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El neoliberalismo es un modelo económico que se enmarca dentro de las doctrinas del liberalismo económico,
a su vez dentro del sistema capitalista.
Además, el neoliberalismo tiene otra característica fundamental que es la privatización, por la idea de que la
administración privada es más eficiente y adecuada que la administración pública. Por eso, de este modo se
“achica” la intervención del Estado tanto en lo que hace referencia a la regulación del mercado como así
también al gasto e inversión pública en materia de caminos y rutas, educación, salud, etc.
El neoliberalismo surgió en 1930, como una manera de superar la crisis de la Bolsa de Nueva York en 1929,
que puso en jaque al mercado de valores. Además, en su conjunto de teorías e ideologías, el neoliberalismo
impulsa el fortalecimiento de las economías nacionales, pero a partir de una división del trabajo pensado a
gran escala, para de ese modo poder ingresar en un proceso de globalización, lo cual se denominó división
internacional del trabajo, donde cada país fortalecía e impulsaba su economía en un sector específico: en el
caso de los países de América Latina, la agricultura, la ganadería y otras actividades primarias fueron los
principales motores de inserción en esa división internacional, mientras que los países europeos y Estados
Unidos empujaron su capacidad industrial y desarrollo tecnológico.
Como un “revivir” de esa división internacional del trabajo, durante los años ’90 se relató el Consenso de
Washington, que se trataba de un listado que incluía políticas económicas aconsejadas para América Latina
con el objetivo de empujar su crecimiento. Este listado fue elaborado por diferentes organismos financieros a
escala internacional en la ciudad de Washington DC y se transformó en el programa aplicado por varios
países de América Latina, como Argentina, Brasil, Colombia, Perú y Chile.
Algunas medidas tomadas por los gobiernos, de acuerdo a ese programa general que era el Consenso de
Washington fue privatizar la recaudación de aportes a la seguridad social, el achicamiento del gasto público
en salud y educación, que llevó a la creación de escuelas privadas y de servicios de medicina paga, la no
inversión en el sector del transporte público, la casi nula presencia de programas sociales a sectores sociales
vulnerables, etc.
Ladesigualdad entendida como resultado de la competencia limpia, es la que el liberalismo postula como
producto de la libertad. Y nada tiene que ver con la desigualdad producida por las dominacionesoligárquicas
de ancestro precapitalista, que se han alargado en el tiempo instaurando una inercia de atraso que se disfraza
de liberal en lo ideológico para mantener privilegios en lo práctico.
El Neoliberalismo cobijó una tendencia de renacimiento y desarrollo de las ideas liberales clásicas, tales
como la importancia del individuo, el papel limitado del Estado y el valor del mercado libre.
Ese enfoque afirma que si los individuos pueden libremente perseguir sus propios intereses, las
consecuencias colectivas serán mucho más beneficiosas que la acción gubernamental. Esta proposición
constituye, por lo demás, el fundamento del llamado individualismo metodológico, que es desde un punto de
vista teórico el corazón mismo de la teoría liberal.
En síntesis y desde una perspectiva moderna, el neoliberalismo puede ser definido como la creencia en que
la intervención gubernamental usualmente no funciona y que el mercado usualmente sí lo hace.
El fracaso del estado en la consecución de sus metas (fallo del gobierno) es predecible y según los
neoliberales ha sido confirmado por la experiencia.
El mercado, el intercambio voluntario de bienes y servicios satisfará habitualmente los requerimientos de los
individuos con mucha mayor eficacia que el gobierno dentro de las restricciones de sus recursos limitados.
El objetivo fundamental de la política económica neoliberal, es propiciar el funcionamiento flexible del mercado
eliminando todos los obstáculos que se levantan a la libre competencia. Apenas es necesario decir que el
neoliberalismo ha hecho suya la teoría del libre cambio en todas sus versiones y se ha apoyado en unas u
otras para justificar su concepción del mundo como un gran mercado donde todos compiten en condiciones
de igualdad entre cada país según sus posibilidades.
Ello supone no solamente la exposición de la economía a la competencia internacional, sino la adopción de
tipos de cambio flexible y en fin el desmonte de todo tipo de protecciones, estímulos y ayudas a los
productores.
En esas circunstancias, la confianza en la flexibilidad de la economía y en el papel de los precios para
restaurar las situaciones de equilibrio, la regeneración de los equilibrios comerciales por la vía de la apertura y
el tipo de cambio libre se constituyen en las orientaciones principales de la política económica.
Bajo esta perspectiva, en la última década todos los países de América Latina y el Caribe han realizado
reformas estructurales orientadas hacia el mercado y a mejorar la eficiencia de la economía, a acelerar el
crecimiento, etc.
Estas reformas se han orientado principalmente a seis áreas: la liberación comercial, la política tributaria, la
desregulación financiera, la privatización, la legislación laboral y la transformación del sistema de pensiones.
Las reformas, por lo demás, han sido profundas en las áreas comercial, cambiaria, tributaria y financiera.