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M astica r, lam er y so rb e r son actos extrem adam ente com unes entre los m am ífe
ros, los cuales, si se observan sin más, presentan sim ilitu d e s obvias con el habla.
M a c N e ila g e (1998)
El origen divino
Según la tradición bíblica, Dios creó a Adán y «formó del suelo todos los animales
del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los
llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le diera»
(Gn 2,19). De acuerdo con una tradición hindú, el lenguaje proviene de la diosa Sa-
rasvati, esposa de Brahma, creador del Universo. Para la mayoría de las religiones
el lenguaje humano parece tener un origen divino. A lo largo de la historia se han
llevado a cabo algunos experimentos, con resultados bastante contradictorios, para
intentar redescubrir esta lengua divina original. La hipótesis de partida era que si se
permitía que algunos niños crecieran sin entrar en contacto con ninguna lengua, en
tonces terminarían por usar espontáneamente la lengua original dada por Dios.
Un faraón llamado Psamético probó a realizar este experimento con dos recién
nacidos hace más de 2500 años. Tras pasar dos años en compañía de varias cabras
y de una pastora muda, parece ser que los niños empezaron a hablar espontánea
mente. Sus palabras no sonaban a egipcio, sino a lo que parecía ser la palabra fri
gia bekos, que significaba «pan». El faraón llegó así a la conclusión de que el fri
El lenguaje
gio, una antigua lengua hablada en parte de la actual Turquía, debía de ser la len
gua original. Esta conclusión resulta poco plausible. Es posible que los niños no
tomaran esta «palabra» de ninguna fuente humana, sino que, como diversos críti
cos han señalado, seguramente se la debieron oír a las propias cabras (si eliminas
la terminación -kos, que fue añadida en la versión griega de la historia, y pronun
cias lo que queda, ¿acaso no eres capaz de oír a las cabras?)
Jacobo IV de Escocia llevó a cabo un experimento similar hacia el año 1500 y
parece ser que en esta ocasión los niños empezaron a hablar en hebreo. Desgracia
damente, los restantes casos en los que se han descubierto niños salvajes que no han
tenido ningún contacto previo con una lengua humana no parecen confirmar los re
sultados obtenidos por este tipo de experimentos sobre el «origen divino». Los ni
ños que viven privados de contacto con el lenguaje humano en sus primeros años
de vida no llegan a desarrollar el lenguaje (estudiaremos el caso de uno de estos ni
ños más adelante, en el Capítulo 13). Aun en el caso de que el lenguaje hubiera te
nido un origen divino, lo cierto es que carecemos de medios para reconstruirlo, má
xime teniendo en cuenta los acontecimientos ocurridos en una ciudad llamada
Babel «porque allí confundió Dios el lenguaje de todo el mundo» (Gn 11,9).
más en su propia lengua, por lo que difícilmente pueden considerarse como una
fuente razonable de los sonidos del habla.
Una tercera hipótesis basada en los sonidos naturales es la que se denomina la
hipótesis del «yo-he-ho» (una antigua secuencia rítmica empleada por los marine
ros durante la sirga). Según esta teoría, los sonidos que hacen las personas al rea
lizar un esfuerzo físico podrían encontrarse en el origen de nuestro lenguaje, espe
cialmente cuando este esfuerzo físico lo realizaban varias personas que debían
ponerse de acuerdo. En consecuencia, un grupo de humanos primitivos habría de
sarrollado un conjunto de gruñidos, gemidos y palabrotas que utilizarían al levan
tar y acarrear árboles o mamuts muertos. Lo más llamativo de esta teoría es que si
tuaría el desarrollo del lenguaje humano dentro de un contexto social. Los sonidos
humanos, con independencia de cómo se produjeran, habrían tenido algún uso re
glamentado dentro de la vida social de los grupos humanos primitivos. Es una idea
interesante, que podría relacionarse con los usos que los humanos damos a los so
nidos que producimos. Sin embargo, no contesta a la pregunta acerca de los oríge
nes de estos sonidos, dado que los monos y otros primates disponen de gruñidos y
de llamadas sociales, pero no parecen haber desarrollado la capacidad de hablar.
rrar la comida, pero son muy útiles a la hora de producir sonidos como f z y d . Los
labios humanos están conectados por una musculatura mucho más compleja que la
que encontramos en otros primates y la flexibilidad que ésta les confiere facilita la
producción de sonidos como como p y b. La boca humana, que es relativamente pe
queña en comparación con la poseen otros primates, puede abrirse y cerrarse rápida
mente, y contiene una lengua más pequeña, más gruesa y más musculosa, con la que
se puede generar una amplia variedad de sonidos en el interior de la cavidad oral. El
resultado al que, en conjunto, dan lugar estas pequeñas diferencias consiste en una
cara que dispone de una musculatura más compleja, y que interconecta los labios y
la boca, capaz de generar una gran diversidad de conformaciones, así como de articu
lar con mayor rapidez los sonidos que se producen gracias a las mismas.
La laringe humana, o «caja de la voz« (puesto que contiene las cuerdas voca
les), se diferencia de forma significativa por su posición de la que poseen los mo
nos. Durante la evolución de la especie humana, la adopción de la postura erecta
hizo que la cabeza se adelantara en relación con la columna vertebral y que la la
ringe quedara más baja, creándose una cavidad más amplia, llamada faringe, si
tuada encima de las cuerdas vocales, la cual actúa como una caja de resonancia
para todos los sonidos producidos por la laringe, contribuyendo a incrementar su
variedad y a hacerlos más distintivos. Una consecuencia desafortunada de estos
cambios es que la posición de la laringe humana aumenta la posibilidad de atra
gantarse al comer. Los monos quizás no sean capaces de utilizar la laringe para
producir sonidos lingüísticos, pero tampoco sufren el problema de que los trozos
de comida puedan alcanzar la tráquea. Sin duda, en términos evolutivos el tener
esta capacidad vocal adicional (esto es, la posibilidad de producir una mayor va
riedad de emisiones acústicas) debe haber incrementado enormemente las posibi
lidades de supervivencia, pues, de lo contrario, no hubiera compensado el incon
veniente potencial que supone el riesgo añadido de morir atragantado.
El cerebro humano
El cerebro humano es el responsable del control de la organización de todos estos
componentes físicos más complejos disponibles potencialmente para la producción
de sonidos. El cerebro humano posee un tamaño inusualmente grande en relación
con el tamaño corporal además se encuentra lateralizado, esto es, cada hemisferio
se ocupa de determinadas funciones especializadas. En la mayoría de los seres hu
manos las regiones encargadas del control de los movimientos motores implicados
en tareas como el habla y la manipulación de objetos (fabricación y utilización de
herramientas) se encuentran localizadas, en gran medida, en el hemisferio cerebral
izquierdo. Resulta plausible la existencia de una conexión evolutiva entre estas dos
capacidades humanas, así como la implicación de ambas en el desarrollo de un ce
rebro capaz de hablar. La mayoría de las restantes teorías sobre el origen del habla
implican la existencia de seres humanos que producirían ruidos aislados para seña
lar objetos de su entorno, en lo que seguramente puede haber sido una etapa cru
cial en el desarrollo del lenguaje; sin embargo, conviene señalar que se trataría de
un lenguaje carente aún de cualquier tipo de organización estructural. Todas las
lenguas humanas, incluida la de signos, implican la organización y combinación de
sonidos (o signos) en secuencias determinadas. Al parecer, una parte de nuestro ce
rebro se ha especializado en generar este tipo de secuencias.
Los orígenes del lenguaje 11
El origen genético
Podemos concebir a un bebé humano durante sus primeros años de vida como un
ejemplo viviente de la manera en que tuvieron lugar algunos de los cambios físi
cos descritos anteriormente. En el momento del nacimiento, el cerebro del bebé
pesa únicamente la cuarta parte de lo que llegará a pesar en el estadio adulto y su
laringe se encuentra situada en una posición mucho más elevada de la garganta,
lo que le permite, al igual que a los chimpancés, respirar y beber al mismo tiem
po. En un intervalo de tiempo relativamente corto, la laringe desciende, el cerebro
se desarrolla, el niño adopta una postura erguida y comienza a andar y a hablar.
Este conjunto de procesos de desarrollo casi automáticos, así como la complejidad
que presenta el lenguaje del niño pequeño, han llevado a algunos investigadores a
buscar un origen para el lenguaje que no consista simplemente en una serie de pe
queñas adaptaciones físicas adquiridas por la especie a lo largo del tiempo. Inclu
so los niños que son sordos de nacimiento (y que, en consecuencia, nunca desarro
llan un lenguaje hablado) acaban utilizando muy pronto la lengua de signos con
gran fluidez, siempre que las circunstancias sean las apropiadas. Este hecho pare
ce indicar que los humanos nacemos dotados de una capacidad especial para el
lenguaje. Es innata y ninguna otra criatura parece poseerla, no estando vinculada
a ninguna variedad específica de lenguaje. ¿Es posible que esta capacidad lingüís
tica se halle ensamblada genéticamente en el recién nacido humano?
Como solución al enigma del origen del lenguaje, la hipótesis del innatismo
sugeriría que dicho origen se encontraría en la existencia de algo especial en el ge-
noma humano, posiblemente algún tipo de mutación crucial. En consecuencia, la
aparición del lenguaje no habría sido el resultado de un cambio gradual, sino algo
que habría sucedido con bastante rapidez. No estamos seguros de cuándo habría
tenido lugar este supuesto cambio genético, ni de cómo se relacionaría con las
adaptaciones físicas descritas anteriormente. Lo que sí parece claro es que cuan
do se toma en consideración esta hipótesis, nuestras especulaciones acerca del ori
gen del lenguaje se desplazan desde las evidencias fósiles o desde el origen físico
de los sonidos humanos básicos, hacia las analogías con la manera en que funcio
nan los ordenadores (estar pre-programado o ensamblado, etc.) y hacia los con
ceptos tomados del estudio de la genética. La investigación acerca del origen del
12 El lenguaje
lenguaje se convierte, entonces, en una búsqueda de ese «gen del lenguaje» espe
cial que sólo poseerían los seres humanos.
Si somos, de hecho, la única criatura dotada de esta especial capacidad para el
lenguaje, ¿resulta completamente imposible para cualquier otra criatura producir o
entender el lenguaje? Trataremos de dar respuesta a esta cuestión en el capítulo 2.
a Ejercicios
1. ¿Con cuál de los cuatro tipos de «orígenes del lenguaje» asociarías la cita de
MacNeilage que encabeza este capítulo?
2. ¿Cuál es la idea básica de la hipótesis del «guau-guau» acerca del origen del
lenguaje?
3. ¿Cuál es la idea básica de la hipótesis del «yo-he-ho»?
4. ¿Por qué razón se considera que es poco probable que interjecciones como ¡ay!
sean el origen de los sonidos propios del habla?
5. ¿Qué características especiales poseen los dientes humanos que los hacen úti
les para la producción de los sonidos del habla?
6 . ¿Dónde se encuentra localizada la faringe y de qué manera ha llegado a con
vertirse en un componente importante del sistema de generación de sonidos en
la especie humana?
7. ¿Por qué crees que habría que mencionar como una prueba a favor de la hipó
tesis del innatismo a los niños pequeños sordos que terminan utilizando con
particular eficacia la lengua de signos?
■ Tareas de investigación
A. ¿Cuál es la conexión que existe entre la maniobra de Heimlich y el desarrollo
del habla en la especie humana?
B. ¿Qué es lo que sucedió exactamente en Babel y por qué razón se emplea este
hecho para explicar el origen del lenguaje?
C. La idea de que «la ontogenia recapitula la filogenia» fue propuesta por prime
ra vez en 1866 por Ernst Haeckel y aún se emplea con frecuencia en las discu
siones acerca del origen del lenguaje. ¿Serías capaz de expresar esta idea de
una manera más sencilla o menos técnica?
D. ¿Qué relación existe entre la hipótesis del innatismo, tal y como se ha descri
to en este capítulo, y la idea de una Gramática Universal?
■ Temas/proyectos de discusión
I. A menudo se propone que existe una relación entre el lenguaje, la capacidad
de utilizar herramientas y la mayor destreza en el uso de la mano derecha
que caracteriza a la mayoría de los humanos, (i) ¿Es posible que la libera
ción del uso de las manos que implica la adopción de una postura erecta bí
peda diera lugar a una mayor capacidad de manipulación, la cual, a su vez,
terminara desembocando en el desarrollo del lenguaje? (ii) ¿Por qué razón
adoptamos una postura erecta? (iii) ¿Qué tipo de modificaciones habrían te
nido lugar en nuestras manos? (Para obtener información básica sobre esta
cuestión puedes leer el capítulo 5 de Beaken, 1996)
II. En este capítulo no nos hemos ocupado de la cuestión de si el lenguaje se ha
desarrollado como una parte más de nuestras capacidades cognitivas gene
rales o si, por el contrario, ha evolucionado como un componente separado,
que puede existir de forma independiente (y sin tener relación con la inteli-
Los orígenes del lenguaje 13
Lecturas adicionales
Dos textos introductorios a la cuestión del estudio del origen del lenguaje son los
de Aitchison (2000) y Beaken (1996). Jespersen (1921) es el responsable de mu
chos de los divertidos nombres que designan algunas de las primeras hipótesis
acerca del origen del lenguaje (como, por ejemplo, la teoría del «guau-guau»). Ya
de forma más específica, puede leerse a Salus (1969) en lo concerniente a los «so
nidos naturales»; sobre la relación entre el uso de herramientas y el lenguaje pue
de consultarse a Gibson e Ingold (1993); para la hipótesis del innatismo resulta
particularmente ilustrativo el libro de Pinker (1994), teniendo en cuenta los argu
mentos en contra expuestos por Sampson (1997). Las ideas de Haeckel son anali
zadas por Gould (1977). Otras aproximaciones interesantes a la cuestión del ori
gen del lenguaje aparecen en Bickerton (1990), Corballis (1991), Deacon (1997),
Dunbar (1996), Jablonski y Aiello (1998) y Lieberman (1991, 1998).