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—No podré…aflojar tu agujero como de costumbre.

Me estoy
conteniendo. Incluso ahora, yo…Jaa—Ash respiró hondo como si le
doliera. La mano con la que hurgaba su ropa salió. Entonces, Ash le
habló en voz alta.

—No bajes.

Y cuando estaba a punto de darse la vuelta para bajar, Karlyle lo


detuvo.

—Está bien.

—¿Está bien?—preguntó Ash, volviéndose bruscamente—¿Acaso no


odias cuando te lamo el agujero? ¿Sabes lo que te haré? —entonces,
negó con la cabeza nerviosamente.

—…Maldición. Lo siento. No creo que pueda aguantar más. El


inhibidor pronto dejará de funcionar… Por favor, no bajes, ¿de
acuerdo? —su voz efusiva parecía realmente nerviosa. Pero en
realidad no lo había odiado. Karlyle en ese momento estaba
demasiado cuerdo y no pudo resistir cuando él jugó con su cuerpo
aunque ni siquiera estaba en rut. Pero eso no significaba que no le
gustara.

—No es que no me guste.

Si Ash se lo hacía, no podía odiarlo.

—No odio cuando me lames…o me besas.

El sonido de su respiración se detuvo. Ash se quedó completamente


quieto. Podía ver sus labios abriéndose a través de su silueta azulada.
Entonces, como cuando Karlyle entraba a la casa, Ash extendió sus
brazos. La barbilla de Karlyle quedó atrapada. Ash se tragó los labios
de Karlyle como si fuera una bestia cazadora.
Su labio inferior se estiró rápidamente. Su lengua movió mientras
separaba sus labios abiertos con sorpresa. Y luego, se frotó contra su
lengua con fuerza. Sus movimientos fueron tan brutales, que Karlyle
ni siquiera tuvo tiempo para respirar.

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El cuerpo de Karlyle fue empujado hacia atrás. Tensando las piernas


para no caerse, se tambaleó y retrocedió. Sus piernas quedaron
atrapadas en la mesa y luego fueron empujadas de nuevo. Mientras
tanto, sus lenguas se mezclaban sin parar. Las lenguas estaban
enredadas de forma desordenada, emitieron un sonido húmedo de
fricción. La saliva corría por su barbilla.

—Ah, ugh—Karlyle jadeó sin aliento, porque Ash ni siquiera le


permitía respirar. Su espalda chocó con la puerta. Y mientras Karlyle
era presionado contra la puerta y encerrado en sus brazos, Ash giró
la cabeza y lo probó profundamente.

El cuerpo de Karlyle se estremeció, ante la lengua que parecía lamer


su paladar y la parte blanda de su boca. Estaba a punto de ahogarse.
Entonces, levantó la mano con dificultad para empujar el pecho de
Ash. Sentía un hormigueo en la cabeza porque le faltaba oxígeno.

Ash gimió y abrió la puerta. Luego, agarró a Karlyle por la cintura y


lo acostó en la cama. Después, se subió encima de él, con un
movimiento elegante e impaciente. Entonces, se bajó los pantalones.
Al final, su pene quedó suspendido sobre el rostro de Karlyle. Con el
grueso trozo de carne le frotó los labios con fuerza.
—Boca—dijo Ash esa única palabra, con una voz que no parecía la
suya. Luego, le abofeteó la mejilla con su pene. Karlyle sintió que el
calor se elevaba furiosamente en su interior.

—Ábrela—le ordenó Ash, mientras frotaba la punta roma de su pene


sobre sus suaves labios. Karlyle podía escuchar a su corazón latiendo
en sus oídos. Parecía que Ash también estaba tratando de volverlo
loco, porque sus feromonas se extendían por todo su cuerpo.

Karlyle abrió la boca lentamente. Entonces, Ash empujó su pene a


través del hueco entre sus labios, como si estuviera penetrando su
agujero.

Su mandíbula se ensanchó lentamente. Su lengua fue presionada por


el pene que llenaba su boca. Karlyle gimió cuando se sintió asfixiado.
La saliva fluía por su barbilla, que se había ensanchado hasta el límite.
El pene había logrado entrar en su boca, pero lo estaba asfixiando.

—Ugh, ugh, ah…ugh.

—Sí…así—dijo Ash en voz baja, como si estuviera muy satisfecho.


Entonces, extendió su mano cálida y le acarició suavemente el
cabello como un elogio, y luego lo agarró con fuerza.

Ash le alzó la cabeza. Entonces, le clavó el pene hasta la


garganta. Abriendo mucho los ojos, Karlyle agarró a Ash por la
muñeca.

—Ugh, uh, Ugh…ah…ugh.

Su lengua estaba aplastada, mientras la saliva bajaba por su garganta.


Ash comenzó a mover su cintura en esa posición. Su cintura, que
retrocedió lentamente, le apuñaló la garganta con fuerza y se hundió
en su interior. Entonces, repitió el movimiento.

—Ugh, uh, ah, ugh—mientras el pene de Ash salía de su boca, Karlyle


trataba de tomar aliento. El pene de Karlyle también se endureció,
mientras él lo trataba con brusquedad. Como estaba ligeramente
desnudo, el pene endurecido quedó expuesto entre sus pantalones.
El líquido preseminal le empapó el estómago. Sus caderas se
movieron.

El clímax de Ash llegó más rápido de lo habitual. Karlyle no pudo


evitar tragarse el semen que fluyó por su garganta como un rocío.

Cof, cof- tosió. Karlyle tenía la nariz tapada, y derramaba lágrimas


como si el líquido hubiera pasado por sus vías respiratorias. Le dolía
la boca. Tenía los labios ligeramente desgarrados y sentía el sabor de
la sangre.
Incluso después de correrse, Ash seguía empujando el pene en su
boca. Fue solo después de sacudirlo sin dejar una sola gota, que Ash
lentamente lo sacó. La saliva se estiró tan larga como un hilo,
conectando los labios de Karlyle y el pene de Ash.

El pene de Ash se movía a pesar de que acababa de eyacular. Como


un depredador que ataca a su presa, Ash se estiró mucho. Apenas
calmando su respiración agitada, Karlyle lentamente se echó hacia
atrás.

Sus palmas buscaron a tientas y empujaron la sábana. Quería ver más


de cerca a Ash. En la postura en la que se encontraba, solo podía ver
una sombra.

Pero al ver que Karlyle se apartaba de él como un fugitivo, Ash lo


siguió de inmediato.

—¿A dónde vas? —dijo Ash, mientras le arrancaba los pantalones


bruscamente. Entonces, le levantó las piernas e incluso le bajó la
ropa interior. Su pene duro y caliente lo tocó entre las piernas
desnudas expuestas. El pene, empapado con la saliva de Karlyle,
dividió el espacio entre sus nalgas, sin dar señales de reducir su
tamaño.
—No puedes huir ahora.

—Ash, eso no es… .

El intento de ver su cara se vio empañado por el acto de Ash, de


intentar entrar por un agujero que todavía estaba bien cerrado.
Karlyle sintió que un escalofrío le recorría la espalda. Ash parecía
haberle dicho la verdad.

Su agujero, al que no se le había hecho ninguna preparación previa,


y que generalmente era ensanchado generosamente, estaba
tercamente cerrado. Parecía que se rompería si Ash lo penetraba de
inmediato.

—Lyle, tú eres mío.

Pero los ojos de Karlyle se agrandaron, cuando escuchó esas palabras.


Fue porque era la primera vez que Ash le mostraba una posesividad
tan directa. Su corazón estaba latiendo rápido. Esas pocas palabras
de Ash, suprimieron su rechazo instintivo de que su ano pudiera
rasgarse.

—Deberías haberte ido cuando te lo pedí. ¿No crees?

Ash presionó su agujero apretado. Pero su interior no se abrió


fácilmente, incluso con el movimiento que podría rasgar sus arrugas.
Karlyle trató de relajarse de alguna manera.

—Ash, no, va a entrar… .

Pero el desgarro no era el problema. Simplemente, no pensó que


fuera a entrar. Karlyle miró a su alrededor con vergüenza. Entonces,
vio el cajón de la mesa lateral donde colocaba el lubricante.

No sabia exactamente en que condición estaba, pero sabia que Ash


no podía hacerlo por él. Entonces, Karlyle pensó que debía hacerlo
por sí mismo.
—Ah… .

—Maldición—Ash, que pronunció una mala palabra, se levantó


violentamente. Entonces, estiró su brazo más allá de Karlyle para
abrir el cajón. Luego, se escuchó un traqueteo y lo abrió. Con prisa,
Ash rebuscó en el cajón y sacó el lubricante.

—Es tan estrecho a pesar de que te penetro todos los días…¿Qué voy
a hacer?

Se escuchó el sonido de una tapa abriéndose, y Karlyle sintió que algo


frío rozaba su entrepierna. Podía escuchar el sonido de su
respiración agitada. Ash exprimió el lubricante y lo esparció sobre
sus nalgas. Luego, su pene lo tocó de nuevo. La punta del glande se
frotó con fuerza sobre el orificio resbaladizo.

Pero todavía no parecía que fuera a entrar. Karlyle se humedeció los


labios sin confianza. Era la primera vez que Ash no lo preparaba con
los dedos. No era razonable que lo penetrara en ese estado, incluso
aunque lo hubiera aflojado un poco al principio.

—Ah, ugh…ugh, ah…¡Ah…!

Pero para su sorpresa, el pene comenzó a entrar poco a poco por el


agujero. El lubricante se deslizó por el orificio ligeramente abierto.
Cuando la punta gruesa y roma del pene se introdujo en el espacio
estrecho, el lubricante se derritió bajo una fuerte presión, y
humedeció la pared interna.

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—A…Ash, espera, espera…ah, ugh.


Estaba sin aliento. Incluso aunque siempre lo preparaba lo suficiente,
sentía que sus vías respiratorias se encogían cuando estaba a punto
de recibir su pene con una gran sensación de presión, durante la
primera inserción

Sus lágrimas comenzaron a fluir. Sus músculos se tensaron como si


todo el oxígeno de su cuerpo se hubiera evaporado. Era difícil de
creer que pudiera recibir ese pene en su agujero.

—Sá, sácalo.

—Relá, jate…ugh, ah, ah… .

Su pared interior se contraía para repeler el pene que seguía


entrando. El propio Karlyle sintió que su interior se contrajo
violentamente, para morder el pene con fuerza. No podía respirar y
simplemente repasó lo que quería decir.

Sin embargo, Ash no se detuvo. Sus feromonas le rasparon la piel de


manera furiosa. Ash, que parecía estar hirviendo por dentro, se
inclinó y tocó su cuerpo. Los brazos que se clavaron detrás de su
cintura levantaron el torso de Karlyle y lo abrazaron con fuerza.

A medida que lo invadió con su temperatura corporal, comenzó a


calmarse poco a poco. Karlyle abrazó a Ash como si lo hubiera
esperado, pero aún se sentía incómodo. Después de apartarlas por
un momento, sus manos se clavaron dentro de su suéter. Sus labios
rozaron su oreja. Su aliento caliente lo acarició como si fuera a
derretir su piel suave. Y poco después, comenzó a lamer su oreja.

—Uh, ugh… .

La punta de su lengua, le lamió suavemente el lóbulo de su oreja. El


cosquilleo se extendió por todo su cuerpo. Karlyle encogió los
hombros y torció levemente su cuello. La lengua bajó poco a poco.
Entonces, penetró en el hueco de su oreja, como si quisiera meterse
en su interior.

—Ah, ugh, ah… .

El cosquilleo se hizo más fuerte. Cada vez que le lamía la oreja, un


placer escalofriante se extendía desde ese lugar hacia todo su cuerpo.
Girando la cabeza, Karlyle frunció el ceño. Y poco a poco, comenzó a
relajar la parte inferior de su cuerpo. Aprovechando ese momento,
el pene empujó hacia adentro.

Y de inmediato, se escuchó un chirrido. El sonido de que hacia


mientras le lamía la oreja, hizo eco en su tímpano. Era tan obsceno,
que Karlyle torció los ojos e hincó las uñas en la espalda de Ash. Y
cuando más se escuchaba la fricción de la humedad, más grande era
su placer.

—Ugh, ah, ah…ah, ugh.

—Cariño—dijo Ash en voz baja. Karlyle jadeó y volvió la cabeza ante


el apodo que era más provocativo que el placer que se extendía por
sus oídos. Sus miradas se encontraron. Podía ver sus labios.

—Te dije que te relajaras.

—Ugh, ah, yo… .

—¿Quieres cortarle el pene a tu novio? Si haces eso, no podré darte


nada de lo que te gusta, Lyle.

Su cabeza quedó en blanco ante el insoportable sonido que podía


escuchar a su lado. La vergüenza y la emoción se dispararon al
mismo tiempo en su interior. ¿Cómo podría cortárselo?

No había forma de que esa fuera su intención. Las lágrimas se


deslizaron por sus mejillas y fluyeron. Lo estoy sacando, pero no
funciona… .
Sin embargo, Karlyle trató de recuperar el aliento. El Ash que estaba
frente a él, era muy diferente al habitual, pero al mismo tiempo
sentía como si hubiera descubierto algo secreto. Así que tenía que
soportarlo de alguna manera. Además, Ash ya se había hecho cargo
de su rut varias veces.

Karlyle respiró temblorosamente. Y luego, volvió a tomar aire de


nuevo. Entonces, sus músculos se relajaron poco a poco, y el pene de
Ash por fin se deslizó hacia adentro. Karlyle sintió que sus testículos
tocaban la parte posterior de sus nalgas.

—Ah…—con un largo suspiro, Ash le sacó la lengua de la oreja.


Karlyle sintió un poco de alivio por el hecho de haberlo recibido
totalmente. Pero Ash no le dio tiempo para disfrutarlo.

—Ugh…aquí…está muy apretado—dijo, mientras le presionaba el


estómago con la palma. Cuando sus manos calientes presionaron con
fuerza su estómago, sintió el pene rodeado por su pared interior
vívidamente. Entonces, Ash levantó los dedos como si quisiera tocar
su propio pene a través de su estómago.

—Especialmente, si hago esto… .

Lentamente, el pene se frotó contra su próstata. Aunque parecía que


no podía permitirse pensar con cabeza fría, Ash recordaba
exactamente el lugar favorito de Karlyle.

—Ugh, uh, ah… .

Tan pronto como le rozó la próstata, el agujero, que solo se había


llenado con una presión sofocante y una sensación de cuerpo
extraño, comenzó a descubrir otras sensaciones con una rapidez
aterradora. Entonces, surgió una sensación de placer que diluyó
gradualmente el dolor.

—Se aferra a mi pene, Ugh, ah, como si fuera a estallar.


Se sentía realmente extraño tener su estómago presionado. Era
como si el área angosta, se estuviera volviendo más estrecha. Un
calor extraño se fue acumulando gradualmente en el área presionada.

Con la mano presionando hacia abajo como si estuviera buscando


algo, Karlyle incluso temió que su estómago sobresaliera un poco con
forma de pene. ¿Fue así cada vez que me penetró? Aunque era un
tamaño que no se sentía extraño, no tenía ningún sentido.

Mientras sospechaba, Karlyle bajó la mano involuntariamente.


Sentía su vientre terso, agarrando y aflojando repetidamente sus
abdominales. Las puntas de sus dedos tocaron los dedos de Ash, que
lo estaban presionando firmemente.

—¿Tienes curiosidad?

El pene de Karlyle, que había estado flácido, creció lentamente de


tamaño sin tocarlo. Lo que había estado estremeciéndose desde que
le lamió el agujero de la oreja, ahora estaba completamente erecto.
Ash llevó la mano de Karlyle hacia la parte inferior de su abdomen,
donde lo estaba frotando. Luego dejó que Karlyle presionara el lugar
que estaba presionando con su mano.

—Entonces presiónalo bien—dijo Ash, mientras apretaba el dorso de


su mano y apartaba la suya. Al mismo tiempo, le levantó las piernas.
Ash le agarró las piernas e hizo que los tobillos de Karlyle cayeran
sobre sus hombros. Sus cuerpos estaban muy unidos. Su ingle y sus
nalgas estaban tan cerca que no quedaba espacio.

Y después de eso, Ash comenzó a moverse en serio.

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El primer movimiento fue lento. El pene enorme se deslizó


lentamente hacia adentro. Los bultos en su órgano genital rasparon
su tierna carne. —Ja, ugh—un gemido parecido a un suspiro se
escapó de sus labios, en compás con el ritmo lento. El calor se
acumuló en la parte inferior de su abdomen. Era como si algo se
estuviera amontonando en un charco de agua.

Ash, que apenas pudo levantar la cabeza, miró a Karlyle. En la


oscuridad, una sonrisa blanca se dibujó en sus labios.

—Mientras te penetro, no quites las manos de tu abdomen.

Tuk. El pene atravesó su pared interior, que estaba a punto de


cerrase lentamente. Y mientras enterraba su pene hasta el final, Ash
se movió como si hubiera estado esperando. Karlyle abrió la boca. Su
pene lo perforaba con tanta fuerza, que sintió como si sus demás
órganos fueran apuñalados. Además, era demasiado profundo.

—Ugh, Ash, profundo, es tan profundo…¡Ugh, ah, Ugh!

Ash dejó de hablar de repente. Y en su lugar, se movió como una


bestia salvaje a la que se le hubieran cortado las riendas. Repitió
movimientos similares y diferentes. Luego, sacó el pene justo antes
de que correrse y lo volvió a meter de inmediato.

El pene duro de Ash era un poco curvado por sí mismo, así que
cuando él lo sacaba, Karlyle sentía su roce justo debajo de su vientre.
Su próstata también fue severamente presionada.

—¡Ugh, ah, ah, ah, ugh, ah…!

Todo su cuerpo se estremeció como si estuviera atrapado en un


espacio tembloroso. Su torso se agitó ante la presión que venía desde
la parte inferior de su cuerpo. Entonces, Karlyle obedeció las
palabras de Ash, y presionó su estómago con su mano mientras su
cabeza se quedaba en blanco.

Pero no lo hizo solo porque Ash se lo pidió. Cada vez que el pene lo
llenaba, su placer se duplicaba al presionar su vientre con firmeza.
Su cuerpo se movía naturalmente, en busca del placer.

Cada vez que su cuerpo se sacudía violentamente, su pene goteaba


líquido preseminal. El pene duro de Ash rozaba repetidamente la
mano, con la que Karlyle presionaba su abdomen. El dorso de su
mano y su abdomen, estaba empapados de líquido preseminal
húmedo y brillante.

Ash seguía moviéndose como alguien que ni siquiera sabía como


controlarse. Giraba solo su cintura y empujaba su pared interior por
todas partes, luego, estimulado por su acción, volvía a penetrarlo sin
piedad. El sonido de su aliento bestial, resonaba con claridad en los
oídos de Karlyle.

—Ah, ugh, ah, ugh, ugh, ah…ah…por…favor.

Su cuerpo se estaba volviendo más ruidoso. Como si se pusiera de


pie, Ash comenzó a penetrarlo con fuerza. Cada vez que empujaba
hacia adentro, se incrustaba en su interior como si hubiera
atravesado todo su cuerpo.

Karlyle no podía pensar en nada ante la sensación que sacudía su


cerebro. Sentía que iba a morir. El movimiento se fue acelerando
gradualmente. Su cintura se movía de un lado al otro sin control. Le
dolían los pulmones porque gemía cada vez que se estremecía. Era
muy difícil incluso gemir.

—¡Ah, ah, ah, ah…Ugh, Ash, por, favor!


Necesitaba un momento para recuperar el aliento. Sentía como si le
estuvieran apretando los pulmones. Pero Ash no le respondió. Él solo
miró fijamente a Karlyle con sus ojos penetrantes, con una sonrisa
que revelaba sus dientes. Después, presionó su próstata con fuerza.

Karlyle ya se había olvidado del dolor y fue envuelto gradualmente


en una oleada de placer, ya que el simple hecho de que su pene
entrara lo estimulaba. La sensación de eyaculación, que había ido
creciendo poco a poco, saltó de inmediato debido al movimiento de
Ash. Sus labios temblaron y se abrieron.

Ash actuó como un niño que encuentra un nuevo juego. De hecho,


siempre penetraba a Karlyle de esa manera, pero esa era la primera
vez que se movía de forma tan salvaje y acelerada, sin siquiera darle
la oportunidad de respirar. Era difícil de explicar más que para decir,
que realmente se comportaba como una bestia. Sin controlar la
intensidad, Ash le presionó la próstata hasta el punto del dolor.

—Ah, ugh, ah, ah, duele…¡Ah, ay, ah!

Karlyle sintió que se estaba volviendo loco, cuando su parte más


sensible fue presionada con fuerza. Las lágrimas fluyeron
profusamente. El placer y el dolor llegaron al mismo tiempo.
Pensando que podría romperse, Karlyle apartó la mano con la que
presionaba su estómago, y tomó asiento.

Entonces, obligó a su cuerpo a retroceder de alguna manera. El pene


salió un poco. Entonces, se escuchó un gruñido bajo, Ash lo agarró
de inmediato por la cintura y tiró de él.

—Te dije que no podías huir—dijo susurrando. Ash le habló con voz
ardiente. Y luego, volvió a presionar su próstata con fuerza. En ese
momento, su cintura estaba muy doblada.
Tenía convulsiones severas y todo su cuerpo temblaba. Sus ojos se
abrieron hasta el límite. El clímax llegó con una sensación de
incredulidad. Parecía haber sido forzado a correrse.

Ash soltó la mano que sostenía la cintura de Karlyle. Y luego, dejó


caer su cuerpo sobre la cama. Las convulsiones continuaron. Con la
espalda estremeciéndose y los hombros temblorosos, Karlyle estaba
perdido.

—Ugh, ah, ah, ugh…ah… .

Todas sus fuerzas se habían agotado. Solo había tenido una


eyaculación, y sentía que lo habían atormentado durante horas.

—No quiero que te corras…—dijo Ash en voz baja. Entonces, extendió


la mano y frotó el pene de Karlyle, que estaba derramando semen.
Karlyle sacudió la cabeza salvajemente con gran placer. Exprimiendo
sus fuerzas, Karlyle empujó la sábana con la palma de su mano.
Entonces, puso fuerza en los dedos de sus pies y de alguna manera,
pudo levantar su cuerpo. Su espalda tocó la cabecera de la cama.

—Ash, espera, por favor, ah, espera, ugh, ja, ja… .

Sus muslos temblaron. Su cuerpo que había recibido el movimiento


violento, gimió. Ash no le respondió. En cambio, extendió la mano
hacia el cajón abierto de la mesa lateral. Y luego, se acercó de nuevo.

—¿No quieres? —preguntó Ash. Su voz era difícil de entender. Karlyle


negó con la cabeza enérgicamente.

—No es eso…ah, oye, déjame, respirar… .

—Shhh… .

Como si el Ash que conocía hubiera regresado, él lo consoló


tiernamente. Con la mano extendida le frotó el rostro manchado de
lágrimas. Karlyle jadeó, mientras él le frotaba la cara con las manos.
Entonces Ash, que le frotó las mejillas húmedas durante unos
segundos, bajó la mano.

Y en ese momento, Karlyle sintió algo extraño. Luego, miró hacia


abajo al sentir que una tela suave tocaba su pene, que acababa de
eyacular.

—¿…?

Era difícil entender lo que estaba sucediendo. Vio una cinta roja. Los
dedos largos y blancos de Ash ataron la punta del glande de Karlyle
con una cinta. La leve presión se hizo más fuerte gradualmente, y
luego Karlyle se encontró con una sensación incómoda, que era
difícil de describir.

—¿A, Ash…?

—Es lindo que no puedas contenerte…pero no puedes correrte sin


mi permiso.

Los labios de Ash tocaron suavemente su frente y luego se apartaron.

—¿Esto, ahora, qué…?

Fue extraño. Karlyle bajó la mano de inmediato y trató de desatar la


cinta atada a su pene. Se sintió extraño ver el glande con un nudo,
como si fuera un regalo. Fue infinitamente devastador y vergonzoso.

Pero obviamente, Ash no dejó que Karlyle hiciera eso. Él apretó sus
muñecas con fuerza. Y luego, empujó sus hombros hacia atrás.

—Levanta los muslos.

—Ash, espera, esto, desátame… .

—Cariño, sé un buen chico, ¿sí? Date prisa—su voz cosquilleante


persuadió a Karlyle. El fuego estalló en su nuca, al escuchar un apodo
que no le quedaba bien.
Si otra persona le hubiera dicho eso, lo habría mirado con desprecio,
pero era vergonzoso y a la vez agradable, que Ash lo llamara así.
Karlyle miró a Ash con su rostro enrojecido.

—Mira la pared.

Con la mano que agarraba su hombro, Ash hizo que Karlyle se


volviera. Entonces, sostuvo la cintura de Karlyle, que seguía mirando
hacia la pared. Su espalda se enderezó como si la hubiera levantado.
Karlyle vaciló, y se puso de pie con las rodillas sobre la sábana.
Empujándolo hacia atrás, Ash atrapó a Karlyle contra la pared.

El pene de Karlyle, que todavía estaba duro, rozó la cabecera de la


cama. En su primera posición, Karlyle giró ligeramente la parte
superior de su cuerpo para mirar a Ash. No tenía idea de lo que
pasaría.

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—Ash, ¿qué diablos pasa con la cinta…?

Antes de que pudiera terminar la pregunta, Ash volvió a penetrar a


Karlyle. El agujero comenzó a llenarse con su enorme pene. Ante la
sensación de empuje, su boca se abrió.

Ash agarró la mano que sostenía la cabecera de la cama sin darse


cuenta. Su palma tocó la pared. Las manos de Ash descansaban sobre
las manos de Karlyle contra la pared.

—¿No te gusta?

—No…tengo miedo.
—No te creo.

Su respiración caliente le hizo cosquillas en los oídos. Su aliento


mezclado con su risa entró en el agujero de su oído. —Ugh—Karlyle
giró el cuello y se encogió de hombros. Siguiendo el rastro oblicuo
de las venas de su cuello, Ash comenzó a dejar marcas. El pene, que
había estado incrustado en su interior, se movió lentamente.

—Se que te gusta mucho.

Se sentía diferente a ser penetrado por detrás con sus muslos


elevados. Karlyle abrió la boca ante la sensación de penetrar su
cuerpo de abajo hacia arriba. Y como si esa fuera una seña, Ash
comenzó a moverse como antes.

El cuerpo de Karlyle estaba tenso. Su espalda sudorosa y brillante, se


frotó contra su pecho mojado. Ash, que había encerrado a Karlyle
con su cuerpo sólido y pesado, comenzó a penetrarlo de nuevo como
si hubiera perdido la razón.

—¡Ah, Ugh, Ah, Ah, Ugh!

Le temblaron las rodillas. Sus muslos claramente levantados, se


estremecieron para resistir de alguna manera las embestidas de Ash.
Con penetraciones repetidas, Karlyle chocó con la sensación de ser
perforado en el cerebro. Un gemido más parecido a un grito, se le
escapó.

—¡Ah, ah, Ugh, ah, caliente, ah, ah, ah!

El gemido se mezcló con un grito ahogado. Su interior fue frotado


con fuerza y surgió una aterradora sensación de placer. Su pared
interior ablandada, ahora actuaba como si sintiera algo con solo
recibir el roce de su pene. El acto de penetrar, frotar y salir, se
convirtió en un placer en sí mismo. Su pene flácido recuperó
rápidamente su firmeza.
Entonces, Ash apretó la cinta con fuerza debajo de su glande. Karlyle
se encogió de hombros y sacudió la cabeza salvajemente.

—¡Ash, esto, no, no, ah, ah, Ugh!

No estaba lo suficientemente concentrado para elegir las palabras


adecuadas. Sin importar lo que dijera, sentía que se estaba volviendo
loco. Sus ojos se pusieron en blanco.

Su agujero se abrió rápidamente como si se fuera a caer, y Ash


derramaba sus feromonas como si se estuviera comiendo a Karlyle,
pero la entrada estaba tan cerrada como si nunca fuera a soltar su
pene… . Era realmente…extraño.

—¿No?

—Ah, ugh, ah, no, no…no…me gusta.

—Deberías decir que sí.

—¡No, ugh, ah, ah…!

A pesar de que tenía prohibido correrse, el placer se acumulaba de


manera constante. Sus nalgas se apretaron. Su cuerpo se sacudió de
arriba abajo. Ash presionó su mano deslizante, sosteniendo a Karlyle,
quien estaba a punto de colapsar.

—Si dices que te gusta, dejaré que te corras—susurro Ash. Karlyle


comenzó a sollozar. Sus lágrimas fluían sin parar de sus ojos
enrojecidos. Le gustaba. Pero era difícil saber si era doloroso o
placentero.

—Ugh, ah, ah, ¿en serio?

—Vamos, vamos—se escuchó un susurro seductor. Le dolía hasta el


punto en que era difícil siquiera avergonzarse, de la cinta que
apretaba su rígido pene. Karlyle apenas pudo asentir con la cabeza.
Pero tan pronto como abrió la boca, Ash no volvió a mirarlo y le
acarició la espalda.

La visión de Karlyle se oscureció y luego se aclaró de nuevo. Sintió


que su cabeza se estaba volviendo extraña. El lubricante a base de
agua, salpicó ruidosamente desde su interior. Quería correrse. El
cuerpo de Karlyle ahora sabía cómo quedarse quieto. Entonces,
vamos, esto es… .

—¡Ugh, oh, ah, ah, sí, me gusta, me gusta…me gusta…!

Karlyle siguió el consejo de Ash. Cuando dijo que le gustaba, su


cabeza dio vueltas. Sentía que sus propias palabras le estaban
lavando el cerebro. Las estocadas se volvieron más fuertes. Era como
si no le dieran tiempo para pensar.

—¡Muy bien, ah, ugh, ah, sí, ah, ah!

—¿Te gusta estar atrapado y atado?

Ash le mordió la nuca con fuerza. Karlyle inclinó la cabeza. Luego la


sacudió. No sabía qué hacer.

—¡Ah, ugh, ah, ah, ah, sí…ah…!

—Nuestro Lyle es un pervertido—dijo Ash, con una voz


preocupada. ¿Estás seguro de que eres un pervertido? Incluso en esta
situación, ¿cómo te sientes? Eso es lo que pensó. Entonces su agujero
comenzó a tensarse. Cuando se dio cuenta de que era un pervertido,
irónicamente su placer estalló.
Su membrana mucosa, que estaba resbaladiza, húmeda y
ligeramente irregular, succionó con fuerza el pene de Ash. Los ojos
de Karlyle se agrandaron ante la sensación de contraer su propio ano.
Una luz blanca brilló frente a él, y una sensación de placer inundó
todo su cuerpo.

—¡Oh…ah, ah…ugh…!
—Siempre estás listo para correrte.

La parte inferior de su cuerpo se estremeció y colapsó. Su ano se


relajó de nuevo. Su pene, que había estado erecto con el glande atado,
también convulsionó. Sus ojos se pusieron al revés. Temblando,
Karlyle echó la cabeza hacia atrás. Ash lo apoyó por la espada.

—No hay nada que no puedas hacer, mi amor.

Karlyle se había acostumbrado a correrse usando su parte trasera,


pero ahora había perdido el conocimiento como si nunca hubiera
experimentado ese clímax. La mano de Ash desató tardíamente la
cinta.

—Ugh, ah, ah, ugh…—un débil sollozo se escapó de su boca. Ahora


quería descansar. Sus dos eyaculaciones fueron tan intensas que
muchas juntas. Pero Ash volvió a moverse como si no hubiera
eyaculado. Cuando me metió el pene en la boca, creo que lo hizo rápido,
¿entonces por qué diablos…?
—Detente, ahora, detente, detente… .

Ash se rió suavemente como si hubiera escuchado un sonido extraño.


Sin detenerse en absoluto, Ash lo penetró sin piedad. Parecía haber
una corriente eléctrica fluyendo a través de sus venas.

Sentía como si lo estuvieran electrocutando, y luego volvió a sentir


ganas de eyacular. La sensación de clímax no se detuvo. Karlyle
buscó a tientas contra la pared y empujó. Sabía lo que estaba
sintiendo. Era una sensación que había experimentado antes.

—Oh, no… .

Confundido, Karlyle distorsionó los ojos. Entonces, se volvió para


escapar de alguna manera. Pero no había espacio. Su mano fue
presionada con más fuerza. Como si estuvieran conectados como
uno, Ash penetró su cuerpo.
—No, no, no, no…Ash, si haces eso…Ugh, ah—su vergüenza se elevó.
Trató de contenerse de alguna manera. Pero era demasiado. Su pene
liberado se retorció y derramó semen. Tensando la parte inferior de
su abdomen, Karlyle trató de contener el impulso. Pero como dijo
Ash, eso no era orinar, entonces,

—¡Ah, ugh, ah, ah, ah…Ah…!

No era algo que la voluntad de Karlyle pudiera controlar. Su cuerpo


derramó semen sin obedecer la voluntad de su dueño, y luego
comenzó a derramar un chorro de agua.

El murmullo hizo eco, y el líquido derramado por al punta del pene,


golpeó la cabecera de la cama. El líquido que goteaba por los muebles,
comenzó a empapar las sábanas.

—Uh, uh, ah, ah… .

Karlyle finalmente rompió a llorar. No estaba tan triste como antes.


Era solo que Ash era malo. Normalmente, no habría pensado en eso,
pero era difícil para su cerebro empapado de feromonas pensar
correctamente.

Solo quedaba el instinto y la vergüenza. Karlyle dejó escapar un


fuerte suspiro, mientras su pecho latía con fuerza. El clímax que se
precipitó como un maremoto todavía atravesaba su cuerpo, y en
medio de él, el placer se esparció por todas partes.

Mientras Karlyle lloraba y movía la espalda, Ash masculló una breve


maldición entre dientes y lo soltó. Entonces, sus brazos gruesos se
presionaron contra su cintura y lo abrazó con fuerza. Y mientras
sostenía a Karlyle por detrás, Ash le enterró su pene
profundamente.

Y de inmediato, Karlyle sintió que algo tibio se extendía en su interior.


El semen estalló con la sensación de golpear su pared interna.
Karlyle abrió la boca, ante el semen que llenaba su membrana
mucosa, como si estuviera liberando agua. —Ah, ugh, ah—
independientemente de su voluntad, Ash estaba aferrado a su cuerpo
tembloroso.

Su eyaculación se prolongó durante mucho tiempo. Las manos de


Ash soltaron su cintura. Entonces, Karlyle se aferró a la cabecera de
la cama y se derrumbó. Sus hombros temblaban sin cesar.

—Mírame—susurró Ash. Karlyle negó con la cabeza. El pene se


deslizó y el semen fluyó lentamente desde el interior. Quería ver su
rostro, pero se sentía avergonzado.

Ash tiró del Karlyle con suavidad. Y luego, giró su cuerpo. Entonces,
sentó a Karlyle encima de él y lo miró a los ojos. Sus dedos
recorrieron sus mejillas, mientras Karlyle seguía llorando.

—Te advertí que te iba a hacer llorar—dijo Ash, frotándole


ligeramente las pestañas mojadas. Karlyle se mordió los labios. Para
él, esas eran dos cosas diferentes.

—Todavía…uh, uh… .

—Eres lindo—susurró Ash como si no pudiera soportarlo. Sus


mejillas estaban tensas.

—¿Te gusta que te haga llorar? ¿Sí? Respóndeme. ¿Por qué me


enamoré de un ser tan travieso? —dijo Ash, con una voz que no podía
entender. Sus lágrimas volvieron a caer, ante una voz que no sabía si
era tranquilizadora o no. Sin embargo, fue bueno poder conocer a
Ash. Karlyle contuvo el aliento.

—Cada vez que te veo llorar … siento que me estoy volviendo loco—
dijo Ash con una voz realmente desquiciada. Sus dedos seguían
tocando mis ojos. Cuando trató de esquivarlo, él acercó la otra mano,
sostuvo su barbilla y lo obligó a mirarlo.
Sin tener idea de lo vergonzoso que era llorar durante el sexo, Ash le
dijo eso.

—Yo…no…soy lindo, en absoluto…ugh.

—¿Y tu que sabes, Lyle? Me estás volviendo loco porque eres tan
lindo.

Al escuchar eso, la vergüenza lo inundó. Karlyle negó con la cabeza.


Ash se echó a reír.

—Necesito consolarte…pero no puedo hacerlo hoy. Tendré que


volver a verte llorar de nuevo, porque te ves tan lindo.

Entonces, ¿eso significa que vamos a hacerlo de nuevo? Karlyle se


estremeció. Quería descansar un rato. Pensó que se desmayaría si
volvía a hacerlo de nuevo. Pero Ash agarró su cuerpo, cuando estaba
tratando de levantarse.
—Ahora…estoy un poco loco…por favor, entiende, Lyle. Yo también
me he contenido mucho.

¿Te has contenido mucho? Karlyle abrió mucho los ojos.


Ash bajó lentamente la mano y comenzó a acariciar la espalda de
Karlyle, que estaba sentado sobre sus muslos. Entonces, la mano que
estaba acariciando suavemente su espalda bajó. Y luego, le abrió las
nalgas. El pene, que no mostraba signos de encogerse, se introdujo
entre ellas.

—Esto es solo el comienzo…Quédate ahí.

Con un discurso increíble, Ash empujó su pene hacia adentro.


Entonces, sin detenerse ni un instante, comenzó a penetrar a Karlyle.

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El rut de Karlyle se presentaba con regularidad, pero el nivel de


deseo sexual no era severo en cada ciclo. Por su puesto, en
comparación con lo habitual, sentía un fuerte deseo. Sin embargo,
cuando se tomaba los inhibidores, su libido se calmaba un poco.

Incluso cuando Ash se hacía cargo de su rut, en lugar de correr hacia


él como loco, Karlyle lo guiaba, y aliviaba su deseo mientras lo
domesticaba. Y por lo general de ese manera, el rut desaparecía
después de un par de días.

Pero Ash Jones, este hombre… .


Karlyle abrió los ojos cuando sintió que sus intestinos eran
aplastados salvajemente. Su cabeza estaba en blanco. Y mientras sus
lágrimas fluían sin parar, sus ojos le picaban y dolían como si se los
hubieran pisoteado. No tenía voz. Debido a los gemidos y los gritos,
su garganta lastimada apenas lograba emitir jadeos entrecortados.

La parte inferior de su cuerpo estaba entumecida. Podía sentir lo que


estaba sucediendo, pero se había corrido tanto que ya le dolía el pene
y el ano. Sus muslos y piernas estaban débiles. Ni siquiera tenía la
fuerza para mover un solo dedo.

Karlyle solía dormir menos de cinco horas al día y no tenía


problemas para desempeñar su trabajo. Siempre fue fácil para él
realizar tareas que requerían fuerza física, como montar a caballo o
cazar. Nunca había perdido en squash o tenis, y tenía buena
resistencia porque la había mantenido durante mucho tiempo.
Entonces, podría decirse que esa era la primera vez que su cuerpo
estaba tan exhausto.

—Ah, Ugh, por…favor… .

Con el paso del tiempo, Ash se volvió menos hablador. Sin


pronunciar palabras lascivas que avergonzaban a Karlyle, él lo atacó
como una bestia irracional. Sus ojos brillaban de color negro. No
había podido salir de la habitación en tres días.

Pero obviamente había salido. Ash lavó al desmayado Karlyle una vez
en medio de todo. Sin embargo, tuvo sexo con él en la bañera tres
veces.

Además de eso, bajó a la cocina una vez, pero después de menos de


media hora de sueño, Ash fue directamente a buscar a Karlyle, y tuvo
sexo con él sobre la mesa. La casa de Ash tenía una sola sala y una
cocina, con una pared de vidrio que la separaba del jardín. Por lo
tanto, fue la primera vez que Karlyle experimentó la extraña
experiencia de que alguien lo estuviera viendo desde afuera,
mientras era penetrado.

Karlyle nunca había imaginado que un comedor podría ser un


escenario para el sexo. Pero antes de que Karlyle pudiera escapar del
impacto, Ash lo levantó y lo tomó en el suelo. Y su día pasó en esa
condición.

Estaba claro que su madre, Alice, era muy perspicaz. Si no le hubiera


dicho que se tomara un descanso, Karlyle se habría ausentado del
trabajo. El día de San Valentín pasó rápidamente. En lugar de un
evento romántico, Karlyle estaba experimentando una sensación de
placer excesivo, que podría volverlo loco.

—¡Ah, Ugh, ah, ah, uh…!

El agujero lleno de semen ya no necesitaba lubricante. Cada vez que


el pene entraba y salía, burbujeaba. Burbujas de semen blanca,
parecida a la espuma, se escurrían por el agujero.

El agujero apretado, que se estiraba por el grosor del pene, no sabía


como cerrarse, con un color rojizo en lugar de rosa. Karlyle tenía
miedo de que se quedara así.
Tumbado boca abajo, Karlyle logró correrse, quizás decenas de veces.
Existía un límite de eyaculaciones diarias para los hombres. El semen
exprimido ahora era similar al agua, por lo que Karlyle comenzó a
moverse hacia atrás en lugar de hacia adelante. Por supuesto, en el
proceso, hubo varias ocasiones en las que derramó agua como antes.
Las sábanas seguían mojándose y pegándose desagradablemente a
su cuerpo.

—Uf, Ash, mi…pie—suplicó Karlyle, torciendo la cabeza. Su cuello


ligeramente torcido, estaba lleno de marcas rojas. Todo su cuerpo
estaba así. Las marcas rojas se extendían por toda su piel. Él le había
lamido y chupado los dedos de las manos y los pies. La espalda, los
muslos, las caderas y la parte cóncava debajo de la parte posterior de
sus rodillas, estaban todos cubiertos con las marcas de dientes y
besos de Ash.

—Si, ah, lo sé, lo sé—susurró Ash en voz baja, al escuchar que le


decía ‘Por favor’.
—Solo una vez más.

¿Cuántas veces lo he escuchado decir eso? Karlyle jadeó y suplicó de


nuevo.

—Entonces, la cara…si, tu, cara. Quiero…verte… .

No quería hacerlo por detrás. Se sentía como un perro cuando lo


penetraba como si fuera a sacárselo por el estómago. Y no podía ver
la cara de Ash. Quería ver los ojos de Ash, su cabello sudoroso y su
cejas ligeramente arrugadas mientras eyaculaba.

Era lascivo, verlo abrir los labios un poco y dejar escapar un suspiro
cuando enterraba profundamente su pene, y veía el sudor goteando
por su barbilla. Quería ver eso y correrse

—¿Quieres ver mi cara? —le susurró Ash a Karlyle, como si estuviera


tratando con un joven, en lugar de hablar en voz alta. Aunque Ash en
realidad era mayor que él, esa era la primera vez que lo trataba como
a una persona más joven. Cada vez que hacía eso, Karlyle se veía
envuelto en un sentimiento que era difícil de describir.

—Uh, uh, uh, uh… .

Ni siquiera tuvo la fuerza para responder. Karlyle asintió con la


cabeza. Ash sacó su pene. Y luego, giró su cuerpo flácido. Entonces,
como si no quisiera salir de allí ni un segundo, rápidamente metió el
pene en su agujero.

El pene, que entró apresuradamente, perforó el perineo blando por


encima del agujero. Y mientras levantaba la espalda con un
estremecimiento, su estómago se apretó con fuerza. Entonces, sintió
como si el semen que llenaba su estómago estuviera a punto de salir.

—Ah, ugh, ah.

El agujero se contrajo con fuerza. El semen goteaba. Ash borró su


expresión y empujó su pene verticalmente. Sus cuerpos se
superpusieron.

Ash movió su cintura, mientras presionaba a Karlyle con su peso. El


interior, que había estado flácido y derretido, ahora sentía algo
cuando el pene iba y venía. Karlyle sentía que su ano nunca podría
volver a ser como antes.

Ash dejó escapar un suspiro y frotó su frente contra el pecho de


Karlyle. Podía ver su cabello despeinado y su frente, justo debajo de
su clavícula. Karlyle exprimió sus fuerzas y agarró el hombro de Ash.

Mientras perdía la cabeza repetidamente, los movimientos de Ash se


volvieron más bruscos. Podía sentir que el pene que llenaba su
interior, cada vez se ponía más duro. Su pared interior se estremeció
como si quisiera acelerar el clímax. Ash lo miró a los ojos. Entonces,
Karlyle abrazó el cuello de Ash, mientras levantaba sus pesados
párpados.

—Ah…Ugh…ah…Ash… .

—Lyle…—se escuchó su voz desesperada. Entonces, Karlyle extendió


la mano y tocó la mejilla de Ash. Quería besarlo. Entonces Ash,
levantó la cabeza y miró a Karlyle.

Luego, le mordió los labios suavemente. Karlyle sintió que sus almas
estaban conectadas con una sensación de plenitud. Su cuerpo, que
había estado entumecido, se tiñó con una agradable sensación de
placer. Sus lenguas se mezclaron.

Ash dejó de mover lentamente su cintura. Karlyle levantó las piernas


y las envolvió alrededor de la cintura de Ash. Quería estar más
conectado. Era doloroso, pero le gustaba la sensación de ser uno con
Ash, cuando él lo penetraba.

Entonces, le dio fuerza a las piernas envueltas alrededor de su


cintura, y tiró de Ash con urgencia. Ash dejó escapar un gemido
como un suspiro, mientras lo besaba.

La cintura de Ash se puso rígida. Karlyle se encogió de hombros e


inclinó la cabeza. Quería correrse con él al mismo tiempo. Una
sensación de hormigueo se extendió por detrás. Su pene flácido se
movió, a medida que crecía de tamaño.

Al mismo tiempo, el pene de Ash comenzó a inflarse de manera


extraña en su interior. Los ojos de Karlyle se abrieron de par en par.
Algo andaba mal. Porque mientras penetraba su pared interior con
fuerza, el semen comenzó a brotar. Pero era diferente que antes. La
cantidad era muy grande. Era la primera vez que lo sentía.

—¡…!
Su mandíbula estaba abierta. Una presión enloquecida le llenó el
abdomen. —Ah, ah, ah— incapaz de continuar el beso, Karlyle se
inclinó.

Sentía como si sus entrañas fueran a estallar. El glande hinchado,


redondo y rígido, aplastaba su interior como un puño. Su próstata
fue presionada hasta el límite.

—¡Ah, ah, ah, ja, ja, ah, ah, ugh…!

Las feromonas, que deambulaban lentamente como si fueran reales,


se vertieron sobre Karlyle. Sentía como si lo estuviera imprimiendo.
Ash bloqueó a Karlyle mientras luchaba por escapar. Le dolía. Le
dolía mucho. Parecía que se iba a romper así.

—Oh, no, no, no… ¡No quiero, no, no!

Las plantas de sus pies empujaron la sábana con fuerza. Todo su


cuerpo se agitó y la sábana, que ya estaba arrugada, cayó al suelo. Mi
cuerpo rebotó.

Su cabeza daba vueltas y vueltas. Las feromonas de Ash se mezclaron


con las feromonas de Karlyle. Era como si fuera tragado por las olas.
El aire, el aroma, las feromonas de Ash, y el pene que presionaba su
interior le decían a Karlyle:

Karlyle pertenece a Ash Jones.


Sus lágrimas brotaron. Eran lágrimas mezcladas con la satisfacción
que trajo ese hecho y el dolor que traía la anudación. Sacudiendo la
cabeza salvajemente, Karlyle trató de escapar de alguna manera.

Aparte de su aceptación mental al nudo, sus últimos años de vida


como Alfa, percibieron la situación de manera insultante y
aterradora. Estoy siendo anudado, por un Alfa como yo. No soy yo quien
está anudando, es a mi a quien están penetrando. Soy yo quien tiene un pene
atascado en su agujero, recibiendo una anudación.
—¡Oh, Ugh, ugh, ugh! ¡Duele, oh, me duele, ugh, ah, Aah!
—¿Te duele?

Karlyle asintió salvajemente. La mano de Ash sostuvo su barbilla. Ash


quedó atrapado en una visión nublada por las lágrimas. Entonces,
miró a Karlyle con los ojos bien abiertos. Sus ojos estaban fijos en él.

—Pero…no puedo evitarlo—dijo Ash. La constante hinchazón del


pene, finalmente se había calmado. Karlyle no podía respirar, y soltó
un gemido sin aliento. Sus pulmones se encogieron.

—Eres mío y se lo haré saber a todos.

Tuk. De forma incomparable a la anterior, el semen de Ash comenzó


a fluir de nuevo. El semen lo roció con tanta fuerza que parecía como
si un chorro de agua llenara su pared interior. Una sensación de
cosquilleo se elevó desde sus entrañas. Karlyle comenzó a eyacular
al mismo tiempo.

Tenía ganas de retroceder. Era como si los nervios de su cerebro


estuvieran destrozados. El pene de Karlyle se puso rígido. Sentía que
la punta del pene que estaba golpeando su estómago, se endurecía.

—Ah, ah, ah—estremeciéndose, Karlyle echó la barbilla hacia atrás,


dejando escapar un suspiro tembloroso. Las venas de su cuello
sobresalieron.

La punta redonda del glande endurecido, pronto comenzó a cambiar


de forma. La punta abultada estaba firmemente incrustada en la
parte inferior de su abdomen.

—Ah… De verdad—Ash dejó escapar un suspiro frenético. Con


calambres en la espalda doblada, Karlyle continuó eyaculando.

El semen comenzó a brotar de su pene hinchado. Estaba cerca de


culminar, pero una cantidad incomparable de líquido opaco, fluyó
sobre su abdomen. Entonces, se deslizó a lo largo de sus abdominales
y se acumuló en su ombligo.
—Eres tan lindo que me estoy volviendo loco.

Cosas incontrolables sucedieron una tras otra. Podía sentir a Ash


moviendo su cintura de nuevo y soltando un gemido doloroso.
Karlyle se desmayó al sentir su enorme pene raspando sus paredes
internas, a pesar de que estaba reduciendo su tamaño poco a poco.

Y como un dispositivo electrónico que ha sido desconectado, Karlyle


literalmente perdió toda su conciencia.

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Karlyle abrió los ojos sintiendo un hambre tremenda. Pudo ver un


techo blanco. Las sombras de las cortinas proyectadas débilmente en
el techo, se llenaron de luz solar y luego desaparecieron. El sonido
de una urraca se escuchó a lo lejos.

Karlyle parpadeó en silencio. Aparte del hecho de que tenía mucha


hambre, se sintió renovado. Durmió tanto que sintió que se había
despertado, porque ya no podía dormir más. Lentamente, sus
sentidos regresaron. Y lo primero que notó, fue el olor de unos
sabrosos panqueques.

—¿Estás despierto? —escuchó una voz cariñosa, y una mano se posó


en su nuca. Sintió que la mano frotaba suavemente sus músculos.
Karlyle ladeó levemente la cabeza. Y entonces, vio a Ash.

—…Ash.

Ash vestía una camisa blanca y pantalones negros holgados. Su


cabello estaba cuidadosamente recortado, y su piel lucía suave. Su
rostro sonrosado se veía muy bien. Karlyle le miró la cara, y se dio
cuenta que el rut de Ash había terminado.

Por fin.

Karlyle suspiró aliviado, ya que incluso se había sentido un poco


asustado. Ash inclinó la cabeza. Sus labios tocaron su frente. Y con
los brazos abiertos de par en par, Karlyle abrazó a Ash.

—…¿Terminó tu rut?

—Jajaja… .

Ash sonrió con torpeza. La mano que tenía en la espalda de Karlyle


lo abrazó con fuerza, y luego lo soltó. El olor a comida se había
sumado a ese momento. Olía a panqueques con mantequilla, frutas
ácidas y carne madura. Sintiéndose muy hambriento, Karlyle se
levantó. Ash colocó una bandeja en los muslos de Karlyle.

—¿Tienes hambre?

—…Me da vergüenza reconocerlo, pero sí.

—No…es comprensible—dijo Ash débilmente. Karlyle frunció un


poco el ceño ante el tono triste de su voz.

—¿Estás bien, Ash?

—¿Estás bien, Lyle?

En primer lugar, su cuerpo estaba mucho mejor que antes. No sabía


cuando tiempo había dormido, pero Karlyle sentía que su resistencia
había regresado hasta cierto punto. Pero obviamente, su trasero
estaba en muy mal estado. Le dolía mucho la espalda. Le dolían los
muslos y también el agujero.

—No creo…que pueda hacerlo hoy.


Así que Carlisle dejó a un lado su orgullo y dijo la verdad. Pensó que
moriría si lo hacía una vez más. Tenía que descansar al menos un día.

—Maldición. Lo siento.

Ash levantó una mano y cerró los ojos, cubriendo solo la mitad de su
rostro. Pudo ver la culpa desbordarse en su expresión.

—¿Comemos primero?

—Sí.

Karlyle no se negó. Ash extendió la mano para tomar el tenedor y lo


sujetó suavemente. Luego, tomó un cuchillo y un tenedor, y comenzó
a cortar los panqueques.

Los panqueques esponjosos eran muy gruesos. Junto a los


panqueques bañados en almíbar, había huevos revueltos, arándanos,
tocino y salchichas.

Ash cortó los panqueques primero y se los ofreció. Karlyle vaciló.


Pero tenía mucha hambre. Entonces abrió la boca. El tenedor se
extendió. Lo tragó de inmediato. Los panqueques se derritieron en
su lengua. Como si fueran miel.

Una vez que probó la comida, el hambre lo invadió sin control. Y


cuando miró a Ash con un poco de urgencia, él sonrió. Esta vez, cortó
la salchicha. Karlyle abrió la boca. Y Ash le dio de comer de nuevo.
Luego, siguieron los huevos revueltos. Y después los arándanos
empapados en almíbar de frambuesa.

Para su absoluta vergüenza, Karlyle pasó unos cinco minutos


comiendo sin decir nada. Ash sonrió, mirando a Karlyle, quien era
un buen oyente, con una mirada encantadora. La comida cortada en
trozos pequeños, desapareció en un instante.
Luego vino la sed. Ash le tendió en silencio un vaso con jugo de
naranja. Karlyle lo tomó con agradecimiento, y se lo bebió. Podía
sentir la textura de las naranjas estallando en la punta de su lengua.

Todavía tenía hambre, pero ya se sentía un poco más vivo. La


vergüenza vino después. Karlyle miró ligeramente hacia abajo y
agarró la servilleta de la bandeja. Luego, se limpió los labios en
silencio.

—…Lo siento. Tengo más hambre de lo que pensaba… .

—De verdad…Lo siento—se disculpó Ash de nuevo. Después de


quitar la bandeja y colocarla en la mesa lateral, Ash dijo, mirando
tristemente a Karlyle.

—Pero Lyle, normalmente no soy así. Quiero que me creas. Porque


Nat dijo que me veía como un loco cuando estoy en celo… . Por lo
general, me quedo en casa sin recibir ninguna llamada.

Ash, quien se pasó la mano por el cabello como si tuviera problemas,


continuó:

—Pero cuando viniste a verme, no pude…no pude soportarlo, Lyle—


dijo Ash, como si estuviera acostumbrado a pasar su rut solo. Karlyle
estaba extrañamente emocionado por ese hecho.

—…¿normalmente no estás con nadie en tu celo?

—Si. Bueno, creo que ha sido así durante al menos una década. No
fue así desde el principio… . Es difícil resolver por completo el rut a
menos que esté con un omega. Pero a partir de algún momento, me
ocurre esto un par de veces al año. Eso es todo.

Ash pareció vacilar, pero luego tomó con cuidado la mano de Karlyle.
Karlyle le ofreció la mano de manera gentil. Se sentía muy bien.
—Entonces, ¿me vas a dejar? —preguntó Ash, como si estuviera
realmente preocupado por eso. La pregunta fue tan linda, que
Karlyle no pudo evitar sonreír.

—¿Qué?

—Antes de tomar una decisión tan importante, te diré una cosa. Te


amo, Lyle. Lo que dije durante mi rut… . Fue…solo en serio a medias.

Karlyle trató de recordar en silencio. ¿Qué dijo Ash? Luego,


aparecieron escenas que eran demasiado provocativas para manejar.
El último recuerdo fue la anudación.

Karlyle estaba perplejo. Ash le había hecho un nudo. También le hizo


varios comentarios que indicaban su posesividad. Entonces, Karlyle
le hizo una pregunta, apretando ligeramente la manta.

—¿Dijiste que eras medio sincero?

—Lo admito. Tal vez todo lo dije en serio—admitió Ash sin dudarlo—
Pero quiero que sepas que normalmente no hago eso.

Ash parecía pensar que Karlyle encontraría difícil de aceptar lo que


había hecho. Podía verlo en sus ojos ansiosos. El interior de su pecho
se sentía rígido. Entonces, Karlyle dijo, tratando de bajar las
comisuras temblorosas de su boca.

—Está bien.

—¿De verdad?

—Fue difícil pero…no lo odié.

No quería aumentar su codicia, pero pensó que sería bueno que Ash
siempre pudiera decirle que le pertenecía. Originalmente, Karlyle
pensó que era estúpido reclamar la propiedad humana de esa
manera.
Sin embargo, la codicia de Ash por él, le produjo un placer
psicológico indescriptible. Era agradable sentir que Ash lo amaba.

—Pero…te anudé. Eso fue una locura.

Ash suspiró y frunció el ceño.

—Eso debió dolerte. Lo siento—se disculpó por tercera vez. Karlyle


negó con la cabeza.

—… .

Karlyle apretó los labios. ¿Fue un error anudarme? Quizás lo deseaba


como si fuera a dejar una huella imposible. Quería saber eso.

—…¿te estás arrepintiendo?

Pero Karlyle también había anudado. Fue su segunda vez con Ash.
Amaba tanto a Ash que no podía ocultarlo. Eso era lo que el nudo
significaba para Karlyle.

—¿Yo?

Ash parpadeó con incredulidad. —Uh—entonces, bajó la mano con la


que le frotaba las cejas. Luego, le tocó la mejilla.

—No. Te dije que todo fue en serio. Además, también te hice un


nudo…—dijo Ash, y se levantó. Entonces, abrió el cajón inferior de la
mesa auxiliar y sacó una caja del interior. Una cinta de color rosa
claro estaba atada a una caja de cuero negro.

Karlyle se puso rígido por un momento mientras miraba la cinta.


Naturalmente, se le ocurrió una escena. Karlyle negó con la cabeza y
miró la caja. Ash tomó la caja y se sentó junto a Karlyle de nuevo.

—También es la primera vez…que hago un nudo. Nunca tuve la


intención de tener un hijo, así que siempre he tenido cuidado. Fue
así cuando salí con otras personas. Solo lo hice…con moderación.
Ash sonrió suavemente. Y luego, colocó la caja en la palma de Karlyle.

—¿Puedes abrirla?

Las palabras de Ash tuvieron un gran impacto. Karlyle pensó que los
latidos de su corazón se habían desbocado. Entonces, levantó la
mano en silencio y desató la cinta. Y luego, abrió la tapa de la caja.

Había una llave en la caja. La llave de plata estaba grabada con el


nombre de Karlyle. Karlyle parpadeó. La forma le resultaba familiar.

Era la llave de la casa de Ash.

—Puede que ya sea demasiado tarde, pero te iba a dar esto como
regalo para el Día de San Valentín, Lyle. Me tomó un poco más de
tiempo encontrar la que tuviera tu nombre grabado. Lo que quiero
decir es…—dijo Ash con calma—Iba a pedirte que te mudaras
conmigo, Lyle, si no te importa.

—…¿Qué? —preguntó Karlyle como si no creyera lo que estaba


escuchando. Ash arqueó las cejas.

—Como se esperaba, ¿verdad? Seguro que ya has encontrado una


casa… .

Ash parecía haber malinterpretado la reacción de Karlyle. Entonces,


Karlyle negó con la cabeza apresuradamente. Luego, sostuvo la llave
con fuerza y abrió la boca.

—No, todavía no he encontrado una casa.

—¿De verdad?

Ash parpadeó sorprendido.

—Ese día, estaba molesto…porque pensé que ya habías firmado un


contrato.
—Yo…—dijo Karlyle, sosteniendo la llave en su mano con mucho
cariño—Creí… que estabas incómodo…porque vivíamos juntos.

—¿Yo? De ninguna manera.

Ahora que lo pienso, Ash realmente no me dijo nada. Después de todo, ¿fue
esa la razón por la que compró tantas cosas? El calor se apoderó
lentamente del rostro de Karlyle. Las comisuras de sus labios se
levantaron levemente.
—Si ese fuera el caso, no habría comprado nuevos muebles. No te
habría seguido mientras mirabas las casas, ni habría hecho algo tan
estúpido.

—¿Qué?

—Nat tiene razón. Supongo que pierdo la cabeza cuando llega mi rut.
De hecho, estaba un poco preocupado por eso. Si vivimos juntos, creo
que tendrás que pasar por esto de nuevo, Lyle.

Ash se juzgó implacablemente. Pero en caso de que retirara su oferta


de vivir con él, Karlyle respondió, tratando de calmar su nerviosismo.

—Estoy bien—tenía que decir eso primero—Me alegra…que pensaras


eso.

Sus ojos se cruzaron suavemente. Karlyle sentía como si hubiera


recibido el mejor regalo del mundo. Estaba decenas de veces más
feliz, que cuando recibió a Alexander como regalo.

Teniendo en cuenta que su regalo favorito de todos los tiempos


fueron sus primeras palabras, fue algo tremendo. No podía creer que
fuera tan feliz solo por una llave, y unas palabras para vivir juntos.

—Anudar también es bueno. Yo también hice eso… .


Cuando Ash le dijo lo que sentía, Karlyle también se animó. No solo
eso, sino que sus palabras salieron, porque era imposible para él
reprimir su alegría.

—Te amo tanto, Ash … no importa…lo que hagas.

Después de evitar levemente su mirada, Ash se encontró con los ojos


de Karlyle de nuevo. Sus labios se curvaron tímidamente.

—Te amo—susurró Karlyle.

Ash parpadeó como si hubiera recibido un regalo inesperado.


Entonces, con los ojos llenos de lágrimas, Ash tomó a Karlyle en sus
brazos.

—Yo también te amo.

El sonido de su risa, fluyó de forma intermitente. Karlyle se aferró a


la ropa de Ash y asintió. Estaba tan feliz que no podía creerlo.

—Lyle es tan bonito, que no puedo quitármelo de los ojos.

Karlyle todavía no entendía las palabras ‘bonito’, o ‘lindo’, pero era


bueno ver que Ash le decía eso. Karlyle lo escuchó en silencio. Ash
lentamente aflojó sus brazos e hizo contacto visual con él. Una suave
sonrisa colgaba hermosamente alrededor de sus ojos.

—Busquemos un lugar para vivir juntos.

Los dedos de Ash se clavaron en la mano que sostenía la llave. Las


palmas de sus manos se superpusieron. La sensación de la llave se
sintió cálida.

—Compremos los muebles juntos, construyamos nuestra


habitación…Quédate aquí mientras encontramos la casa. Si no te
importa Lyle, me encantaría que hiciéramos eso.
Había futuro en las palabras de Ash. Las palabras, que le hicieron
sentir que su tiempo juntos continuaría sin fin, hicieron que Karlyle
se sumergiera en una alegría sin límites. Karlyle se echó a reír.

—Me encantaría.

Ash sonrió tranquilamente ante su anhelante respuesta. Luego,


levantó sus dedos entrelazados y le besó los nudillos. Karlyle
respondió con una sonrisa, capturándolo gentilmente en sus ojos
inclinados. Las sonrisas que aparecieron en sus rostros, de alguna
manera se parecían a un recuerdo que pasó por su mente.

A aquello que Karlyle había anhelado en el pasado.

«Fin.»
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