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El origen del lenguaje: aspectos semánticos

Teorías sobre los orígenes del lenguaje

José Manuel Martínez Sánchez


Lcdo. Filología Hispánica
(Universidad de Murcia)

No sabemos exactamente cuándo el ser humano se comunicó


lingüísticamente con otros seres humanos, sabemos que se expresó
simbólicamente de otras maneras como por ejemplo realizando pinturas en
las cuevas. ¿Pero cuándo el homo sapiens habló por primera vez? [...] Es
inquietante investigar qué ocurrió desde esas primeras interjecciones
monosilábicas hasta los grandes poemas de nuestros escritores más
modernos. Aquí la selección natural también conviene, en definitiva, que la
creatividad artística es una capacidad que se desarrolla adaptándose al
medio y superándose con el paso del hombre y de los siglos. La evolución
desarrolla en el hombre aquello que le proporciona mayor posibilidad de
supervivencia y el lenguaje humano, además de capacitarlo para ello,
culturalmente lo justifica.

I. Introducción

La paleontología, en estrecha colaboración con la neurología y la


lingüística, nos ha explicado que el hombre moderno se distingue de otras
especies de homínidos por su capacidad de hablar. Esta capacidad, entre
otras razones, se debe a que la laringe del hombre moderno ha ido
descendiendo hasta posicionarse en la parte baja del cuello, permitiéndole
poder articular las palabras. En otras especies como los chimpancés o los
gorilas su laringe está situada más arriba, algo que les faculta para respirar
y beber al mismo tiempo. También los seres humanos, hasta
aproximadamente los dos años, tienen esa cualidad, sumamente importante
en el proceso de lactancia. Pero a medida que el niño crece su laringe se va
adaptando hasta servir como instrumento fonético repercutiendo en la otra
cualidad mencionada y pudiendo atragantarse en el caso de querer beber y
respirar al mismo tiempo.

Según el famoso paleontólogo español Juan Luis Arsuaga este proceso se


explica mediante la teoría de la selección natural de Darwin. El ser humano
moderno, esto es, nuestra especie, ganó el terreno al homo neardental
precisamente por haber adquirido esta capacidad, la del lenguaje, la cual
sirvió para que el grupo pudiera comunicarse y, en consecuencia,
organizarse mejor. Esto es únicamente una hipótesis pero sin duda nos
ofrece una visión clara de la importancia que el lenguaje tiene en el ser
humano. El lenguaje, que sólo se justifica colectivamente, ha supuesto el
mayor logro de nuestra especie. La diferencia del lenguaje humano con el
lenguaje de otras especies radica en la atribución consciente de una
significación concreta al mismo, mientras que otras especies usan la
interjección, la expresión emotiva, el lenguaje articulado señala y codifica
significados, dándoles, por tanto, un sentido, una finalidad comunicativa.

No sabemos exactamente cuándo el ser humano se comunicó


lingüísticamente con otros seres humanos, sabemos que se expresó
simbólicamente de otras maneras como por ejemplo realizando pinturas en
las cuevas. ¿Pero cuándo el homo sapiens habló por primera vez? Sin duda
ese proceso está muy relacionado con el desarrollo del área de Broca del
cerebro, encargada de la producción de lenguaje, y con la adaptación de la
laringe facilitando el habla. Seguramente el hombre pasó de emitir
quejidos, llantos, emociones, interjecciones, a las primeras palabras, a los
primeros códigos de referencia sintáctico-semántica. Queda todavía mucho
por investigar, es un tema apasionante que nos lleva a reflexionar acerca de
la enorme importancia y trascendencia que tiene el uso de la palabra por el
hombre, tan crucial como el uso de la piedra o del hierro. Es inquietante
investigar qué ocurrió desde esas primeras interjecciones monosilábicas
hasta los grandes poemas de nuestros escritores más modernos. Aquí la
selección natural también conviene, en definitiva, que la creatividad
artística es una capacidad que se desarrolla adaptándose al medio y
superándose con el paso del hombre y de los siglos. La evolución desarrolla
en el hombre aquello que le proporciona mayor posibilidad de
supervivencia y el lenguaje humano, además de capacitarlo para ello,
culturalmente lo justifica.

II. Función afectiva del lenguaje: Aspectos semánticos. Hacia


una explicación del origen del lenguaje
En primer lugar planteémonos la pregunta clave que nos inicie en la
cuestión concreta que este trabajo pretende desarrollar. La pregunta
básicamente podría formularse así: ¿Por qué surge el lenguaje?[1]
Ya en la Biblia se señala que “en el principio fue el verbo”, como
instrumento de creación de mundo (logos). Visto así la palabra sería la
creadora de la realidad ya que porta en ella un sentido hacia algo a lo que
hace referencia. En palabras de Gottlob Frege: “La lógica debe exigir […]
que el paso de la palabra al sentido y del sentido a la referencia esté
determinado sin lugar a dudas.” El sentido lo da la referencia:

Signo > Sentido = Referencia > Significado

5+5-3x2 y 2+2-2x7 son expresiones diferentes, que por lo tanto tienen


diferentes sentidos pero una misma referencia, pues ambas tienen el
resultado de 14.

Partiendo de esta premisa lógico-semiológica que explica el hecho


referencial del lenguaje habremos de dirigirnos ahora hacia las dos
principales teorías que apuntan a la cuestión del origen del lenguaje. Por un
lado la denominada teoría de la onomatopeya y por otro la teoría de las
expresiones afectivas. Ambas teorías, como veremos, no se contradicen
sino que resultan complementarias. Sin duda el “origen divino” del
lenguaje es cuestión que se aparta de todo intento de comprensión lógica y
positivista por lo que queda rechazada tal teoría en el terreno de las
ciencias. En este sentido J.J Rouseau, en su obra inacabada Ensayo sobre el
origen de las lenguas, también negó el origen divino del lenguaje, pero
tampoco llegó a afirmar que fuera este origen puramente humano y pasó el
problema a otros: “En cuanto a mí, espantado por las dificultades que se
multiplican y convencido de la imposibilidad, casi demostrada, de que las
lenguas hayan podido nacer y establecerse por medios puramente humanos,
dejo la discusión de este difícil problema a quien quiera”. Pero Rousseau
apunta a algo realmente interesante: “Las primeras voces tienen su origen
en las pasiones”.

El comportamiento lingüístico-comunicativo puede ofrecer en sus


diferentes estructuras, tanto léxicas como gramaticales, un carácter afectivo
especial. En este sentido al hablar de unos estadios de prelenguaje sería
difícil atender a aspectos morfológicos donde el carácter afectivo vendría
dado mediante procedimientos de, verbigracia, sufijación: “pelmazo,
gordaco, cariñín, etc.”. Pero estos y otros procedimientos, como los que
señala Ch. Bally, sí nos alertan de la importancia del valor afectivo en las
palabras, valor del que el hablante dota a su lengua. Esta subjetividad no
puede dejarse de lado a la hora de estudiar los momentos iniciales de la
comunicación lingüística, momentos de asombro y descubrimiento del
mundo, en todos sus aspectos. Como señala Bertil Malmberg: “El enigma
del origen de la lengua es asimismo el enigma de la hominización”.
Los gestos debieron desempeñar un papel importante, antes que la lengua,
como instrumento fundamental de comunicación (Esaias Tegnér). En el
origen de la lengua sería difícil marcar la diferencia entre el habla y el
canto, siendo ambas manifestaciones de sentimientos incomprensibles
inicialmente, pues aún no habían adquirido el grado de signo lingüístico
(Otto Jespersen). Esta teoría se basa en el progresivo empobrecimiento
morfológico de las lenguas a lo largo de su historia, en donde las lenguas
modernas resultan, si son comparadas con las antiguas de la que proceden,
mucho menos autosuficientes, homogéneas y ricas. Así lo que el latín
expresa en una sola expresión (cantaveram) el francés (j’ avais chanté) -o el
español (Yo había cantado)- lo expresa con tres. Otros ven sin embargo
esto como resultado de la consecuencia de la mezcla de lenguas (Lucien
Tesnière).

La estructuración del cerebro humano permite generar conceptos


simbólicos y plasmarlos en imágenes. Las obras de arte debieron tener
funciones estéticas, místicas, de comunicación y de cohesión social. Unos
huesos de elefante con rayas grabadas hace 400.000 años y una tosca
escultura femenina llamada “Venus de Berekhat Ram” realizada hace unos
250.000 años, son ejemplos de que el sentido simbólico ya fue desarrollado
por poblaciones anteriores a los humanos modernos.

El lenguaje humano es un proceso simbólico. En este sentido Van


Ginneken afirma que los primeros lenguajes fueron primeramente los
gestuales. Después los signos pictográficos (escritura) surgieron como
intento de plasmar el significado de los actos gestuales y del mismo modo
habría surgido el habla humana, es decir, como complemento o lenguaje
secundario. Esta hipótesis, que tiene mucho de fantasía, nos sirve para
llegar a la otra explicación del origen del lenguaje humano, la llamada
teoría de las expresiones afectivas, así los primeros sonidos articulados
vendrían a ser una especie de chasquidos complicados (interjecciones)
relacionados con la expresión de estados anímicos concretos (Van
Ginneken). Pero como acertadamente señala B. Malmberg: “La lengua sólo
apareció cuando aprendieron a usar un complejo sonoro dado en una
situación concreta, como signo convencional aplicado a determinado
concepto”. Es necesaria la referencia en un contexto comunicacional para
que exista la situación ‘emisor – código – receptor’. El mensaje, en este
caso la interjección, tendría que ser portador de un significado para que el
emisor se percibiera del sentido del mismo. Por eso, y en este sentido estoy
deacuerdo con Van Ginneken, resulta más convincente que los primeros
homínidos se comunicaran mediante señales gestuales –codificadas- antes
que por palabras –proceso mucho más complejo-. Por ejemplo, señalando
con el dedo a la presa a la cual quieren cazar, de este modo, el emisor emite
un mensaje al receptor mediante un determinado código (gestual) que
señala la referencia a la cual el mensaje alude (la presa).

Muy interesante es la pregunta que B. Malmberg formula: “¿Cómo es


posible que un cierto complejo de sonidos adquiera un significado dado y
lo mantenga posteriormente? Sin duda este proceso requeriría mucho
tiempo para fijarse y consolidarse. Y la interjección en sí misma no
constituye un lenguaje en tanto que código comunicacional concreto. La
lingüística recoge plenamente este problema, pero en todas sus teorías no
es capaz de explicar cómo se pasó del lenguaje imitativo de los sonidos al
lenguaje con coherencia; cómo se pasó del lenguaje que no expresaba
ideas, al lenguaje que sí las expresa, o más claramente: ¿en qué momento
se adquirió esa facultad razonadora? Las investigaciones de tipo lingüístico
nos presentan un desarrollo de la formación del lenguaje desde su origen
hasta nuestros días (diacronía). Este desarrollo se presenta en tres grandes
divisiones o grados del lenguaje, que son: monosilábico, aglutinante y de
flexión. El lenguaje monosilábico es aquel que comenzó por el período
llamado de «raíces» porque se componía de expresiones integrales e
indivisibles, y estas expresiones estaban ya constituidas por elementos
articulados o compuestos de vocales. Así estas primeras raíces
monosilábicas fueron compuestas por una vocal, o como mucho por una
vocal y una consonante.

El lenguaje monosilábico, como su nombre indica, es el conformado por


una sola sílaba, o como mucho por la misma sílaba repetida, que surgió
como imitación de los sonidos de la Naturaleza a la vez que de sensaciones,
onomatopeya e interjección, respectivamente. Estos primeros hombres
hablantes, aún no tenían la capacidad de dar sentido a estos conceptos
puros o primeras raíces, y por ello no se puede hablar de un verdadero
lenguaje. No había una fluidez entre la palabra y la idea, sino que cada una
de estas raíces monosilábicas se manifestaban como entes independientes
entre sí. La comunicación se basaba en el sonido pero no en su
interpretación. No había un código. Estas primeras sílabas tenían un sentido
principalmente emocional; la relación palabra-concepto no se guiaba por
una unión ideo-semántica, sino pasional.

Tras el lenguaje monosilábico se observa la evolución hacia el lenguaje de


las aglutinaciones. Su característica básica es el añadido a la raíz principal
de otras sílabas o raíces que pasaron a ser sufijos o prefijos y que modifican
la raíz central o idea primordial. Si es difícil explicar la evolución del
idioma monosilábico al aglutinante, mucho mayor es la incógnita de cómo
pasó este al de flexión.
El lenguaje de flexión es un lenguaje altamente complejo. En él, no sólo la
raíz es acompañada por sufijos y prefijos, sino que a su vez esta raíz
fundamental sufre un cambio en la morfología, pareciendo que las diversas
raíces son una sola palabra, resultando difícil luego hallarlas y por tanto
descubrir su origen y procedencia.En estas palabras el núcleo o raíz sigue
correspondiendo al monosilábico primitivo, pero envuelto en otros
elementos gramaticales. En este lenguaje flexivo ya aparecen los artículos,
el género, los adjetivos, los participios y todos los elementos del mundo
gramatical tal cual los conocemos hoy.

Sin duda el paso del lenguaje monosilábico al aglutinante, y mucho más al


de flexión, comprende miles y miles de años. Este breve estudio se centra
en los momentos primigenios del habla humana, por lo que es conveniente
dejar de lado el estudio de estas evoluciones morfológicas.

La otra teoría que hemos ya referido anteriormente es la teoría


onomatopéyica, esta alcanzaría mayor complejidad que la de expresiones
afectivas porque se contempla ya la existencia de un sonido que simboliza
un concepto por imitación. Westermann defiende tal teoría mientras que
Jespersen y Sapir la niegan postulando que en las lenguas modernas
occidentales apenas hay en el léxico palabras onomatopéyicas. Pero sin
embargo cabe señalar que en África sí existen un gran número de palabras
de este tipo. Teniendo en cuenta que el origen del hombre se sitúa en
África, debemos tener muy en cuenta esta hipótesis en la que los primeros
homínidos imitan la realidad emitiendo sonidos, el estudio de órganos
responsables de la emisión de los sonidos que componen el habla humana,
como luego veremos, será determinante si queremos acercarnos
científicamente al origen de este proceso, pues no es posible componer una
música para la que no existen instrumentos (J.L.Arsuaga).

La última teoría que considero conveniente apuntar es la denominada


teoría de la llamada o de la lengua imperativa formulada por G. Révész. La
llamada, compuesta de un complejo de sonidos inidentificados debe
suponerse que fue fijando poco a poco su forma sonora y que
simultáneamente se fue diferenciando (B. Malmberg). Estos sonidos se
irían haciendo poco a poco más corrientes dentro de un determinado grupo
de individuos. Así para Révesz el modo imperativo es el primero, anterior
incluso al indicativo.

III. Una conclusión sin conclusión


En una comunidad de individuos prehistóricos donde las motivaciones
principales se basan en la necesidad de supervivencia, la competitividad
entre otras comunidades o grupos ajenos por la consecución de esas
necesidades representaría un problema cotidiano. Así inventaron todo tipo
de instrumentos para ayudarse en el logro de tales tareas (armas, fuego,
viviendas, etc). El lenguaje vendría a ser un instrumento más, necesario,
sociológicamente, para poder llevar a cabo esas acciones de manera más
organizada y con una comunicación cada vez más rica. Así la teoría de la
evolución de las especies de Darwin explica que ciertos seres se van
dotando anatómicamente de condiciones para la adaptación al medio. Así
en la lucha competitiva, por ejemplo, entre el homo sapiens y el homo
neardental ganaría tal vez el que mejor capacidad tuviera para comunicarse
y organizarse entre los individuos de su propia especie. El lenguaje es un
instrumento que permite esta organización. C. Stringer y Clive Gamble
señalan que los neandertales no poseían un lenguaje hablado como el
nuestro, aunque tenían las bases anatómicas para producirlo, debido a
limitaciones psíquicas derivadas de su relativamente pequeño cerebro. Eso
podría ser la razón de que ganase nuestra especie a la neardental.

Todavía no sabemos si fue antes el lenguaje gestual, el pictórico o el


hablado, pero sí sabemos la necesidad del mismo para la propia
supervivencia y desarrollo de la especie. Gracias al lenguaje se ha
desarrollado una cultura, ha permitido la conservación de unos
significados. La lengua designa realidades, la palabra señala a la realidad,
ayuda a configurarla. Y la palabra se tuvo que aprender en situación
dialógica, compartiendo esa realidad. Dando un significado concreto,
formalizado, a esa realidad. El hombre siempre ha querido saber, su
capacidad racional le ha llevado a preguntar por sí mismo y por el mundo, a
asombrarse y a cantar a los supuestos dioses que le enviaban la lluvia y los
truenos. El hombre ha expresado el contenido de su pensamiento. El
pensamiento se ha desarrollado por el lenguaje. Y el lenguaje, en definitiva,
ha creado al hombre.

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BIBLIOGRAFÍA
-Arsuaga, J.L y Martínez, I.: La especie elegida (La larga marcha de la
evolución humana), Madrid, Temas de Hoy, 2006.

-Frege, G.: Estudios sobre semántica, Barcelona, Folio, 2002.

-Jespersen, J.: Sproget (1941)

-Malmberg, B.: La Lengua y el hombre (Introducción a los problemas


generales de la Lingüística), Madrid,, Itsmo, 1973.

-Révesz.: Ursprung und Vorgeschichte der Sprache (1946)

-Roca Pons, J.: El lenguaje Barcelona, Teide, 1978

- Rousseau, J.J.: Ensayo sobre el origen de las lenguas Madrid, Akal,


1980.

-Sapir, E.: El lenguaje, México-Buenos Aires, Fondo de Cultura


Económica, 1966.

-Stringer, C y Gamble, C.: En busca de los neandertales, Barcelona,


Crítica, 1996.

-Van Ginneken.: La reconstruction typologique des langues archaïques de


l’humanité (1931)

[1] Nosotros entendemos lenguaje en términos lingüísticos y no semióticos.


Así, lo que nos interesa es conocer propiamente el origen de la palabra.

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