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Sobre esta línea, dependiendo de las circunstancias que rodean a una corporación, es posible la
aplicación de diversos tipos de estrategias:
Se conoce como estrategia de negocio a la planificación por parte de una empresa de cara a la
consecución de objetivos previamente establecidos.
De este modo, la estrategia de negocio establece prácticas para regir el funcionamiento a nivel
empresarial.
La estrategia de negocio permite tanto a Pymes como a grandes corporaciones plantearse unos
objetivos empresariales en concreto. Y sobre ello, basar su día a día en alcanzar los mismos en el
largo plazo. Al tiempo debe permitir la obtención de determinados niveles de rendimiento
financiero para la empresa.
En primer lugar toda estrategia de negocio debe hacer plantear a un emprendedor sobre en qué
situación o posición quiere estar en el mercado en un determinado periodo de tiempo (medio y
largo plazo generalmente).
Primordialmente, una buena estrategia de negocio debe permitir a una empresa obtener buenos
posicionamientos en su sector, beneficio económico o expansión territorial. Su diseño y aplicación
dependerá en gran medida de las características de la sociedad mercantil en particular y del nivel
de competencia en el mercado en que opere.
Objetivos de una estrategia de negocio
La misión que toda directiva debe fomentar en la configuración de una acertada estrategia de
negocios son:
n el caso de las más experimentadas, es posible en todo momento y siguiendo la evolución de los
mercados, cambiar o adaptar una estrategia de negocio teniendo en cuenta las necesidades y
características de la empresa para adaptarse y competir en mejor situación.
Determinar las clases de proveedores que existen es esencial porque así se puede elegir con
argumentos cuáles son los que necesitamos para el óptimo funcionamiento de una empresa o
PYME. La clasificación de proveedores se puede hacer atendiendo a distintos enfoques, pero sin
duda la más importante es la que se refiere al tipo de bienes, de forma que distinguimos entre:
Proveedores de productos: proporcionan un artículo que tiene un valor monetario y satisfacen una
necesidad tangible del mercado. Ejemplos: muebles, ordenadores, vehículos.
Sin embargo, si queremos tener una idea más exacta de las clases de proveedores, es necesario
hablar también de los que hay según su papel en el proceso de compras. Este punto es importante
porque cualquier compra que realiza una empresa tiene que quedar contabilizada en su cuenta de
proveedores, siempre que tenga relación directa con el objeto social de la empresa. La clave es
que lo normalizado, según los tratados del mercado internacional, es que toda adquisición se haga
tras estudiar 3 cotizaciones. Así encontramos:
Proveedores normales: no forman parte del registro de proveedores (los que están obligados a
hacer esas 3 cotizaciones).
Proveedores confiables: aquellos que es prioritario que mantenga la empresa porque reúnen
características que son esenciales para nuestro proyecto. Eso hace que no necesitemos más de
una cotización.
Proveedores específicos: abastecen de unos productos tan especiales que no es fácil encontrar
sustituto en el mercado.
Proveedores de convenio: se firma con ellos un contrato de prestación de servicios, lo que hace
que no se necesiten cotizaciones durante el tiempo de vigencia de ese acuerdo.
Con estos últimos nombres quedaría completa la clasificación de proveedores. Aunque para
acabar de completar el tema, no podemos olvidar estos otros términos relacionados:
Fabricantes: quienes fabrican el producto
Mayorista: actúa de intermediario entre productor y detallista. Nunca tienen contacto con el
consumidor final.
Distribuidor: es el hace que el producto o servicio llegue al cliente, a veces usando un sistema a
distancia, otras estableciendo una red de tiendas.
Para finalizar, nos hace falta saber que existen distintos tipos de proveedores, no ya para contratar
con ellos, si no porque nuestra empresa puede convertirse a su vez en proveedora de otras.
Por ejemplo, las empresas Ford y Google firmaron una alianza estratégica para
mejorar la transformación de la industria automotriz. Este objetivo no solo es
comercial, sino que impulsa un cambio global que beneficiará al sector
completo, no sólo a los clientes de Ford.
Por otra parte, hay empresarios que, dadas sus políticas de Responsabilidad
Social Corporativa, establecen alianzas estratégicas en beneficio de una
comunidad, o del medio ambiente.