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Tema 9.

La Unión Económica y Monetaria (UEM)

l. Los antecedentes de la Unión Económica y Monetaria

El Tratado de Roma no tenía previsto establecer un área monetaria. Sólo el artículo 105.2 del
Tratado contemplaba la creación de un comité monetario. La atención del Tratado se centraba
fundamentalmente en tres políticas: agrícola, comercial y de transportes, en la defensa de las cuatro
libertades: personas, capitales, servicios y mercancías, y en la creación de un sistema de defensa de
la competencia.

Cuando se firmó el Tratado, No se vio necesario, por tanto, considerar el establecimiento de un área
monetaria regional específica de la Comunidad Europea, porque el Sistema Monetario Internacional
de Bretton Woods se consideraba suficiente para conseguir, la especialización y el marco de
competencia precisos para el mercado común europeo.

1.1. El Informe Werner

La primera iniciativa europea para establecer una unión económica y monetaria la propusieron los
Jefes de Estado y de Gobierno de la CE en la Conferencia de la Haya en 1969. El comité fue
presidido por el entonces primer ministro de Luxemburgo, Pierre Werner. El resultado fue el
informe Werner aprobado en febrero de 1971 que ofreció una definición compresiva de la
realización en dos etapas (a lo largo de diez años), de una unión económica y monetaria, cuyo
objetivo final era la libre circulación en el área, de bienes, servicios, personas y capitales, sin
distorsiones en la competencia y en los desequilibrios regionales.

A principios de 1971, empezaría la primera etapa y duraría como mucho tres años. La parte de las
decisiones económicas y financieras deberían ser transferidas a la Comunidad o centralizarse. El
informe Werner sí hacía referencia a la necesidad de controlar la política económica y monetaria en
la unión, a través de un centro de decisión para esta finalidad, estructura similar a la Reserva
Federal.

La crisis desencadenada en el SMI en agosto de 1971 alteró los planteamientos del proyecto
monetario europeo y los Estados miembros tomaron importantes medidas para apoyar la estabilidad
monetaria europea. Entre estas medidas destacan: la creación de la serpiente monetaria europea en
1972 y el establecimiento del FECOM o Fondo Europeo de Cooperación Monetaria en 1973, cuya
función primordial iba a ser la de apoyar el funcionamiento de la serpiente monetaria europea
mediante la gestión de las reservas monetarias de la CE.

1.2. La serpiente monetaria europea

El período de irregularidades monetarias abierto por la crisis del Sistema Monetario Internacional
de Bretton Woods, no favoreció el buen funcionamiento y la estabilidad del mercado común
europeo y por esa razón, el 10 de abril de 1972 los países de la Comunidad firmaron el Acuerdo de
Basilea por el que se establecieron unos márgenes de fluctuación para las monedas europeas, más
estrechos que los resultantes de la aplicación de los Acuerdos de Washington; ±2,25%. El Acuerdo
de Basilea estuvo en vigor hasta la puesta en marcha del SME, en marzo de 1979. se le conoció
como serpiente monetaria europea, y funcionó de abril de 1972 a marzo de 1979 considerándose el
precursor del SME. (dada la fluctuación de las monedas en grupo, respecto al dólar)

En octubre de 1973 se desencadenó la crisis del petróleo que agravó aún más si cabe la situación de
crisis monetaria internacional. La crisis generada por Gran Bretaña al solicitar una reducción de su
aportación al presupuesto comunitario aumentó la sensación de crisis en la CE y de paralización
global del proyecto de integración europea. Esta situación de crisis se resolvería a mediados de la
década de los años 80, con la propuesta de establecer un mercado único europeo y la decisión de
permitir la entrada de España y Portugal como países miembros.

A pesar de todos sus defectos, el informe Werner será tenido en cuenta en la década de los años 80
al replantearse una Unión Económica y Monetaria en Europa.

La experiencia de la serpiente monetaria europea sirvió de rampa de lanzamiento del Sistema


Monetario Europeo.

2. Un modelo de cooperación monetaria europea: el SME

El acuerdo alcanzado en la reunión del Consejo de Europa de Bremen los días 6 Y 7 de julio de
1978 puso en marcha el Sistema Monetario Europeo (SME). En la reunión del Consejo de Bruselas
e1 4 y 5 de diciembre de 1978 se adoptó una Resolución, por la que se creaba el Sistema Monetario
Europeo, cuya implantación se había previsto a partir del 1 De marzo de 1979, aunque en realidad
no empezó a funcionar hasta el día 13 de marzo de ese año.

La estabilidad monetaria implicaba bajo nivel de inflación y tipos de cambio estables. Se estableció
un plazo de dos años para consolidarlo, a partir de la entrada en vigor del SME. De esta manera se
configuró el Sistema Monetario Europeo en dos etapas, una inicial o fase de transición, y una
segunda fase donde se procedería a la creación del Fondo Monetario Europeo, que reemplazaría al
FECOM. Para no tener que reformar el Tratado de Roma, el SME estuvo basado en un acuerdo
intergubemamental.

E1 SME, Se puso en marcha el 13 de marzo de 1979 quedando automáticamente suprimido el


Acuerdo de Basilea de 1972 (la serpiente monetaria europea) y se ratificó en 1999 al entrar en vigor
la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria Europea (UEM).

Elementos constitutivos del SME: el ECU y los mecanismos de funcionamiento del SME

Los elementos constitutivos del SME son los siguientes: el ECU; el mecanismo de cambio y de
intervención; el mecanismo de contabilización y pago; y los mecanismos de crédito.

El ECU (European Currency Unit) actuó como el elemento central del SME. Se define como un
numerario tipo cesta de cantidades fijas de monedas (similar al DEG). El ECU quedó definido en el
Reglamento del Consejo Europeo del 18-XII-78 compuesto de las mismas cantidades de monedas
europeas que la UCE definida en el Reglamento financiero del 21-XII-77.

Como cada moneda entra en una cantidad fija en la composición de la cesta, la importancia de cada
moneda en el ECU variaba en función de las evoluciones de cambio entre las monedas de la CE. La
composición del ECU no estaba sujeta a revisión automática al variar los tipos centrales de las
monedas del SME y tampoco estaba sujeta a revisión si fluctuaban los tipos de cambio de los países
comunitarios que no participan en el SME. La composición de la cesta se revisaba cada cinco años
o cuando se solicitaba, siempre que la ponderación de una moneda se hubiese modificado al menos
en un 25%.

El ECU lo emitía el FECOM y después el Instituto Monetario Europeo a favor de los Bancos
Centrales del SME, en contrapartida de depósitos por dichos bancos del 20% de sus reservas en oro
y del 20% de sus reservas en dólares. La cantidad de ECUs creados como contrapartida se ajusta
trimestralmente según la variación de reservas de oro y dólares y las variaciones de los precios de
estos activos, en términos de ECUs.
Uso del ECU. Aparte del uso del ECU como reserva por los Bancos Centrales de la CE, su uso de
forma oficial, podía extenderse por acuerdo mutuo entre las autoridades monetarias o entre los
Bancos Centrales de los países miembros.

Como numerario, el ECU se utilizaba para el establecimiento de los tipos centrales (pívot), como
unidad de referencia, como denominador de las operaciones efectuadas en el marco de los sistemas
de intervención y crédito y para el funcionamiento del indicador de divergencia. En el Tratado de
Maastricht se estableció que la composición del ECU no será modificada y el cambio con el euro se
fijó en 1 X 1.

El uso privado del ECU fue uno de los últimos acontecimientos dignos de mención en el
funcionamiento del SME. Utilizándose en la emisión de obligaciones, depósitos y créditos
bancarios, cheques de viaje etc.

En su uso privado, el ECU era un numerario con las características propias de una moneda, es decir,
era un medio de pago, y era un activo financiero que mantenía el valor. El ECU desapareció en
cuanto se creó el euro. Si bien la utilización privada del ECU no estaba prevista en los textos
legales, su uso se extendió con rapidez debido: 1. a su aceptación por los operadores privados por su
estabilidad cambiaría y 2. al apoyo deliberado de las instituciones comunitarias y de las autoridades
de los Estados miembros.

El mecanismo de cambio y de intervención. Originalmente, el SME estaba organizado como un


sistema de cambios fijos con márgenes limitados de fluctuación: 2,25% en ambos lados del tipo
central para las monedas de los países miembros con economías más estables y un 6% para algunos
países miembros con problemas de adaptación en sus economías.

El mecanismo de cambio estuvo apoyado en dos elementos fundamentales: l) las intervenciones


obligatorias en los mercados de cambio para mantener los límites bilaterales de fluctuación. Y 2) el
indicador de divergencia, que originariamente estaba planteado como una señal de alarma, para que
cuando dos monedas participantes en el mecanismo de cambio se encontrasen en oposición. El
indicador de divergencia no tuvo efectividad. Este fue quizá uno de los elementos que explican la
pérdida de protagonismo del ECU como elemento central del SME.

Una de las consecuencias de la crisis monetaria europea de 1992-93 fue la decisión de agosto de
1993 de ampliar las bandas de fluctuación de las monedas europeas participantes en el mecanismo
de cambio, hasta el ±15%, respecto al ±2,25% Y ±6% que prevalecían desde la creación del SME.
El marco alemán y el florín holandés decidieron permanecer en la banda estrecha del ±2,25%.

El mecanismo de contabilización y pago. El FECOM fue creado por el Consejo de Ministros en


abril de 1973 para promover: a) el estrechamiento de los márgenes de fluctuación de las monedas
comunitarias, b) la intervención en las monedas de la Comunidad en los mercados de divisas, y c)
acuerdos entre Bancos Centrales sobre políticas de reservas.

El FECOM actuó principalmente hasta que se estableció el 1 de enero de 1994, el Instituto


Monetario Europeo (IME), coincidiendo con la segunda fase de la UEM.

El IME asumió en sustitución del FECOM las siguientes tareas: 1. La administración de los
mecanismos del Sistema Monetario Europeo (SME) (mecanismo de financiación a muy corto plazo,
apoyo monetario a corto plazo y creación de ECUs con la finalidad de instrumentar el acuerdo del
SME) y 2. La administración de las operaciones de crédito y endeudamiento realizadas por la CE a
través del mecanismo de asistencia financiera a medio plazo.
Mecanismos de crédito. Respecto a los mecanismos de crédito se mantuvieron y reforzaron los tres
mecanismos creados entre 1970 y 1972. Dichos mecanismos eran los siguientes: financiación a muy
corto plazo; apoyo monetario a corto plazo; y ayuda financiera a medio plazo.

La Financiación a Muy Corto Plazo Estaba destinado a mantener los márgenes máximos de
fluctuación entre las monedas de los países participantes en el mecanismo de cambios (±15%). Las
operaciones se contabilizan en ECUs.

El Apoyo Monetario a Corto Plazo, Su objetivo es financiar problemas temporales de balanza de


pagos. La Ayuda Financiera a Medio Plazo es el apoyo mutuo previsto en el Tratado de Roma y se
diferencia del apoyo monetario a corto plazo, en que la duración de los créditos es de dos a cinco
años y están vinculados a la política económica del país solicitante.

2.1. Evolución del SME

Desde su creación, el SME, ha pasado por diferentes etapas, o fases, atendiendo a la situación
económica de los países europeos y de la economía internacional, y a la propia experiencia que los
Estados miembros iban adquiriendo.

l.a Etapa. Esta primera etapa está caracterizada por un elevado número de realineamientos (en total
siete) para compensar las diferencias de precios y costes entre los países miembros, la falta de
estrategia común para hacer frente a los problemas que afectaban a los Estados miembros, la
ausencia de medidas de estabilización interna para apoyar los realineamientos y las fuertes
intervenciones para salvaguardar los tipos centrales.

2.a Etapa. En esta etapa fue decisiva la decisión del gobierno francés de abandonar la política
económica expansionista que venía practicando y aceptar, de acuerdo con el resto de los países
participantes, una importante depreciación del franco, emprendiendo un plan de estabilización,
disminuyendo las realineamientos. Los Acuerdos de Basilea Nyborg de 1987 liberalizaron el acceso
a las líneas de financiación, para apoyar a las monedas débiles, animando a las autoridades
monetarias a una utilización más frecuente y concertada para amortiguar las tensiones en el SME, a
través de ; 1) modificaciones de los tipos de interés; 2) movimientos en los tipos de cambio dentro
de las bandas, y 3) intervenciones oficiales en los mercados de cambios.

3. Etapa. En esta etapa no se producen realineamientos, a excepción del ajuste técnico de la lira
italiana en 1990.

Recuadro 9.1 Sistema Monetario Europeo (SME).

2.2. Asimetría y crisis del SME

La cuarta etapa coincide con la fase más crítica del SME (1992 en adelante). La coordinación de las
políticas económicas de los Estados miembros y la utilización de medidas distintas del tipo de
cambio para hacer frente a los desequilibrios económicos internos, favorecieron un largo periodo de
estabilidad del SME, reforzada por los acuerdos de Basilea-Nyborg y por el periodo de expansión
económica por el que atravesaban los países. El SME se había convertido en un sistema de tipos
fijos con un margen reducido de fluctuación de las monedas y con el marco alemán como moneda
ancla del sistema, con un elevado grado de credibilidad.

La liberalización de los movimientos de capitales, como consecuencia del proyecto del mercado
único, prácticamente eliminó el recurso a una política monetaria independiente para todos los países
participantes en el mecanismo de cambio del SME, excepto para el país ancla, Alemania.
El carácter asimétrico que venía manifestando el SME se agudizó con la unificación alemana,
afectando al proyecto de UEM, al funcionamiento del SME y a las economías de los países
participantes en el mecanismo de cambios. La asimetría del SME se agudizó por la forma elegida
por Alemania para hacer frente a los problemas económicos de la reunificación. Los alemanes
optaron por una política presupuestaria expansionista ante las necesidades de la zona oriental.

A la falta de coordinación monetaria se unió el rechazo por Dinamarca, en referéndum el 2 de junio


de 1992, del Tratado de la Unión Europea o Tratado de Maastricht. La propuesta de referéndum en
Francia para ratificar el Tratado, y el escaso margen obtenido por el sí, puso fecha a los ataques
especulativos de los mercados, sobre algunas monedas europeas. La crisis del SME comenzó en el
verano de 1992 y continuó a lo largo del año 1993, hasta el mes de agosto.

A mediados del mes de julio de 1993 se intensificaron las presiones. La pérdida de reservas y la
imposibilidad de seguir aumentando los tipos de interés para apoyar las paridades hacían imposible
sostener por mucho tiempo la presión especulativa. Se optó por ampliar las bandas de fluctuación
hasta el ±15% alrededor de las paridades centrales. Esta decisión tranquilizó a los mercados. La
ampliación de las bandas del mecanismo de cambio del SME, en agosto de 1993, permitió un
margen más amplio para mover los tipos de interés a la baja y facilitar la recuperación económica y
logró reducir la incidencia de la «especulación en una sola dirección» sobre los tipos de cambio
incrementándose el riesgo en dos direcciones para los especuladores.

Recuadro 9.2 SME. Credibilidad de la UEM y mercados de capitales.

3. La insuficiencia del SME: La Unión Económica y Monetaria (UEM)

La UEM hay que considerarla, fundamentalmente, un legado político del presidente francés F.
Mitterand y del canciller alemán H. Kohl que se supone negociaron las condiciones para el
establecimiento de un área monetaria europea.

Desde un punto de vista formal, el relanzamiento del proyecto de integración monetaria actual parte
de la propuesta que en 1985 hizo la Comisión Europea para lograr establecer un mercado único en
1992. En el Libro Blanco elaborado por la Comisión se identificaban los obstáculos financieros,
técnicos y fiscales y se establecía un programa y un calendario para conseguirlo. También se
señalaba la necesidad de políticas complementarias para lograr completar el mercado único. El Acta
Única completaba la reforma al modificar el Tratado de Roma estableciendo el objetivo y los
medios institucionales para crear, el 31 de diciembre de 1992, un área económica sin fronteras
interiores. La capacidad monetaria de la Comunidad en la perspectiva de la Unión Económica y
Monetaria que introducida en el Tratado, por el Acta Única Europea. Pero si bien el Acta Única
proporciona las bases legales, y por tanto las condiciones necesarias para proceder a una mayor
integración, no contiene las condiciones suficientes para crear la unión económica y monetaria.

La Unión Económica y la Unión Monetaria es una propuesta única, compuesta por dos partes: la
Unión Económica y la Unión Monetaria. La Unión Económica está relacionada con el
funcionamiento del mercado interior e incluye la armonización de las políticas comunes, a nivel
estructural, microeconómico y macroeconómico. Es la estructuración del mercado único europeo.
La Unión Monetaria debe proporcionar al área económica la estabilidad precisa para facilitar la
buena marcha del proceso.

Los avances en la Unión Económica están sujetos a los logros del mercado interior. El progreso de
la unión monetaria depende de la coordinación y la credibilidad que tenga el área monetaria.
4. La conveniencia de la moneda única

Constituye un aspecto deseable que completa el proceso, facilita un mayor desarrollo de la unión
monetaria y proporciona una mayor estabilidad. Otros beneficios adicionales proceden de la
eliminación de la incertidumbre del tipo de cambio, la reducción de los costes de transacción, la
eliminación de la variación del tipo de cambio y la reducción de la sensibilidad de las monedas de la
UE a determinadas perturbaciones externas o shocks externos.

Sin embargo, una vez fijados irrevocablemente los tipos de cambio era necesario crear una
institución monetaria común que centralizase las decisiones sobre la cantidad de dinero y la gestión
de los instrumentos de política monetaria.

Recuadro 9.3 Moneda única. Moneda común. Moneda paralela.

Una vez establecida la moneda única, no se puede utilizar el tipo de cambio para corregir los
desequilibrios de las economías de los Estados miembros.

5. Los principales elementos de la unión monetaria

Una unión monetaria constituye un área monetaria donde las políticas se gestionan conjuntamente
para obtener unos objetivos macroeconómicos comunes. El informe Werner de 1970 estableció las
condiciones necesarias para una unión monetaria. Dichas condiciones necesarias son las siguientes:
1) Garantía de una total e irreversible convertibilidad de las monedas; 2) Completa liberalización de
los movimientos de capitales e integración plena de los mercados bancarios y otros mercados
financieros, y 3) Eliminación de los márgenes de fluctuación y fijación irrevocable de los tipos de
cambio de las monedas.

Las dos primeras condiciones ya se han cumplido (la primera en 1958 y la segunda a partir de 1990
con la liberalización de los movimientos de capitales y la integración del sistema financiero, con la
puesta en vigor del mercado único europeo). La tercera condición se cumplió en 1998 con la
fijación irrevocable de los tipos de cambio de las monedas que se incorporaban a la UEM.

6. Los principales elementos de la unión económica

La unión económica combina las características de un mercado común con las reglas indispensables
para su funcionamiento. Los elementos principales de la unión económica son los siguientes: 1)
Mercado único con libertad de circulación de personas, capitales, servicios y mercancías; 2) Política
de competencia y otras medidas encaminadas a fortalecer los mecanismos del mercado; 3) Políticas
comunes orientadas al cambio estructural y al desarrollo regional, y 4) Política de coordinación
macroeconómica con reglas obligatorias para las políticas presupuestarias.

Los principios y reglas que caracterizan a una unión económica en la Unión Europea se basan
esencialmente en los principios de economía de mercado que rigen en los Estados miembros
caracterizado, por la combinación de un elevado grado de libertad de mercado y de iniciativa
privada, con la intervención pública en determinados servicios sociales y bienes públicos y el
equilibrio entre los componentes económicos y monetarios para asegurar que la unión global sea
viable. Las políticas a nivel comunitario y a nivel nacional deben ser coherentes y la política
monetaria debe apoyar al área monetaria única. Las acciones complementarias del mercado único
que acompañan a la UEM, deben concentrarse especialmente en la Política de Competencia, la
Política Regional y de reformas estructurales, y la política macroeconómica, incluidas reglas
fiscales.

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