Acto quirúrgico: fase preoperatoria, operatoria y postoperatoria
Fig. 10-11  Aplicación de povidona yodada en la superficie cutánea.
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Capítulo | 10 |
Fig. 10-9  Colocación de guantes estériles (v. explicación en el texto).
Fig. 10-10  Desinfección de la cavidad bucal con torunda de gasa.
El pelo del paciente estará totalmente recogido por un gorro
­desechable.
El campo operatorio será desinfectado antes de empezar la interven-
ción, porque la cavidad oral está cargada de gérmenes. Suelen utilizarse
torundas de gasa impregnadas en antiséptico (povidona yodada,
clorhexidina, tintura de yodo, etc.) que pintan el interior (fig. 10-10)
y el exterior, siempre en este orden y con torundas distintas, con un
margen amplio alrededor (fig. 10-11).
Posteriormente se aislará el campo operatorio con paños estériles
fijados con pinzas de campo, cubriendo completamente la cabeza, cara,
cuello, tórax y abdomen del paciente, dejando solamente a la vista la cavi-
dad bucal, de manera que el instrumental y los materiales empleados que
puedan tocar los alrededores del campo siempre tocarán paños estériles.
Principios básicos para el equipamiento, instrumental
y materiales
Se recuerda que se han expuesto las necesidades de equipamien-
to, material e instrumental en el capítulo 8, por lo que únicamente
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s­ ubrayamos que todo debe estar estéril por medio de autoclave o,
en su defecto, usaremos instrumentos desechables, esterilizados con
radiaciones gamma.
Manejo de la fase operatoria en el gabinete
odontológico
No cabe establecer diferencias entre el manejo de una cirugía realizada
en un quirófano y una realizada en un gabinete odontológico, aun-
que en este último tal vez no tengamos unas medidas ambientales tan
estrictas como en un quirófano, pero en lo referente a la preparación
del cirujano, paciente e instrumental no existirán diferencias.
Tenemos en el mercado unos «paquetes para cirugía» con un equi-
pamiento estéril desechable, suficiente para una intervención, que
consta de guantes y mascarillas para cirujano y ayudante, además de
gorros y batas estériles para cirujano, ayudante y paciente. También
suelen disponer de diferentes tamaños de paños quirúrgicos y fundas
de plástico para cubrir mangueras, junto con adhesivos para fijarlas.
Cirujano y ayudante se visten habitualmente con pijama, que se
cubre con una bata estéril desechable, además del gorro para recoger
el cabello y una mascarilla que cubra boca y nariz. Las manos se
lavarán como se ha comentado y se cubrirán con guantes estériles y,
además de no tocar nada que no sea estéril, especialmente se evitará
tocar los mandos del equipo o el mango de la lámpara si estos no
están acondicionados para poder tocarlos (esterilizables o cubiertos
por una película estéril adhesiva).
El paciente acudirá con vestido cómodo, que será cubierto por una
bata estéril desechable. Se recogerá el pelo con un gorro. El campo
operatorio será pintado con antiséptico, intrabucal y extrabucalmente.
Se cubrirán todos los alrededores del campo operatorio con paños
estériles.
La esterilidad del instrumental será la misma que en un quirófano,
siendo este un punto que no admite objeción alguna. Es importante
planificar la intervención, para disponer del instrumental necesario y
evitar tocar los tiradores de cajones o cajas que no están estériles, así
como producir retrasos innecesarios.
Tiempos quirúrgicos
Toda intervención quirúrgica consta de los tres apartados fundamen-
tales: apertura del campo, operación propiamente dicha y cierre de los
tejidos o sutura. La cirugía bucal comparte estos apartados, aunque
los sistematizamos como sigue:
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Parte |3| Principios de la técnica quirúrgica
Diéresis o incisión
Es el inicio de toda cirugía. Separamos los tejidos que cubren el pro-
ceso patológico a tratar, favoreciendo un abordaje adecuado, desde
planos superficiales (piel, mucosas) hasta planos más profundos,
como el óseo.
Para realizar una incisión es imprescindible conocer la anatomía
de la zona, de lo contrario podemos ocasionar accidentes vasculares,
nerviosos y/o funcionales (hemorragias, necrosis, cicatrices retráctiles,
trayectos fistulosos bucosinusales, esfácelos, etc.) que pueden llegar a
ser nefastos para el paciente.
La incisión se realiza con el bisturí; como señalamos en los capítu-
los 8 y 11. El más usado es el tipo Bard-Parker del número 3 con hoja
desechable del número 15, aunque caben muchas variedades y tipos
según la comodidad del profesional.
El bisturí debe tomarse con mano firme, pero con suavidad, procu-
rando que la incisión sea limpia y de un solo trazo.
En las incisiones sobre la piel, se requiere una presión uniforme,
tomándose el bisturí como un «cuchillo de mesa», siguiendo los plie-
gues o arrugas naturales (líneas de Langer), aunque pueden seguirse
trayectos paralelos a estos, porque son zonas de desplazamiento que
no causarán tensión en la sutura.
En las incisiones intrabucales tomaremos el bisturí como un «lapi-
cero», porque los movimientos serán breves y delicados.
Hecha la incisión, podemos necesitar disecar los tejidos para alcan-
zar planos más profundos, para lo que podremos emplear las tijeras, el
bisturí por el lado no cortante, las pinzas romas, el mango del bisturí
o el dedo del cirujano.
Si tenemos que atravesar planos diferentes de distintos tejidos, se
realizará una disección «por planos», exponiendo y sujetando los
diferentes planos para suturarlos ordenadamente al finalizar. En esta
fase quirúrgica es obligado un conocimiento detallado de la anatomía.
Los diferentes tipos de incisiones utilizadas en cirugía bucal serán
descritos en el capítulo 11, aunque adelantamos que respetarán el
aporte vascular del colgajo, realizándose sobre hueso sano, siendo
lo suficientemente amplias para permitir la perfecta visualización del
campo quirúrgico sin necesidad de hacer ampliaciones de la incisión.
Algunos autores desaconsejan la utilización del electrobisturí y del
láser de alta potencia (Er:YAG y CO2) en la mucosa bucal, ya que, si
bien proporcionan una hemostasia simultánea, producen una incisión
más irregular y lesiones térmicas en los tejidos, sobre todo el elec-
trobisturí (v. capítulo 12).
Despegamiento mucoperióstico o mucoso
Una vez realizados los diferentes trazos de la incisión, se procede
al levantamiento de lo que se denomina un colgajo, formado por la
mucosa o fibromucosa y el periostio en el caso de ser un colgajo de
espesor total, que es el más habitual en la cirugía de tejidos duros. Sin
embargo, cuando la cirugía se realiza sobre tejidos blandos, muchos
colgajos, levantados con el mismo bisturí, son de espesor parcial,
por lo que contienen solamente mucosa sin el periostio, que seguirá
pegado al hueso.
El levantamiento de un colgajo de espesor total se realiza en general
con un periostótomo, manejado también como si fuera un «lapicero».
La manipulación de los tejidos mucosos será siempre suave para no
producir necrosis del colgajo y/o cicatrizaciones tórpidas por segunda
intención. El despegamiento en la zona vestibular o lingual es mucho
más fácil que en la fibromucosa palatina, por la mayor dureza de
esta, por su densidad y grosor y por la ausencia de un plano de tejido
celular submucoso.
Debemos procurar que se despegue de forma uniforme todo el
periostio, con el periostótomo, firmemente apoyado sobre el hueso
por su parte cóncava y levantando el colgajo con el periostio en un
mismo tiempo.
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Se mantendrá separado el colgajo del campo operatorio por medio
de separadores romos y sin dientes, para no traumatizarlo, con trac-
ción firme, pero que no comprima ni traccione mucho el periostio,
con el fin de que no se prive de aporte vascular al colgajo. El separador
se apoya sobre hueso y no sobre los pliegues del colgajo, porque pro-
duciría un decúbito, complicando el postoperatorio y la cicatrización.
El mismo separador mejora la visibilidad del campo operatorio al
alejar labios y mejilla, facilitando la entrada de luz. Es importante a
lo largo de la intervención observar el estado del colgajo y la tensión
del separador, para comprobar y verificar que no se haya producido
ningún desgarro por excesiva tensión o escasa amplitud de la incisión.
Ostectomía y osteotomía
En la mayoría de intervenciones en cirugía bucal, despegado el colgajo,
es necesario eliminar hueso expuesto para acceder al proceso que se va
a tratar. Para ello se realiza la ostectomía, que eliminará este hueso por
medio de instrumentos rotatorios (fresa redonda montada en pieza de
mano), que podrán completarse con instrumentos manuales (pinza
gubia, lima de hueso) para ampliar el campo operatorio.
Los instrumentos rotatorios necesitan refrigeración con suero fi-
siológico para evitar el calentamiento generado por la fricción que
produciría necrosis ósea. Por otra parte, la irrigación mantiene limpia
la fresa y evita su embotamiento y pérdida de eficacia de corte, lo que
generaría mayor calentamiento.
Antiguamente, la ostectomía se realizaba con escoplo y martillo,
más desagradable para el paciente bajo anestesia local. En algunas
intervenciones todavía se pueden emplear por la precisión resectiva,
aunque se usan muy poco en la actualidad. Podrían emplearse en las
resecciones de tori y las tuberoplastias, donde necesitamos precisión
de corte.
Odontosección
En extracciones de dientes retenidos, puede ser necesario dividirlos en
fragmentos para retirarlos sin necesidad de sacrificar mayor cantidad
de hueso. La acción de dividir el diente se denomina odontosección.
Esta maniobra se realizará con fresas de fisura y pieza de mano, con
refrigeración abundante.
El surco que se obtiene con la fresa no debe ser excesivamente
ancho, pero sí debe abarcar todo el diámetro del diente, pues de lo
contrario cuando con un elevador recto ancho introducido en el surco
se pretenda separar dos partes, se romperán fragmentos irregulares,
dificultando la extracción.
No debe utilizarse la fresa redonda empleada para la ostectomía,
porque el surco que produce es muy ancho, no consiguiendo el bo-
tador apoyo suficiente para separar los fragmentos, y se acaba per-
diendo la orientación anatómica/espacial del diente, prolongando/
dificultando la intervención.
No se recomienda el uso de la turbina para realizar las odontoseccio-
nes, porque el aire que expulsa para la refrigeración puede penetrar en
los tejidos, produciendo un enfisema aparatoso, que si bien no suele
constituir ningún peligro, sí que suele angustiar al paciente.
Exéresis, evacuación, restauración o remodelación
Es la fase donde se extraerá, evacuará, restaurará o remodelará, según el
motivo de la intervención, y se describirá en los capítulos correspondien-
tes a los procesos patológicos que integran la terapéutica quirúrgica bucal.
Este apartado constituye la mayor parte de la intervención.
Tratamiento de la cavidad y hemostasia
En ocasiones es necesario actuar sobre la cavidad resultante para
eliminar restos de tejido granulomatoso, epitelial o material ajeno a
 Acto quirúrgico: fase preoperatoria, operatoria y postoperatoria
la herida quirúrgica, con las cucharillas de legrado y/o las pinzas de
hemostasia curvas (mosquito), que facilitan la entrada en la cavidad.
Procuraremos en esta fase controlar la hemostasia, bien por com-
presión roma sobre las trabéculas óseas o bien por ligadura del vaso
sangrante antes de la sutura (v. capítulo 13).
No deben quedar tampoco bordes afilados o crestas puntiagudas
que puedan complicar el postoperatorio con decúbitos o heridas que
expongan el hueso al exterior, necesitando que el colgajo repose siem-
pre sobre una superficie roma. Es fácil localizar estas prominencias
óseas introduciendo un dedo en la cavidad, debiéndose eliminar todo
lo que no sea romo. Estas irregularidades se eliminarán con fresas
grandes de múltiples hojas y abundante irrigación, o bien con gubias
o limas de hueso.
No somos partidarios en esta fase de introducir nada en las cavi-
dades que pueda entorpecer la cicatrización; como mucho, si fuera
necesario, una gasa yodofórmica a modo de drenaje o algún vehículo,
como el PAD, comentado con anterioridad para llevar medicamentos
al lecho operatorio.
Asimismo, cuando en una herida quirúrgica no puedan aproximarse
los bordes de una forma completa por sutura directa, hasta que se
produzca el cierre por segunda intención se pueden utilizar apósitos
quirúrgicos que calmen el dolor y controlen la hemorragia, que se
retirarán a los 3 o 4 días de la intervención.
Antes de reposicionar el colgajo se debe asegurar que la cavidad
está completamente limpia, lavándola con suero fisiológico a chorro,
cuyas turbulencias arrastrarán los pequeños fragmentos que no se
hubieran detectado.
Según la zona intervenida, se utilizarán vendajes compresivos o
compresión simple con gasa, que evitarán la formación de grandes
tumefacciones, controlarán la hemorragia y hemostasia, evitando
hematomas, etc. Estas compresiones no serán excesivas para no com-
prometer el riego sanguíneo de la herida, que llevaría a la necrosis
del tejido.
Sinéresis o sutura
Es el último tiempo quirúrgico y su objetivo es aproximar los bordes de
la herida procurando dejarlos en la posición que ocupaban al inicio.
Además, la sutura favorece la hemostasia al coaptar firmemente los
bordes de la herida, facilitando la cicatrización por «primera inten-
ción» (v. capítulo 11).
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Se utilizarán hilos de sutura montados en agujas curvas, triangulares
invertidas y atraumáticas, montadas en portaagujas de tipo Mayo, con
pinzas de disección con dientes.
Suele empezarse por dar un punto que reposicione el colgajo y
que coincida con los ángulos del colgajo, para seguir aproximan-
do los bordes en las descargas, de manera que quede una sutura
­homogénea.
Se toma la aguja curva con el portaagujas en la parte media de la
curva, perforando los labios de la herida y procurando abarcar todo el
espesor del colgajo. Es importante que los bordes de la herida afronten
homogéneamente o con una ligera eversión. Si están invertidos, esto
conlleva problemas en la cicatrización. Un ligero masaje después de
la sutura puede eliminar pequeñas discrepancias, aunque no siempre
es así.
Se emplearán materiales reabsorbibles o no, con puntos simples,
dobles, continuos o de ida y vuelta, según el juicio del cirujano.
El nudo manual resulta difícil en la profundidad de la cavidad bucal,
siendo más fácil realizarlo con el portaagujas.
Apretado el nudo, se cortan los cabos de forma que queden los
extremos visibles y accesibles para su retirada.
Cuando los bordes de la herida están formados por diferentes
­planos, capas o densidades, a la hora de suturar se debe hacer por pla-
nos, desde la profundidad (con puntos invertidos reabsorbibles) a la
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Capítulo | 10 |
s­ uperficie. Solo en la superficie epitelial o mucosa podrán utilizarse
no reabsorbibles. Estos últimos deben retirarse aproximadamente a
los 7 días, con buena luz, pinzas y tijeras finas o la punta de un bis-
turí (número 11 o 12).
FASE POSTOPERATORIA
El acto quirúrgico no termina con la sutura, sino que desde ese mo-
mento continuaremos con la vigilancia, cuidado y tratamiento del
paciente, en lo que se denomina fase postoperatoria.
Prescribiremos medidas locales y generales hasta la retirada de
la sutura para tratar los efectos de la cirugía que son: el dolor, la in-
flamación y el trismo, con la posibilidad de que se instaure un proceso
infeccioso (v. capítulo 13).
Con la agresión de los tejidos, se liberan una serie de sustancias
algógenas responsables del dolor postoperatorio y de una respuesta
inflamatoria creciente hasta el tercer día, donde empieza a remitir. El
trismo, considerado como respuesta defensiva de contractura mus-
cular, es interpretado por la mayoría de los autores como consecuencia
de la interrelación entre el dolor y la inflamación.
Las pautas que deba seguir el paciente, además de exponérselas
detalladamente, se le darán por escrito para que pueda recordar el
seguimiento correcto.
Medidas locales
Terminada la intervención, lo primero que debe hacerse es lavar la
herida con suero fisiológico para eliminar restos de sangre, que serviría
como medio de cultivo para infecciones.
Colocaremos un taponamiento con gasa seca y estéril para que
produzca hemostasia, y se retirará pasados 30-45 min. Si existe todavía
sangrado ligero, reanudaremos la compresión otros 30 min, advir-
tiendo la necesidad de consultar con el profesional si no se consigue
la hemostasia. Informaremos de que durante las primeras 24 h existe
un pequeño rezumamiento de suero sanguinolento por la herida que
mancha la saliva y es completamente normal.
Eficaz para el dolor, la inflamación y la prevención de hematomas
es colocar frío local (bolsa de hielo) intermitente sobre la superficie
de la piel, aunque algunos autores refieren que la vasoconstricción
puede aumentar el edema por la estasis circulatoria, retrasando la
llegada de los elementos reparadores de la herida y entorpeciendo
la cicatrización.
Advertiremos al paciente de que no debe escupir ni realizar enjua-
gue durante las primeras 12-24 h, porque puede prolongar el período
de sangrado. Transcurrido este período y durante los primeros 7
días, se recomiendan colutorios hipersalinos fríos por su acción
antiálgica y antiedematosa, eliminando a su vez los restos de comida
en la herida. Algunos autores recomiendan añadirles 6-7 gotas de
agua oxigenada para los anaerobios bucales. Son recomendables
igualmente enjuagues con clorhexidina o su aplicación local en
forma de gel o spray.
Debe aconsejarse no iniciar la ingesta en las primeras 8-10 h pos-
tintervención dependiendo de si la anestesia ha sido local o general
y la alimentación de las primeras 24 h será líquida o semilíquida, no
excesivamente caliente (más bien fría), instaurando una alimentación
blanda durante los siguientes 4 o 5 días.
Se realizará un reposo relativo, sin ejercicio físico violento. Asimis-
mo deben proscribirse los irritantes (tabaco o alcohol) durante el
postoperatorio inmediato.
Durante los primeros 3 días el paciente dormirá con la cabeza
algo más elevada que el cuerpo (doble almohada), para evitar que se
facilite el edema.
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Parte |3| Principios de la técnica quirúrgica
Medidas generales
Tratamiento antibiótico
Existen opiniones enfrentadas respecto a la utilización sistemática
de antibióticos o no tras la cirugía. Se deja a juicio del cirujano la
previsión de la evolución postoperatoria para prescribir antibióticos
en pacientes previamente sanos.
No obstante, existen casos concretos en los que el paciente, por su
patología previa a la intervención, requiere profilaxis antibiótica sis-
temática, como se comentó en otro apartado.
Tratamiento analgésico
Es conveniente advertir al paciente sobre la aparición del dolor, a la
vez que se prescribe el tratamiento analgésico para controlarlo.
Los fármacos recomendados para dolores leves o moderados suelen
ser los analgésicos menores, como el ácido acetilsalicílico (AAS), el
paracetamol y el metamizol.
No aconsejamos prescribir AAS en cirugía, por la acción antiagre-
gante plaquetaria que favorecería la hemorragia en dosis terapéuticas
(500-1.000 mg/4-6 h) y su efecto irritante gastrointestinal.
Estos inconvenientes no aparecen con el paracetamol, cuyas dosis
eficaces son 650-1.000 mg/6-8 h, ni con el metamizol en dosis de
500 mg/6-8 h.
En dolores moderados-intensos podemos necesitar analgésicos
mayores, entre los cuales destacaremos la codeína, con dosis superiores
a 15 mg/4-6 h.
Si el dolor es moderado puede ser suficiente el destropropoxifeno
en dosis de 150 mg/12 h.
No obstante, si el dolor es muy intenso, se puede controlar con
pentazocina en dosis de 30 mg/4-6 h.
En todo caso, aconsejaremos tomar el analgésico nada más ins-
taurarse el dolor y no esperar a que este sea intenso, porque lo con-
trolaremos peor.
Tratamiento antiinflamatorio
El edema es habitual en cirugía bucal, desde las primeras 12 h hasta las
72 h, descendiendo a partir de este momento. Esto se le debe advertir
al paciente, porque puede preocuparle innecesariamente. Se produce
por la agresión en los tejidos blandos, principalmente el periostio,
existiendo cierta susceptibilidad individual. Se trata por medios físicos
o farmacológicos.
Ya hemos mencionado que muchos profesionales emplean sis-
temáticamente los antiinflamatorios en la fase preoperatoria para
controlar mejor la respuesta postoperatoria.
Medios físicos
Hemos hablado de la acción del frío sobre la inflamación, aunque
añadiremos que solo es eficaz en el postoperatorio inmediato. Ins-
taurado el edema, ya no se reduce con frío.
Existen trabajos que han demostrado la ausencia de resultados
sobre el dolor y la inflamación con el uso de láser blando de He-Ne o
infrarrojo, por lo que se abandonó el uso de estas técnicas.
Medios farmacológicos
Antiinflamatorios esteroideos. Son fármacos con una acción
­rotundamente eficaz para este síntoma, aunque por sus efectos
secundarios no son de primera elección. Ahora bien, en zonas de
riesgo (suelo de la boca, zona de grandes vasos, velo del paladar,
­región lingual posterior, etc.) y cirugías agresivas, o de larga duración,
donde esperemos una inflamación importante podemos emplearlos
durante las primeras 24-48 h, por ejemplo, metilprednisolona en
dosis de 20-40 mg/12-24 h o a mayores dosis si es necesario.
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Antiinflamatorios no esteroideos. Son los más empleados y los de
primera elección frente a la inflamación. ­Existe gran cantidad de
productos, entre los cuales cabe destacar el diclofenaco (50 mg/8 h),
el ketoprofeno (50 mg/8 h), el ibuprofeno (600 mg/8 h) y el
piroxicam (20 mg/24 h). Respecto a los inhibidores selectivos
de la COX-1 y COX-2 ya hemos comentado que en la actualidad
no se preconiza su uso, tanto por su coste elevado como por no
encontrarse mejores resultados que con los no selectivos.
­Añadiremos que, desde hace tiempo, los AINES se prescriben
como antiinflamatorios y analgésicos, dejando a estos
últimos como fármacos de rescate, por si no se controló
el dolor con los AINES.
Retirada de puntos de sutura
Transcurridos 7 días de la intervención, se considera el momento
idóneo para retirar la sutura.
Antes de quitar los puntos, es aconsejable lavar la zona con un
antiséptico (povidona yodada o clorhexidina), para no contaminar
en profundidad al retirar la sutura.
Cortaremos los puntos con tijeras, por debajo del nudo, pero solo
en uno de los cabos, para que traccionando salga todo el hilo.
Si el nudo está produciendo un decúbito en la mucosa o una hiper-
trofia, se retirará de forma precoz.
Las medidas de higiene local y los colutorios hipersalinos se man-
tendrán hasta la completa cicatrización.
Pautas, normas o instrucciones
postoperatorias para el paciente
Se las daremos por escrito al paciente.
1. Mantener la gasa mordida sin exceso durante 30-45 min.
2. Con anestesia general, no conducir vehículos durante
las primeras 24 h.
3. Si al tirar la gasa todavía hay sangrado, colocar otra gasa
o una bola de algodón seco durante 30 min más.
4. Frío local intermitente (10 min sí, 10 min no) durante
las primeras horas.
5. Reposo relativo durante los primeros 3-4 días. No realizar
ejercicio físico intenso, ni cargar pesos, ni subir y bajar escaleras.
6. No escupir, ni toser y/o estornudar con la boca cerrada.
7. No enjuagarse durante las primeras 24 h.
8. No cepillarse los dientes de la zona quirúrgica el primer día,
pero sí el resto de la boca. Pasadas 24 h es necesario mantener
una buena higiene bucal, con cepillos suaves para cirugía.
9. Pasadas 24 h, enjuagues con agua y sal.
10. Es aconsejable dormir con dos almohadas para que la cabeza
esté más alta que el cuerpo.
11. Dieta líquida o semilíquida las primeras 24 h, luego blanda
los 4-5 días posteriores.
12. Comprobar la temperatura corporal los primeros 3 días.
13. No fumar, ni beber alcohol o bebidas carbónicas, ni tomar
irritantes hasta la retirada de la sutura (si es posible).
14. Lo normal es que aparezcan dolor, inflamación y dificultad
para abrir la boca, para lo cual se receta la medicación
específica. El paciente no debe automedicarse. Tomará
la siguiente medicación:
a. Antibiótico.
b. Antiinflamatorio.
c. Analgésico de rescate.
d. En caso de que note algo que le parezca extraño,
debe llamar al siguiente teléfono (indicarlo) o acudir
a esta consulta.
e. Revisión y retirada de puntos los días indicados.
 Acto quirúrgico: fase preoperatoria, operatoria y postoperatoria Capítulo | 10 |

Seguimiento del paciente 4. Comprobar la medicación que ha tomado.

5. Realizar una radiografía si existe cualquier complicación.
Al terminar la sutura:
Control a las 4 semanas:
1. Lavar la herida con suero fisiológico.
1. Valoración del estado general.
2. Aplicar un gel/enjuagues de clorhexidina.
2. Valoración del estado local y funcional de la zona operada.
3. Comprobar la hemostasia.
4. Aplicar un tapón de gasa sobre la herida. Control a los 3 meses:
5. Prescripción personalizada de fármacos. 1. Exploración local y funcional de la zona operada.
6. Comentar al paciente las instrucciones que debe seguir (dárselas 2. Radiografía de control.
también por escrito).
Postoperatorio inmediato:
1. Comprobar hemostasia. CONCLUSIONES
2. Valorar inflamación.
3. Grado de dolor y necesidades de analgesia.
1. La cirugía bucal, como ciencia y arte, prepara al paciente
4. Grado de trismo.
durante el preoperatorio, trata quirúrgicamente en el período
5. Estado del colgajo.
intraoperatorio y proporciona tratamiento en el postoperatorio.
6. Estado general del paciente.
2. Se debe hacer una buena historia clínica para conocer
7. Fiebre.
las diferentes patologías que pueda tener el paciente y así poder
8. Control de la toma de medicación.
llevarlo hacia el acto quirúrgico en las mejores condiciones
9. Control de diuresis (5-10 h) en casos de anestesia general
físicas y psíquicas.
y en pacientes con problemas prostáticos.
3. Hay que preparar al paciente antes de la intervención,
10. Náuseas en anestesia general.
por presencia de patologías concomitantes o necesidad
11. En cardiópatas, control del funcionalismo cardíaco.
de premedicación sedante, anestesia general, profilaxis
12. En anestesia general, valorar el estado pulmonar.
antimicrobiana o control de la anticoagulación.
13. Presión arterial:
4. Es imprescindible la asepsia y antisepsia, así como los métodos
a. Hipertensión: ansiedad, epistaxis, dificultad respiratoria.
barrera, para evitar infecciones cruzadas, tanto en un quirófano
b. Hipotensión: palidez, mareo.
como en un gabinete.
Retirada de los puntos de sutura: 5. La cirugía bucal sigue unos protocolos generales
1. Valorar estado del colgajo: inflamación, sangrado, necrosis, etc. desde el inicio hasta el final, siendo imprescindible
2. Retirada de los puntos. su conocimiento. Asimismo, las normas dadas a los pacientes,
3. Estado general del paciente. deberán ser razonadas e indicadas por escrito.

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