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ÍNDICE DE CONTENIDOS:

 ¿Qué significa ser inclusivo?


 ¿Inclusión o imposición?
 En la inclusión, el talento pasa a segundo plano.
 Un hashtag es suficiente para generar un cambio:
#OSCARSSOPOLITICAL.
 No es lo mismo una historia con un poco de discurso que un discurso
con un poco de historia.
 La inclusión forzada perpetua los estereotipos.
 Bellota, otra víctima de la agenda política actual.
 El cambio no será de un día para otro.

¿QUÉ SIGNIFICA SER INCLUSIVO?


Si buscamos la definición de inclusión en la Real Academia Española
encontraremos que la palabra hace referencia al acto y al resultado de incluir.
El verbo incluir, a su vez, refiere a contener o a ubicar a alguien o algo en el
interior de un conjunto o de una cosa.

“Intouchables”, o “amigos
intocables” en Hispanoamérica, es una película francesa de 2011, inspirada en una historia
real, que cuenta la historia de un hombre con tetraplejia y su cuidador, quienes vienen de
entornos muy diferentes y tienen personalidades diversas. Fuente: The Cinemaholic.
Por su parte, la UNESCO (2005) estableció que la Inclusión es un enfoque que
responde de manera positiva a la diversidad de las personas y a las diferencias
individuales, por lo que constituye una oportunidad para el enriquecimiento
de la sociedad a través de la activa participación en la vida familiar, en la
educación, en el trabajo y en general en todos los procesos sociales, culturales
y en las comunidades.

En ese sentido, la idea de inclusión es comúnmente asociada a la inclusión


social. Si la sociedad no ofrece las mismas oportunidades y servicios a un
sector de la población, no hay inclusión. Por lo tanto, la inclusión va dirigida a
garantizar que nadie quede excluido o «fuera» del entramado social.

Esto es algo que hoy día tiene mucho peso en la sociedad, y el mundo del
entretenimiento no es la excepción. Con el objetivo de lograr reflejar la
diversidad en el cine y la televisión hemos tenido incorporaciones o
modificaciones a historias y personajes ya conocidos. Parece que es una
buena idea para derribar estereotipos sociales arraigados desde hace muchos
años, pero la realidad se acerca a reflejar también algo distinto.

¿INCLUSIÓN O IMPOSICIÓN?
En 2020, la Academia publicó un artículo con nuevas reglas para que una
película sea considerada para el Oscar a partir de 2024.

A partir de 2024 los productores


tendrán que cumplir con muchos requisitos para lograr una candidatura a Mejor película en
la entrega de los premios de la Academia.
Dentro de las condiciones establecidas en el nuevo reglamento de
inclusión está que al menos uno de los actores principales o secundarios
pertenezca a un grupo minoritario (asiático, latino/hispano,
negro/afroamericano, indígena/nativo americano, entre otras). Otra de las
condiciones es que al menos el 30% de papeles menores esté conformado de,
por lo menos, 2 de los grupos anteriormente descritos. Además, es preferente
que el argumento o tema de la película se centre en uno de estos grupos con
características raciales de minoría. Así mismo, como mínimo dos jefes de
departamos o líderes de proyecto creativo procederán de dichos grupos.

En el mismo año, la Academia de Hollywood anunció que habían superado las


metas fijadas en 2016, habiendo duplicado el número de integrantes
femeninas de 1.446 a 3.179, y triplicado sus “integrantes de color” de 554 a
1.787.

¿Y qué hay con respecto a la calidad de las producciones? Es decir, parecen


enfocarse más en la cantidad que en la calidad, porque lo realmente valioso no
es lograr un cambio cultural sino cumplir con la agenda de inclusión. Esto más
que una ayuda es una imposición. Y a ver, por supuesto que está bien el hecho
de contratar más personas provenientes de grupos minoritarios. Es necesario
para tener una visión completa de las distintas perspectivas de la vida, y aún
más reflejarlo en películas cuya influencia llega a casi todo el mundo, pero el
talento no puede dejar de ser el primer filtro, porque mientras mayor es la
calidad, mayor es la probabilidad de traspasar fronteras.

EN LA INCLUSIÓN, EL TALENTO
PASA A SEGUNDO PLANO
No importa si alguien es muy talentoso; mientras sus ideas no sean
compatibles con las demandas actuales, su trabajo será rechazado. Estamos
entrando en un mundo donde Hollywood apoya la idea de poner primero sus
ideales y luego hacer un buen trabajo. Y entonces tenemos un montón de
obsesionados por imponer sus ideas y para los que, escribir una buena
historia no es prioridad. Resultado: historias forzadas.

En 2016, el reboot femenino


del filme Cazafantasmas de 1984 fue un fracaso. Más allá del elenco femenino que sirvió
para decirle machista opresor a cualquiera que hable mal de la cinta, que careció de calidad.
Los actores pueden hoy solicitar la cláusula de inclusión y reclamar algo sobre
su personaje -o incluso sobre la trama- si encuentran algo ofensivo o
inadecuado según su perspectiva. Lo delicado aquí es que no pueden saber
cuánta diversidad debe haber en una película si no tienen un guion a la mano,
entonces optan por que la trama se acople al personaje y no al revés.

Esto implica que el elenco y el equipo de trabajo deben ser diversos, y


después, todos forzadamente adaptarán el guion y personajes a los requisitos
de inclusión. De esta manera, evaluar el guion pasa a segundo plano y el
objetivo ya no incluye generar una historia bien contada, sino solamente
generar empatía e ingresos.

UN HASHTAG ES SUFICIENTE PARA


GENERAR UN CAMBIO:
#OSCARSSOPOLITICAL
En 2015, un hashtag de la abogada activista April Reign se viralizó después de
criticar la supremacía de nominaciones a personas blancas en los Premios de
la Academia de ese año. #OscarsSoWhite explotó cuando, en 2016, nuevamente
la Academia repartió las 20 candidaturas de actuación entre intérpretes
blancos. Las redes reclamaron la falta de inclusión de los Premios. En
todos los medios nacionales e internacionales comenzaron a exponer el
problema racial de los Oscar y mucha gente pedía cancelarlos, incluso
representantes negros de la comunidad cinematográfica, como Spike Lee,
boicotearon a los premios al no presentarse. La Academia colapsó y anunció el
objetivo de duplicar el número de mujeres y personas negras entre sus
miembros para el 2020.
En la entrega de los premios de la
Academia de 2015 se viralizó el hashtag #Oscarssowhite como una llamada para lograr una
mayor diversidad racial en Hollywood. Fuente: UC Berkeley’s only nonpartisan political
magazine.
El resultado fue drástico, la entrega de premios de 2017 fue por mucho la más
diversa. No fue coincidencia. Decir que Hollywood se ha transformado es muy
aventurado, pero es cierto que la lluvia de premios ya no recae sobre los
mismos actores y por ese lado no cabe duda que va avanzando hacia un
futuro mucho más abierto.

No obstante, en la actualidad la mayoría de las veces la inclusión no es


auténtica. Está sucediendo de la noche a la mañana como si la batalla contra la
discriminación y falta de inclusión fuera una receta de cocina con hora
determinada para llegar al producto deseado. Hoy nos sentamos a ver una
película o serie y de la nada empiezan a bombardearnos con mensajes
políticos que solamente nos confunden y nos hacen despreciar el show.
Una historia bien contada tendrá los resultados esperados, sin importar el
color de piel mostrado en escena, pero las productoras y altos mandos del
cine están presionados por verse bien solo en la superficie.

NO ES LO MISMO UNA HISTORIA


CON UN POCO DE DISCURSO QUE
UN DISCURSO CON UN POCO DE
HISTORIA
La diversidad e inclusión es algo por lo que muchos han luchado. Las minorías
toman roles más importantes y esto parece no tener nada negativo. Personas
que antes no tenían una chance ahora pueden brillar por lo alto. Pero, ¿por
qué a muchos les molesta? Quizá porque hoy en el cine más que conocer una
historia nos adentramos a un meeting político lleno de sermones.

CODA es la versión estadounidense de la


película francesa La familia Bélier (2014), en donde Ruby (Emilia Jones), de diecisiete
años, es el único miembro oyente de una familia sorda (una CODA, hija de adultos
sordos). Una muestra de hacer un buen trabajo con inclusión sin caer en el discurso
político.
Cada película, serie, festival, debe cumplir con la agenda política actual casi por
obligación. Y aunque la intención pueda ser buena, es difícil cambiar de un día
para otro las maneras de vivir y ver el mundo que se han desarrollado por
cientos de años.

Ahora seguramente hay películas que podrían ser buenas, pero serán
rechazadas por no cumplir con la inclusión marcada en el contrato. Así mismo,
hay películas en las que abusaron de la inclusión y el público simplemente no
las ve. Y es que cuando dañan a unos personajes para hacer quedar bien a
otros, estamos en un error. Es cierto que algunos diseños son obsoletos y es
necesario renovarlos, pero hacer todo con prisas no va a generar mejores
resultados.

LA INCLUSIÓN FORZADA PERPETUA


LOS ESTEREOTIPOS
Black Panther ya es de por sí una película inclusiva pero como no tenía
personajes LGBTTTIQ+, muchos se quejaron. Vaya, hasta en la pelícual Vaiana
encontraron defectos porque era inaudito que un personaje como Maui -
basado en el abuelo del actor Dwayne Johnson y puesto para representar la
cultura polinesia- fuera tan grotesco físicamente. Las principales críticas
inciden en que el personaje es ofensivo, estereotipado e irrespetuoso con la
cultura del lugar. Entonces, ¿es la inclusión válida siempre y cuando el
representante de la minoría se ajuste a los estereotipos de belleza que tanto
critican?
Black Panther es una buena película inclusiva,
pero eso no pareció bastar para algunos miembros de la comunidad LGBTTTIQ+. Fuente:
El Gebete.
De igual forma, si predicas que una persona heterosexual se puede sentir
conmovida y emocionada por una pareja homosexual lo mismo debería
suceder al revés. Es decir, no les debería extrañar tanto que un homosexual
pueda empatizar con un romance heterosexual. Si defendemos la igualdad
también podemos defender la idea de que una historia puede inspirar a otra, y
así, la historia de un blanco puede conmover a un negro y viceversa.

De tal suerte, si tenemos personajes totalmente irrelevantes, con un ascenso


vertical sin un conflicto medianamente creíble, con sucesos encadenados a los
rasgos de identidad (y no a la trama y personalidad de los personajes) o si el
espectador no puede atar cabos en la historia, es porque estamos ante algo
totalmente forzado. Es cumplir la cuota de inclusión por cumplirla.

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