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TEORÍA DEL DELITO

Lección 3: La tipicidad
CRISTINA MÉNDEZ RODRÍGUEZ
Lección 3
La tipicidad
1. La tipicidad
1.1. La función de los tipos penales
1.1.1. Función de garantía
1.1.2. Función indiciaria
1.1.3. Función de información
1.1.4. Función de prevención
2. Componentes del tipo penal
2.1. Tipo objetivo
2.1.1. Conducta típica
2.1.2. Sujeto activo
2.1.3. Sujeto pasivo
2.1.4. Otros sujetos
2.1.5. Objeto material del delito y bien jurídi-
co (objeto jurídico del delito)
2.2. Tipo subjetivo (Remisión)
3. Elementos con los que se definen los componentes del tipo pe-
nal
3.1. Elementos objetivos de carácter descriptivo
3.2. Elementos objetivos de carácter normativo
3.3. Elementos objetivos de carácter valorativo
3.4. Elementos subjetivos
4. Clases de tipos
4.1. Por el sujeto (activo y pasivo)
4.1.1. Por el número de sujetos
4.1.1.1. Delitos individuales
4.1.1.2. Delitos colectivos o pluri-
subjetivos
4.1.2. Por el tipo de sujetos
4.1.2.1. Delito común
4.1.2.2. Delito especial
4.1.2.2.1. Delito especial
propio
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4.1.2.2.2. Delito especial
impropio
4.2. Por la modalidad comisiva
4.2.1. De acción
4.2.1.1. De mera actividad
4.2.1.2. De resultado
4.2.2. De omisión
4.2.2.1. De mera omisión u omisión
pura
4.2.2.2. De omisión y resultado y de
comisión por omisión
4.3. Por los medios de comisión
4.3.1. Delitos de medios determinados
4.3.2. Delitos resultativos
4.4. Por la forma de comisión
4.4.1. Delitos de propia mano
4.5. Por el número de conductas típicas
4.5.1. Delitos de un acto, de pluralidad de ac-
tos y alternativos
4.6. Por la forma de consumación
4.6.1. Delitos instantáneos
4.6.2. Delitos permanentes
4.6.3. Delitos de estado
4.7. Por la forma de afectar al bien jurídico
4.7.1. Delitos de lesión
4.7.2. Delitos de peligro
4.7.2.1. Delitos de peligro abstracto
4.7.2.2. Delitos de peligro concreto
4.7.2.3. Delitos de peligro
hipotético o de idoneidad
o aptitud
4.8. Por la parte subjetiva
4.8.1. Delitos de intención
4.8.2. Delitos mutilados en dos actos
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4.8.3. Delitos de resultado cortado
4.8.4. Delitos de tendencia interna
4.8.5. Delitos de expresión

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1. La tipicidad como elemento del delito
La tipicidad constituye un elemento central del delito que aparece vinculado al principio de
legalidad en la medida en que no hay delito ni pena sin tipo penal, esto es, sin definición
legal del delito. Constituye el primer elemento del concepto de delito y el primer escalón en
el análisis de la antijuricidad penal del comportamiento (el denominado tipo de injusto) en
el que se contienen las circunstancias objetivas (como la definición de la acción constitutiva
de delito) y subjetivas (como la finalidad que la guía) que constituyen el fundamento de la
lesividad del comportamiento humano y la razón de su prohibición.
El tipo penal describe la conducta prohibida y en esa medida es el instrumento que
nos informa sobre qué es lo que se protege y cómo se protege. En él se describen los
comportamientos que se pretende que no realicen los miembros de una determinada
comunidad. Decimos que un hecho es típico cuando es subsumible en el supuesto de
hecho de una norma penal.
Por ejemplo, el tipo penal del art. 380.1 del Código penal dice lo siguiente:

«El que condujere un vehículo a motor o un ciclomotor con temeridad manifiesta y


pusiera en concreto peligro la vida o integridad de las personas, será castigado con
las penas de prisión de seis meses a dos años y privación del derecho a conducir
vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta seis años».

Este tipo penal nos está informando que en nuestra sociedad se protege la vida y la
integridad de las personas, no sólo cuando se ha materializado un daño concreto contra
ellas, sino también cuando han sido puestas en peligro. Esto es así porque en las sociedades
de hoy en día, la conducción se ha convertido en una de las principales causas de
mortalidad sobre todo entre los jóvenes, y el derecho penal reacciona imponiendo una
sanción por el sólo hecho de conducir imprudentemente, siempre que haya existido un
peligro, sin necesidad de que se concrete en lesión alguna.
La definición legal de un delito en un tipo penal presupone una valoración negativa
previa de la conducta típica que es expresión de un juicio de valor sobre qué es lo que
quiere ser evitado, por qué, cómo, y de qué forma quiere castigarse. Posteriormente y a la
hora de la aplicación de esa norma penal, la afirmación de que una conducta es típica
requiere su adecuación a la descripción típica mediante la realización de una serie de juicios
de valor que tienen como finalidad determinar que la conducta es también materialmente
antijurídica. Se emplea así la expresión “tipo de injusto”, para significar que la conducta
típica ha sido desvalorada por su peligrosidad y en la medida en que lesiona o pone en
peligro bienes jurídicos importantes.
En los siguientes temas del programa se analizarán, en primer lugar, las dos clases
de tipos penales que existen en función de la modalidad de conducta típica o tipo objetivo:
el tipo penal del delito de acción (lección 4) y el del delito de omisión (lección 5). En
segundo lugar, se dedicarán dos temas a las dos clases de tipos penales por la modalidad de
elemento subjetivo o tipo subjetivo: el delito doloso (lección 6) y el imprudente (lección 7)
que, en ambos casos, pueden ser cometidos por acción o por omisión.
Dedicamos este tema a analizar las funciones que, en general, cumplen todos los
tipos penales y los elementos que los componen que no siempre aparecen en todas las
descripciones típicas (todos los tipos definen una conducta típica pero no todos definen al

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sujeto pasivo del delito, por ejemplo). Se analizarán también los elementos que se utilizan
para definir esos componentes del tipo así como todas las clases de tipos penales que
existen en función de las definiciones legales.

1.1. La función de los tipos penales


El tipo penal cumple varias funciones importantes para el derecho penal.

1.1.1. Función de garantía. Esta función está vinculada al principio de


legalidad porque es expresión de las garantías que se derivan del principio de legalidad,
especialmente, la seguridad jurídica. Significa que el tipo penal al seleccionar y describir, de
entre muchos comportamientos humanos, aquellos que van a tener relevancia penal,
cumple una función de garantía, porque sólo los comportamientos que puedan subsumirse
en la descripción típica pueden ser objeto del Derecho penal, y únicamente con la sanción
que éste prevea. De este modo, se cumple también con la función de límite que se le
atribuye al principio de legalidad (de lo que es delito y lo que no) porque el tipo penal es el
vehículo en el que se describen los comportamientos prohibidos quedando fuera del
ámbito del Derecho penal todos los que no están descritos en la ley.

1.1.2. Función indiciaria. Según ella, el tipo penal constituye un avance, un


indicio de lo que puede ser considerado antijurídico, contrario a todo el ordenamiento
jurídico. Por ejemplo, si alguien mata a otra persona podemos afirmar inmediatamente que
se ha realizado una acción típica, que puede subsumirse en el tipo penal que describe el
delito de homicidio (art. 138 del CP «el que matare a otro..»), pero esa constatación no
implica que esa acción sea inmediatamente antijurídica, formalmente contraria a Derecho,
pues para ello es preciso analizar si ésta ha sido o no realizada al amparo de alguna norma
que la permita (las denominadas en Derecho penal, causas de justificación) como, por
ejemplo, la legítima defensa o el estado de necesidad cuya ausencia supone la declaración de
la antijuricidad formal de la conducta típica. Si concurriese alguna de estas normas
permisivas, la conducta que indiciariamente era contraria a Derecho, se revela
definitivamente conforme a él, puesto que puede subsumirse en uno de los supuestos en
los que la ley, excepcionalmente, considera permitida la lesión o la puesta en peligro de
bienes jurídicos.

1.1.3. Función de información. El tipo penal, en la medida en que recoge las


conductas que han sido valoradas negativamente (desvaloradas) porque implican la
destrucción o puesta en peligro de bienes jurídicos a través de la realización de acciones
peligrosas, informa a los ciudadanos de qué tipo de conductas no hay que realizar (en los
delitos de acción) o es preciso realizar (en los delitos de omisión). Todos los ciudadanos
pueden reconocer la conducta que está prohibida y no hay que realizar, cumpliendo así el
tipo una función informativa con relación a las acciones que son desvaloradas por el
ordenamiento jurídico y a cómo son desvaloradas. Por ejemplo, el ordenamiento jurídico
penal no desvalora la realización de determinados resultados de afección a bienes jurídicos
si han sido realizados imprudentemente (no prevé la malversación imprudente, sí en
cambio el homicidio imprudente). En otros casos únicamente si determinadas afecciones se
realizan violentamente, considera desvaloradas las acciones que las han producido, o si se
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han realizado contra el consentimiento del titular del bien jurídico, etc. (p.ej., el delito de
coacciones sólo lo es si la conducta se realiza con violencia , art.172 CP; o el hurto si se
realiza sin la voluntad del dueño, art.234 CP):

1.1.4. Función de prevención. En la medida en que junto con la descripción


de la conducta prohibida, en el tipo penal se contiene también la descripción precisa de la
sanción que se impondrá en el caso de que se realice dicha conducta, se afirma que el tipo
penal cumple una función de prevención general. Es decir, asociar la conducta a la
imposición de una sanción para el caso de que aquélla se realice, supone una amenaza que
opera como una coacción psicológica para los ciudadanos, a los que se les advierte de cuál
será la consecuencia derivada de la realización de la conducta prohibida, en el caso de que
se realice. De esta forma, a través de la amenaza en la imposición de la sanción, se cumple
una función de prevención de posibles y futuros comportamientos contrarios al Derecho.

2. Componentes del tipo penal


En el tipo penal se contienen los elementos objetivos y subjetivos que integran la conducta
constitutiva de delito y que se definen a través de diversos elementos lingüísticos como se
verá en el epígrafe siguiente. No todos los tipos penales contienen todos estos elementos,
ya que algunos prescinden de especificar quién sea el sujeto pasivo del delito o el bien
jurídico protegido. Sin embargo, todos definen al sujeto activo del delito y la conducta
típica.

2.1. Tipo objetivo


A través del denominado tipo objetivo se definen las características que debe reunir una
conducta para ser constitutiva de delito por ser lesiva para el bien jurídico. Comprende la
delimitación del sujeto activo y de la conducta típica, aunque en ocasiones también incluye
modalidades específicas de comisión, el resultado, o al sujeto pasivo.

2.1.1. Conducta típica


Su definición constituye el núcleo del tipo penal y expresa su desvalor por su conexión con
la afección a los bienes jurídicos que el tipo protege. Esta conducta constitutiva de delito
puede ser de carácter activo u omisivo. Así, por ejemplo, el delito de falsificación de
documentos públicos del art.390.1 define la conducta típica como la alteración de un
documento en algún requisito de carácter esencial. Y el art.196 define un delito de omisión
al sancionar al profesional que, estando obligado a ello, denegare asistencia sanitaria o
abandonare los servicios sanitarios. También puede contener modalidades específicas de
comisión (p.ej., la violencia o la intimidación) y, a menudo, el resultado como efecto de la
conducta típica ya sea activa u omisiva (p.ej., la pérdida de un órgano principal).

2.1.2. Sujeto activo


El sujeto activo del delito es la persona que realiza la conducta típica, ya sea activa u
omisiva que el tipo penal define. Aunque normalmente el sujeto activo es una persona física,
en algunos delitos y desde la aprobación de la LO 5/2010, también puede serlo una
persona jurídica.

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Habitualmente puede ser cualquier persona (para lo cual el tipo utiliza la expresión
“el que”) pero, en ocasiones, el tipo penal concreto exige determinados requisitos en el
sujeto activo, como, por ejemplo, que sea un administrador o un menor de edad. No hay
que confundir al sujeto activo con el autor del delito ya que éste último es una categoría de
sujeto activo como los cómplices, los inductores o los cooperadores necesarios del delito
que también son sujetos activos.

2.1.3. Sujeto pasivo


El sujeto pasivo del delito es el titular del bien jurídico protegido en el tipo penal. Al
contrario que el sujeto activo, que puede ser sólo una persona (física o jurídica) el sujeto
pasivo puede ser no sólo una persona física o jurídica (por ejemplo, una empresa cuyo
patrimonio se ha visto disminuido por el delito) sino también el Estado o un colectivo (por
ejemplo, los grupos étnicos en el delito de genocidio o los consumidores en los delitos
contra los derechos de éstos).
Es importante determinar quién es el sujeto pasivo porque en algunos delitos, los
denominados perseguibles a instancia de parte, sólo él puede iniciar la acción penal (por
ejemplo, en los delitos contra el honor, art. 215). Además, en algunos delitos, el
consentimiento del sujeto pasivo es relevante a efectos penales (por ejemplo, en el delito de
lesiones puede atenuar o eximir de responsabilidad penal al autor, art.155). Y permite
delimitar los delitos individuales de los delitos colectivos, que tienen un sujeto pasivo plural
y, por tanto entre bienes jurídicos individuales de los que es titular una sola persona (como
la vida en el delito de homicidio) y bienes jurídicos colectivos cuyo titular es la colectividad
(como los delitos contra la salud pública).

2.1.4. Otros sujetos


El sujeto pasivo de la acción es la persona sobre la que recae la conducta típica realizada
por el sujeto activo. No es imprescindible ya que algunos delitos se definen a través de tipos
penales en los que la conducta típica no recae sobre ningún sujeto. Normalmente es
también el sujeto pasivo del delito (por ejemplo, en un delito de lesiones), pero en
ocasiones no es el titular del bien jurídico protegido (si se sustrae a una persona con
intimidación un reloj que le había prestado un familiar, el sujeto pasivo será el familiar,
titular del bien jurídico protegido, y el sujeto pasivo de la acción la persona a quien se roba).
El perjudicado por el delito es la persona física o jurídica que sufre un perjuicio
patrimonial u otra clase de daño como consecuencia del hecho delictivo. El perjudicado no
coincide, en ocasiones, ni con el sujeto pasivo ni con la víctima del delito. Por ejemplo, es
perjudicado por el delito el dueño de un establecimiento en el que se desarrolla una pelea
entre dos bandas rivales que provoca destrozos por 3.000 euros. El perjudicado por el
delito tiene derecho a ser resarcido de todos los daños y perjuicios ocasionados como
consecuencia de la comisión del delito y por ello su delimitación es muy importante de cara
a la determinación de la responsabilidad civil derivada del delito.
La víctima del delito, en sentido amplio, es tanto el sujeto pasivo del delito, como
el sujeto pasivo de la acción, así como el perjudicado por el delito. En sentido estricto, se
denomina víctima al sujeto pasivo.

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2.1.5. Objeto material del delito y bien jurídico (objeto
jurídico del delito)
El objeto material del delito es la persona o la cosa sobre la que recae la conducta típica.
A veces coincide con el sujeto pasivo (por ejemplo, en un delito de lesiones) pero, en
ocasiones no (por ejemplo, en un delito patrimonial, el objeto material del delito es el bien
sustraído y el sujeto pasivo es el titular de la propiedad sobre el bien).
El bien jurídico es el interés, derecho o valor protegido en el tipo penal y también se
denomina objeto jurídico del delito. Todos los tipos penales protegen bienes jurídicos
entendidos como realidades valiosas desde la perspectiva individual o social que, por ser
consideradas fundamentales, reciben la protección del derecho penal respetando el
principio de fragmentariedad que obliga a proteger penalmente solo los bienes más
importantes y solo frente a los ataques más graves.

2.2. Tipo subjetivo (Remisión)


Constituyen el denominado tipo subjetivo el dolo y la imprudencia (lecciones 6 y 7) como
la parte subjetiva del comportamiento objetivo descrito en el tipo que, sin embargo, carecen
de definición legal. Se diferencian de los elementos subjetivos del tipo (o del injusto) que
son elementos subjetivos que se contienen en la definición típica y que exigen finalidades o
ánimos específicos al realizar la conducta típica sin los cuales el tipo no puede estar
completo, como p.ej., el ánimo de lucro como elemento subjetivo del delito de hurto del
art.234.

3. Elementos con los que se definen los componentes


del tipo
La conducta que describe el tipo penal puede definirse de forma muy simple a través de
elementos descriptivos, o bien utilizando otras clases de elementos lingüísticos que a veces
aumentan su complejidad. A pesar de que lo deseable es que la conducta se defina de la
forma más clara posible para que el contenido de la prohibición pueda estar al alcance de
cualquier persona, a veces no es posible por el tipo de conducta típica cuya precisión exige
la utilización de elementos lingüísticos que van más allá de las meras descripciones. Con
ellos se definen: los sujetos activo y pasivo, la conducta típica, las formas o medios de
comisión, el resultado, la relación de causalidad, el bien jurídico protegido y el objeto
material del delito.

3.1. Elementos objetivos de carácter descriptivo: son hechos o procesos


que representan una realidad que puede ser verificada directamente por el juez, sin
necesidad de ulteriores valoraciones. Por ejemplo: el tipo de homicidio «el que matare a
otro...». Tanto el verbo «matar» como el sujeto pasivo de la acción «otro» son definidos con
ayuda de elementos descriptivos.

3.2. Elementos objetivos de carácter normativo: son aquellos que


representan una realidad que necesita ser objeto de una valoración jurídica para poder ser
precisada. Por ejemplo, el art. 139 del CP define el delito de asesinato como un homicidio
cometido (entre otras) con la circunstancia de alevosía. La circunstancia de alevosía es un
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elemento normativo del tipo de asesinato puesto que su definición precisa se contempla en
otro precepto del CP: el art.22.1. Por tanto, nos vemos obligados a acudir a otra norma
para precisar su contenido. Esta norma a la que recurrimos puede ser un precepto del
propio CP o bien, una norma contenida en cualquier otra disposición jurídica
(administrativa, mercantil, civil, etc.).
3.3. Elementos objetivos de carácter valorativo: son aquellos que
representan una realidad que necesita ser objeto de una valoración social o cultural. Por
ejemplo, el art. 178 define las agresiones sexuales como el atentado realizado con
violencia e intimidación contra la libertad sexual de otra persona. En ningún lugar se
define cómo debe ser la violencia que se precisa para la comisión de este delito: si sólo
física o también psicológica, si debe ejercerse sobre la víctima o si es posible que la
violencia recaiga sobre un tercero que no es objeto del atentado sexual, etc.

3.4. Elementos subjetivos: son aquellos que representan la intención, el ánimo,


la finalidad con que debe actuar el autor para que su conducta sea típica. Son, por tanto,
requisitos de carácter subjetivo que completan la definición de la conducta típica. Por
ejemplo: el delito de hurto del art. 234 del CP incorpora como requisito típico (además de
tomar una cosa mueble ajena) hacerlo con ánimo de lucro. De forma que si el autor actúa
con otro ánimo, por ejemplo, coge un reloj de otra persona para gastarle una broma o por
equivocación, pensando que es suyo, falta uno de los elementos típicos, lo que hace
imposible considerar la conducta típica.

4. Clases de tipos
La clasificación de los tipos penales está en función de la estructura de los mismos.

4.1. Por el sujeto (activo y pasivo)


En primer lugar, en un tipo penal, tenemos el sujeto activo, quien realiza la conducta
típica y el sujeto pasivo, el titular del bien jurídico protegido en el tipo. En función del
sujeto los tipos penales se clasifican en:

4.1.1. Por el número de sujetos:


4.1.1.1. Delitos individuales: para realizar el tipo penal es
suficiente un solo sujeto ya sea como sujeto activo o pasivo.

4.1.1.2. Delitos colectivos o plurisubjetivos. El propio tipo


penal requiere una pluralidad de sujetos. P. ej., el delito de pertenencia a organización
criminal (art.570.1 CP) que requiere de al menos tres personas, o el delito masa (art.74 del
CP) que requiere una pluralidad de sujetos pasivos.

4.1.2. Por el tipo de sujeto:


4.1.2.1. Delito común: el sujeto activo puede ser cualquiera. Esta
modalidad típica es la más habitual en el CP y se expresa a través de términos como: «el
que» o «quien» en el caso del sujeto activo y «otro» en el caso del sujeto pasivo. P.ej. el
delito de aborto del art. 144 del CP por lo que se refiere al sujeto activo: «El que produzca
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el aborto de una mujer, sin su consentimiento,...». El delito de homicidio del art. 138.1 del
CP con relación al sujeto pasivo: «El que matare a otro...».
4.1.2.2. Delito especial: requiere una condición específica en el
sujeto (ya sea activo o pasivo) de tal forma que el delito no puede ser cometido por
cualquier persona, ni tampoco contra cualquiera. Esa condición puede exigirse
directamente en el tipo (funcionario público) o deducirse de él. Por ejemplo: el delito de
violencia en el ámbito familiar tipificado en el art. 153.1 del CP exige, entre otros, que la
víctima sea cónyuge o lo haya sido del autor.

4.1.2.2.1 Delito especial propio. El sujeto activo tiene


una posición determinada respecto al bien jurídico. Sólo quien reúna los requisitos
exigidos por el tipo puede ser autor de ese delito y ninguna otra persona más, ya que no
está previsto un delito común que paralelamente incrimine a los sujetos comunes que
realizan esa misma actividad. P.ej., el delito de prevaricación judicial (art.446 CP) exige
que un Juez o un Magistrado, a sabiendas, dicte una sentencia o una resolución injusta, de
forma que si el sujeto activo no es un Juez o un Magistrado, no puede cometerse ni este
delito, ni ninguno equivalente con un sujeto activo común.

4.1.2.2.2. Delito especial impropio: el sujeto activo


ostenta también una posición determinada respecto al bien jurídico, pero el delito que
comete guarda correspondencia con otro delito común del que puede ser autor un
sujeto no cualificado que realiza la acción. Por ejemplo, el delito de malversación del art.
432 del CP, requiere que el autor sea un funcionario público, pero, si no concurre esta
cualificación en el autor puede aplicarse el delito de apropiación indebida, art. 252 CP, que
contempla la misma conducta que puede ser realizada por cualquiera.

4.2. Por la modalidad comisiva


4.2.1. De acción: la conducta típica que contempla el tipo consiste en la
realización de una acción:
4.2.1.1. De mera actividad: se incrimina la simple realización
de una conducta que afecta bienes jurídicos, pero no se requiere un resultado que se
pueda separar desde el punto de vista espacial y material de la acción. P.ej.: art. 202 CP,
allanamiento de morada, en el que se incrimina la actividad de entrar o permanecer en
morada ajena contra el consentimiento del morador porque la sola realización de conducta
típica afecta ya al bien jurídico intimidad domiciliaria. No hay un resultado material que sea
consecuencia de la realización de una acción; Otros ejemplos serían: el art. 379.2: conducir
bajo la influencia de bebidas alcohólicas y el delito de agresión sexual del art.178.

4.2.1.2.De resultado: se exige un resultado material separable de


la conducta y causalmente conectado con la acción P.ej. art.147 (delito de lesiones). Los
delitos de resultado cometidos por acción contienen en el tipo la producción de un efecto
en el objeto de la acción que sea separable de ella espacio-temporalmente. A su vez, puede
tratarse de un resultado lesivo por consistir en una destrucción (p.ej., homicidio) o
afección (p.ej., lesión) al bien jurídico protegido; o bien un resultado de peligro, por

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consistir en la generación de una situación espacio-temporalmente separable de la conducta
típica y peligrosa para el bien jurídico protegido (conducción temeraria y puesta en peligro
de la vida o salud de las personas). Esta clasificación es importante para determinar el
tiempo y el lugar del delito y la relación de causalidad entre la conducta y el resultado.

4.2.2. De omisión:
4.2.2.1. De mera omisión u omisión pura. En ellos se
incrimina la pasividad, la mera no realización de la acción que exige el tipo, sin que sea
preciso que se produzca resultado alguno. P.ej. el delito de omisión del deber de socorro del
art. 195 CP incrimina el mero no socorrer a quien se encuentra en peligro, pudiendo
hacerlo sin riesgo propio ni de terceros (con independencia de lo que le suceda a la víctima
del delito)

4.2.2.2. De omisión y resultado y de comisión por


omisión. En ellos se incrimina una omisión, pero exigen también la presencia de un
resultado de afección al bien jurídico que se produce justamente como consecuencia de la
no realización de la conducta. La omisión y el resultado pueden estar tipificadas de forma
expresa en el CP (delitos de omisión y resultado) como en el art.196 que tipifica la omisión
de la atención sanitaria de la que se deriva un riesgo grave para la salud de las personas; o
bien, no estar prevista la omisión de forma expresa, pero con los requisitos del art.11,
imputar un resultado producido como consecuencia de una conducta omisiva (delitos de
comisión por omisión) y que contempla un tipo penal que no define expresamente una
conducta omisiva, sino que incrimina la producción de un resultado que puede realizarse
tanto por acción como por omisión. Por ejemplo, el delito de homicidio del art.138 CP que
incrimina el hecho de matar a otro sin especificar si la conducta que produce esa muerte
tiene que ser activa o bien omisiva (hijo que no proporciona a su padre enfermo las
medicinas que necesita en el curso de un ataque al corazón).

4.3. Por los medios de comisión


4.3.1. Delitos de medios determinados: la descripción legal
determina la forma en que se ha de realizar la acción típica. P.ej., el art. 238 que tipifica el
delito robo con fuerza en las cosas precisa cuáles son los medios de comisión, de forma
que la utilización de otros medios distintos hace imposible la aplicación de este tipo penal.

4.3.2. Delitos resultativos. En ellos se describe de tal forma la conducta


típica que es posible cualquier forma de realización. P. ej., el delito de homicidio; en el
que se incrimina «matar a otro», sin que se exija una forma de comisión determinada, así
puede ser por acción, por omisión, utilizando medios violentos o no, etc.

4.4. Por la forma de comisión


Delitos de propia mano: su realización requiere de la intervención física del
sujeto, ya sea a través de un contacto corporal como en los delitos contra la libertad e
indemnidad sexuales, o la realización personal del tipo, como la bigamia, del art. 217:

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Ello implica que no pude cometerse este delito por autoría mediata, es decir, utilizando a
otro como instrumento, ni tampoco como coautor que no realiza personalmente el hecho.

4.5. Por el número de conductas típicas


Delitos de un acto, de pluralidad de actos y alternativos: en los
primeros se describe una única acción, en los segundos varias acciones y en los terceros,
acciones que pueden realizarse alternativamente. Un ejemplo de delito de un acto el delito
es el delito de hurto (art. 234), de pluralidad de actos, el robo con violencia e intimidación
en las personas (art.237), y alternativo, el delito de allanamiento de morada (art.202).

4.6. Por la forma de consumación


4.6.1. Delitos instantáneos: la realización total es inmediata. P.ej. el
homicidio que se consuma en el instante en que se produce el resultado.

4.6.2. Delitos permanentes: el momento consumativo se prolonga


en el tiempo por voluntad del autor mientras se mantenga la afección al bien jurídico
protegido; p.ej., el delito de detenciones ilegales (art. 163).

4.6.3. Delitos de estado: en ellos se crea también una situación


antijurídica duradera, pero la consumación cesa cuando aparece ese estado descrito en el
tipo, ya que éste no incrimina el mantenimiento de ese estado, sino su producción: p.ej.:
falsificación de documentos (art.390).

4.7. Por la forma de afectar al bien jurídico:


4.7.1. Delitos de lesión: en ellos el tipo requiere como elemento la
efectiva destrucción o menoscabo de un bien jurídico, p.ej., el delito de lesiones o el de
homicidio.

4.7.2. Delitos de peligro: en ellos la afección al bien jurídico no se


materializa en una lesión, destrucción o menoscabo, sino que el legislador penal decide
anticipar la intervención penal a fases anteriores a la lesión sancionando la sola puesta en
peligro del bien jurídico protegido.

4.7.2.1. Delitos de peligro abstracto. Tipifican la realización


de una conducta que se entiende que es peligrosa con carácter general. P. ej., se
sanciona el hecho de cultivar drogas (art.368) porque se entiende que es una conducta que
permite poner a disposición de terceros sustancias que son tóxicas, con lo que se genera
con carácter general un peligro para la salud pública. Se anticipa así la tutela penal
sancionando el mero cultivo, sin exigir que a consecuencia de la ingestión se haya
producido un daño concreto a terceros o se haya puesto en peligro la vida o la salud de
ninguna persona determinada. Estos delitos plantean problemas con respecto al principio
de lesividad penal.

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Grado en Criminología
TEORÍA DEL DELITO
Lección 3: La tipicidad
CRISTINA MÉNDEZ RODRÍGUEZ
4.7.2.2. Delitos de peligro concreto. Son aquéllos en los que
el tipo penal exige no sólo la realización de una conducta peligrosa, sino también la efectiva
creación de un peligro concreto para el bien jurídico protegido que constituye el resultado
de peligro del delito (espacio-temporalmente separable de la conducta) en la medida en
que se contiene en la descripción típica como un elemento más del tipo penal. P.ej. el
delito de conducción temeraria del art. 380.1 que no solo exige que se conduzca con
temeridad manifiesta (conducta peligrosa) sino también que, como consecuencia de la
misma, se produzca un concreto peligro para la vida o la integridad de las personas
(resultado de peligro del delito), de manera que es preciso que el juez verifique la
efectividad de la puesta en peligro en cada caso concreto para poder derivar
responsabilidad penal.

4.7.2.3. Delitos de peligro hipotético o de idoneidad o


aptitud. Son aquéllos en los que el tipo penal incorpora la necesidad de comprobar la
idoneidad de la conducta en el caso concreto (y en esta medida su peligrosidad) para
afectar al bien jurídico protegido. P.ej. el tipo básico del delito medioambiental del art. 325
sanciona una serie de conductas entre ellas el vertido de sustancias a los ríos que puedan
causar daños sustanciales a la calidad del aire, del suelo o de las aguas, o a animales o
plantas. Se requiere así comprobar que el vertido es peligroso (no basta el mero vertido)
puesto que las sustancias que se han vertido son idóneas o aptas para causar daños a los
elementos que configuran el medioambiente, aunque no es preciso ningún daño efectivo
(delito de lesión) ni tampoco que se cree un peligro concreto, aunque tampoco es suficiente
el vertido sin más de sustancias tóxicas (peligro abstracto) si éstas, por la concentración de
tóxico, por la cantidad, o por las circunstancias del hecho no fueron aptas para generar un
daño por lo que no constituyeron un peligro hipotético.

4.8. Por la parte subjetiva:


4.8.1. Delitos de intención. Son aquéllos delitos que incorporan en el
tipo penal una finalidad o un motivo que debe estar presente en el autor y que va más allá
de la realización del hecho típico. P.ej: el delito de estafa del art. 248.1 del CP exige ánimo
de lucro como elemento típico. Estos delitos pueden a ser, a su vez:

4.8.2. Delitos mutilados en dos actos: En ellos se incorpora una


finalidad, una intención que debe tener el autor al ejecutar la acción típica, de realizar
posteriormente otra actividad. Es decir, el tipo está construido con base en dos acciones
típicas, pero el delito se consuma con la realización de la primera de las acciones que se
efectúa guiada por la finalidad que el tipo exige de realizar la segunda. P.ej. el delito de
descubrimiento y revelación de secretos del art. 197 CP «El que, para descubrir los secretos
o vulnerar la intimidad de otro, sin su consentimiento, se apodere de sus papeles, cartas,
mensajes de correo electrónico o cualesquiera otros documentos o efectos personales o…».
Basta con apoderarse de los papeles o cartas de otro, aunque no se haya vulnerado aún su
intimidad (porque no han podido abrirse aún, p.ej.) si se hace con la finalidad de vulnerar
ésta para que el delito esté consumado. La finalidad que guía al autor al realizar la conducta

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típica anticipa la consumación del delito de manera que no se exige la efectiva afección al
bien jurídico protegido.

4.8.3. Delitos de resultado cortado: En ellos se exige también una


finalidad, una intención que debe concurrir en el autor al ejecutar el hecho, pero esa
intención se dirige a realizar un resultado independiente, que no exige necesariamente la
realización de otra actividad. P.ej., el alzamiento de bienes (art.257 CP) que incrimina
«alzarse con sus bienes en perjuicio de sus acreedores». El autor realiza la totalidad de la
conducta típica (p.ej. al alzarse con sus bienes) pero con la intención de que ésta produzca
un determinado resultado, aunque no es preciso, sin embargo, que éste se produzca
realmente, sino que es suficiente que sea ésa la finalidad que persigue el autor.

4.8.4. Delitos de tendencia: En ellos el autor realiza la conducta típica


con un ánimo o intención determinada que hacen que ésta tenga un sentido específico.
P.ej. el art. 185 CP incrimina la ejecución de actos de exhibición obscena ante menores de
edad o personas con discapacidad necesitadas de especial protección. Tradicionalmente se
ha exigido para la comisión de este delito un ánimo lúbrico que es la finalidad con la que
actúa el autor, de tal forma que no cualquier acto de exhibición se considera constitutivo de
éste delito.

4.8.5. Delitos de expresión. Son aquellos en los que el autor actúa


sabiendo, conociendo la falsedad de sus manifestaciones. P.ej.: el delito de falso
testimonio (art. 458 del CP) en el que el testigo en causa judicial falta a la verdad en su
testimonio, o el delito de acusación y denuncia falsa del art. 456 del CP en el que el autor
pretende que una persona sea tenida por autora de unos hechos cuando le consta la
falsedad de la imputación.

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