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Conferencia Silvia Bleichmar (2003) “El desmantelamiento de la subjetividad” Estallido del

Yo

La autora comienza planteando en su conferencia del 2003 un cambio de época respecto a los
modos de subjetividad en la sociedad respecto a las cuestiones invariables de la constitución
psíquica, considerando Tres Ensayos (Freud,1905).

Según S. Bleichmar hay procesos de producción de subjetividad diferentes según la historia y la


cultura, pero el modo de integrar al sujeto a su cultura de pertenencia da cuenta de aspectos
científicos del psicoanálisis que transcienden en el tiempo.

Ejemplificando la autora, sostiene que la diferencia entre producción de subjetividad y


constitución del psiquismo tiene que ver con la causalidad de la patología psíquica, es decir si
bien hay cambios en los síntomas y trastornos psíquicos respectos hace 100 años, esto implica
relevar el paradigma de la causalidad psíquica psicoanalítica.

Respecto a esto ultimo y haciendo una crítica a las neurociencias las cuales dicen que un
genotipo corresponde a x trastorno, se va a centrar en “Que es lo que permanece de nuestras
teorías sexuales infantiles”.

“Se trata de definir lo sexual como un plus de placer no reductible a la autoconservación,


donde le chupeteo cumple una función autoerótica, desprendida de la función alimenticia”

“Lo central del descubrimiento freudiano radica en la no subordinación de la sexualidad al


instinto”

La autora se centra también en la segunda teoría de Freud respecto a las pulsiones de vida y de
muerte, dualismo que podría rescatarse al poner del lado de la vida el amor por el el yo y por
el semejante.

Dualismo que, si se define por un lado en sexualidad amorosa y ligado, y por el otro lado en
desligada y parcial o perversa.

“ Siendo, en verdad, el polimorfismo perverso de la niñez, un modo potencial de la perversión,


pero al mismo tiempo que en momento en el que ya hay un yo, condiciona y establece una
relación con el objeto y siendo intercambios amorosos, ya la idea de polimorfismo perverso se
detiene, esto ya se ha trabajado mucho a cómo se establece el control de esfínteres, siendo
que no hay manera de que se establezca una renuncia pulsional sino hay una intervención del
otro en la cultura y ese otro que interviene no solamente pautando o prohibiendo sino a partir
de lo que es una renuncia amorosa”
“Es evidente que la genitalidad no reúne ni coarta el goce de la pulsión parcial de modo total.
Sabemos que gran parte del problema de las parejas es la persistencia del autoerotismo,
ejercido mas allá de los límites del respeto hacia el otro, ahora bien “las chanchadas” son
modos de ejercicio infantil del autoerotismo, polimorfo perverso, sin que eso implique
necesariamente perversión.”

Si bien Tres ensayos señala de manera clara que la homosexualidad no es “una mente de
mujer en cuerpo de hombre”, masculinidad no se liga necesariamente a heterosexualidad
masculina, ni feminidad a heterosexualidad femenina. La autora afirma que la identidad de
género no es el desenlace de la elección de objeto, porque ambas no son correlativas.

Según la autora la identidad, (vestirse de un color u otro), están atravesadas por variaciones
culturales y familiares, y se expresa también en modos de definir conductas, acciones
racionales del sujeto social.

Puntualizando la identidad coexiste con el poliformismo perverso de las primeras propuestas


identitarias que el niño recibe y luego cuando aparecen las primeras formas precipitadas del
yo como constitución del mismo y se resignifican a partir del descubrimiento de la diferencia
anatómica de los sexos, encontrando una rearticulación entre la sexualidad ampliada, y por
otro la sexuación y género, al final de la pubertad.

La autora se va a centrar en cuestiones freudianas relacionadas a la perversión y la


homosexualidad que deben ser revisadas, ya que su época estas cuestiones estaban
“desubjetivadas” en un lenguaje que no era accesible para su época, sin embargo, hubo una
anticipación extraordinaria ya que lo que se planteó fue que la perversión no pasaba por la
zona que estaba en juego sino por el modo de relación con el objeto.

“Por ejemplo, si se tratara de la instrumentación de la boca femenina como mero


estimulador mecánico, no importando en absoluto el goce de la mujer implicada, estando la
mujer que ejerce la acción simplemente como un auxiliar del placer del otro, podríamos
considerar que hay perversión estaría desubjetivizado uno de los autores implicados en la
relación, en este caso, por ejemplo, la mujer no sería un ser con el que se goza, sino un ser
cobre el cual se goza, en la medida que la pulsión parcial estaría dada no por el empleo de la
zona, sino por la forma en queda capturada la zona y la fijeza de la escena” (RELACIONAR
CON ALTERIDAD)

Luego la autora hace un recorrido poniendo en contexto los conceptos freudianos referidos a
las nuevas parentalidades, considerando múltiples abuelos, padres, familias monoparentales,
familias homoparentales, etc. Diferenciándose de la típica familia de época de Freud siglo XX
(madre y padre), en tanto que la teoría de Freud respecto a la castración responde a su época,
pero los conceptos fundamentales se amoldan a los cambios de época y cultura, puesto que lo
fundamental es el hecho de que el deseo (concepto lacaniano, tomado a partir de los
conceptos freudianos, referidos a las “formaciones del inconciente”) no está articulado por la
castración en el sentido de la pérdida del pene, sino por la castración en sentido ontológico.

“Lacan apuesta algo muy importante que transciende la afirmación de que el pene siga siendo
el significante de la falta, al colocar el concepto de falo no como remitiendo a un objeto parcial
sino como un ordenador de todo intercambio posible”

Volviendo al concepto de familia, la autora define que hay una familia en la medida que
alguien de una generación se hace cargo de otra, o incluso cuando los vínculos generan una
asimetría en la cual alguien toma a cargo las necesidades de otro para establecer sus cuidados
auto-conservativos y su subjetivación (RELACIONAR CON FUNCION DE SOSTÉN Y CORTE), la
autora quiere que por ejemplo un hombre puede cumplir el rol auto conservativo que lo haría
una madre, por ejemplo.

Finalizando la autora vuelve a retomar el tema de perversión y homosexualidad, ya que si la


perversión es un modo de posicionamiento que reconoce la ley pero no como imperativo
categórico universal, si es un modo de elusión de la normativa pero no se puede abstener del
conocimiento de la ley que burla, y si el aspecto central que la caracteriza es la des-
subjetivación del otro humano, no puede ser anudada a la homosexualidad como forma de
elección genital y amorosa de objeto.

(Concluyendo la perversión no pasa por la elección de objeto a partir de una pulsión parcial,
sino en tanto esa elección des-subjetive al otro sin tener en cuenta su alteridad, no exisitiendo
elección genital y amorosa de objeto.) conclusión mía

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