecen los pronunciamientos de sustituir la mo-
narquía por la República.5
3
Diccionario Academia de Nayarit, Fernández Editores, Héctor Campillo Cuautli, 1ª reimpresión, 1998, p. 14.
4
Juan F. Parkinson, Compendio de geografía física, política, económica e histórica del estado de Nayarit, 2ª ed.,
México, imprenta de Teodoro S. Rodríguez, 1923, p. 52.
5
El nombre y demarcación de lo que ahora comprende Nayarit perteneció a la provincia llamada Nueva Galicia,
abarcando porciones de lo que hoy son Zacatecas, Jalisco, Sinaloa y Colima, cuya capital estuvo en Tepic, primero, luego
en la ciudad de Compostela y posteriormente en Guadalajara, cuando esta última se pronunció por el sistema federal en
1823 y la provincia adoptó el nombre de “estado libre de Jalisco”. Véase Edmundo O’ Gorman, Historia de las divisiones
territoriales, 3ª ed., México, Porrúa, 1985, pp. 13 y ss.

13
En julio de 1823, Prisciliano Sánchez Padilla, quien sería primer gobernador
de Jalisco, nativo de Ahuacatlán (hoy municipio del estado de Nayarit) publica su
Pacto Federal de Anáhuac. Se había desempeñado como diputado constituyente del
Congreso federal y en 1824 suscribiría el Acta Constitutiva de la Federación. Fue
también constituyente local que aprobó la primera Constitución del estado de Jalis-
co, contribuyendo a acelerar el proceso donde la porción geográfica de lo que hoy es
Nayarit, quedara convertida en Cantón.
Antes de la primera mitad del siglo XIX, los habitantes de Tepic ya demandaban
segregarse del estado de Jalisco. Seguramente sobraban razones de tal envergadura,
harto difícil si se toma en cuenta el clima político nacional en medio de pugnas y
guerras constantes.
Es paradójico, cuando la idea separatista toma más fuerza, que los libera-
les tepiqueños se vieron sorprendidos con un pronunciamiento surgido de los
conservadores, cuando Miguel Miramón, General en Jefe del Ejército Nacional
y Presidente sustituto de la República, en uso de las amplias facultades con que
se había investido, y en consideración a los eminentes servicios prestados a la
causa, decretó erigir en Territorio el Distrito de Tepic, con los mismos límites
que tenía.
Al ocurrir la invasión francesa en 1861, la organización política del entonces
7o. Cantón de Jalisco era un caos. Manuel Lozada, el Tigre de Álica, oriundo de
San Luis (actualmente una población comprendida en la municipalidad de Tepic)
aparecía en la escena como sanguinario y traidor; de acuerdo con la versión de
“Juan Panadero”, un periódico jalisciense, lo presentaba como un personaje su-
miso al emperador Maximiliano, pero a la vez buscador de tierras para los cam-
pesinos y líder social. El Estatuto Provisional del Imperio Mexicano de 1865 fijó
las bases del gobierno para la organización regional. Ahí, Jalisco fue considerado
Cuarta Comisaría Imperial o Distrito Militar, abarcando otros siete departamen-
tos, entre ellos el de Nayarit.
Cuando Lozada por fin reconoce como autoridad suprema al gobierno de
Benito Juárez, este toma una decisión histórica que no quedó exenta de ser consi-
derada violatoria de la Constitución de 1857, no obstante que lo hizo en ejercicio
de las amplias facultades extraordinarias de las que fue investido. El 7 de agosto
de 1867, Juárez decretó que para asegurar la paz y atender a los pueblos de Tepic
lo convertía en Distrito Militar, dependiendo directamente del gobierno supremo
de la República, para que por él se dictaren todas las providencias convenientes
en dicho Distrito, y para examinar, atender y proteger los intereses de sus pueblos.
Resolvió que la autoridad superior civil y militar del Distrito fuera ejercida por un
jefe político y comandante militar, nombrado por el supremo gobierno.
La exigencia de separarse de Jalisco fue un aspecto crucial entre la clase política

14
constitucionalismo de nayarit en su centenario

y militar de esa época.6 Por ejemplo, las diversas representaciones de los ayunta-
mientos pidiendo al Congreso de la Unión declarar el distrito en territorio de la
federación fundándose en la justicia al reconocimiento de su soberanía. Así lo hi-
cieron la villa de Santiago, el pueblo de Jalisco, la municipalidad de Jala, la villa de
Ixtlán, la villa de Acaponeta, en fin, Tuxpan, los vecinos de Mexcaltitán y del puerto
de San Blas, tanto así que el Ayuntamiento de Tepic en su respectiva solicitud dejó
asentada una anotación muy particular, que descifra su ubicación y contexto geo-
gráfico: “tiene como límites naturales las barrancas de Mochiltitic, al norte el centro
de la Sierra Madre de Nayarit, al sur el río de Guilatitán, comprendiendo el Valle de
Banderas y al oeste el mar Pacífico, perteneciéndole por derecho las islas Marías e
Isabela, […] Hoy cuenta con más de cien mil habitantes repartidos en dos ciudades,
cinco villas, cincuenta y cuatro pueblos, veinte congregaciones, treinta haciendas y
ciento setenta ranchos”, anotación fechada el 29 de agosto de 18687.
El cantón, la provincia, la comisaría imperial y el departamento o jurisdicción
militar, fueron quedando atrás, entre conflictos y frustraciones inveteradas. Con
mayores ahíncos, se recobró el propósito de separar la porción territorial de Jalisco.
Este, como era de esperarse, no lo admitió. El mismo Juan Sanromán, nombrado
por Juárez Jefe Político del Distrito, pide al Ministro de Gobernación y al Congre-
so de la Unión, la erección de un nuevo territorio. El Plan de la Noria ayudó a la
obstinada intención, además, por supuesto, con la inercia producida por la muerte
del presidente liberal. Aunado a lo anterior, Porfirio Díaz, desde Oaxaca, proclama
reconocer a Nayarit como Estado Libre y Soberano, el 10 de noviembre de 1872.
No fue sino hasta el 12 de diciembre de 1884, cuando el Congreso de la Unión
reforma el artículo 43 de la Constitución General disponiendo que el Distrito de
Tepic pasara a la calidad de Territorio Federal con la superficie y las poblaciones
que fueron del 7o. Cantón de Jalisco, decreto que fue publicado en Tepic, por Bando
Solemne, el 4 de enero de 1885.
Esa condición se mantuvo hasta que el Constituyente de 1917, como ya se dijo,
erigió a Nayarit como entidad federativa en los artículos 43 y 47 de la ley suprema.
Ahora bien, por decreto expedido el 22 de marzo de 1917, Venustiano Carranza,
en su condición de Jefe del Ejército Constitucionalista Encargado del Poder Ejecuti-
vo, tuvo a bien reformar el artículo 7o. del Plan de Guadalupe, a efecto de disponer
que los primeros congresos locales en los diversos estados de la federación tuvieran
el carácter de constituyentes, con el propósito de introducir en las constituciones
respectivas las reformas necesarias y ponerlas de acuerdo con la carta magna, tal

6
La cuestión de Tepic juzgada bajo su aspecto político y constitucional, posición que hacen los diputados de Tepic,
intro. Pedro López González, imprenta F. Díaz de León y Santiago White, 1872.
7
Digesto Constitucional Mexicano, Nayarit, Bicentenario de la Independencia, Centenario de la Revolución, [libro
electrónica], México, Poder Judicial de la Federación, 2010.

15
como fue concebida posteriormente la naturaleza del órgano constituyente estatal
por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, conforme al siguiente criterio:
CONGRESOS CONSTITUYENTES DE LOS ESTADOS. El decreto del pri-
mer jefe del ejército Constitucionalista, que autorizó a los gobernadores de los estados
para convocar a elecciones de poderes locales, no determinó cuándo las legislaturas
de los estados debieron erigirse en Congreso constituyente, y cuándo en asamblea le-
gislativa; ni si tal carácter deberían tenerlo sucesiva o alternativamente, lo cual hace
presumir que tuvieron simultáneamente el carácter de congresos constituyentes y de
asambleas legislativas. T. III. p. 1059, Amparo administrativo en revisión, Alba, José,
15 de septiembre de 1920, unanimidad de nueve votos.
Así fue que nombra gobernador provisional al General Brigadier Jesús M. Fe-
rreira, quien convoca a la ciudadanía para postular diputados al Congreso local y
elegir al gobernador constitucional, siendo este el primer derecho electoral y pre-
constitucional de la naciente entidad.
El primero de enero de 1918 toma posesión José Santos Godínez, elegido como
primer gobernador constitucional del estado de Nayarit. Un mes después, el 5 de
febrero, se promulga por Bando Solemne la primera y única Constitución Política,
cuyos autores fueron Francisco Paula Monroy, José Aguilar Béjar, Alfredo Robles,
José María Ledón, Marcos Esmerio, Francisco N. Arroyo, Miguel Madrigal, Fran-
cisco Amézquita, Federico Ramón Corona, Manuel Guzmán, José Trinidad Solano,
Fidencio Estrada, Francisco R. Pérez, Matías López Urbina y Pablo Retes Zepeda.8
Los 15 diputados de esa Primera Legislatura —elegidos el 24 de noviembre de
1917—, una vez que declararon válida la elección de gobernador y habiendo decre-
tado inmediatamente su Estatuto Provisional, asumieron el carácter de Congreso
Constituyente por un lapso de 45 días para redactar la Constitución Política, con-
tinuando luego en el ejercicio de sus cargos por cuatro años como diputados de la
primera legislatura.
La obra estaba consumada. Nayarit tenía ya, conforme a la Constitución fede-
ral, su propia organización política como novel estado miembro de la Federación
Mexicana de principio del siglo XX.

8
Con arreglo al artículo 15 de la referida convocatoria a elecciones de 1917, firman la Constitución el gobernador
constitucional, José S. Godínez y el Oficial Mayor encargado de la Secretaría de Gobierno, J. N. Muñoz Ruiz. Véase
Madero Estrada, José Miguel, NAYARIT Historia de las instituciones jurídicas, UNAM-IIJ, Senado de la República, LXI
Legislatura, México 2010, p. 38.

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constitucionalismo de nayarit en su centenario

II. LA ERECCIÓN DE ESTADOS AL


DECLARARSE EXTINTO EL TERRITORIO
FEDERAL. PARTICULAR RELEVANCIA
HISTÓRICA EN EL CASO DE NAYARIT

A lo largo de la historia, el legislador constitucional ha modificado, no exento de


peculiaridades, la estructura político-territorial del país para elevar a la calidad
de entidad federativa a ciertas demarcaciones geográficas, bien sea mediante la for-
mación de nuevos Estados dentro de los límites de los ya existentes,9 o bien a través
de extinguir aquellas que poseían el carácter de territorio federal.
En la actualidad ha desaparecido la norma que facultaba al Congreso de la
Unión para convertir a los territorios federales en Estados, pero ello no resta interés
para efectuar un análisis del procedimiento seguido en los últimos que se conside-
ran casos relevantes, como lo fueron Nayarit, Baja California Sur y Quintana Roo;
el primero obra genuina de un Congreso Constituyente y, los segundos, fruto del
procedimiento que culmina con una reforma constitucional efectuada por obra del
legislador constituido.
Se puede deducir, que la naturaleza jurídica de un territorio federal es que care-
ce de autonomía y autarquía: todo su gobierno y sus leyes son dependientes, se rigen
por los órganos y leyes centrales. Dichos territorios son creados o desaparecidos por
la Constitución federal.10

9
Para tener una idea comparativa, un caso que resulta del contexto del siglo XIX, que sigue trámites similares y que
sirve como ejemplo, es la creación del estado de Hidalgo. El Congreso de la Unión, conforme la fracción II del artículo
72 de la Constitución federal, decretó el 16 de enero de 1869 erigir a dicha entidad con la porción del territorio del an-
tiguo Estado de México, que anteriormente conformaba el segundo distrito militar creado por decreto del 7 de junio de
1862. En ese caso, el Ejecutivo designó con aprobación del Congreso a un gobernador provisional, a quien se le encargó
de expedir la convocatoria para elegir diputados y gobernador del nuevo estado, y regir en tanto quedaban instalados.
Además de ello, convocaría a la legislatura con un doble carácter de constituyente y constitucional, pero mientras se
elaboraba la Constitución seguía rigiendo la del Estado de México. Véase Santiago Campos, Gonzalo, Historia constitu-
cional de las entidades federativas, op. cit., pp. 388 y ss.
10
El origen de los territorios federales proviene de las gobernaciones de la última etapa de la Colonia, que a diferencia
de las intendencias, dependían directamente del Virrey. Los territorios federales originales se establecieron por la Constitu-
ción Política de 1824, fueron California (Alta y Baja), Colima y Nuevo México. Con posterioridad se agregaron Tlaxcala (24
de noviembre de 1824) y Aguascalientes (23 de mayo de 1835). Con la supresión del sistema federal, los estados y territorios
se transforman en departamentos de un régimen centralizado. Al reinstalarse el régimen federal, en 1846, se especifican
nuevamente como territorios a Colima y Tlaxcala, agregándose el 12 de abril de 1849 el Territorio de Baja California en su
contemporánea división de norte a sur. En 1853, son instaurados tres nuevos territorios que no sustituirán a las subsecuen-
tes divisiones territoriales: territorios del Istmo de Tehuantepec, de la Isla del Carmen y de Sierra Gorda. Véase González
Oropeza, Manuel, Diccionario de Derecho Constitucional, Miguel Carbonell (Coord.) Porrúa y UNAM, p. 573, 2002.

17
De entrada, el proceso de extinción de un territorio federal para convertirlo en
entidad federativa, se identifica bajo ciertas características comunes que enseguida
se explican.
Ya sea por medio de un Congreso Constituyente o por un decreto del Congreso
de la Unión, suele declararse, con no poca solemnidad, la existencia constitucional
del nuevo ente, con la superficie territorial que le corresponde. Simultáneamente, se
impone su nombre de pila, perfeccionando así la situación geográfica con la estata-
lidad de sus habitantes.
El paso siguiente, indispensable para constituir su organización política y ad-
ministrativa, comienza con la designación de un gobernador provisional, facultad
que va a corresponder o bien a una autoridad constituida, ya sea al presidente de la
República o a alguna de las cámaras del Congreso de la Unión.
Luego de su toma de posesión, dicho gobernador tiene como función recibir la
administración del territorio federal y convocar a los habitantes que forman el cuer-
po electoral para dos cuestiones torales: elegir al gobernador, a los diputados de la
primera legislatura y a los miembros de los ayuntamientos y, efectuada la calificación
de las elecciones, encaminar a la misma legislatura para que se erija como Congreso
Constituyente a fin de que proceda a elaborar, discutir y aprobar la Constitución local.
Con la finalidad de encontrar las diferencias habidas en el proceso desarrollado
en el estado de Nayarit, a partir de la convocatoria emitida por el gobernador pro-
visional, Jesús M. Ferreira, quien fuera nombrado por Venustiano Carranza en su
carácter de Primer Jefe del ejército Constitucionalista, se advierte que la erección
del estado libre y soberano no fue una decisión meramente espontánea o finalista,
sino que con ella se desencadenaron actos que estuvieron condicionados, tanto en
la entrada en vigor de la Constitución de 1917 como al ejercicio de las atribuciones
soberanas de la entidad formada, por parte de las autoridades constituidas.
De esta manera, visto en retrospectiva, surte efecto una etapa transicional —
breve por su propia naturaleza— comprendida del cinco febrero al primero de mayo
de 1917, dentro de la cual Carranza designa al gobernador provisional que sustituye
al jefe político del extinto territorio federal, quien, a su vez, hace entrega de los bie-
nes y asuntos de la antigua comandancia.11
¿Con qué facultad hizo el Primer Jefe la designación de gobernador provisio-
nal? Carecía expresamente de esa facultad, pero fácticamente depositario de un po-

11
El 24 de abril de 1917 se informa mediante circular, que el general brigadier Jesús M. Ferreira ha sido nombrado
para ocupar el cargo de gobernador y comandante militar. El 5 de febrero de 1917 se promulga la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, la cual entra en vigor el primero de mayo siguiente. Coincidentemente, ese mismo
día tiene lugar en la capital la entrega-recepción de la Jefatura Política del Territorio, fecha en la que se levanta el Acta
Constitutiva del Estado de Nayarit, donde se declara extinto el Territorio de Tepic y el 22 de septiembre de 1917, se expi-
de la convocatoria a elecciones para diputados locales y gobernador; celebrados los comicios y calificaos sus resultados,
se instala esa primera legislatura con el carácter de Congreso Constituyente, único que ha tenido Nayarit en cien años.

18
constitucionalismo de nayarit en su centenario

der revolucionario con la finalidad de garantizar la entrada en vigor de la nueva


carta magna, según se desprende del artículo primero transitorio original:
Artículo Primero. Esta Constitución se publicará desde luego y con la mayor
solemnidad se protestará guardarla y hacerla guardar en toda la República; pero con
excepción de las disposiciones relativas a las elecciones de los Supremos Poderes
Federales y de los Estados, que desde luego entran en vigor, no comenzará a regir
sino desde el día 1o. de Mayo de 1917, en cuya fecha deberá instalarse solemnemen-
te el Congreso Constitucional y prestar la protesta de ley el ciudadano que resultare
electo en las próximas elecciones para ejercer el cargo de Presidente de la República.
La etapa subsecuente podemos denominarla como de la autonomía constitu-
cional, misma que tiene lugar a partir de la convocatoria expedida en septiembre de
1917 para elegir, precisamente el 24 de noviembre siguiente, al primer gobernador y
los diputados de la primera legislatura, regida bajo el siguiente rubro y considerando:
“Convocatoria a elecciones para la integración de los primeros poderes consti-
tucionales del 22 de septiembre de 1917. Jesús M. Ferreira, Gobernador del Estado
Libre y Soberano de Nayarit, en virtud de las facultades que me fueron concedidas
por el C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo,
según acuerdo comunicando a este Gobierno en 14 de abril y adicionando en co-
municación de fecha 14 de agosto últimos, a los habitantes del mismo hago saber:
CONSIDERANDO
Que el decreto del 22 de marzo del corriente año, emanado del C. Primer Jefe
del Ejército constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo, reforma el artículo
7º del Plan de Guadalupe, en el sentido de que los primeros Congresos locales en
los diversos estados de la Federación, deberán tener el carácter de Constituyentes,
para introducir en las Constituciones respectivas las reformas necesarias y ponerlas
de acuerdo con la Carta Magna de la República: “Que por los artículos 43 y 47 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, expedida en la Ciudad de
Querétaro el 13 de enero del corriente año, queda erigido en Estado Libre y Sobera-
no de Nayarit, el antiguo Territorio de Tepic, con la misma extensión y límites que
aquel tenía y,
Que ha llegado el caso de proceder a organizar los poderes locales que deben
funcionar y fijarles sus atribuciones, a fin de que esta Entidad pueda ejercitar su
soberanía por medio de un Gobierno republicano, representativo y popular, en la
forma prevenida por el Artículo 115 de la Constitución General de la República.” –
He tenido a bien decretar lo siguiente: …”

Territorio de Tepic y el 22 de septiembre de 1917, se expide la convocatoria a elecciones para diputados locales
y gobernador; celebrados los comicios y calificaos sus resultados, se instala esa primera legislatura con el carácter de
Congreso Constituyente, único que ha tenido Nayarit en cien años.

19
La fuente de esta convocatoria converge en dos planos: uno, de la existencia de
órganos revolucionarios de naturaleza originaria, como lo fue el Congreso Consti-
tuyente de Querétaro; y otro, en la decisión de haber erigido a Nayarit, conforme a
los artículos 42, fracción I, 43 y 47 de la Constitución.
Esta convocatoria establece una suerte de legislación preconstitucional estatal
ya que determina la base de electores y la división político-electoral del territorio se-
gún las demarcaciones municipalidades; los impedimentos y requisitos de elegibili-
dad para gobernador y diputados; y un estatuto legislativo al incluir las instituciones
de inviolabilidad, recinto oficial, protesta para asumir el cargo y dieta.
Lógicamente, destacan las primeras normas para el funcionamiento del Con-
greso, como el quórum legislativo, el lugar de sesiones y las facultades del colegio
electoral, institución dotada de fuerza para decidir la legalidad de las elecciones de
manera definitiva.
El otro aspecto central, consistió en la instalación del Congreso Constituyente
para elaborar y promulgar la Constitución.
De esta manera fue redactada la Constitución, labor prioritaria encomendada a
aquella primera asamblea que, de acuerdo con el Plan de Guadalupe y la recién pro-
mulgada Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, otorgaron la suprema
facultad de organizar la vida constitucional interna de Nayarit. El considerando único
de la convocatoria lo dice claramente: la naciente entidad federativa habría de organi-
zarse soberanamente por medio de un gobierno republicano, representativo y popular.
Una vez concluida esa tarea, los diputados continuaron en funciones como le-
gisladores ordinarios, miembros de un poder creado por la Constitución que ellos
mismos promulgaron, de conformidad con la reforma el artículo 7º del Plan de
Guadalupe, en el sentido de que los primeros congresos locales en los diversos es-
tados de la federación, deberían tener el carácter de constituyentes, para introducir
en las constituciones respectivas las reformas necesarias y ponerlas de acuerdo con
la carta magna de la República.
En cambio, por lo que respecta a los territorios de Baja California Sur y Quin-
tana Roo, se erigen estados libres y soberanos el 8 de octubre de 1974, mediante un
decreto dado por el legislador constituido, confiriendo una intervención decisiva
al Ejecutivo federal, tanto así que la Secretaría de Gobernación fue la dependencia
responsable para la interpretación y aplicación del decreto.
A fin de extinguir los mencionados territorios federales y elevarlos a la condi-
ción de estado, el decreto condicionó la realización de actos de naturaleza política,
electoral y administrativa, tales como fijar su extensión y límites territoriales; facul-
tar al presidente de la República para proponer al Senado y a este para designar al
gobernador provisional. A la Cámara de Diputados correspondió convocar a elec-
ciones conforme a la ley federal vigente entonces.

20
constitucionalismo de nayarit en su centenario

En suma, la convocatoria se convierte en un documento fundacional y, a la


vez, directriz pues además de dar las bases para la elección de la misma legislatura
constitucional, determina también la vigencia de las leyes, la aplicación y montos
del presupuesto para el año fiscal, así como la designación de magistrados y del
procurador del estado.

21
constitucionalismo de nayarit en su centenario

III. LA CONSTITUCIÓN DE 1918

A). Entrada en vigencia y fecha conmemorativa

L a promulgación y entrada en vigor de la Constitución tiene una lectura histórica


del acontecimiento que le dio lugar, lo cual permite conocer de mejor manera
el contexto de su expedición por ser la única Constitución que ha tenido Nayarit.
En ese sentido, nos da la pauta el estudio de los artículos transitorios de la
Constitución promulgada en Tepic, Nayarit, aquel 5 de febrero de 1918, que estable-
cieron lo siguiente:12
“ARTÍCULO PRIMERO. Esta Constitución se promulgará por bando solemne
el día 5 de febrero del corriente año, en la capital del estado, empezando a regir
desde luego. En las poblaciones foráneas, se publicará oportunamente con la misma
solemnidad y surtirá sus efectos desde el día de su publicación”.
“ARTÍCULO SEGUNDO. Se derogan las leyes, decretos y reglamentos vigentes
en el estado en todo lo que se opongan al cumplimiento de la presente Constitución.”
Respecto al primero de esos artículos se desprende un mecanismo singular
para sancionar, publicar y ordenar la entrada en vigor de la Constitución Política del
Estado Libre y Soberano de Nayarit. Al examinarlo, permite aclarar un error orto-
gráfico de puntuación que se reprodujo a lo largo del tiempo en las diferentes publi-
caciones oficiales y las realizadas en algunas casas editoriales, alterando su auténtica
aplicación transitoria, tal como se desprende del comparativo siguiente:

12
Debe tenerse en cuenta que la convocatoria a las primeras elecciones emitida el 22 de septiembre de 1917 por el
entonces gobernador provisional nombrado por Carranza, Jesús M. Ferreira dispuso, en su artículo 15, que la Constitu-
ción local debía ser promulgada por el gobernador del mismo y publicada por Bando Solemne en las municipalidades,
en la forma y términos que dispusiera. Y así se hizo al menos en Tepic.

23
Texto aprobado por el Texto oficial publicado
Constituyente
Artículo Primero. Esta Cons- Artículo Primero. Esta Cons-
titución se promulgará por titución se promulgará por
Bando Solemne el 5 de febrero Bando Solemne el 5 de febrero
del corriente año, en la Ca- del corriente año, en la Ca-
pital del Estado, empezando pital del Estado, empezando
a regir desde luego. En las a regir desde luego, en las
poblaciones foráneas, se pu- poblaciones foráneas, se pu-
blicará oportunamente con blicará oportunamente con
la misma solemnidad y surtirá la misma solemnidad y surtirá
sus efectos desde el día de su sus efectos desde el día de su
publicación. publicación.

El error se ubica en el punto y seguido del párrafo donde se refiere a la Capi-


tal del Estado. Al seguir la lectura de esa parte y al cambiarse el “punto” por una
“coma” en la oración, se modificó completamente el sentido de esa disposición, ya
que equívocamente podrá interpretarse que la Constitución iba a entrar en vigor in-
mediatamente en las poblaciones foráneas y, sin coherencia, tendría que publicarse
oportunamente y con la misma solemnidad, surtiendo “sus efectos desde el día de
su publicación”. Un verdadero enredo causado involuntariamente al transcribir la
disposición con el error de puntuación mencionado.
Si tomamos en cuenta que la naturaleza de esa disposición transitoria fue úni-
ca, irrepetible en el tiempo e irreformable, al haberse agotado en el acto mismo, el
error evidente se descubre al analizar la documentación oficial contra cualquier otra
publicación posterior. Simultáneamente, el error ortográfico ha evidenciado la difu-
sión de un dato que, sin el menor cuidado, ha dado por sentado que el 5 de febrero
de 1918, es la única fecha-calendario de entrada en vigor de la Constitución local.
Este dato, sin embargo, es inexacto porque deja de lado el contenido completo
del artículo primero transitorio, tal como lo aprobó el Constituyente:
1. La inmediata promulgación de la Constitución, señalando lugar y fecha.
2. La vía empleada para dar a conocer inmediatamente el documento, lo
fue el Bando Solemne.
3. El ámbito territorial donde empezó a regir fue, en primer lugar, la ciudad
de Tepic.
4. La puesta en vigor de la Constitución en las restantes poblaciones forá-
neas del estado, solo empezó a operar a partir de su publicación por medio
del Periódico Oficial.
Queda claro, al menos, que el Congreso Constituyente supo distinguir entre

24
constitucionalismo de nayarit en su centenario

la promulgación y publicación: por un lado, la promulgación inmediata mediante


el Bando Solemne y, por el otro, la publicación por medio del Periódico Oficial.
Así que, se presentaron dos momentos para su entrada en vigor: uno, por lo que
comprendió exclusivamente la ciudad capital y, otro, con vigencia para el resto de
poblaciones foráneas.
Si bien el acto sancionador imperativo se formaliza con la entrada en vigor
inmediata de la Constitución, el día 5 de febrero de 1918, esta se circunscribe a la
ciudad de Tepic, Capital del Estado de Nayarit. Dicho acto se realiza por medio de
un Bando que solemnemente difunde el acontecimiento mismo que se da a conocer
únicamente en la capital, cumpliendo así las formalidades constitucionales. Hasta
ahí no existe problema alguno en su interpretación. Y no existe ningún problema,
porque la aprobación de la Asamblea Constituyente, así como la orden dada por el
gobernador para imprimirse, publicarse, circular y dar su más exacto cumplimiento,
se llevaron a cabo precisamente el mismo día 5 de febrero de 1918. Sincronía perfec-
ta entre el Congreso Constituyente y los poderes constituidos.
Sin embargo, como ya se señaló, el citado punto y seguido del párrafo del artí-
culo primero transitorio, dispuso una segunda modalidad que ya no fue sincrónica,
sino sucesiva, porque supeditó la entrada en vigor de la Constitución en las pobla-
ciones foráneas con la misma solemnidad, pero surtiendo efectos el día en que fue-
ra publicada íntegramente la nueva carta. De esta manera, es de suponerse fueron
emitidos los bandos solemnes en las poblaciones foráneas, independientemente de
que el texto constitucional terminó de publicarse en el Periódico Oficial, Órgano del
Gobierno del Estado de Nayarit, hasta el 14 de marzo de 1918 y, por lo tanto, este
es el día exacto que entró en vigor en todo el estado de Nayarit. Dicha publicación
se entendió íntegra y completa, independientemente de los días transcurridos para
identificar un texto asequible.13
De manera que el órgano constituyente estableció soberanamente dos fechas
para el inicio de vigencia de la Constitución: la del 5 de febrero que es coincidente
con la conmemoración de la ley suprema federal, y la del 14 de marzo, ignorada esta
en el calendario cívico de los nayaritas.
En cuanto al artículo segundo transitorio, las leyes, decretos y reglamentos que
estaban vigentes luego de que el antiguo Territorio de Tepic fue elevado a la condi-
ción de estado de la federación, fueron derogados únicamente en todo lo que se le
opusieran.
Se considera un proceso normal que la promulgación de una nueva Constitu-
ción traiga consigo la abrogación de viejas leyes, más aún cuando se trata de leyes
13
Periódico Oficial, Órgano del Gobierno del Estado, núms., 79, 80, 81, 82, 83, 84, 85 y 86, de 17, 21, 24 y 28 del
mes de febrero y 3, 7, 10 y 14 de marzo de 1918, respectivamente. En ningún momento la vigencia de la Constitución
no ha sido suspendida.

25
adoptadas como fue el caso, en tanto se llevó a cabo la transición de territorio fe-
deral a entidad federativa. De eta forma, el criterio del Constituyente de 1918 no
fue rígido, sino flexible al establecer que leyes viejas entraran de pleno derecho a
regirse conforme al nuevo ordenamiento constitucional, siempre y cuando no la
contravinieran. Cualquier contradicción entre las viejas leyes, las leyes vigentes en el
territorio federal, y la nueva Constitución, se iba a resolver conforme a esta.
Mediante el sistema de derogación tácita, el Constituyente optó por decidir la
vigencia del régimen jurídico a partir de la expedición de la nueva carta. Con este
criterio, se confirió fuerza legal a la legislación preconstitucional que fuera concor-
dante con ella, solución que parece natural porque el órgano legislativo, en ejercicio
de sus funciones, iría gradualmente formando los ordenamientos jurídicos orgáni-
cos, reglamentarios y secundarios, en ejercicio de sus facultades residuales. En otras
palabras, el cambio de estatus político que significó convertir el territorio federal en
un estado integrante de la federación, así como el hecho de contar con un documen-
to constitucional propio, implicó un rompimiento con la legislación del pasado en
tanto esta pugnare con las normas constitucionales vigentes, pues, en caso contrario,
no habría necesidad de ser impugnadas aquellas que se ajustaran a la condición
política del nuevo ente político.
Perfectamente claro es que el artículo segundo transitorio deroga cualquier ley,
decreto o reglamento vigente que se oponga, pero no así a los que no se opongan a
la nueva Constitución. Corresponde al Congreso Constituyente, como órgano espe-
cial, de carácter superior, ejercer facultades soberanas para dejar sin efecto cualquier
otro tipo de normas expedidas con anterioridad preservando aquellas indispensa-
bles para la construcción del nuevo orden constitucional.
El artículo segundo transitorio de la Constitución de 1918 establece la cláusula
derogatoria por medio de la cual queda entendido que ninguna autoridad puede en-
juiciar leyes, decretos o reglamentos preconstitucionales si al aplicar la Constitución
no encuentra contradicción ni se opone a lo establecido en ella. Si una ley, decreto o
reglamento anteriores, o una parte de los mismos ordenamientos, contienen dispo-
siciones contradictorias con la Constitución, entonces, como la esta es una ley supe-
rior y una norma posterior, perderán vigencia y quedarán derogadas. Dado su valor
erga omnes, la cláusula derogatoria cumple la función de ir depurando las distintas
normas jurídicas que existen antes de dictarse la nueva Constitución, resolviendo
así, las normas que deben seguir vigentes.
Finalmente, puede advertirse que ninguno de los dos artículos contiene nor-
matividades ajenas a la naturaleza jurídica transitoria; de sus contenidos se desprende
que, en cuanto al primero de ellos, se limita a señalar la fecha de promulgación, a la
forma en que debió darse a conocer y en qué fecha empezó a regir la Constitución
en la entidad; y en cuanto al segundo, sin ocuparse de establecer derechos o regular

26
constitucionalismo de nayarit en su centenario

procedimientos o excepciones, simplemente regula la vigencia de los ordenamientos


jurídicos preexistentes, respetando el principio de irretroactividad de la ley sin afectar
cualquier derecho adquirido hasta la fecha de la entrada en vigor de la Constitución.

B). Estructura constitucional originaria


La Constitución Política nació con 137 artículos permanentes y 2 artículos transi-
torios. Dicho articulado se dividió en nueve títulos, cada uno de ellos distribuidos
en diversos capítulos, donde se establecieron los principios políticos fundamenta-
les, tales como la libertad, soberanía, forma de gobierno, municipio libre, división
de poderes, la inviolabilidad y la reforma constitucional; se contó también con un
catálogo básico de derechos individuales y sociales; en ella se incluyó un capítulo
geográfico para la delimitación del territorio tomando como base a las demarcacio-
nes municipales, así como los requisitos para la creación de estos y la resolución de
sus conflictos sobre límites; estableció una normatividad relacionada con la condi-
ción de vecinos y habitantes y un régimen sancionador de responsabilidades de los
funcionarios públicos.14
Su estructura, cumplió con la división tradicional de tener una parte dogmática
y otra orgánica, además de los principios políticos fundamentales que unifican al
Estado Federal.

C). La división de poderes


Siguiendo los cánones de la división tripartita, la Constitución de 1918 crea y dota
de competencia a los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, en una extensa expo-
sición de artículos que abarca del 22 al 90, es decir, sesenta y ocho artículos cons-
titucionales que fueron destinados a regular el funcionamiento de los órganos del
Estado: el 50 por ciento de la estructura constitucional.15
La carta nayarita recoge las ideas de este principio identificando a cada una de

14
Al cumplirse la primera centuria de haberse creado Nayarit, la estructura del articulado constitucional se describe
de la siguiente forma: siguen existiendo un total de 139 artículos principales; se encuentra vigente un artículo numerado
como 121 bis, y han sido derogados los artículos 57, 80 bis, 97, 99, 115 bis. Todos ellos distribuidos en diez títulos con sus
capitulados correspondientes. Los artículos que han sufrido el mayor número de reformas son aquellos que se refieren
a las atribuciones del Congreso, Gobernador y Tribunal Superior de Justicia, que son el 47, 69 y 81, respectivamente.
Algunos artículos conservan el texto original aprobado en 1918, siendo el 6º, 8º, 20, 22, 23, 24, 25, 33, 41, 45, 46, 52, 59,
61, 67, 71, 98 y 132.
15
Ese porcentaje fue impresionante desde entonces a la fecha, lo cual se corrobora con otros artículos constitucio-
nales relacionados con el ministerio público, defensoría de oficio, hacienda pública, órgano de fiscalización superior y
municipio libre, mismos que se contabilizan desde el numeral 91 al 121, es decir 30 preceptos que, sumados a los 68

27
las ramas de la actividad estatal: la legislativa, la administrativa y la jurisdiccional.
Se denominó con el calificativo de “supremo” al poder público, término que aún
continúa vigente. El principio en cuestión no dio cabida a la confusión de poderes al
prohibir la indebida concentración de poderes en un solo individuo o corporación,
así como la incompatibilidad de funciones.
Tampoco escapó a la Asamblea Constituyente establecer la capital del estado a
la ciudad de Tepic, categoría a la cual determinó como el lugar de residencia habi-
tual de los poderes (artículos 22, 23 y 24). En los mismos términos, el Constituyente
de 1918 estipuló como facultad de la Diputación Permanente, en los recesos del
Congreso: verificar, de acuerdo con el Ejecutivo, el cambio de residencia temporal
de los poderes del estado, en los casos de suma urgencia.

D). Poder Legislativo


La existencia de un Congreso unicameral (artículo 25), compuesto de hasta 15 re-
presentantes populares, electos únicamente por mayoría de votos cada cuatro años,
fue la integración de la primera asamblea en funciones como poder constituido.
La base electoral fue de un diputado por cada diez mil habitantes o fracción no
menor de siete mil. Igualmente, la edad elegible era de 25 años y ser vecino por cinco
años anteriores al día de la elección, estatuyendo las prerrogativas parlamentarias
de inviolabilidad e inmunidad procesal, así como la incompatibilidad de funciones
(artículos 26, 27, 28, 29 y 30).
El periodo legislativo daba inicio el primero de enero y concluía el treinta y uno
de diciembre; los dos periodos de sesiones ordinarias fueron de enero a marzo y
de julio a septiembre, pudiendo prorrogarse por votación calificada de la asamblea
(artículos 36 a 38).
Además de la función legislativa,16 el Congreso tuvo facultades administrativas,
jurisdiccionales y de control consistentes en crear municipalidades, calificar en fun-
ciones de Colegio Electoral las elecciones de gobernador, diputados y ayuntamien-
tos, nombrar, destituir y recibir el informe semestral de actividades del procurador

antes referidos, arroja un total de 98 artículos donde predomina el funcionamiento constitucional del poder público. A
ellos todavía pueden agregarse algunos otros principios aplicables al ejercicio del poder como los que regulan la supre-
macía constitucional (130); el manejo de los recursos públicos (133); la rectoría del desarrollo (134); las instituciones
y los procedimientos electorales (135); la compatibilidad y permanencia de los funcionarios (137); la desaparición de
poderes (138) y la inviolabilidad constitucional (139). Puede concluirse que el tema orgánico-político desde 1918 desde
su origen, sigue siendo avasallador en el constitucionalismo local.
16
La Constitución de 1918 tuvo el mérito de nominar las leyes que debería dictar el Congreso, entre ellas las de
los ramos de la administración y gobierno, trabajo, vías de comunicación, ley orgánica judicial, códigos y leyes de su
régimen interior. Igualmente, la legislatura poseía facultades implícitas y se reservaron indelegables e irrenunciables las
facultades del Congreso que en hacienda le correspondían.

28
constitucionalismo de nayarit en su centenario

general de Justicia; conceder licencias, autorizar renuncias, hacer consignaciones de


funcionarios sujetos de responsabilidades penales, resolver los conflictos de compe-
tencia y dirimir las controversias suscitadas entre el gobernador y el Supremo Tri-
bunal de Justicia (artículo 47). Destaca la facultad de elegir, como Colegio Electoral,
a los magistrados del Supremo Tribunal de Justicia en sesión donde estuvieran pre-
sentes las dos terceras partes del número total de diputados y siendo indispensable
que el electo obtuviere mayoría absoluta de votos. El mismo Congreso designaba al
presidente de dicho Tribunal (artículo 83).
Se estipuló el derecho de iniciativa de leyes o decretos, el veto y la publicación
de las resoluciones, pero tratándose de leyes fundamentales no fue requerida la san-
ción del Ejecutivo (artículos 49 a 59).

E). Poder Ejecutivo


El poder ejecutivo en la Constitución de 1918 se depositó en un gobernador (ar-
tículo 61), nativo del estado, “hijo de padres mexicanos”, con domicilio legal en él,
cuando menos cinco años anteriores a la elección y 35 años edad (artículo 62). Su
elección, regida por los principios republicanos, era cada cuatro años, sin derecho a
reelección (artículo 63).
Las facultades legislativas más importantes atribuidas al gobernador fueron el
derecho de iniciativa de leyes o decreto y de reforma constitucional (artículos 49 y
131), la obligación de fomentar la educación popular, otorgar las habilitaciones y
dispensas matrimoniales o delegarlas a los presidentes municipales y suspender a
estos cuando abusaren de sus facultades dando aviso al Congreso. Cobra particular
interés saber que el gobernador tenía la atribución de suspender a los presidentes
municipales (incluso a los regidores) que abusaren de sus facultades, dando inme-
diatamente parte a la legislatura o a la Diputación Permanente, para determinar lo
que fuere oportuno, facultad que fue derogada hasta 1940 (art. 69.XVII).
Era responsable por los delitos oficiales cometidos durante el tiempo de sus
funciones, disposición que desde 1918 continúa vigente (art. 71).17

17
Desde la Constitución Mexicana de 1857 hasta la vigente Carta de 1917, se distinguía entre delitos comunes y deli-
tos y faltas oficiales para procesar a determinados funcionarios públicos. Esta distinción culminó con la entrada en vigor
de la reforma constitucional de 28 de diciembre de 1982 con la cual se modificó todo el título cuarto de la Constitución
federal. Previo a esta reforma, cuando se cometía un delito común (que solo ciertos funcionarios de categoría inferior
los podían cometer), lo conducente era desaforarlo mediante la declaración de procedencia; cuando se trataba de delitos
o faltas oficiales, los cuales solo los altos funcionarios podían cometerlos, se seguía un auténtico juicio político, pues la
Cámara de diputados acusaba y la Suprema Corte (hasta 1874 cuando se restaura el Senado) hacía las veces de jurado
de sentencia. Delito común era todo aquel descrito en las leyes penales. Los delitos y las faltas oficiales no eran en su
acepción pura “delitos”, sino conductas de contenido político-administrativo. En Nayarit el texto constitucional vigente
de 1919 a 1983 del artículo 126 señalaba que faltas oficiales “eran todos los actos u omisiones que puedan redundar en
perjuicio de los intereses públicos y del buen despacho”.

29
La Constitución dio marco a la organización administrativa refiriéndose pre-
ponderante al estatuto del secretario general de gobierno (artículos 72 a 80).

F). Poder Judicial


El Congreso Constituyente concedió facultades extraordinarias al gobernador para
que, mientras se expidiera la Constitución Política y se emitieran las leyes orgánicas
respectivas, nombrare con carácter interino a los funcionarios y empleados judicia-
les para expeditar la justicia en el estado.
Una vez promulgada la Constitución, la organización y ejercicio del poder judi-
cial quedó depositada en un supremo tribunal, en jueces de primera instancia y en
jueces menores y de paz (artículo 81). Los tres magistrados, eran designados por el
Congreso constituido en Colegio Electoral, con la asistencia de las dos terceras par-
tes de diputados y con la mayoría absoluta de votos, en escrutinio secreto. La misma
Cámara nombraba al presidente del Supremo Tribunal. Los magistrados duraban
cuatro años con posibilidad de reelección, con garantía judicial de permanencia en
el cargo (artículo 82 a 84).
Se establecieron también requisitos para ser magistrado y juez de primera instan-
cia (artículos 85 y 86), previendo en caso de falta absoluta de este último, con el carác-
ter de interino, la de un conocedor de derecho a juicio del supremo tribunal (artículo
86). Los jueces de paz tuvieron carta de naturalización en la Constitución de 1918,
fijando como requisitos tener la ciudadanía mexicana, mayoría de edad e instrucción
en la ciencia del derecho a juicio del mismo tribunal. Por último, la Constitución in-
dicó como incompatibilidades de los funcionarios judiciales las del ejercicio de la pro-
fesión solo en los negocios propios, de sus esposas y en los de sus hijos (artículo 90).
Dentro del capitulado judicial se reguló al ministerio público (artículo 91 a 101) y la
defensoría de oficio (artículo 102 a 105). Los defensores de oficio eran nombrados y remo-
vidos por el Supremo Tribunal de Justicia, patrocinando únicamente en asuntos civiles.
En ese sentido, desde su nacimiento, las facultades expresas a favor del poder
judicial en el texto constitucional de 1918 (artículos 81-91), quedaron reservadas a
la ley, no en la Constitución.

G). El régimen municipal


La Constitución reconoció a los ayuntamientos con el carácter de corporacio-
nes del régimen interior de las municipalidades, enfatizando que entre estas y el
gobierno no habría ninguna autoridad intermedia.

30
constitucionalismo de nayarit en su centenario

Consagró las funciones del presidente, síndico y regidores, la autonomía ha-


cendaria, el informe del presidente municipal tres días antes de cesar al cargo, los
requisitos para ser miembro del ayuntamiento y su renovación anual.
El presidente municipal rendía su informe de labores tres días antes de concluir
su mandato, que era de un año. Textualmente se estableció que dicho funcionario,
en su calidad de representante de la corporación, no podría ser reelecto. El Congreso
aprobaba los ingresos y gastos municipales. Para ser miembro del ayuntamiento se
requería la ciudadanía del estado y la vecindad en el municipio. Tiempo después
se adicionó el derecho de las mujeres mayores de 21 años o de 18 si fueren casadas,
podrían ser elegidas a cargos en el ayuntamiento. En caso de insuficiencia en los gra-
vámenes municipales, el Congreso dictaba una ley general para cobrar impuestos.

31
constitucionalismo de nayarit en su centenario

IV. LA DIVISIÓN POLÍTICO-TERRITORIAL


DE NAYARIT

S e toma como base el reconocimiento de Nayarit, elevado a la categoría de entidad


federativa con la consiguiente extinción del antiguo Territorio de Tepic, debien-
do conservar la misma extensión territorial y límites que entonces tenía, de confor-
midad con el artículo 47 de la Constitución federal; de ahí que una vez promulgada
la Constitución local, el 5 de febrero de 1918, la división territorial se estableció
tomando como base el conjunto de demarcaciones municipales preexistentes, en los
términos siguientes:
Artículo 3o. El territorio del estado es el que le corresponde conforme a la
Constitución federal, y se divide en los siguientes municipios: Acaponeta, Ahua-
catlán, Amatlán de Cañas, Compostela, Huajicori, Ixtlán, Jala, Jalisco, La Yesca, Ro-
samorada, San Blas, San Pedro Lagunillas, Santa María del Oro, Santiago Ixcuintla,
Tecuala, Tepic y Tuxpan.
Artículo 4o. Las municipalidades de Ahuacatlán, Amatlán de Cañas, Compos-
tela, Huajicori, Ixtlán, Jala, Jalisco, La Yesca, Rosamorada, San Blas, San Pedro La-
gunillas, Santa María del Oro, Santiago Ixcuintla, Tepic y Tuxpan seguirán con la
misma extensión que hasta ahora han tenido.
Lo que fue Sub-Prefectura de la Sierra de Nayarit, dependencia directa de la
extinta Jefatura Política del Territorio, continuará perteneciendo en lo político y ad-
ministrativo, al Gobierno del Estado, mientras la Legislatura provea lo conveniente.
Artículo 5o. Las municipalidades de Acaponeta y Tecuala, tendrán la limitación
siguiente:
I. Acaponeta con la exclusión de los pueblos que forman el hoy Municipio de
Tecuala.
II. La municipalidad de Tecuala tendrá jurisdicción sobre los pueblos, congre-
gaciones y rancherías siguientes: Tecuala, San Felipe, Hacienda de Quimichis, San
Cayetano, Camalotita, Agua Verde, Tembladora, Huachotita, Palo Blanco, Huari-
tupan, Esteros, Filo de Arriba, Filo de Abajo, Conejón, Milpas Viejas, Mariachi,
Mesillas, Naranjal, Las Flores, Naranjito, Cofradía, Paso Hondo, Guayabo, Puerta

33
del Río, Novillero, Chalpa, Arenitas, Chahuín, Conchal, Calixta, Pericos, Pajarito,
Huajuquilla, Laguna de la Cruz y Pozo del Sauz.
Este estatuto territorial fue cambiando con el transcurso del tiempo. De en-
trada, la facultad para crear municipios corresponde al Congreso, contando con la
intervención del titular del Ejecutivo. Recién promulgada la Constitución, se pro-
porcionaba una lista de requisitos: que las fracciones a erigirse tuvieran cuando me-
nos cinco mil habitantes tomando el asentimiento de la mayoría, comprobar ante el
Congreso tener elementos suficientes para su existencia política y que la aprobación
se diera con el voto de las dos terceras partes de los diputados presentes.
Habiendo sido originalmente dieciséis municipios cuando tuvo el carácter de
Territorio de Tepic, con la Constitución de 1918 se convirtieron en diecisiete, así
como una nueva categoría con el nombre de Subprefectura de la Sierra, dependencia
directa de la extinta Jefatura Política del Territorio, la cual continuaría pertenecien-
do en lo político y administrativo al gobierno del estado, mientras la legislatura
proveía lo conveniente.
La primera modificación territorial referida a esa prevención, encomendada
por el Constituyente al legislador ordinario, ocurre hasta final de 1939 al erigirse el
municipio Del Nayar sin segregarse ni afectar el territorio de ningún otro, ya que
esa misma demarcación, por casi dos siglos, había sido la mencionada Subprefec-
tura. La reforma se hizo directamente a la ley municipal, no mediante una adición
a la Constitución, por lo cual el criterio adoptado no está exento de crítica debido
a la falta de técnica legislativa.18 Enseguida, en marzo de 1940, se crea el municipio
de Ruiz, cuyo territorio se mutila de la municipalidad de Santiago Ixcuintla, de tal
suerte que había entonces un total de diecinueve municipalidades.
En 1941 se incluye a las islas como parte del territorio del estado, sin especifi-
car cuáles eran esas islas ni aclarar tampoco sobre el ejercicio de jurisdicción. Una
reforma de junio de 1977, cambia el nombre de pila del municipio de Jalisco, por el
de Xalisco, fiel a su origen.
Cuarenta y nueve años después, a propuesta del gobernador Celso H. Delgado,
luego de una consulta popular, la legislatura XXII decreta el 11 de diciembre de
1989, la creación del municipio número veinte que lleva por nombre Bahía de Ban-
deras, cuya demarcación territorial se segregó del municipio de Compostela.
Se puede inferir que, además de las demarcaciones municipales, el territorio
es un elemento compuesto por las fracciones insulares siempre que se encuentren
reconocidas y se ejerza jurisdicción sobre ellas, de conformidad con la tesis de rubro
ISLAS MARÍAS, JURISDICCIÓN EN LAS.19 Se ha dicho por algunos historiadores
18
Decreto 1940 publicado en el Periódico Oficial del 6 de septiembre de 1939.
19
Sustentada por el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en el Semanario Judicial de la Fede-
ración, Tomo VIII, página 686, de la Quinta Época.

34
constitucionalismo de nayarit en su centenario

que tales islas son las comprendidas en el archipiélago conocido como “Islas Marías”
(San Juanito, María Madre, María Magdalena y María Cleofás), y por separado a las
Islas Marietas y la Isla Isabel. Aquellas islas fueron inicialmente propiedad privada
de la señora Gila Azcona, viuda de Carpeta quien las vendió a la federación el 17
de febrero de 1905, aunque antes de ello, el propio gobierno federal había venido
ejerciendo jurisdicción sobre ellas.
Como se sabe, el Estatuto de las Islas Marías, publicado en el Diario Oficial de
la Federación el 30 de noviembre de 1939, señala que el Archipiélago de las Islas
Marías se destina al establecimiento de un complejo penitenciario como parte del
Sistema Penitenciario Federal.
La división político-territorial de Nayarit no es un tema menor, se ha legislado
para crear municipios, modificar sus límites, fusionarlos y arreglar los problemas
que pudieran suscitarse entre ellos por conflicto de límites, a tal grado que la Sala
Constitucional del Tribunal Superior de Justicia conoce sobre tales conflictos y sus
resoluciones son definitivas.
Es la Ley de División Territorial, y no la Constitución, la que señala que Nayarit
colinda con los estados de Durango, Jalisco, Sinaloa y Zacatecas, y que su delimita-
ción territorial se basa en lo dispuesto por la Constitución general, la particular del
estado y la legislación aplicable.
Sin embargo, la cuestión territorial, por un efecto de su propia naturaleza
política y administrativa, va mucho más allá de acciones meramente legislativas.
Se vincula con la estatalidad de los habitantes, vecinos y ciudadanos; la delimita-
ción de las fronteras estatales y municipales; la denominación de los municipios;
el nombre y circunscripción de las cabeceras municipales; las categorías políticas
y el nombre oficial de las localidades del municipio, así como los requisitos para
integrar nuevos centros de población y aprobar los nombres que los identifica.
Comprende, igualmente, la jurisdicción de los organismos auxiliares de las ciuda-
des y poblaciones de mayor importancia y de rancherías y pequeñas comunida-
des. Con un sentido constitucional garantista, abarca también la delimitación del
territorio municipal indígena para proteger la identidad y el patrimonio cultural
de sus pobladores

35
constitucionalismo de nayarit en su centenario

V. PRIMER MODELO DE CONTROL


POLÍTICO EN EL NACIENTE
CONSTITUCIONALISMO LOCAL

N o fue, la de 1918, una Constitución normativa. Aunque si bien el desarrollo in-


cipiente del modelo estatal era reflejo del modelo federal, su contenido obede-
ció principalmente a conjuntos de preceptos declarativos, preferentemente dirigidos
a organizar el poder público y desplegar las facultades de sus órganos. Sin embargo,
como puede desprenderse del contexto, se careció de instancias e instrumentos ju-
diciales para el control y la defensa del principio de supremacía que es inmanente a
toda carta constitucional moderna.
Pese a que los constituyentes locales respetaron el modelo de constituciona-
lismo adoptado en Querétaro, en 1917, no obsta para señalar que se logró insertar
en la carta local una serie de medidas de corte semiparlamentario o, si se quiere,
disposiciones que denotaron la existencia de algunos medios de control político del
Congreso sobre las actividades del gobernador, así como ciertos procesos de revi-
sión y fiscalización de la administración pública. Aunque a ese respecto debemos
ser mesurados en extremo, el paso inicial sería comprender el contexto político en
que se insertan esas funciones de control, ya que luego de que sucesivas reformas
fueron modificando el modelo original, hasta desaparecer prácticamente del texto
constitucional algunas de las mencionadas instituciones, lo que no demerita el inte-
rés por su estudio, puesto que han surgido otras de importancia tanto como aquellas
derogadas.20

20
¿Cómo entender la aplicación del control político de esa época? Mientras la Constitución expedida en Querétaro
dio nacimiento a un sistema presidencial fuerte en comparación de aquel que se había previsto en la Constitución de
1857, no podría entenderse que la nueva carta política del naciente “estado libre y soberano” de Nayarit, hubiere tenido
la intención de establecer instrumentos semejantes al control parlamentario, por lo que con ese término lo que se bus-
caba, en todo caso, era regular las relaciones con vista en un sistema más democrático, con que se pretendía privilegiar
alguna forma de predominio o supremacía, en este caso del Congreso, sino de lograr múltiples objetivos para controlar a
la función gubernativa, entre ellos, la comprobación, inspección, registro, verificación, tutela y fiscalización. Si tomamos
como referencia cuando el control es visto como una connotación de gobierno, mando, predominio o supremacía, el
término más bien se dirige al campo de las funciones típicas de orden administrativo. En cuanto a la perspectiva del
control de la función pública que tiene su fuente en la Constitución Política, estamos hablando de un sistema de equili-
brios y contrapesos que hacen posible a los tres poderes fincar sus relaciones de intercambio y colaboración mutua. De
otra forma, si no hubiera división de funciones y existiera un poder único, todo lo abarcaría en detrimento de la libertad.
Véase a ese respecto a Manuel Aragón, Constitución, democracia y control, México, UNAM, 2002, p. 121.

37
Los instrumentos a que nos referimos, seleccionados por su importancia y to-
mando en consideración que formaron parte, aunque sea temporalmente, del dere-
cho positivo constitucional de 1918, fueron los siguientes:

1. Nombramientos efectuados por el Congreso


El Congreso contaba con atribuciones para nombrar a los magistrados del Supremo
Tribunal de Justicia, pero con la característica de que no mediaba proposición ni
intervención alguna del gobernador. A la sesión respectiva deberían concurrir por
lo menos las dos terceras partes del número total de sus miembros, siendo indispen-
sable la mayoría absoluta de votos. La elección se efectuaba en escrutinio secreto y
la misma legislatura designaba al presidente del tribunal. Asimismo, designaba o
removía al procurador general de Justicia igualmente sin intervención del Ejecutivo.
Recibía de los mismos funcionarios, la protesta de guardar y hacer guardar la Cons-
titución general, la particular del estado y las leyes que de ambas emanen. (arts. 47,
frac. IX, X y XIII, y 83).
En ese mismo tenor, la legislatura ostentaba facultades para conceder licencia
y resolver las renuncias de sus miembros, la del gobernador, de los magistrados y
procurador general de Justicia (art. 47, frac. XIV).

2. Informes de actividades
El gobernador tenía la obligación de asistir a la apertura del primer periodo de se-
siones ordinarias, de cada año, a presentar un informe por escrito para exponer su-
cintamente el estado de todos los ramos de la Administración Pública. El Presidente
del Congreso contestaba en términos generales (art. 42).
A su vez, el procurador general de Justicia estaba obligado a presentar un infor-
me semestral detallado de las labores que hubiere desempeñado, de las deficiencias
que hubiere notado en los distintos ramos de la administración y de las reformas
que a su juicio debieran hacerse (art. 97).

3. Contratación de deuda
Correspondía a la legislatura autorizar al Ejecutivo la contratación de deuda
a nombre del estado, siempre que tuviera la aprobación de, por lo menos, las dos
terceras partes del número total de diputados (art. 47, fr. XXIV).

38
constitucionalismo de nayarit en su centenario

4. Orador sin voto


Esta figura se instituyó cuando, al discutirse un proyecto de ley enviado por alguno
de los funcionarios con derecho de iniciativa, se daba aviso al iniciador con dos
días de anterioridad al designado para la discusión, a fin de mandar al Congreso un
orador, que sin “voto”, tomare parte en los debates (art. 51).

5. Suspensión de presidentes municipales


Si bien el gobernador ostentaba la atribución de suspender a los presidentes muni-
cipales cuando estos abusaren de sus facultades, dicha facultad estaba limitada pues
tenía que hacerlo dando parte inmediata y justificada a la legislatura y en su receso
a la Diputación Permanente, a fin de determinar lo que fuere oportuno (art. 69, fr.
XVII).

6. Prohibiciones al gobernador
Las funciones encomendadas al gobernador estuvieron contenidas al menos en
dos aspectos expresamente previstos en la Constitución. Tenía prohibido “per-
tenecer o ayudar a partidos políticos de propaganda electoral en el estado”, es
decir, no le estaba permitido intervenir de modo alguno en actividades propa-
gandísticas, ni tampoco se le permitía ser militante en activo de algún partido
político, disposición que fue derogada el 3 de septiembre de 1941 (art. 70, frac.
IV). Los constituyentes concibieron un gobernador en funciones separado de
los partidos.
La otra prohibición relevante consistió en que no se podría expedir órdenes de
pago por parte del Ejecutivo, sin que fueran autorizadas con la firma del secretario
general de gobierno (art. 70, frac. IX).

7. Colegio Electoral
La legislatura contaba con atribuciones para resolver la sustitución del gobernador
en sus faltas, calificar y declarar su elección (art. 47, frac. VIII), así como decidir
sobre la nulidad de las elecciones de ayuntamientos (art. 47, frac. XIX). Asumía con
ello, funciones plenas de Colegio Electoral.21

39
8. Visitas distritales e informe de los diputados
Era obligación de los diputados, en los recesos legislativos, trasladarse a los pueblos
de sus distritos a fin de verificar la situación que guardaba la educación, industria,
comercio, agricultura, ganadería y minería; de cómo cumplían sus obligaciones los
servidores públicos, así como los obstáculos que se opusieran al adelanto de los
pueblos y las medidas para corregirlos y mejorar el desarrollo (artículos 43, 44 y 45).
Para ese efecto, las oficinas públicas del estado se obligan a proporcionar a los dipu-
tados la información que formalmente pidan para cumplir con dichas obligaciones,
por lo que se trató de un derecho de corte publicista impuesto a los funcionarios del
gobierno estatal y municipal, con la obligación de proporcionar información a los
diputados locales.22

9. Visitas del gobernador


Algunas obligaciones encomendadas al gobernador por el Congreso Constituyente,
consistieron en realizar visitas para verificar y supervisar el cumplimiento de las
labores públicas, obligaciones que ya no existen o que son diferentes a su sentido
original.
Se obligaba al gobernador a: 1. Visitar o hacer visitar, cuando lo juzgare conve-
niente las oficinas municipales, para estudiar sus necesidades y dar cuenta al Con-
greso con el resultado; 2. Visitar o hacer visitar las oficinas de su dependencia y mul-
tar, suspender o destituir inmediatamente a los empleados responsables, debiendo
consignarlos dentro del tercer día al Juez que corresponda en caso de delito o falta
grave, y 3. Visitar dentro del periodo de su gobierno, todos los pueblos del estado,
para conocer sus necesidades, remediar sus males y promover sus mejoras, dando
cuenta al Congreso del resultado de cada visita (art. 69, fr. V, incisos B y C, y VII).
Dichas actividades se efectuaban independientemente del tamaño que aquel
entonces pudiera haber tenido el aparato administrativo o las distancias geográficas
de las poblaciones y los medios para trasladarse. Fue relevante que el gobernador
tuviera que ir personalmente a los municipios y recorrer tanto oficinas como pue-
blos del accidentado territorio, todo ello con un fin claramente determinado: cono-
21
Órgano encargado de fundamentar la legalidad y legitimidad de las asambleas representativas, tradicionalmente
considerado como parte del sistema contencioso político o de autocalificación del propio poder, figura ya suprimida de
los textos constitucionales. Véase Diccionario universal de términos parlamentarios, México, Instituto de Investigacio-
nes Legislativas, 1997 (Enciclopedia Parlamentaria de México, serie II), vol. I, t. I, pp. 166 y ss.
22
La función iusinformativa de control político se encuentra todavía en la Constitución local, con ámbito de impul-
so y aplicación en sede legislativa y con efectos parcialmente vinculantes para la administración pública estatal o mu-
nicipal. Entre ellos se cuenta a las peticiones de información y las comparecencias de los funcionarios ante comisiones
o el pleno legislativo.

40
constitucionalismo de nayarit en su centenario

cer los problemas y las necesidades y buscar soluciones, así como imponer castigos
severos a los malos empleados cuando encontrare que alguno hubiere abusado de
sus funciones, haciendo la consignación casi inmediata ante la autoridad judicial
en caso de delito. Así también, tenía que dar cuenta al Congreso sobre el estado de
cosas que hubiere notado en sus visitas, con lo cual daba lugar a un informe que,
aparte de exponer los recorridos e incidentes, buscara soluciones para remediar la
problemática encontrada.
Llama poderosamente la atención que esta figura, se diera en el marco de una re-
lación entre poderes, pues si bien poseía amplias facultades sancionadoras, incluso
correccionales en contra de quienes le faltaren el respeto, también tenía el deber de
respetar el debido proceso judicial, por un lado, y rendir informe de tales activi-
dades ante la legislatura, por el otro. La única visita que, con ese término, pervive
parcialmente es la de visitar o hacer visitar las oficinas de su dependencia.

10. Control constitucional


La facultad de control político del Congreso, cristalizó en dos casos que pueden con-
siderarse paradigmáticos supervinientes del siglo XIX. Por un lado, la facultad ejer-
cida a través de la Diputación Permanente, consistente en: “Velar por la observancia
de la Constitución y de las leyes, dando cuenta a la legislatura, en su primera reunión
ordinaria, de las infracciones que hubiere notado; para el efecto, podrá pedir a todos
los funcionarios públicos los informes que estime conveniente” (art. 60, fr. I).23
En segundo término, además de dirimir controversias entre municipios por
conflictos de límites, el Congreso ostentaba facultades para resolver conflictos de
competencias suscitadas entre el gobernador y el Supremo Tribunal de Justicia (art.
47, fr. IV y XII).

11. ¿Semi-colegiación del Ejecutivo?


Siguiendo la tradición federal que fue heredada del siglo XIX en México, el 30
de marzo de 1919 —a poco más de un año de haberse promulgado la Constitución

23
Esa facultad conferida a un órgano de receso del poder legislativo, puede considerarse un antecedente común
utilizado por el constitucionalismo local desde el siglo XIX, donde curiosamente la facultad de vigilar y sancionar las
faltas a la Constitución por parte de los funcionarios públicos no fue conferida al poder judicial. Lo interesante, en este
caso, es que la propia Diputación Permanente era la instancia facultada para pedir a los funcionarios a quienes resulta-
ban imputados por infracciones a la Constitución, los informes correspondientes. Véase, Colección de Constituciones
de los Estados Unidos Mexicanos, régimen constitucional 1824, México, Cámara de Diputados, LIX Legislatura-Porrúa,
2004, ts. I-III.

41
de Nayarit— fue adicionado un artículo 80 bis con el objeto de establecer la figura
de un Consejo de Gobierno, en los siguientes términos:

Artículo 80 bis. El secretario general de Gobierno, en unión del procurador


general de Justicia, del presidente del Supremo Tribunal, del director general
de rentas, jueces de Primera Instancia y presidente del Ayuntamiento de la
capital del estado, constituyen el Consejo de Gobierno, cuya presidencia será
asumida por el primero. El Consejo dará dictamen al gobernador, siempre
que éste lo pida, procurando fundarlo en la ley.24

Este Consejo tuvo raíces directas en el Senado previsto en la Constitución Polí-


tica del Estado de Xalisco de 1824 la que, en sus aspectos sobresalientes, concibió a
un Ejecutivo parcialmente colegiado para tomar ciertas decisiones.25
Así que el modelo adoptado en 1919, introdujo ciertamente una figura semico-
legiada en el funcionamiento del Poder Ejecutivo, a partir de que el mismo goberna-
dor pidiera un dictamen al Consejo sobre algún asunto, dictamen que debería estar
fundado en la ley. Pese a lo escueto de esta adición, llama poderosamente la atención
la forma en que quedó integrado bajo una presidencia encabezada por el secretario
general de gobierno, que era un funcionario que el gobernador designaba y removía
libremente, al igual que el Director General de Rentas, no así en el caso de los demás
miembros, ya que tanto el procurador general de Justicia como el presidente del tri-
bunal eran nombrados por el Congreso; el juez, a su vez, designado por el Tribunal
y el presidente del ayuntamiento electo popularmente.
Por lo anterior, este Consejo de Gobierno muestra a un Ejecutivo con una rama
semicolegiada para tomar ciertas decisiones, ello debido a que, de todos modos, si
bien el gobernador mantenía la potestad para solicitar dictamen al Consejo, emitida
esta opinión no tenía, al menos expresamente, la obligación de atenderla.

24
El decreto número 23 publicado en el Periódico Oficial el 30 de marzo de 1919, que adicionó el artículo 80 bis
nunca tuvo aplicación, al menos no se pudo obtener evidencia de ello, tan es así que sin ninguna publicidad fue deroga-
do hasta el 15 de octubre de 2011. La figura del Consejo de Gobierno aparece en la Constitución Federal de 1824, aunque
el primer antecedente lo tenemos en la Constitución Política de la Monarquía Española, promulgada en Cádiz, España,
en 1812, propagándose en todo el siglo XIX en los distintos ordenamientos fundamentales de México y en las nacientes
entidades federativas. Sirvió para asesorar y consultar a los gobernadores en asuntos que pidieren; tuvo facultades de
control sobre el cumplimiento de la Constitución y las leyes; dictaminaba sobre el fomento de los ramos de prosperi-
dad del estado; proponía ternas para la provisión de empleos y glosaba las cuentas públicas. Como dicho Consejo era
presidido por el vicegobernador, se explica que haya tenido el carácter de una segunda Cámara, la de Senadores, como
ocurrió en Durango, Jalisco, Oaxaca, Veracruz y Yucatán. Así que, atendiendo a dichos antecedentes, cuando esa figura
es adoptada en Nayarit en 1919, probablemente el Constituyente local pensó en introducir una modalidad semicolegia-
da del Ejecutivo sujetándolo a ciertos controles en asuntos trascendentales. Pero, muy a pesar de su avance, nunca fue
aplicado ese famoso artículo 80 Bis, ni tampoco incluido en las ediciones del Periódico Oficial, Órgano del Gobierno del
Estado de Nayarit, que como todos sabemos es el único instrumento constitucional válido para la publicación y vigencia
obligatoria de las leyes. Véase José Miguel Madero Estrada, op. cit. pp. 82-83.
25
Véase a Gloria Villegas y Miguel Ángel Porrúa, Leyes y Documentos Constitutivos de la Nación Mexicana, entre
el paradigma político y la realidad, México, Instituto de Investigaciones Legislativas, 1997 (Enciclopedia Parlamentaria
de México serie II), vol. I, t. 2.

42
constitucionalismo de nayarit en su centenario

12. El poder judicial y el control jurisdiccional de responsabilidades


oficiales
En los anales del constitucionalismo local, obran antecedentes que ponen de rele-
vancia el papel encomendado a las instituciones judiciales en cuanto al ejercicio de
controles políticos y jurisdiccionales, los que ya no posee en la actualidad.
Así, destacan las siguientes funciones de control jurisdiccional en materia de
responsabilidades establecidas en la Constitución de 1918:

Artículo 124. De los delitos y faltas oficiales en que incurran los altos funcio-
narios a que se refiere el artículo anterior conocerán: el Congreso como Ju-
rado de acusación y el Supremo Tribunal de Justicia en acuerdo pleno como
Jurado de Sentencia; y tratándose de responsabilidad oficial de los Magis-
trados del Supremo Tribunal de Justicia, será Jurado de Sentencia, el mismo
Tribunal Superior integrado en los términos de la ley.

En efecto, esa Constitución confirió al entonces supremo tribunal de justicia


facultades para actuar como jurado de sentencia en los juicios de responsabilidad
penal por delitos y faltas oficiales en que incurrieran los altos funcionarios, deroga-
dos en 1983.
La mencionada atribución permitió iniciar juicios en los que el tribunal declaró
la procedencia penal. Como se sabe, junto con el Congreso, eran los órganos facul-
tados para resolver sobre los juicios de responsabilidad penal y política. Aparte de
ello, se reservaba como facultad exclusiva del Supremo Tribunal de Justicia, declarar
sobre la procedencia penal en contra de jueces de primera instancia, jueces menores
y de paz, así como de los presidentes municipales y regidores de los ayuntamientos.
No fue una facultad simulada, todo lo contrario, se presentaron casos relevan-
tes en procedimientos de control llevados a cabo en sede judicial, como el caso que
se presenta en la edición del Periódico Oficial del domingo 15 de diciembre de 1929,
donde se publica íntegramente la resolución judicial que declara la formación de
causa al señor Emiliano Espinosa Bávara, ratificando la suspensión que de su cargo
de presidente municipal de Acaponeta, Nayarit, había hecho previamente el Ejecu-
tivo del estado, quedando el inculpado sujeto a los tribunales del fuero común para
ser juzgado por los delitos de injurias, golpes y rapto.26
Teniendo en cuenta que el clima político de esa época era muy tenso, en el

26
Al efecto, consúltese las resoluciones del entonces Supremo Tribunal de Justicia publicadas el 15 de diciembre de
1929 (formación de causa contra Emiliano Espinoza Bávara, Presidente Municipal de Acaponeta) y el 17 de abril de 1946
(formación de causa contra Leopoldo Calderón, Presidente Municipal de Santa María del Oro), en el Periódico Oficial,
Órgano del Gobierno del Estado de Nayarit.

43
mismo año de 1929 ocuparon sucesivamente el cargo tres gobernadores: Esteban
Baca Calderón, Francisco Anguiano Ortiz y el licenciado Gustavo R. Cristo, el pri-
mero con el carácter provisional y los dos restantes como interinos. También, que
en esos tiempos convulsos el gobernador ostentaba facultades para suspender a los
presidentes municipales y regidores que abusaren de sus facultades, informando de
ello al Congreso.
Por ello, la publicación del texto completo de la sentencia resulta todo un hallaz-
go, con información que debería haber sido protegida por contener datos personales.
En su resultando primero, se da cuenta de los hechos denunciados ante el procura-
dor general de Justicia, quien solicitó iniciar el juicio de responsabilidad, insertando
la queja de la víctima y declaraciones de los testigos. En el resultando segundo, el
Tribunal ordenó incoar el procedimiento pidiendo los informes correspondientes.
El resultando tercero hizo un examen de lo actuado en el expediente, desahogó las
pruebas y tuvo por presentado el informe del gobernador, arrojando suficientes mé-
ritos para suponer que el inculpado era responsable de los delitos imputados.
Los abusos cometidos por esa persona, en funciones de autoridad municipal,
consistieron en lo siguiente: andando en campaña el día de los hechos, día de fiesta
patronal, en una de las cantinas, luego de solicitar las bebidas embriagantes, arrojó
el plato con las copas y botellas en su automóvil y tomó a la hija de la dueña del
negocio, de una mano y por la fuerza, echándola también al auto para conducirla a
un lugar llamado “centenarios”, y luego de una feroz persecución, de la resistencia
y finalmente fuga de la víctima, sin poder abusar de ella, se denunciaron los hechos
que dieron como resultado la sentencia invocada.
La miserable actuación de esa autoridad municipal que hizo una negación del
derecho a base del ultraje a la dignidad de las personas, dio lugar a la respuesta de
un poder Judicial firme con facultades de control.
Se conocen más casos en los que el Tribunal declaró la procedencia penal res-
pectiva,27 pero desde 1983, el Congreso local, se convirtió en única instancia para
resolver respecto de los juicios de responsabilidad penal y política.
Igualmente, cobra atención el que la Constitución de 1918 hubiera reservado
como facultad exclusiva del entonces supremo tribunal, declarar sobre la proceden-
cia penal de funcionarios judiciales y de los miembros de los ayuntamientos, tal
como enseguida se indica:

Artículo 125. De los delitos oficiales y comunes cometidos por los jueces de
primera instancia, menores, de paz, presidentes municipales y regidores, el
27
Archivo General del Poder Judicial: Juicio de responsabilidad seguido en contra del presidente y regidores de
Santiago Ixcuintla (tocas civiles de 1926, fojas 148); resolución del 3 de diciembre de 1929 en contra del presidente
municipal de Santa María del Oro (Toca 8/1929).

44
constitucionalismo de nayarit en su centenario

Tribunal Superior declarará, en la forma que determine la ley, si ha lugar


o no a proceder. En caso negativo el acusado continuará en ejercicio de su
encargo, cesando todo procedimiento mientras dure en sus funciones sin per-
juicio de que la acusación siga su curso cuando haya terminado su período.
En caso afirmativo quedará suspenso el acusado y sujeto a los Tribunales del
orden común.

Dicha facultad fue para solucionar conflictos ocasionados por el indebido ac-
tuar de los funcionarios públicos municipales y los del propio poder judicial, misma
que estuvo vigente hasta que fue suprimida en 1983.28

28
Véase José Miguel Madero Estrada, NAYARIT. Historia de las instituciones jurídicas, México, Comisión Especial
Encargada de los Festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana del Senado
de la República, LXI Legislatura-IIJ-UNAM, 2010. Igualmente, del mismo autor la Guía Temática de la Constitución,
Nayarit, Universidad Autónoma de Nayarit, 2012, pp. IX y ss.

45
constitucionalismo de nayarit en su centenario

VI. ¿QUÉ HA CAMBIADO?

S i bien es cierto que la erección del estado libre y soberano puede considerarse una
demanda satisfecha por el constitucionalismo del siglo veinte, también lo es que,
no sin contradicciones, tuvo la suerte de revelar las dificultades de un pueblo en la
construcción de sus instituciones políticas y en la garantía y el goce de sus derechos
individuales y colectivos.
El periodo de inicio y consolidación para que Nayarit pudiera verse a sí mis-
mo, con sus recursos naturales y humanos y sus propios desafíos, fue sumamente
adverso para visualizar con claridad las barreras del desarrollo económico, social y
cultural conforme a las circunstancias en un espacio geográfico predominantemen-
te rural y atrasado, sin infraestructura ni desarrollo tecnológico y educativo, pero, a
contra luz, con una clase política en constante agitación en la lucha por el poder. Ello
dio lugar a enfrentamientos principalmente entre el gobernador y el Congreso.29
Las pugnas políticas a que se hace referencia tuvieron lugar recién iniciado el
régimen constitucional. Un caso notorio que encuadra en el conflicto de división de
poderes, se suscitó con motivo de haberse expedido el primer reglamento interior
del Congreso, el cual fue aprobado el 26 de abril de 1918 por la entonces primera
legislatura (que precisamente había fungido antes como Congreso Constituyente).
Dicho ordenamiento reglamentario, publicado hasta el 30 de abril de 1919 por el
entonces gobernador interino Francisco D. Santiago, estableció una disposición que
puede considerarse trascendente para el procedimiento de formación y puesta en
vigor de las leyes, estableciendo que si el gobernador no publicare la ley pasados
tres días hábiles del plazo señalado en el artículo 53 constitucional (que establecía
cinco días para presentar las observaciones), la Cámara podría excitarlo y si per-
sistiere o no expusiere los motivos justificados de la demora, entonces el Congreso
precedería en su contra. Al nombrar a quien debería sustituirlo, se le mandaba al

29
Véase Manuel González Oropeza, El Senado en las legislaturas de las entidades federativas [libro electrónico],
México, Biblioteca del Constitucionalismo Estatal en México, 2013.

47
designado copia certificada de la ley para promulgarla sin demora. Esta disposición
reglamentaria, que incluía un mensaje con tal dedicatoria, sin duda que polarizó la
relación entre los poderes ocasionados por la tardanza en la publicación de las leyes
aprobadas por la asamblea legislativa.
Desde una perspectiva histórica-constitucional, entre los años 1918 a 1945 apa-
rece una movilidad en la titularidad del Poder Ejecutivo que resulta impresionan-
te, ya que, si bien siete gobernadores resultaron electos mediante elección directa
de la población para cumplir sus respectivos periodos de gestión gubernamental,
por diversos motivos fueron designados treinta y dos gobernadores interinos y uno
provisional primero y constitucional después. Hablamos de que en los primeros
veintisiete años de régimen constitucional el poder Ejecutivo tuvo 45 gobernadores,
considerando que algunos de ellos —ninguna mujer según los cánones de la épo-
ca— asumieron el cargo en varias ocasiones por cortos periodos.30
A guisa de ejemplo, José Santos Godínez, primer gobernador constitucional,
vio ocupar durante su periodo a cuatro gobernadores interinos; Pascual Villanueva
Paredes, segundo gobernador constitucional, contempló a diez interinos; en el pe-
riodo de José de la Peña Ledón, tercer gobernador constitucional, ocuparon el cargo
cuatro interinos y Luis Castillo Ledón, cuarto gobernador constitucional, tuvo que
ser sustituido por cinco interinos y uno provisional.
Siguiendo con esa cronología, Francisco Parra (1934–1937) fue el primer go-
bernador que pudo terminar su mandato. Sin embargo, durante su periodo, por
diversos motivos, su gestión se vio interrumpida cuando seis ciudadanos ocuparon
el cargo por semanas, e incluso por días.
Hasta antes de que Candelario Miramontes asumiera la gubernatura en 1942,
ejercieron dicho cargo, interinamente otros cuatro ciudadanos. Cabe hacer notar
que en muchos de estos casos, asumieron la titularidad del Ejecutivo, los secreta-
rios generales de gobierno, quienes de acuerdo con la Constitución son los únicos
funcionarios que pueden suplir las faltas temporales del gobernador.31 A partir de
Gilberto Flores Muñoz (1946–1951), octavo gobernador constitucional electo, la ti-
tularidad del Ejecutivo ha permanecido estable.

30
Por ejemplo, el señor Ricardo Velarde Osuna, quien desempeñara un interinato del segundo gobernador consti-
tucional, ocupó el cargo la primera vez de agosto a diciembre de 1925; la segunda en el mes de febrero de 1927; y por
tercera ocasión del 3 al 6 de agosto de 1931. O bien cuando el señor Joaquín Cardoso, cubriendo el interinato del quinto
gobernador Francisco Parra Ortíz, ocupó el cargo del 30 agosto al 20 diciembre de 1935; entre marzo y abril y después
entre agosto y octubre de 1936, finalizando otra breve gestión del 8 al 28 de enero de 1937, respectivamente.
31
Cabe señalar, que de conformidad con el periodo de duración que era de cuatro años (1918-1943), los gobernadores
interinos, sustitutos o provisionales fueron designados por el Congreso de acuerdo con las reglas del artículo 64 constitu-
cional, que establecía la facultad de hacerlo mediante escrutinio secreto y por mayoría absoluta de votos de los diputados.
Para alcanzar dicha mayoría, habría que tener en cuenta que el Congreso, en ese periodo, el número de diputados de las
legislaturas fue como sigue: 15 diputados a partir de 1918, y 7 diputados en 1930, número que se conservó hasta 1972.
Entonces, realmente la dificultad para reunir esa votación calificada se acentuó entre 1918 hasta el decreto del 9 de febrero
de 1930, ya que después de este año se redujo considerablemente a más de la mitad el número de miembros de la asam-
blea legislativa, de donde resultaban suficiente cuatro votos para conceder licencias y designar interinatos o sustituciones.

48
constitucionalismo de nayarit en su centenario

Indudablemente, que tales cambios derivaron de los múltiples conflictos en-


tre la clase política, y constituyen un referente para el desarrollo del estado y los
municipios, lo cual pudo, a su vez, serlo para el específico caso del ejercicio de las
funciones de control político que poseía el Congreso frente al Ejecutivo. Sin duda,
la característica debió haber sido de profunda polarización en las relaciones inter-
gubernamentales.
¿Qué fue lo que detonó alcanzar la incipiente estabilidad política? No creo que
se deba a un solo factor, pero encuentro una razón de mayor peso que es aquella que
mira hacia una perspectiva nacional, justo cuando el régimen político presidencial
se fortalece, con todo lo que esta institución representó hasta esa época y las sub-
secuentes, lo que permite sostener la hipótesis de que cuando la institución presi-
dencial se hunde en las entrañas del país, entonces empieza a minar la dinámica de
los conflictos locales y municipales, porque el gobierno federal atisbaba cualquier
peligro que llegare a amenazar la paz y el desarrollo, interviniendo en la vida de los
estados, con facultades o sin ellas.
Hemos dirigido la mirada hacia la institución gubernamental y el Congreso,
como fuente de explicación del desarrollo político de Nayarit, explicada a la luz del
sistema constitucional.
En efecto, si constitucionalmente tratamos ese fenómeno, desde esa óptica, el
campo de acción del gobernador, de 1918 hasta la fecha, se circunscribe principal-
mente en el artículo 69 constitucional, el que establece sus facultades y obligaciones,
de cuyo estudio destacan tres materias constitucionales: administrativas, legislativas
y jurisdiccionales.32
En ningún momento de la historia el titular del Ejecutivo vio disminuidas sus
facultades ni siquiera en comparación con el Congreso y el Poder Judicial, porque
mientras estos poderes han visto significativamente incrementadas sus facultades
en los últimos años, aquel sigue teniendo más o menos la misma arquitectura cons-
truida hace casi cien años. Los poderes del gobernador no estén referidos específi-
camente al número de fracciones contenidos en un precepto constitucional, sino a
la diversidad de campos donde hace efectivas sus facultades, entre ellos los poderes
fácticos como es su influencia para definir los temas de la agenda legislativa y la eje-
cución de la infraestructura municipal, mediante la realización de obras y servicios
concurrentes.
Ahora bien, las facultades originales de 1918 que el gobernador dejó de tener
al haber sido derogadas por el legislador constitucional, son las siguientes: hasta
1941 el titular del Poder Ejecutivo estaba obligado a sancionar, promulgar y ejecutar
32
Debe puntualizarse que este artículo se ha reformado 32 ocasiones a lo largo de la evolución constitucional estatal,
manteniendo su mismo encabezado y número de fracciones. En 1918 nació con 972 palabras, hoy tiene 983. Sin embar-
go, las modificaciones han producido consecuencias importantes en el régimen político-administrativo.

49
las leyes y decretos dados por el Poder Legislativo de la federación; el gobernador
tenía prohibido pertenecer y ayudar a los partidos políticos a realizar propaganda
electoral en el estado; la duración del encargo del mandatario era de cuatro años
hasta 1943 y en adelante ha sido de seis. No podía ausentarse por más de 72 horas
del territorio del estado y ahora puede hacerlo hasta por 20 días sin autorización del
Congreso. Debería designar al procurador general de Justicia con la aprobación del
Poder Legislativo. El gobernador perdió también la facultad de suspender a los pre-
sidentes municipales, así como organizar o disciplinar la Guardia Nacional o poner
a esta sobre las armas. Otra facultad derogada fue la de visitar las oficinas munici-
pales y todos los pueblos del estado, dando cuenta al Congreso de los resultados. El
titular del Ejecutivo ya no tiene facultades para otorgar habilitaciones y dispensas
matrimoniales, aunque en aquella época se delegó esa facultad a los presidentes mu-
nicipales. En 1919 fue creado un Consejo de Gobierno encabezado por el secretario
general de gobierno, el presidente del Tribunal y los jueces de la capital, entre otros,
para dar opinión y dictamen sobre los asuntos que pidiere el gobernador, el cual fue
suprimido hasta 2011. La organización del Poder Ejecutivo también cambió a lo
largo del tiempo. Hasta 1994 la secretaría general de gobierno tuvo preponderancia
expresa sobre el resto de los despachos oficiales del Poder Ejecutivo.
Una de las cuestiones que ha venido adquiriendo mayor importancia radica
en las facultades legislativas del gobernador, ya que si bien destaca las de carácter
tradicional, como expedir reglamentos, iniciar reformas constitucionales y leyes, así
como intervenir en el procedimiento legislativo en la discusión, vetar los proyectos
y presentar observaciones, promulgar y publicar las resoluciones dadas por la cá-
mara33, también se fueron adicionando otros instrumentos como la iniciativa prefe-
rente34 y la posibilidad de que los mismos ciudadanos, mediante iniciativa popular,
pidan al Congreso la aprobación de alguna ley.35
Estas nuevas atribuciones legislativas repercuten directamente en el ejercicio
de las facultades del gobernador, por lo que estamos en presencia de un viraje insti-

33
La principal característica de la función legislativa es establecer normas a las que ha de ajustarse la conducta social.
Las facultades legislativas del gobernador implican los actos y decisiones que tienen que ver con las normas reglamenta-
rias al interior del Poder Ejecutivo, como también las de su decisiva participación en la elaboración de las leyes estatales.
34
La iniciativa preferente del gobernador está prevista en el artículo 49 constitucional, cuyo diseño normativo
permite que la propuesta legislativa pueda presentarse dentro de los primeros cinco días hábiles siguientes al inicio
de cada periodo ordinario de sesiones, es decir, tanto en agosto como en febrero de cada año, propuesta que tendrá
que ser votada por el pleno del Congreso dentro de los treinta días siguientes. Sin embargo, no adquieren ese carácter
las iniciativas en materia presupuestal, fiscal y electoral, ni de reformas constitucionales. Tenemos que señalar, muy a
nuestro pesar, que cuando existe una mayoría de diputados del mismo partido político en el cual milita el gobernador,
la iniciativa preferente pasa inadvertida como hasta la fecha ha venido ocurriendo en Nayarit.
En cambio, en el ámbito federal es distinto por la composición de ambas cámaras, ya que fue recientemente incluida
en el artículo 71 de la carta magna, y el presidente de la República puede presentar hasta dos iniciativas para trámite
preferente, debiendo hacerlo el día de la apertura de cada periodo ordinario de sesiones, o señalar hasta dos iniciativas
que hubiere presentado en periodos anteriores, pendientes de dictamen. Cada iniciativa se discute y aprueba en las
cámaras en un plazo máximo de treinta días naturales. No podrán tener carácter preferente las iniciativas de adición o
reforma a la Constitución.

50
constitucionalismo de nayarit en su centenario

tucional con la existencia de nuevos medios de control político y jurisdiccional que


sujetan al Ejecutivo a la legalidad y constitucionalidad de sus actos y resoluciones.
A ese respecto, cabe señalar que las facultades materialmente jurisdiccionales
fueron delimitadas a casos específicos: dispensar el pago de las fianzas carcelarias
cuando lo estime de justicia; castigar correccionalmente a los que le falten al respeto
o desobedezcan sus disposiciones gubernamentales, en los términos que establece el
artículo 21 de la Constitución federal; conceder o denegar el indulto; y pasar al fiscal
general en el estado, todos los asuntos que deban ventilarse en los tribunales para
que ejercite ante ellos las atribuciones de su ministerio.36
De cierto es que el Poder Judicial fue el único órgano del estado que no contaba
con facultades expresas a nivel constitucional.37 Estas, se determinaban en la ley
orgánica judicial.
Sin embargo, el panorama constitucional también cambió, ya que al incremen-
tarse el número de magistrados se le confirió competencia para garantizar la su-
premacía y tutela de la Constitución, interpretarla y anular actos, leyes o normas
contrarias a ella; garantizar y proteger los derechos fundamentales previstos en la
Constitución; y resolver las controversias del orden civil, familiar, penal, adminis-
trativo, de adolescentes del fuero común, y mercantil en jurisdicción concurrente,
principalmente.38
De esta guisa, se han consagrado diversos medios para ello: las controversias
constitucionales, las acciones de inconstitucionalidad, las acciones de inconstitucio-
nalidad por omisión, las cuestiones de constitucionalidad y el juicio de protección
de derechos fundamentales. Además, se incluye la facultad de dar opinión sobre la
constitucionalidad de leyes previas a su aprobación, cuando la comisión respectiva
del Congreso se lo solicite, en una suerte de control a priori de constitucionalidad.
Corrobora lo anterior, que la competencia judicial indexa la protección de la su-
premacía constitucional y la facultad de garantizar los derechos fundamentales que
establece la Constitución en favor de los gobernados, cuyo clausulado se encuentra
previsto expresamente en el artículo 7º.39

35
El reformado artículo 17, en su fracción I, consagra como derecho del ciudadano “participar en los procesos de
plebiscito, referéndum e iniciativa popular, en los términos que establezcan las leyes”, es decir, deja al legislador ordinario
su regulación la cual, por cierto, hace nugatorio el ejercicio de este derecho al imponer requisitos exorbitantes, como por
ejemplo que se promueva al menos por el cinco por ciento de ciudadanos inscritos en el padrón.
36
La actividad jurisdiccional del titular del Ejecutivo, cuya característica es dirimir una disputa suscitada entre alguna
persona con el Estado, se traduce en su concurso para que los tribunales funcionen eficazmente, para indultar y castigar
correccionalmente. A este respecto, solamente le cabe una prohibición constitucional: “ejercer influencia en cualquier
sentido que pueda entorpecer la acción de la justicia, en el ramo judicial” (art. 70, fr. VII), donde queda comprendida
también la jurisdicción administrativa. Sin embargo, en el ámbito del Ejecutivo local se ubica al Tribunal de Conciliación
y Arbitraje.
37
Originalmente, el ejercicio jurisdiccional estatal se depositó en el Supremo Tribunal de Justicia, en jueces de primera
instancia, menores y de paz. En 1937 se incorporan a los tribunales para menores e incapacitados, pero en 1981, al modi-
ficarse la denominación de Supremo Tribunal a Tribunal Superior de Justicia, se suprimieron los jueces de paz. Los jueces
menores quedaron abolidos con la reforma de 1995.

51
En consecuencia, como respuesta al nuevo rol de un Poder Judicial inserto den-
tro un estado democrático, la competencia que le reserva la Constitución tampoco
se circunscribe, como en el pasado, exclusivamente a interpretar y aplicar el derecho
para resolver las controversias del orden civil, familiar y penal, sino que sus responsa-
bilidades han venido ascendiendo hacia los ámbitos administrativo, de adolescentes
del fuero común, y mercantil en jurisdicción concurrente, de tal suerte que al haberse
ampliado el capital de derechos humanos positivado en la Constitución y también al
instituirse dentro del órgano jurisdiccional a una Sala Constitucional, como garante
de la supremacía y tutela del ordenamiento supremo, de interpretarla y anular actos,
leyes o normas contrarias a ella, así como garantizar y proteger los derechos fun-
damentales previstos en la Constitución. Hasta antes de la reforma política resolvía
también la no aplicación de leyes sobre la materia electoral contrarias a la Constitu-
ción local, resoluciones que se limitan al caso concreto sobre el que verse el juicio.
Con el mismo propósito, el legislador constitucional ha considerado como atri-
bución de dicha sala, la facultad de conocer los conflictos entre municipios por lími-
tes territoriales en la vía contenciosa, según dispone el artículo 5º de la Constitución.
De igual forma, el Poder Judicial goza también de autonomía presupuestal. El
presupuesto que le sea asignado deberá ser suficiente para el cumplimiento de sus
funciones y no podrá ser inferior al del año fiscal anterior, considerando las amplia-
ciones presupuestales y el índice inflacionario que establezca el Banco de México.
¿Cuál es el resultado de toda esta evolución constitucional? Puede decirse que,
pese a los avances, todavía es insuficiente por el bajo nivel de aplicación eficaz de las
reformas realizadas.
38
Dicho órgano se integró originalmente por tres magistrados propietarios y tres suplentes. En 1922, el entonces
Supremo Tribunal se convierte en unitario, con tres suplentes o supernumerarios, permaneciendo así hasta 1945 año
en que volvió a conformarse nuevamente con tres magistrados titulares y sus suplentes. Cabe señalar que en 1918 el
Congreso tenía la facultad de designar al presidente del Supremo Tribunal, quedando derogada el 6 de enero de 1930
dicha facultad. En 1984 el tribunal se conforma por cinco magistrados propietarios e igual número de suplentes. Once
años después, en abril de 1995, el pleno se incrementa a siete magistrados numerarios y hasta tres supernumerarios y, en
1999, mediante el sistema de escalonamiento, una nueva reforma constitucional decreta que el tribunal se renueva con
tres magistrados designados para un periodo de cuatro años; dos magistrados para ejercer por seis años y dos magistra-
dos por un lapso de diez años de gestión.
Se puntualiza que desde 1918 hasta 1943, los magistrados duraban en su encargo cuatro años. De ese año, 1943,
hasta 1995 la duración aumentó a seis. A partir de fines de 2009, el tribunal se integró por diecisiete magistrados nu-
merarios y hasta tres supernumerarios: el mayor número de magistrados desde 1918. Dicha reforma modificó también
la duración pues mientras los primeros ocupan el cargo por diez años, los segundos lo hacen por cinco. Sin embargo,
una nueva reforma, esta del 10 de junio de 2016, resuelve disminuir a nueve magistrados, pero surtirá efectos hasta el
19 de diciembre de 2019.
39
Como se ha venido indicando, la estructura de la norma constitucional local ha cambiado. Un dato revelador es
la antropología histórica del artículo 7º, el cual consagra los derechos fundamentales de los nayaritas. Dicho artículo
permaneció sin reformas por más de 75 años; el breve y escueto catálogo establecido en 1918 tenía el mérito de no
hacer excepción sobre la condición de habitante, vecino, nayarita, ciudadano nayarita, nacional, extranjero, residente o
transeúnte, otorgándose su disfrute a cualquiera de ellos. Pues bien, el precepto en cuestión, habiendo contabilizado un
total de 179 palabras en su texto original, luego de los cambios realizados después de casi cien años arroja un total de
3,186 palabras, lo cual representa un crecimiento exorbitante que se aparta de las características del resto del articulado
constitucional pero, que al mismo tiempo, otorga un posicionamiento de enorme significado a los derechos y libertades
de las personas sin establecer ninguna jerarquía, en razón de lo cual la norma constitucional ha dejado de ser mera
construcción de la filosofía o del iusnaturalismo, por lo que esa lista de derechos se constituye en derecho positivo.

52
constitucionalismo de nayarit en su centenario

¿Cómo imaginar la relación y composición entre poderes del siglo veintiuno?


El tema no debemos sacarlo de contexto, pues la importancia de la gubernatura,
la asamblea representativa y la judicatura local no radica solamente en la compo-
sición y organización de sus integrantes, sino en el cumplimiento y eficacia de sus
funciones, a fin de que las autoridades sean respetadas por todos los ciudadanos y
las acciones de gobierno reflejen programas y acciones que auspicien el desarrollo
económico, social y cultural con rendición de cuentas, control y vigilancia social
sobre el actuar de los funcionarios.
Desde esa óptica, no es sensato cegarnos o rechazar sin un previo análisis serio
y objetivo, la posible existencia de un sistema bicameral local, y dejar de considerar-
lo como un tema que no tiene elementos de peso sujeto al designio de una dogmá-
tica constitucional o al pragmatismo del círculo de partidos y de la clase gobernante
tradicional. Para responder a su esencia federalista, el Senado estatal, de menos,
cubriría una enorme laguna: la representación de intereses genuinos del municipio
libre en una asamblea deliberante, convertida en revisora de los actos precipitados
de una legislatura. No olvidar que los municipios son el verdadero Talón de Aquiles
del sistema federal.
Si bien la representación de los intereses públicos y la promulgación de leyes
son las funciones que se conoce más de los legisladores, puede visualizarse que la
solución política de los conflictos será atemperada si somos capaces de consolidar
una democracia constitucional que concibe la expansión del Poder Judicial como
un auténtico poder público, capaz de controlar a los demás poderes por medio de
sentencias judiciales, todo ello como un nuevo ejercicio de consenso social, obe-
diencia a la ley y gobernabilidad con democracia, libertad, justicia, transparencia y
tolerancia.
En lo conducente, es indiscutiblemente necesaria una revisión de rubros tras-
cendentales para la legitimidad democrática de los órganos del poder, la repre-
sentación popular, la independencia institucional entre poderes y organismos au-
tónomos, el papel de las instituciones que funjan como controlador activo de las
decisiones del gobierno y una apertura de los procedimientos legislativos con la
sociedad. La creación de un Senado local es un tema susceptible de introducirse en
la discusión de la agenda de cambios hacia un gobierno más democrático y plural,
ponderando el único supuesto argumento en que se sostiene la negativa a discutirlo:
que es oneroso e innecesario.
De ahí que varios aspectos sean esenciales para la legitimación y reforma del
gobierno: atemperar las prerrogativas de los funcionarios públicos, limitar sus
intereses personales, partidistas o gremiales como incompatibles; estimular una
política parlamentaria y concejil de autonomía decisional y respeto al pluralismo;
establecer reglas claras sobre la reelección consecutiva; incentivar las candidatu-

53
ras ciudadanas; garantizar los derechos de las minorías tanto las parlamentarias
como en los ayuntamientos con facultades de verificar la efectiva aplicación de las
leyes, formar comisiones de investigación y elaborar las propuestas del orden del
día de las sesiones; racionalizar la actividad legislativa y maximizar las funciones
de control; conferir facultades al gobierno para dictar instrumentos normativos
que remedien la omisión del legislador; establecer procedimientos de urgencia
y competencias legislativas para las comisiones e instituir un sistema de planea-
ción democrática de largo alcance que se cumpla por cualquier gobierno. Es hora
de privilegiar y consolidar un régimen de garantías con control judicial para el
disfrute pleno de los derechos y libertades fundamentales. Ello implica reformas
integrales a la Constitución con una refundación de leyes como eje principal del
proceso de cambio.
Sin demérito de todas las anteriores, las reformas constitucionales innovado-
ras ocurridas en lo que va del siglo XXI, han sido indudablemente las de haber
incluido el catálogo de derechos fundamentales, los derechos indígenas, el bloque
de derechos políticos del ciudadano y los instrumentos de control constitucional
conferidos al Poder Judicial a través de su Sala Constitucional, a la que corresponde
garantizar la supremacía constitucional y su debida interpretación, protegiendo así
los derechos fundamentales.
Atrapados en la frontera del estado, las funciones de control en sede legislativa
siguen acotadas en su esfera de acción, debido a la influencia del gobernador en
la vida política, lo que no necesariamente es concordante con el presidencialismo
mexicano que ya no funciona de la misma forma como lo hizo durante la etapa de
partido hegemónico.40
Este contexto debiera reflejar un quehacer congresional despejado de obstá-
culos con una operatividad eficaz y visible, ya que los legisladores gozan de amplia
protección y garantía en el ejercicio de sus funciones. Efectivamente, de acuerdo
con las inmunidades legislativas, no pueden ser reconvenidos por sus opiniones en
el desempeño del cargo ni ser procesados penalmente sin una declaración de proce-
dencia, lo cual cierra la puerta al resto de poderes que pretendan alterar o modificar
el estatuto de actuación de los legisladores.
En ese sentido, se va a requerir una mayor operatividad en la aplicación de los
40
Indiscutiblemente que algunos rasgos de la tipología del presidencialismo en México han cambiado al implemen-
tarse las reformas constitucionales que dotan de nuevos contrapesos a la relación entre poderes, particularmente con
más autonomía para los órganos legislativos y el judicial. La atenuación del presidencialismo pasa por momentos coyun-
turales. Si bien existen instituciones como los informes anuales, comparecencias de funcionarios, pregunta por escrito,
interpelaciones en sede legislativa, gobierno de coalición, formato de la protesta constitucional, así como la iniciativa
preferente, el refrendo y las comisiones de investigación, todas ellas figuras sobre las cuales el legislador constituyente
expresó un consenso para propiciar un nuevo equilibrio del poder, es incuestionable que dicha atenuación democrática
no puede quedar circunscrita tan solo a los actos de un órgano o poder, sino que debe arraigarse en el desarrollo del ré-
gimen político como una práctica cotidiana. Véase Valadés, Diego, La parlamentarización de los sistemas presidenciales,
el Colegio Nacional, UNAM, México, 2007.

54
constitucionalismo de nayarit en su centenario

medios de control entre poderes, en aras de asegurar su autonomía y, con ello, fo-
mentar y respetar los derechos y libertades de los ciudadanos.
Como ya lo señalamos, con una visión amplia, el papel de los poderes legis-
lativo y judicial, deben retomar mayor fuerza como corresponde a una sociedad
democrática, rigiendo un estatuto legislativo donde prive el debate y el respeto a las
ideas, como condición de los acuerdos.
A casi una centuria, el papel del constitucionalismo estatal proporciona una
lectura del federalismo. Los cambios, si bien pueden ser indicio de que rigen reglas
más democráticas, debe dar lugar a cambios más profundos para atenuar la hege-
monía entre poderes, combatir cualquier viso de autoritarismo y de corrupción, y
sobre todo aumentar el poder los ciudadanos mediante el invariable respeto a sus
derechos y libertades. Debe de haber una vigencia real y no simulada del control
constitucional en sede judicial.
Como ya se expuso, los primeros rasgos del modelo original de control político
y jurisdiccional fueron previstos por el Constituyente nayarita de 1918, una asam-
blea visionaria de su tiempo.
Conviene, por tanto, reflexionar en ese legado tan vigoroso e importante para
la vida constitucional una entidad federativa del occidente de México y adaptarlos a
las nuevas circunstancias de Nayarit en su centenario.

55
constitucionalismo de nayarit en su centenario

VII. COLOFÓN

E l constitucionalismo local trata de consolidarse como una institución autóno-


ma, en tanto tiene por objeto la vigencia y aplicación de la estructura del orden
jurídico en el ámbito local que coexiste con el constitucionalismo general en el país.
Uno de los grandes aportes del constitucionalismo, tomado en el contexto de las
sucesivas reformas de que ha sido objeto la Constitución Política del Estado Libre y
Soberano de Nayarit, es la aparición de un conjunto de principios que, si bien se en-
cuentran diseminados y dispersos, se han colocado en la normativa constitucional.
Estos principios no solamente se refieren a las funciones orgánicas del poder
público, sino que van de la mano con los derechos humanos que precisan su ga-
rantía y protección. Son de la más variada índole: políticos, sociales, económicos o
administrativos, de tal suerte que orientan y dan lugar a directrices para su interpre-
tación y aplicación al caso concreto.41
Considero que este apartado es una de las mejores aportaciones logradas en el
actual texto constitucional, pues gozan de la misma jerarquía en su contenido, no
son simplemente un marco referencial ni buenos deseos del legislador constitucio-
nal, aunque algunos de ellos sean repetitivos es debido a que atienden a la naturaleza
finalista de cada tema que se aborda, algunos con valores implícitos que trascienden
a la generalidad de la norma jurídica.
De esta manera, como colofón del ensayo, se presenta una clasificación de prin-
cipios constitucionales vigentes con la ubicación del articulado que los crea. Es posi-
ble que algunos sectores de opinión duden de su real vigencia o que vean con desdén
un abuso de ellos, pero es indiscutible que su rango constitucional dota de fuerza y
valores para regir en una sociedad democrática.

41
“Pareciera ser una epidemia jurídica. Para muchas constituciones de diversas naciones, se está utilizando el con-
cepto de principios para canalizar ahí los valores de una sociedad, sus aspiraciones, sus fundamentos, sus bases de todo
el acontecer jurídico y el desarrollo de una Nación. Esto a algunos les parece correcto, para otros es una exageración”.
Véase Burruel Huerta, Leopoldo, Principios constitucionales desde la Constitución Mexicana hasta la corte, Porrúa,
México 2013, p. 21.

57
Clasificación de principios constitucionales

Principios políticos Principios de los derechos humanos


Libertad y soberanía local (art. 1º) Universalidad (art. 7º)
Forma de Gobierno (art. 2º) Interdependencia (art. 7º)
División del poder público (art. 22 y 23) Indivisibilidad (art. 7º)
Elección del Gobernador (art. 63 y 135) Progresividad (art. 7º)
Inviolabilidad constitucional (art. 62, fr. Igualdad (art. 7º) Dignidad humana (art. 7º)
VI; 130 y 139) Libre ejercicio de la personalidad (art. 7º)
Supremacía (art. 130) Respeto al derecho ajeno (art. 7º)
No discriminación indígena (art. 7º)
Dignidad e igualdad de la mujer (art. 7º)

Principios sobre procedimientos en Principios de la actuación policial


materia de transparencia
Certeza (art. 7º, fr. XII, E) Legalidad (art. 7º)
Legalidad (art. 7º, fr. XII, E) Eficiencia (art. 7º)
Independencia (art. 7º, fr. XII, E) Profesionalismo (art. 7º)
Imparcialidad (art. 7º, fr. XII, E) Honradez (art. 7º)
Eficacia (art. 7º, fr. XII, E)
Objetividad (art. 7º, fr. XII, E)
Profesionalismo (art. 7º, fr. XII, E)
Transparencia (art. 7º, fr. XII, E)
Máxima publicidad (art. 7º, fr. XII, E)

Principios sobre procedimientos en Principios de la actuación policial


materia de transparencia
Integral (art. 7º) Dignidad humana (art. 7º)
Laica (art. 7º) Autonomía de la voluntad (art. 7º)
Científica (art. 7º) Respeto por la integridad física y psíquica
Democrática (art. 7º) (art. 7º)
Fortalecerá la identidad nacional (art. 7º) Intimidad (art. 7º)
Impulsará la formación de valores (art. 7º) Confidencialidad (art. 7º)
No discriminación (art. 7º)
Identidad genética (art. 7º)

58
constitucionalismo de nayarit en su centenario

Principios del proceso penal Principios generales de la etapa


acusatorio de juicio oral ante un nuevo juez
o tribunal
Publicidad (art. 7º) Proteger al inocente, que el culpable
Contradicción (art. 7º) no quede impune y los daños causados se
Concentración (art. 7º) reparen (art. 7º)
Continuidad (art. 7º) Audiencia en presencia del juez (art. 7º)
Inmediación (art. 7º) Capítulo de pruebas (art. 7º)
Igualdad procesal (art. 7º) Argumentos y elementos probatorios de
manera pública, contradictoria y oral
(art. 7º)
Carga de la prueba (art. 7º)
Terminación anticipada del proceso penal
(art. 7º)

Principios de actuación Principios parlamentarios


del ministerio público
Buena fe (art. 92) Inmunidad o inviolabilidad política (art.
Certeza (art. 92) 30)
Legalidad (art. 92) Expresión de ideas (art. 123)
Objetividad (art. 92)
Imparcialidad (art. 92)
Eficacia (art. 92)
Honradez (art. 92)
Profesionalismo (art. 92)
Respeto a los derechos humanos (art. 92)

Principios judiciales Principios para dirimir las contro-


versias entre la administración
municipal y los particulares
Remuneración (art. 81) Igualdad (art. 47, fr. II, inciso b)
Estabilidad (art. 81) Publicidad (art. 47, fr. II, inciso b)
Autonomía presupuestal (art. 81) Audiencia (art. 47, fr. II, inciso b)
Constitucionalidad y legalidad de resolu- Legalidad (art. 47, fr. II, inciso b)
ciones electorales (art. 135 D)
Inmunidad o inviolabilidad judicial (art. 84)
Defensa de la supremacía y tutela consti-
tucional (art. 82, fr. I)
De preferencia (art. 89)

59
Principios para la organización Principios de la autonomía
del sistema penitenciario municipal
Derechos humanos (art. 69, fr. X) No intermediación (art. 106)
Trabajo (art. 69, fr. X) Aprobación de sus propios ordenamientos
Capacitación para el trabajo (art. 69, fr. X) (art. 111, fr. I)
Educación (art. 69, fr. X) Administración libre de su hacienda (art.
Salud (art. 69, fr. X) 115)
Deporte (art. 69, fr. X)

Principios de la función Principios de la actuación


fiscalizadora de los servidores públicos
Posterioridad (art. 121) Legalidad (art. 123, fr. III y 127)
Anualidad (art. 121) Honradez (art. 123, fr. III y 127)
Legalidad (art. 121) Lealtad (art. 123, fr. III y 127)
Definitividad (art. 121) Imparcialidad (art. 123, fr. III y 127)
Imparcialidad (art. 121) Eficiencia (art. 123, fr. III y 127)
Confiabilidad (art. 121)

Principios para la administración Principio de la rectoría


y gasto de los recursos económicos del desarrollo
Racionalidad (art. 133) Que sea integral, fortalezca su econo-
Eficiencia (art. 133) mía, fortalezca su régimen democrático,
Eficacia (art. 133) fortalezca el empleo, fortalezca una más
Economía (art. 133) justa distribución del ingreso y permita
Transparencia (art. 133) el ejercicio de libertades y la dignidad
Honradez (art. 133) humana, artículo 134.

Principios para la propaganda Principios de actuación


político-electoral de las autoridades electorales
Difusión de la ideología, principios y pro- Certeza (art. 135 Apartado D)
puestas (art. 135, B, III) Legalidad (art. 135 Apartado D)
Promoción de la participación ciudadana Independencia (art. 135 Apartado D)
(art. 135, B, III) Imparcialidad (art. 135 Apartado D)
Objetividad (art. 135 Apartado D)

60
constitucionalismo de nayarit en su centenario

Principio de la autonomía Principio de irretroactividad


universitaria constitucional
Principio de la autonomía universitaria Derogación de leyes, decretos y reglamen-
Principio de irretroactividad constitucio- tos (artículo segundo transitorio de la
nal Constitución de 1918)

61
constitucionalismo de nayarit en su centenario

BIBLIOGRAFÍA

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TOMO 2 DE 100
Constitucionalismo de Nayarit en su centenario
se terminó de editar en las oficinas de Visual Arte,
ubicadas en la ciudad de Tepic, Nayarit. Se utilizó la fuente tipográfica Minion Pro
y el diseño editorial estuvo a cargo de Francisco Willars.
Mayo de 2017.

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