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Normal
Grasa
Seborreica
Acneica
A2).- Mixta
Deshidratadas
Hidratadas
C.- Y finalmente según su sensibilidad (tendencia a formar eritema o fragilidad capilar), en:
Sensibles
No sensibles.
PIEL NORMAL.
Como su nombre lo dice, es una piel cuya secreción sebácea es insuficiente o nula.
Por ello los lípidos de la capa córnea no son suficientes para proteger, ni dar
emoliencia y suavidad a la piel.
Suele ser deshidratada, ya que la evaporación de la sudoración imperceptible, es
mayor por la falta de lípidos.
Esta piel manifiesta mayor sensibilidad al sol, a factores climáticos, y a veces, a productos
cosméticos.
La calidad de una piel depende en gran parte de la calidad de su capa córnea. La capa
córnea controla la evaporación del agua y, por lo tanto, el grado de hidratación correcto
de la piel. La piel seca que, en sus inicios puede ser muy fina y muy bella, se vuelve,
con el tiempo, áspera al tacto y se arruga con mucha facilidad.
PIEL SECA.
Entre las causas de origen externo encontramos: una inadecuada protección frente a
agentes atmosféricos, una exposición excesiva al sol, ambientes secos o uso de
cremas inadecuadas.
Posee un aspecto fino que se agrieta fácilmente, con láminas córneas privadas de
agua y tendencia a la descamación. El agua de la piel es producida por las glándulas
sudoríficas y mantenida en le estrato superficial por el sebo y el factor Hidratante
Natural (FHN), los que impiden la evaporación del agua del estrato córneo. Este tipo de
piel requiere de productos hidratantes con efecto oclusivo, los que dificultan la pérdida
de agua de la epidermis.
Este manto hidrolipídico o factor humectante natural (FHN) es hidrófobo (rechaza al agua), por
lo tanto los corneocitos retienen el agua y el manto hidrolipófilo no permite que el agua retenida
se escape. Ambas funciones son de vital importancia para mantener la capacidad de barrera
que caracteriza al tejido y el agua juega un papel fundamental.
Cuando nos encontramos con una piel deshidratada, podemos mejorar esta situación
utilizando sustancias que mejoren la retención de humedad sobre el estrato córneo.
Una piel hidratada puede estar sin luminosidad, frescor y transparencia del tono, lo que
significa que la hidratación es cuantitativa, pero no cualitativa. Las causas de ello son
las toxinas epidérmicas.
La epidermis es el escudo que nos protege del exterior (de la polución, el tabaco, el
alcohol, la mala alimentación, los medicamentos). En ella se produce un gran número
de agresiones, causa de desórdenes químicos continuos que perturban la vida de las
células. La influencia del entorno amplía el desorden y los sistemas biológicos de
defensa son sobrepasados. Se forma, entonces, una población variada se sustancias
nocivas llamadas toxinas epidérmicas.
La dermis está fuertemente vascularizada y tiene una gran red de capilares; gracias a
éstos, el oxígeno y los nutrientes son distribuidos a las células y, simultáneamente, van
evacuando el gas carbónico y los desechos celulares. Pero, a menudo este sistema
nutrición-eliminación no funciona bien y se acumulan los desechos celulares, pudiendo
provocarse una asfixia tisular.
Estas dos constataciones biológicas han permitido llegar a la conclusión de que la
hidratación es óptima cuando:
TRATAMIENTO.