Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En primer lugar, según el sector de política pública en el que se sitúa la intervención, y de las políticas
públicas dentro de ese sector. Por ejemplo, la política de bonificación de cuotas de la Seguridad Social se
enmarca en la política de empleo (sector), y dentro de ésta, en las políticas de fomento de empleo y a su
vez dentro de éstas, es una política pasiva de mercado de trabajo.
Ejemplo de definición de ámbito desde el punto de vista del sector de política pública en el que se
inscribe la intervención. Evaluación del Programa de ayudas a la Reindustrialización (REINDUS).
AEVAL, 2011.
“El Programa de Ayudas para actuaciones de Reindustrialización es una herramienta de política
industrial, que se enmarca en la política regional de la Unión Europea (UE) y se aplica a las zonas que,
estando incluidas en el mapa de ayudas regionales aprobado para España por la UE, en el periodo 2007-
2013, sufren fenómenos de ajuste empresarial o deslocalización, que provocan pérdidas de actividad
industrial y destrucción de empleo. La aplicación del programa tiene como objetivo crear nuevo tejido
industrial o adaptar el existente a las mejoras tecnológicas disponibles, a la vez que se disminuyen los
desequilibrios económicos regionales”.
Ejemplo de la falta de definición del problema. Evaluación del programa de ayudas para actuaciones
de reindustrialización (REINDUS). AEVAL, 2011.
En esta evaluación se pone de manifiesto la carencia de una explicitación de la definición del problema.
Al explicar el programa, se detallan una serie de ayudas anuales a ciertos territorios para la
reindustrialización. Pero no se indica claramente que lo que se intenta resolver, en definitiva, son los
desequilibrios económicos regionales que se traducen en distintos niveles de renta y bienestar en esas
zonas beneficiadas por las ayudas.
2-3.2. Los niveles de gobierno en los instrumentos de intervención pública
Una política pública debiera configurarse como una secuencia de actividades, decisiones y medidas
relacionadas tomadas por los actores del sistema político administrativo antes descrito con la finalidad de
resolver ese problema público. Y, por tanto, desarrollando a partir de ella una serie de objetivos (y
medidas para conseguirlos).
Como se puede suponer, el desarrollo de esa concatenación de medidas, en un estado multinivel como el
español es mucho más complejo, porque al implicar una serie de decisiones (que pueden incluir acciones
legislativas o reglamentarias más o menos flexibles o favorables a los intereses de los diferentes actores39)
deben tenerse en cuenta, no sólo los distintos intereses en juego, sino también la posibilidad
competencial de actuar en según qué esferas de la política y de los derechos de terceros. Todo ello lleva
al diseño de una red de actuaciones que deben confluir (al menos en teoría) en la consecución del
objetivo.
En la Evaluación del Programa de ayudas para la reindustrialización (REINDUS) (AEVAL, 2011) se realizó
un esfuerzo de reconstrucción de los distintos instrumentos (entre los que REINDUS solamente era uno
de ellos, y no todos los instrumentos tenían los mismos objetivos) de la política industrial. Se reflejan a
continuación esas relaciones cruzadas y complementarias en muchas ocasiones que se producen cuando
sobre el mismo objeto recaen diferentes instrumentos de intervención de los diferentes niveles de
gobierno o competenciales.
2-4. El despliegue de la intervención.
El despliegue de la intervención se operativiza en tres grandes pasos: diseño, implementación y
seguimiento y evaluación.
2-4.1. El diseño
En el análisis del diseño se entra a estudiar cómo se ha articulado la relación en la cadena lógica de la
planificación: objetivos, medidas, resultados e impactos esperados, a partir de diferentes enfoques41.
El objetivo es conocer la lógica formal del despliegue de la intervención. Es un ejercicio que trata de poner
en relación la cadena lógica de la intervención, para lo que, en general, las recomendaciones coinciden en
la conveniencia de cartografiar, escenificar o poner negro sobre blanco esas relaciones para detectar
incoherencias y los eslabones que se saltan, se rompen o se desagregan de forma artificial, a través de las
preguntas de evaluación que permiten ordenar las secuencias42.
Otro ejemplo de escenificación del estudio del despliegue de la intervención es el realizado para la
evaluación de REINDUS (AEVAL, 2009), que se resume gráficamente a continuación. Aquí se ponen de
manifiesto las políticas complementarias que podrían tener efectos en el objetivo general (y en los
operativos) de la intervención que es objeto de evaluación (en este caso, la política de infraestructuras y
la política industrial propiamente dicha).
De hecho, una de las principales preocupaciones en la Comisión Europea para evaluar los programas que
son financiados por ella46 es precisamente el establecimiento de una serie de normas comunes asumidas
por todos los estados para poder realizar una valoración de esos programas. Aunque en el caso de AEVAL,
el enfoque supera la visión de programa y se ha centrado más en un enfoque de política pública, como ya
se ha indicado, muchas de las cuestiones que se abordan en la Comisión pueden servir de ejemplo, como
en la apreciación de la importancia de la cuantificación previa de objetivos e indicadores: “de lo contrario,
no podrá evaluarse en qué medida se están cumpliendo los objetivos originales”. A veces, no es fácil esa
tarea de abordaje coordinado.
❖ La definición de los indicadores. Estos deben ser útiles, fiables, accesibles, fáciles de interpretar y
comparables. Debe estar garantizado su seguimiento regular.
❖ Deben especificarse las fuentes de información de las que se obtendrán los datos que alimentarán
los indicadores.
los sistemas de seguimiento permiten la construcción de baterías de indicadores que ofrecen información
acerca de todas las cuestiones relativas a la intervención de interés para poder evaluar.
Los indicadores permiten medir los conceptos definidos, a través, generalmente, de aproximaciones a la
realidad. Lo óptimo es que en la propia planificación se recoja una batería de indicadores que permitan el
seguimiento de la intervención según los objetivos de esta.