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Universidad Autónoma de Nuevo León

Facultad de Psicología

Terapia Breve Con orientación Psicoanalitica

Ensayo sobre la escuela Americana del yo

Grupo: 216
Maestra: Maria Angelica Limon Garcia
Alumno: Miguel Angel Salazar Treviño
Matricula; 1679143

27 de agosto de 2019
Escuela americana del yo

Autores principales

Heinz Hartmann Anna Freud


Fecha de nacimiento: 4 de noviembre Fecha de nacimiento: 3 de diciembre
de 1894, Viena, Austria de 1895, Viena, Austria
Fallecimiento: 17 de mayo de Fallecimiento: 9 de octubre de
1970, Stony Point, Nueva York, Estados 1982, Londres, Reino Unido
Unidos

Datos biográficos interesantes.


Heinz Hartmann
Heinz Hartmann desarrolló casi toda su carrera en los Estados Unidos, país a
donde se refugió huyendo de la persecución nazi.
Hartmann nació en Viena en 1894, provenía de la gran burguesía vienesa, elitista
y refinada. Su padre había sido profesor de historia antes de ser nombrado
embajador en Berlín. fue educado en un ambiente intelectual sin confesión ni
pertenencia religiosa, fenómeno raro para la época.
En su juventud, Hartmann había sido atendido por Josef Breuer. a través
de Breuer, conoció a Sigmund Freud y se convirtió en su discípulo. Seguidamente
comienza su formación en Psicoanálisis y su Análisis Didáctico con Sándor Rado,
continuándolo más tarde con el mismo Freud.
En 1937 emprendió la revisión de la segunda tópica Freudiana, lo que lo llevaría a
la Ego Psychology.
De paso por París en 1938, se vio mezclado sin quererlo en los conflictos de la
Société psychanalytique de Paris (SPP) a propósito de la elección de Jacques
Lacan como miembro titular. Más tarde Hartmann se opuso con firmeza a Lacan
en las dos escisiones del movimiento psicoanalítico en Francia
Con la publicación en 1939 de su libro “La Psicología del Yo y el problema de
Adaptación“, Hartman hace del estudio del Yo su objetivo prioritario
Obligado a huir de Francia en 1939, Hartmann se refugió en Suiza, en la casa de
Raymond de Saussure, donde se reunió con Loewenstein. Los dos emigraron a
los Estados Unidos en 194 1, y en Nueva York Hartmann comenzó una segunda
vida de jefe de escuela, convirtiéndose en el principal representante de la
ortodoxia Freudiana, junto a Anna Freud.
En los Estados Unidos se convirtió en un miembro muy activo de la Asociación
Psicoanalítica Americana, llegando a ser elegido presidente de la IPA (Asociación
Psicoanalítica Internacional) en 1950.
El 17 de mayo de 1970 Heinz Hartmann muere en Stony Point, Nueva York.

Anna Freud
Nació en Viena el 3 diciembre de 1895. Fue la sexta y última hija del matrimonio
de Sigmund Freud y Martha Bernays. Su nacimiento encontró a su madre agotada
física y mentalmente, lo que motivó que fuera confiada inmediatamente a los
cuidados de la institutriz Josefine Cihlarz, una joven con la que mantuvo un vínculo
privilegiado.

Años más tarde, en una correspondencia a Eitingon, Anna se refirió a Josefine


como "la relación más antigua y más genuina de mi niñez", y su vínculo con ella
inspiraría sus posteriores conceptos de "madre psicológica" y los contenidos del
artículo "Perder y ser perdido". Mantuvo una relación distante con su madre y
sentimientos de gran ambivalencia con su hermana Sophie, la preferida de Martha
y la más bonita de las hijas mujeres, condición que Anna trató de compensar con
su desarrollo intelectual.

En 1912, al finalizar los estudios secundarios en el Lyceum, fue enviada a Merano


para descansar y recuperar la pérdida de peso, en vísperas del casamiento de
Sophie, al que no asistió por sugerencia de su padre. Esta exclusión formó parte
de los malestares y amarguras que ya venía sufriendo. Pasaba períodos de gran
fatiga y hablaba de ello como "eso" que la hacía cansarse y "sentirse tonta". De
esta manera, definía su recurrencia a las ensoñaciones diurnas e historias
fantasiosas, cuestiones éstas que tratará en el trabajo Relación entre fantasías de
flagelación y sueño diurno, con el que ingresara a la SOCIEDAD
PSICOANALITICA DE VIENA en 1922.

En Anna primaban las identificaciones masculinas, no obstante lo cual tuvo varios


pretendientes; sin embargo, todos fueron rechazados, unos por ella y otros por su
padre, siendo Ernest Jones el más famoso de ellos. A los dieciocho años quedó
como única hija en su hogar, acompañando a su padre, que ya tenía sesenta y
cinco años y penaba por el alejamiento de sus hijos.

Dos años antes, en 1918, había comenzado a analizarse con su propio padre,
análisis que se mantuvo hasta 1922 con una frecuencia de seis sesiones
semanales. Freud centró este análisis en las fantasías y ensueños de flagelación
como inhibidores del trabajo intelectual.
Junto a S.Bernfeld, militante sionista y socialista, Anna apoyó la creación del Asilo
e Instituto Baumgarten, para niños judíos huérfanos de guerra. Allí se formó un
grupo dedicado a estudiar los problemas de aprendizaje y de psicología del niño,
en el que participaron también Willie Hoffer y August Aichhorn. Este último ya
tenía experiencia con niños y adolescentes y dejo en Anna huellas de su
influencia.

En 1920, la familia Freud sufre la muerte de Sophie, víctima de una epidemia.


Anna sobrelleva la pérdida de su gran rival, amada y envidiada, dedicándose al
igual que su padre a un intenso trabajo, afianzándose su consagración al
psicoanálisis. Recibió de Freud su reconocimiento cuando éste le otorgó uno de
los anillos de oro grabado que poseían los miembros del COMITE DE LOS SIETE
ANILLOS, grupo que frecuentaba ya desde los catorce años, cuando se le
permitía asistir en silencio a las reuniones de los miércoles.

Su recorrido institucional se inicia en 1920 cuando asiste como invitada al primer


congreso internacional de posguerra en La Haya. Dos años más tarde, a los
veintisiete, ingresa a la SOCIEDAD PSICOANALITICA DE VIENA como
psicoanalista de niños, pues la clínica con adultos era "vedada" a los profanos. En
1921 había conocido a Lou Andreas Salomé, psicoanalista de origen ruso que
ocupa el lugar de "buena madre" y "madre analista", encontrando en ella una
imagen femenina y maternal y una valiosa ayuda para la elaboración del citado
trabajo sobre las fantasías de flagelación.

En 1923, ya declarada la enfermedad de Freud con su primera operación, decide


no instalarse en Berlín y quedarse a su lado. Asiste a las recorridas por el Servicio
de Psiquiatría del Centro Hospitalario Universitario de Viena, de Wagner Jauregg,
conociendo allí a Heinz Hartmann. Esta experiencia hizo que retomara su análisis
con Freud, siendo consciente de las dificultades que implicaba el "manejo de la
transferencia".
Fundamentos teóricos
El yo americano
Aunque la importancia del Yo dentro del aparato psíquico puede secirse que
comienza con la publicación por parte de Anna Freud de su libro sobre los “El Yo y
los mecanismos de defensa“, Heinz Hartmann amplia aun más las funciones del
Yo y su concepto.
Hartmann sostenía que el Yo tenía dos tipos de funciones: las funciones
involucradas en los conflictos y las funciones del Yo libre de conflictos. Éstas
funciones del Yo, afirmaba Hartmann, son de importancia fundamental en la
adaptación de la persona a su ambiente.
Heinz Hartmann concebía la estructura de la personalidad como el resultado de la
interacción entre la herencia y el ambiente, y los rasgos del carácter se
diferenciarían en el curso del desarrollo del individuo.
Sigmund Freud afirmaba que el Yo se diferencia a partir del Ello, mientras que
Harman decía que el Yo y Ello provienen de una matriz común, la llamada fase
indiferenciada. Por lo tanto, según sus teorías los aparatos rudimentarios del Yo
ya están presentes en el momento de nacer
La noción de adaptación.
La noción ego-psicológica de adaptación tuvo una marcada influencia en el
psicoanálisis americano actual. Paradójicamente fue Hartmann quien introdujo en
la psicología del yo el concepto de “average expectable environment”.
contribuyendo así a un retorno del interés por el ambiente y los factores exógenos,
de los que el psicoanálisis se había alejado desde que Freud abandonara
a su neurótica. Este movimiento armonizaba con las tendencias ambientalistas del
psicoanálisis americano que habían surgido en los años precedentes. Incluso si
los psicoanalistas actuales no lo reconocen fácilmente, la noción hartmanniana de
adaptación ha desempeñado un rol en la evolución de las teorías de las relaciones
de objeto y, sobre todo, en las teorías relacionales.
La zona aconflictual y las funciones autónomas del yo.
Para los psicólogos del yo, el yo constituía el órgano de la adaptación. Si
efectivamente tenía esa función no podía desarrollarse a partir del ello, como
indicaba Freud en su segunda tópica, sino que debía beneficiarse de una zona
libre de conflicto que, a partir de montajes biológicos, resultaría precisamente de
sus interacciones con el ambiente. Así, apoyándose en un pasaje de un texto de
Freud, “El yo y el ello”, Hartmann afirmaba la existencia de una esfera aconflictual
y autónoma del yo, posición que más adelante fue abandonada por los psicólogos
del yo de la orientación Brenner.
La sede de las funciones autónomas del yo en el sujeto neurótico se encontraba,
según los psicólogos del yo, en las funciones sensoriales y cognitivas. De modo
que el yo no era puro desconocimiento: incluía una zona que, al menos en parte,
le permitía comportarse como instancia fiable en la relación con el mundo exterior.
A pesar de las diferencias que aparentemente separan a la psicología del yo de
Hartmann de las escuelas contemporáneas, es difícil no rastrear el papel que
desempeña esta posición en las teorías del apego, por un lado, y en las teorías
relacionales e intersubjetivas, por otro.
El reconocimiento de una zona libre de conflicto del yo suponía una visión
optimista del psicoanálisis, que venía a reforzar una tendencia preexistente del
psicoanálisis americano. Esta visión se aleja considerablemente de la perspectiva
de Freud, quien en “Más allá del principio de placer” manifestaba una confianza
limitada en los posibles progresos de la humanidad, tanto en el plano individual
como en el colectivo.

Perspectivas psicológicas en psicoanálisis y modelo genético.


Las concepciones de Hartmann ponían de manifiesto su interés por la biología y
su objetivo de establecer vínculos entre psicoanálisis, biología, psicología y
sociología. La noción de esferas autónomas del yo era necesaria en este proyecto
porque permitía estudiar al yo, al margen del conflicto psíquico, en un campo
epistemológico que no era exclusivo del psicoanálisis. La integración del
psicoanálisis a la psicología favoreció la adopción de la perspectiva genética y
fomentó la sistematización de la teoría de los estadios del desarrollo. Desde esta
perspectiva, colaboradores de Hartmann como René Spitz y Margaret Mahler
confirmaron la pertinencia de la observación directa de bebés en psicoanálisis.
Además de interesarse por la psicología del niño, los psicólogos del yo también
intentaron relacionar las adquisiciones psicoanalíticas con la psicofisiología, la
psicología del aprendizaje y la psicología social, esperando así construir una
verdadera psicología general del yo.
Los objetivos de Hartmann a este respecto fueron sólidamente apoyados por los
trabajos de Rapaport, que trataban sobre varios temas relativos a la psicología,
especialmente sobre la interpretación psicoanalítica de tests psicológicos. En sus
obras publicadas entre 1950 y 1960, Rapaport proponía una visión muy amplia de
las aplicaciones del psicoanálisis y de su método (Hale, 1995; Bergmann, 2000).
Afirmaba que el psicoanálisis era capaz de proporcionar una teoría general del
aprendizaje, de la motivación o de las estructuras psicológicas y que debía ocupar
el lugar central en las investigaciones en psicología clínica. Rapaport ejerció una
influencia directa sobre varios psicoanalistas de la generación siguiente, en
especial sobre G. Klein y R. Schafer, quienes fueron importantes críticos de la
psicología del yo. Por lo demás, los trabajos de estos autores abrieron la vía a la
orientación constructivista de la corriente intersubjetiva.

La introducción de la noción de self.


La definición de self adoptada por los psicólogos del yo es tributaria de la doble
definición del yo que encontramos en Freud. Laplanche ha mostrado cómo, en la
teoría freudiana, el yo comporta dos vertientes: la vertiente metonímica, que
corresponde a las funciones del yo en tanto que instancia de relación con el
mundo exterior, y la vertiente metafórica, que corresponde al yo como instancia de
identificación, como «sedimentación de las investiduras de objetos abandonados».
Las relaciones del yo con el mundo exterior se ubicarían en el centro de las
preocupaciones de los psicólogos del yo. Ahí encontrarían a la vez un posible
apoyo para su esfera autónoma y su sede de la adaptación. Sin embargo,
Hartmann también acentuó el papel del yo como instancia de identificación, al que
llamó self. Hartmann era muy consciente de que Freud nunca había descrito al yo
en una acepción fenomenológica sino que siempre lo concibió como una instancia,
incluso como un sistema. La experiencia subjetiva del sí mismo resultaba de una
función del yo, pero no constituía al yo como tal

Herramientas terapéuticas (Tecnicas):


El analista privilegia la alianza de su Yo observador con el Preconsciente del
analizado asemejándose sus intervenciones más a "clarificaciones" que a las
interpretaciones “profundas” de la técnica primera. La labor analítica va dirigida
predominantemente a explorar los obstáculos que se oponen a la manifestación
verbal de unos temores y unos impulsos de instinto que, se presupone, presionan
constantemente por obtener gratificación.
El analista procura atender al material no con una atención flotante basada en sus
sentimientos contra transferenciales, sino con atención consciente a las
resistencias a la libre asociación. Sus intervenciones se hallan fundamentadas
más en la lectura textual de lo que el analizado muestra que en su "tercer oído"
intuitivo centrando más la atención en lo que puede constatarse en el material que
en lo que supone que está gestándose en la mente del analizado. En breve, el
analista basa sus conclusiones más en lo que observa que en lo que siente
Las interpretaciones analíticas son formuladas de acuerdo con lo que el paciente
puede entender en su estado de regresión yoica. Se presta especial atención a las
secuencias y a los cómos defensivos, explorando de forma más micro analítica
puntos nodales de la superficie clínica, como los cambios temáticos, las
fluctuaciones en el tono afectivo, las pausas, las omisiones, la comunicación
paraverbal, etc.
Se procura relacionar las reacciones subjetivas del analista en la sesión,
importante fuente de información respecto a las proyecciones del analizado, con el
material clínico accesible a la retrospección, lo que difiere notablemente del uso
por parte del analista de sus propias reacciones como si perteneciesen al
analizado. Se pone énfasis en el análisis del Superyó intimidatorio o apaciguador
como estructura caracterial de naturaleza defensiva, no conceptuando esta
instancia como la manifestación de una inexorable tendencia biológica destinada a
devolver la vida a un estado inorgánico

Autores contemporáneos y sus aportes


Erik Erikson
Erikson baso sus teorias en la idea de la adaptación de la personalidad a 10 largo de 10s
progresivos periodos del ciclo vital y del éxito o fiacaso en la resolución de 10s problemas
específicos de adaptación que cada fase conlleva. Sus trabajos ponen énfasis en 10s
aspectos culturales y sociales, a expensas de 10s pulsionales y de las vicisitudes de las
relaciones de objetos internos. Erikson explica de forma coherente la formación de la
identidad (ego indentity), estructura que integra y a la vez trasciende la totalidad de
internalizaciones de progresiva complejidad de 10s diferentes estadios del desarrollo
(introyecciones e identificaciones). La vivencia de continuidad del self en relación con 10s
objetos depende en gran medida de la integración de esa estructura intrapsiquica. Asi
pues Erikson elaboró la idea de que el yo contiene elementos subjetivos (aspectos del
self) y que la integración de las diferentes representaciones mentales del self es una
importante función y estructura del yo.
Edith Jacobson y Margaret Mahler.
Jacobson y Mahler son dos autoras fundamentales en la creación de una teoria de
relaciones de objeto en la psicologia del yo, aunque Mahler es más conocida entre
nosotros, quizás porque 10s importantisimos trabajos de Jacobson son de gran
complejidad teórica y abstracción formal, y por tanto dificilmente divulgables. Ambas
elaboraron una teoria de relaciones de objeto en la que se conectaba dialécticamente el
desarrollo de afectos, pulsiones, mecanismos de defensa y estructuras psiquicas desde
las épocas mas tempranas hasta la consecución de constancia objetal y la integración de
las estructuras intrapsiquicas. Jacobson se concentró en la progresiva diferenciación y
posterior integración de las representaciones del self y del objeto y su influencia en la
formación de la estructuras intrapsiquicas; Mahler estudi6 el proceso de separación-
individuación del niño en la relación con la madre y la influencia que tiene este proceso en
la diferenciación y posterior integración de las representaciones del self y del objeto. Las
teorias de Jacobson y Mahler, forjadas en la experiencia con pacientes considerados
tradicionalmente como no analizables (esquizofienia, depresión psicótica, personalidad
borderline, etc.), ponen especial énfasis en las vicisitudes del desarrollo temprano, previo
a la integración de las estructuras intrapsiquicas.

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