Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DE NAYARIT
EN SU CENTENARIO
CONSTITUCIONALISMO
DE NAYARIT
EN SU CENTENARIO
Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni
su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por
escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.
Presentación
Integrantes
Clara Orizaga Rodríguez, Socorro Varela Hernández,
Pedro Luna Jiménez, Rodolfo Alonso Dagnino Mondragón,
Raúl Andrés Méndez Lugo y Luis Fernando Jiménez Zurita
índice
11 INTRODUCCIÓN
57 VII. COLOFÓN
63 BIBLIOGRAFÍA
constitucionalismo de nayarit en su centenario
INTRODUCCIÓN
1
Madero Estrada, José Miguel, “Comentarios, antecedentes y trayectoria del articulado constitucional, el artículo
47,” Derechos del pueblo mexicano, México a través de sus Constituciones, vol. XVII, México, Cámara de Diputados
LIX Legislatura-Senado de la República, LIX Legislatura-Poder Judicial de la Federación-IFE-Porrúa, 2006, pp. 821 y ss.
2
Diario de los Debates del Congreso Constituyente, 1916-1917, t. II, pp. 719-720.
11
El proyecto político más relevante del Primer Jefe del Ejército Constituciona-
lista, consistió en proponer al Congreso Constituyente mayores facultades al Poder
Ejecutivo, adicionar al Congreso la facultad para legislar sobre minería, comercio,
instituciones de crédito y trabajo, instituir la no reelección del presidente y la su-
presión de la vicepresidencia, así como prohibir a los extranjeros adquirir bienes
raíces en el país, si no manifestaban que renunciaban a la calidad de extranjeros y a
la protección de su gobierno.
Pero cuando ese proyecto estuvo en manos de los diputados constituyentes, se
debe precisamente a ellos y no a Carranza, haber incorporado otros temas funda-
mentales al texto de la nueva Constitución que dieron lugar al nacimiento de una
carta suprema de ideología social particularmente en los derechos laborales, agra-
rios, educativos y religiosos, después de largas discusiones.
Así que, si bien el “Estado de Carranza” queda para el anecdotario, lo cierto es
que, en el contexto de un sistema federal, la revisión histórica desde la óptica cons-
titucional de las entidades federativas, permite conocer sus antecedentes jurídicos
fundamentales y las bases del contexto social y político del país en general. Las insti-
tuciones constitucionales creadas para la existencia de Nayarit, al igual que ocurrió
con otras regiones de México, refleja los grandes detalles del constitucionalismo en
el Centenario, puesto que el nacimiento de los estados, cualquiera que haya sido la
época y el método para aprobarlo, muestra cómo se fue construyendo la geografía
política del país, en paralelo a la búsqueda de solución de conflictos territoriales.
12
constitucionalismo de nayarit en su centenario
L o que forma el actual territorio de Nayarit era una región donde coexistían di-
versos pueblos indígenas. Hacia el norte, uno de ellos se encontraba habitado
por tribus nahuatlacas a quienes se atribuye haber realizado la travesía hacia Teno-
chtitlan.
Nayar, Naye, Nayari o Nayarit, de la tribu Cora, fue el líder, a quien sus conna-
cionales también identificaban como Majakuagi. Alcanzó entre los suyos el título de
caudillo Cora, venerado desde 1500.3
Más tarde, cuando se fundó el reino de la Nueva Galicia, el jefe Ocelotl, Tigre y
Príncipe de Centispac, también supo enfrentar la conquista en 1530 y resistir hasta
la muerte. Dos siglos después, la Sierra de Nayarit seguía siendo territorio de rebe-
lión y resistencia, en la Mesa de Tonatí, el mayor templo dedicado al sol que estaba
bajo el cacicazgo de Tlahuitole, sucesor de la lucha de Francisco Nayarit, en 1722. En
los albores del siglo, en enero de 1801, el indio Mariano “Máscara de Oro” encabeza
la rebelión por la independencia.4 La revuelta tuvo lugar nueve años antes de que el
cura Hidalgo lo hiciera en Dolores, Guanajuato.
La división político–territorial de la Nueva España cambió en los años decisivos
de la guerra de independencia. La antigua intendencia de Guadalajara iniciaba el
viraje por la separación de México y la implantación del sistema federal. Cuando
dicha provincia se convierte en Estado Libre de Xalisco, mediante una proclamación
política de alcance nacional —cuyo nombre, por cierto, fue tomado de un pueblo
nayarita fundado por toltecas— aparecen los pronunciamientos de sustituir la mo-
narquía por la República.5
3
Diccionario Academia de Nayarit, Fernández Editores, Héctor Campillo Cuautli, 1ª reimpresión, 1998, p. 14.
4
Juan F. Parkinson, Compendio de geografía física, política, económica e histórica del estado de Nayarit, 2ª ed.,
México, imprenta de Teodoro S. Rodríguez, 1923, p. 52.
5
El nombre y demarcación de lo que ahora comprende Nayarit perteneció a la provincia llamada Nueva Galicia,
abarcando porciones de lo que hoy son Zacatecas, Jalisco, Sinaloa y Colima, cuya capital estuvo en Tepic, primero, luego
en la ciudad de Compostela y posteriormente en Guadalajara, cuando esta última se pronunció por el sistema federal en
1823 y la provincia adoptó el nombre de “estado libre de Jalisco”. Véase Edmundo O’ Gorman, Historia de las divisiones
territoriales, 3ª ed., México, Porrúa, 1985, pp. 13 y ss.
13
En julio de 1823, Prisciliano Sánchez Padilla, quien sería primer gobernador
de Jalisco, nativo de Ahuacatlán (hoy municipio del estado de Nayarit) publica su
Pacto Federal de Anáhuac. Se había desempeñado como diputado constituyente del
Congreso federal y en 1824 suscribiría el Acta Constitutiva de la Federación. Fue
también constituyente local que aprobó la primera Constitución del estado de Jalis-
co, contribuyendo a acelerar el proceso donde la porción geográfica de lo que hoy es
Nayarit, quedara convertida en Cantón.
Antes de la primera mitad del siglo XIX, los habitantes de Tepic ya demandaban
segregarse del estado de Jalisco. Seguramente sobraban razones de tal envergadura,
harto difícil si se toma en cuenta el clima político nacional en medio de pugnas y
guerras constantes.
Es paradójico, cuando la idea separatista toma más fuerza, que los libera-
les tepiqueños se vieron sorprendidos con un pronunciamiento surgido de los
conservadores, cuando Miguel Miramón, General en Jefe del Ejército Nacional
y Presidente sustituto de la República, en uso de las amplias facultades con que
se había investido, y en consideración a los eminentes servicios prestados a la
causa, decretó erigir en Territorio el Distrito de Tepic, con los mismos límites
que tenía.
Al ocurrir la invasión francesa en 1861, la organización política del entonces
7o. Cantón de Jalisco era un caos. Manuel Lozada, el Tigre de Álica, oriundo de
San Luis (actualmente una población comprendida en la municipalidad de Tepic)
aparecía en la escena como sanguinario y traidor; de acuerdo con la versión de
“Juan Panadero”, un periódico jalisciense, lo presentaba como un personaje su-
miso al emperador Maximiliano, pero a la vez buscador de tierras para los cam-
pesinos y líder social. El Estatuto Provisional del Imperio Mexicano de 1865 fijó
las bases del gobierno para la organización regional. Ahí, Jalisco fue considerado
Cuarta Comisaría Imperial o Distrito Militar, abarcando otros siete departamen-
tos, entre ellos el de Nayarit.
Cuando Lozada por fin reconoce como autoridad suprema al gobierno de
Benito Juárez, este toma una decisión histórica que no quedó exenta de ser consi-
derada violatoria de la Constitución de 1857, no obstante que lo hizo en ejercicio
de las amplias facultades extraordinarias de las que fue investido. El 7 de agosto
de 1867, Juárez decretó que para asegurar la paz y atender a los pueblos de Tepic
lo convertía en Distrito Militar, dependiendo directamente del gobierno supremo
de la República, para que por él se dictaren todas las providencias convenientes
en dicho Distrito, y para examinar, atender y proteger los intereses de sus pueblos.
Resolvió que la autoridad superior civil y militar del Distrito fuera ejercida por un
jefe político y comandante militar, nombrado por el supremo gobierno.
La exigencia de separarse de Jalisco fue un aspecto crucial entre la clase política
14
constitucionalismo de nayarit en su centenario
y militar de esa época.6 Por ejemplo, las diversas representaciones de los ayunta-
mientos pidiendo al Congreso de la Unión declarar el distrito en territorio de la
federación fundándose en la justicia al reconocimiento de su soberanía. Así lo hi-
cieron la villa de Santiago, el pueblo de Jalisco, la municipalidad de Jala, la villa de
Ixtlán, la villa de Acaponeta, en fin, Tuxpan, los vecinos de Mexcaltitán y del puerto
de San Blas, tanto así que el Ayuntamiento de Tepic en su respectiva solicitud dejó
asentada una anotación muy particular, que descifra su ubicación y contexto geo-
gráfico: “tiene como límites naturales las barrancas de Mochiltitic, al norte el centro
de la Sierra Madre de Nayarit, al sur el río de Guilatitán, comprendiendo el Valle de
Banderas y al oeste el mar Pacífico, perteneciéndole por derecho las islas Marías e
Isabela, […] Hoy cuenta con más de cien mil habitantes repartidos en dos ciudades,
cinco villas, cincuenta y cuatro pueblos, veinte congregaciones, treinta haciendas y
ciento setenta ranchos”, anotación fechada el 29 de agosto de 18687.
El cantón, la provincia, la comisaría imperial y el departamento o jurisdicción
militar, fueron quedando atrás, entre conflictos y frustraciones inveteradas. Con
mayores ahíncos, se recobró el propósito de separar la porción territorial de Jalisco.
Este, como era de esperarse, no lo admitió. El mismo Juan Sanromán, nombrado
por Juárez Jefe Político del Distrito, pide al Ministro de Gobernación y al Congre-
so de la Unión, la erección de un nuevo territorio. El Plan de la Noria ayudó a la
obstinada intención, además, por supuesto, con la inercia producida por la muerte
del presidente liberal. Aunado a lo anterior, Porfirio Díaz, desde Oaxaca, proclama
reconocer a Nayarit como Estado Libre y Soberano, el 10 de noviembre de 1872.
No fue sino hasta el 12 de diciembre de 1884, cuando el Congreso de la Unión
reforma el artículo 43 de la Constitución General disponiendo que el Distrito de
Tepic pasara a la calidad de Territorio Federal con la superficie y las poblaciones
que fueron del 7o. Cantón de Jalisco, decreto que fue publicado en Tepic, por Bando
Solemne, el 4 de enero de 1885.
Esa condición se mantuvo hasta que el Constituyente de 1917, como ya se dijo,
erigió a Nayarit como entidad federativa en los artículos 43 y 47 de la ley suprema.
Ahora bien, por decreto expedido el 22 de marzo de 1917, Venustiano Carranza,
en su condición de Jefe del Ejército Constitucionalista Encargado del Poder Ejecuti-
vo, tuvo a bien reformar el artículo 7o. del Plan de Guadalupe, a efecto de disponer
que los primeros congresos locales en los diversos estados de la federación tuvieran
el carácter de constituyentes, con el propósito de introducir en las constituciones
respectivas las reformas necesarias y ponerlas de acuerdo con la carta magna, tal
6
La cuestión de Tepic juzgada bajo su aspecto político y constitucional, posición que hacen los diputados de Tepic,
intro. Pedro López González, imprenta F. Díaz de León y Santiago White, 1872.
7
Digesto Constitucional Mexicano, Nayarit, Bicentenario de la Independencia, Centenario de la Revolución, [libro
electrónica], México, Poder Judicial de la Federación, 2010.
15
como fue concebida posteriormente la naturaleza del órgano constituyente estatal
por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, conforme al siguiente criterio:
CONGRESOS CONSTITUYENTES DE LOS ESTADOS. El decreto del pri-
mer jefe del ejército Constitucionalista, que autorizó a los gobernadores de los estados
para convocar a elecciones de poderes locales, no determinó cuándo las legislaturas
de los estados debieron erigirse en Congreso constituyente, y cuándo en asamblea le-
gislativa; ni si tal carácter deberían tenerlo sucesiva o alternativamente, lo cual hace
presumir que tuvieron simultáneamente el carácter de congresos constituyentes y de
asambleas legislativas. T. III. p. 1059, Amparo administrativo en revisión, Alba, José,
15 de septiembre de 1920, unanimidad de nueve votos.
Así fue que nombra gobernador provisional al General Brigadier Jesús M. Fe-
rreira, quien convoca a la ciudadanía para postular diputados al Congreso local y
elegir al gobernador constitucional, siendo este el primer derecho electoral y pre-
constitucional de la naciente entidad.
El primero de enero de 1918 toma posesión José Santos Godínez, elegido como
primer gobernador constitucional del estado de Nayarit. Un mes después, el 5 de
febrero, se promulga por Bando Solemne la primera y única Constitución Política,
cuyos autores fueron Francisco Paula Monroy, José Aguilar Béjar, Alfredo Robles,
José María Ledón, Marcos Esmerio, Francisco N. Arroyo, Miguel Madrigal, Fran-
cisco Amézquita, Federico Ramón Corona, Manuel Guzmán, José Trinidad Solano,
Fidencio Estrada, Francisco R. Pérez, Matías López Urbina y Pablo Retes Zepeda.8
Los 15 diputados de esa Primera Legislatura —elegidos el 24 de noviembre de
1917—, una vez que declararon válida la elección de gobernador y habiendo decre-
tado inmediatamente su Estatuto Provisional, asumieron el carácter de Congreso
Constituyente por un lapso de 45 días para redactar la Constitución Política, con-
tinuando luego en el ejercicio de sus cargos por cuatro años como diputados de la
primera legislatura.
La obra estaba consumada. Nayarit tenía ya, conforme a la Constitución fede-
ral, su propia organización política como novel estado miembro de la Federación
Mexicana de principio del siglo XX.
8
Con arreglo al artículo 15 de la referida convocatoria a elecciones de 1917, firman la Constitución el gobernador
constitucional, José S. Godínez y el Oficial Mayor encargado de la Secretaría de Gobierno, J. N. Muñoz Ruiz. Véase
Madero Estrada, José Miguel, NAYARIT Historia de las instituciones jurídicas, UNAM-IIJ, Senado de la República, LXI
Legislatura, México 2010, p. 38.
16
constitucionalismo de nayarit en su centenario
9
Para tener una idea comparativa, un caso que resulta del contexto del siglo XIX, que sigue trámites similares y que
sirve como ejemplo, es la creación del estado de Hidalgo. El Congreso de la Unión, conforme la fracción II del artículo
72 de la Constitución federal, decretó el 16 de enero de 1869 erigir a dicha entidad con la porción del territorio del an-
tiguo Estado de México, que anteriormente conformaba el segundo distrito militar creado por decreto del 7 de junio de
1862. En ese caso, el Ejecutivo designó con aprobación del Congreso a un gobernador provisional, a quien se le encargó
de expedir la convocatoria para elegir diputados y gobernador del nuevo estado, y regir en tanto quedaban instalados.
Además de ello, convocaría a la legislatura con un doble carácter de constituyente y constitucional, pero mientras se
elaboraba la Constitución seguía rigiendo la del Estado de México. Véase Santiago Campos, Gonzalo, Historia constitu-
cional de las entidades federativas, op. cit., pp. 388 y ss.
10
El origen de los territorios federales proviene de las gobernaciones de la última etapa de la Colonia, que a diferencia
de las intendencias, dependían directamente del Virrey. Los territorios federales originales se establecieron por la Constitu-
ción Política de 1824, fueron California (Alta y Baja), Colima y Nuevo México. Con posterioridad se agregaron Tlaxcala (24
de noviembre de 1824) y Aguascalientes (23 de mayo de 1835). Con la supresión del sistema federal, los estados y territorios
se transforman en departamentos de un régimen centralizado. Al reinstalarse el régimen federal, en 1846, se especifican
nuevamente como territorios a Colima y Tlaxcala, agregándose el 12 de abril de 1849 el Territorio de Baja California en su
contemporánea división de norte a sur. En 1853, son instaurados tres nuevos territorios que no sustituirán a las subsecuen-
tes divisiones territoriales: territorios del Istmo de Tehuantepec, de la Isla del Carmen y de Sierra Gorda. Véase González
Oropeza, Manuel, Diccionario de Derecho Constitucional, Miguel Carbonell (Coord.) Porrúa y UNAM, p. 573, 2002.
17
De entrada, el proceso de extinción de un territorio federal para convertirlo en
entidad federativa, se identifica bajo ciertas características comunes que enseguida
se explican.
Ya sea por medio de un Congreso Constituyente o por un decreto del Congreso
de la Unión, suele declararse, con no poca solemnidad, la existencia constitucional
del nuevo ente, con la superficie territorial que le corresponde. Simultáneamente, se
impone su nombre de pila, perfeccionando así la situación geográfica con la estata-
lidad de sus habitantes.
El paso siguiente, indispensable para constituir su organización política y ad-
ministrativa, comienza con la designación de un gobernador provisional, facultad
que va a corresponder o bien a una autoridad constituida, ya sea al presidente de la
República o a alguna de las cámaras del Congreso de la Unión.
Luego de su toma de posesión, dicho gobernador tiene como función recibir la
administración del territorio federal y convocar a los habitantes que forman el cuer-
po electoral para dos cuestiones torales: elegir al gobernador, a los diputados de la
primera legislatura y a los miembros de los ayuntamientos y, efectuada la calificación
de las elecciones, encaminar a la misma legislatura para que se erija como Congreso
Constituyente a fin de que proceda a elaborar, discutir y aprobar la Constitución local.
Con la finalidad de encontrar las diferencias habidas en el proceso desarrollado
en el estado de Nayarit, a partir de la convocatoria emitida por el gobernador pro-
visional, Jesús M. Ferreira, quien fuera nombrado por Venustiano Carranza en su
carácter de Primer Jefe del ejército Constitucionalista, se advierte que la erección
del estado libre y soberano no fue una decisión meramente espontánea o finalista,
sino que con ella se desencadenaron actos que estuvieron condicionados, tanto en
la entrada en vigor de la Constitución de 1917 como al ejercicio de las atribuciones
soberanas de la entidad formada, por parte de las autoridades constituidas.
De esta manera, visto en retrospectiva, surte efecto una etapa transicional —
breve por su propia naturaleza— comprendida del cinco febrero al primero de mayo
de 1917, dentro de la cual Carranza designa al gobernador provisional que sustituye
al jefe político del extinto territorio federal, quien, a su vez, hace entrega de los bie-
nes y asuntos de la antigua comandancia.11
¿Con qué facultad hizo el Primer Jefe la designación de gobernador provisio-
nal? Carecía expresamente de esa facultad, pero fácticamente depositario de un po-
11
El 24 de abril de 1917 se informa mediante circular, que el general brigadier Jesús M. Ferreira ha sido nombrado
para ocupar el cargo de gobernador y comandante militar. El 5 de febrero de 1917 se promulga la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, la cual entra en vigor el primero de mayo siguiente. Coincidentemente, ese mismo
día tiene lugar en la capital la entrega-recepción de la Jefatura Política del Territorio, fecha en la que se levanta el Acta
Constitutiva del Estado de Nayarit, donde se declara extinto el Territorio de Tepic y el 22 de septiembre de 1917, se expi-
de la convocatoria a elecciones para diputados locales y gobernador; celebrados los comicios y calificaos sus resultados,
se instala esa primera legislatura con el carácter de Congreso Constituyente, único que ha tenido Nayarit en cien años.
18
constitucionalismo de nayarit en su centenario
Territorio de Tepic y el 22 de septiembre de 1917, se expide la convocatoria a elecciones para diputados locales
y gobernador; celebrados los comicios y calificaos sus resultados, se instala esa primera legislatura con el carácter de
Congreso Constituyente, único que ha tenido Nayarit en cien años.
19
La fuente de esta convocatoria converge en dos planos: uno, de la existencia de
órganos revolucionarios de naturaleza originaria, como lo fue el Congreso Consti-
tuyente de Querétaro; y otro, en la decisión de haber erigido a Nayarit, conforme a
los artículos 42, fracción I, 43 y 47 de la Constitución.
Esta convocatoria establece una suerte de legislación preconstitucional estatal
ya que determina la base de electores y la división político-electoral del territorio se-
gún las demarcaciones municipalidades; los impedimentos y requisitos de elegibili-
dad para gobernador y diputados; y un estatuto legislativo al incluir las instituciones
de inviolabilidad, recinto oficial, protesta para asumir el cargo y dieta.
Lógicamente, destacan las primeras normas para el funcionamiento del Con-
greso, como el quórum legislativo, el lugar de sesiones y las facultades del colegio
electoral, institución dotada de fuerza para decidir la legalidad de las elecciones de
manera definitiva.
El otro aspecto central, consistió en la instalación del Congreso Constituyente
para elaborar y promulgar la Constitución.
De esta manera fue redactada la Constitución, labor prioritaria encomendada a
aquella primera asamblea que, de acuerdo con el Plan de Guadalupe y la recién pro-
mulgada Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, otorgaron la suprema
facultad de organizar la vida constitucional interna de Nayarit. El considerando único
de la convocatoria lo dice claramente: la naciente entidad federativa habría de organi-
zarse soberanamente por medio de un gobierno republicano, representativo y popular.
Una vez concluida esa tarea, los diputados continuaron en funciones como le-
gisladores ordinarios, miembros de un poder creado por la Constitución que ellos
mismos promulgaron, de conformidad con la reforma el artículo 7º del Plan de
Guadalupe, en el sentido de que los primeros congresos locales en los diversos es-
tados de la federación, deberían tener el carácter de constituyentes, para introducir
en las constituciones respectivas las reformas necesarias y ponerlas de acuerdo con
la carta magna de la República.
En cambio, por lo que respecta a los territorios de Baja California Sur y Quin-
tana Roo, se erigen estados libres y soberanos el 8 de octubre de 1974, mediante un
decreto dado por el legislador constituido, confiriendo una intervención decisiva
al Ejecutivo federal, tanto así que la Secretaría de Gobernación fue la dependencia
responsable para la interpretación y aplicación del decreto.
A fin de extinguir los mencionados territorios federales y elevarlos a la condi-
ción de estado, el decreto condicionó la realización de actos de naturaleza política,
electoral y administrativa, tales como fijar su extensión y límites territoriales; facul-
tar al presidente de la República para proponer al Senado y a este para designar al
gobernador provisional. A la Cámara de Diputados correspondió convocar a elec-
ciones conforme a la ley federal vigente entonces.
20
constitucionalismo de nayarit en su centenario
21
constitucionalismo de nayarit en su centenario
12
Debe tenerse en cuenta que la convocatoria a las primeras elecciones emitida el 22 de septiembre de 1917 por el
entonces gobernador provisional nombrado por Carranza, Jesús M. Ferreira dispuso, en su artículo 15, que la Constitu-
ción local debía ser promulgada por el gobernador del mismo y publicada por Bando Solemne en las municipalidades,
en la forma y términos que dispusiera. Y así se hizo al menos en Tepic.
23
Texto aprobado por el Texto oficial publicado
Constituyente
Artículo Primero. Esta Cons- Artículo Primero. Esta Cons-
titución se promulgará por titución se promulgará por
Bando Solemne el 5 de febrero Bando Solemne el 5 de febrero
del corriente año, en la Ca- del corriente año, en la Ca-
pital del Estado, empezando pital del Estado, empezando
a regir desde luego. En las a regir desde luego, en las
poblaciones foráneas, se pu- poblaciones foráneas, se pu-
blicará oportunamente con blicará oportunamente con
la misma solemnidad y surtirá la misma solemnidad y surtirá
sus efectos desde el día de su sus efectos desde el día de su
publicación. publicación.
24
constitucionalismo de nayarit en su centenario
25
adoptadas como fue el caso, en tanto se llevó a cabo la transición de territorio fe-
deral a entidad federativa. De eta forma, el criterio del Constituyente de 1918 no
fue rígido, sino flexible al establecer que leyes viejas entraran de pleno derecho a
regirse conforme al nuevo ordenamiento constitucional, siempre y cuando no la
contravinieran. Cualquier contradicción entre las viejas leyes, las leyes vigentes en el
territorio federal, y la nueva Constitución, se iba a resolver conforme a esta.
Mediante el sistema de derogación tácita, el Constituyente optó por decidir la
vigencia del régimen jurídico a partir de la expedición de la nueva carta. Con este
criterio, se confirió fuerza legal a la legislación preconstitucional que fuera concor-
dante con ella, solución que parece natural porque el órgano legislativo, en ejercicio
de sus funciones, iría gradualmente formando los ordenamientos jurídicos orgáni-
cos, reglamentarios y secundarios, en ejercicio de sus facultades residuales. En otras
palabras, el cambio de estatus político que significó convertir el territorio federal en
un estado integrante de la federación, así como el hecho de contar con un documen-
to constitucional propio, implicó un rompimiento con la legislación del pasado en
tanto esta pugnare con las normas constitucionales vigentes, pues, en caso contrario,
no habría necesidad de ser impugnadas aquellas que se ajustaran a la condición
política del nuevo ente político.
Perfectamente claro es que el artículo segundo transitorio deroga cualquier ley,
decreto o reglamento vigente que se oponga, pero no así a los que no se opongan a
la nueva Constitución. Corresponde al Congreso Constituyente, como órgano espe-
cial, de carácter superior, ejercer facultades soberanas para dejar sin efecto cualquier
otro tipo de normas expedidas con anterioridad preservando aquellas indispensa-
bles para la construcción del nuevo orden constitucional.
El artículo segundo transitorio de la Constitución de 1918 establece la cláusula
derogatoria por medio de la cual queda entendido que ninguna autoridad puede en-
juiciar leyes, decretos o reglamentos preconstitucionales si al aplicar la Constitución
no encuentra contradicción ni se opone a lo establecido en ella. Si una ley, decreto o
reglamento anteriores, o una parte de los mismos ordenamientos, contienen dispo-
siciones contradictorias con la Constitución, entonces, como la esta es una ley supe-
rior y una norma posterior, perderán vigencia y quedarán derogadas. Dado su valor
erga omnes, la cláusula derogatoria cumple la función de ir depurando las distintas
normas jurídicas que existen antes de dictarse la nueva Constitución, resolviendo
así, las normas que deben seguir vigentes.
Finalmente, puede advertirse que ninguno de los dos artículos contiene nor-
matividades ajenas a la naturaleza jurídica transitoria; de sus contenidos se desprende
que, en cuanto al primero de ellos, se limita a señalar la fecha de promulgación, a la
forma en que debió darse a conocer y en qué fecha empezó a regir la Constitución
en la entidad; y en cuanto al segundo, sin ocuparse de establecer derechos o regular
26
constitucionalismo de nayarit en su centenario
14
Al cumplirse la primera centuria de haberse creado Nayarit, la estructura del articulado constitucional se describe
de la siguiente forma: siguen existiendo un total de 139 artículos principales; se encuentra vigente un artículo numerado
como 121 bis, y han sido derogados los artículos 57, 80 bis, 97, 99, 115 bis. Todos ellos distribuidos en diez títulos con sus
capitulados correspondientes. Los artículos que han sufrido el mayor número de reformas son aquellos que se refieren
a las atribuciones del Congreso, Gobernador y Tribunal Superior de Justicia, que son el 47, 69 y 81, respectivamente.
Algunos artículos conservan el texto original aprobado en 1918, siendo el 6º, 8º, 20, 22, 23, 24, 25, 33, 41, 45, 46, 52, 59,
61, 67, 71, 98 y 132.
15
Ese porcentaje fue impresionante desde entonces a la fecha, lo cual se corrobora con otros artículos constitucio-
nales relacionados con el ministerio público, defensoría de oficio, hacienda pública, órgano de fiscalización superior y
municipio libre, mismos que se contabilizan desde el numeral 91 al 121, es decir 30 preceptos que, sumados a los 68
27
las ramas de la actividad estatal: la legislativa, la administrativa y la jurisdiccional.
Se denominó con el calificativo de “supremo” al poder público, término que aún
continúa vigente. El principio en cuestión no dio cabida a la confusión de poderes al
prohibir la indebida concentración de poderes en un solo individuo o corporación,
así como la incompatibilidad de funciones.
Tampoco escapó a la Asamblea Constituyente establecer la capital del estado a
la ciudad de Tepic, categoría a la cual determinó como el lugar de residencia habi-
tual de los poderes (artículos 22, 23 y 24). En los mismos términos, el Constituyente
de 1918 estipuló como facultad de la Diputación Permanente, en los recesos del
Congreso: verificar, de acuerdo con el Ejecutivo, el cambio de residencia temporal
de los poderes del estado, en los casos de suma urgencia.
antes referidos, arroja un total de 98 artículos donde predomina el funcionamiento constitucional del poder público. A
ellos todavía pueden agregarse algunos otros principios aplicables al ejercicio del poder como los que regulan la supre-
macía constitucional (130); el manejo de los recursos públicos (133); la rectoría del desarrollo (134); las instituciones
y los procedimientos electorales (135); la compatibilidad y permanencia de los funcionarios (137); la desaparición de
poderes (138) y la inviolabilidad constitucional (139). Puede concluirse que el tema orgánico-político desde 1918 desde
su origen, sigue siendo avasallador en el constitucionalismo local.
16
La Constitución de 1918 tuvo el mérito de nominar las leyes que debería dictar el Congreso, entre ellas las de
los ramos de la administración y gobierno, trabajo, vías de comunicación, ley orgánica judicial, códigos y leyes de su
régimen interior. Igualmente, la legislatura poseía facultades implícitas y se reservaron indelegables e irrenunciables las
facultades del Congreso que en hacienda le correspondían.
28
constitucionalismo de nayarit en su centenario
17
Desde la Constitución Mexicana de 1857 hasta la vigente Carta de 1917, se distinguía entre delitos comunes y deli-
tos y faltas oficiales para procesar a determinados funcionarios públicos. Esta distinción culminó con la entrada en vigor
de la reforma constitucional de 28 de diciembre de 1982 con la cual se modificó todo el título cuarto de la Constitución
federal. Previo a esta reforma, cuando se cometía un delito común (que solo ciertos funcionarios de categoría inferior
los podían cometer), lo conducente era desaforarlo mediante la declaración de procedencia; cuando se trataba de delitos
o faltas oficiales, los cuales solo los altos funcionarios podían cometerlos, se seguía un auténtico juicio político, pues la
Cámara de diputados acusaba y la Suprema Corte (hasta 1874 cuando se restaura el Senado) hacía las veces de jurado
de sentencia. Delito común era todo aquel descrito en las leyes penales. Los delitos y las faltas oficiales no eran en su
acepción pura “delitos”, sino conductas de contenido político-administrativo. En Nayarit el texto constitucional vigente
de 1919 a 1983 del artículo 126 señalaba que faltas oficiales “eran todos los actos u omisiones que puedan redundar en
perjuicio de los intereses públicos y del buen despacho”.
29
La Constitución dio marco a la organización administrativa refiriéndose pre-
ponderante al estatuto del secretario general de gobierno (artículos 72 a 80).
30
constitucionalismo de nayarit en su centenario
31
constitucionalismo de nayarit en su centenario
33
del Río, Novillero, Chalpa, Arenitas, Chahuín, Conchal, Calixta, Pericos, Pajarito,
Huajuquilla, Laguna de la Cruz y Pozo del Sauz.
Este estatuto territorial fue cambiando con el transcurso del tiempo. De en-
trada, la facultad para crear municipios corresponde al Congreso, contando con la
intervención del titular del Ejecutivo. Recién promulgada la Constitución, se pro-
porcionaba una lista de requisitos: que las fracciones a erigirse tuvieran cuando me-
nos cinco mil habitantes tomando el asentimiento de la mayoría, comprobar ante el
Congreso tener elementos suficientes para su existencia política y que la aprobación
se diera con el voto de las dos terceras partes de los diputados presentes.
Habiendo sido originalmente dieciséis municipios cuando tuvo el carácter de
Territorio de Tepic, con la Constitución de 1918 se convirtieron en diecisiete, así
como una nueva categoría con el nombre de Subprefectura de la Sierra, dependencia
directa de la extinta Jefatura Política del Territorio, la cual continuaría pertenecien-
do en lo político y administrativo al gobierno del estado, mientras la legislatura
proveía lo conveniente.
La primera modificación territorial referida a esa prevención, encomendada
por el Constituyente al legislador ordinario, ocurre hasta final de 1939 al erigirse el
municipio Del Nayar sin segregarse ni afectar el territorio de ningún otro, ya que
esa misma demarcación, por casi dos siglos, había sido la mencionada Subprefec-
tura. La reforma se hizo directamente a la ley municipal, no mediante una adición
a la Constitución, por lo cual el criterio adoptado no está exento de crítica debido
a la falta de técnica legislativa.18 Enseguida, en marzo de 1940, se crea el municipio
de Ruiz, cuyo territorio se mutila de la municipalidad de Santiago Ixcuintla, de tal
suerte que había entonces un total de diecinueve municipalidades.
En 1941 se incluye a las islas como parte del territorio del estado, sin especifi-
car cuáles eran esas islas ni aclarar tampoco sobre el ejercicio de jurisdicción. Una
reforma de junio de 1977, cambia el nombre de pila del municipio de Jalisco, por el
de Xalisco, fiel a su origen.
Cuarenta y nueve años después, a propuesta del gobernador Celso H. Delgado,
luego de una consulta popular, la legislatura XXII decreta el 11 de diciembre de
1989, la creación del municipio número veinte que lleva por nombre Bahía de Ban-
deras, cuya demarcación territorial se segregó del municipio de Compostela.
Se puede inferir que, además de las demarcaciones municipales, el territorio
es un elemento compuesto por las fracciones insulares siempre que se encuentren
reconocidas y se ejerza jurisdicción sobre ellas, de conformidad con la tesis de rubro
ISLAS MARÍAS, JURISDICCIÓN EN LAS.19 Se ha dicho por algunos historiadores
18
Decreto 1940 publicado en el Periódico Oficial del 6 de septiembre de 1939.
19
Sustentada por el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en el Semanario Judicial de la Fede-
ración, Tomo VIII, página 686, de la Quinta Época.
34
constitucionalismo de nayarit en su centenario
que tales islas son las comprendidas en el archipiélago conocido como “Islas Marías”
(San Juanito, María Madre, María Magdalena y María Cleofás), y por separado a las
Islas Marietas y la Isla Isabel. Aquellas islas fueron inicialmente propiedad privada
de la señora Gila Azcona, viuda de Carpeta quien las vendió a la federación el 17
de febrero de 1905, aunque antes de ello, el propio gobierno federal había venido
ejerciendo jurisdicción sobre ellas.
Como se sabe, el Estatuto de las Islas Marías, publicado en el Diario Oficial de
la Federación el 30 de noviembre de 1939, señala que el Archipiélago de las Islas
Marías se destina al establecimiento de un complejo penitenciario como parte del
Sistema Penitenciario Federal.
La división político-territorial de Nayarit no es un tema menor, se ha legislado
para crear municipios, modificar sus límites, fusionarlos y arreglar los problemas
que pudieran suscitarse entre ellos por conflicto de límites, a tal grado que la Sala
Constitucional del Tribunal Superior de Justicia conoce sobre tales conflictos y sus
resoluciones son definitivas.
Es la Ley de División Territorial, y no la Constitución, la que señala que Nayarit
colinda con los estados de Durango, Jalisco, Sinaloa y Zacatecas, y que su delimita-
ción territorial se basa en lo dispuesto por la Constitución general, la particular del
estado y la legislación aplicable.
Sin embargo, la cuestión territorial, por un efecto de su propia naturaleza
política y administrativa, va mucho más allá de acciones meramente legislativas.
Se vincula con la estatalidad de los habitantes, vecinos y ciudadanos; la delimita-
ción de las fronteras estatales y municipales; la denominación de los municipios;
el nombre y circunscripción de las cabeceras municipales; las categorías políticas
y el nombre oficial de las localidades del municipio, así como los requisitos para
integrar nuevos centros de población y aprobar los nombres que los identifica.
Comprende, igualmente, la jurisdicción de los organismos auxiliares de las ciuda-
des y poblaciones de mayor importancia y de rancherías y pequeñas comunida-
des. Con un sentido constitucional garantista, abarca también la delimitación del
territorio municipal indígena para proteger la identidad y el patrimonio cultural
de sus pobladores
35
constitucionalismo de nayarit en su centenario
20
¿Cómo entender la aplicación del control político de esa época? Mientras la Constitución expedida en Querétaro
dio nacimiento a un sistema presidencial fuerte en comparación de aquel que se había previsto en la Constitución de
1857, no podría entenderse que la nueva carta política del naciente “estado libre y soberano” de Nayarit, hubiere tenido
la intención de establecer instrumentos semejantes al control parlamentario, por lo que con ese término lo que se bus-
caba, en todo caso, era regular las relaciones con vista en un sistema más democrático, con que se pretendía privilegiar
alguna forma de predominio o supremacía, en este caso del Congreso, sino de lograr múltiples objetivos para controlar a
la función gubernativa, entre ellos, la comprobación, inspección, registro, verificación, tutela y fiscalización. Si tomamos
como referencia cuando el control es visto como una connotación de gobierno, mando, predominio o supremacía, el
término más bien se dirige al campo de las funciones típicas de orden administrativo. En cuanto a la perspectiva del
control de la función pública que tiene su fuente en la Constitución Política, estamos hablando de un sistema de equili-
brios y contrapesos que hacen posible a los tres poderes fincar sus relaciones de intercambio y colaboración mutua. De
otra forma, si no hubiera división de funciones y existiera un poder único, todo lo abarcaría en detrimento de la libertad.
Véase a ese respecto a Manuel Aragón, Constitución, democracia y control, México, UNAM, 2002, p. 121.
37
Los instrumentos a que nos referimos, seleccionados por su importancia y to-
mando en consideración que formaron parte, aunque sea temporalmente, del dere-
cho positivo constitucional de 1918, fueron los siguientes:
2. Informes de actividades
El gobernador tenía la obligación de asistir a la apertura del primer periodo de se-
siones ordinarias, de cada año, a presentar un informe por escrito para exponer su-
cintamente el estado de todos los ramos de la Administración Pública. El Presidente
del Congreso contestaba en términos generales (art. 42).
A su vez, el procurador general de Justicia estaba obligado a presentar un infor-
me semestral detallado de las labores que hubiere desempeñado, de las deficiencias
que hubiere notado en los distintos ramos de la administración y de las reformas
que a su juicio debieran hacerse (art. 97).
3. Contratación de deuda
Correspondía a la legislatura autorizar al Ejecutivo la contratación de deuda
a nombre del estado, siempre que tuviera la aprobación de, por lo menos, las dos
terceras partes del número total de diputados (art. 47, fr. XXIV).
38
constitucionalismo de nayarit en su centenario
6. Prohibiciones al gobernador
Las funciones encomendadas al gobernador estuvieron contenidas al menos en
dos aspectos expresamente previstos en la Constitución. Tenía prohibido “per-
tenecer o ayudar a partidos políticos de propaganda electoral en el estado”, es
decir, no le estaba permitido intervenir de modo alguno en actividades propa-
gandísticas, ni tampoco se le permitía ser militante en activo de algún partido
político, disposición que fue derogada el 3 de septiembre de 1941 (art. 70, frac.
IV). Los constituyentes concibieron un gobernador en funciones separado de
los partidos.
La otra prohibición relevante consistió en que no se podría expedir órdenes de
pago por parte del Ejecutivo, sin que fueran autorizadas con la firma del secretario
general de gobierno (art. 70, frac. IX).
7. Colegio Electoral
La legislatura contaba con atribuciones para resolver la sustitución del gobernador
en sus faltas, calificar y declarar su elección (art. 47, frac. VIII), así como decidir
sobre la nulidad de las elecciones de ayuntamientos (art. 47, frac. XIX). Asumía con
ello, funciones plenas de Colegio Electoral.21
39
8. Visitas distritales e informe de los diputados
Era obligación de los diputados, en los recesos legislativos, trasladarse a los pueblos
de sus distritos a fin de verificar la situación que guardaba la educación, industria,
comercio, agricultura, ganadería y minería; de cómo cumplían sus obligaciones los
servidores públicos, así como los obstáculos que se opusieran al adelanto de los
pueblos y las medidas para corregirlos y mejorar el desarrollo (artículos 43, 44 y 45).
Para ese efecto, las oficinas públicas del estado se obligan a proporcionar a los dipu-
tados la información que formalmente pidan para cumplir con dichas obligaciones,
por lo que se trató de un derecho de corte publicista impuesto a los funcionarios del
gobierno estatal y municipal, con la obligación de proporcionar información a los
diputados locales.22
40
constitucionalismo de nayarit en su centenario
cer los problemas y las necesidades y buscar soluciones, así como imponer castigos
severos a los malos empleados cuando encontrare que alguno hubiere abusado de
sus funciones, haciendo la consignación casi inmediata ante la autoridad judicial
en caso de delito. Así también, tenía que dar cuenta al Congreso sobre el estado de
cosas que hubiere notado en sus visitas, con lo cual daba lugar a un informe que,
aparte de exponer los recorridos e incidentes, buscara soluciones para remediar la
problemática encontrada.
Llama poderosamente la atención que esta figura, se diera en el marco de una re-
lación entre poderes, pues si bien poseía amplias facultades sancionadoras, incluso
correccionales en contra de quienes le faltaren el respeto, también tenía el deber de
respetar el debido proceso judicial, por un lado, y rendir informe de tales activi-
dades ante la legislatura, por el otro. La única visita que, con ese término, pervive
parcialmente es la de visitar o hacer visitar las oficinas de su dependencia.
23
Esa facultad conferida a un órgano de receso del poder legislativo, puede considerarse un antecedente común
utilizado por el constitucionalismo local desde el siglo XIX, donde curiosamente la facultad de vigilar y sancionar las
faltas a la Constitución por parte de los funcionarios públicos no fue conferida al poder judicial. Lo interesante, en este
caso, es que la propia Diputación Permanente era la instancia facultada para pedir a los funcionarios a quienes resulta-
ban imputados por infracciones a la Constitución, los informes correspondientes. Véase, Colección de Constituciones
de los Estados Unidos Mexicanos, régimen constitucional 1824, México, Cámara de Diputados, LIX Legislatura-Porrúa,
2004, ts. I-III.
41
de Nayarit— fue adicionado un artículo 80 bis con el objeto de establecer la figura
de un Consejo de Gobierno, en los siguientes términos:
24
El decreto número 23 publicado en el Periódico Oficial el 30 de marzo de 1919, que adicionó el artículo 80 bis
nunca tuvo aplicación, al menos no se pudo obtener evidencia de ello, tan es así que sin ninguna publicidad fue deroga-
do hasta el 15 de octubre de 2011. La figura del Consejo de Gobierno aparece en la Constitución Federal de 1824, aunque
el primer antecedente lo tenemos en la Constitución Política de la Monarquía Española, promulgada en Cádiz, España,
en 1812, propagándose en todo el siglo XIX en los distintos ordenamientos fundamentales de México y en las nacientes
entidades federativas. Sirvió para asesorar y consultar a los gobernadores en asuntos que pidieren; tuvo facultades de
control sobre el cumplimiento de la Constitución y las leyes; dictaminaba sobre el fomento de los ramos de prosperi-
dad del estado; proponía ternas para la provisión de empleos y glosaba las cuentas públicas. Como dicho Consejo era
presidido por el vicegobernador, se explica que haya tenido el carácter de una segunda Cámara, la de Senadores, como
ocurrió en Durango, Jalisco, Oaxaca, Veracruz y Yucatán. Así que, atendiendo a dichos antecedentes, cuando esa figura
es adoptada en Nayarit en 1919, probablemente el Constituyente local pensó en introducir una modalidad semicolegia-
da del Ejecutivo sujetándolo a ciertos controles en asuntos trascendentales. Pero, muy a pesar de su avance, nunca fue
aplicado ese famoso artículo 80 Bis, ni tampoco incluido en las ediciones del Periódico Oficial, Órgano del Gobierno del
Estado de Nayarit, que como todos sabemos es el único instrumento constitucional válido para la publicación y vigencia
obligatoria de las leyes. Véase José Miguel Madero Estrada, op. cit. pp. 82-83.
25
Véase a Gloria Villegas y Miguel Ángel Porrúa, Leyes y Documentos Constitutivos de la Nación Mexicana, entre
el paradigma político y la realidad, México, Instituto de Investigaciones Legislativas, 1997 (Enciclopedia Parlamentaria
de México serie II), vol. I, t. 2.
42
constitucionalismo de nayarit en su centenario
Artículo 124. De los delitos y faltas oficiales en que incurran los altos funcio-
narios a que se refiere el artículo anterior conocerán: el Congreso como Ju-
rado de acusación y el Supremo Tribunal de Justicia en acuerdo pleno como
Jurado de Sentencia; y tratándose de responsabilidad oficial de los Magis-
trados del Supremo Tribunal de Justicia, será Jurado de Sentencia, el mismo
Tribunal Superior integrado en los términos de la ley.
26
Al efecto, consúltese las resoluciones del entonces Supremo Tribunal de Justicia publicadas el 15 de diciembre de
1929 (formación de causa contra Emiliano Espinoza Bávara, Presidente Municipal de Acaponeta) y el 17 de abril de 1946
(formación de causa contra Leopoldo Calderón, Presidente Municipal de Santa María del Oro), en el Periódico Oficial,
Órgano del Gobierno del Estado de Nayarit.
43
mismo año de 1929 ocuparon sucesivamente el cargo tres gobernadores: Esteban
Baca Calderón, Francisco Anguiano Ortiz y el licenciado Gustavo R. Cristo, el pri-
mero con el carácter provisional y los dos restantes como interinos. También, que
en esos tiempos convulsos el gobernador ostentaba facultades para suspender a los
presidentes municipales y regidores que abusaren de sus facultades, informando de
ello al Congreso.
Por ello, la publicación del texto completo de la sentencia resulta todo un hallaz-
go, con información que debería haber sido protegida por contener datos personales.
En su resultando primero, se da cuenta de los hechos denunciados ante el procura-
dor general de Justicia, quien solicitó iniciar el juicio de responsabilidad, insertando
la queja de la víctima y declaraciones de los testigos. En el resultando segundo, el
Tribunal ordenó incoar el procedimiento pidiendo los informes correspondientes.
El resultando tercero hizo un examen de lo actuado en el expediente, desahogó las
pruebas y tuvo por presentado el informe del gobernador, arrojando suficientes mé-
ritos para suponer que el inculpado era responsable de los delitos imputados.
Los abusos cometidos por esa persona, en funciones de autoridad municipal,
consistieron en lo siguiente: andando en campaña el día de los hechos, día de fiesta
patronal, en una de las cantinas, luego de solicitar las bebidas embriagantes, arrojó
el plato con las copas y botellas en su automóvil y tomó a la hija de la dueña del
negocio, de una mano y por la fuerza, echándola también al auto para conducirla a
un lugar llamado “centenarios”, y luego de una feroz persecución, de la resistencia
y finalmente fuga de la víctima, sin poder abusar de ella, se denunciaron los hechos
que dieron como resultado la sentencia invocada.
La miserable actuación de esa autoridad municipal que hizo una negación del
derecho a base del ultraje a la dignidad de las personas, dio lugar a la respuesta de
un poder Judicial firme con facultades de control.
Se conocen más casos en los que el Tribunal declaró la procedencia penal res-
pectiva,27 pero desde 1983, el Congreso local, se convirtió en única instancia para
resolver respecto de los juicios de responsabilidad penal y política.
Igualmente, cobra atención el que la Constitución de 1918 hubiera reservado
como facultad exclusiva del entonces supremo tribunal, declarar sobre la proceden-
cia penal de funcionarios judiciales y de los miembros de los ayuntamientos, tal
como enseguida se indica:
Artículo 125. De los delitos oficiales y comunes cometidos por los jueces de
primera instancia, menores, de paz, presidentes municipales y regidores, el
27
Archivo General del Poder Judicial: Juicio de responsabilidad seguido en contra del presidente y regidores de
Santiago Ixcuintla (tocas civiles de 1926, fojas 148); resolución del 3 de diciembre de 1929 en contra del presidente
municipal de Santa María del Oro (Toca 8/1929).
44
constitucionalismo de nayarit en su centenario
Dicha facultad fue para solucionar conflictos ocasionados por el indebido ac-
tuar de los funcionarios públicos municipales y los del propio poder judicial, misma
que estuvo vigente hasta que fue suprimida en 1983.28
28
Véase José Miguel Madero Estrada, NAYARIT. Historia de las instituciones jurídicas, México, Comisión Especial
Encargada de los Festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana del Senado
de la República, LXI Legislatura-IIJ-UNAM, 2010. Igualmente, del mismo autor la Guía Temática de la Constitución,
Nayarit, Universidad Autónoma de Nayarit, 2012, pp. IX y ss.
45
constitucionalismo de nayarit en su centenario
S i bien es cierto que la erección del estado libre y soberano puede considerarse una
demanda satisfecha por el constitucionalismo del siglo veinte, también lo es que,
no sin contradicciones, tuvo la suerte de revelar las dificultades de un pueblo en la
construcción de sus instituciones políticas y en la garantía y el goce de sus derechos
individuales y colectivos.
El periodo de inicio y consolidación para que Nayarit pudiera verse a sí mis-
mo, con sus recursos naturales y humanos y sus propios desafíos, fue sumamente
adverso para visualizar con claridad las barreras del desarrollo económico, social y
cultural conforme a las circunstancias en un espacio geográfico predominantemen-
te rural y atrasado, sin infraestructura ni desarrollo tecnológico y educativo, pero, a
contra luz, con una clase política en constante agitación en la lucha por el poder. Ello
dio lugar a enfrentamientos principalmente entre el gobernador y el Congreso.29
Las pugnas políticas a que se hace referencia tuvieron lugar recién iniciado el
régimen constitucional. Un caso notorio que encuadra en el conflicto de división de
poderes, se suscitó con motivo de haberse expedido el primer reglamento interior
del Congreso, el cual fue aprobado el 26 de abril de 1918 por la entonces primera
legislatura (que precisamente había fungido antes como Congreso Constituyente).
Dicho ordenamiento reglamentario, publicado hasta el 30 de abril de 1919 por el
entonces gobernador interino Francisco D. Santiago, estableció una disposición que
puede considerarse trascendente para el procedimiento de formación y puesta en
vigor de las leyes, estableciendo que si el gobernador no publicare la ley pasados
tres días hábiles del plazo señalado en el artículo 53 constitucional (que establecía
cinco días para presentar las observaciones), la Cámara podría excitarlo y si per-
sistiere o no expusiere los motivos justificados de la demora, entonces el Congreso
precedería en su contra. Al nombrar a quien debería sustituirlo, se le mandaba al
29
Véase Manuel González Oropeza, El Senado en las legislaturas de las entidades federativas [libro electrónico],
México, Biblioteca del Constitucionalismo Estatal en México, 2013.
47
designado copia certificada de la ley para promulgarla sin demora. Esta disposición
reglamentaria, que incluía un mensaje con tal dedicatoria, sin duda que polarizó la
relación entre los poderes ocasionados por la tardanza en la publicación de las leyes
aprobadas por la asamblea legislativa.
Desde una perspectiva histórica-constitucional, entre los años 1918 a 1945 apa-
rece una movilidad en la titularidad del Poder Ejecutivo que resulta impresionan-
te, ya que, si bien siete gobernadores resultaron electos mediante elección directa
de la población para cumplir sus respectivos periodos de gestión gubernamental,
por diversos motivos fueron designados treinta y dos gobernadores interinos y uno
provisional primero y constitucional después. Hablamos de que en los primeros
veintisiete años de régimen constitucional el poder Ejecutivo tuvo 45 gobernadores,
considerando que algunos de ellos —ninguna mujer según los cánones de la épo-
ca— asumieron el cargo en varias ocasiones por cortos periodos.30
A guisa de ejemplo, José Santos Godínez, primer gobernador constitucional,
vio ocupar durante su periodo a cuatro gobernadores interinos; Pascual Villanueva
Paredes, segundo gobernador constitucional, contempló a diez interinos; en el pe-
riodo de José de la Peña Ledón, tercer gobernador constitucional, ocuparon el cargo
cuatro interinos y Luis Castillo Ledón, cuarto gobernador constitucional, tuvo que
ser sustituido por cinco interinos y uno provisional.
Siguiendo con esa cronología, Francisco Parra (1934–1937) fue el primer go-
bernador que pudo terminar su mandato. Sin embargo, durante su periodo, por
diversos motivos, su gestión se vio interrumpida cuando seis ciudadanos ocuparon
el cargo por semanas, e incluso por días.
Hasta antes de que Candelario Miramontes asumiera la gubernatura en 1942,
ejercieron dicho cargo, interinamente otros cuatro ciudadanos. Cabe hacer notar
que en muchos de estos casos, asumieron la titularidad del Ejecutivo, los secreta-
rios generales de gobierno, quienes de acuerdo con la Constitución son los únicos
funcionarios que pueden suplir las faltas temporales del gobernador.31 A partir de
Gilberto Flores Muñoz (1946–1951), octavo gobernador constitucional electo, la ti-
tularidad del Ejecutivo ha permanecido estable.
30
Por ejemplo, el señor Ricardo Velarde Osuna, quien desempeñara un interinato del segundo gobernador consti-
tucional, ocupó el cargo la primera vez de agosto a diciembre de 1925; la segunda en el mes de febrero de 1927; y por
tercera ocasión del 3 al 6 de agosto de 1931. O bien cuando el señor Joaquín Cardoso, cubriendo el interinato del quinto
gobernador Francisco Parra Ortíz, ocupó el cargo del 30 agosto al 20 diciembre de 1935; entre marzo y abril y después
entre agosto y octubre de 1936, finalizando otra breve gestión del 8 al 28 de enero de 1937, respectivamente.
31
Cabe señalar, que de conformidad con el periodo de duración que era de cuatro años (1918-1943), los gobernadores
interinos, sustitutos o provisionales fueron designados por el Congreso de acuerdo con las reglas del artículo 64 constitu-
cional, que establecía la facultad de hacerlo mediante escrutinio secreto y por mayoría absoluta de votos de los diputados.
Para alcanzar dicha mayoría, habría que tener en cuenta que el Congreso, en ese periodo, el número de diputados de las
legislaturas fue como sigue: 15 diputados a partir de 1918, y 7 diputados en 1930, número que se conservó hasta 1972.
Entonces, realmente la dificultad para reunir esa votación calificada se acentuó entre 1918 hasta el decreto del 9 de febrero
de 1930, ya que después de este año se redujo considerablemente a más de la mitad el número de miembros de la asam-
blea legislativa, de donde resultaban suficiente cuatro votos para conceder licencias y designar interinatos o sustituciones.
48
constitucionalismo de nayarit en su centenario
49
las leyes y decretos dados por el Poder Legislativo de la federación; el gobernador
tenía prohibido pertenecer y ayudar a los partidos políticos a realizar propaganda
electoral en el estado; la duración del encargo del mandatario era de cuatro años
hasta 1943 y en adelante ha sido de seis. No podía ausentarse por más de 72 horas
del territorio del estado y ahora puede hacerlo hasta por 20 días sin autorización del
Congreso. Debería designar al procurador general de Justicia con la aprobación del
Poder Legislativo. El gobernador perdió también la facultad de suspender a los pre-
sidentes municipales, así como organizar o disciplinar la Guardia Nacional o poner
a esta sobre las armas. Otra facultad derogada fue la de visitar las oficinas munici-
pales y todos los pueblos del estado, dando cuenta al Congreso de los resultados. El
titular del Ejecutivo ya no tiene facultades para otorgar habilitaciones y dispensas
matrimoniales, aunque en aquella época se delegó esa facultad a los presidentes mu-
nicipales. En 1919 fue creado un Consejo de Gobierno encabezado por el secretario
general de gobierno, el presidente del Tribunal y los jueces de la capital, entre otros,
para dar opinión y dictamen sobre los asuntos que pidiere el gobernador, el cual fue
suprimido hasta 2011. La organización del Poder Ejecutivo también cambió a lo
largo del tiempo. Hasta 1994 la secretaría general de gobierno tuvo preponderancia
expresa sobre el resto de los despachos oficiales del Poder Ejecutivo.
Una de las cuestiones que ha venido adquiriendo mayor importancia radica
en las facultades legislativas del gobernador, ya que si bien destaca las de carácter
tradicional, como expedir reglamentos, iniciar reformas constitucionales y leyes, así
como intervenir en el procedimiento legislativo en la discusión, vetar los proyectos
y presentar observaciones, promulgar y publicar las resoluciones dadas por la cá-
mara33, también se fueron adicionando otros instrumentos como la iniciativa prefe-
rente34 y la posibilidad de que los mismos ciudadanos, mediante iniciativa popular,
pidan al Congreso la aprobación de alguna ley.35
Estas nuevas atribuciones legislativas repercuten directamente en el ejercicio
de las facultades del gobernador, por lo que estamos en presencia de un viraje insti-
33
La principal característica de la función legislativa es establecer normas a las que ha de ajustarse la conducta social.
Las facultades legislativas del gobernador implican los actos y decisiones que tienen que ver con las normas reglamenta-
rias al interior del Poder Ejecutivo, como también las de su decisiva participación en la elaboración de las leyes estatales.
34
La iniciativa preferente del gobernador está prevista en el artículo 49 constitucional, cuyo diseño normativo
permite que la propuesta legislativa pueda presentarse dentro de los primeros cinco días hábiles siguientes al inicio
de cada periodo ordinario de sesiones, es decir, tanto en agosto como en febrero de cada año, propuesta que tendrá
que ser votada por el pleno del Congreso dentro de los treinta días siguientes. Sin embargo, no adquieren ese carácter
las iniciativas en materia presupuestal, fiscal y electoral, ni de reformas constitucionales. Tenemos que señalar, muy a
nuestro pesar, que cuando existe una mayoría de diputados del mismo partido político en el cual milita el gobernador,
la iniciativa preferente pasa inadvertida como hasta la fecha ha venido ocurriendo en Nayarit.
En cambio, en el ámbito federal es distinto por la composición de ambas cámaras, ya que fue recientemente incluida
en el artículo 71 de la carta magna, y el presidente de la República puede presentar hasta dos iniciativas para trámite
preferente, debiendo hacerlo el día de la apertura de cada periodo ordinario de sesiones, o señalar hasta dos iniciativas
que hubiere presentado en periodos anteriores, pendientes de dictamen. Cada iniciativa se discute y aprueba en las
cámaras en un plazo máximo de treinta días naturales. No podrán tener carácter preferente las iniciativas de adición o
reforma a la Constitución.
50
constitucionalismo de nayarit en su centenario
35
El reformado artículo 17, en su fracción I, consagra como derecho del ciudadano “participar en los procesos de
plebiscito, referéndum e iniciativa popular, en los términos que establezcan las leyes”, es decir, deja al legislador ordinario
su regulación la cual, por cierto, hace nugatorio el ejercicio de este derecho al imponer requisitos exorbitantes, como por
ejemplo que se promueva al menos por el cinco por ciento de ciudadanos inscritos en el padrón.
36
La actividad jurisdiccional del titular del Ejecutivo, cuya característica es dirimir una disputa suscitada entre alguna
persona con el Estado, se traduce en su concurso para que los tribunales funcionen eficazmente, para indultar y castigar
correccionalmente. A este respecto, solamente le cabe una prohibición constitucional: “ejercer influencia en cualquier
sentido que pueda entorpecer la acción de la justicia, en el ramo judicial” (art. 70, fr. VII), donde queda comprendida
también la jurisdicción administrativa. Sin embargo, en el ámbito del Ejecutivo local se ubica al Tribunal de Conciliación
y Arbitraje.
37
Originalmente, el ejercicio jurisdiccional estatal se depositó en el Supremo Tribunal de Justicia, en jueces de primera
instancia, menores y de paz. En 1937 se incorporan a los tribunales para menores e incapacitados, pero en 1981, al modi-
ficarse la denominación de Supremo Tribunal a Tribunal Superior de Justicia, se suprimieron los jueces de paz. Los jueces
menores quedaron abolidos con la reforma de 1995.
51
En consecuencia, como respuesta al nuevo rol de un Poder Judicial inserto den-
tro un estado democrático, la competencia que le reserva la Constitución tampoco
se circunscribe, como en el pasado, exclusivamente a interpretar y aplicar el derecho
para resolver las controversias del orden civil, familiar y penal, sino que sus responsa-
bilidades han venido ascendiendo hacia los ámbitos administrativo, de adolescentes
del fuero común, y mercantil en jurisdicción concurrente, de tal suerte que al haberse
ampliado el capital de derechos humanos positivado en la Constitución y también al
instituirse dentro del órgano jurisdiccional a una Sala Constitucional, como garante
de la supremacía y tutela del ordenamiento supremo, de interpretarla y anular actos,
leyes o normas contrarias a ella, así como garantizar y proteger los derechos fun-
damentales previstos en la Constitución. Hasta antes de la reforma política resolvía
también la no aplicación de leyes sobre la materia electoral contrarias a la Constitu-
ción local, resoluciones que se limitan al caso concreto sobre el que verse el juicio.
Con el mismo propósito, el legislador constitucional ha considerado como atri-
bución de dicha sala, la facultad de conocer los conflictos entre municipios por lími-
tes territoriales en la vía contenciosa, según dispone el artículo 5º de la Constitución.
De igual forma, el Poder Judicial goza también de autonomía presupuestal. El
presupuesto que le sea asignado deberá ser suficiente para el cumplimiento de sus
funciones y no podrá ser inferior al del año fiscal anterior, considerando las amplia-
ciones presupuestales y el índice inflacionario que establezca el Banco de México.
¿Cuál es el resultado de toda esta evolución constitucional? Puede decirse que,
pese a los avances, todavía es insuficiente por el bajo nivel de aplicación eficaz de las
reformas realizadas.
38
Dicho órgano se integró originalmente por tres magistrados propietarios y tres suplentes. En 1922, el entonces
Supremo Tribunal se convierte en unitario, con tres suplentes o supernumerarios, permaneciendo así hasta 1945 año
en que volvió a conformarse nuevamente con tres magistrados titulares y sus suplentes. Cabe señalar que en 1918 el
Congreso tenía la facultad de designar al presidente del Supremo Tribunal, quedando derogada el 6 de enero de 1930
dicha facultad. En 1984 el tribunal se conforma por cinco magistrados propietarios e igual número de suplentes. Once
años después, en abril de 1995, el pleno se incrementa a siete magistrados numerarios y hasta tres supernumerarios y, en
1999, mediante el sistema de escalonamiento, una nueva reforma constitucional decreta que el tribunal se renueva con
tres magistrados designados para un periodo de cuatro años; dos magistrados para ejercer por seis años y dos magistra-
dos por un lapso de diez años de gestión.
Se puntualiza que desde 1918 hasta 1943, los magistrados duraban en su encargo cuatro años. De ese año, 1943,
hasta 1995 la duración aumentó a seis. A partir de fines de 2009, el tribunal se integró por diecisiete magistrados nu-
merarios y hasta tres supernumerarios: el mayor número de magistrados desde 1918. Dicha reforma modificó también
la duración pues mientras los primeros ocupan el cargo por diez años, los segundos lo hacen por cinco. Sin embargo,
una nueva reforma, esta del 10 de junio de 2016, resuelve disminuir a nueve magistrados, pero surtirá efectos hasta el
19 de diciembre de 2019.
39
Como se ha venido indicando, la estructura de la norma constitucional local ha cambiado. Un dato revelador es
la antropología histórica del artículo 7º, el cual consagra los derechos fundamentales de los nayaritas. Dicho artículo
permaneció sin reformas por más de 75 años; el breve y escueto catálogo establecido en 1918 tenía el mérito de no
hacer excepción sobre la condición de habitante, vecino, nayarita, ciudadano nayarita, nacional, extranjero, residente o
transeúnte, otorgándose su disfrute a cualquiera de ellos. Pues bien, el precepto en cuestión, habiendo contabilizado un
total de 179 palabras en su texto original, luego de los cambios realizados después de casi cien años arroja un total de
3,186 palabras, lo cual representa un crecimiento exorbitante que se aparta de las características del resto del articulado
constitucional pero, que al mismo tiempo, otorga un posicionamiento de enorme significado a los derechos y libertades
de las personas sin establecer ninguna jerarquía, en razón de lo cual la norma constitucional ha dejado de ser mera
construcción de la filosofía o del iusnaturalismo, por lo que esa lista de derechos se constituye en derecho positivo.
52
constitucionalismo de nayarit en su centenario
53
ras ciudadanas; garantizar los derechos de las minorías tanto las parlamentarias
como en los ayuntamientos con facultades de verificar la efectiva aplicación de las
leyes, formar comisiones de investigación y elaborar las propuestas del orden del
día de las sesiones; racionalizar la actividad legislativa y maximizar las funciones
de control; conferir facultades al gobierno para dictar instrumentos normativos
que remedien la omisión del legislador; establecer procedimientos de urgencia
y competencias legislativas para las comisiones e instituir un sistema de planea-
ción democrática de largo alcance que se cumpla por cualquier gobierno. Es hora
de privilegiar y consolidar un régimen de garantías con control judicial para el
disfrute pleno de los derechos y libertades fundamentales. Ello implica reformas
integrales a la Constitución con una refundación de leyes como eje principal del
proceso de cambio.
Sin demérito de todas las anteriores, las reformas constitucionales innovado-
ras ocurridas en lo que va del siglo XXI, han sido indudablemente las de haber
incluido el catálogo de derechos fundamentales, los derechos indígenas, el bloque
de derechos políticos del ciudadano y los instrumentos de control constitucional
conferidos al Poder Judicial a través de su Sala Constitucional, a la que corresponde
garantizar la supremacía constitucional y su debida interpretación, protegiendo así
los derechos fundamentales.
Atrapados en la frontera del estado, las funciones de control en sede legislativa
siguen acotadas en su esfera de acción, debido a la influencia del gobernador en
la vida política, lo que no necesariamente es concordante con el presidencialismo
mexicano que ya no funciona de la misma forma como lo hizo durante la etapa de
partido hegemónico.40
Este contexto debiera reflejar un quehacer congresional despejado de obstá-
culos con una operatividad eficaz y visible, ya que los legisladores gozan de amplia
protección y garantía en el ejercicio de sus funciones. Efectivamente, de acuerdo
con las inmunidades legislativas, no pueden ser reconvenidos por sus opiniones en
el desempeño del cargo ni ser procesados penalmente sin una declaración de proce-
dencia, lo cual cierra la puerta al resto de poderes que pretendan alterar o modificar
el estatuto de actuación de los legisladores.
En ese sentido, se va a requerir una mayor operatividad en la aplicación de los
40
Indiscutiblemente que algunos rasgos de la tipología del presidencialismo en México han cambiado al implemen-
tarse las reformas constitucionales que dotan de nuevos contrapesos a la relación entre poderes, particularmente con
más autonomía para los órganos legislativos y el judicial. La atenuación del presidencialismo pasa por momentos coyun-
turales. Si bien existen instituciones como los informes anuales, comparecencias de funcionarios, pregunta por escrito,
interpelaciones en sede legislativa, gobierno de coalición, formato de la protesta constitucional, así como la iniciativa
preferente, el refrendo y las comisiones de investigación, todas ellas figuras sobre las cuales el legislador constituyente
expresó un consenso para propiciar un nuevo equilibrio del poder, es incuestionable que dicha atenuación democrática
no puede quedar circunscrita tan solo a los actos de un órgano o poder, sino que debe arraigarse en el desarrollo del ré-
gimen político como una práctica cotidiana. Véase Valadés, Diego, La parlamentarización de los sistemas presidenciales,
el Colegio Nacional, UNAM, México, 2007.
54
constitucionalismo de nayarit en su centenario
medios de control entre poderes, en aras de asegurar su autonomía y, con ello, fo-
mentar y respetar los derechos y libertades de los ciudadanos.
Como ya lo señalamos, con una visión amplia, el papel de los poderes legis-
lativo y judicial, deben retomar mayor fuerza como corresponde a una sociedad
democrática, rigiendo un estatuto legislativo donde prive el debate y el respeto a las
ideas, como condición de los acuerdos.
A casi una centuria, el papel del constitucionalismo estatal proporciona una
lectura del federalismo. Los cambios, si bien pueden ser indicio de que rigen reglas
más democráticas, debe dar lugar a cambios más profundos para atenuar la hege-
monía entre poderes, combatir cualquier viso de autoritarismo y de corrupción, y
sobre todo aumentar el poder los ciudadanos mediante el invariable respeto a sus
derechos y libertades. Debe de haber una vigencia real y no simulada del control
constitucional en sede judicial.
Como ya se expuso, los primeros rasgos del modelo original de control político
y jurisdiccional fueron previstos por el Constituyente nayarita de 1918, una asam-
blea visionaria de su tiempo.
Conviene, por tanto, reflexionar en ese legado tan vigoroso e importante para
la vida constitucional una entidad federativa del occidente de México y adaptarlos a
las nuevas circunstancias de Nayarit en su centenario.
55
constitucionalismo de nayarit en su centenario
VII. COLOFÓN
41
“Pareciera ser una epidemia jurídica. Para muchas constituciones de diversas naciones, se está utilizando el con-
cepto de principios para canalizar ahí los valores de una sociedad, sus aspiraciones, sus fundamentos, sus bases de todo
el acontecer jurídico y el desarrollo de una Nación. Esto a algunos les parece correcto, para otros es una exageración”.
Véase Burruel Huerta, Leopoldo, Principios constitucionales desde la Constitución Mexicana hasta la corte, Porrúa,
México 2013, p. 21.
57
Clasificación de principios constitucionales
58
constitucionalismo de nayarit en su centenario
59
Principios para la organización Principios de la autonomía
del sistema penitenciario municipal
Derechos humanos (art. 69, fr. X) No intermediación (art. 106)
Trabajo (art. 69, fr. X) Aprobación de sus propios ordenamientos
Capacitación para el trabajo (art. 69, fr. X) (art. 111, fr. I)
Educación (art. 69, fr. X) Administración libre de su hacienda (art.
Salud (art. 69, fr. X) 115)
Deporte (art. 69, fr. X)
60
constitucionalismo de nayarit en su centenario
61
constitucionalismo de nayarit en su centenario
BIBLIOGRAFÍA
63
pública, LIX Legislatura-Poder Judicial de la Federación-IFE- Porrúa, 2006.
-, NAYARIT. Historia de las instituciones jurídicas, México, Comisión Especial En-
cargada de los Festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centena-
rio de la Revolución Mexicana del Senado de la República, LXI Legislatura;
UNAM-IIJ, 2010.
-, Guía temática de la Constitución, Constitución Política del Estado Libre y sobera-
no de Nayarit, Unidad Académica Facultad de Derecho, Cuerpo Académico
de Derecho Constitucional Local, 2012.
La cuestión de Tepic juzgada bajo su aspecto político y constitucional, posición que
hacen los diputados de Tepic, intro. Pedro López González, imprenta F. Díaz
de León y Santiago White, 1872.
González Oropeza, Manuel, El Senado en las legislaturas de las entidades federati-
vas [libro electrónico], México, Biblioteca del Constitucionalismo Estatal en
México, 2013.
O’Gorman, Edmundo, Historia de las divisiones territoriales, México, Porrúa, 1985,
3ª ed.
Parkinson, Juan F., Compendio de geografía física, política, económica e histórica
del estado de Nayarit, 2ª ed., México, imprenta de Teodoro S. Rodríguez, 1923.
Valadés, Diego, La parlamentarización de los sistemas presidenciales, el Colegio Na-
cional, UNAM, México, 2007.
Villegas, Gloria y Miguel Ángel Porrúa, Leyes y Documentos Constitutivos de la
Nación Mexicana, entre el paradigma político y la realidad, vol. I, t. 2, México,
Instituto de Investigaciones Legislativas, 1997. (Enciclopedia Parlamentaria
de México, serie II).
64
TOMO 2 DE 100
Constitucionalismo de Nayarit en su centenario
se terminó de editar en las oficinas de Visual Arte,
ubicadas en la ciudad de Tepic, Nayarit. Se utilizó la fuente tipográfica Minion Pro
y el diseño editorial estuvo a cargo de Francisco Willars.
Mayo de 2017.