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MARTÍN EMILIO BELTRÁN QUINTERO

Magistrado ponente

SL5177-2018
Radicación n.° 67178
Acta 42

Bogotá, D. C., veintiocho (28) de noviembre de dos mil


dieciocho (2018).

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por


EDSON REYNALDO y EDISSON ALEXANDER OSORIO
TARAZONA contra la sentencia proferida el 31 de julio de
2013, complementada a través de la providencia del 30 de
septiembre de ese mismo, por la Sala de Descongestión
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, dentro del proceso ordinario laboral que los
recurrentes y NURY SOLAGNE TARAZONA CARVAJAL le
siguen a PRIDE COLOMBIA SERVICES, que
posteriormente pasó a denominarse SAN ANTONIO
INTERNATIONAL SUCURSAL COLOMBIA, hoy ESTRELLA
INTERNACIONAL ENERGY SERVICES SUCURSAL
COLOMBIA.

SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

I. ANTECEDENTES

Los señores Edson Reynaldo y Edisson Alexander


Osorio Tarazona y la señora Nury Solagne Tarazona
Carvajal, los dos primeros en calidad de hijos y la última
como cónyuge del causante señor Edison Osorio Vélez,
llamaron a juicio a Pride Colombia Services, que luego pasó
a denominarse San Antonio International Sucursal
Colombia, hoy Estrella Internacional Energy Services
Sucursal Colombia, a fin de que se declare que en la muerte
de su padre y cónyuge estuvo presente la culpa
suficientemente comprobada de la convocada a juicio en
condición de empleadora.

Como consecuencia de la anterior declaración,


pretendieron fuera condenada a pagarles la indemnización
plena y ordinaria de perjuicios, los daños morales, los
perjuicios causados por las alteraciones en las condiciones
de existencia, los intereses moratorios y/o corrientes, la
indexación, lo que resulte probado ultra o extra petita y las
costas del proceso.

En respaldo de sus pretensiones, manifestaron que el


señor Edison Osorio Vélez ingresó a laborar a la demandada
el 1º de diciembre de 2001, mediante un contrato de trabajo
a término indefinido; vinculó que se extendió hasta el 21 de
mayo de 2003, fecha en que falleció a causa del fatal
accidente de trabajo ocurrido el 19 de ese mismo mes y año;
igualmente, sostuvieron que el cargo por él desempeñado
fue el de «Electricista» y que su último salario ascendió a la

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suma de $4.316.000.

Relataron que el 19 de mayo del 2003 la demandada


le dio la orden para que el causante se desplazara de la
ciudad de Bogotá a la de Arauca, a fin de desarrollar
labores propias de su cargo, pero que no le suministró
pasajes a fin de que viajara en una aerolínea comercial, sino
que lo envió en una aeronave de carga en la cual se
transportaba «material para perforación de pozo de petróleo»;
el cual que pesaba más de lo permitido, razón por la cual la
avioneta, una vez despegó del Aeropuerto Internacional del
Dorado, no alcanzó a nivelarse ni menos consiguió la
velocidad necesaria para lograr un ascenso óptimo, motivo
por el cual cayó a la pista dos del citado terminal aéreo, lo
que a su vez generó la conflagración de la «avioneta
bimotor», que a su turno y desafortunadamente terminó con
la vida de Edison Osorio Vélez, no así del piloto y del
copiloto de la misma, quienes sobrevivieron al citado
accidente.

Sostuvieron que la aeronave de placas «HK 2673»,


marca «PIPER AEROSTAR» era propiedad del señor Rafael
Enrique García Escandón, la que era administrada por
«ALFUTURO AEREO S.A.», empresa con la cual la
demandada contrató el transporte del material para la
perforación del pozo petrolero en Arauca. Aeronave que,
reitera, fue sobrecargada y la razón por la cual se produjo el
fatal accidente, tal como lo dejó evidenciado la propia
Aeronáutica Civil en la investigación por ella realizada.

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Expusieron también que la demandada incumplió sus


deberes legales que le corresponden como empleador en la
«PROMOCIÓN, PREVENCIÓN Y MANEJO ADECUADO de los
accidentes de trabajo», pues debió enviar a su trabajador en
una aerolínea de trasporte aéreo comercial y no en un vuelo
de trasporte de carga, sobre el cual ninguna capacitación
tenía el causante, que, por demás, insiste, fue sobrecargado
con el material de perforación que transportaba. Indicaron
que la ARP Colmena le reconoció la pensión de
sobrevivientes por riesgo profesional únicamente a los hijos
Edson Reynaldo y Edisson Alexander Osorio Tarazona (f. 48
a 63).

El Juzgado del conocimiento, que lo fue el Quinto


Laboral del Circuito de Bogotá, mediante providencia del 15
de febrero de 2010, inadmitió la demanda en tanto no se
acreditó la calidad de cónyuge de Nury Solagne Tarazona
Carvajal, para lo cual le concedió cinco días para demostrar
dicha condición (f.° 65). Mediante escritos suscritos por la
citada señora y por su mandatario judicial, presentado al
juez del conocimiento, la señora Tarazona Carvajal desistió
«incondicionalmente» de la demanda (f.° 66 a 67), el cual fue
aceptado mediante providencia del 18 de marzo de 2010.
Allí mismo, se dispuso admitirla únicamente respecto de
Edson Reynaldo y Edisson Alexander Osorio Tarazona (f.°
72), con quienes se trabó la litis y continuó el proceso.

Pride Colombia Services, que luego pasó a


denominarse San Antonio International Sucursal Colombia,
hoy Estrella Internacional Energy Services Sucursal

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Colombia, al dar respuesta a la demanda aceptó la relación


subordinada que la unió al causante, precisó que los
extremos de ésta fueron del 8 de octubre de 2001 al 21 de
mayo de 2003, fecha de su fallecimiento; dijo que era cierto
el cargo por él desempeñado y el último salario devengado,
aclarando que la suma de $4.316.000 fue pactada en la
modalidad de «salario integral único».

Aceptó también que el 19 de mayo de 2003, durante el


desplazamiento de Bogotá a la ciudad de Arauca, acaeció el
accidente aéreo en el cual lamentablemente perdió la vida
su trabajador Edison Osorio Vélez y esa fue la razón por la
cual la ARP les reconoció a los hijos del causante la pensión
de sobrevivientes originada en el accidente de trabajo;
igualmente, dijo que era verdad que no le entregó un pasaje
aéreo para que se transportara entre las dos ciudades en un
avión comercial, explicando que ello obedeció a que «La
compañía contrató un servicio de transporte aéreo-charter
para él y unos elementos de trabajo».

Sobre los demás supuestos fácticos, relató que no eran


ciertos, que no le constaban o que simplemente eran
apreciaciones subjetivas de la parte demandante, aclaró que
como empleadora siempre cumplió con todas sus
obligaciones de protección y seguridad respecto de su
trabajador, precisó que otra cosa era que haya ocurrido el
accidente por causas ajenas a la compañía y bajo
responsabilidad exclusiva de terceros, quienes sí tenían que
cumplir normas sobre regulación del transporte aéreo, todo
ello la llevó rechazar las afirmación del apoderado de la

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parte demandante que le atribuye una supuesta culpa


patronal en la ocurrencia del transporte aéreo, afirmaciones
que, inclusive, las catalogó como «irrespetuosas y
posiblemente injuriosas».

Se opuso a las pretensiones, en su defensa formuló la


excepción previa de prescripción y de fondo las que
denominó: inexistencia de las obligaciones reclamadas,
cobro de lo no debido, inexistencia de responsabilidad,
responsabilidad de terceros, negligencia de terceros, pago y
cumplimiento total de las obligaciones exigibles, falta de
título y causa de los demandantes, buena fe y
compensación (f.° 226 a 246).

Mediante escrito visible a folios 247 a 248, la parte


demandante reformó la demanda, esencialmente, en el
sentido de que el contrato de trabajo que unió al causante
con la demandada inicio el 8 de octubre de 2001 y finalizó
el 21 mayo de 2003, a causa de su fallecimiento, y que la
accionada envió a su trabajador en «UN VUELO CHARTER»
en el que también se transportaba «elementos de
perforación», precisó que la empresa no le indicó a Osorio
Vélez los riesgos que corría al transportarse en tal vuelo.
Insistió en que la carga que llevaba dicha aeronave excedía
la capacidad de peso que podía soportar la misma, sobre lo
cual ningún control efectuó la empresa demandada.

Sobre la citada reforma, la sociedad convocada al


proceso dijo que eran ciertos los extremos de la relación
laboral y que para el transporte de los equipos de

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perforación y del actor contrató un «vuelo charter». En


cuanto a la culpa atribuida a la empleadora, dijo que la
misma no existía, máxime que el accidente no ocurrió en
sus instalaciones, sino en el Aeropuerto El Dorado (f.° 250 a
253).

En la audiencia de conciliación, decisión de


excepciones, saneamiento y fijación del litigio, celebrada el
9 de septiembre de 2010, el a quo dispuso que la excepción
previa de prescripción formulada por la convocada al litigio
y teniendo en cuenta lo debatido en el proceso, se tendría
como perentoria, por tanto, sería decidida al momento de
dictar la decisión de fondo (f.° 260 a 264).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Séptimo Laboral de Descongestión del


Circuito de Bogotá puso fin a la primera instancia mediante
sentencia del 31 de agosto de 2012, a través de la cual
absolvió a Pride Colombia Services, que luego pasó a
denominarse San Antonio International Sucursal Colombia,
hoy Estrella Internacional Energy Services Sucursal
Colombia, de todas las pretensiones formuladas en su
contra por Edson Reynaldo y Edisson Alexander Osorio
Tarazona, a quienes les impuso las costas de la instancia.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

En virtud del grado jurisdiccional de consulta previsto


por el artículo 69 del CPTSS, conoció la Sala de

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Descongestión Laboral del Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Bogotá, quien, mediante decisión del 31 de julio
de 2013, resolvió:

PRIMERO: REVOCAR la sentencia absolutoria consultada


proferida por el Juzgado Décimo Séptimo Laboral de
Descongestión del Circuito de Bogotá, para en su lugar,
DECLARAR probada la culpa de la empresa PRIDE COLOMBIA
SERVICES ahora SAN ANTONIO INTERNACIONAL SUCURSAL
COLOMBIA en el accidente de trabajo ocurrido el día 19 de mayo
de 2003, donde perdió la vida el trabajador EDISON OSORIO
VELEZ, con ocasión a la labor contratada de Electricista.

SEGUNDO: DECLARAR probada la excepción de prescripción,


sobre todos los derechos pretendidos, de conformidad con las
razones expuestas.

TERCERO: Las costas de primera instancia a Cargo de la parte


demandada. Sin que haya lugar al pago de las mismas en esta
instancia.

La cual fue complementada a través de la providencia


del 30 de septiembre de ese mismo año, en los siguientes
términos:

PRIMERO: CORREGIR el ordinal PRIMERO del fallo del 31 de julio


de 2013, en el sentido de MODIFICAR la sentencia consultada
proferida por el juzgado Séptimo Laboral de Descongestión del
Circuito de Bogotá, para en su lugar DECLARAR probada la
culpa de la empresa PRIDE COLOMBIA SERVICES ahora
SOCIEDAD SAN ANTONIO INTERNACIONAL SUCURSAL
COLOMBIA en el accidente de trabajo ocurrido el día 19 de mayo
de 2003, donde perdió la vida el trabajador EDISON OSORIO
VELEZ, con ocasión a la labor contratada de Electricista.

SEGUNDO: ADICIONAR el ordinal SEGUNDO de la sentencia del


31 de julio de 2013, el cual quedara de la siguiente manera:
"DECLARAR probada la excepción de prescripción, y en
consecuencia ABSOLVER a la SOCIEDAD SAN ANTONIO
INTERNACIONAL SUCURSAL COLOMBIA de todas las
pretensiones incoadas en la demanda, de conformidad con las
razones expuestas".

TERCERO: CORREGIR en el ordinal TERCERO del proveído del


31 de julio de 2013 expresando que: las costas de primera
instancia a cargo de la parte demandante. Sin que haya lugar al
pago de las mismas en esta instancia.

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CUARTO: En firme este proveído, devuélvase el expediente al


Juzgado de origen.

En lo que interesa al recurso de casación, el Tribunal


precisó por precisar que el problema jurídico a resolver
estaba centrado en dilucidar si en el accidente de trabajo
sufrido por el fallecido Edison Osorio Vélez, estuvo presente
la culpa suficientemente comprobada de la empleadora, lo
que a su vez generaría el pago de la indemnización plena y
ordinaria de perjuicios prevista por el artículo 216 del CST.

Planteado así el asunto, comenzó por recordar que el a


quo llegó a la conclusión de que era improcedente el
reconocimiento de la indemnización plena de perjuicios, en
tanto la empresa no tenía la obligación de conocer los
estándares de peso autorizados para el vuelo de la aeronave
que transportó al trabajador, la que, por demás, no era de su
propiedad, por tanto, al no estar probada la falta de diligencia
y cuidado en el infortunio, no se estructuró la culpa patronal.

Precisado lo anterior, y luego de referirse a lo


contemplado por los numeral 2º del artículo 57 del CST y 216
ibídem, consideró que, para el caso, el estudio de la culpa se
remitía a evaluar la actitud del empleador de cara a la
previsión del riesgo para disminuir o evitar el accidente de
trabajo en el que perdió la vida Edison Osorio Vélez, a lo que
añade que para generar la obligación de la indemnización
total y ordinaria de perjuicios prevista en la última de las
normativas, se tenía que demostrar, por parte de quien la
alegaba, que se constituyó una culpa suficientemente
comprobada del empleador en este evento, y que surge

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cuando los hechos muestran que el empleador faltó a aquella


diligencia y cuidado que los hombres emplean ordinariamente
en sus negocios propios; en tanto que al empleador le
corresponde probar que está exento de responsabilidad por
cuanto obró con la diligencia y cuidado debido.

Luego, abordó el estudio de la orden de prestación de


servicio No. 46407 del 19 de mayo de 2003, a través de la cual
la demandada solicitó el transporte en «[…]vuelo charter del
técnico electricista Edison Osorio y material necesario para
reparar el top Drive desde Bogotá a Arauca», y aun cuando a
folio 225 se aportó un contrato de prestación de servicios, no
se advierte que corresponda a la orden de servicio antes
descrita, además, que dicho contrato no estaba firmado por el
responsable de la empresa ni hacía mención de cuál fue la
compañía contratista.

De otra parte, aseguró que el contrato de transporte


aéreo que obraba a folios 19 a 23 del anexo 11, correspondía a
las operaciones que se surtieron entre la empresa demandada
y «Aerolíneas Petroleras del Casanare Alpes», que no coincide
con la empresa que administraba la aeronave HK 2673, donde
falleció el trabajador, denominada «ALFUTURO AEREO S.A.» de
propiedad de Rafael Enrique García Escandón, luego de lo
cual consideró:

Para la Sala resulta cuestionable la actitud del empleador, al no


verificar ni ahondar en la capacidad de la aeronave que
contrataba para una efectiva prestación del servicio, de una
parte, por la incidencia del material que transportaba, y de otra,
porque enviaba a ejecutar labores a uno de sus trabajadores, el
cual desde el clausurado contractual, específicamente la cláusula
primera (fl. 84), se obligó a “desempeñar cualesquiera otras
funciones que se le asignen, relacionadas con las actividades que
el EMPLEADOR desarrolla en las áreas antes mencionadas, en

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los Municipios, lugares y entidades que le señalen...” Lo anterior,


implica que dentro de las obligaciones contractuales el
trabajador, en cumplimiento del poder subordinante, debía
desempeñar las funciones de Electricista en la empresa o
cualquier otro sitio donde la compañía cumplía actividades
propias de los procesos realizados, dentro de las cuales se
encontraba el cargue, descargue y movilización de los
componentes del equipo para la perforación y
reacondicionamiento de pozos (fl. 127). Por lo que, con mayor
razón, la sociedad demandada debió tener un control especial, en
la previsión del riesgo que corría el trabajador para la ejecución
de su labor, no siendo de recibo los argumentos en que se funda
la defensa y que acogió parcialmente el a quo para concluir que
la empresa no tenía la obligación de conocer los estándares de
peso autorizados para el vuelo de la aeronave, pues inclusive en
los objetivos del Programa de Salud Ocupacional, la accionada se
responsabiliza de garantizar la seguridad y salud de sus
trabajadores en su entorno laboral (fl. 120), que para la Sala no
reside exclusivamente en sus instalaciones, sino en las áreas y
municipios donde desarrolla su objeto social.

En seguida, arguyó que la compañía accionada debió


evaluar el panorama de riesgos y la estadística de
accidentalidad para el cargo de electricista, cuyo número
era de 28 trabajadores (f.° 126), igualmente, las condiciones
de seguridad en las que remitía a los empleados a los
diferentes sitios de labores, en aras de salvaguardar su
integridad física, básicamente, porque las funciones se
cumplieron en distintos puntos, para el caso, el
desplazamiento debió ser de Bogotá a Arauca. A ello, agregó
que en el manual de funciones para el cargo desempeñado
por el actor (f.° 115 a 117) no se describe que debiera
conocer del transporte de carga y tampoco dieron cuenta de
ello el representante legal de la convocada a juicio ni el
señor Jairo Alfredo Reina Cuvides Muñoz, jefe de Edison
Osorio Vélez, quienes, por demás, fueron contestes en
señalar que Edison viajaba junto con repuestos de un
equipo llamado «Top Drive» que tenía fallas eléctricas, ello
por ser su especialidad.

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De otra parte, en lo que concernía a la investigación del


accidente aéreo efectuada por la Aeronáutica Civil (f.° 16 a
39), precisó que el hecho de que dicho informe se indicara
como causa probable del siniestro el mal despacho de la
aeronave por parte de la tripulación y «a un mal juicio», por no
verificar los pesos, excediendo el máximo permitido para la
operación de la aeronave, «[…]no constituye en sí la
exoneración de la responsabilidad objetiva de la llamada a
juicio», toda vez que es obligación del empleador garantizar a
los trabajadores a su servicio la seguridad y protección
adecuadas contra los riesgos de su profesión, obligación que
se demostró en el presente caso, tras los hechos ocurridos el
día 19 de mayo de 2003, cuando fallece el trabajador en
acatamiento a una orden de servicios.

Especificó que, si bien la aeronave era operada por un


tercero, no le resta responsabilidad a la aquí demandada,
quien debió verificar e incluso constatar días antes del envío
con la empresa aérea que contrataba, cuál aeronave prestaría
el servicio de transporte y si tenía la capacidad para cumplir
con éxito dicha orden impartida «tres días anteriores» al
accidente (f.° 224), de lo cual no había rastro en el plenario,
pues no se conoce de la labor que desplegó la compañía, en
cabeza de alguno de sus trabajadores, encaminada a la
prevención del riesgo, o cuando menos a verificar si la
aeronave cumplía con los estándares de peso autorizados para
el transporte de su mercancía y del trabajador, lo cual
acredita la culpa suficientemente comprobada de la
empleadora, que da lugar, en principio, al reconocimiento de
la indemnización plena y ordinaria de perjuicios prevista por
el artículo 216 del CST. Cita en su apoyo la sentencia CSJ SL,

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13 jul. 1993, rad. 5918.

No obstante lo anterior, agregó que como la accionada al


contestar la demanda inaugural propuso la excepción de
prescripción, señaló que dicho medio exceptivo estaba
llamado a prosperar, en tanto el libelo petitorio fue presentado
el 8 de febrero de 2010 (f.° 64) y el contrato de trabajo terminó
el 21 de mayo de 2003, sin que la parte actora interrumpiera
el término prescriptivo dentro de los tres años siguientes a la
exigibilidad de la obligación, por tanto, se encontraba más que
superado el trienio prescriptivo.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la parte demandante, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Busca que la Corte case parcialmente la sentencia


recurrida, en cuanto declaró probada la excepción de
prescripción, para que en sede de instancia revoque la
decisión de primer grado y, en su lugar, acceda a todas las
pretensiones contenidas en la demanda con la cual se dio
inicio al proceso.

Con tal propósito formula dos cargos, que fueron


replicados por la demandada, de ellos, por cuestión de
método, la Sala abordará el estudio del segundo que está
dirigido por la senda de los hechos. Si el mismo no
prospera, se adentrará en el análisis del primero

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encaminado por la vía del puro derecho.

VI. CARGO SEGUNDO

Se formula así:

Por la vía indirecta, se acusa la sentencia impugnada de violar,


por aplicación indebida, los artículos 488 del Código Sustantivo
del Trabajo, 151 del Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social, y en su modalidad de falta de aplicación de los
artículos 2541 y 2530 del Código Civil los cuales son pertinentes
en materia laboral por remisión expresa del artículo 145 del
Código Procesal del Trabajo.

Manifiesta que tal violación se dio a causa de haber


incurrido en los siguientes errores fácticos:

a) Dar por demostrado, sin estarlo, que en el caso sub


examine pasaron más de tres años después de la exigibilidad de
la obligación (fallecimiento del trabajador) sin que los
demandantes hubieran presentado la demanda por la
indemnización plena de perjuicios.

b) No dar por demostrado, estándolo, que en el caso bajo


estudio la exigibilidad de la obligación de reclamar la
indemnización plena de perjuicios, se empezaba a contar a partir
que los demandantes cumplieran la mayoría de edad.

Expresa que tal violación se dio a causa de no haber


apreciado correctamente la demanda inicial y su presentación
(f.° 47 a 63 y 64 Cuad. principal) y la contestación a la misma
(f.° 226 a 246 ibídem). Y por no haber valorado los registros
civiles de nacimiento de los señores Edson Reynaldo y
Edisson Alexander Osorio Tarazona (f.° 7 y 8 ibídem).

En la demostración del cargo dice que no operó el


fenómeno de la prescripción respecto de la indemnización
plena de perjuicios reclamada por los demandantes, por
cuanto según los registros civiles obrantes en el expediente,
que el juzgador de instancia no contempló, se evidencian que

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no tenían la posibilidad de accionar, en tanto eran menores de


edad, por ello, debió analizar que, mientras alcanzaban la
mayoría de edad, estaba suspendida la prescripción.

En ese orden, continúa el ataque diciendo que resulta


evidente que el día que falleció el señor Edison Osorio Vélez,
esto es, el 21 de mayo del 2003, tal como lo demuestra el
registro civil de defunción (f.° 6), los hermanos Edson
Reynaldo y Edisson Alexander Osorio Tarazona, tenían 16 y
12 años, respectivamente, así lo prueban los registros civiles
de nacimiento obrantes a folios 7° y 8° (cuad. principal), por lo
tanto, no podían acudir directamente ante el Juez Laboral
para reclamar la indemnización plena de perjuicios por la
muerte de su señor padre, en consecuencia, tampoco le era
dable reclamar por causa propia, para ello tendrían que
hacerlo a través de su representante legal, sin embargo, ellos
no tienen por qué cargar con la eficiencia o ineficiencia, de
quien en su momento tenía la patria potestad para hacer valer
sus derechos.

Más adelante dice:

Así las cosas, el cómputo del plazo para presentar la demanda se


inició para el señor Edson Reynaldo el día 04 de noviembre de
2004 y terminaba el día 04 de noviembre de 2007 y para el
señor Edisson Alexander el tiempo se activó el día 05 de abril de
2009 y culminaba el día 05 de abril de 2012; y se verifica en el
expediente que la demanda fue presentada dentro de los tres
años siguientes al cumplimiento de la mayoría de edad de cada
demandante, esto es, el día 8 de febrero del año 2010 (fl. 64 C.
Ppal). Se colige de lo anterior que el término de prescripción se
encontraba suspendido por la minoría de edad de los
demandantes y solo empezó a correr cuando ellos cumplieron la
mayoría de edad, y no como lo dejó dicho el sentenciador desde
la fecha del accidente de trabajo.

Finalmente, es importante resaltar que la regulación del


fenómeno de la suspensión de la prescripción corresponde a un

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tema de orden público por lo tanto debe ser aplicada


estrictamente, aunque no hubiera sido alegada en las instancias.

Por todo lo anterior, expresa que el cargo debe


prosperar y con ello la Sala procederá conforme al alcance
de la impugnación.

VII. LA RÉPLICA

Expresa que no pudo incurrir el fallador de segundo


grado en los supuestos yerros fácticos señalados en el cargo,
los que por demás son meras consideraciones personales del
apoderado de la parte demandante, en tanto es evidente que
el ad quem procedió de manera adecuada y pertinente en la
valoración de la prueba, como en la aplicación de las
preceptivas legales correspondientes para fundamentar su
decisión, encontrando que no se interrumpió el término de la
prescripción extintiva consagrada en la ley laboral.

VIII. CONSIDERACIONES

No obstante el cargo estar dirigido por la vía indirecta,


no son materia de discusión los siguientes supuestos
fácticos, pues los mismos son expresamente aceptados por
la censura: (i) que el señor Edison Osorio Vélez falleció el 21
de mayo de 2003 (f.° 6); (ii) que los señores Edson Reynaldo
y Edisson Alexander Osorio Tarazona ostentan la calidad de
hijos del causante (f.° 7 a 8); (iii) que la demanda inaugural
fue presentada el 8 de febrero de 2010 (f.° 64), y (iv) que el
suceso en el cual perdió la vida el progenitor de los
demandantes fue un accidente de trabajo.

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Lo que la censura no comparte de la decisión recurrida


y es el fundamento de la comisión de los dos yerros fácticos
señalados en el cargo, es que para darle prosperidad a la
excepción de prescripción el Tribunal no hubiere advertido
que para la fecha en que fallece el padre de los aquí
demandantes, 21 de mayo de 2003, éstos eran menores de
edad, lo que significa que la prescripción extintiva estaba
sometida a la figura de la suspensión tal como lo prevén los
artículos 2541 y 2530 del CC, por tanto, el término trienal
para reclamar los derechos aquí pretendidos, según lo
previsto por los artículos 488 del CST y 151 del CPTSS, sólo
podía contarse a partir de la fecha en que estos alcanzaron
la mayoría de edad.

Para dilucidar lo anterior, la Sala comienza por


recordar que los artículos 2541 y 2530 del CC, aplicables en
laboral por remisión del artículo 145 del CPTSS, son claros
en precisar que frente a los menores de edad, por su
condición de personas especialmente protegidas, no corre el
término extintivo de la prescripción; es decir, que en su
caso opera la suspensión mientras estén en imposibilidad
de hacer valer sus derechos, esto es, hasta cuando alcancen
la mayoría de edad o su representante ejerza en su nombre
el derecho de acción y en virtud del mismo presente la
respectiva demanda.

Así lo tiene adoctrinado, desde antaño, la Corte


Suprema de Justicia, baste recordar lo dicho en sentencia
CSJ SL10641-2014, que reiteró, entre otras, lo expresado

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en sentencia CSJ SL, 11 dic. 1998, rad. 11349, cuando al


efecto precisó:

La suspensión y la interrupción de la prescripción son dos


fenómenos jurídicos distintos, pero como la ley laboral no regula
la figura de la suspensión, cabe aplicar, por remisión, las normas
del Código Civil sobre el particular, como se indicó en sentencia
del 6 de septiembre de 1996, expediente 7565, que se adoptó por
mayoría.

La ley laboral establece una prescripción que frente a la prevista


en otras legislaciones, puede considerarse de corto tiempo, que
procura la reclamación rápida, consecuente con la necesidad de
definir ágilmente las controversias surgidas de una relación de
trabajo. Sin embargo, esta proyección cede en ciertas situaciones
especiales en las que el Estado debe especial protección a
determinadas personas, entre las cuales están los menores de
edad, para quienes no corre el término.
[…].
El anterior precedente a su vez fue reiterado en la providencia
CSJ SL 30 de octubre de 2012 no. 39631, como sigue:

Precisamente, y al acudir la Corte Suprema de Justicia a la


normativa civil que consagra la figura de la suspensión de la
prescripción, artículos 2541 y 2530, se evidencia que el Tribunal
no advirtió la insoslayable circunstancia de que la acción fue
promovida, entre otros, por los hijos menores de edad del
señor […] y, por tanto, la prescripción no puede correr para ellos,
mientras no se haya llegado a la mayoría de edad, porque tanto
procesal como sustancialmente el eventual derecho discutido en
el juicio no hace parte del haber patrimonial del representante
legal de los incapaces, sino de sus representados.

Ilustra la cuestión en precedencia, la doctrina recibida por esta


Sala en sentencia del 15 de febrero de 2011, radicación 34817:

Sobre el tema de la suspensión de la prescripción que afecte


derechos de los menores, esta Sala de tiempo atrás, por mayoría,
definió que los artículos 488 del C. S. del T. y 151 del C. P. del T.
y de la S.S., no gobiernan lo referente a dicho punto, por lo que se
debe acudir a las normas de aplicación supletoria, esto es, a los
artículos 2541 y 2543 del C. C.

Teniendo en cuenta lo anterior, encuentra la Sala que


ciertamente tiene razón la recurrente al sostener que el ad
quem, para declarar probada la excepción de prescripción,
no se percató que para la fecha en que falleció Edison

18
SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

Osorio Vélez, 21 de mayo de 2003, Edson Reynaldo y


Edisson Alexander Osorio Tarazona eran menores de edad,
pues conforme a los registros civiles visibles a folios 7 y 8
del cuaderno principal se evidencia que el primero nació el
4 de noviembre de 1986 y el segundo el 5 de abril de 1991,
esto es, para la data en que fallece su progenitor ellos
contaban con 16 y 12 años respectivamente, por tanto, la
prescripción extintiva de las obligaciones estaba suspendida
al amparo de los citados artículos 2541 y 2530 del CC.

Así las cosas, sin desconocer que los derechos


reclamados por los demandantes se generaron a partir del
21 de mayo de 2003, el término trienal de la prescripción
previsto por los artículos 488 del CST y 151 del CPTSS, no
podía contarse desde esa data, como erradamente los
computó el fallador de segundo grado para darle
prosperidad a tal medio exceptivo, sino que dicho cálculo
debía hacerse a partir de las fechas en que Edson Reynaldo
y Edisson Alexander Osorio Tarazona arribaron a la
mayoría de edad, esto es, 4 de noviembre de 2004 para el
primero y 5 de abril de 2009 para el segundo.

Lo dicho en precedencia es suficiente para concluir


que el cargo es fundado, pero no se casará la sentencia
recurrida respecto de Edson Reynaldo Osorio Tarazona, en
tanto la decisión a la cual arribaría la Corte en sede de
instancia, aunque por razones diferentes, es la misma del
Tribunal, esto es, que para él operó el fenómeno de la
prescripción. Se explica:

19
SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

Si bien es cierto que el término prescriptivo para


Edson Reynaldo Osorio Tarazona debía comenzar a
contarse a partir del 4 de noviembre de 2004, fecha en que
arribó a la mayoría de edad, pues con anterioridad a esta
data se encontraba suspendido el término al amparo de los
artículos 2541 y 2530 del CC, lo cierto es que para la fecha
en que fue presentada la demanda, 8 de febrero de 2010 (f.°
64), hecho indiscutido por la censura, ya habían trascurrido
más de los tres años previstos por los artículos 488 del CST
y 151 del CPTSS, pues dicho plazo trienal y teniendo en
cuenta la fecha en que arribó a la mayoría de edad, venció
el 4 de noviembre de 2007, es decir, que para la calenda en
que se instaura la demanda introductoria, se itera, 8 de
febrero de 2010, la prescripción extintiva de las obligaciones
había operado en favor de la demandada.

En este orden de ideas, el quiebre de la sentencia


recurrida sólo procede respecto de Edisson Alexander
Osorio Tarazona, quien sí demandó en tiempo, luego de
haber cumplido la mayoría de edad.

No se estudia el primero cargo, en tanto perseguía el


mismo fin que el presente.

Sin costas en el recurso de casación.

IX. CONSIDERACIONES DE INSTANCIA

La Corte comienza por precisar que se aborda el


estudio del presente asunto en virtud del grado

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SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

jurisdiccional de consulta previsto por el artículo 69 del


CPTSS, esto en razón a que la decisión de primer grado fue
totalmente adversa al demandante Edisson Alexander
Osorio Tarazona. Por tanto, es bajo el citado grado
jurisdiccional de consulta que la Sala procede a dilucidar si
en el accidente de trabajo sufrido por Edison Osorio Vélez
(fallecido) estuvo o no presente la culpa suficientemente
comprobada de la empleadora, lo que a su vez generaría el
pago de la indemnización plena de perjuicios prevista por el
artículo 216 del CST.

Previo a verificar lo anterior, la Sala debe destacar que


esta Corporación, de manera reiterada (CSJ AL-716-2013,
CSJ SL, 28 oct. 2008, rad 37399 y CSJ AL3489-2018) ha
sostenido que el interés jurídico para recurrir en casación
está determinado por el agravio que sufre el impugnante
con la sentencia gravada, que, tratándose del demandado,
se traduce en la cuantía de las resoluciones que
económicamente lo perjudiquen y, respecto del demandante,
en el monto de las pretensiones que hubiesen sido negadas
por la sentencia que se intenta impugnar, en ambos casos,
teniendo en cuenta la conformidad o inconformidad del
interesado respecto del fallo de primer grado.

Ello es así, en tanto es el propio artículo 86 del CPTSS,


luego de ser modificado por el artículo 43 de la Ley 712 de
2001, el que establece que son «[…] susceptibles del recurso
de casación los procesos cuya cuantía exceda de ciento
veinte (120) el salario mínimo legal mensual vigente» (se
subraya).

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SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

Se hace la anterior precisión en razón a que la


sentencia de segundo grado en este asunto, contiene una
condena eminentemente declarativa, la cual, en principio,
no era susceptible de cuantificarse o concretarse en una
determinada suma como lo prevé la disposición adjetiva
citada en precedencia, menos cuando quiera que la decisión
del ad quem se limitó específicamente «a declarar probada la
culpa de empresa» en el accidente de trabajo ocurrido el 19
de mayo de 2003, que finalmente llevó a que Osorio Vélez,
el 21 de ese mismo mes y año falleciera, más a la postre y
por haber prosperado la excepción de prescripción, termina
el Tribunal absolviéndola de las pretensiones económicas
formuladas en su contra, por lo que es claro que la aquí
demandada no tenía ningún interés para recurrir en
casación.

Si bien tal declaración de culpa patronal


eventualmente puede aparejar incidencias económicas, no
quedaron determinadas, pues en ningún momento se
impuso a la enjuiciada obligación o condena alguna que sea
cuantificable en términos económicos, lo que no permite
cuantificar o concretar específicas sumas que pudieran ser
objeto de reproche por la accionada y, por ende, susceptible
de tasación.

En estas precisas circunstancias, advierte la Corte que


no se puede arribar a la conclusión que tal declaración de
culpa patronal es inmodificable o que la misma hace
tránsito a cosa juzgada, pues la verdad es que Pride

22
SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

Colombia Services, que luego pasó a denominarse San


Antonio International Sucursal Colombia, hoy Estrella
Internacional Energy Services Sucursal Colombia, no podía
controvertirla en casación, en tanto no contaba con un
parámetro que permitan precisar cuál es el agravio que
económicamente la hubiese afectado y en rigor fue absuelta
al proponer la excepción de prescripción, en tanto que con
la citada declaración, no es posible determinar el cálculo del
interés económico para poder acudir en casación, máxime
que, se insiste, tal decisión, por haber prosperado dicho
medio exceptivo en forma total y respecto de la acción,
económicamente fue absolutoria la decisión a los intereses
de la empleadora demandada. De no ser así, se estaría
violando el debido proceso y el derecho de defensa de la
convocada al proceso y ésta es la razón por la cual la Corte,
actuando como tribunal de instancia, en virtud del grado
jurisdiccional de consulta prevista por el artículo 69 del
CPTSS, procede a dilucidar si existe o no en este asunto la
culpa suficientemente comprobada de la empleadora
contemplada por el artículo 216 del CST.

Finalmente debe recordar la Sala que, el interés


económico para recurrir en casación no se mide por la
importancia o relevancia del asunto que se debate, sino
que, se insiste, éste debe superar la cuantía mínima
señalada en el artículo 86 CPTSS y fundarse en un criterio
cierto, no meramente eventual.

Aclarado lo anterior, la Sala desde ya considera que en


el caso de autos sí está plenamente demostrada la culpa de

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SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

Pride Colombia Services, que luego pasó a denominarse San


Antonio International Sucursal Colombia, hoy Estrella
Internacional Energy Services Sucursal Colombia, en el
accidente de trabajo sufrido el 19 de mayo de 2003 por el
trabajador Edison Osorio Vélez, quien perdió la vida, lo que
a su vez le da a derecho a su hijo Edisson Alexander Osorio
Tarazona, al pago de la indemnización plena de perjuicios
por él reclamada.

Así se afirma, en tanto para el reconocimiento y pago de


la indemnización ordinaria y plena de perjuicios prevista en
el artículo 216 del CST., además de la ocurrencia del
siniestro, accidente de trabajo o enfermedad profesional,
hoy denominados riesgos laborales, debe estar la «culpa
suficientemente comprobada» del empleador,
responsabilidad que tiene una naturaleza eminentemente
subjetiva, no objetiva, pues es aquella, no ésta, la que lleva
a que se establezca en estos casos no solo el daño a la
integridad o a la salud del trabajador con ocasión o como
consecuencia del trabajo, sino que es necesario que se
demuestre también el incumplimiento del empleador a los
deberes de protección y seguridad, que le exige tomar las
medidas adecuadas atendiendo las condiciones generales y
especiales del trabajo, tendientes a evitar que el trabajador,
como se dijo, sufra menoscabo en su salud e integridad a
causa de los riesgos propios del trabajo.

Entonces, cuando el empleador incumple


culposamente dichos deberes derivados del contrato de
trabajo, se presenta la responsabilidad de indemnizar al

24
SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

trabajador que sufre el infortunio laboral o a sus


beneficiarios, respecto de los daños que le fueran
ocasionados con ese proceder, que comprende toda clase de
perjuicios, ya sean materiales o morales. En palabras de la
Corte «[…] la abstención en el cumplimiento de la diligencia y
cuidados debidos en las relaciones subordinadas de trabajo,
constituye la conducta culposa que exige la citada normativa
legal» (CSJ SL12707-2017).

Precisado lo anterior y descendiendo al caso bajo


estudio, se tiene que es el propio demandante quien al
reformar el hecho segundo de la demanda con la cual dio
inicio al proceso (f.° 247 a 248 c. principal) confesó que
para el traslado de su progenitor de la ciudad de Bogotá a la
de Arauca la demandada contrató un «VUELO CHARTER»;
hecho es que corroborado con la orden de prestación de
servicio n.° 46407 del 19 de mayo de 2003 (f.° 224 ibídem),
por medio de la cual Pride Colombia Services, que luego
pasó a denominarse San Antonio International Sucursal
Colombia, hoy Estrella Internacional Energy Services
Sucursal Colombia, le solicita a su proveedora de servicios
aéreos denominada «ALPES E. U» o «AEROLINEAS
PETROLERAS DE CASANARE ALPES», con quien tenía
suscrito un contrato de prestación de servicios desde el 10
de diciembre de 1999 (f.° 19 a 23) lo siguiente: «Favor
transportar en vuelo charter al técnico electricista Edison
Osorio y material necesario para reparar el top Drive desde
Bogotá a Arauca».

Lo anterior también es confesado por el propio

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SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

representante legal de la demandada (f.° 271 a 273), quien


al efecto sostiene que «[…]la contratación del vuelo se hizo
con Compañía Alpes»; lo que es corroborado con la
declaración rendida por el superior del causante, señor José
Alfredo Reina Cubides (f. 273 a 276), testigo que,
igualmente, da cuenta que la compañía seleccionada o
escogida para dicho transporte lo fue Alpes E.U.

Tales medios de convicción dejan ver con meridiana


claridad que la empleadora, en principio, cumplió con la
obligación de suministrar al trabajador un medio de
transporte adecuado para su desplazamiento a la ciudad de
Arauca, tanto así que contrató un «vuelo charter». De ahí
que no puede inferirse la existencia de una culpa
suficientemente comprobada de la convocada a juicio, por
no suministrar los medios adecuados de transporte, como sí
ha sucedido en otras eventualidades, tal es el caso de lo
decidido por la Corte en sentencia CSJ SL, 6 mar. 2012,
rad. 35097, donde se evidenció la culpa de la empleadora
por no haberle suministrado a su trabajador un medio
apropiado para transportarse.

No obstante lo anterior, la Corte, como ya se advirtió


en precedencia, sí evidencia una falta de diligencia y
cuidado de la demandada con sus obligaciones como
empleadora consagradas en el numeral 2º del artículo 57
del CST, por el hecho de que no obstante haber contratado
el «VUELO CHARTER» con la empresa «ALPES E. U» o
«AEROLINEAS PETROLERAS DE CASANARE ALPES», con la
cual tenía celebrado un contrato de prestación de servicios

26
SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

donde se habían pactado unas obligaciones recíprocas,


especialmente las de garantizar razonablemente la
seguridad de sus trabajadores en el transporte aéreo,
permitió que fuera otra la empresa aérea que transportara a
su trabajador y al material «TOP DRIVE» que con él
trasladaría a la ciudad de Arauca, la cual se denomina
«ALFUTURO AEREO S.A.», empresa esta que para el día del
siniestro, 19 de mayo de 2003, era la que explotaba la
aeronave de placas HK-2673, que en últimas fue la
siniestrada y la cual trasportaba a Osorio Vélez, tal como se
afirma en la demanda inicial, lo acepta la propia convocada
al proceso y se evidencia con la investigación de accidente
aéreo efectuada por la Aeronáutica Civil (f.° 16 a 39 ibídem).

Omisión esta que a su vez llevó a que Pride Colombia


Services, que luego pasó a denominarse San Antonio
International Sucursal Colombia, hoy Estrella Internacional
Energy Services Sucursal Colombia, ningún control o
vigilancia ejerciera respecto a las causas eficientes que
generaron el fatal accidente aéreo, cuya connotación laboral
no se discute, las cuales están debidamente detalladas en la
citada investigación efectuada por la Aeronáutica Civil,
referidas principalmente a: (i) que el despacho de la
aeronave fue «realizado con mal juicio por parte de la
tripulación de la misma»; (ii) que el abordaje de la carga fue
supervisado por el copiloto y revisado por el piloto de la
aeronave, sin embargo los pesos no fueron comprobados;
(iii) La aeronave fue abordada con un sobrepeso de 842
libras, lo cual corresponde al 113% más del peso permitido;
y (iv) teniendo en cuenta la forma como fue cargada la

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SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

aeronave se encontró que estaba fuera de los límites de


centro de gravedad.

De otra parte, si bien es cierto la aquí demandada, en


principio, no tenía la obligación de conocer los estándares
de peso autorizados para el vuelo de la aeronave que
transportó al trabajador, la que, por demás, no era de su
propiedad, lo mínimo que tenía hacer era asegurarse que la
compañía con la cual contrató dicho transporte «ALPES E.
U», con la que a la vez tenía un vínculo contractual con
unas obligaciones recíprocas, fuese la que efectivamente
ejecutara el transporte del causante, más como no lo hizo y
permitió o asintió que otra fuera la empresa que ejecutara
tal actividad, lo cual, como se vio, no cumplió con el mínimo
de exigencias para transportar al equipo y al causante a la
ciudad de Arauca, máxime que tal empresa aérea no tenía
ningún nexo con la aquí accionada, o por lo menos así no
aparece demostrado en el proceso, resulta entonces
evidente la culpa de la empleadora en la ocurrencia del
accidente de trabajo.

De lo anterior se evidencia con facilidad que la


compañía aérea que en últimas fue la que embarcó al padre
del demandante y al equipo de perforación, a la cual estaba
afiliada la aeronave de placas HK-2673, y que en momento
alguno fue contratada por la demandada, puso en eminente
riesgo la seguridad y la vida del trabajador Osorio Vélez,
ante lo cual la empleadora convocada al proceso fue pasiva,
por no decir complaciente, la actitud de la convocada al
proceso, pues ninguna explicación o justificación brindó

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SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

respecto de cuál fue la razón por para que «ALFUTURO


AEREO S.A.» fuera la compañía que transportara finalmente
a su trabajador y al equipo denominado «TOP DRIVE»,
cuando el nexo contractual y la orden de servicios de tal
traslado, se insiste, era con «ALPES E. U» o «AEROLINEAS
PETROLERAS DE CASANARE ALPES» no con la compañía
que finalmente operó la citada aeronave, omisión esta que a
su vez llevó a que, se insiste, ningún control ejerciera la
demandada en relación con la empresa que finalmente
trasportó al causante, lo cual per se evidencia un actuar
negligente y descuidado por parte de la convocada a juicio,
que suscitó la ocurrencia de las causas eficientes ya
mencionadas que generaron el referido accidente aéreo,
que, a la postre, produjeron la muerte del trabajador Osorio
Vélez, que sin duda ubica el actuar de la empleadora
accionada en el supuesto fáctico previsto en el artículo 216
del CST.

Así las cosas, como la demandada, no obstante haber


contratado con «ALPES E. U» el trasporte de su trabajador y
del material para la perforación de pozos petroleros,
denominado «TOP DRIVE», empresa con la cual tenía un
vínculo contractual para tal actividad, permitió que fuera
una empresa de transporte aéreo diferente, esto es,
«ALFUTURO AEREO S.A.», la compañía que efectuara el
transporte del causante, sobre la cual, se itera, ningún
control o vigilancia efectuó la demandada lo cual resulta
contundente para hallar demostrada la culpa
suficientemente comprobada en los términos exigidos por el
citado artículo 216 del CST, además, que sobre esta otra

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Radicación n.° 67178

empresa aérea, especialmente, sobre su tripulación, recae


gran parte de la «responsabilidad» de las causas eficientes
que dieron origen al siniestro de la aeronave de placas HK-
2673, hecho ocurrido el 19 de mayo de 2003, en el cual, en
últimas, perdió la vida Edison Osorio Vélez, tal como se
evidencia de la citada investigación efectuada por la
Aeronáutica Civil, que se traslada a la aquí demandada por
su falta de supervisión y control.

Dicho de otra manera, demostrado el hecho referido a


que el siniestro en el cual perdió la vida Osorio Vélez fue por
la falta de cuidado en la seguridad del trabajador, al
permitir que una compañía diferente a la contratada
transportara al fallecido, se invertía la carga de la prueba,
por tanto, de conformidad con el artículo 1604 del CC, le
correspondía a la empleadora, si pretendía cesar o
desvirtuar su responsabilidad, probar la causa de la
extinción de aquélla, tal como lo disponen los artículos
1757 ibídem y 177 del CPC, más como no lo hizo, pues
ninguna explicación válida dio en punto a porqué fue
Alfuturo Aéreo S.A. la compañía que finalmente
transportaba a su empleado, máxime que la convocada al
proceso tenía pleno conocimiento de la clase de carga o
equipos a transportar junto con el trabajador fallecido,
resulta entonces palmaria la culpa prevista en el artículo
216 CST.

Dichas reflexiones están acordes plenamente con la


jurisprudencia que ha desarrollado la Corte, en torno a las
reglas relativas a la carga de la prueba. En efecto, ha dicho

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SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

insistentemente que «[…]la parte demandante tiene la carga


de probar la culpa o negligencia del empleador que da origen
a la indemnización contemplada en el artículo 216 del Código
Sustantivo del Trabajo, además de que el empleador puede
desligarse de ella demostrando diligencia y cuidado en la
realización del trabajo…» (Se subraya CSJ SL2799-2014).

Adicionalmente, ha dicho la Corporación que, a pesar


de lo anterior, «…cuando se imputa al patrono una actitud
omisiva como causante del accidente o la enfermedad
profesional, a éste le corresponde demostrar que no incurrió
en la negligencia que se le endilga, aportando las pruebas de
que sí adoptó las medidas pertinentes en dirección a proteger
la salud y la integridad física de sus trabajadores.» (CSJ
SL7181-2015).

Teniendo en cuenta lo anterior, y en virtud del grado


jurisdiccional de consulta previsto por el artículo 69 del
CPTSS, se revocará parcialmente la sentencia de dictada
por el Juzgado Séptimo Laboral de Descongestión del
Circuito de Bogotá, el 31 de agosto de 2012, a través de la
cual absolvió a Pride Colombia Services, que luego pasó a
denominarse San Antonio International Sucursal Colombia,
hoy Estrella Internacional Energy Services Sucursal
Colombia de las pretensiones formuladas en su contra por
Edisson Alexander Osorio Tarazona, para en su lugar
acceder a la indemnización plena de perjuicios.

Previo a efectuar las operaciones de rigor, la Sala debe


recordar que, para liquidar esta clase de perjuicios, lucro

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SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

cesante pasado y futuro, se deben tener en cuenta los


parámetros fijados, entre otras, en la sentencia de la CSJ
SL, 30 jun. 2005, rad. 22656, reiterada en la del 2 oct.
2007, rad. 29644, y la CSJ SL695-2013, 2 oct. 2013, rad.
37297 y CSJ SL5619-2016, cuando al efecto se dijo:

En cuanto tiene que ver con el ‘lucro cesante’, habrá de


distinguirse el “pasado”, esto es, el causado a partir de la
terminación del vínculo laboral del actor y hasta la fecha del fallo,
pues, durante el término anterior, esto es, de la fecha del
accidente –10 de octubre de 1996-- a la de desvinculación laboral
–7 de mayo de 1998--, se impone entender, por no existir en el
recurso extraordinario reclamación al respecto, que la empleadora
cumplió sus obligaciones laborales con el trabajador y, por ende,
no se generó esa clase de perjuicio, del ‘lucro cesante futuro’, es
decir, el que a partir de la fecha de la providencia se genera hasta
el cumplimiento de la expectativa probable de vida del trabajador,
y para su cálculo se seguirá el criterio adoptado por la Sala en
sentencia reciente de 22 de junio de 2005 (Radicación 23.643), en
la que se dijo que se acogerían las fórmulas, adoptadas también
por la Sala de Casación Civil de la Corte para calcular estos
conceptos indemnizatorios en diversas sentencias, entre ellas, las
de 7 de octubre de 1999 (exp. 5002), 4 de septiembre de 2000
(exp. 5260), 26 de febrero de 2004 (exp. 7069) y más
recientemente de 5 de octubre de 2004 (exp. 6975), en las cuales
se calcula, el primer concepto, multiplicando el monto del salario
promedio devengado para la fecha de retiro, actualizado hasta la
fecha de la sentencia, por el factor de acumulación de montos que
incluye el factor correspondiente por ese período al 0.5% mensual
(6% anual) por interés lucrativo; y el segundo concepto, partiendo
del monto del lucro cesante mensual actualizado, para luego
calcular la duración del perjuicio --atendida la expectativa
probable de vida del perjudicado, y reducida aritméticamente a
un número entero de meses desde la fecha de la sentencia-, para
concluir en el valor actual del lucro cesante futuro, previa
deducción del valor del interés civil por haberse anticipado ese
capital. atendiendo de paso el criterio propuesto por la moderna
doctrina, de la siguiente forma:

“Lucro cesante pasado:


“VA = LCM x Sn”
“Donde:
“VA = valor actual del lucro cesante pasado total más
intereses puros lucrativos”
“LCM = lucro cesante mensual actualizado”
(1+ i ) n -1
Sn] = ---------------------------
i

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SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

“Siendo:
“n = Número de meses a liquidar”
“i = Tasa de interés de 0.5 mensual (6% anual)”

“Lucro cesante futuro:


“VA = LCM x An”
“Donde:
“VA = valor actual del lucro cesante futuro”
“LCM = lucro cesante mensual”
(1+ i ) n -1
a n ---------------------------
i (1+i ) n
“Siendo:
“n = Número de meses de incapacidad futura”
“i = Tasa de interés de 0.5 mensual (6% anual)”

Igualmente, como la condena se imparte únicamente


en favor de uno de los dos hijos del causante, Edisson
Alexander Osorio Tarazona, quien para la fecha del deceso
de su padre era menor de edad, resulta de vital importancia
recordar que tal indemnización por regla general se calcula
hasta la data en que cumplió la mayoría de edad, esto es,
hasta los 18 años, y excepcionalmente hasta los 25 años,
siempre y cuando acredite plenamente en el proceso, que
estuviera cursando estudios superiores.

Así lo ha efectuado esta Sala de la Corte, siguiendo los


parámetros fijados en la jurisprudencia de la Sala de
Casación Civil, vertido, entre otras, en sentencia CSJ
SC11149-2015 cuando al efecto dijo:

Pero más allá de esa razón formal, es lo cierto que la


determinación de la edad máxima hasta la cual es dable
entender que la ayuda económica de un padre hacia su hijo
menor -al cual le está actualmente suministrando alimentos- se
ha de proyectar en el tiempo, no es criterio que se encuentre
plasmado en regla legal alguna. Ha sido la jurisprudencia la que
en aplicación de máximas de la experiencia ha venido
estableciendo algunos límites de conformidad con factores
sociales (mayor necesidad de capacitarse, por ej.) y de diverso

33
SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

orden (entorno rural o urbano) que inciden en el mismo. Así, es de


ver como en sentencia CSJ SNG del 31 de agosto de 1949 (G.J.
LXVI n.° 2077-2078, pág. 849) la Corte aplicó la mayoría de
edad, entonces en 21 años. Con mayor precisión, y con ánimo de
síntesis dijo en oportunidad posterior:

la jurisprudencia nacional ha optado cuando hay menores con


capacidad laboral futura, por indemnizarlos hasta el día en que
estén en condiciones de obtener empleo y si no hay pruebas al
respecto se presume que el auxilio se habría prestado hasta
cuando éstos cumplieran 18 años (2 de julio de 1968. Anales, T.
LXXV, pág. 324; 27 de marzo de 1981. Anales. T. C. pág. 403)
(CSJ SC GJ CCXXXI n.° 2470, pág. 877).

Pero las circunstancias del país han cambiado. Hoy es natural y


deseable entender que las nuevas generaciones no se contenten
con estudiar hasta los 18 años alcanzando solo el bachillerato
para obtener luego un empleo. Y es por ello que la Corte de un
tiempo a esta parte ha venido estableciendo el límite que aplicó el
Tribunal a efectos de liquidar el lucro cesante futuro derivado de
la ruptura, por causa del fallecimiento del padre, de la ayuda
económica que entonces brindaba al hijo demandante. En efecto,
en jurisprudencia que a continuación se transcribe para
ratificarla, dijo esta Corporación:

«Es regla de principio, en punto de la liquidación de los perjuicios


padecidos por los hijos en razón del fallecimiento accidental del
progenitor del que dependían económicamente, que esa ayuda,
desde el punto de vista temporal, no es ilimitada o irrestricta, en
el entendido que ella resulta necesaria, inicialmente, sólo hasta
tanto el hijo se encuentre en condiciones de atender
funcionalmente su propia subsistencia, que en el medio nacional,
con apoyo en las reglas de la experiencia, ésta Corporación ha
estimado, ocurre al arribo de la edad de veinticinco años, siempre
y cuando, claro está, se verifiquen los supuestos fácticos por ella
descritos».

«Sobre el particular, ha dicho la Corte que ‘la discusión que


podría centrarse en torno a la edad límite que se tomó como
período de tiempo en que los hijos de las víctimas requerían de
sus sustentos, corresponde a la proyección más correcta si se
tiene en cuenta que atendiendo a las reglas de la experiencia, es
dable deducir que, en principio, a los 25 años, una persona de la
zona urbana del país, dedicada al estudio, puede adquirir su
completa educación que lo habilita para velar, a partir de
entonces, por su propio sostenimiento, desde luego que tampoco
obra prueba ninguna que desvirtúe, para aumentar o disminuir,
esa edad tope» (Se subraya; Cas. Civ., sentencia de 18 de
octubre de 2001, Exp. 4504).

«Posteriormente, la misma Sala, refiriéndose a los criterios que


han de tenerse en cuenta a fin de concretar la liquidación del

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SCLAJPT-10 V.00
Radicación n.° 67178

lucro cesante, precisó: ‘Este cometido exige establecer de manera


razonada la cuantificación, actualizada, de los ingresos
percibidos por el causante durante la época que precedió a su
muerte, al igual que el porcentaje de lo que el hoy difunto podía
destinar para sí mismo, la vida probable de los demandantes y el
periodo durante el cual estarían destinados a seguir recibiendo la
truncada asistencia económica...’, en torno de lo cual más
adelante puntualizó, ‘que sus hijos recibirían tal ayuda
económica hasta la edad límite de 25 años, época que
razonablemente se asume como la de culminación de sus
estudios superiores, todo esto de conformidad con las directrices
admitidas por esta misma Corporación en asunto similar» (sent.
de 18 de octubre de 2001, exp. 4504)’. (Cas. Civ. Sentencia de 5
de octubre de 2004, Exp. 6975).

«Ese mismo criterio también lo aplicó la Corte en la sentencia de


30 de junio de 2005, en la cual expresó que, ‘Para esos fines, es
necesario determinar: a) el monto de los ingresos mensuales que
la occisa percibía, o podía percibir, cuando se produjo su
fallecimiento; y su valor actualizado; b) el porcentaje de esos
ingresos que destinaba para su propio sostenimiento; c) la vida
probable de la víctima, y d) el período durante el cual podía
beneficiarse la demandante de la ayuda económica que le
brindaba su progenitora’ y que dicha ayuda se ‘percibiría hasta
los 25 años, por ser la edad en la que ordinariamente se culmina
la educación superior y se está en capacidad de valerse por sí
mismo» (Sent. del 18 de octubre de 2001 y 5 de octubre de 2004)’
(Se subraya; exp. 0650)” (Cas. Civ., sentencia del 19 de
diciembre de 2006, expediente No. 2000-00483-01). (CSJ SC 078-
2008 del 31 de julio de 2008, rad. 23001-3103-004-2001-00096-
01). En el mismo sentido SC del 17 de noviembre de 2011, rad.
11001-3103-018-1999-00533-01.

Igual criterio fue reiterado en las providencias CSJ


SC13925-2016; CSJ SC15996-2016 y CSJ SL11826-2017;
lo cual, por demás, está en armonía con la sentencia de
unificación dictada por el Consejo de Estado CE, Sección
Tercera, Subsección B, 22 abril 2015, rad.19146

Precisado lo anterior, la Sala procede a efectuar la


respectiva liquidación de los perjuicios, para lo cual se
toman los siguientes supuestos fácticos, que así están
demostrados en el proceso: (i) que el señor Edison Osorio

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Radicación n.° 67178

Vélez nació el 12 de febrero de 1961 y falleció el 21 de mayo


de 2003 (f.° 6); (ii) que al momento de su fallecimiento, éste
devengaba un salario integral de $4.316.000 (f.° 226 a 246
y 114); (iii) que su hijo Edisson Alexander Osorio Tarazona,
nació el 5 de abril de 1991 (f.° 8); y (iv) que no obstante
haber cumplido los 18 años de edad el 5 de abril pero del
año 2009, acredita que cursó estudios superiores hasta el
23 de febrero de 2011 (f.° 372), por tanto, será hasta esta
fecha que se calcula la indemnización con base en los
anteriores datos.

Se precisa que la indemnización se calcula sobre el


70% del salario integral devengado por el causante, pues el
otro 30% corresponde al factor prestacional, así:

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Teniendo en cuenta lo anterior, se observa que


Edisson Alexander Osorio Tarazona, si bien cumplió los 18
años de edad el 5 de abril de 2009, tiene derecho a que, e
insiste, se le liquide el lucro cesante en su favor y en un
50% hasta el 23 de febrero de 2011, fecha en que acreditó
estar estudiando en una institución de derecho superior,
lucro cesante que asciende a la suma de $260.568.711,29,
cuantía esta que al ser actualizada al 30 de noviembre del
presente año, sin perjuicio de la indexación que se cause
hasta el día en que tal suma sea cancelada, da un total de
$347.985.940,65.

No se causa lucro cesante futuro, pues como se vio, no


sólo arribó a los 18 años con anterioridad a la fecha de
proferirse la presente decisión, sino también el periodo que
acredita los estudios superiores, 23 de febrero de 2011,
también antecede a esta decisión judicial. Así se dispondrá
en la parte resolutiva.

De otra parte, en cuanto a los perjuicios morales


reclamados por Edisson Alexander Osorio Tarazona, la Sala
debe recordar que los mismos se dividen en objetivados y
subjetivados (CSJ SL, 6 jul. 2011, rad. 39867). Los
primeros, son aquellos daños resultantes de las
repercusiones económicas de las angustias o trastornos
síquicos que se sufren a consecuencia de un hecho dañoso;
y, los segundos, los que exclusivamente lesionan aspectos
sentimentales, afectivos, y emocionales que originan
angustias, dolores internos, síquicos, que lógicamente no
son fáciles de describir o de definir, los cuales la Sala los

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Radicación n.° 67178

tasa en la suma de $20.000.000.

Valga precisar también que los mismos son impuestos


por el juez, en este caso por la Corte, bajo el llamado
“arbitrium judicis”, los cuales, más que obtener una
reparación económica exacta, buscan es mitigar, paliar o
atenuar, en la medida de lo posible, los padecimientos que
afectan al hijo menor hoy mayor de edad del trabador quien
fue víctima de un accidente laboral por culpa
suficientemente comprobada del empleador.

Se niega la pretensión atinente a las alteraciones en


las condiciones de existencia, en tanto no aparecen
demostrados los supuestos facticos que daría lugar a su
prosperidad.

Corolario de lo anterior, se revocará parcialmente la


sentencia dictada por el Juzgado Séptimo Laboral de
Descongestión del Circuito de Bogotá, el 31 de agosto de
2012, para, en su lugar, condenar a Pride Colombia
Services, que luego pasó a denominarse San Antonio
International Sucursal Colombia, hoy Estrella Internacional
Energy Services Sucursal Colombia, a pagarle al señor
Edisson Alexander Osorio Tarazona, por concepto de lucro
cesante consolidado, debidamente actualizado a 30 de
noviembre de 2018, la suma de $347.985.940,65; y por
concepto de perjuicios morales el valor de $20.000.000. Se
confirma en lo demás la decisión de primer grado.

Por lo dicho en precedencia, se declaran no probadas

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las excepciones respecto del demandante Edisson Alexander


Osorio Tarazona.

Sin costas en la segunda instancia por haberse


conocido en grado jurisdiccional de consulta, las de
primera, reducidas en un 60%, estarán a cargo de la
demandada y en favor de Edisson Alexander Osorio
Tarazona.

X. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, CASA
la sentencia proferida, el 31 de julio de 2013
complementada a través de la providencia del 30 de
septiembre de ese mismo, por la Sala de Descongestión
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, dentro del proceso ordinario laboral seguido
EDSON REYNALDO y EDISSON ALEXANDER OSORIO
TARAZONA contra PRIDE COLOMBIA SERVICES que
posteriormente pasó a denominarse SAN ANTONIO
INTERNATIONAL SUCURSAL COLOMBIA hoy ESTRELLA
INTERNACIONAL ENERGY SERVICES SUCURSAL
COLOMBIA, sólo en cuanto declaró probada la excepción de
prescripción respecto del demandante Edisson Alexander
Osorio Tarazona. NO SE CASA EN LO DEMÁS.

En sede de instancia, RESUELVE:

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PRIMERO: REVOCAR parcialmente la sentencia


dictada por el Juzgado Séptimo Laboral de Descongestión
del Circuito de Bogotá, el 31 de agosto de 2012, para en su
lugar CONDENAR a PRIDE COLOMBIA SERVICES que
posteriormente pasó a denominarse SAN ANTONIO
INTERNATIONAL SUCURSAL COLOMBIA hoy ESTRELLA
INTERNACIONAL ENERGY SERVICES SUCURSAL
COLOMBIA a pagarle al señor EDISSON ALEXANDER
OSORIO TARAZONA por concepto de lucro cesante
consolidado, debidamente actualizado a 30 de noviembre de
2018 y sin perjuicio de la que se cause hasta el día de su
pago, la suma de $347.985.940,65; y por concepto de
perjuicios morales el valor de $20.000.000 conforme se
explicó en la parte motiva.

SEGUNDO: CONFIRMAR las demás absoluciones


dispuestas por el a quo.

TERCERO: COSTAS como se dijo en la parte


considerativa.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

MARTÍN EMILIO BELTRÁN QUINTERO

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DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA

ERNESTO FORERO VARGAS

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