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DERECHO COMÚN EUROPEO

I. DEFINICIÓN DE DERECHO COMÚN.

La expresión “Derecho Común” proviene del latín “Ius Commune”, que define una tipología
jurídica aplicable de forma general. Asimismo, su estructura está basada en el Derecho
Romano vulgar, el cual irá desarrollándose progresivamente.

A partir del siglo XI, en la construcción del ius Commune, se irán sobreponiendo fundamentos
pasados, presentes y futuros. Con todo ello, se irán produciendo cambios sustanciales en las
formas de vida, reclamando reformas legales que fueron adaptando ese Derecho Común al
momento concreto, geográfico y político de la realidad social en que habrían de ser aplicadas.

Principalmente, la doctrina que emana del Derecho Común, está compuesta por 3 tipologías
jurídicas. Dos principales y una secundaria:

a) El Derecho Romano Justinianeo: se construye durante la reforma y la elaboración de


las leyes romanas gracias a Justiniano I, quien se centró en un modelo clásico,
adaptado a la época, espacio y momento de su aplicación.
b) El Derecho Canónico clásico: los canonistas y los pontífices elaborarán un Derecho que
permitirá establecer la normativa ceremonial, dando un perfil jurídico a los elementos
externos de la liturgia y sacramentos.
c) El Derecho Feudal Lombardo: esta es una categoría secundaria, y será de gran utilidad
en la resolución de supuestos, allá donde el Derecho Justinianeo no podrá dar
soluciones.

Para entender el Derecho Común, hay que partir de la base de que Europa es una manera de
entender y de estar en el mundo, el cual se caracteriza por una serie de valores inmutables
(principios del cristianismo). Asimismo, sus raíces se sitúan en la filosofía griega, el respeto a la
vida y a la dignidad del hombre, la libertad y el Derecho Romano.

Por lo que, como hemos podido observar, el Derecho Común como estructura legal y
compilación jurídica, está integrada por dos elementos: por la obra del emperador Justiniano I,
el Corpus Iuris Civile (cuerpo de derecho civil) y el Corpus Iuris Canonici.

1. EL CORPUS IURIS CIVILIS.

Es el texto jurídico más influyente de la historia, compilado por orden de bizantino (527-565).
Se trata de un conjunto de constituciones imperiales y jurisprudencia romana, compuesta por
el Codex (recopila las constituciones imperiales), el Digesto (ordenación cronológica de los
iura), las Institutas (tratado básico de Derecho con fines pedagógicos) y las Novelas (colección
de leyes imperiales no recogidas en el Codex).

2. EMPERADOR JUSTINIANO I.

Nació en Taor, más tarde se asentó en Macedonia del norte y se educó en Bederina, patria de
Justino, su tío materno, el cual marcaría decisivamente su vida. Tras su llegada a
Constantinopla, se produce la sucesión del imperio en abril del año 527. Junto a él subiría su
mujer Teodora, por lo que, para poder contraer matrimonio, su primera imposición fue la
abolición de las leyes que prohibían las nupcias entre personas de dignidad senatorial y las
comediantas.
El ambiente socio-político: los barbaros dominaban el Sur, las Galias eran dominadas por los
francos borgoñones y visigodos e Italia en poder de ostrogodos. Con todo ello, se dio lugar a la
escasez de costumbres e instituciones, así como la pérdida del latín como lengua unido a la
vulgarización de la lengua romana.

Por otra parte, las diferentes luchas sociales serán reprimidas por Justiniano, quien, al mismo
tiempo, hizo tambalear la estructura política al tener la preferencia de votar a los “azules”. Sin
embargo, este será ayudado por Belisario, quien consigue poner orden e incrementar las
conquista s militares en el norte de África expulsando a los vándalos. Más tarde, Justiniano
obtendrá tanto el objetivo del apaciguamiento interno, como la recuperación de parte de los
territorios del antiguo imperio romano.

Justiniano brillará por las acciones castrenses, la arquitectura, y las leyes. Sin embargo, será la
obra legislativa la que contribuirá a inmortalizar el nombre del emperador, pues los
profesionales del Derecho, se limitaban a aplicar y seguir los escritos dejados por los prudentes
y las constituciones promulgadas por los emperadores romanos. No obstante, pasado un
tiempo, se dio lugar a un caos legislativo de Justiniano, que, llevaría a la compilación de
Derecho Romano más importante de la historia, el Corpues Iuris Civilis Romani.

3. EL CORPUS IURIS CANONICI.

Este es el segundo elemento constitutivo, es la materia consignada en el Decreto de Graciano.


Este identifica los problemas presentados y establece las soluciones en asertos “dicta”,
apoyados en la cita de textos autorizados “auctoritates”. Asimismo, sus constituciones y
decretos se multiplican tan rápidamente, que, con Gregorio XI se agrupan en colecciones,
llamándola Libra Extra. Mas tarde, será continuada por Bonifacio VIII en 1292, formando el
liber Sextus.

Por todo ello, la unión Derecho Romano- Derecho Canónico, formando el Derecho Común,
será la mayor recopilación legislativa que ha imperado en la Europa central y occidental.

II. ORÍGENES Y PRECEDENTES DEL DERECHO COMÚN EN EUROPA.

La unión Derecho Romano- Derecho Canónico, la cual formará el Derecho Común, imperará en
todos los reinos, constituyendo el sustrato jurídico común de los reinos cristianos europeos.

El Derecho Común comenzará a extenderse por Europa, teniendo su punto de origen en Italia
por diversas razones, como son el predominio eclesiástico y la sumisión de las ciudades al
imperio. Así como la consideración de derecho Común como ordenamiento “perfecto”, y
porque a partir del siglo IX, el emperador reafirmará la unidad del orbe católico y su propia
autoridad. Por todo ello, tanto la Iglesia como los reyes y el emperador, se encargarán de
extender el Derecho Común. Al mismo tiempo surgirá una influencia romana, tanto en el
imperio de occidente como de oriente, por lo que la “romanización jurídica” será llamado
Derecho Visigodo, siendo el rey Eurico uno de los primeros en abordar una experiencia
legislativa en este sentido. Veamos su obra:

1. CÓDIGO EURICO.

Sobre el 476, el monarca Eurico, decide superar el sistema jurídico imperante entonces en la
Galia. Tras el éxito político y militar (fallece su padre en la batalla de los Campos Cataláunicos y
Eurico conspira contra su hermano Teodorico II), quiso ensanchar el trono visigodo, llegando a
dominar una quinta parte de toda la Galia, convirtiéndose así en el monarca más poderoso de
occidente hacia el 475.

Por otra parte, el código de Eurico tendrá el carácter de un Edicto. Este recoge junto al
Derecho Romano vulgar, un conjunto de costumbres germánicas. Asimismo, este carácter
edictal fue propugnado por D’Ors.

El Código constituye el primer cuerpo legal (a modo edictal) promulgado por un rey de origen
germánico, siendo la inicial “Lex barbarorum” que da paso a un instrumento legal de carácter
general y “común” del occidente europeo tras la caída del imperio.

Dicho Código tiene gran importancia en la “romanización jurídica” del Derecho visigodo.

2. LA LEX ROMANA VISIGOTORUM.

Como antecedente del Derecho Común Europeo, la Lex Romana Visigotorum, constituye una
obra de recopilación del Derecho Romano vulgar, que será clave para la expansión del Derecho
Común en occidente.

Su concepto tiene varias acepciones. Sin embargo, el más acertado es calificado como el
Derecho Romano posterior a la época clásica. En consecuencia, la LRV, recogerá ese Derecho
Romano postclásico o vulgar, estando compuesto todo su núcleo de leges iura (palabra
referida principalmente al Derecho que desarrolla la jurisprudencia y al Derecho que nace del
poder del emperador o del rey).

Está compuesta por 5 secciones: las dos primeras de leges y las tres restantes de iura. Las leges
están formadas por constituciones contenidas en el Código Teodosiano, y de novelas
teodosianas; las 3 secciones restantes de iura, contienen parte del Epítome de Gayo, una serie
de textos de Paulo y las constituciones imperiales contenidas en los Códigos Gregoriano y
Hermogeniano. (no sé si esto es necesario)

En efecto, el Derecho contenido en la LRV relativo a las cosas, las divide en corporales (cosas
tangibles) e incorporales (no tangibles); en referencia a la propiedad, no existe una definición
como tal; en cuanto a la posesión, la contempla como una simple tendencia de la cosa con
intención de poseerla para sí mismo, recogiendo la clásica distinción entre la posesión de
buena o mala fe; en lo relativo al Derecho de Familia, para la LRV existe matrimonio legítimo
cuando, sin existir impedimentos, marido y mujer, aptos para la procreación, consienten en la
unión sui iuris. En los impedimentos destacan el parentesco, por razones religiosas y la
diferencia social, desde la óptica de la persona, la LRV clasifica a las personas en “ingenuos”
(nacieron libres) y “libertos” (fueron esclavos y finalmente liberados). En la LRV el esclavo es
considerado persona, pero sin capacidad de obrar.

Dicha ley regula también las causas para recobrar la libertad, así como también los libertos
podían ser ciudadanos romanos o latinos; regulaba la relación familiar a través de la sumisión a
la autoridad del paterfamilias. Las que no estaban sometidas eran sui iuris y los que sí, alien
iuris.

Como causas de extinción de la capacidad jurídica, además de la esclavitud, regulada la


muerte. Y, por otra parte, en cuanto a las causas que influían en la capacidad de obrar,
destacaban la edad (varones 14 y mujeres 12), el sexo, la salud y la prodigalidad.

III. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA UNIVERSIDAD OCCIDENTAL, CUNA DEL


DERECHO COMÚN EN EUROPA.
El Derecho Común surge de un proceso de modelación histórica, en el cual la Universidad será
una pieza fundamental. Esta al igual que el Derecho Común, tendrá sus antecedentes,
comenzando por las Escuelas de catecúmenos, donde los hombres que adquirieron
conocimientos en las Escuelas profanas, aprendieron también el saber humano y filosófico. Se
caracterizaban por una especial capacidad de espíritu, en la tarea de investigar las verdades de
fe.

Esta actividad científica en la Edad Antigua, dio lugar a la creación de las primeras instituciones
o centros docentes con carácter permanente, como la Escuela teológica de Alejandría, junto
con la Escuela bíblica de Cesarea. Asimismo, nos sirve como modelo y ejemplo también la
Escuela teológica de Antioquía, siendo esta una escuela cristiana del siglo IV, inspirada en el
racionalismo aristotélico opuesto al platonismo que había triunfado en otras Escuelas
cristianas.

De esta forma, junto a la autoridad de la tradición, surge una autoridad más secular y filosófica
representada por los maestros, quienes se centran en la comprensión racional y el interés por
nuevos campos.

Dichos centros pasaron por una época de decadencia, tras la cual surgirán las “corporaciones”,
donde el maestro logra gran número de seguidores que se organizan en gremios, con el fin de
salvaguardar el conocimiento, las técnicas y los secretos de la corporación.

Por otra parte, el saber secular también se concentra en las Escuelas catedráticas, de carácter
eclesiástico. Junto a estas, nos encontramos con las Escuelas monacales, que irán adquiriendo
prestigio en Centroeuropa a través de maestros sobresalientes que trataban de conseguir un
alto nivel de creación y reelaboración del saber recibido. Esto supuso un avance en el
conocimiento, el cual partirá del dominio propio de las artes liberales, exigiendo el aprendizaje
de las mismas. Dentro de este movimiento, destaca el Emperador Carlomagno, quien
potenciará las Escuelas catedralicias, destacando la Escuela Palatina.

Dicha Escuela pertenece a la época del Renacimiento carolingio, donde el Emperador hace
renacer la cultura para fortalecer el Imperio. Fue dirigida por Alucino de York en el 782,
contando con la ayuda de otros maestros de prestigio de la época.

Por otro lado, están las Escuelas carolingias, en las que la misión principal del maestro era la de
enseñar las formas de comportamiento y protocolo de la Escuela. El método consistía en que
el maestro leía mientras los alumnos tomaban notas en sus encerados.

Además de estas dos escuelas, en el siglo X destacará la Escuela de Chartres, siendo esta una
escuela catedrática fundada por el Obispo Fulberto. Sin embargó, el principal representante
será Bernardo de Chartres, quien destacó por su postura en la que decía que Dios creó de la
nada la materia y unas formas nativas, que eran copias de las ideas existentes en su
inteligencia, lo que determina que por unión de la forma y la materia, se origine el mundo
sensible. Esta Escuela se caracterizaba por:

- El eclecticismo, en el que destaca la influencia del platonismo.


- El aristotelismo, influyendo este en la lógica y la metodología.
- Practican también el estoicismo, teniendo de referente a Séneca.
- El interés científico y humanístico.
- El continuo análisis de la relación entre fe y razón.
- Usan un latín elegante y puro, así como también se centran en la gramática y la lógica.
IV. LA HISTORIA Y EL IUS COMMUNE EN ESPAÑA; EVOLUCIÓN HACIA UN DERECHO
COMÚN HISPANO.

Los pueblos visigodos se expanden por la península Ibérica y, con ello, comenzará la
difusión de los instrumentos jurídicos que el “invasor” hace valer para la organización de la
sociedad. Asimismo, se producirá la castellanización de ese conjunto jurídico, que sucede
cuando alguno de los cuerpos legales visigodos son traducidos al romance. Tal es el caso
del Fuero Juzgo:

1. EL FUERO JUZGO.

Es la versión medieval en romance castellano- leonés del Liber Iudiciorum. Representa la


continuidad en el derecho anterior, la cual fue señalada como “depósito” y fuente de la
tradición constitucional española. Asimismo, no comprendía el latín, por lo que Fernando III
manda que el Liber Iudicum concedido a la ciudad cordobesa, fuera traducido al romance,
pasando a denominarse “Fuero de Córdoba” en 1241.

El Fuero Juzgo, como cuerpo legal aplicable en los tribunales, significó la continuidad en la
aplicación de un incipiente Derecho Común. Y en cuanto a sus fuentes, nos encontramos con el
Derecho Visigodo, el Romano y también las influencias del Derecho Canónico.

2. EL FUERO REAL Y LAS PARTIDAS.

El Fuero Real constituye uno de los Códices más relevantes de la literatura jurídica del siglo XIII
en la península, y es una de las obras de mayor trascendencia práctica de Alfonso X. Más tarde,
con la invención de la imprenta del siglo XV, será uno de los primeros libros en imprimirse. A
pesar de las diversas confusiones, su autor formal fue Alfonso X el Sabio.

Dicho Fuero tendrá cierta preeminencia sobre las Partidas y, sin ninguna duda, con este, el
monarca aplicó un Derecho regio allí donde no existía, como era el caso de Castilla.

Con el Código de las Siete Partidas, el monarca se propuso conseguir una relativa uniformidad
legal en su reino. Estas constituyen un texto de Derecho Común, fundamentado en el conjunto
justinianeo y, fueron redactadas entre 1254 y 1265, por diversos autores, entre los que
destacan: Martínez de Zamora, Jacobo de las Leyes y Roldán.

La Partida Primera, trata de las fuentes del Derecho; la Segunda lleva a cabo una distinción
entre poder temporal y poder espiritual, abordando los temas de Derecho de familia,
sucesiones, etc.; la Tercera aborda la justicia; la Cuarta regula el Derecho de Familia; la Quinta
regula el Derecho Mercantil; la Sexta aborda el Derecho Sucesorio; y la Séptima, regula todo el
Derecho Penal y Procesal Penal.

3. EL ORDENAMIENTO DE ALCALÁ.

El panorama legislativo en la España de los siglos XII y XIII, era inestable y heterogéneo.

El Derecho Común será introducido en la península por los monarcas visigodos y más tarde con
las obras de Alfonso X y Fernando III. No obstante, pese al auge incipiente de la enseñanza del
Derecho Común en los Estudios Generales, el Derecho Común en España, estará llamado a
convertirse en el Derecho positivo de Castilla, a través del Ordenamiento de Alcalá, por lo que,
el orden de apelación será el siguiente: en primer lugar, se aplicarán las leyes del
Ordenamiento de Alcalá; en segundo lugar, se aplicarán los fueros; en tercer lugar, el Derecho
Común, pero que no el Derecho Común en general, sino como se indicó, el Derecho Común o
general contenido en las Partidas.

Por todo ello, de esta manera, el Ordenamiento de Alcalá será el que marque la pauta de
prelación de fuentes a partir del siglo XIV, sentando las bases del Derecho.

V. LOS ESTUDIOS GENERALES Y LAS PRIMERAS UNIVERSIDADES EUROPEAS.

Desde la Alta Edad Media, funcionaron las escuelas catedráticas y monásticas como centros de
formación del clero. Con el tiempo, las más notables recibirían del Rey o del Pontífice el título
de “studium generale”, lo que las hacía considerarse centros de reconocido prestigio.

Los “estudios generales” debían cumplir tres condiciones: estar abiertos a estudiantes de
cualquier procedencia geográfica, impartir enseñanzas superiores en alguna de las “Escuelas”
o “Facultades” y disponer de diferentes maestros para cada uno de los temas de la enseñanza.

En este contexto, la Iglesia desempeñó un papel primordial, pues marcó pautas, dictó
costumbres y dio una estructura institucional al saber.

Ya con los “estudios generales” comienza a afianzarse la autonomía de las futuras


universidades, pues el pontífice, el soberano o emperador, en la bula, solían expresar los
privilegios y derechos de los maestros y alumnos. Al mismo tiempo, llegaron numerosos
maestros y discípulos a las ciudades, donde se situaban las escuelas catedráticas, y se redujo
paulatinamente su área de influencia. No obstante, a lo largo del siglo XII, comienzan a convivir
junto al concepto “studium generale”, el de Universidad, como orden gremial de profesores y
estudiantes. Y así surge también la Universidad, como corporación de colaboración y apoyo
para el aprendizaje intelectual.

Con todo ello, se considera a la Universidad como una institución docente con otorgamiento
de grados reconocido por autoridad del Rey y el Pontífice. En el caso de que careciesen de
alguna de ellas, quedaban en una categoría intermedia, como centros de estudios generales o
particulares. Es por ello que, en ocasiones, puede producirse una cierta confusión entre los
términos studium y universitas.

El desarrollo de los estudios generales en la Universidad post- medieval, obedecerían a


distintas causas de carácter socio- laboral, pues necesitaban formar un cuerpo gremial entre
maestros y estudiantes que guardara los intereses del sentido gremial de la sociedad;
necesidad de orden académico, ya que el número de “studium” y universidades crecerá en
progresión geométrica en la Edad Media; y de tipo científico, ya que estamos en una época en
la que existe un crisol de culturas, lo que, a su vez, ayuda a que aparezca un “renacimiento
cultural”.

No obstante, a partir del siglo XII, comienza el traslado de los centros de conocimiento
catedráticos y monásticos a las ciudades. Y, en el período que discurre desde finales del siglo XI
y principios del XIII, en toda Europa se van a ir implantando instituciones educativas que
generaron la moderna Universidad, entre las que destacarían, por su antigüedad, la de Bolonia
y París.

1. LA UNIVERSIDAD DE BOLONIA.

Aparece hacia finales del siglo XI. Se denominó “alma mater studiorum”. Fue famosas por sus
escuelas de Humanidades y, específicamente, la de Derecho, en la que floreció el Derecho
Canónico, con el maestro Graciano y su obra “Concordia “Discordantium Canonum”, más
conocido como Decreto de Graciano. Con todo ello, se produjo una etapa de esplendor, junto
con la evolución del Derecho Romano clásico al Derecho Común.

Fue fundada por Matilde, Duquesa de Toscana, quien invitó a Irnerio para enseñar el Derecho
Romano. Asimismo, durante sus primeras décadas, Bolonia representará la fuerza de los
estudiantes que constituyen una comunidad laica en la que se enseña el Derecho Romano a
través de los “glosadores”.

Irnerio hace una renovación en el Derecho doblemente significativa. Por un lado, recibe la
herencia de la antigüedad del Emperador Justiniano; de otro, constituye, junto con la obra de
Graciano, el punto de arranque de la nueva ciencia de la jurisprudencia.

2. UNIVERSIDAD DE PARÍS.

Tiene un origen eclesiástico, pues surge alrededor del año 1150 como asociación de profesores
y estudiantes. La Universidad comenzó llamándose Colegio de Sorbona y surge de la unión de
las escuelas de Notre Dame, San Víctor y Santa Genoveva. El nombre de la “Sorbona” se debe a
Robert de Sorbon, confesor del Rey.

Para evitar que los universitarios ingleses se desplazaran a París, se creó la Universidad de
Oxford, la cual tenía una gran competencia con la Universidad de Cambridge.

Por otra parte, existen varias razones por las que las autoridades religiosas favorecieron el
sistema educativo de París, entre ellas destacó que París no era una ciudad independiente,
pues era la capital de Francia con un poderoso Arzobispado.

Dicha Universidad, desde su fundación, al independizarse del yugo eclesiástico, hizo que
buscase la protección del Pontífice, quien le asegurará un estatus autónomo y privilegiado

VI. ORÍGENES Y DESARROLLO EE LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA CLÁSICA; PALENCIA,


SALAMANCA, VALLADOLID Y ALCALÁ DE HENARES; LA IMPLANTACIÓN DEL IUS
COMMUNE.

La institución universitaria española en sus inicios, se encuentra íntimamente condicionada


con la relación de sus gobernantes a partir del siglo XIII con Nápoles.

El poder Real promovía la implantación del studium, y las autoridades eclesiásticas,


influenciadas por el monarca, gestionan y apoyan el reconocimiento pontificio de la
Universidad a través de una bula papal. A partir de ahí, monarca y pontífice contribuirán el
sostenimiento de la Universidad.

La bula papal, otorgaba la oficialidad y universalidad, propia de una “societas universal”.


Asimismo, a partir del siglo XIII en Europa, la creación de una Universidad estará sometida a la
aprobación pontificia.

Sin embargo, centrándonos en los inicios, hacia el siglo XIII, en los reinos de Castilla y León, van
a establecerse las primeras universidades ibéricas. Entre 1208 y 1214 aparece Palencia, erigida
por Alfonso VIII de Castilla, y en 1218 Alfonso IX de León funda Salamanca. Dicho apoyo regio
fue, posteriormente, completado por las bulas papales de reconocimiento: Alejandro IV para
Salamanca y Clemente VI para Valladolid.

Por otra parte, en lo relativo al ius commune, estas universidades ibéricas estuvieron
orientadas hacia los estudios jurídicos y las necesidades burocráticas de la Iglesia, por lo que, la
influencia del Derecho Común se hará notar, principalmente, en las universidades de
Salamanca.

1. UNIVERSIDAD DE PALENCIA.

En sus orígenes, a principios del siglo XII, cabe destacar la existencia de un “studium generale”
en Palencia. Dicha Universidad se fundó entre 1208 y 1214, durante el reinado de Alfonso VIII
de Castilla, que otorga el privilegio real por iniciativa propia del obispo palentino, que interesa,
a su vez, la aprobación pontificia, conociéndola Honorio III, convirtiéndose en una de las
instituciones educativas más antiguas de Europa.

El ámbito académico se centraba en las Artes, Teología y Derecho. No obstante, en 1214, fecha
en que muere el monarca fundacional, se tiene constancia de la existencia de 4 cátedras:
Teología, Derecho Canónico, Lógica y Humanidades. Tras fallecer el monarca, el studium
generale de Palencia entra en declive, agravado por el paso de los años, y donde la labor de
Fernando III de Castilla no logra salvar la crisis estructural.

Sin embargo, durante este tiempo, no lejos de Palencia, en Salamanca, surge otra institución
similar, la cual absorbe una parte de los escolares y algunos de los Maestros venidos del
extranjero.

VII. EL ESTUDIO DEL DERECHO COMÚN EN BOLONIA.

La Universidad de Bolonia se convertirá en la cuna de las escuelas célebres del estudio y la


enseñanza del Derecho Común. Esta comienza a ocuparse de la compilación justinianea. Al
mismo tiempo, se abre un período clásico en Bolonia en torno a la interpretación y estudio del
Derecho Romano, que dará carta de naturaleza al Derecho Común, junto con el elemento
canónico.

Estos estudian el Derecho a través de la glosa, comenzando por la recomposición de la obra de


Justiniano.

La escuela jurídica de Bolonia, trabajará en la lectura y comprensión de los textos legales


latinos siguiendo la técnica descrita, por lo que, recibirán el nombre de glosadores. El término
proviene del latín tardío (glossa), que significa palabra oscura o término que necesita
explicación. Así, por “glosar”, se habrá de entender como la aclaración que se pone al margen
como explicación de un texto escrito.

Los glosadores abordan el análisis y estudio del Corpus Iuris Civilis, centrándose en el Digesto,
comenzando a glosar la obra explicando y matizando los preceptos que la misma contiene. Sin
embargo, con ella no solo se potencia la lectura del concepto jurídico, sino que también se
aclara dicho concepto a través de remisiones a otros capítulos.

En cuanto al proceso de recomposición, hay que decir que esta tarea en el Digesto será
progresiva. Su recomposición comienza con el Dgestum Vetus Primero, después el Digestum
Novum, y finalmente, el Digestum Infortiatum. Estas 3 partes citadas, formaron los 3 primeros
volúmenes del Corpus Iuris Civilis.

1. LOS GLOSADORES.

En un primer momento encontramos reseñas breves de vocablos situados entre líneas, es


decir, glosas interlineales. Este será el más importante y fundamental método del Medioevo
con el que se estudia el Derecho en los textos antiguos romanos y canónicos para aclarar su
significado. Por lo que utilizarán la glosa para este fin, distinguiéndose, dentro de los
canonistas dos corrientes: los decretistas (glosan sobre el Decreto de Graciano) y los
decretalistas (que glosarán sobre los decretales del papado).

En primer lugar, encontramos la simple glosa, entendida como indicaciones marginales o


interlineales; de otro lado, encontramos las summae, entendidas como exégesis de un título
que deriva en una aclaración de conjunto; en tercer lugar, destacan los casus, relacionándolos
con los “casos prácticos”. Junto a estos, mencionamos las questiones legitimae, consistentes
en controversias tratadas en el propio Corpus, junto a las dissensiones dominorum (conjunto
de interpretaciones); en cuarto lugar, tendríamos los argumenta, que son principios de
Derecho redactados y presentados a modo de proverbios; en quinto lugar, los consilia, y,
seguidamente, los vocabularia, el cual requiere un estudio menor por tratarse de definiciones
de términos jurídicos a modo de diccionario.

En lo relativo al método de los glosadores, nos encontramos con los siguientes elementos:

- Divisio: Esquema del texto.


- Suma: resumen o visión general de su contenido.
- Casus: solución del supuesto hipotético contemplada en la ley.
- Expositio litterae: explicación del sentido literal de la norma utilizada.
- Oppositiones: exposición de las dificultades que plantea el sentido expuesto.
- Quaestiones: los problemas jurídicos que pudiesen tener alguna relación con el texto
explicado.

Dentro de este esquema, los juristas se guían por la lógica, pues este será un instrumento de
gran importancia dentro del Derecho Común. Entre ellos destacan los siguientes:

A. Irnerio.

Fue el principal representante y fundador de la escuela de los glosadores. Este fue docente en
Bolonia, comenzando con la enseñanza de Retórica y Gramática, para posteriormente pasar al
estudio y docencia del Derecho Romano, fundando una escuela de leyes en 1084.

Pueden distinguirse varias generaciones de glosadores:

- En la primera generación destacará Irnerio como maestro y fundador de la escuela.

B. Martino Búlgaro:
- En la segunda generación, la constituyen los 4 doctores: Martino, Búlgaro, Jacobo de
Porta y Hugo de Porta. Aquí Búlgaro defenderá una interpretación rígida de las
enseñanzas del maestro, mientras que Martino abogará por una interpretación
teleológica relacionada con la equidad. Ambas corrientes, partían de diferencias
basadas en la procedencia geográfica de sus seguidores.
- En la tercera generación, encontramos a Placentino.

2. LOS POSTGLOSADORES.

En las postrimerías del siglo XIII, los juristas de la escuela de Orleans se erigen como nuevo
referente. Con esto se dará lugar a una renovación de la doctrina jurídica, y a una evolución de
los medios de interpretación del Derecho Común empleados hasta entonces por los
glosadores.
De esta manera, la nueva corriente de juristas franceses será el punto de enlace entre los
glosadores y postlosadores, ya que la escuela de Orleans, pese a sustentarse sobre los
cimientos de Bolonia, en la segunda mitad del siglo XIII, adquiere personalidad propia e
independiente, al enfocar su método de investigación y estudio del Derecho Justinianeo.

En efecto, los postglosadores futuros no buscaron la reconstrucción de las clásicas


instituciones jurídicas, sino la formulación de principios a través de la interpretación para
aplicar soluciones a las relaciones controvertidas de la época, entrando ya en el siglo XIV. Para
ello los postglosadores o comentaristas, utilizaron el método dialéctico-escolástico. Con ello,
los comentaristas expondrán el texto romano, dividido en paragrapha, para después insertar
un sumarium, en el que se expondrá, numeradas las cuestiones a tratar en el texto.

A. Bartolo de Sassoferrato.

Nace en 1313 y todavía joven, marcha a Bolonia, donde se doctora en Derecho en 1334. Más
tarde comienza su magisterio en Pisa.

Deja importantes obras, entre las que destacan sus comentarios sobre el Corpus Iuris Civilis.
Será uno de los mejores juristas del Renacimiento, que contribuyó al conocimiento y
expansión del Derecho Común fuera de las formas italianas, particularmente en España y
Portugal, que durante el siglo XV seguirán sus opiniones estrictas. Su fama trasciende a las
universidades europeas más importantes. Todo ello surge por haber sido el creador más
importante de la escuela de postglosadores o comentaristas.

B. Baldo de Ubaldis.

Fue un jurista italiano, alumno de Bartolo de Sassoferrato. Nació en Perusa y estudió Derecho
en Pisa. Asimismo, fue embajador del Papa Urbano VI y autor de numerosas obras jurídicas,
entre las que destacan los comentarios referidos a las dos partes más importantes del Corpus
Iuris Civile.

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