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DISTRIBUCIÓN GRATUITA
Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido su uso para fines distintos a los establecidos en el programa. Revista
Para cuando el señor baja Mire: ¡aviente las pastillas
la comida está en su puesto. y ya quítese la venda!
Pero prueba una migaja ¡Venga usted, le hago cosquillas
y ya está muy indispuesto. pa’ que se cure y aprenda!
DIRECTORIO
Esteban Moctezuma Barragán
A las cinco, té de ruda Que no hay remedio más pronto
Secretario de Educación Pública
con licor alcanforado. ni cura más comprobada
Rodolfo Lara Ponte
Si la voz le queda muda que contagiarse a lo tonto
R
Director General del INEA
_______________________________ e v i s t a tome rábano yodado. de fiebre de carcajadas.
Créditos de la presente edición
Coordinación general
Celia del Socorro Solís Sánchez
A las seis, su lavativa Levántese de la cama,
Coordinación académica
seguidita de un purgante. que no es sábana, ni trapo,
Carmen Díaz González
Verá cómo lo reaviva y sepa lo que ya es fama,
Ajuste de contenidos
Rosalía Mejía Mejía
y hasta pierde lo chocante. don Guillermo del Guiñapo.
Ma. Piedad Landaverde Ponce
Revisión de contenidos
Patricia Pérez Gómez
¡Seis y media! ¡La jeringa Para vivir encantando
Dirección gráfica y cuidado de edición
traigan pronto! ¡La inyección! con una salud maciza
Greta Sánchez Muñoz
Adriana Barraza Hernández
Don Guillermo ni respinga, no hay remedio más probado
Calidad y seguimiento editorial
o le toca coscorrón. que morirse... de la risa.
Hugo Fernández Alonso
Revisión editorial
2 Que le den como a las siete
Eliseo Brena Becerril
Hugo Fernández Alonso una friega de alcohol
Diagramación
Norma Guadalupe García Manzano
y a la cama se me mete
Ilustración
con un ungüento de formol.
Tania Juárez Ceciliano
Diseño de portada
Ricardo Figueroa Cisneros
A las ocho, el cataplasma
Ilustración de portada
pa’ que duerma de corrido,
Dalia Lilia Alvarado Diez a las nueve, contra el asma,
Este material tiene como antecedente los contenidos de la primera edición de la primera
edición, cuyos créditos son: Coordinación académica: Sara Elena Mendoza Ortega,
su huevito bien batido.
María del Carmen Atlaco Macedo. Compilación: Juana María Torres de León.
Coordinación gráfica y cuidado de edición. Greta Sánchez Muñoz, Adriana Barraza
Hernández. Seguimiento editorial: María del Carmen Cano Aguilar. Revisión editorial:
Eliseo Brena Becerril, Ruth González Balvanera. Diseño y diagramación: Paloma
A las nueve veinticinco
Casados Palomares, Ricardo Pérez Rovira. Ilustración: Tania Juárez Ceciliano. Diseño
de portada: Ricardo Figueroa Cisneros. Ilustración de portada: Dalia Lilia Alvarado
Diez.
4 póngase el supositorio.
¡Acostadito y ni un brinco
Manejo mis emociones. Revista. D. R. 2012 ©Instituto Nacional para la Educación de que le hace daño el jolgorio!
los Adultos, INEA. Francisco Márquez 160, Col. Condesa, Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad
de México. C. P. 06140.
Primera edición actualizada 2020.
¡Mire usted nomás qué vida
Esta obra es propiedad intelectual de sus autoras, y los derechos de publicación han sido
legalmente transferidos al INEA. Prohibida su reproducción parcial o total por cualquier la que lleva don Guillermo!
medio, sin autorización escrita de su legítimo titular de derechos.
¡Pura roncha, pura herida
Algunas veces no fue posible encontrar la propiedad de los derechos de algunos textos
y/o imágenes aquí reproducidos. La intención es ayudar a personas sin educación básica, y ganas de estar enfermo!
y sin fines de lucro. Si usted conoce la fuente de alguna referencia sin crédito,
agradeceremos establecer contacto con nosotros para otorgar el crédito correspondiente.
Impreso en México
6
Manejo mis emociones 17
Índice
La impermanencia................................. 2
¡Abrázame!............................................ 8 11
Consejos para recuperarnos
de un desastre natural........................... 11
Junto a la cabecera
del moribundo....................................... 14
8 16
*
¿
Qué es nuestra vida sino una danza de formas efímeras? ¿No está todo
cambiando constantemente, las hojas de los árboles del parque, la luz
de su habitación mientras lee esto, las estaciones, el clima, la hora del
día, la gente con quien se cruza en la calle? ¿Y nosotros qué? ¿Acaso
no nos parece un sueño todo lo que hemos hecho en el pasado? Los amigos
con los que crecimos, los lugares favoritos de nuestra infancia, las creencias
y opiniones que en otros tiempos tan apasionadamente defendíamos: lo he-
mos dejado todo atrás. Ahora, en este instante, leer este libro les parece algo
vívidamente real. Pero incluso esta página no tardará en ser solo un recuerdo.
Las células de nuestro cuerpo mueren, las neuronas de nuestro cerebro se de-
terioran, hasta la expresión de nuestra cara está siempre cambiando según
nuestro estado de ánimo. Hoy estamos contentos porque las cosas marchan
bien; mañana sentimos lo contrario. ¿Adónde se fue aquella sensación de
contento? Nuevas influencias nos dominan cuando cambian las circunstan-
cias. Somos impermanentes, las influencias son impermanentes, y en ninguna
parte hay nada sólido ni duradero que podamos señalar.
Rimpoché, S. “La impermanencia”, en El libro tibetano de la vida y de la muerte. Barcelona: Urano: 48-49.
*
2 Revista
Nuestra mente, en realidad, es tan vacía, tan impermanente y
efímera como un sueño. Observe un pensamiento: viene, permanece
un tiempo y se va. El pasado ya ha pasado, el futuro aún no ha
surgido e incluso el pensamiento presente, mientras lo experimen-
tamos, se convierte en pasado.
Buda
3
*
C
uando vi que los bailadores saltaban dando gritos, con la sonaja en
la mano y el sudor chorreándoles bajo la máscara, sentí como si me
fuera a morir de repente y todo lo vivido se acumulara de golpe.
Así me imaginé la forma en que debí nacer; y al ir trayendo mis pasos, caí en
cuenta de que es inútil pedir más porque todo fue como debía, alegre o triste,
y si por un lado di, por el otro me lleve la chinga merecida. Estuve en la cárcel
penando y gocé la libertad que quise. Tuve madre y la perdí, tuve padre y
apenas me acuerdo de él. Me crié con cuatro hermanos, logré esposa, sue-
gros de buena pieza, y un hijo que siempre estuvo y ahora comienza a irse.
Creo que tengo sesentiocho años, pero no puedo dar fe. De lo que sí ates-
tiguo es que nacimos tan pobres que mi mamá me tuvo que entregar con
mi padrino, Galdino Santiago, un viejo malencarado que se dedicaba a la
arriería. Me educó a punta de lazo, con peor trato que a sus mulas, y toda la
escuela que tuve fue el camino de herradura que va de Comitán a Chico-
muselo; y de ahí a la costa, atravesando la sierra.
Me faltaron amigos, porque desde los nueve años que entré al oficio hasta
los veintitrés que lo abandoné, solamente mis cinco compañeros se dieron
cuenta de mi cambio a hombre; las confianzas se me fueron perdiendo
en el crecer, y los golpes recibidos me criaron el recelo, que tie-
ne por malos hijos la boca callada y el pensamiento juilón.
Hasta los trece años fui sufridor, que así se llama al que
aguanta la carga cuando se le ajusta a la bestia y
sirve en las tareas más ingratas. Me pagaban vein-
Navarrete, C. (1984). Los arrieros del agua. [Fragmentos del capítulo I.]
*
4
ticinco centavos diarios y la comida, Por todas esas cosas que pasé, no
que nunca sobraba, ya que mi padri- me gusta ver llorar a los pichis y tam-
no era sabio para tantear las racio- poco que hagan sufrir de vicio a los
nes de sus mantenidos y en exigir que animales. Pero que traten mal a los
no se tirara ni un grano de arroz, que chiquillos sí me subleva. Será tal vez
de la sobra puede venir la envidia. por la impresión que tuve cuando ya
era hombrecito, que me hizo enten-
Nos levantábamos a las dos de la der la soledad de mi crianza.
madrugada para que la caminata
fuera durante el fresco, y llegar así a Tampoco me gustan las despedidas.
la estación de descanso a eso de las No me gustan. Quizá porque me pasé
ocho cuando el calorcito empieza la juventud diciendo adiós, y solo de
a picar. A la hora ya estábamos de viejo supe lo que era que se despidan
nuevo en marcha... Dieciocho días de uno. Como sentir el lado contrario
duraba un viaje de esos, y después del garrote.
de tres de reposo nos devolvíamos
cargando manteca, petate, latas de Juilón. Huilón huidizo; de ojos
aguardiente que teníamos prohibido temerosos.
abrir, granos, petróleo y parafina, re- Pichi. Niño pequeño.
jas de cerveza y hasta alambre, que
asegún las regiones así eran los pro-
ductos que lográbamos.
T
enemos edificios más altos, dos, casi no leemos, vemos demasia-
pero templos más pequeños; da TV y casi nunca rezamos.
autopistas más anchas, pero
puntos de vista más estrechos: Hemos multiplicado nuestras posesio-
gastamos más dinero, y tenemos nes, pero reducido nuestros valores;
cada vez menos; compramos más, y hablamos demasiado, amamos muy
disfrutamos menos. poco y mentimos casi todo el tiem-
po. Hemos aprendido a ganarnos la
Tenemos casa más grande, y fa- vida, pero no a disfrutarla, le hemos
milias más pequeñas; más conoci- sumado años a la vida pero no vida
miento y menos juicio; más expertos, a los años.
y más problemas; más medicinas, y
menos bienestar. Tomamos mucho, Hemos ido y vuelto a la Luna, pero no
fumamos mucho, gastamos sin me- podemos cruzar la calle para cono-
dida, reímos muy poco, manejamos cer a un vecino; hemos conquistado
muy rápido, nos enfurecemos de- el espacio exterior, pero no el interior,
masiado rápido, nos acostamos muy hacemos cosas más grandes, pero
tarde, nos levantamos muy cansa- no mejores; hemos limpiado el aire,
6 Revista
pero no el alma; hemos dividido el y menos diversión; más tipos de co-
átomo, pero no a nuestros prejuicios; mida y menos nutritivas.
escribimos mucho, pero aprendemos
poco; planeamos todo, pero no con- Ahora tenemos ingresos conjuntos
seguimos casi nada. y más divorcios; casas más bellas,
pero más hogares rotos.
Hemos aprendido a hacer las cosas
más rápido, pero no a tener más pa- Esta es la época de viajes rápidos,
ciencia; tenemos ganancias más al- pañales desechables, pasiones de
tas, pero moral más baja; más alimen- una noche, cuerpos con sobrepeso,
to y menos paz. pastillas que hacen todo, desde ale-
grarte, hasta calmarte y matarte.
Construimos más computadoras para
guardar más información, para pro- Esta es la época donde tenemos
ducir más copias que nunca, pero todo en la exhibición y nada en el in-
nos comunicamos menos; cada vez ventario.
tenemos más cantidad y menos ca-
lidad. Esta es la verdad.
E
l contacto físico no es solo agradable. Es algo necesario. La investi-
gación científica apoya la teoría de que la estimulación por el con-
tacto es absolutamente necesaria para nuestro bienestar físico y
emocional.
Si bien, hay muchas formas de tocar, sugerimos que el abrazo es una muy
especial, y que contribuye de un modo muy importante a la curación y la
salud.
El abrazo
Es agradable.
Ahuyenta la soledad.
Aquieta los miedos.
Abre la puerta de los sentimientos.
Fortalece la autoestima. (“¡Caray! ¡Quiere abrazarme... a mí!”).
Fomenta el altruismo. (“Me cuesta creerlo, pero tengo ganas de
abrazar a este grandísimo bandido”).
Demora el envejecimiento; los abrazantes se mantienen jóvenes
por más tiempo.
Ayuda a dominar el apetito; comemos menos cuando nos
alimentamos con abrazos... y cuando tenemos los brazos
ocupados en estrechar a los demás.
8 Revista
Además el abrazo
Y también
Requisitos
Los requisitos para ser abrazoterapeuta y para ser paciente son los mismos:
simplemente existir.
10 Revista
*
U
n desastre natural, como un agitación en el que parecen estar
tsunami, un huracán o un tem- reviviendo lo ocurrido, su corazón
blor, trae consigo grandes late más rápido, sudan y tienen
pérdidas tanto en vidas como deseos de pelear o de huir. Estas re-
en propiedades. Es común que las acciones tienden a desaparecer a
personas que han experimentado es- los pocos días, y la persona regre-
tas situaciones se sientan vulnerables sa a sus actividades normales, sin
y en constante estado de alerta. embargo, en algunas ocasiones, el
suceso es tan devastador que a la
Después de un desastre es posible persona le cuesta mucho más tiem-
que las personas reaccionen con po recuperarse.
miedo extremo, o bien, se sientan
como adormecidas e indiferentes, Frecuentemente, las personas que
ambas reacciones son una forma experimentaron un accidente o vi-
normal de autoprotección. vieron un desastre natural tienen sue-
ños o episodios en los que “vuelven a
A medida que pasan las horas, al- vivir” lo ocurrido, lo que les causa in-
gunas personas empiezan a sen- somnio y los mantiene en estado de
tirse en un constante estado de alerta y ansiedad permanente.
12 Revista
Las personas que cuidan de los niños Mantener un horario regular
y las niñas pueden ayudar a aliviar para actividades como comer,
las consecuencias emocionales ha- jugar e irse a la cama para
ciendo lo siguiente: ayudarles a reestablecer
un sentido de seguridad
Pasar más tiempo juntos, y normalidad.
el afecto físico es muy
reconfortante para los menores
que han experimentado un ¿Cuándo debo buscar ayuda
desastre natural. profesional?
U
n anciano yacía en su lecho compasiva atención, dicen cosas de
mirando fijamente la pared. asombrosa profundidad espiritual,
Estaba solo, sin parientes ni aun las que dicen no tener ninguna
amigos que fueran a visitarlo creencia espiritual. Todo el mundo
y anhelaba desesperadamente ha- tiene su propia sabiduría de la vida, y
blar con alguien. Mi amiga se le acer- cuando se deja hablar a alguien, se
có. Al anciano se le llenaron los ojos permite que emerja esa sabiduría de
de lágrimas, y con voz temblorosa le la vida.
preguntó lo último que ella esperaba
oír: “¿Cree usted que Dios me perdo- Con frecuencia me ha conmovido la
nará alguna vez mis pecados?”. Ella manera en que se puede ayudar a
no supo qué responderle. No tenía las personas a que se apoyen a ellas
nada qué decirle; solo podía ocul- mismas, ayudándolas a descubrir su
tarse bajo su condición profesional propia verdad, una verdad cuya ri-
de médico. No había ningún cape- queza, dulzura y profundidad quizá
llán a mano, de modo que se quedó no habían sospechado jamás.
ahí parada, incapaz de responder a
la desesperada solicitud de ayuda y Mi maestro solía decir que ayudar
seguridad en cuanto al sentido de la a un moribundo es como tender la
vida que le dirigía su paciente. mano a alguien, que está a punto
de caerse, para sostenerlo. Por me-
Afligida y perpleja me preguntó: dio de la fuerza, la paz y la atención
“¿Qué habría hecho usted?”. Le con- profunda y compasiva de su presen-
testé que me habría sentado junto al cia, les ayudará a despertar su pro-
anciano, le habría tomado la mano pia fuerza. Cicely Saunders escribió:
y le habría dejado hablar. Una y otra “Los moribundos han desechado las
vez me ha sorprendido comprobar máscaras y las superficialidades de
cómo las personas, si las dejamos ha- la vida cotidiana, y por eso son más
blar, prestándole nuestra completa y abiertos y sensibles...”.
14 Revista
Dar esperanza y encontrar perdón Puede usted prestar un servicio incal-
culable a los moribundos ayudándo-
Siempre que esté con una persona les a considerar la proximidad de la
moribunda, insista en lo que ella ha lo- muerte como un momento para la re-
grado y hecho bien: ayúdela a sentir- conciliación y rendición de cuentas.
se lo más constructiva y satisfecha
posible de su vida. Concéntrese en Anime a la persona moribunda a ha-
sus virtudes y no en sus defectos. Las cer las paces con los familiares y ami-
personas moribundas suelen ser ex- gos de quienes estén distanciados, y
traordinariamente vulnerables a la a limpiar su corazón, de modo que no
culpa, el pesar y la depresión; permi- le quede ni rastro de odio ni el agra-
ta a la persona expresar libremente vio más leve... Una y otra vez he visto
esos sentimientos, escúchela y dese a personas con el corazón endureci-
por enterado de lo que le diga... Re- do por el autodesprecio y la culpa,
cuérdele que el sufrimiento y el dolor que mediante el sencillo acto de pe-
no son todo su ser. Busque el modo dir perdón encontraban una fuerza y
más hábil y delicado posible para ins- una serenidad insospechadas.
pirar a la persona y darle esperanza.
Así, antes de entregarse a cavilar so- Al perdonar y ser perdonados, nos
bre sus errores, la persona puede mo- purificamos de la oscuridad de lo
rir en un estado mental más sereno. que hemos hecho, y nos pre-
paramos de la manera más
No todo mundo cree en la reli- completa para nuestro via-
gión formal, pero me parece je por la muerte.
que casi todo el mundo
cree en el perdón.
D
on Guillermo del Guiñapo y esta porque ya no veo
es un poco hipocondríaco. cuando me apagan la luz.
Aunque es sano y esta guapo
él se siente enfermo y flaco. Para el corazón, la verde.
¡Me la tomo de una vez,
Siempre tiene algún ataque pues oigo que se me pierde
tres punzadas, un dolor, y late de tres en tres!
tal vez fiebre, un achaque.
De los males, el peor. ¡Esta es buena! ¡Quita el hipo
aun antes que me dé!
Aunque aúlle como espanto ...Y esta es por si me entripo
del doctor jamás se fía. como cuando era bebé.
Y aquí va, como adelanto
lo que hace todo el día. Una contra las paperas
que me dieron hace un año.
En la cama muy temprano, Esta quita las ojeras
se despacha el desayuno, y es muy buena pa’ ir al baño.
veinte píldoras por mano
en traguitos de uno en uno. Esta, contra el escorbuto,
esta, contra el sarampión.
Esta me corta la gripa Y si me caigo por bruto,
que quería darme antier. esta, para el moretón.
Esta me alivia la tripa.
¡Ay, ya me empieza a doler! ¡No se me olvide la roja
para el dolor de tobillo!
La café para el aliento, ¡Y por si un perro me moja,
la morada pa’ la tos. tomo tres contra el moquillo!
Como está soplando viento
de una vez me tomo dos. Esta porque oí rumores
de una fiebre en Conchinchina.
Para quitar el mareo, ¡Dicen que causa temblores
la de baba de avestruz, y hasta carne de gallina!
16 Revista
Para cuando el señor baja Mire: ¡aviente las pastillas
la comida está en su puesto. y ya quítese la venda!
Pero prueba una migaja ¡Venga usted, le hago cosquillas
y ya está muy indispuesto. pa’ que se cure y aprenda!
DIRECTORIO
Esteban Moctezuma Barragán
A las cinco, té de ruda Que no hay remedio más pronto
Secretario de Educación Pública
con licor alcanforado. ni cura más comprobada
Rodolfo Lara Ponte
Si la voz le queda muda que contagiarse a lo tonto
R
Director General del INEA
_______________________________ e v i s t a tome rábano yodado. de fiebre de carcajadas.
Créditos de la presente edición
Coordinación general
Celia del Socorro Solís Sánchez
A las seis, su lavativa Levántese de la cama,
Coordinación académica
seguidita de un purgante. que no es sábana, ni trapo,
Carmen Díaz González
Verá cómo lo reaviva y sepa lo que ya es fama,
Ajuste de contenidos
Rosalía Mejía Mejía
y hasta pierde lo chocante. don Guillermo del Guiñapo.
Ma. Piedad Landaverde Ponce
Revisión de contenidos
Patricia Pérez Gómez
¡Seis y media! ¡La jeringa Para vivir encantando
Dirección gráfica y cuidado de edición
traigan pronto! ¡La inyección! con una salud maciza
Greta Sánchez Muñoz
Adriana Barraza Hernández
Don Guillermo ni respinga, no hay remedio más probado
Calidad y seguimiento editorial
o le toca coscorrón. que morirse... de la risa.
Hugo Fernández Alonso
Revisión editorial
2 Que le den como a las siete
Eliseo Brena Becerril
Hugo Fernández Alonso una friega de alcohol
Diagramación
Norma Guadalupe García Manzano
y a la cama se me mete
Ilustración
con un ungüento de formol.
Tania Juárez Ceciliano
Diseño de portada
Ricardo Figueroa Cisneros
A las ocho, el cataplasma
Ilustración de portada
pa’ que duerma de corrido,
Dalia Lilia Alvarado Diez a las nueve, contra el asma,
Este material tiene como antecedente los contenidos de la primera edición de la primera
edición, cuyos créditos son: Coordinación académica: Sara Elena Mendoza Ortega,
su huevito bien batido.
María del Carmen Atlaco Macedo. Compilación: Juana María Torres de León.
Coordinación gráfica y cuidado de edición. Greta Sánchez Muñoz, Adriana Barraza
Hernández. Seguimiento editorial: María del Carmen Cano Aguilar. Revisión editorial:
Eliseo Brena Becerril, Ruth González Balvanera. Diseño y diagramación: Paloma
A las nueve veinticinco
Casados Palomares, Ricardo Pérez Rovira. Ilustración: Tania Juárez Ceciliano. Diseño
de portada: Ricardo Figueroa Cisneros. Ilustración de portada: Dalia Lilia Alvarado
Diez.
4 póngase el supositorio.
¡Acostadito y ni un brinco
Manejo mis emociones. Revista. D. R. 2012 ©Instituto Nacional para la Educación de que le hace daño el jolgorio!
los Adultos, INEA. Francisco Márquez 160, Col. Condesa, Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad
de México. C. P. 06140.
Primera edición actualizada 2020.
¡Mire usted nomás qué vida
Esta obra es propiedad intelectual de sus autoras, y los derechos de publicación han sido
legalmente transferidos al INEA. Prohibida su reproducción parcial o total por cualquier la que lleva don Guillermo!
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¡Pura roncha, pura herida
Algunas veces no fue posible encontrar la propiedad de los derechos de algunos textos
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Manejo mis emociones 17
Modelo Educación para Eje de
La historia de vida de las personas está mar- la Vida y el Trabajo Familia
cada por distintos cambios y transformacio-
nes, entre los que se encuentran la pérdida de
un ser querido o de un bien material; pero si
cuentan con una serie de estrategias que les
permitan fortalecer sus emociones, tendrán
mayores posibilidades de enfrentar cualquier
circunstancia.
DISTRIBUCIÓN GRATUITA
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