Carmen Rosa Balbi

LAS RELACIONES
ESTADO - SINDICALISMO
EN EL PERÚ
1985-1987
 PRESENTACIÓN

Está en la naturaleza de cualquier

debate el que puedan surgir puntos de
vista diferentes e incluso controvertidos.
Sin embargo, el diagnóstico de la reali-
dad y el debate entre los distintos enfo-
ques de los cuales pueda partir este diag-
nóstico no sólo es indispensable para el
cabal conocimiento de los problemas,
es también el punto de partida para el
planteamiento de alternativas concretas
de actuación.
La Fundación Friedrich Ebert, desde
hace más de un decenio, ha ido desarro-
llando en el Perú una labor de impulso
y apoyo a la investigación científica y al
debate abierto entre los sectores sociales
y políticos que buscan el perfecciona-
miento de la capacidad funcional de las
instituciones democráticas y e! desarro-
llo socioeconómico del país.
Dentro de este contexto, la serie
DIAGNOSTICO Y DEBATE, que se de-
dica a publicar investigaciones auspicia-
das por la Fundación Friedrich Ebert,
pretende ser un aporte más al diálogo
abierto entre investigadores especializa-
dos y profesionales que tienen que to-
mar decisiones en sus respectivos campos
de trabajo, decisiones que requieren de
una base informativa suficiente y orien-
tada hacia la aplicación.
 LAS RELACIONES ESTADO - SINDICALISMO
EN EL PERÚ 1985 - 1987

Carmen Rosa Balbi*

Quiero expresar mi agradecimiento al Dr. Heinz Hauser por su constante apoyo y

compromiso con este trabajo. A los compañeros del Programa de Formación La-
boral de DESCO, en especial a Julio Camero, por su invalorable ayuda en el
trabajo estadístico y con quien, además, sostuve fructíferos intercambios. A Os-
ear Dancourt por sus comentarios y apoyo paciente en la elaboración del material
gráfico. <
 LAS RELACIONES ESTADO - SINDICALISMO
EN EL PERÚ 1985-1987

Carmen Rosa Balbi

Noviembre 1988

FUNDACIÓN FRIEDRICH EBERT

Impreso en el Perú Printed in Perú

Nota.- La publicación podrá ser reproducida siempre y cuando se haga men-
ción a la fuente y al autor.
Carmen Rosa Balbi

LAS RELACIONES
ESTADO - SINDICALISMO
EN EL PERÚ
1985-1987

"La Fundación Friedrich Ebert

no necesariamente comparte las
opiniones vertidas por el autor"
 CONTENIDO

INTRODUCCIÓN 9

1. CARACTERÍSTICAS DEL MOVIMIENTO SINDI-

CAL PERUANO 9

2. CONCEPTOS E INICIATIVAS GUBERNAMEN-

TALES EN EL SECTOR LABORAL -1985 14

3. MODELO ECONÓMICO Y PROPUESTAS NACIO-

NALES -1985-1987 17
a) Modelo y política económica 17
b) Políticas salariales 21
c) La concertación como propuesta gubernamental 33

4. POLÍTICAS LABORALES Y RESPUESTAS SIN-

DICALES 36

4.1. Dinámica 1986 36

a) El ejecutivo y el sector público 36
b) La política con los trabajadores del sector privado 39
c) El sindicalismo y la política salarial 45
d) El Ministerio de Trabajo y las políticas empresaria-
les 50

4.2. Dinámica 1987 52

a) De las huelgas parciales al paro nacional 52
b) Respuestas gubernamentales al paro 54
c) El sindicalismo y la estatización 56
d) La huelga y los empleados públicos 58

4.3. Colofón.- El paro del 28 de enero de 1988 60

5. CONCLUSIONES 66

ANEXOS 71

BIBLIOGRAFÍA 90
 INTRODUCCIÓN

El objetivo del estudio que presentamos, es analizar las características

y los hitos más reveladores de las dificultosas relaciones entre Estado y Sindi-
calismo en el período comprendido entre julio de 1985 y diciembre de 1987, que
corresponde a! gobierno aprista que se inaugura con Alan García. Analizare-
mos el discurso oficial, la política, las posibilidades y límites que existieron de
viabilizar algo que se expresaba como insistente objetivo nacional: el estable-
cimiento de fórmulas de concertación con el sindicalismo organizado.

1. CARACTERÍSTICAS DEL MOVIMIENTO SINDICAL PERUANO

La población asalariada urbana en el Perú se calcula en un total de

1'848,250, de esos, 852,757 son obreros y 995,493 son empleados, es decir,
un 36% de la población económicamente activa (PEA) de los cuales sólo
860,000 están sujetos al régimen de negociación colectiva y sindicalización,
constituyendo a su vez un 67.8% del total de trabajadores sindicalizables. El
sector público está incluido en esta cifra; a pesar de ello, sólo constituyen un
17% de la PEA. Lima congrega el 62% de sindicalizados a nivel nacional (Ye-
pes, etal., 1985:39).

Actualmente en el Perú, el movimiento sindical articula a sectores orga-

nizados de la población que tienen importancia decisiva en la dinámica socio-
económica del país. Se estima que tales ejes dan cuenta del 70% del Valor
Bruto de la Producción (Yepes, 1985:59). El sindicalismo se asienta en ámbi-
tos laborales que corresponden a los sectores extractivos de exportación,
pesca, minería, y petróleo, generadores de divisas; al sector manufacturero
concentrado básicamente en Lima (ver cuadro anexo); y a los que se encuen-
tran en las empresas de servicios básicos: electricidad, banca, comercio. In-
cluimos a gremios de empleados entre los que se hallan la FEB (bancarios),
SUTEP (maestros), CITE (empleados públicos), gremios muy dinámicos que
actúan junto a los sectores más radicales de la clase obrera.

Yépez (1986: 49) señala que "la situación legal de la sindicalización en

el sector público es anómala. A pesar de los derechos constitucionales de
los trabajadores de la administración pública, su esencial derecho de negocia-
ción está todavía prácticamente bloqueado a los dispositivos existentes; sin
embargo, la presión laboral ha impuesto en la práctica la negociación de sala-
rios -de manera bastante irregular y diversificada entre sector y sector- y de
hecho hoy, en la casi totalidad de la administración pública, se han constitui-
do sindicatos al margen de si se ha gestionado o aprobado su registro sindi-
10
cal... La parte no sindicalizada de la administración pública difícilmente exce-
de en suma el 5% de la población total". Los problemas derivados de este he-
cho se verán en forma patente más adelante.
Sólo alrededor de la mitad de la población asalariada está sindicalizada;
sin embargo, no debe dejarse de examinar las características de la estructura
del sindicalismo nacional y su alta fragmentación y que aparece como un obs-
táculo para políticas de concertación y negociación centralizada.
La sindicalización en Perú se realiza de acuerdo a las disposiciones le-
gales contenidas en el D.S. N2 009-61. Esto es por centro de trabajo a partir
de un número mínimo de 20 trabajadores. Dentro de éste opera la formación
de sindicatos de obreros y de empleados separadamente.
"De acuerdo con estas normas, no es posible organizarse sindicalmen-
te a nivel de rama de producción, sin antes haber constituido una organiza-
ción sindical sólo de obreros y otra sólo de empleados o bien mixta, agrupan-
do a ambas clases de trabajadores; aunque lo mayoritario es la sindicaliza-
ción por separado en el mismo centro de trabajo" (Ciudad, 1986). Por estas
razones, una misma empresa suele tener así varios sindicatos. De esta
manera, por ejemplo, existen siete sindicatos ligados a la Southern Perú
Copper Co., 25 sindicatos a Petro Perú, 30 sindicatos a Centromin, etc. (1)
Así, lo normal es que una misma empresa tenga varias negociaciones colecti-
vas. Hay que decir, sin embargo, que existe hoy una tendencia a la articula-
ción de la negociación, en empresas donde esto se produce: son los casos
de empresas grandes como: Bata (empresa de calzado), Perulac Nestlé (fábri-
ca de alimentos), Petro Perú y La Unión - (Textil), entre los más resaltantes.
Sólo existen seis federaciones sindicales por rama que ejercen negocia-
ción colectiva por el sistema de pliego único: textiles, panaderos, ladrilleros,
construcción civil, trabajadores de Luz y Fuerza y bancarios; las demás, son
por lo general, débiles y funcionan muy irregularmente.
Es cierto que algunas como la Federación Metalúrgica y la Federación
Minera han aprobado la ¡dea del Pliego Único; pero hay que señalar que en mu-
chos casos no hay interés en una negociación de ese tipo.
Todo "esto ha determinado también -entre otras razones- que el núme-
ro de trabajadores sindicalizados sea reducido, si se tiene en cuenta que, a
través de una sindicalización por industria, muchos más trabajadores podrían
incorporarse a la organización" (Ciudad, 1986).
(1) CIUDAD, Adolfo. "Problemas del modelo peruano de relaciones de trabajo" en:
Análisis Laboral Ng 112 - Lima, octubre 1986.
11
Ciudad señala, además, algo importante: "A esto hay que añadir que el
Registro Sindical se constituye también en otro problema, pues éste depende
directamente del Ministerio de Trabajo y está sujeto a unos trámites y requisi-
tos bastante formalistas, que han permitido a los diversos gobiernos instru-
mentar el Registro Sindical".
El Ministerio dé Trabajo está en posibilidad de frenar el reconocimiento
de sindicatos. Es lo que, según reflejarían las tasas de sindícalización, pare-
ce haber ocurrido durante el régimen de Belaunde, si comparamos las tasas
de sindicalización precedentes.
Al ser el eje de negociación, el sindicato aislado tiene una serie de impli-
cancias negativas para una negociación centralizada, que requiere alto grado
de representatividad y eficacia. Además, la actual estructura sindical, con
los sindicatos dentro de las fábricas ha agudizado la micro conflictividad al in-
terior de ellas. (Ciudad, 1986).
Ciertamente, la superación de estas cuestiones permitiría enfrentar pro-
blemas como la capacidad reivindicativa y de convocatoria social del sindica-
lismo organizado y la mayor capacitación de dirigencias nacionales; todo ello
ampliaría las bases para una incidencia real en las políticas nacionales.
Existen cuatro centrales sindicales, la CGTP, la CTRP, impulsada duran-
te el gobierno militar, la CNT, de orientación democristiana y la CTP, afiliada al
sindicalismo libre.
La población asalariada sindicalizada se agrupa mayoritariamente en la
CGTP; de ideología clasista (influida por el Partido Comunista), integra a los
más importantes agrupamientos sindicales. El sindicalismo llamado clasista,
que se consolida en la década del setenta, es un nuevo sindicalismo que lu-
cha denodadamente por derechos sindicales y políticos; levanta y esgrime la
necesidad del uso de medidas de fuerza y radicalidad (paros, huelgas, etc.) y
la transgresión de la legalidad vigente como indispensable para el logro de
esos objetivos.
Ello, según han constatado los propios sindicalistas, se debe a la exis-
tencia de una institucionalidad defectuosa, que no se muestra receptiva a
sus reclamos, bien en la negociación con la patronal o con las autoridades de
Trabajo (Balbi - Parodi, 1983). A lo anterior se agrega un elemento importante
de definición llamada clasista: la defensa irreductible de lo que se concep-
túan como derechos del trabajador, que en sus formulaciones ideológicas es-
tá sustentado en la utilización de categorías marxistas, pero en el que se
constata más bien una aspiración al funcionamiento de las instituciones demo-
cráticas, donde el Estado cumpla un rol de garante. (Balbi, 1986).
12
En el Perú de los años setenta se produce una importante renovación
del sindicalismo, en que debido a las reformas del gobierno militar velasquis-
ta, el viejo sindicalismo libre y sus patrones clientelistas es cuestionado y
desplazado por los nuevos núcleos que se inclinan al clasismo. Se produce
en esa década un cambio de la lealtad hacia la izquierda marxista, agrupada
hoy en la Izquierda Unida, "un conglomerado único en América Latina con una
influencia grande en el movimiento obrero" (Galín, 1986).
Dicho desarrollo, ha permitido simultáneamente una importante autono-
mía orgánica e ideológica del movimiento sindical. Sin embargo, hay que seña-
lar con claridad que la definición de clasista, antes que implicar posiciones
marxistas-leninistas, enfatiza, en la dinámica del movimiento, contenidos mar-
cadamente democráticos e igualrtaristas. El movimiento pugnó por la cancela-
ción de patrones clientelistas vigentes en el mundo fabril hasta fines de los se-
senta, y luchó por el doloroso ingreso del derecho a la fábrica. Su núcleo rei-
vindicativo tiene como característica una lucha tenaz por derechos y el respe-
to a los mismos (Balbi, 1986).
Este nuevo sindicalismo nacional, hegemonizando al conjunto del movi-
miento popular, tiene su punto más alto en la amplitud y envergadura de las
movilizaciones populares que acompañaron a los paros nacionales de 1977 y
1978. Cerrados todos los canales de negociación, el movimiento sale del mar-
co estrictamente sindical y de la lucha al interior de la fábrica y se manifiesta
masivamente contra la política económica que recortaba el salario real. Pero
el movimiento era también político, en tanto exigió el respeto de las libertades
democráticas y de ciudadanía plena, y presionó para la salida del gobierno mili-
tar del poder (Sulmont, 1980; Nieto, 1983).
El tránsito a un gobierno democrático en 1980 significó la modificación
del contexto político: la apertura de canales de negociación y la institucionali-
zación de los conflictos laborales, lo cual pondrá al descubierto las limitacio-
nes y deficiencias del nivel de desarrollo dej nuevo sindicalismo. Restableci-
da la negociación sectorial, bs sindicatos fuertes optan por mantenerse en la
negociación aislada de sus demandas, haciendo uso de los canales institucio-
nales que un régimen liberal ofrece y una dictadura bloquea (Balbi, 1985).
Sin embargo, a mediados del período 1980-85, la clase obrera y el sindi-
calismo se vieron seriamente debilitados como consecuencia de la implemen-
tación de políticas económicas neoliberales, impuestas por el F.M.I., que traje-
ron una marcada recesión en la industria y la economía (*).
{*) En 1983 el P.B.I. registra la caída más drástica de la historia -12%. La actividad
manufacturera que cayó por tercer año consecutivo tuvo en 1983 una reducción
de 17.2%.
13
El modelo económico neoliberal propició la apertura irrestricta de impor-
taciones, la eliminación de los controles de precios y políticas salariales reza-
gadas de los índices inflacionarios. Los altos índices inflacionarios (125% pa-
ra 1983, 111.5% en 1984 y 158.3% en 1985) erosionaron fuertemente el sala-
rio real de los trabajadores.
Estas políticas también trajeron para los trabajadores una secuela de re-
ducciones de jornada, cierres de turno o sección y cierres de fábrica, que se
hicieron cotidianos en él mundo fabril.
Así se planteó un conjunto de problemas nuevos a los que tuvieron que
enfrentarse las organizaciones sindicales; quizá el más importante fue la
constatación práctica de que las huelgas y paros, medidas de lucha por exce-
lencia ¿el sindicalismo clasista, perdieron vigencia y se tornaron ineficaces
en una situación de semiparálisis de la industria; además, no encontró eco en
la base temerosa de perder la estabilidad del empleo.
La disminución de la capacidad de negociación de los organismos sindi-
cales no sólo afectó los niveles salariales; generó desconcierto y llevó a la
desmoralización por la no visualización de alternativas y a la pérdida de con-
fianza en la utilidad de la organización sindical. Los trabajadores optaron por
salidas individuales que fueron desde la renuncia voluntaria para salvar los be-
neficios sociales, a una búsqueda generalizada de ingresos complementarios
a través de formas de "cachueleo" o trabajo informal fuera de las horas de tra-
bajo. A ello se sumaría la extensión de la eventualidad como salida empresa-
rial (Balbi, 1984).
Así la recesión puso una cuota importante para el debilitamiento de la or-
ganización sindical; el efecto cotidiano de los bajos salarios restringió al máxi-
mo el tiempo disponible para la participación sindical, que vio disminuir nota-
blemente la asistencia de los trabajadores y por tanto la activación de la lucha
sindical. A ello se sumaron los obstáculos para articular respuestas organiza-
tivas de nuevo corte, que movilizaran la solidaridad de los sectores afectados
por las mencionadas políticas económicas.
Sólo con la progresiva reactivación económica que se inicia en agosto
de 1985, los organismos sindicales cobrarán nueva vitalidad reivindicativa y
orgánica.
14
T 15
CONCEPTOS E INICIATIVAS GUBERNAMENTALES EN EL
2.
SECTOR LABORAL -1985
El cambio de gobierno en 1985 abrirá grandes expectativas para el país.
El discurso de Alan García el 28 de julio, diseñaba un plan de gobierno que no
sólo planteaba un radical cuestionamiento a la anterior política económica que
había recesionado la economía, pauperizado a los sectores populares incre-
mentando el desempleo y subempleo y desnacionalizado el país. La crisis, di-
rá, resulta del estado de injusticia histórica frente a la cual se impondrá una re-
volución que abogue por la independencia, el desarrollo y la justicia social.
Plantea una radical reactivación de la economía y el aparato productivo
que se apoya en el impulso a la agricultura y que al mismo tiempo busca supe-
rar su carácter dependiente. Incidirá en "el diseño del estado de programas
masivos de puestos de trabajo para enfrentar el desempleo, típica enferme-
dad del centralismo". Enfatiza en que la opción del Estado se dirigirá a la ba-
se de la pirámide social compuesta por campesinos desempleados y subem-
pleados, que componen el 70% de la población y que carecen de servicios
esenciales y de la protección legal del trabajo. Coloca así al sector sindicali-
zado entre el bloque privilegiado de la pirámide, junto con los capitalistas (que
representan en esta división, el 25% de la PEA pero que se apropia del 77%
del ingreso nacional).
Simultáneamente, anuncia la presentación de un proyecto de ley de es-
tabilidad laboral que devolvía la estabilidad ajos tres meses y comunica la de-
cisión de activar la demanda interna a través de la elevación progresiva de los
ingresos reales.
La división descrita, al colocar al trabajador asalariado como privilegia-
do, por contar con estabilidad en el puesto de trabajo, dejará de lado los bajos
niveles salariales vigentes que se vieran seriamente comprimidos por la doble
crisis: la de 1976-1978 y la crisis recesiva de 1980-1985, que hace, como se
verá, que en muy pocos casos el ingreso obrero cubra las necesidades bási-
cas. Este diagnóstico tendrá implicancias en el manejo de la política laboral.
A. Figueroa, acucioso investigador de los problemas de la distribución del in-
greso en el Perú, apuntó que se ha producido "un drástico decrecimiento del
ingreso urbano con la crisis. Los salarios reales de 1985 son apenas la mitad
de los niveles de 1975. Cualquier línea de pobreza que se trazara hoy, tendría
por debajo de ella una proporción urbana mucho mayor que diez años atrás"
(2).
(2) FIGUEROA, A. En: Documento Evaluación de la Política Agraria. SEPIA II
(mimeo), Ayacucho, 1987.
Las iniciativas más importantes en materia de política laboral proven-
drán claramente del Ministerio de Trabajo, encargado al abogado laboralista
demócrata-cristiano C. Blancas. El propondrá, desde su cartera, un conjunto
de medidas que se dirigirán a renovar radicalmente las prácticas del Ministerio
de Trabajo:
- Propuso una reorganización total del Ministerio de Trabajo con el objeto
de eliminar la corrupción, inmoralidad e ineficiencia allí presentes, larga-
mente denunciada por las organizaciones sindicales, anunciando la pre-
sentación de un proyecto de Ley de Moralización y desburocratización
del Ministerio de Trabajo.
- Se estableció un mecanismo tripartito de fiscalización sobre la actua-
ción de los funcionarios que atienden los pedidos de los trabajadores,
(denuncias, negociación colectiva, inspección y registro sindical),
creándose por decreto supremo un Comité de Vigilancia y Procedimien-
tos, con presencia de la CGTP y el Viceministro de Trabajo que tendría
también la facultad de solicitar la apertura de procesos a cualquier fun-
cionario inmoral.
- Asimismo, en la lógica de fortalecer la labor de prevención de conflictos
del Ministerio de Trabajo, se da la disposición de visitas periódicas de
inspectores a fábricas a fin de velar por el cumplimiento de dispositivos
laborales, y que se plasmaron inicialmente en el realización de "operati-
vos sorpresa de inspección" del propio Ministro en el que éste recibió re-
clamos de los trabajadores.
- Se revitaliza el recientemente creado Consejo Nacional del Trabajo a fin
de institucionalizar el tripartismo en el país.
- Se declara la ¡legalidad de las empresas de servicios que aprovisionan
de personal eventual a las fábricas.
- Se abre acción penal contra una serie de fábricas que habían cerrado ile-
galmente entre 1983-85 (Cristal Ferrand, Telesud, TTX y otras) y se da
una nueva norma que establece la obligatoriedad de abonar el íntegro
de los beneficios sociales antes de vender los bienes de una empresa.
- Se adoptan medidas para agilizar trámites de expedientes atrasados;
se anuncia el reconocimiento inmediato de los sindicatos y se anuncia
la dación del Ejecutivo de la Ley de Relaciones Colectivas de trabajo,
destinadas a normar la negociación colectiva.
- Se declara nuevamente en vigencia el D. L. 21584 que el belaundismo
había cancelado, mediante el cual, en casos de paralización ¡legal,
abandono o quiebra de la empresa, puedan los trabajadores o la Comuni-
dad Industrial solicitar su administración.
- En la línea de atención a los problemas de empleo, se da el Decreto Su-
premo que establece la creación del CERTEM con el otorgamiento de
exoneraciones y reintegros tributarios, a cambio de la generación da
puestos de trabajo permanentes.
16
Asimismo, durante el período que vade agosto a diciembre de 1985 hay
escasos conflictos y se muestra una capacidad de respuesta frente a ellos y
un manejo distinto de los conflictos laborales, tal como se vio en el tratamien-
to de los conflictos en la mediana minería, generados en el gobierno anterior y
en la negociación y posterior conflicto bancario que suele concitar la atención
del conjunto de sectores laborales. La paralización fue declarada legal con
sólo cumplir los requisitos formales, rompiendo así la tradición de ilegalidad
con que el Ministerio califica a todas las paralizaciones laborales. Estableció,
además, la obligatoriedad de la empresa de presentar sus planillas y balances
para la elaboración de resolución laboral.
Durante los primeros meses de 1986 se produjo la destitución de ocho
funcionarios por medidas disciplinarias en inicio de la campaña de moraliza-
ción; se anunció una nueva orientación del Ministerio de Trabajo para prevenir
conflictos con un decreto supremo que establece una nueva estructura de la
Dirección General de Relaciones de Trabajo; se creó una comisión que debía
preparar y regular la atención legal gratuita del Ministerio a los trabajadores;
sin embargo, la gestión del Ministro Blancas al frente del portafolio de Trabajo
durará sólo hasta el 28 de julio de 1986 en que es removido del cargo.
Se podría decir que prácticamente todas las valiosas iniciativas que
describimos quedaron truncas, caso de la reorganización del Ministerio, o no
tuvieron ningún curso, caso de la Comisión Nacional Tripartita o el Comité de
Vigilancia y Procedimientos. El Sistema de creación del CERTEM como vía de
generación de empleos sería reemplazado por el PROEM. Se puede consta-
tar con realidad que el nuevo Ministro de Trabajo no siguió los lineamientos de-
jados por el Ministro Blancas.
Los inicios de 1986 marcan, sin embargo, -como veremos más adelan-
te- el surgimiento de fuertes conflictos laborales.
17
3. MODELO ECONÓMICO Y PROPUESTAS NACIONALES - 1985-
1987.
a) Modelo y política económica
El cambio de gobierno significó variaciones sustanciales en materia de
política económica, que trajeron un cuestionamiento radical de las políticas
económicas neoliberales implementadas hasta 1985.
Los autores de la nueva política económica explicaban la inflación bási-
camente como una consecuencia de la fuerte presión de los costos fijos so-
bre el costo total unitario resultante a la vez de la caída de las ventas de las
empresas (recesión) que siguió a las políticas de ajuste por el lado de la de-
manda. El nuevo gobierno puso en marcha un programa económico de corto
plazo que perseguía dos grandes objetivos: contener y reducir el ritmo inflacio-
nario y reactivar la actividad económica del país (Carbonetto et al., p. 81,
1987).
En el nuevo modelo -definido como heterodoxo- el Estado es concebi-
do como un eje decisivo en la regulación de la actividad económica que mode-
ra, modifica o reorienta la acción del mercado en numerosos campos; para
ello recurre al uso de mecanismos impositivos y de subsidio, de control y esta-
bilización de costos y precios, a mecanismos de protección y estímulo (crediti-
cios, arancelarios, etc.) y a mecanismos de concertación específicos en ma-
teria del proceso ahorro-inversión (Carbonetto et. al., 1987).
En este diseño, el Sector Agrario es considerado prioritario por los agu-
dos niveles de deterioro de ese sector, la base de la pirámide de Alan García,
y hacia él se diseña un conjunto de medidas destinadas a incrementar su ren-
tabilidad y reactivación, que comprendió una serie de fondos del gobierno
orientados al sector: subsidios, tasa de interés O; precios de refugio y otros
(3).
En la medida que el objetivo central del modelo es la reactivación econó-
mica -en condiciones de elevada capacidad ociosa y altos niveles inflaciona-
rios- se plantea para ello como estrategia el incremento del consumo masivo
y la ampliación de la demanda efectiva, el incremento del salario real. Así, a
partir de la disminución y control de los costos unitarios y de la regulación del
margen oligopólico de ganancias, el ritmo de crecimiento de los salarios tiene
(3) MARTÍNEZ,Daniel. "PolíticaAgrariadelNuevoGobierno"en:SocialismoyPartici-
pación NS32. CEDER, Lima, diciembre 1985.
MINISTERIO DE AGRICULTURA. "Lineamientos del Sector Agrario 1986-1990.
Mediano Plazo". Lima, 1984.
18 19

un triple rol: como herramienta distributiva, como costo de producción y como

principal componente de la demanda de consumo final.
PRODUCCIÓN INDUSTRIAL SEGÚN AGRUPACIONES INDUSTRIALES
Se señala el control de los precios finales de los bienes y servicios de
consumo masivo como eje del conjunto de medidas de la política gubernamen-
tal para frenar la inflación, incidiendose en que "una política heterodoxa que Agrupaciones Industriales Variación Enero-Diciembre (%)
se proponga abatir la tasa de inflación y elevar el salario real... tendrá que con- 1986/85 (P) 1985/84
gelar el tipo de cambio y los precios controlados (agua, electricidad, petró-
leo)... (usualmente deberá además imponer un control de precios para evitar Industrias Productoras de Bienes de Consumo
Productos Alimenticios 7.9 1.1
que los márgenes unitarios no se eleven en el sector privado)" (Carbonetto
Bebidas 47.2 12.4
et. al., p. 79).
Textiles 7.8 13.0
Calzado de Cuero 10.3 2.1
En la lógica mencionada, el segundo elemento importante que conside-
Productos Plásticos 36.7 4.9
ró la política fue la necesidad de incrementar la rentabilidad de las actividades
productivas versus las especulativas, frenando éstas y alterando la estructu-
ra de costos de las empresas; disminuyen el peso de los costos financieros Industrias Prod. de Bienes Intermedios
Fab.de Harina de Pescado 30.9 26.2
para que se pueda compensar a su vez el incremento en el costo por salarios,
eje principal de la reactivación. Así, por un lado se alteró la estructura de cos- Sustancias Químicas Industriales 19.1 1.3
tos de las empresas (vía el incremento de la demanda) y por otro, se intenta- Productos Químicos Diversos 31.9 11.3
ron reducir los costos totales por unidad producida. Refinería de Petróleo 0.9 -2.2
Productos de Caucho 14.7 -0.4
Vidrio y Prod. de Vidrio 24.7 -13.5
Para alcanzar estos objetivos, el gobierno dio un trato promocional a los
Minerales no Metálicos 36.3 -4.9
industriales: se redujo el impuesto general a las ventas (5%), los intereses ac-
Industrias de Hierro y Acero 24.2 5.4
tivos (en más de 160%), las tarifas eléctricas para consumo industrial y del
Ind. Básica de Metales no Ferrosos -10.2 6.0
combustible Diesel (en 10% cada una), se congeló el dólar para importación
de insumes industriales y se ha dado acceso en mayor porcentaje (de 20 a
Industrias Prod. de Bienes de Capital
30%) al dólar financiero para la exportación no tradicional.
Productos Metálicos Simples 43.6 2.4
Maquinaria Eléctrica 36.1 9.3
Para impedir prácticas especulativas en materia de precios, el gobierno
Maquinaria no Eléctrica 39.8 8.8
dispuso la congelación de los precios de todos los bienes (intermedios y de
Material de Transporte 50.3 29.6
capital) así como de las tarifas de los diferentes servicios, tanto públicos co-
mo privados, hasta diciembre de 1986, fecha en que llega a su fin el Plan de E- Fuente: Instituto Nacional de Estadística-1986.
mergencia.

En 1987 se creará el CIPA: Comisión Interministerial de Precios y Abas- La producción fabril total del país alcanzó en 1986 un crecimiento de
tecimiento, que establece a categorías diferenciales (Precios Controlados; 16.9% respecto a 1985.
Regulados; sujetos a supervisión; sujetos regímenes especiales. Ver Anexo).
El Producto Bruto Interno experimentó un acelerado crecimiento de
Para 1986 el aparato productivo mostrará una reversión drástica de las 8.5% respecto al año anterior, según la evolución sectorial:
tendencias negativas anteriores, en casi todos los sectores de la industria,
como se aprecia a continuación.
20 21

PRODUCTO BRUTO INTERNO

PRODUCTO BRUTO INTERNO POR SECTORES ECONÓMICOS
(Precios Promedio 1979)

Sectores Económicos 1987/1986

Var. %
Enero-Diciembre 1986/85
° Agropecuario 4.7
0 Pesca -14.1
Agropecuario 4.0
0 Minería -1.7
Pesca 24.7
Minería —3.9 "Manufactura 12.2
0 Electricidad 8.9
Electricidad 9.2
° Construcción 17.1
Manufactura 16.9
° Comercio 7.9
Construcción 24.3
0 Otros 5.2
Comercio 12.7
Otros 6.8 TOTAL PBI 7.0
TOTAL PBI 8.5 Fuente: INE. Estimado MEF, 1987.
Fuente: Instituto Nacional de Estadística-1986.
b) Políticas salaríales
La inflación se redujo de una tasa anualizada de 250% en julio de 1985 a Como ya se ha señalado, el incremento del salario real y de la demanda
63% en 1986. Se produce, finalmente, una fuerte caída del desempleo abier- efectiva constituyeron ejes del programa de reactivación.
to. Este pasaba del 10% de la PEA en 1985, en Lima Metropolitana. En 1986
se reduce al 5.4%.
En base a la definición del Estado como ente regulador de precios y sa-
larios, el Estado definió algunas metas y objetivos que buscaron establecer la
La evaluación de los autores de la política económica concluye que se
política salarial a fin de que "el crecimiento del salario real sea compatible con
ha producido una reactivación bastante vigorosa que ha generado una masa las tasas deseadas de crecimiento de la demanda y la producción (entendién-
de ganancias que probablemente se incrementó en más del 50% (*). Los ex- dose que) un nivel de salario menor sería recesivo y uno mayor resultaría infla-
cedentes de la economía han sido estimados oficialmente para 1986 en cua- cionario, si se impulsa la demanda agregada por arriba de la oferta".
tro mil millones de dólares (4). En 1987 el crecimiento del P.B.I. fue de 6.7%.
Así "el crecimiento del salario real es no sólo un objetivo de equidad sino
Dicha expansión se sustentó en el crecimiento de todos los sectores
que el logro de cierta tasa de aumento real es una condición técnica para al-
productivos, con excepción de la pesca (-13.2%) y minería (-1.7); destaca la
canzar el crecimiento deseado" (Carbonetto et. al., p. 71).
evolución de la construcción y de la manufactura que crecieron en términos
reales en 17.1% y 12.2%, respectivamente. Se define que el nivel de precios del sector moderno depende del a) tipo
de cambio y b) salarios y precios controlados nominales; la tasa de inflación
depende de tres factores básicos: la tasa de devaluación, la tasa de creci-
miento de los precios controlados y la tasa de crecimiento de los salarios no-
(*) Ello porque se sabe que en el sector industrial, donde se forman los precios minales.
sobre los costos en las cercanías del punto de equilibrio, la tasa porcentual de
crecimiento de la masa de ganancia, tiende a ser más grande (Carbonetto, et. al.
Se estableció:
P. 72).
(4) CARBONETTO: Asesor presidencial en reunión con el CONFIEP. Lima, febrero - Un incremento regulado del salario al sector público y privado no sujeto
1987. a negociación colectiva, en forma tal que progresivamente se recupere
 22
capacidad adquisitiva mediante aumentos del salario real entre 6 y 7
puntos anuales.
- Exoneración de la parte de los impuestos a la renta (remuneraciones)
de las personas naturales pagados por el empleado.
- Aumentos progresivos del ingreso mínimo legal (julio de 1985, febrero
de 1986 y agosto de 1986).
Se asume al mismo tiempo que para el sector moderno de la economía,
los salarios nominales resultan de las negociaciones colectivas entre empre-
sas y sindicatos y la intervención del gobierno, vía la fijación de sueldos míni-
mos y el arbitraje del Ministerio de Trabajo. Entonces se concluye que para el
sector sindicalizado, dado el peso de las influencias extraeconómicas, lo más
razonable es considerar las tasas de crecimiento de los salarios nominales co-
mo una variable exógena.
Para 1987 no se establecieron metas explícitas de crecimiento del sala-
rio real. Miembros del equipo económico señalaron, en febrero de 1987, que
éste no debía pasar del 1% para el Sector Sindicalizado (5). Mientras en el dis-
curso presidencial sobre lineamientos de política económica (7.6.87) se plan-
teó que los salarios debían crecer al mismo nivel de 6% previsto para el pro-
ducto bruto.
A partir de la segunda mitad de 1985, con el programa de reactivación
económica, se inicia una recuperación del nivel de remuneraciones que regis-
tró, para fines de 1986, un significativo crecimiento de 24.2% del salario pro-
medio; pero como se observa, el promedio esconde en realidad grandes dife-
rencias entre obreros con negociación colectiva y obreros sindicalizados. El
incremento promedio en 1986 para los sindicalizados fue de 36.2% en rela-
ción a 1985 (*), a pesar de que desde el Ministerio de Trabajo se establecieron
topes salariales que buscaban frenar aumentos más allá del 6% previsto. (Pa-
ra el caso de las empresas públicas el CONADE emitió una directiva (N2 002)
que impuso limitaciones a los aumentos salariales en la negociación colecti-
va).
En el caso de los trabajadores no sindicalizados, si nos atenemos los
aumentos decretados por el gobierno, los salarios promedios decrecerían, da-
do que para ellos se produjeron dos aumentos, en febrero y octubre, de 25%
cada uno, pero la inflación, como se sabe, fue de 63.1 %.
(5) CARBONETTO, Daniel en: "Perú Report", reproducido en: Cuadernos Laborales
NS39. Lima, febrero 1987.
(*) Se estima que entre 10 y 15% de este incremento incluye horas extras.
23
(19% asalariados) (50% asalariados)
Con negoc. colectiva Sin negoc. colectiva Remun. promedio
Obreros Empleados Obreros Empleados Lima Metrópoli!.
Variación %
promedio 86/85 36.6 23.5 6 19.5 24.2
incremento real
Estimado MEF - DIPE - DGAE 1987.
(Los promedios en lo referente a sueldos, presentan distorsiones hacia arriba ya que se
incluye sueldos de los ejecutivos).
El incremento que aparece de 6% se debe ciertamente a aumentos vo-
luntarios de las empresas, dada la tendencia a que el costo de la mano de
obra se encuentra hoy sobrepasando el mínimo por el encarecimiento relativo
de la mano de obra y la presencia del sector informal.
En el caso de las remuneraciones del gobierno central los incrementos
fueron importantes: 10% con respecto a 1985 y 3% para el salario mínimo en
el que se calcula se encontrarían entre un 20 y 25% de los asalariados.
Ahora, si analizamos las cifras de 1987, observamos que la recupera-
ción salarial ha sido sinuosa y de grado menor.
Entre agosto de 1985 y agosto de 1987, se constata que se ha produci-
do una significativa recuperación de las remuneraciones; sin embargo, es im-
portante constatar la pérdida de dinamismo y decrecimiento de las remunera-
ciones reales entre diciembre de 1986 y abril de 1987; el salario real promedio
decae en 3.6%.
Para 1987 las tendencias salariales parecen haber cambiado. Las remu-
neraciones se vieron erosionadas desde los primeros meses del año dada la
agudización de la inflación. La inflación acumulada a junio de 1987 arrojó
50.3% versus 34% del mismo semestre en 1986, y el periodo julio-diciembre
cierra con una inflación de 53.1% (vs. 32.5 en 1986). La inflación acumulada
de 1987 cierra con 114.5%. En el gráfico se observa claramente la tendencia
a la caída del salario en el último trimestre.
Los técnicos gubernamentales sostuvieron informalmente la necesidad
de una política de sueldos y salarios muy moderada, hasta que se resuelvan
los desequilibrios que se generan entre la producción y la demanda.
Y aunque los altos niveles inflacionarios no fueron previstos, asesores
gubernamentales expresaron que: "... El crecimiento del año pasado (1986)
 25
24

fue más alto del planeado. Este año (1987) el aparato productivo esta rindien-
do aproximadamente el mismo nivel que alcanzó el año pasado (1986). No va-
-J] mos a recortar la demanda pero tampoco vamos a permitir imprudentes aumen-
tos En lo que respecta a la política salarial, el objetivo es preservar el valor
real (o incrementar de acuerdo con la productividad) los sueldos de nivel me-
dio y superior. Los grupos de nivel salarial menor deben continuar recuperan-
do de acuerdo con el crecimiento de la capacidad productiva" (6).

La política de 'topes', anunciada por el gobierno para la negociación co-

lectiva señalaba que no se debía exceder del 6% el salario real y esa ha sido
la tendencia observada durante la negociación del pliego de reclamos durante
O el año.
O
Ello ha llevado a una política de mayor ingerencia gubernamental (que
(/> O
UJ CC
CC Uu
por primera vez ingiere en el trato directo) anunciando a los empresarios que
aumentos mayores de las metas fijadas, no podrán ser fundamento para solici-
tudes de aumentos en los precios de venta final. Ello se vio en la negociación
<t de Nissan, Lima Caucho y Laíve. De otro lado, el empresario tiene por políti-
I ca, no disminuir su rentabilidad a pesar de que el costo de planillas sobre el
costo total hoy en día está alrededor del 10% (7).
o
o A la política de topes, se suma el agudo incremento de la inflación, ma-
yor como se ha visto en el segundo semestre de 1987, lo cual ha contribuido a
o p minar los incrementos salariales que se alcanzaron en la negociación colecti-
£ O

"
va "Coyuntura Laboral" estimó en base a un número, que el aumento de los
sindicalizados promediaba el 91% para el año. La inflación que pasó los tres
[ QO UJ CO
i CTi O «3
dígitos ha llevado a que los sindicalizados pierdan parte de la capacidad
UJ adquisitiva que recuperaron en 1986 (8). Y aunque la remuneración promedio
oc 3o
de los trabajadores sindicalizados muestra para 1987 un incremento real de
J o
00
P ÍP
4 9% en relación a 1986, la remuneración, tomada de diciembre '86 a diciem-
bre '87 es ya negativa en -3.4%. Lo que evidencia la agudización de la infla-
23
ce 3 ción dé los últimos meses, y el advenimiento de tendencias negativas para
1988, de no controlarse el fenómeno inflacionario.
(O
En 1987 parecería pues que el temor al crecimiento de la oferta agrega-
—
OQ da como posible generador de inflación y la convicción de que el incremento
en los costos salariales es también generador de inflación ha llevado a funcio-
narios gubernamentales, como hemos visto, a ingerir desordenadamente en
la negociación colectiva.
OQ O
Uj O
Q O
(6) CARBONETTO, Daniel. Entrevista en la Revista "The Perú Report", reproducida
por La República, Lima24.10.87.
(7) Información proporcionada por Julio Camero. Asesor Laboral de Deseo.
8
(8) Boletín de Coyuntura Laboral. DESCO, Lima, octubre 1987.
 27
26

Veamos lo ocurrido con dos casos representativos que suelen obtener

los más altos aumentos, caso de los trabajadores de las ensambladuras y de
los trabajadores bancarios que negocian sus pliegos en mayo y agosto, res-
pectivamente.

En el caso de Nissan, el incremento principal es obtenido en el mes de

mayo, que el punto más alto del salario, como se aprecia en el gráfico. Luego
el salario, lejos de mantenerles poder adquisitivo, empieza a caer hasta el rea-
juste del sexto mes (noviembre) en que se produce una leve recuperación.

En el año 1986 los trabajadores de Nissan lograron una recuperación

del salario del 33% en relación a 1985. En 1987 estos trabajadores han visto
reducido en -6% su nivel de salarios reales. El incremento del 6to mes (no-
viembre) no compensará la inflación acumulada, que seguirá minando el sala-
rio real hasta el mes de mayo de 1988, en que se inicia la negociación del plie-
go.

En el caso de los trabajadores bancarios -donde hay ingerencia guber-

namental directa en la negociación, a través de la Asociación de Bancos- los
aumentos reales más importantes fueron conseguidos en 1985. En 1986 se
pusieron topes más estrictos, perdiéndose al final del año 2% en términos rea-
les. 1987, dado el incremento de la inflación, ha cerrado con un reducción de
3 puntos en el ingreso real del trabajador bancario. Si tomamos el haber bási-
co. Esto no ocurriría sólo si se estima el ingreso real, considerando bonifica-
ciones y asignaciones, tal como se observa en los dos gráficos que presenta-
mos.

Es claro los efectos del menor control sobre la negociación en el caso

de Nissan en relación con la Banca.

El sueldo real bancario es hoy sólo 7 veces el S.M.L., habiendo sido

17.5 veces en 1985. (Ver Anexo).

Se ha constatado que, producto de los topes que limitan las resolucio-

nes del Ministerio de Trabajo, éstas se redujeron ostensiblemente. En 1986
(en el Sector Industrial) se solucionaron sólo 17% por Resolución del Ministe-
rio de Trabajo. El 82% lo fue en Trato Directo y Extraproceso. En el primer tri-
mestre de 1987, las resoluciones ministeriales constituyeron el 15% del total
y en el período abril-junio sólo fueron el 7%. A su vez las soluciones en trato
directo pasaron del 73% al 82% (9).

(9) Información aparecida en: Coyuntura Laboral - DESCO, Lima, enero-marzo y

agosto 1987.
 SALARIO REAL DE TRABAJADORES BANCÁRÍOS (INTIS 1979) | ro
oo
100-
90_
80_
70-
60_
—i 1 1 1 1 i 1 r —i 1 r
J O M J S
1985 1986 1987
HABER BÁSICO INCLUYENDO BONIFICACIONES Y ASIGNACIONES GENERALES.
FUENTE : EL PERUANO
ELABORACIÓN J . G A M E R O , 1987
SALARIO REAL DE BANCARIOS (INTIS 1979)
50_
Junio 85
40_
Enero 87
Junio 87
30_
-i-1-1-1-1-1-p-1 i i-1-1-1-1
O, M J
1985 1986 1987
HABER BÁSICO ¡ NO COMPRENDE BONIFICACIONES
FUENTE : EL PERUANO
ELABORACIÓN : J. GAMERO - OESCO , 1987
 31
30

Para los trabajadores no sindicalizados y el salario mínimo, el gobierno

otorgó en 1987 tres aumentos: en abril (30% y 25%), en julio (40% y 35.7%) y
en noviembre.

Esto ha implicado, como se ve a continuación, que el ingreso mínimo en O

términos promedios ha crecido en 5.8%. El de los trabajadores del sector pú- O
blico creció en un 13.7% como se ve en los gráficos siguientes, y el de aque-
llos que no tienen negociación colectiva ha crecido en 5.7% puntos por enci-
ma de la inflación, dado que han recibido nuevamente aumentos voluntarios
de las empresas.

ÍNDICE DE REMUNERACIONES REALES

(Julio 1985-100)

Ingreso mínimo Sin negociación Gobierno general

colectiva 0)
•«£
1985 100.0 100.0 100.0
Julio 135.5 103.9 103.1 ZJ
Agosto

1986 142.2 114.4 107.1

Febrero 133.2 120.5 133.6
Octubre
o
UJ
1987
Abril 136.4 114.5 126.9
Julio 155.5 120.3 137.0 o
2E o
Noviembre 155.7 115.8 136.1 ce
Diciembre 140.1 107.5 124.2
z UJ

(1) Datos corregidos de acuerdo al Compendio Estadístico de 1986 del INE.

Fuente: Diario El Peruano, diversos números. o
INE, Informe Estadístico del II Trimestre 1987. u, Sí
Elaboración: Programa de Formación Laboral, DESCO.
co

—r —r —r
o
o o
00
 32 33

Lo anterior arroja, en términos promedios, mejores resultados para los

trabajadores no sindicalizados, sujetos a los aume ntos del gobierno, en con-
V)
traste con los trabajadores sujetos a negociación colectiva que, como se ha
,._ visto, redujeron drástioomente su nivel de recuperación en 1987, producto del
...., CXl incremento de la inflación y la mayor dureza en los topes salariales .
~

-2o ~
Se pu ede concluir con claridad que en 1986, los trabajadores con nego-
ciació n colectiva lograron un importante nivel de recuperación salarial (36.6%
prom ed io) porque se beneficiaron de las políticas de desinflación (Dancourt,
11
1987). Al mismo tiempo estos aumentos pactados constituye ro n una "varia-
o

-eJ.~
ble endógena" porque ocurrieron al marg en de la voluntad de la política guber-
namental. Para 1987 esta recuperación fue bastante menor (4.9%).
V)

e) La concertación como propuesta gubernamental

a: <l>
CXl
t- ~ Pasados los primeros meses del cambio de gobierno, se producen suce-
z sivos ll amados del gobierno para propiciar la concertación económica-social ,
LLI
u ~
como marco estratég ico del desarrollo; se impulsan iniciativas del Instituto Na-
o cional de Planificación , quien elabora un Anteproyecto de Ley Ge neral de Con-
z certación, cu ya discusión se inició desde mediados de 1986 con participación
a: de los sectores laborales. El objetivo era implementar un sistem a de Planifica-
LLI
ción Concertada, tal como lo estipula la Constitución.
§ Vl
En el Anteproyecto se sienta el principio, la necesidad y los mecanis-
o mos de la participación de todos los sectores involucrados en la producción.
es
LLI
....,
V")
CXl
en Así se define que: "Planificación Concertada es el proceso a través del cual el
Estado, los agentes, instituciones u organizaciones representativas de la ac-
~
a: tividad pública concuerdan opiniones, armonizan intereses y convienen ace r-
Q. ~ ca de la formulación y evaluación de los planes y programas de desarrollo y
as um en compromisos frente a la ejecución de los mismos" (Art. 2º).
f3
z o
,.,: Se señala además que: "Son objetivos de la planificación concertada:
o Q)
en a) ampliar las bases de participación de los diversos sectores de la población

~z Vl

....
o
a:
.....
~
<[
en el proceso de toma de decisiones que conciernen al desarrollo nacional.
Dond e son materias a concertar:
....,
!a: CXl
~

..;
:z:
:z: o
<.!>
....; a) La formulación y evaluación de los objetivos, prioridades, estrategia, me-
tas políticas y acciones de los planes nacionales, sectoriales, regionales y lo-
~
cales de desarrollo de corto , mediano y largo plazo, según corresponda; y
ü b) La ejecución de acciones de desarrollo y la elaboración y ejecución de pro-
..... oii
..... gramas de producción y abastecimiénto de bienes y servicios priorizados en
:z: CD
o .....
;:;)
<[
...J los planes de desarrollo" (Art. 4º) (1 O}.
IL. .....
o oQ) o,._ o
en (10) INSTITUTO NACIONAL DE PLANIFICACION, "Anteproyecto de Ley General de
"' Conce rtación", Lima 1986.
34 35

El Anteproyecto tenía por objeto la institucionalización de la concerta-
ción por la vía de la aprobación de la ley. Sin embargo, los hechos mostraban
que la realidad marchaba a contrapelo de las tendencias concertativas.
En el campo sindical no se llega a mostrar un interés genuino de concer-
tar o viabilizar el diálogo con el sector laboral y sus representaciones sindica-
les. Esta marginación se mostraría contraria a la política del gobierno, que sí
mostró en un primer momento un interés y un acercamiento con las comunida-
des campesinas, en el sector agrario y pueblo jóvenes, en el ámbito urbano.
Los orígenes de esta actitud parecen remontarse a la imagen guberna-
mental del trabajador sindicalizado anunciada el primer día del cambio de go-
bierno. Es considerado, como se ha visto, como un privilegiado por contar
con: un ingreso fijo, derechos laborales y un puesto de trabajo estable, ubica-
do entre ¡os sectores de mayores ingresos de la pirámide social, junto con los
capitalistas
Además, resulta claro que en el diseño del modelo de política económi-
ca heterodoxa, se excluyen consideraciones de concertar con el sector sindi-
calizado.
Ocurrirá que los hechos, entonces, se irá privilegiando finalmente una
"pragmática" política de concertación concretada exclusivamente con grupos
empresariales seleccionados, los de mayor poder económico en el país (Du-
rand, 1987) (conocidos ya como los 12 apóstoles). Con ellos se pacta, de mo-
do casi silencioso, un conjunto de apoyos gubernamentales para que éstos
concretaran la inversión proveniente de las ganancias obtenidas del proceso
de reactivación. Ello implicó dejar prontamente de lado los inicios de discu-
sión y consulta con los sectores sindicales organizados, que se daba en tor-
no al Anteproyecto de Ley de Planificación Concertada.
a hacer lo suyo en materia de política salarial" (El Comercio 26.2.87). Todos
estos hechos fueron de gravedad para el sindicalismo, que efectivamente re-
clamaba participación en las decisiones tal cual lo formulaba el proyecto men-
cionado.
Resultaba ininteligible que se informara al país de la decisión guberna*
mental del establecimiento de un porcentaje fijo (6%), del que no debía de pa-
sar los Incrementos en los salarios reales, sin concertar con los actores socia-
les involucrados. Ello se establecía en base a determinadas metas de creci-
miento de la producción y la demanda, pero que no fueron puestos en conside-
ración de los trabajadores, siendo ellos los directamente afectados por la me-
dida. Esta política predispuso progresivamente al sindicalismo.
Como señala Bronstein (1987), "Mal puede el Estado proponer pautas
para la negociación salarial si no está dispuesto a justificar las mismas, con el
apoyo de la información pertinente, información que debería ser veraz, com-
pleta y fácil de comprender por todos los interesados".
Queremos mostrar a continuación cómo, dadas las características del
sindicalismo resultó altamente contraproducente excluir de una política de
acuerdos y concertación a un sector, que estaba llamado a ser el pilar activo
de ¡a reactivación productiva, de modernización y racionalización del aparato
estatal y de un ulterior programa de reconversión de la "industria, planteado
por los planes gubernamentales para 1988.

Valentín Pacho, Secretario General de la CGTP, ha dicho que "cuando

se estuvo hablando de la posible concertación, el Presidente de la República
se fue a CADE y concertó con los empresarios y tiró el proyecto para el año
dos mil..."(11).

Para corroborar ante los trabajadores y la opinión pública la prioridad de

las alianzas adoptada fue abietamente publicitario el llamado, ante 200 empre-
sarios, del Ministro de Economía Alva Castro, para que colaboren frenando
los aumentos en la negociación colectiva, donde "el Estado ya ha empezado

(11) Entrevista en: Cuadernos Laborales N° 39, Lima, febrero 1987.

36
4. POLÍTICAS LABORALES Y RESPUESTAS SINDICALES
4.1 Dinámica 1986
a) El Ejecutivo y el Sector Público
Las grandes esperanzas de cambio generadas por Alan García a partir
de su discurso del 28 de julio, el anuncio de rompimiento con el F.M.I. y la de-
claratoria unilateral de moratoria de la deuda externa del 85 -al que se suma-
ba su ya reseñado programa de cambios- generarían un significativo consen-
so de la población laboral, que se expresaba en una marcada expectativa en
el nuevo gobierno.
La dinámica gestión del Ministerio de Trabajo, expresada en el cúmulo
de iniciativas ya descritas, se resumía en la publicitada frase de Blancas: "El
Ministerio de Trabajo ya no estará al servicio de los patrones" y en que ade-
más, "el gobierno trata de cerrar la brecha entre remuneraciones y canasta fa-
miliar'^*).
Las numerosas iniciativas, que prometían una renovación efectiva y ra-
dical del Ministerio de Trabajo, el trato marcadamente diferente de la huelga
bancaria en agosto de 1985, en la que por primera vez se declara legal una
huelga, se reflejará durante los seis primeros meses de su gestión en un clima
de paz laboral, durante el que prácticamente no se suscitan paralizaciones.
Los primeros enfrentamientos con el sindicalismo se producirán, sin em-
bargo, con el sector público en los inicios del año 86, a raíz de la dación sor-
presiva y unilateral del Decreto Supremo que decretaba la eliminación del Ho-
rario de Verano para los trabajadores de la Administración Pública y Empre-
sas Estatales. La razón aguída en el comunicado oficial era la "situación de
emergencia originada en la crisis que afecta a la economía nacional". De esta
manera -señalaban los dirigentes- un Decreto Supremo anulaba vertical e in-
consultamente un derecho conquistado. Ello motivaría un fuerte conflicto con
dichos trabajadores que se expresó en paros, huelgas, movilizaciones y co-
municados constantes, que predispusieron negativamente al sector público
organizado en el CITE.
En una entrevista Blancas señalaba lo siguiente: "Creo que hemos ganado mu-
cha credibilidad y mucho respeto. (Los sectores gremiales del país) veían con
mucha desconfianza a este sector y nosotros dijimos entonces que había termi-
nado el período de un Ministerio de Trabajo Patronal o Pro-patronal". (La Repúbli-
ca, Lima, 18 Marzo 1986).
37
La CITE y la Federación Bancaria interpusieron acciones de amparo con-
tra la disposición gubernamental con resultados distintos: la primera fue decla-
rada improcedente; la segunda, fundada, aunque el gobierno no lo acató, incu-
rriendo en inconstitucionalidad y obviando todo el tramado legal que cautela-
ba dicho derecho (12).
A agravar el conflicto con el Sector Público contribuyó, de manera deci-
siva, la política remunerativa oficial para dicho sector que, no sólo no satisfa-
cía las expectativas salariales, sino que parecía reafirmar la vocación vertical
del gobierno, que la decretaba de manera inconsulta a pesar de que largas mo-
vilizaciones de los empleados públicos habían acompañado la transmisión de
mando.
Un estudio al respecto, realizado por "Coyuntura Laboral", muestra có-
mo dicha política remunerativa no sólo incrementaba el caos y la discrimina-
ción:
"La situación remunerativa de ¡a Administración Pública es francamente
caótica. El monto remunerativo de cada trabajador, se determina multiplican-
do por la unidad remunerativa pública el número de URP que correspondan a
su ubicación en la escala salarial (de una a diez URP, según el cargo). Sin em-
bargo, las cosas funcionan distinto; la remuneración es complementada por
varios tipos de bonificaciones y ni siquiera el básico es otorgado en igual can-
tidad por los diversos organismos públicos, que aplican criterios distintos; y,
este gobierno, con el Decreto Supremo 453-85-EF (24.10.85), ha roto la esca-
la, elevando tremendamente (en algunos casos, en más del 400%) las remune-
raciones sólo de los altos funcionarios, alterando las proporciones pre-exis-
tentes".
Lo que viene de aquí es el justo reclamo (*). Las partidas de remunera-
ciones, de por sí estrechas, encima se redistribuyen ahora de modo exhorbi-
tantemente discriminatorio (mientras el común de los trabajadores públicos re-
cibe sólo su aumento de 15% en julio y 25% en febrero, los altos funcionarios
reciben adicionalmente otro en octubre de 313.8% en promedio) y también
anárquico (a través de parches, para quienes reclaman antes o más que los
demás: magistrados, docentes, universitarios, etc.)
(12) Para una profundización en el problema legal generado, véase el trabajo de Ja-
vier Neves: DESCO, (Mimeo), Lima, s/f.
(*) El 24 de marzo, un Juzgado de Primera Instancia declaró fundada la acción de
amparo interpuesta por la CITE en enero, ordenando la inaplicación de la
homologación parcial, que había dispuesto el gobierno por Decreto Supremo 070.
1 -85-PCM, por contravenir el art. 60 de la Constitución.
38
El gobierno debe cumplir e! mandato constitucional de homologar en "un
sistema único... las remuneraciones, bonificaciones y pensiones" de los tra-
bajadores públicos (Art. 60), poniendo término a la confusión y desigualdades
que hoy día caracterizan este rubro fundamental. Debería contarse con e! va-
lioso aporte de ¡os propios interesados. Institucionalizar los mecanismos pre-
vistos en el Convenio 151 OIT, ratificado por nuestra Constitución, "que permi-
tan a los representantes de los empleados públicos participar en la determina-
ción" de las condiciones de empleo en su sector. Más que medidas estricta-
mente salariales, el reto de cumplir estas acciones constituye para el régimen
aprista una prueba democrática que, además, redundaría sin duda en la eleva-
ción del rendimiento y la disminución de la corrupción burocrática, tareas en
las que ei gobierno dice estar empeñado" (13).
Largas y radicales huelgas de trabajadores estatales en especial de mé-
dicos y maestros se sucedieron, y fueron violentamente reprimidos sin que hu-
biera trato con los organismos gremiales. Los comunicados de esos gremios
indican claramente que "es la falta de diálogo y trato directo lo que los ha lleva-
do a las actitudes frontales".
Un periódico oficialista, señalaba lo siguiente sobre dicho conflicto:
Uno de los factores más urticantes y que, obviamente, es aprovechado por médi-
cos y maestros, como lo será en su momento por la CITE, es el referente a los au-
mentos salariales obtenidos por la alta burocracia y que, efectivamente, son del
orden del 400%. Allí, objetivamente, se le fue la mano al gobierno. Es cierto que
no es posible pensar en un ministro con 3,500 intis de sueldo o un Director Gene-
ral con 2,000 intis, pero "cuando llueve todos se mojan". En algún momento co-
rrió el rumor que, para corregir la situación, el gobierno había decidido recortar e-
sos salarios. No pensamos que eso pueda hacerse. Los derechos adquiridos
ícimbión funcionan para ellos, lo que podría y debería hacerse es que esos suel-
dos sean congelados; que sus titulares no se beneficien con los aumentos que
se dan para la empleocracia, de esa manera se acortaría la brecha que actual-
mente existe entre ellos y el resto de los trabajadores estatales. (El Nacional, Li-
ma 30 Marzo 1986).
Lo más notorio de estos conflictos fue sin duda la incapacidad y el de-
sinterés del gobierno aprista de abrir una instancia de diálogo institucionaliza-
do con las fuerzas sociales, en este caso la administración pública. Habría
que señalar que el sindicato estatal está reconocido en cada Ministerio, pero
no están reconocidas sus funciones, ni con quién le corresponde negociar.
No hay nada institucionalizado.
Resaltará en estos meses el deplorable manejo del gobierno de las huel-
gas, negándose al diálogo y a precisar los montos de aumentos, que se da-
(13) Tomado del Boletín de Coyuntura Laboral - DESCO, Lima, enero-marzo 1986.
rían el 1 S de junio y que, finalmente, establece en 30% los maestros, 28% para
los médicos y 25% para los empleados públicos.
Voceros del gobierno señalan, paradójicamente, que las remuneracio-
nes de los trabajadores del sector público no pueden ser objeto de negocia-
ción colectiva, puesto que se inscriben dentro de la política económica y la
planificación presupueslal.
b) La política con los trabajadores del sector privado
Las múltiples iniciativas del Ministra Blancas encontrarán obstáculos di-
versos para su implementación (en parte la falta de apoyo del mismo Ejecuti-
vo) y los trabajadores constatarán que de sus buenas intenciones, pocas o
ninguna tendrán implementación duradera.
Se generaría más bien -a inicios del 86- una reacción negativa del sindi-
calismo frente a los Decretos Supremos 009 y 010-TR, que modificaron la ne-
gociación colectiva. La norma que la rige establece tres etapas: el trato direc-
to entre las partes, la junta de conciliación y la resolución por la autoridad de
trabajo en las que interviene el Ministerio de Trabajo.
El D. S. 009-86-TR que pauta ahora la negociación colectiva, ha tenido
la intención de acortar la duración de ésta en beneficio de los trabajadores.
Sin embargo, se ha generado una disconformidad generalizada con dicho de-
creto, porque ocurre que para las organizaciones sindicales no se ha previsto
ninguna mecánica que garantice el desarrollo de la Junta de Conciliación en
forma efectiva; etapa que ahora dura sólo 8 días en la que la Autoridad de Tra-
bajo busca el entendimiento de las partes; si una de las partes no acude a la
convocatoria de la Junta de conciliación, se da por fracasada la etapa y se pa-
sa a la de resolución de la negociación por la autoridad. La conciliación fuer-
za a la empresa a negociar. Los sindicalistas, paradójicamente, piensan que
lo que ha ocurrido, anula en la práctica la negociación entre las partes y entre-
ga toda la decisión al Ministerio de Trabajo; decisión que ha venido siendo per-
judicial para los trabajadores por las políticas de topes salariales. Pero quizá
la razón más importante es que en dicha etapa -la conciliación- se desarro-
llan las huelgas que presionan a los empleadores para que acepten la mayoría
de los pedidos sindicales. Ahora, al reducirse el tiempo de conciliación, tam-
bién se disminuye el lapso en el que se puede ¡lámar a una huelga, ya que és-
ta no se realiza durante el trato directo porque rompe la negociación, y es con-
siderada ilegítima si se la plantea durante la etapa de resolución del Ministe-
rio.
La dirigencia de la CGTP salió al encuentro de dicha resolución luego do
promulgada. Valentín Pacho, Secretario General de la Central señaló que lo
más grande es que la modificación de la negociación "se hizo sin consultar a
 40
las partes interesadas" argumentando que "la protesta a la que tenemos dere-
cho los trabajadores al momento de hacer una huelga, también se ha recorta-
do. Es seguro que los empresarios no acudirán a las juntas de conciliación pa-
ra evitar el diálogo con los trabajadores" (14).
A ello habría que agregar la inexistencia de mecanismos que obliguen ai
empleador a cumplir con el deber de informar sobre la situación económica de
la empresa a los trabajadores, tal como lo ordena la ley, y contribuir a la racio-
nalidad de la negociación colectiva, tal como se vio en la huelga bancaria de
agosto de 1985, en que la banca se negó rotundamente -a pesar de las mul-
tas- a entregar las planillas y balances.
Además, el informe económico que elabora el MEF o CONADE pone te-
chos a los aumentos, pero tienen el carácter de secreto para los trabajado-
res.
Hay que señalar que en el Perú son los organismos sindicales los que
optan y exigen una mayor participación del Estado; en este caso, impulsando
el entendimiento de las partes, porque se evalúa que el organismo sindical
puede no ser suficiente para 'obligar' al empresario a ello; debilidad que está
en directa relación con la atomización de la estructura sindical en la negocia-
ción colectiva.
Ello implica que el procedimiento de negociación colectiva en e! Perú
-pautado sucesivamente por el D. S. 006-71-TR y luego por el D. S. 009-86-
TR- se ubica en la modalidad de negociación que registra un grado de inter-
vención estatal importante. Porque la legislación establece todo un trámite
formal rígido, que hace que el procedimiento de negociación colectiva se pa-
rezca a un trámite formal dirigido por el Estado (*).
Una respuesta sindical similar a la descrita líneas arriba se produjo fren-
te a la dación de! D.S. 0010-86-TR, que reduce a uno los incrementos a pactar
en e! pliego de reclamos en cláusula de reajuste, indexándose como mínimo la
inflación al final de! primer semestre de vigencia del pliego. Al eliminarse el se-
gundo reajuste existente en la forma de negociación anterior -años en que la
inflación fue mayor- se ha tenido la percepción de que dicha modificación es
(14) Entrevista en: El Nacional, Lima ,30.3.86.
(*) ERMIDA 1986. (O. Ermida ha llamado la atención sobre el hecho que este signifi-
cativo intervencionismo estatal -en que Perú es el extremo en América Latina-
no estimula el fortalecimiento de los organismos sindicales, propendiéndose a un
grado de desarrollo relativamente bajo de la negociación colectiva).
41
perjudicial para el trabajador (**15). La razón que se ha dado es que el único
incremento sólo se limita a cubrir la inflación habida en los seis últimos meses
de vigencia del pliego, y se tiene, además, la concepción de que el acceso a
dos incrementos adicionales son un derecho conquistado que debe permitir la
aceleración de la recuperación salarial. Esto ha creado un descontento y ha
llevado a que los dirigentes sostengan la naturaleza anti-laboral de ambos de-
cretos por ia forma inconsulta y poco explicativa de sus ventajas, antes de su
promulgación.
En febrero del 86, en reunión sindical con diferentes gremios que se en-
contraban en conflicto, Pacho emplazó "al gobierno aprista para que demues-
tre en ios hechos por qué se autotitula revolucionario, popular y democrático
si se margina a la ciase trabajadora al momento de promulgar dos decretos
que son vitales para las conquistas de! trabajador" (16).
Un estudio posterior realizado por nosotros en noviembre de ese mismo
año (17), sobre la base de la consulta a las diez federaciones más importan-
tes, mostraba el mismo rechazo a estas medidas.
En febrero de 1986, después de años de vigencia de la 22126, que nega-
ba la estabilidad antes de tres años, se produce la dación de la Ley 24514 de
Estabilidad Laboral, proyecto de ley presentado e! 28 de julio del 85 por A. Gar-
cía, que restituye la estabilidad en el trabajo -largamente demandada por los
trabajadores- luego de tres meses de periodo de prueba; sin embargo, ésta
ha sido desvalorizada por los trabajadores.
El Proyecto de Ley aprobado contiene importantes avances en relación
a la ley anterior 22126, además de la restitución de la estabilidad a los tres me-
ses: acción única frente a! despido ante e! Fuero Privativo de Trabajo; estable-
ce el pago completo de devengados, mayores indemnizaciones, el pago de
una signación provisional durante el periodo que dure el procedimiento de re-
posición y la posibilidad de suspender el despido. Sin embargo, las modifica-
(**) Esto no parece ser muy cierto. Un estudio realizado por J. Camero (15) mostró
que los aumentos conseguidos por el nuevo sistema eran mayores que los obteni-
dos por los dos reajustes antes vigentes.
(15) Estudio publicado en Boletín de Coyuntura Laboral, DESCO, Lima, enero-marzo
1986.
(16) El Nacional, ibídem, Lima 30.03.86
(17) Nos referimos al estudio anterior basado en entrevistas a las dirigencias de 12 de
¡as más importantes federaciones sindicales, en: Socialismo y Participación Na
38, CEDER, Lima 1987.
 42
ciones introducidas al proyecto finalmente aprobado, eliminaron lo que eran
cuestiones importantes para los trabajadores, que incorporaba el proyecto de
ley aprobado en Diputados. Las principales fueron: 1) Laborar un mínimo de
cuatro horas no se convierte en pre-requisito para adquirir la estabilidad labo-
ral. 2) El despido lo autoriza el juez. En la Ley aprobada, el empleador que co-
noce que un trabajador ha incurrido en falta grave debe otorgarle 6 días para
defenderse; si no queda satisfecho, puede proceder a despedirlo.
La nueva ley ha sido desvalorizada por los trabajadores; pero antes que
por las modificaciones introducidas, ello se debe al gran rechazo generado
por el Decreto Supremo que crea el Programa de Empleo - PROEM, que autori-
za a ¡as empresas la contratación de trabajadores sin estabilidad, por un pla-
zo máximo de dos años, para fomentar el empleo. Este decreto ley ha genera-
do enorme malestar en el sindicalismo. No sólo por la forma concebida para fo-
mentar el empleo, exento de estabilidad. Se han señalado insistentemente
múltiples casos en que el PROEM está siendo utilizado de manera extendida
por las empresas, como estrategia para evadir la estabilidad laboral y como
forma de quebrar huelgas o paros, sin que la autoridad competente lo impida.
Ha ocurrido, además, que prácticamente todas las nuevas contrataciones se
hacen casi exclusivamente a través del PROEM, como contratados, para evi-
tar de este modo ia Estabilidad Laboral, que queda como una ley sin efecto
práctico real.
Las dirigencias enfatizan que:
"La ley de estabilidad es teórica porque existe el PROEM que permite burlar la es-
tabilidad". (Sec. Gral. de la Fed. Gráfica).
"Los tres meses de estabilidad en la práctica no se dan por la existencia del PRO-
EM, porque lleva a los empresarios a desplazar estables. Además la empresa
omite que los trabajadores del PROEM no saben ni manejar las máquinas". (Sec.
Gral. de la Fed. Metalúrgica).
"Teníamos gran expectativa en la restauración del periodo de prueba de tres me-
ses para adquirir la estabilidad pero pasa que el gobierno promulga el 0.18 sobre
el PROEM, esto es anticonstitucional porque un decreto ley no puede ser violado
por un decreto supremo. Nos parece entonces que la política laboral del gobierno
no está orientada a respetar los derechos sindicales". (Sec. Gral. de la Fed. de
Calzado) (18).
Un reciente estudio que se viene realizando sobre el PROEM, en base a
algo más de 100,000 contratos en Lima Metropolitana y 32,000 en provincias
a octubre de 1987 (Paredes, 1987), muestra algunas cuestiones interesan-
(18) Op. cit. Socialismo y Participación NQ 38.
tes, que dan elementos para entender e! temor y rechazo de los asalariados al
PROEM.
En primer lugar los trabajadores PROEM son más hombres jóvenes, con
mayor concentración en la industria, menos calificados, con menores ingre-
sos y masivamente contratados por empresas de más de 100 trabajadores,
aun cuando la iníensdad es más notable en, empresas pequeñas.
Para Lima Metropolitana, la incidencia de la contratación a través del
PROEM, por realizarse en un momento de expansión industrial, es de gran im-
portancia numérica habiéndose producido una sobre-contratación de este ti-
po de trabajadores. Los periodos de contratación son bastante cortos. La ac-
tual estadística en base a los contratos se concentra casi en el 90%, por de-
bajo de los seis meses y cerca del 65% por periodos de tres meses o meno-
res.
La predominancia industrial del PROEM es un hecho central. Paredes
señala que si "En Lima Metropolitana la industria era el 37% de la ocupación
asalariada privada en junio de 1986, al interior del PROEM, sin embargo, la in-
dustria es el 73%. Existiendo una ciara asociación entre menor duración de
ios contratos y mayor tamaño de las empresas, concentrándose mayormente
en la gran empresa industria!".
Paredes constata el hecho de que si bien !as remuneraciones mensua-
les del PROEM suelen ser mayores que el salario mínimo legal vigente, es no-
toriamente menor a las remuneraciones de! mercado y es la industria la que
ofrece menores pagos que ei sector comercia!; además, las remuneraciones
de quienes trabajan en empresas de menos de veinte trabajadores, son nota-
blemente mayores que el resto.
Tenemos -señala Paredes- que la mayor disponibilidad de capital no se
traduce en un rol de beneficio, sino de utilización máxima de las ventajas del
mercado y del nivel de regulación que el Estado definió... Las ocupaciones
masivas en el PROEM como la de obreros textiles, químicos y de bebidas, se
hallan en la base de la distribución salarial.
La ocupación transitoriamente así originada -concluye Paredes- es so-
bre todo subempleo por ingresos.
Hay que señalar que hoy, a raíz de la creciente eventuaüzación de la
fuerza de trabajo entre los asalariados, no sólo existen los problemas ya men-
cionados en torno a una mayor eficacia de la negociación por la atomización
de la negociación colectiva. Existe también un problema de representatividad
efectiva en la actual centralización, de la que ha quedado al margen un Impor-
tante contingente de asalariados, los llamados genéricamente trabajadores
eventuales, modalidad que se ha extendido en los últimos años. Se calcula
44
hoy que abarcan un considerable porcentaje del total de obreros: 56%, y es-
tán diseminados en todas las empresas; les está vedada la sindicalización,
tienen escasa protección legal, sus ingresos difieren sustancialmente de los
trabajadores estables y presentan una muy alta rotación en el empleo, meca-
nismo al que recurren los empleadores para evitar que los obreros alcancen
estabilidad (Galín et. al., 1986: 77) (*).
Sin embargo, la reivindicación de estos sectores ha estado ausente de
las demandas sindicales, a pesar de que la situación de éstos muchas veces
constituye una flagrante violación de la legislación laboral vigente. Ocurre
más bien que "... Los sindicatos, que agrupan exclusivamente a los obreros
estables, no se preocupan demasiado por la suerte de los eventuales, y en
ocasiones se enfrentan directamente a ellos negociando con la empresa la re-
ducción del personal eventual y manteniendo a los estables en sus puestos
...Los eventuales se ven obligados a presentar sus demandas o reclamos en
forma individual, cuando se atreven a hacerlo". (Rospigliosi, 1987: pp. 22-23).
Las quejas encontradas de los gremios sindicales al PROEM, se origi-
nan más bien en el sólo hecho de que debilita la sindicalización. Habría que
señalar que también los problemas concernientes a los desempleados y su-
bempleados han quedado al margen de las preocupaciones del sindicalismo
organizado. Estos constituyen un 8% de la Población Económicamente Acti-
va y 51 %, respectivamente.
Esta figura se estableció en 1977 con la ley 22126 de estabilidad laboral, dictada
por el gobierno de Morales Bermúdez y con la ley 21584 y posteriores decretos
supremos. Hay varias formas de eventualidad en el trabajo:
Los contratos a plazo fijo que sólo pueden celebrarse cuando así lo exija la natu-
raleza accidental o temporal de la obra.
Además, el D. L. 22342 de exportación no tradicional señala, que las empresas
que exporten el 40% de su producción pueden contratar personal eventual en el
número que requieran, y renovar los contratos cuantas veces sea necesario, pa-
ra atender operaciones de producción para exportación.
Como señala Rospigliosi (1986): "Estas son formas de trabajo eventual más o me-
nos legales en el sentido que las empresas están amparadas por las leyes vigen-
tes, aunque la interpretación de las mismas sea estirada muchas veces más allá
de los límites establecidos. Pero hay otras modalidades "informales" o simple-
mente ¡legales:
Contratación a través de terceros, empresas de que muchas veces son solamen-
te fachadas, para realizar labores permanentes en las fábricas pero sin que el tra-
bajador tenga vínculo laboral con éstas.
Pago del salario sin que existan planillas ni boletas de pago, es decir, sin pruebas
tangibles de la existencia del vínculo laboral.
Obligación de firmar una carta de renuncia sin fecha como condición para obtener
el empleo", como diversas variantes.
La exclusión del tratamiento de estos problemas, limita por cierto la am-
plitud del clasismo que la CGTP representa.
c) El sindicalismo y la política salarial
El mayor descontento en el sector laboral se presentará progresivamen-
te por la percepción de que no existe una participación adecuada de los traba-
jadores en los beneficios de la reactivación económica. Dichas percepciones
se constatan reiterativamente en los comunicados sindicales de los dos últi-
mos años y tendrán su origen principal en el descontento frente a las políticas
salariales puestas en práctica, basadas en el sistema de topes salaríales ad-
ministrados desde el Ministerio de Trabajo, para el sector privado y por la Co-
misión Nacional Empresarial de Empresas Públicas - CONADE, para las em-
presas públicas.
El CONADE emitió para 1986 y 1987 la directiva Ns 002-CONADE-86 que
impuso ¡imitaciones a los aumentos salariales en la negociación colectiva. Ha
ocurrido que, a pesar de existir actas firmadas por los representantes de am-
bas partes, se pretendió desconocer lo acordado por carecer de la aproba-
ción de CONADE (19).
A través de aquellas se fue determinando como lincamiento, no autori-
zar o conceder aumentos en la negociación colectiva que superaran la pérdi-
da del ingreso derivado de la inflación. Y que ha llevado, como en los tiempos
de Belaunde, a que el Ministerio imponga resoluciones de incrementos mu-
chas veces menores que lo ofrecido por la empresa. Esto será prontamente
percibido por los sindicalistas que optaron mayoritariamente por la vía del tra-
to directo, como lo muestra la información anteriormente presentada.
Este punto es el que ha suscitado mayor descontento, en la medida que
no permite la recuperación esperada del salario; de la política del Ministerio de
Trabajo -dada la bonanza observada en las empresas- se esperaba más bien
un impulso a mayores niveles de recuperación salarial.
En una situación de crecimiento de las utilidades de las empresas se in-
crementó el malestar de los sectores sindicalizados, frente a la política sala-
rial. A ello se ha sumado algo que los dirigentes han sostenido insistentemen-
te, sin que merezca alguna forma de tratamiento: que los índices de inflación,
(19) Así ha ocurrido por ejemplo con el pliego negociado con ENTELen 1986, cuando
se presentó el acta firmada a la autoridad de trabajo, ésta solicitó la remisión pre-
via de la autorización a CONADE. César Viera, Asesor laboral de CEDAL- La Re-
pública, Lima 6.8.87.
 46
que arroja mensualmente el Instituto Nacional de Estadística, no reflejan el
real incremento del costo de vida (20).
Todo ello se constituyó en el eje de las demandas sindicales y en ¡a ba-
se de las paralizaciones laborales.
Los significativos mayores aumentos de los sindicalizados en 1986, a
pesar de los topes existentes, se deben a que fueron sobrepasados debido al
poder sindical y a las consiguientes medidas de fuerza o ia amenaza de ellas.
Las huelgas entre 1985 y 1986 pasaron de 12,228 horas/hombre perdidas a
16,867. Y en la manufactura, en ese misino lapso, prácticamente se triplica-
ron, pasándose de 2,768 horas/hombre perdidas en 1985 a 7,196 en 1986.
A estos resultados contribuyó también, como ya se ha dicho, la reduc-
ción del índice infiacionario obtenido en 1986.
Las primeras reacciones de rechazo y paralizaciones provinieron duran-
te el nuevo régimen, de los trabajadores de las empresas públicas que se es-
trellaban con los rígidos topes que CONADE imponía. Se produce ¡alarga huel-
ga minera de Centrornin, de 45 días, los meses de febrero y marzo del 86, la
cual exigía un aumento de 35 intis frente a los 29 intis estipulados por la Reso-
lución de! Ministerio de Trabajo, que aducía que la inflación había cedido. La
inflexibilidad, en torno a los seis iritis, trajo pérdidas a ia empresa Centrornin
de más de 45 millones de dólares, cantidad varias veces superior a io que sig-
nificaba el incremento adicional que se menciona.
El cuestionamiento de los topes, que aparecía ante los trabajadores to-
talmente arbitrario y sin fundamento, también paralizaría a los trabajadores de
la ESAL, de Luz y Fuerza, trabajadores ferroviarios, petroleros y de la pesca;
todos ellos reclamaban que cesara la intervención de CONADE en la negocia-
ción colectiva.
En los conflictos del sector privado, aparece constante la mención a los
topes, que se constatan cuando el sindicato acude al Ministerio de Trabajo.
Quizá e! conflicto más resaltante, porque involucró en una larga huelga
de 45 días a más de 30,000 trabajadores, fue la de la Federación Textil, contro-
lada por dirigentes afines al partido del gobierno, en setiembre de 1986.
Esta federación presionada por sus bases y apoyándose en los indica-
dores de la ostensible bonanza del sector textil, exigía la devolución del siste-
ma de reajuste automático por costo de vida; esta vieja conquista del gremio
(20) Percepción insistentemente recogida en el estudio que mencionamos.
47
textil que data de 1945 fue suspendida por el gobierno de Morales Bermúdcz.
Y que posterior legislación sobre salario textil, devolvió sólo parcialmente.
A pesar de existir un Informe Técnico sobre el reajuste Salarial Automáti-
co, preparado por ¡a Dirección General de Remuneraciones dei Ministerio de
Trabajo para el periodo abril 86 - abril 87, que señala una pérdida de 40% pro-
medio en el salario textil como consecuencia de la forma como se elaboró y
aplicó los costos de vida en el periodo 80-85, la huelga es declarada ilegal y
desestimada la reivindicación, produciéndose sólo reajustes parciales.
El Secretario General de la Federación Textil ha señalado: "Nosotros en
los'momentos más difíciles de la crisis hemos aportado nuestro sacrificio so-
portando salarios muy bajos, sin embargo, estando ahora los empresarios en
un ampi'o auge tenemos una lucha porque ellos se niegan a concedernos nin-
yi'M oeneíicio".
La constatación generalizada en el medio sindical ha sido pues que con-
forme avanzaba la reactivación, se producía una desnaturalización de la nego-
ciación colectiva, ya que no es la rentabilidad y la situación real de la empresa
las que determinan los incrementos salariales de !os trabajadores sino limitati-
vas pautas gubernamentales que, sin fundamento aparente, tienden a homo-
genizar dichos aumentos.
Pero además, se subvaloraba el hecho de que a pesar de haberse pro-
ducido la significativa recuperación de los ingresos de los trabajadores que
hemos mostrado, los niveles del salario real en el país son muy bajos; el sala-
rio promedio en el medio sindical, no permite cubrir las necesidades básicas,
y están todavía lejos de los niveles más altos de la presente década.
La población asalariada se vio afectada por las políticas neoliberales
puestas en ejecución entre 1980 y 1985. Entre 1980 y 1981 parecía iniciarse
una tendencia hacia la recuperación salarial por la vía de la negociación y a re-
sarcir la reducción drástica de los ingresos producidos por las políticas de es-
tabilización iniciadas en 1976 que redujeron, en alrededor de la mitad, el ingre-
so real de 1973. (Ver cuadro).
Como se aprecia a partir de 1982, las remuneraciones empiezan a de-
caer nuevamente. Sólo para 1985 el salario promedio disminuyó en un 19%,
pasando a representar el 66% de lo que era en 1979. Según indican diversos
estudios, el salario peruano es uno de los más bajos de América Latina en rela-
ción con la cobertura de las necesidades básicas (Galín, 1986).
48
/19

A fines de diciembre el costo de la canasta ascendía a 13,903 intis men-

suales y en lo que va del año, su incremento porcentual es del 127.5%, debi-
do a la inflación acumulada (21). Esto significa, entonces, que el salario pro-
medio de los sindicalizados estimado en I/. 7,800 mensuales a diciembre de
1987, en base a cifras del INE accede al 58% de la Canasta Básica; el de los
no sindicalizados estimado en I/. 4,000 para el mismo periodo, aun 29%.

A pesar de la importante recuperación producida estos dos años, e! sa-

lario obrero muestra una situación de deterioro acumulado, agudizado por el in-
cremento de la inflación habida en 1987. Ello hace imposible pensar en fórmu-
las de acuerdo y concertación, si no se concuerda en metas determinadas de
recuperación progresiva del deterioro salarial ocurrido en los últimos diez
años.

Y es que en el medio sindical se piensa que las políticas de tapes sala-

riales seguidas por el gobierno para poner freno a los incrementos salariales y
las frías relaciones con el sector sindicalizado, tenían que ver, antes que con
problemas de metas y de demanda, con una vigilancia en la mantención de
márgenes generosos de rentabilidad de las empresas. En ellas parecía poner
el gobierno toda la apuesta para la inversión, para lo cual estrechaba una os-
tensible alianza y formas de concertación con los grupos de poder económi-
co.
í El estudio realizado en 1986, sobre opiniones y percepciones de los
principales dirigentes sindicales sobre la concertación y sus posibilidades, al
que hemos hecho alusión, nos permitió detectar aquellas cuestiones que iban
tensando las relaciones Estado-Sindicalismo, y que tenían que ver de forma
central, con la exclusión de los actores en materia de políticas salariales con-
certadas:

He aquí algunas opiniones de importantes dirigencias sindicales:

"Hemos escuchado decir que hay una intención de reactivar el aparato producti-
vo pero todo parece ser que el gobierno está negociando directamente la reactiva-
ción con los empresarios pero sin ninguna participación.

Nosotros entonces somos poco menos que convidados que piedra porque noso-
tros no participamos de ninguna negociación.

(21) Tomamos la Canasta Básica de consumo estimada por el Boletín de Coyuntura

Laboral de Deseo, que ha seguido para su elaboración y seguimiento las pautas
de la Canasta Básica construida por Carlos Amat en base a la Encuesta Nacional
de Consumo Alimentario (ENCA) de 1972 - Coyuntura Laboral, diciembre 1 §87.
 50
Los trabajadores estamos llanos a contribuir a la reactivación del aparato produc-
tivo pero las condiciones económicas y de trabajo tienen que tener también un tra-
to equivalente, y en ese aspecto todavía estamos muy a distancia". (Sec. Gral.
de la Fed. de Calzado).
"Otros aspectos están bien pero la política laboral es de lo más negativa. Exis-
ten topes. Lo importante sería que así como el gobierno conversa con los empre-
sarios, pudiera hacer lo mismo con los trabajadores, eso podría ser un paso para
abrir la confianza". (Subsecretario Gral. de la CGTP).
"La prioridad del gobierno está en rebajar un conjunto de impuestos (petróleo,
energía eléctrica) a los empresarios. Quien más se ha beneficiado de todo esto
son los empresarios". (Sec. Gral. de la Fed. de Vidrios).
"Los primeros beneficiarios de la reactivación de la construcción son los empre-
sarios. Sobre ese hecho tratamos de concordar con ellos en diversos aspectos,
pero se negaron". (Sec. Gral. de la Fed. de Construcción Civil).
El 20 de mayo del 86, la CGTP publica un Comunicado anunciando un
Paro Nacional Sindical. Dice:
"¿Hasta cuándo la política de oídos sordos a los trabajadores?". Denun-
cia "La represiva y autoritaria política del gobierno aprista frente al movimiento
sindical que lucha por mejores condiciones de vida...", señalando que: "...
Bastó que los empresarios representados por Confiep presentaran su pliego
de reclamos para que el gobierno aprista se decidiera a convertir a los empre-
sarios en base de la reactivación productiva del país, marginando a los traba-
jadores y al pueblo en este proceso, muy por el contrario demuestra el despre-
cio por los trabajadores organizados, cuando sin un Plan de Gobierno cohe-
rente trata de explicar su conducta con la errada tesis de la pirámide". "El go-
bierno aprista practica el diálogo pero sólo con los empresarios; con los traba-
jadores quiere imponer el monólogo". (La República, Lima 20 mayo 1986).
d) El Ministerio de Trabajo y las políticas empresariales
Más allá de los iniciales arrestos del Ministro Planeas no se ha dado, du-
rante los dos primeros años del nuevo régimen, una verdadera innovación de
la política laboral tuitiva y renovada para el trabajador; la cifra tan alta de con-
flictos por incumplimiento de convenios (35%) para 1986, mostraría que no se
buscaron mecanismos adecuados para que las paralizaciones no terminen
siendo la vía para la solución de conflictos.
Ha prevalecido el frecuente incumplimiento de convenios colectivos; se
agudizó la percepción negativa que los sindicalistas tienen del empresariado,
de las políticas empresariales en la dinámica fabril, y del débil respeto de és-
tos a normas y preceptos legales, que los lleva a un balance negativo de la po-
lítica laboral. Y si con Blancas apareció por primera vez en el horizonte labo-
51
ral posibilidades de una modificación sustancial de las políticas laborales, el
nuevo Ministro llamará la atención por la absoluta mantención de una política
laboral conservadora del status quo existente.
Los frecuentes comunicados sindicales denunciarán la violación de dis-
positivos legales, la indiferencia empresarial a las demandas de condiciones
de trabajo y la falta de control e ingerencia del Ministerio de Trabajo en este te-
rreno. Además, a decir de los sindicalistas, se agregará el ejercicio empresa-
rial de políticas disciplinarias tendentes a la hostilización, al manejo controlis-
ta o arbitrario de amonestaciones y suspensiones al trabajador en el centro fa-
bril (que ha sido achacada a la nueva Ley de Estabilidad Laboral), a prácticas
empresariales frecuentes de debilitamiento del organismo sindical, muchas
veces tendentes a fomentar su desaparición. Y exigencias de mayor producti-
vidad, exentas de reajustes salariales concordantes con los incrementos pre-
vistos u obtenidos por la mayor producción.
Resuminos a continuación a manera de ejemplo un Comunicado del Sin-
dicato Rayón y Celanese de setiembre de 1986, anunciando un paro de 72 ho-
ras que ilustrará mejor lo que queremos enfatizar:
0 Puntos referentes a la empresa:
Denuncias de subvaluación de utilidades. Incumplimiento de leyes y
convenios. Carencia de Implementos de Trabajo (zapatos). Calidad y
Forma de la Alimentación. Lucha por la dignidad. No reconocimiento de
los directores comuneros. Impedimento del acceso al libro de actas,
etc.
0 Puntos referentes al Ministerio de Trabajo:
"Ineptitud de las autoridades para hacer cumplir las leyes y hacerse res-
petar",
Se señala que: Todas las demandas han sido presentadas y todas tie-
nen el debido sustento legal, pero la empresa hace caso omiso de reso-
luciones ejecutoriadas. Se menciona la negativa a incorporar a 54 traba-
jadores pese a lo ordenado por Autoridades de Trabajo por Resolución
Divisional. La lenidad de las Autoridades de Trabajo para la solución de
una serie de denuncias. Otros casos (Expedientes) que "duermen el
sueño de los justos". l
(Ver en Anexos texto íntegro del Comunicado).
V. Pacho ha resumido bien la evaluación del sindicalismo del Ministerio
de Trabajo bajo dirección de Orestes Rodríguez:
"Creo que Blancas por lo menos empezó a visitar las fábricas con su equipo de
inspectores para ver qué se cumplía y qué no se cumplía... Pero este Ministro ya
 52
ni eso hace, entonces actualmente hay un abuso desmedido de las empresas,
por eso los conflictos. No hay un día en que haya paz. No tiene una política para
prever las situaciones, no tiene una política de fiscalización y tampoco una políti-
ca rígida con las empresas para que no cometan abusos" (22).
4.2. Dinámica 1987
a) De las huelgas parciales al paro nacional
Los inicios del año 1987 condensan un conjunto de factores que expli-
can la acumulación de rechazo de las organizaciones sindicales frente a las
políticas laborales. Catalizado por la generalización y mayor rigidez de la polí-
tica de topes salariales; está, además, ya presente la percepción sindical de
la opción gubernamental de concertación con los doce apóstoles, excluyente
del sindicalismo que evalúa, y tiene un acceso limitado a los beneficios de la
reactivación industrial.
Para corroborar dicha opción fue abiertamente publicitado ante los tra-
bajadores y la opinión pública el llamado ante 200 empresarios del Ministro de
Economía Alva Castro, para que aquéllos colaboraran frenando los aumentos
en la negociación colectiva y que "el Estado ya (había) empezado a hacer lo
suyo en materia de política salarial". (El Comercio, Lima 27.2.1987).
A ello se sumará la pérdida de dinamismo de los incrementos salariales
reales entre el periodo de noviembre a abril, mes en el que se producen alzas
de los productos de primera necesidad. El incremento de la inflación agudiza-
rá la caída del salario real tanto de los trabajadores sindicalizados como de
los no sindicalizados y empleados públicos. Y la imposición gubernamental
de un nuevo decreto que volvía a "poner fin" al Horario de Verano para los em-
pleados públicos, volv«rá a enardecerlos.
Finalmente, la constitución de un organismo que estaba llamado a ser
un escenario importante en materia de procesamiento de decisiones, políticas
de inversión, fue el Consejo Nacional de Inversiones creado por Decreto Ley,
con carácter tripartito en febrero de 1987. Este, por su estructura y sus ca-
racterísticas, tenía por objeto institucionalizar un ámbito de diálogo amplio en
la línea de los postulados del anteproyecto de ley de concertación.
El Consejo, presidido por el Primer Ministro, tenía como funciones elabo-
rar y aprobar las políticas, criterios y prioridades que debían seguirse en mate-
ria de promoción, acuerdos y desarrollo de inversión; aprobar las directivas
para la promoción y desarrollo en distintas áreas del sector público, entre las
(22) Entrevista para la República. Lima, 14 de octubre de 1987.
53
más importantes. Dicho Consejo debía reunirse bimensualmente. Pero dado
que los cuatro designados representantes del sector laboral fueron nombra-
dos por resolución suprema y en forma ostensiblemente minoritaria en rela-
ción a la representación empresarial, se produjo una vez más reacciones de
rechazo, de parte de las representaciones sindicales.
No obstante, sin embargo, el Secretario General de la CGTP empezó
concurriendo a las reuniones convocadas por este organismo. V. Pacho ha
explicado así su inicial presencia: "Creo el Premier cometió el error de no pedir
propuesta a la Central para que de acá se ponga un delegado... Nosotros
siempre hemos reclamado participar en los órganos de decisión, siempre he-
mos protestado por ser convidados de piedra. Aún a pesar de nuestra desi-
gualdad numérica, asisto para que el gobierno informe a dónde están dirigidas
las inversiones del ahorro y para que la CGTP esté en iguales condiciones
que los otros integrantes del Consejo a la hora de la toma de decisiones" (23).
Finalmente, por múltiples cuestionamientos de las formas de representa-
tividad, el organismo fue perdiendo vida; porque debe decirse que los repre-
sentantes empresariales, antes que provenir de una decisión institucional de
sus respectivos gremios, fueron designados de los grupos de poder económi-
co del país.
En el mes de mayo la CGTP llama a un Paro Nacional. El exitoso paro re-
alizado el 20 de mayo se dará es cierto, en un momento de pérdida de dinamis-
mo del salario real de los trabajadores por el recrudecimiento del fenómeno in-
flacionario; sin embargo, tal como lo plantearon diversos dirigentes de la Cen-
tral que lideró el paro, la CGTP, tenía como objeto: "presionar para abrir el diá-
logo con el gobierno" (24) y tenía también como contenido el ser una protesta
frente a un modelo político y económico de concertación donde el sindicalis-
mo ha sido excluido. Ello ha tenido como efecto que, aun las medidas de políti-
ca laboral dadas por el gobierno para renovar la legislación, al ser decretadas
en forma unilateral, vertical y sin diálogo con los beneficiados, no han sido
-como hemos visto- bien recibidas por el medio laboral, que le atribuye más
bien intenciones anti-laborales.
La plataforma del paro sostenía una serie de demandas: Estas tienen
que ver con la participación del sindicalismo en la determinación del S.M.V.,
tal como lo establece la Constitución; la presencia y control de la elaboración
de los índices inflacionarios en el Instituto Nacional de Estadística; recusa-
ción de la intervención de CONADE en la negociación colectiva; control de pre-
(23) Entrevista en: "Cambio", Lima, 1987.
(24) Entrevista a Pablo Checa, Secretario General adjunto de la CGTP, en "Amauta"
Ns 46, Lima 2.04.87.
 54
cios de los alimentos básicos, medicinas básicas, vestimenta y útiles escola-
res; críticas a la corrupción del IPSS y formación de una comisión de supervi-
gilancia de compra y distribución de medicinas, entre las más resaltantes.
b) Respuestas gubernamentales al paro
El paro nacional de mayo, tuvo la virtud, aparente, de una apertura del
diálogo con la CGTP y su directiva, con el Presidente de la República, a! que
se le planteó como eje central un cambio de la política salarial tanto en lo refe-
rente al salario mínimo, como para los sindicalizados y no sindicalizados, en-
tanto representan ingresos insuficientes para afrontar el costo de vida. Deci-
mos aparente porque quedó allí y no tuvo ningún efecto.
"Hasta que no se modifique la política salarial y veamos los resultados
no sabremos si esa apertura al diálogo ha tenido resultados" (La República,
Lima 4.6.87) diría cautamente Valentín Pacho, Secretario General de la CGTP
quien encabezó la delegación.
La resonancia de lo que ha venido siendo el descontento y rechazo del
sindicalismo a la concertación sólo con el empresariado, ha promovido, en el
discurso presidencial, lo que pretendía ser la corrección de los errores en es-
te terreno.
En un mitin popular que se realizara en Villa El Salvador (30-05-87), Gar-
cía sostuvo: "queremos una reforma en el campo de las decisiones, que e! Es-
tado ya no retenga las decisiones que siempre mantuvo, para que sea el pue-
blo organizado el que presida su destino productivo"... "El Perú necesita con-
certar con el pueblo, tenemos que profundizar la alianza con él, otras fuerzas
no son sino soluciones pasajeras, momentáneas". (25)
Pero esto quedaría en palabras. En julio dé 1987 se realizó el último
evento del llamado CONADET, que organiza la CGTP cada año y que constitu-
ye un foro al que se llevan planteamientos y preocupaciones de los sectores
laborales. Dicho evento giró en torno a lo que constituiría un Proyecto Popu-
lar analizando..."profundamente los problemas fundamentales de la nación,
buscando plantear, frente a ellos, propuestas coherentes de solución" (26).
Se constató, sin embargo, la significativa ausencia del Presidente García,
sentida con malestar por los trabajadores que la contrastaban con su puntual
asistencia al «vento anual del empresariado que convoca CADE.
(25) Discurso del Presidente Alan García en Villa El Salvador, 30.5.87, publicado en:
La República 31.5.87
(26) Unidad, Lima, 6.7.86.
El descontento existente en el medio sindical parece haber radicalizado
posiciones en dicho evento. El Secretario General adjunto de la CGTP plan-
tearía:
"Frente a (la actual) situación la burguesía nos muestra mayor audacia en sus
planteamientos, nos habla ahora de pacto social, de concertación social y de tre-
gua sindical como pre-requisitos para marchar a la unidad de objetivos naciona-
les, sin embargo, la experiencia demuestra que terminan en un fracaso debido a
su inviabilidad". (27)
Días después, el Instituto Nacional de Planificación convocó a un llama-
do "Rimanacuy Sindical" o encuentro con las organizaciones sindicales -que
tanto éxito tuvo con las comunidades campesinas- con un objetivo nuevo. Se-
gún se anunció, se buscaba dar curso a "...la política social de concertación
que el gobierno viene desarrollando con los diversos grupos que componen la
sociedad"... sosteniéndose que "la afirmación del proceso no puede dejar de
considerar la necesidad de concertar con los grupos laborales debidamente
organizados" (28).
En dicho evento se expuso distintos aspectos de la política guberna-
mental en el terreno laboral, pero no logró el objetivo buscado, la participación
de las mayoritarias organizaciones y federaciones clasistas vinculadas a la
CGTP, que -a pesar de haber participado de su organización- se inhibieron de
asistir. Tal vez como lo ha interpretado un dirigente sindical, porque "de asis-
tir las dirigencias de la central podía ser interpretada por las bases como un
compromiso con las políticas laborales y salariales del gobierno".
El evento no tuvo, pues, la resonancia buscada en el medio sindical, a
pesar de la asistencia del CITE que expuso sus reivindicaciones.
Un hito importante en las relaciones entre el gobierno y el sindicalismo
sería la exposición sobre el programa económico del Presidente García el
6.7.87 y la reafirmación del modelo económico en marcha, descartándose la
vuelta a políticas ortodoxas, consustanciales a modelos neoliberales.
No se anunció en dicha exposición al país, cambios en las políticas sala-
riales; se anunció sí la mantención de incrementos salariales reales de 6%.
El Presidente hizo en su mensaje un llamado a la movilización popular y
social para su participación activa en el control de precios:
(27) Intervención de Pablo Checa, ¡bídem.
(28) Convocatoria al Rimanacuy Sindical publicada en los periódicos capitalinos el
9.7.87.
 56
"... Insistiremos en la administración y control de los precios con más severidad;
me dirijo a los municipios, a las organizaciones populares, a los clubs de ma-
dres... sólo la organización popular y social puede ser un control eficaz.
Los precios sólo deben variar de manera racional cuando los costos de produc-
ción crezcan. El Estado será más drástico con los infractores y usará sus instru-
mentos con más dureza y severidad". (Mensaje al país 7.7.87, El Comercio).
Pero, sin embargo, una vez más, eso no tendría ninguna concreción.
Más bien se dio todo lo contrario: una política laxa y complaciente en materia
de control de precios, particularmente en el segundo semestre de ese año,
donde una CIPA inhibida de actuar, ha tenido un rol muy débil, cediendo apa-
rentemente al constante rechazo al control de precios del sector privado, de
quien se esperaba las nuevas inversiones.
La CGTP anunciaría posteriormente su rechazo al modelo económico,
porque en él no se anunciaba una revisión de la concertación con los grupos
empresariales, ni tampoco una reversión de las políticas salariales.
c) El Sindicalismo y la estatización
La posterior medida de estatización de los bancos, anunciada por el Pre-
sidente el 28 de julio de 1987, afectó claramente los intereses de los grupos
más importantes de poder económico con los cuales el Estado había desarro-
llado su pragmática política de concertación: Hace crisis la política de concer-
tación del gobierno con los llamados doce apóstoles, sin que se planteara al-
ternativamente un esquema diferente de alianzas.
En el mismo discurso, Alan García, anunció la implementación de políti-
cas de planificación concertada y la próxima creación del llamado Congreso
Económico Nacional, vieja propuesta del Apra. El propósito del organismo se-
ría crear un mecanismo para planificar la política económica y social del Esta-
do, mediante el diálogo entre trabajadores, empresarios y autoridades, para lo
cual el Apra anunciaba que propondría un proyecto de ley de concertación.
La estatización es saludada ¡nicialmente por la CGTP que realiza un mi-
tin de apoyo. Pablo Checa, Subsecretario General Adjunto, señalará, sin em-
bargo, las reservas de la Central: "La CGTP apoya la estatización de la banca
pero no se trata de un apoyo convertido en un cheque en blanco. Se trata de
levantar también al lado de eso, nuestro programa. La estatización es tam-
bién un problema vital para un proyecto de los trabajadores". Agregando
que... "Esta medida no podemos considerarla como un giro a la izquierda por
parte del Apra, si es que no es complementada con otro tipo de medidas". En-
tonces, "... lo primero que debería hacer el Apra para acompañar esta medida
es publicar el plan de inversiones para ver a dónde va el crédito, porque si el
57
crédito va a seguir yendo a manos de los doce apóstoles no estaría cambian-
do nada en el país" (29).
Frente al proyecto finalmente aprobado en el mes de octubre por el Par-
lamento, la CGTP anuncia sus distancias por cuanto no satisface las aspira-
ciones de la ciase trabajadora, en la medida que no incorpora lo que era de-
mandado: la representación de los trabajadores en el directorio. La Federa-
ción Bancaria muestra ya un abierto escepticismo y su secretario general ase-
gura que "... únicamente los apristas ejercerán el control de los bancos" (La
República 13.10.87), y el Secretario General de la CGTP resume que "... lo
más negativo de la ley de estatización es que no permite la participación popu-
lar" (30).
La operación de venta del 51% de las acciones del Banco de Crédito a
sus trabajadores (al margen del organismo gremial) por parte del grupo Rome-
ro pondrá en serios aprietos al Ejecutivo, que inicialmente rechazó la opera-
ción denunciando su ilegalidad.
El impase para la aplicación de la Ley de Estatización en el Banco de
Crédito y la irreductibilidad de los trabajadores, que se convirtieron en nuevos
accionistas individuales y propietarios, en un sistema del tipo de accionariado
difundido, ha llevado al presidente García a reconocer la validez de la opera-
ción, señalando la importancia de la participación de los trabajadores en la pro-
piedad de los bancos. Esquema que -se ha anunciado— se hará extensivo al
resto de la banca estatizada: "La Nacionalización debe ser enriquecida por la
participación de los trabajadores y por la propiedad laboral en los centros de
Trabajo". (Discurso de Alan García a los trabajadores bancarios. La Repúbli-
ca, Lima 31.1.88).
La Federación Bancaria (FEB) -que se ha mostrado seriamente debilita-
da frente a la vitalidad e independencia de los trabajadores del banco de Crédi-
to- se ha pronunciado, en un extenso comunicado dirigido al Presidente, por
el rechazo de la operación validada como modelo de incorporación de los tra-
bajadores señalando que:
"La libre compra de acciones en accionariado difundido no es sino la vie-
ja tesis del capitalismo popular que recusamos tajantemente, porque cada ac-
cionista es un simple convidado de piedra; donde los trabajadores del banco
de Crédito que han firmado por la compra de acciones, sólo son dueños de pa-
peles que dicen que serán propietarios cuando cancelen la deuda" (31). Pero
(29) Entrevista a Pablo Checa en Cuadernos Laborales NQ 42 - Lima, agosto-setiem-
bre 1987.
(30) Entrevista a V. Pacho en: La República, Lima 14.10.87.
(31) Comunicado de la Federación Bancaria - La República, Lima 7 de febrero de
1988.
58

el rechazo de la federación se da en una compleja situación, debido al accio-

nar independiente de los más de tres mil trabajadores del banco de Crédito. El
organismo gremial bancario se reclama, sin embargo, el único interlocutor de
los intereses de los trabajadores, declarando espúrea la mencionada repre-
sentación y solicitando una entrevista con la Junta Directiva Nacional de la
FEB.
( I979 ' 100 )

Plantea finalmente como alternativa, no sólo la estatización de la banca

sin pago alguno, sino la creación de la Comunidad Financiera, símil de la Comu- ÍNDICE

nidad Laboral existente en la industria. Para viabilizarla, propone que se en-

tregue el 50% de accionariado como fondos de la Comunidad de los trabaja-
140-
dores y que se destine para su cancelación el 25% de las utilidades anuales,
sin desembolso de las remuneraciones. (La República, Lima 7.2.88).

Parece evidente que ante la situación de facto creada por los propieta-
rios del Banco de Crédito y sus trabajadores, y la actual debilidad de la Federa- 120-
ción Bancaria, lo planteado resulta una posibilidad remota, porque implicaría u-
na radicalización de la propuesta gubernamental que no parece estar ahora
en el horizonte del gobierno.

100 REMUNCRACIONES DE
d) La huelga de los empleados públicos GOBIERNO CENTRAL

Las largas y radicales huelgas en los meses de setiembre y octubre de

1987 nuevamente realizadas»por los empleados públicos de transportes, edu-
cación, agricultura, trabajo, economía, salud, magisterio, involucraron casi a
la totalidad de la administración pública y expresaban el grave deterioro sala-
rial producido por la inflación en los últimos años. Pero también el aislamiento
del gobierno del sector laboral organizado, en momentos en que se enfrenta-
ba a la derecha política y económica del país.

Se intensificaron formas diversas de lucha directa y callejera: moviliza-

ciones, toma de locales, huelgas de hambre, bloqueo de calles, mítines, con
lo que el panorama laboral del país mostró una exacerbada beligerancia.

Sin embargo, a pesar de la envergadura que tomó el problema, durante

esos meses, la administración aprista continuó impermeable a las exigencias —1 1985 1986
—I 1982 1983 1984
de diálogo, reiteradamente planteada por los huelguistas, quienes no tuvieron 1979 1980 1981

en ningún momento un interlocutor gubernamental autorizado con quien tratar FuENTf INC 1 DIARIO EL PERUANO, TOMADO DE
sus demandas, puesto que quienes lo hicieron, presionados por la fuerza del COruNIUHA LABORAL - DK. IÍBT .

movimiento, carecieron de las facultades decisorias necesarias para arribar a

una solución integral (32).

(32) Véase Boletín de Coyuntura Laboral, DESCO, Lima, octubre 1987.

 60
Solamente a fines de octubre, debido a la presión, el gobierno decretó el
aumento de las remuneraciones para los empleados públicos: 30% para los
maestros; médicos 28%, profesionales 25%, técnicos y auxiliares 20%; así
también se aprueba la segunda etapa del proceso de homologación de remu-
neraciones, bonificaciones y pensiones para quienes laboran en el sector pú-
blico.
Con ello se produjo el levantamiento de las paralizaciones; y a pesar de
la elevada inflación habida en el último trimestre (25% acumulada), los trabaja-
dores estatales han conseguido, como ya se ha visto, una significativa recu-
peración de sus remuneraciones.
No obstante, las políticas de verticalidad seguidas frente al CITE y al
SUTEP, llevaron a que el Subsecretario de la CGTP P. Huillca discrepara con
la forma como aquellos aumentos fueron decididos; los calificó "una imposi-
ción de parte del gobierno puesto que rio son el resultado de una negociación
colectiva en lo que se refiere a los pliegos de reclamos presentados por el CI-
TE y el SUTEP". Aunque hay que decir que este último gremio ha mostrado su
satisfacción por las políticas de diálogo seguidas por la Ministra de Educación
Mercedes Cabanillas, y que aparecen claramente como un hecho aislado den-
tro de las prácticas gubernamentales.
Resumiendo: Existe clara conciencia en los trabajadores de que los au-
mentos conseguidos son, antes que parte de las políticas gubernamentales,
producto de las intensas luchas y movilizaciones desplegadas por los trabaja-
dores de la Administración Pública.
4.3. Colofón.- El Paro del 28 de enero de 1988
El discurso presidencial del 28 de julio de 1987 pareció anunciar la aper-
tura a cambios importantes en las políticas de concertación. Sin embargo,
1987 ha cerrado y no ha habido ninguna modificación importante ni la imple-
mentación de lo anunciado. Finalizado el año el gobierno no parece saber qué
es lo que busca con la estatización de la banca; menos aún en la forma de dar
curso a la participación de los trabajadores.
La realización de la Asamblea Nacional Popular (ANP) los primeros días
de noviembre, impulsada por los partidos de mayor significación de Izquierda
Unida, con presencia de la CGTP y variadas representaciones sindicales vin-
culadas a dicho frente, mostró una radicalización de los ánimos sindicales.
Ello se expresaría en una denuncia y oposición cerradas a la política económi-
ca del gobierno. La devaluación de más del 50% promedio habida antes de fi-
nalizar el año, ha tenido un fuerte efecto inflacionario, caldeando más aún los
ánimos sindicales. Sus primeros efectos se mostraron en la inflación del mes
de diciembre que cerró con 9.6%, la más alta en el año que terminó, con sus
consiguientes efectos en los niveles salariales.
A pesar del anuncio de drásticas sanciones del Ministerio de Economía
y la reactivación del CIPA, que ha prometido sanciones para quienes incurran
en incrementos de precios mayores a los previstos y autorizados por dicha en-
tidad, la inflación desatada no parece estar bajo control, dada la fuerte deva-
luación producida, contraindicada, como ya se ha visto, en la llamada helero
doxia.
A la incapacidad en el control de precios se suma el hecho que el precio
de un bien al final de la cadena de producción, recoge todas las deficiencias,
cuelbs de botella, especulación y monopolios de la red de abastecimiento.
Enero ha mostrado la más alta tasa de inflación en lo que va del régimen:
Dirigentes de la CGTP manifestaron su rechazo a dicha medida, seña-
lando que (la devaluación) "ha provocado el descontento de la masa laboral
que exige la realización del Paro Nacional. . ." (La Voz, Lima 7.1 .88)
Así, 1988 se inauguró con la realización de un Paro el 28 de Enero, con-
vocado por la CGTP y la ANP en rechazo y protesta a los manifiestos efectos
inflacionarios de la devaluación producida; en él se mostraba una sorprenden-
te asimilación en la conciencia de la masa laboral de la relación devaluación- in-
flación, señalándose con claridad a la primera del brusco incremento del nivel
de precios de la economía.
La CGTP y la ANP hizo llegar al Presidente García un Memorial donde
puntualizaba sus principales demandas reivindicativas: Aumento de sueldos
y salarios, la modificación de la política económica del gobierno, control de
precios con la participación de los trabajadores y el pueblo, entre las más im-
portantes.
El Presidente García, tres días antes del Paro, respondió con una carta
a la CGTP y al país en un tono nuevo y valioso que parecería ser el inicio del
diálogo. En ella se incide en los principales logros en materia de política eco-
nómica, políticas de precios y control de los productos de primera necesidad
y los resultados en materia de políticas salariales, que ha permitido mantener
e incrementar el poder adquisitivo de los trabajadores.
Se enfatiza que éste no es un gobierno sumiso a los dictados del Fondo
Monetario Internacional, tal como lo ha denunciado la CGTP; se aclaran cier-
tos conceptos en materia de política económica (como el manejo de déficit fis-
cal, efectivamente como lo señala García, más cercano a las críticas de la or-
62
todoxia económica) y se llama la atención sobre la errada concepción indus-
trial-urbana de la CGTP, quien desconoce las modificaciones operadas en la
relación ciudad campo y los beneficios para el campo traídos por las políticas
económicas ¡mplementadas.
En la mencionada carta, García acuerda con la "... existencia de inesta
bilidad de precios existente en nuestra economía, generadores de especula-
ción, que obstaculiza los esfuerzos para contener la inflación..." pero centra
en el incremento de salarios otro discutible factor para el aumento de precios
porque, -señala- aumenta el costo de producción. (Carta a V. Pacho, Secre-
tario General de la CGTP. La República 23-1 -88).
Finalmente en referencia a las demandas concretas de la CGTP, que so-
licita una congelación general de precios, discute su viabilidad "en la medida
que llevaría a un desabastecimiento de la economía", y cuestiona también la i-
rracionaiidad de un rechazo total al alza de combustibles.
Sin embargo, es necesario relievar que el Presidente se muestra concor-
dante en dos cuestiones básicas de gran importancia: el control de precios y
la mantención de los salarios reales. Señala: "Estoy muy de acuerdo cuando
Ud. (Pacho) menciona la necesidad de establecer un control popular de pre-
cios. Creo que el gobierno con los sindicatos podríamos, en coordinación con
los municipios y organizaciones de consumidores, movilizar al pueblo con ese
fin y establecer como norma que los salarios en ningún caso disminuyan su
capacidad adquisitiva".(Carta a V. Pacho, Secretario General de la CGTP. La
República, Lima 23-1 -88); véase también en lodo lo que sigue).
Señala también allí mismo deficiencias en la acción del gobierno e invo-
ca para que los trabajadores tengan conciencia de lo negativo, pero también
de lo positivo. Y en lo que constituye sin duda un radical cambio verbal de tra-
tamiento al sindicalismo concluye: "Comprendo los problemas que afectan dia-
riamente a los trabajadores del país y siento mías las preocupaciones que ex-
presa Ud. en su carta. Quiero reiterarle mi respecto a sus puntos de vista,
aunque no comparta la totalidad de su contenido... Déjeme ver en su carta co-
mo le solicito lo vea en la mía, la voluntad común de dialogar honestamente so-
bre los problemas de nuestro país". (Carta..).
La CGTP contestará a esta Carta con una "Respuesta" en términos y to-
no similares a los del Presidente, en la que en primer lugar reconoce "... una
saludable disposición al diálogo que estuvimos reclamando desde las postri-
merías del paro anterior, hace 8 meses, y como signo de que los trabajadores
sindicalizados ya no somos considerados por Ud. como privilegiados"
(CGTP, Respuesta al Presidente Alan García 27-1 -88 - La República, Lima 28-
1 -88; véase también en lodo lo que sigue).
63
Sin embargo, se queja de que se busque desvirtuar sus demandas.
Cuestiona en primer término la realización de la reactivación económica en
concertación con los grandes grupos empresariales, objetando la ausencia
de cambios estructurales y la nula participación de los sectores populares y
el recorte de los derechos de los trabajadores, con la esperanza de que los
empresarios inviertan. Ubica la traumática devaluación de diciembre en la re-
patriación masiva al exterior de las enormes utilidades generadas en la reacti-
vación.
En este mismo documento al país cuestiona la afirmación presidencial
de qus el incremento de remuneraciones sea un factor inflacionario para lo
cual niega -tal como lo hemos visto, equivocadamente- que se haya produci-
do <jñ incremento de remuneraciones reales. En seguida señala que el fraca-
so da !a política antinflacionaria no es responsabilidad de los trabajadores.
Reclama ante la aceleración de la inflación, la indexación mensual de las remu-
neraciones y la participación de los trabajadores en el I.N.E. y en la determina-
ción del Salario Mínimo, y exige la revitalización de la Comunidad Laboral "...
como una herramienta probada contra la especulación, el acaparamiento y la
fuga de capitales..." que debe convertirse, se señala, en un instrumento efec-
tivo frente al control de precios.
Continúa llamando la atención sobre cómo "... los trabajadores nos ve-
mos obligados a parar por la indiferencia de su gobierno y por los peligros que
se ciernen con paquetazos como el de diciembre" ¿Porqué no nos llamó Ud.
antes de aprobarlo? Y concluye señalando que "La democracia no se ha afir-
mado en el país", poniendo énfasis en que "... las organizaciones populares
han sido discriminadas del quehacer nacional (donde) los llamados diálogos di-
rectos y los realizados en los Rimanacuys y otro tipo de Conversatorios sólo
han servido para crear imágenes y no para solucionar problemas".
Con la reseña de la respuesta de la CGTP hemos querido mostrar tan só-
lo la transparencia del tipo de demandas, situadas en la participación y el diá-
logo del sindicalismo, presentes a lo largo de los años de gobierno que se inau-
gura con A. García, y que no fueron atendidas.
La realización de un nuevo Paro Nacional, ha reavivado la confronta-
ción con el Sector Laboral y ha exhibido el aislamiento del gobierno de estos
sectores que, como hemos tratado de mostrar, fueron excluidos desde un ini-
cio de políticas de diálogo, incorporación y coordinación y que pudieron haber
contribuido a generar apoyo popular organizado al Programa Heterodoxo y a
las metas nacionales allí planteadas. Se cierra pues un periodo marcado por
la enajenación del movimiento sindical organizado por parte del gobierno apris-
ta, que se inaugura con Alan García en 1985.
64 65

Finalmente concluimos que es previsible que el enfrentamiento y el aisla-

miento gubernamental se agudice, si no se produce una modificación de las
políticas que llevaron a una ostensible marginación del sindicalismo. Ello es
lo más probable por el cuadro de una inflación cada vez más incontrolada, que
se estima para 1988 en más del 200%, si la inflación mantiene el ritmo del últi-
mo trimestre.

Y si, como lo ha expresado el Ministro de Economía, no se producen au-

mentos salariales hasta el mes de Abril, el ingreso mínimo habrá perdido un
28% de capacidad adquisitiva, respecto de su mejor nivel en los últimos dos
años y la remuneración de los trabajadores estatales lo habrá hecho en un
32%; se perderá, así, todo lo que recuperaron desde agosto de 1985.
O
Los primeros días del mes de febrero, luego del Paro Nacional, el gobier- o
no, a través del Ministro de Trabajo y en presencia de la Confederación 3E
Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (CONFIEP), la CTP y la
CGTP, exhortó a la indispensabilidad de concretar "un pacto social sustenta-
do en objetivos de carácter nacional como única vía de solucionar la acumula-
O
O
1
ción de problemas sociales y económicos que afronta la población del país".
(La República, Lima 7.2.88).

V. Pacho en representación de la CGTP, señaló que en principio consi-

deraba que era posible lograr la concertación, pero que ésta no dependía de
los trabajadores sino más bien del gobierno. Simultáneamente, puso por de-
lante los problemas derivados de la inflación en los salarios reales y en la eco-
nomía, señalando la necesidad de frenarla, si realmente hay voluntad de con-
certar:
Lü
O
"La CGTP puede concertar si el gobierno decide no aumentar un solo
centavo más el precio de los artículos alimenticios y (se compromete) a nive-
:-§
lar simultáneamente el poder adquisitivo de los trabajadores". o
o
Según Pacho "tales medidas serían el punto de partida de una paz labo-
ral en tanto que, mientras continúen subiendo los precios de los alimentos, di-
fícilmente se podrá llegar a concertar". Una vez más, sigue siendo explícito
que mientras no se aborden determinadas cuestiones y se atiendan los proble- .§:
mas referidos a metas salariales, niveles inflacionarios, metas de crecimien-
to, políticas de control de precios, etc. con inclusión de los actores involucra- I

dos, será siempre imposible que la representación sindical acepte un compro-

miso de concertación. La iniciativa, una vez más, está ciertamente del lado
del gobierno. —r
o
—T
oo
 60
Solamente a fines de octubre, debido a la presión, el gobierno decretó el
aumento de las remuneraciones para los empleados públicos: 30% para los
maestros; médicos 28%, profesionales 25%, técnicos y auxiliares 20%; así
también se aprueba la segunda etapa del proceso de homologación de remu-
neraciones, bonificaciones y pensiones para quienes laboran en el sector pú-
blico.
Con ello se produjo el levantamiento de las paralizaciones; y a pesar de
la elevada inflación habida en el último trimestre (25% acumulada), los trabaja-
dores estatales han conseguido, como ya se ha visto, una significativa recu-
peración de sus remuneraciones.
No obstante, las políticas de verticalidad seguidas frente al CITE y al
SUTEP, llevaron a que el Subsecretario de la CGTP P. Huillca discrepara con
la forma como aquellos aumentos fueron decididos; los calificó "una imposi-
ción de parte del gobierno puesto que no son el resultado de una negociación
colectiva en lo que se refiere a los pliegos de reclamos presentados por el CI-
TE y el SUTEP". Aunque hay que decir que este último gremio ha mostrado su
satisfacción por las políticas de diálogo seguidas por la Ministra de Educación
Mercedes Cabanillas, y que aparecen claramente como un hecho aislado den-
tro de las prácticas gubernamentales.
Resumiendo: Existe clara conciencia en los trabajadores de que los au-
mentos conseguidos son, antes que parte de las políticas gubernamentales,
producto de las intensas luchas y movilizaciones desplegadas por los trabaja-
dores de la Administración Pública.
4.3. Colofón.- El Paro del 28 de enero de 1988
El discurso presidencial del 28 de julio de 1987 pareció anunciar la aper-
tura a cambios importantes en las políticas de concertación. Sin embargo,
1987 ha cerrado y no ha habido ninguna modificación importante ni la imple-
mentación de lo anunciado. Finalizado el año el gobierno no parece saber qué
es lo que busca con la estatización de la banca; menos aún en la forma de dar
curso a la participación de los trabajadores.
La realización de la Asamblea Nacional Popular (ANP) los primeros días
de noviembre, impulsada por los partidos de mayor significación de Izquierda
Unida, con presencia de la CGTP y vanadas representaciones sindicales vin-
culadas a dicho frente, mostró una radicalización de los ánimos sindicales.
Ello se expresaría en una denuncia y oposición cerradas a la política económi-
ca del gobierno. La devaluación de más del 50% promedio habida antes de fi-
nalizar el año, ha tenido un fuerte efecto inflacionario, caldeando más aún los
ánimos sindicales. Sus primeros efectos se mostraron en la inflación del mes
61
de diciembre que cerró con 9.6%, la más alta en el año que terminó, con sus
consiguientes efectos en los niveles salariales.
A pesar del anuncio de drásticas sanciones del Ministerio de Economía
y la reactivación del CIPA, que ha prometido sanciones para quienes incurran
en incrementos de precios mayores a los previstos y autorizados por dicha en-
tidad, la inflación desatada no parece estar bajo control, dada la fuerte deva-
luación producida, contraindicada, como ya se ha visto, en la llamada hetero-
doxia.
A la incapacidad en el control de precios se suma el hecho que el precio
de un bien al final de la cadena de producción, recoge todas las ineficiencias,
cuellos de botella, especulación y monopolios de la red de abastecimiento.
Enero ha mostrado la más alta tasa de inflación en lo que va del régimen:
Dirigentes de la CGTP manifestaron su rechazo a dicha medida, seña-
lando que (la devaluación) "ha provocado el descontento de la masa laboral
que exige la realización del Paro Nacional. . ." (La Voz, Lima 7.1 .88)
Así, 1988 se inauguró con la realización de un Paro el 28 de Enero, con-
vocado por la CGTP y la ANP en rechazo y protesta a los manifiestos efectos
inflacionarios de la devaluación producida; en él se mostraba una sorprenden-
te asimilación en la conciencia de la masa laboral de la relación devaluación-in-
flación, señalándose con claridad a la primera del brusco incremento del nivel
de precios de la economía.
La CGTP y la ANP hizo llegar al Presidente García un Memorial donde
puntualizaba sus principales demandas reivindicativas: Aumento de sueldos
y salarios, la modificación de la política económica del gobierno, control de
precios con la participación de los trabajadores y el pueblo, entre las más im-
portantes.
El Presidente García, tres días antes del Paro, respondió con una carta
a la CGTP y al país en un tono nuevo y valioso que parecería ser el inicio del
diálogo. En ella se incide en los principales logros en materia de política eco-
nómica, políticas de precios y control de los productos de primera necesidad
y los resultados en materia de políticas salariales, que ha permitido mantener
e incrementar el poder adquisitivo de los trabajadores.
Se enfatiza que éste no es un gobierno sumiso a los dictados del Fondo
Monetario Internacional, tal como lo ha denunciado la CGTP; se aclaran cier-
tos conceptos en materia de política económica (como el manejo de déficit fis-
cal, efectivamente como lo señala García, más cercano a las críticas de la or-
62
todoxia económica) y se llama la atención sobre la errada concepción indus-
trial-urbana de la CGTP, quien desconoce las modificaciones operadas en la
relación ciudad campo y los beneficios para el campo traídos por las políticas
económicas ¡mplementadas.
En la mencionada carta, García acuerda con la "... existencia de inesta
bilidad de precios existente en nuestra economía, generadores de especula-
ción, que obstaculiza los esfuerzos para contener la inflación..." pero centra
en el incremento de salarios otro discutible factor para el aumento de precios
porque, -señala- aumenta el costo de producción. (Carta a V. Pacho, Secre-
tario General de la CGTP. La República 23-1 -88).
Finalmente en referencia a las demandas concretas de la CGTP, que so-
licita una congelación general de precios, discute su viabilidad "en la medida
que llevaría a un desabastecimiento de la economía", y cuestiona también la i-
rracionalidad de un rechazo total al alza de combustibles.
Sin embargo, es necesario relievar que el Presidente se muestra concor-
dante en dos cuestiones básicas de gran importancia: el control de precios y
la mantención de los salarios reales. Señala: "Estoy muy de acuerdo cuando
Ud. (Pacho) menciona la necesidad de establecer un control popular de pre-
cios. Creo que el gobierno con los sindicatos podríamos, en coordinación con
los municipios y organizaciones de consumidores, movilizar al pueblo con ese
fin y establecer como norma que bs salarios en ningún caso disminuyan su
capacidad adquisitiva".(Carta a V. Pacho, Secretario General de la CGTP. La
República, Lima 23-1 -88); véase también en todo lo que sigue).
Señala también allí mismo deficiencias en la acción del gobierno e invo-
ca para que los trabajadores tengan conciencia de lo negativo, pero también
de lo positivo. Y en lo que constituye sin duda un radical cambio verbal de tra-
tamiento al sindicalismo concluye: "Comprendo los problemas que afectan dia-
riamente a los trabajadores del país y siento mías las preocupaciones que ex-
presa Ud. en su carta. Quiero reiterarle mi respecto a sus puntos de vista,
aunque no comparta la totalidad de su contenido... Déjeme ver en su carta co-
mo le solicito lo vea en la mía, la voluntad común de dialogar honestamente so-
bre los problemas de nuestro país". (Carta..).
La CGTP contestará a esta Carta con una "Respuesta" en términos y to-
no similares a los del Presidente, en la que en primer lugar reconoce "... una
saludable disposición al diálogo que estuvimos reclamando desde las postri-
merías del paro anterior, hace 8 meses, y como signo de que los trabajadores
sindicalizados ya no somos considerados por Ud. como privilegiados"
(CGTP, Respuesta al Presidente Alan García 27-1 -88 - La República, Lima 28-
1 -88; véase también en todo lo que sigue).
Sin embargo, se queja de que se busque desvirtuar sus demandau.
Cuestiona en primer término la realización de la reactivación económica en
concertación con los grandes grupos empresariales, objetando la ausencia
de cambios estructurales y la nula participación de los sectores populares y
el recorte de los derechos de los trabajadores, con la esperanza de que los
empresarios inviertan. Ubica la traumática devaluación de diciembre en la re-
patriación masiva al exterior de las enormes utilidades generadas en la reacti-
vación.
En este mismo documento al país cuestiona la afirmación presidencial
de qus el incremento de remuneraciones sea un factor inflacionario para lo
cual niega -tal como lo hemos visto, equivocadamente- que se haya produci-
do un incremento de remuneraciones reales. En seguida señala que el fraca-
so de- !a política antinflacionaria no es responsabilidad de los trabajadores.
Reclama ante la aceleración de la inflación, la indexación mensual de las remu-
neraciones y la participación de los trabajadores en el I.N.E. y en la determina-
ción del Salario Mínimo, y exige la revitalización de la Comunidad Laboral"...
como una herramienta probada contra la especulación, el acaparamiento y la
fuga de capitales..." que debe convertirse, se señala, en un instrumento efec-
tivo frente al control de precios.
Continúa llamando la atención sobre cómo "... los trabajadores nos ve-
mos obligados a parar por la indiferencia de su gobierno y por los peligros que
se ciernen con paquetazos como el de diciembre" ¿Porqué no nos llamó Ud.
antes de aprobarlo? Y concluye señalando que "La democracia no se ha afir-
mado en el país", poniendo énfasis en que "... las organizaciones populares
han sido discriminadas del quehacer nacional (donde) los llamados diálogos di-
rectos y los realizados en los Rimanacuys y otro tipo de Conversatorios sólo
han servido para crear imágenes y no para solucionar problemas".
Con la reseña de la respuesta de la CGTP hemos querido mostrar tan só-
lo la transparencia del tipo de demandas, situadas en la participación y el diá-
logo del sindicalismo, presentes a lo largo de los años de gobierno que se inau-
gura con A. García, y que no fueron atendidas.
La realización de un nuevo Paro Nacional, ha reavivado la confronta-
ción con el Sector Laboral y ha exhibido el aislamiento del gobierno de estos
sectores que, como hemos tratado de mostrar, fueron excluidos desde un ini-
cio de políticas de diálogo, incorporación y coordinación y que pudieron haber
contribuido a generar apoyo popular organizado al Programa Heterodoxo y a
las metas nacionales allí planteadas. Se cierra pues un periodo marcado por
la enajenación del movimiento sindical organizado por parte del gobierno apris-
ta, que se inaugura con Alan García en 1985.
64 65

Finalmente concluimos que es previsible que el enfrentamiento y el aisla-

miento gubernamental se agudice, si no se produce una modificación de las
políticas que llevaron a una ostensible marginación del sindicalismo. Ello es
lo más probable por el cuadro de una inflación cada vez más incontrolada, que
se estima para 1988 en más del 200%, si la inflación mantiene el ritmo del últi-
mo trimestre.

Y si, como lo ha expresado el Ministro de Economía, no se producen au-

mentos salariales hasta el mes de Abril, el ingreso mínimo habrá perdido un
28% de capacidad adquisitiva, respecto de su mejor nivel en los últimos dos
años y la remuneración de los trabajadores estatales lo habrá hecho en un
32%; se perderá, así, todo lo que recuperaron desde agosto de 1985. QC
O
Los primeros días del mes de febrero, luego del Paro Nacional, el gobier- O
no, a través del Ministro de Trabajo y en presencia de la Confederación 2E
Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (CONFIEP), la CTP y la
CGTP, exhortó a la indispensabilidad de concretar "un pacto social sustenta-
do en objetivos de carácter nacional como única vía de solucionar la acumula-
o
o
ción de problemas sociales y económicos que afronta la población del país".
(La República, Lima 7.2.88).

V. Pacho en representación de la CGTP, señaló que en principio consi-

deraba que era posible lograr la concertación, pero que ésta no dependía de
§
los trabajadores sino más bien del gobierno. Simultáneamente, puso por de-
s
lante los problemas derivados de la inflación en los salarios reales y en la eco- o
nomía, señalando la necesidad de frenarla, si realmente hay voluntad de con-
certar: 85
Ut
O
Sí 3
"La CGTP puede concertar si el gobierno decide no aumentar un solo
centavo más el precio de los artículos alimenticios y (se compromete) a nive- tu So
lar simultáneamente el poder adquisitivo de los trabajadores". o ¡23

Según Pacho "tales medidas serían el punto de partida de una paz labo-
ral en tanto que, mientras continúen subiendo los precios de los alimentos, di-
fícilmente se podrá llegar a concertar". Una vez más, sigue siendo explícito O
o.
que mientras no se aborden determinadas cuestiones y se atiendan los proble- <
mas referidos a metas salariales, niveles inflacionarios, metas de crecimien-
to, políticas de control de precios, etc. con inclusión de los actores involucra- Z o
dos, será siempre imposible que la representación sindical acepte un compro-
miso de concertación. La iniciativa, una vez más, está ciertamente del lado
del gobierno.
66
5. CONCLUSIONES.
1. A lo largo del trabajo hemos tratado de analizar aquello que constituye
una conclusión medular; cómo no es posible implementar una propuesta
económica que se apoye en forma sustantiva en metas de crecimiento
de los salarios reales y el incremento de la demanda efectiva, sin produ-
cir una política de concertación con los actores involucrados en dichos
objetivos y programas. Ello -como se ha visto- se produjo en un mo-
mento de grave deterioro de los sueldos y remuneraciones de los asala-
riados, ocurrido desde 1977 por políticas de estabilización y luego entre
1983 y 1985 por la aplicación de políticas económicas neoliberales que
se impusieron en ese período.
2. Lo mismo se puede decir del proyecto de "reforma de racionalización y
modernización del Estado", que no sólo se pensó y diseñó al margen del
amplio sector público recientemente organizado, sino que implemento
una política de verticalidad e imposición frente a la administración públi-
ca, con los negativos efectos que se han observad© estos dos años;
en la medida que se constituyeron en upa de las principales fuerzas de
oposición al proyecto gubernamental. *
3. Se puede afirmar sin temor a equivocarnos que, tal como lo hemos mos-
trado, las demandas centrales de los sectores sindicalizados giraron en
torno a exigencias de diálogo, transparencia en las decisiones guberna-
mentales e inclusión en -igualdad de condiciones- en las esferas guber-
namentales de decisión y diseño de la política económica; pero también
en aquellas que corresponden a la política laboral. Las características
de nuestro sindicalismo revelan particular sensibilidad frente a estas
cuestiones. La falta de transparencia de los objetivos y metas guberna-
mentales, no ha permitido al sindicalismo evaluar las ventajas y benefi-
cios que trajo el programa de reactivación económica.
Todo parece indicar que el tipo de tratamiento gubernamental y presiden-
cial al sector sindicalizado, parte de concebirlo como "sector privilegia-
do", en oposición a la población rural y desocupada o subocupada urba-
na.
4. Este conjunto de factores permitiría explicar un hecho aparentemente
paradójico: el aislamiento del gobierno de los sectores organizados del
sindicalismo, en el contexto de la implementación de políticas económi-
cas, que han permitido estos dos años una significativa recuperación
salarial.
5. La constatación de una pérdida paulatina de credibilidad en los ofreci-
mientos gubernamentales, que cuando se realizaron no tuvieron un co-
rrelato práctico. Estudiosos de la concertación ya han señalado la im-
67
portancia de que "la relación entre gobernantes y gobernados debe es-
tar fundada en una confianza suficiente de que los logros que se obten-
gan en el diálogo se convertirán en medidas reales y no en simples de-
claraciones etéreas" (De Buen, 1986).
Diríamos que esto ciertamente era decisivo, porque implicaba una rever-
sión de la percepción de las dirigencias sindicales acerca de la manera
como se estaba manejando hasta ese momento lo que se denominaba
concertación y la pérdida de credibilidad en ella, como lo revelan los tes-
timonios anteriormente recogidos. Sin embargo, esto no pareció ser to-
mado en cuenta.
6. Otro elemento importante lo ha constituido la falta de coherencia de la
política estatal en sus diferentes ámbitos y esferas, que mostraban con-
tradicción de decisiones y opciones y tenían la virtud de alimentar desa-
liento, desconfianza o simplemente pérdida de credibilidad en los progra-
mas planteados.
Los anuncios de implementación de la llamada Planificación Concertada
con el Sector Laboral, no tenía correlato en otras esferas de decisión en
materia de política económica.
7. Es necesario señalar también, que los límites del sindicalismo y su capa-
cidad de actuación eficaz en el contexto de una democracia representa-
tiva, aparecieron con claridad en una serie de ámbitos y circunstancias
que restringieron en mucho una defensa más eficaz de los derechos y
conquistas sindicales. Tal se podría afirmar de la incapacidad de defen-
der un proyecto de estabilidad laboral más favorable en una serie de
puntos, en el primigenio proyecto que aprueba la Cámara de Diputados
y que luego modifica el Senado, sin ninguna presión activa y efectiva de
los trabajadores.
La incapacidad de dar continuidad y apoyo a determinadas acciones le-
gales, que como el caso del PROEM, a partir de la constatación y denun-
cia de su abierta inconstitucionalidad, pudieron ser emprendidas.
La falta de actividad en la esfera parlamentaria para dar impulso laboral
a la iniciativa -aprista- de reactualización de la Comunidad Industrial,
que no mereció ningún apoyo de la bancada de izquierda ni de los traba-
jadores.
La desvalorización de determinadas reformas legales como la Resolu-
ción 221-86-TR, dada por el Ministro Blancas, que establece la participa-
ción en la elaboración de los Reglamentos. Internos de las empresas, rei-
vindicación siempre exigida porque norma la disciplina y el régimen de
sanciones en la fábrica, vital para democratizar las relaciones labora-
les.
Todo ello se caracteriza por las limitaciones para actuar en la esfera le-
gal y/o conseguir en ella la adhesión de los trabajadores.
68
Un ejemplo de lo que queremos ilustrar está en la iniciativa de la CGTP,
que en febrero de 1986 presentó una acción de amparo ante la justicia,
solicitando la anulación del mencionado Decreto Supremo 010 y su ina-
plicación para los afiliados de dicha central. La acción de amparo es
declrada fundada, porque considera que el mecanismo de las cláusulas
de reajuste al sexto y al noveno mes que la citada norma sustituyó por
un incremento adicional al sexto mes indexado con la inflación (a falta
de acuerdo con las partes) constituye un derecho adquirido de los traba-
jadores, siendo por tanto inmodif ¡cable por la disposición anterior.
Sin embargo, se ha señalado que la sentencia adolece de omisiones e
imprecisiones. La sentencia del Poder Judicial (de ser ratificada por la
Corte Suprema) al disponer la inaplicación del decreto 010, dejaría a los
trabajadores sin ningún reajuste por cuanto no puede ordenar la restitu-
ción de la vigencia del decreto que creó las cláusulas de reajuste, en
tanto se trata de una norma derogada y no meramente suspendida (33).
Pensamos que será difícil obtener la participación del sector laboral or-
ganizado si no se revisan determinadas cuestiones que hemos sistematizado
de la siguiente manera:
- Determinar el establecimiento de mecanismos legales que garanticen el
acceso de los trabajadores a la información de la situación económica
de la empresa, a fin de que la negociación se realice sobre bases racio-
nales y convincentes para los trabajadores.
- Participación sindical gremial en establecimiento de salario mínimo.
- Participación sindical en los organismos públicos en los que se elabora
los índices inflacionarios.
- Establecer formas de participación sindical en CONADE que dé transpa-
rencia a las políticas estatales en las empresas públicas.
- Impulsar con mecanismos legales la negociación colectiva por rama de
actividad y pliego único, propendiendo a superar la negociación atomiza-
da y fragmentada, a fin de incrementar la fuerza del interlocutor sindical
en el proceso de concertación social; propulsando al mismo tiempo la
negociación articulada, por rama y por sindicato. Fijación de tipos sala-
rios acorde con el tamaño y categoría de la empresa en la rama.
- Dar efectiva vida institucional a organismos tripartitos impulsados des-
de el Estado, donde se discutan metas nacionales, política de inver-
sión, prioridades, etc.
- Dada la particularidad de las diferentes problemáticas laborales, impul-
sar la creación de instancias concertativas tripartitas de carácter secto-
rial con facultad resolutiva, con el fin de procesar los problemas labora-
les y aquellos otros de la rama productiva. Ello, en la perspectiva de lle-
(33) Boletín de Coyuntura Laboral, DESCO, Lima, enero-marzo1987.
69
gar en dichas instancias a acuerdos concertados de precios y salarios,
pero también sobre metas sectoriales.
Esto debe complementarse con la fijación del estado de políticas para
cada sector productivo y no excluye acuerdos nacionales sobre cues-
tiones laborales generales y de política económica.
Desarrollar acuerdos de incrementos de productividad sobre la base de
los correspondientes incrementos salariales.
Propender de forma efectiva a que los Reglamentos Internos de las em-
presas sobre los que se basa la disciplina laboral, sean elaborados con
la participación del organismo sindical de cada empresa.
Inclusión de acuerdos tripartitos de consolidación sindical, a los que
tendría que comprometerse al empresariado, destinados al fortaleci-
miento de los organismos sindicales que puedan llevar adelante una
concertación.
Garantizar un compromiso empresarial para la estabilidad laboral de los
trabajadores, donde ésta no deberá ser evadida o burlada bajo ningún
concepto.
Realizar -de mantenerse programas como el PROEM- una estricta fis-
calización sobre las empresas que lo implementan, garantizándose que
no atenten contra la estabilidad laboral y el movimiento sindical organi-
zado.
Establecer el compromiso de metas en torno a la recuperación gradual
del poder adquisitivo de los salarios, que en la última década han sido re-
ducidos aproximadamente a un tercio del P. A. de 1973, mediante incre-
mentos superiores a los topes compensatorios de la inflación, estableci-
dos por el gobierno.
Promover programas de capacitación en el medio sindical, que permita
a las dirigencias tener una formación básica para llevar adelante de ma-
nera exitosa procesos de concertación.
Realizar una revisión de la política de topes salariales indiscriminados,
estableciéndose como criterio la rentabilidad de la empresa para la nego-
ciación colectiva.
 86
ANEXO 7
CONFEDERACIÓN GENERAL DE
TRABAJADORES DEL PERÚ (CGTP)
Fundada el 14 de Junio de 1968
Reconocida Oficialmente Por R.D. Na 18 - D. R. el 29 de Enero de 1971
Afiliada a la Federación Sindical Mundial (F.S.M.)
Plaza 2 de Mayo N2 4 - Telf. 231707 - 243063 - Lima - Perú
RESPUESTA AL PRESIDENTE
DR. ALAN GARCÍA PÉREZ
\, 25 de enero de 1988
Señor Dr.
ALAN GARCÍA PÉREZ
Presidente Constitucional
de la República
PALACIO DE GOBIERNO
Señor Presidente;
Hemos recibido su carta de 20 de Enero como una saludable disposi-
ción al diálogo que estuvimos reclamando desde las postrimerías del paro an-
terior, hace 8 meses, y como signo de que los trabajadores sindicalízados ya
no somos considerados por Ud. como privilegiados.
Sin embargo, lamentamos que busque desvirtuar nuestras demandas
con el pretexto de que la propaganda de la derecha ha confundido a algunos
dirigentes sindicales.
Es positivo que Ud. exprese respeto al derecho de huelga de los trabaja-
dores, y esperamos que ese criterio se ponga en práctica el 28 de enero, dis-
poniendo que las fuerzas del orden no obstruyan, ni repriman la protesta popu-
lar, y que se garanticen nuestras marchas y mítines.
Cuando se inició la llamada política "heterodoxa", la CGTP señaló sus li-
mitaciones, sobre todo cuando se dio la concertación con "los doce apósto-
les" en CADE'86 (HUARAZ). Objetamos la ausencia de cambios estructurales
y la nula participación de los sectores populares. Además, indicamos el talón
de Aquiles de una reactivación basada sólo en el uso de la capacidad instala-
da ociosa, y en grandes concesiones y subsidios a los empresarios privados,
87
a costa de los dineros del Estado, de los ahorristas y del recorte de los dere-
chos de los trabajadores, con la sola esperanza de que aquellos inviertan sus
ganancias. Su política no ha transformado la economía peruana, sólo la ha re-
activado, dentro de los mismos moldes monopólicos y dependientes, repoten-
ciando a los grupos de poder.
Esos grandes sectores empresariales no reinvertieron como Ud. había
confiado, sino que buena parte de los 4 mil millones de dólares que obtuvieron
de utilidades en los primeros 18 meses de su gestión, los remesaron al exte-
rior. De ahí, la devaluación traumática de ahora. ¿Debe el pueblo peruano pa-
gar pasivamente su actitud conciliadora y la USURA del gran capital?
No es cierto que el incremento de remuneraciones sea un factor inflacio-
nario. En primer lugar, no existe incremento de remuneraciones reales aun-
que reconocemos que en estos dos años y medio se detuvo la velocidad del
deterioro de las remuneraciones. El promedio del ingreso mínimo legal de
1987 representa sólo el 56% del que existía en 1980 y apenas el 93% del pro-
medio de 1984. La canasta familiar en diciembre pasado llegaba a 16,800 ¡n-
tis y el ingreso mínimo legal de 2,200 intis, apenas cubre el 13% de la canas-
ta. El fracaso de la política antünflacionaria no es, pues, responsabilidad de
los trabajadores.
No podrá-negar, Señor Presidente, que las medidas económicas aplica-
das en diciembre pasado recuerdan las recetas del Fondo Monetario Interna-
cional y sus catastróficos efectos. La inflación se ha acelerado, por lo que,
con justa razón, reclamamos la indexación mensual de las remuneraciones y
la participación de los trabajadores en el INE así como el cumplimiento del Art.
43 de la Constitución que establece la participación de los trabajadores en la
determinación del ingreso mínimo legal.
En cuanto al empleo, la situación no puede ser más insólita e injusta.
La presión de los grandes empresarios a la que hacía coro un importante sec-
tor de parlamentarios de su partido, no sólo desfiguró la ley de estabilidad la-
boral 24514, sino que, a renglón seguido se eliminó ese derecho para los nue-
vos trabajadores, al promulgarse el anticonstitucional Decreto Supremo Na
018-86-TR(PROEM).
En un país como el nuestro, donde las dos terceras partes de la pobla-
ción económicamente activa no está adecuadamente empleada, solucionar
este problema requiere de una estrategia seria, a mediano plazo, lo que no he-
mos apreciado en lo que va de su gobierno. Cuando hablamos de empleo, nos
referimos a una actividad productiva remunerada y ESTABLE, tal como lo se-
ñala la OIT, y no a cualquier ocupación. Nadie en su sano juicio podría decir
que el PAIT o el PROEM y la cada vez mayor proliferación de sistemas de en-
ganche y contrata cumplen los requisitos señalados. No estamos en contra
 89

de programas coyunturales, pero estos no solucionan el problema del empleo.
Demandamos una política coherente basada en la planificación, en el uso de
la capacidad productiva del pueblo, en la promoción y apoyo de las diversas
formas autogestionarias existentes en el país, en la capacidad empresarial
del Estado y en la concertación con aquellos empresarios verdaderamente na-
cionalistas y comprometidos con el país.
Pero, los problemas del pueblo van aún más allá. Los servicios de sa-
lud, educación, recreación y transportes son cada día peores y se han visto
agravados por la persistente exoneración de impuestos a los más ricos y a
los empresarios, disminuyendo la capacidad económica del Estado para aten-
der tan angustiantes necesidades, problema agravado por los generalizados
casos de inmoralidad en la Administración de su gobierno.
Una herramienta de eficacia probada contra la especulación, el acapara-
miento y la fuga de capitales es la Comunidad Laboral, que debe ser revitaliza-
da y extendida a los sectores comercial y financiero, que aún no la poseen.
Además, debe convertirse en un instrumento efectivo para el control de pre-
cios.
Exigimos un cambio en la orientación de la economía y en el presupues-
to del ingreso y gastos del Estado para atender prioritariamente la alimenta-
ción, la salud, la educación, la vivienda y para que se dé pase a proyectos da
desarrollo, y a una regionalización con descentralización económica, con una
activa participación popular.
Sólo así se atacarán las reales causas de la violencia, que no podrá ser
detenida con el mero uso de las armas. Urge que el gobierno dé pruebas de
su vocación pacificadora, decretando la amnistía general y el restablecimien-
to de la autoridad civil en la zona de emergencia.
La democracia no se ha afirmado en el país. Las organizaciones popula-
res han sido discriminadas del quehacer nacional, y el abuso del carpetazo
por parte de la mayoría parlamentaria de su partido, han devaluado el Poder
Legislativo. Los llamados diálogos directos y los realizados en los Rimana-
cuy y otro tipo de conversatorios sólo han servido para crear imágenes y no
para solucionar problemas. Los trabajadores de la ciudad y el campo rechaza-
mos este tipo de encuentros que no atienden ni resuelven problemas de nues-
tro país.

El paro ha sido convocado por los trabajadores de la ciudad y el campo, Los trabajadores no soto tañemos voluntad de diálogo sino de transfor-
y cuenta con el respaldo de un sinnúmero de organizaciones populares agru- mar el país, y estamos siempre dispuestos a trabajar y luchar junto con todos
padas en la Asamblea Nacional Popular. Nuestra lucha refleja la intuición his- aquellos que en esa dirección demuestren en los hechos una decisión irrevo-
tórica de pueblo peruano y las ganas de vivir de nuestros hijos. Las concep- cable.
ciones centradas en lo industrial y lo urbano, se encuentran más bien en su Cordialmente a nombre del Secretario Ejecutivo de ¡a CGTP
gabinete ministerial.
VALENTÍN PACHO QUISPE
Cuando hablamos del agro no hacemos, sino recoger los reclamos de
los productores del campo. En estos dos años y medio mientras la pro-
ducción de alimentos y productos agropecuarios peruanos bajó o creció muy
poco (azúcar cayó en 9%, papa aumentó en 4%), la importación de trigo, le-
che y maíz duro se duplicó. Y con esto, no sólo que no se ha avanzado en la
independencia alimentaria y en consumir lo nuestro, sino que se ha favoreci-
do a los grandes monopolios, tales como los Nicolini, los Romero, Pacocha y
COPSA; y, si no se han disparado los precios de sus productos, no es porque
hayan disminuido sus utilidades, sino porque el gobierno ha subvencionado la
importación de los insumos que utilizan en más de 60% en perjuicio del campe-
sinado.

Los trabajadores somos los que movemos al país y nunca quisiéramos

detenerlo, pero nos vemos obligados a hacerlo por la indiferencia de su gobier-
no y por los peligros que se ciernen con paquetazos como el de diciembre.
¿Porqué no nos llamó Ud. antes de aprobarlo?
Fuente: Diario La Voz, Lima, 27 de enero 1988.
 90

BIBLIOGRAFÍA Ferrari, César "La Heterodoxia en Política Económica". (Mimeo), INP,

Lima 1986.
Alarco, Germán Elementos críticos de la nueva política económica en:
"Reactivación y Política Económica Heterodoxa 1985-1986", F. Ebert, Galln, Pedro, et. al. "Asalariados y clases populares urbanas" IEP,
Lima 1987. Lima 1986.

Balbi, Carmen Rosa "Organización sindical y Crisis económica". (Mimeo)
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- "Identidad clasista en el medio sindical peruano". (Mimeo) Lima 1987.
- "Sindicalismo y concertación" en: Socialismo y Participación N2 38,
CEDEP, Lima 1987.
- "Primera Etapa: Concertación sin Trabajadores" en Análisis Laboral
N 2 126, Lima, diciembre 1987.
Galín, Pedro "Consideraciones en torno a la clase obrera peruana", en:
Apuntes Ns 22, Lima 1986.
Ermida, Osear "Las relaciones de trabajo en América Latina - Problemas y
tendencias actuales" (Mimeo), 1986.
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Carbonetto, Daniel et. al. "El Perú Heterodoxo: Un modelo económico". Martínez, Daniel "Política Agraria del Nuevo Gobierno" en: Socialismo y
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Ciudad, Adolfo "Problemas del modelo peruano de relaciones de trabajo"
en: Análisis Laboral N 2 112, Lima, octubre 1986.
Dancourt, Osear Cuando se abandonan las políticas fondo monetaristas
en:"Reactivación y Política Económica Heterodoxa 1985-1986" F. Ebert,
Lima 1987.
Rospigliosi, Femando "Los jóvenes obreros de los '80: Inseguridad,
eventualidad y radicalismo". IEP, Lima 1987.
- "El Movimiento Obrero Peruano 1900-1980". Tarea, Lima 1980.
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De Buen, Néstor La Concertación Social en: "Estudios sobre la Concerta- Yépez, Isabel y Bernedo, Jorge "La sindicalización en el Perú" F.
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co-social y Democratización" CLACSO, I987.
- Acuerdos sociales y proceso de transición- Ibidem.

Durand, Francisco "Empresarios y política en el Perú: De la concertación

a la estatización de la banca". (Mimeo) DESCO, Lima 1987.
EDITORIAL Y PRODUCTORA GRÁFICA "NUEVO MUNDO" E.I.R.L
Av. Brasil 3959 - Lima 17 - Tell: 61-2428
DIAGNOSTICO
Y DEBATE
1. Manuel Lajo / Mariluz Morgan
Agroalimentación y Agroindustria
Julio, 1983.

2. A. Reynaldo Susano
Flujo de Fondos del Mercado Informal de Capitales
Julio, 1983

3. Javier Silva Ruete

Deuda Externa del Perú
Setiembre, 1983

4. Marcelo Diamand
Conflicto entre Teoría y Realidad Económica
en América Latina
Setiembre, 1983

5. Felipe Portocarrero M.
Inversión Pública y Gestión Económica
Octubre, 1983

6. Enrique Cornejo (Ed).

Periodismo Económico en el Perú
Octubre, 1983

7. Deuda Externa
¿Cómo Funciona el FMI?
Diciembre, 1983

8. Jorge Rendón Vásquez

Política Remunerativa y Proceso Inflacionario
Diciembre, 1983

9. José A. Salaverry LL
El Crédito Agrario en el Perú
Diciembre, 1983

10. Javier Silva Ruete

Nuevos Rumbos para las Finanzas en América Latina
Diciembre, 1983

11. Alberto Pontoni

Política Petrolera y precios de los combustibles 1973-1983
Julio, 1984

12. Javier Iguíñiz / José Távara

Crecimiento Económico y Restricción Externa
Enero, 1985

13. Julio López de la Piniella

El Nuevo Proteccionismo y las Exportaciones No Tradicionales
Peruanas (1979-1983)
Febrero, 1985
 14. Luis Gutiérrez Aparicio 26. Juan Aste Daffós / Alfonso Obando M.
La Actividad Empresarial del Estado en la Comercialización Crisis y Reactivación en la Minería Peruana 1971 - 85: El
Agropecuaria en el Perú Caso de la Mediana y Pequeña Minería
Marzo, 1985. Diciembre, 1987

15. CONASEV 27. Juan Palao Berastain

Financiamiento de Empresas. Estructura y Costos (1977 -1982) Programas, Proyectos, Microregiones y Desarrollo Rural:
Marzo, 1985 El Caso de Puno 1947 -1987
Abril, 1988
16. Baltazar Cara vedo M.
Empresas Públicas de Servicios y Sectores de Bajos Ingresos 28. Eduardo Albareda / Fernando Albareda
Julio, 1985 Artesanía ¿Sobrevivencia o Alternativa de Empleo?
17. Francisco Verdera V. Abril, 1988
La Migración a Lima entre 1972 y 1981. Anotaciones desde una
Perspectiva Económica 29. Enrique Beltrán Dávíla
Diciembre, 1985 Financiamiento de Pequeñas Unidades Productivas
Abril, 1988
18. Jürgen Varnhorn
Cooperación Científica y Tecnológica en el Grupo Andino. Las 30. Fidel Castro Z. / José Luís Villarán S.
experiencias de los PADT- Alimentos Descentralización y Democratización del Sistema Financiero
Diciembre, 1985 Peruano: El Caso de las Cajas Municipales de Ahorro y Crédito
19. Augusto Alvarez Rodrich Junio, 1988
Los Objetivos de las Empresas Estatales
Diciembre, 1985 31. Samuel Chineara E. / Jorge Feliciano A. / Víctor Paredes P.
Formalización y Fomento de las Unidades de Producción de
20. Luis Ponce Vega Pequeña Escala
"El Propietario Ausente", ineficiencia Interna y Sistema Julio, 1988
Institucional: El caso de Siderperú
Enero, 1986 32. Eliana Chávez O'Brien
El Sector Informal Urbano: de Reproducción de la Fuerza de
21. Baltazar Caravedo M. Trabajo a Posibilidades de Producción.
Autonomía y Eficiencia en las Empresas Públicas de Servicio: Setiembre, 1988
El caso Sedapal
Abril, 1986
33. Carlos Centurión y Agüero
22. Juan Aste Daffós Micro-reglones y Regionalización: El caso de
Minería Peruana: Empresas Estatales y Generación de Divisas, La Libertad (Sánchez Camón)
1970-1984 Octubre, I988
Agosto, 1986
23. Francisco Durand
Los Empresarios y la Concertación
Marzo, 1987

24. José I. Távara M.

Estructura Productiva y Capacidad Instalada
Setiembre, 1987

25. Alberto Panlagua V.

Micro-regionalización, Administración Pública y Desarrollo
Regional
Setiembre, 1987
FUNDACION-FRIEDRICH-EBERT J. Vanderghen 299
Miraflores - Lima
Un conjunto de factores permitiría explicar un hecho apa-
rentemente paradójico: el aislamiento del gobierno de los
sectores organizados del sindicalismo, en el contexto de
la implementación de políticas económicas que han permi-
tido estos dos años una significativa recuperación salarial.
En este contexto parece necesario llamar la atención so-
bre lo indispensable de incorporar al sindicalismo y los
actores sociales involucrados en la redefinición, hoy en
discusión, de lo que van a constituir los nuevos lincamien-
tos de la política económica en el país.
 86
ANEXO 7
CONFEDERACIÓN GENERAL DE
TRABAJADORES DEL PERÚ (CGTP)
Fundada el 14 de Junio de 1968
Reconocida Oficialmente Por R.D. Na 18 - D. R. el 29 de Enero de 1971
Afiliada a la Federación Sindical Mundial (F.S.M.)
Plaza 2 de Mayo N2 4 - Telf. 231707 - 243063 - Lima - Perú
RESPUESTA AL PRESIDENTE
DR. ALAN GARCÍA PÉREZ
\, 25 de enero de 1988
Señor Dr.
ALAN GARCÍA PÉREZ
Presidente Constitucional
de la República
PALACIO DE GOBIERNO
Señor Presidente;
Hemos recibido su carta de 20 de Enero como una saludable disposi-
ción al diálogo que estuvimos reclamando desde las postrimerías del paro an-
terior, hace 8 meses, y como signo de que los trabajadores sindicalízados ya
no somos considerados por Ud. como privilegiados.
Sin embargo, lamentamos que busque desvirtuar nuestras demandas
con el pretexto de que la propaganda de la derecha ha confundido a algunos
dirigentes sindicales.
Es positivo que Ud. exprese respeto al derecho de huelga de los trabaja-
dores, y esperamos que ese criterio se ponga en práctica el 28 de enero, dis-
poniendo que las fuerzas del orden no obstruyan, ni repriman la protesta popu-
lar, y que se garanticen nuestras marchas y mítines.
Cuando se inició la llamada política "heterodoxa", la CGTP señaló sus li-
mitaciones, sobre todo cuando se dio la concertación con "los doce apósto-
les" en CADE'86 (HUARAZ). Objetamos la ausencia de cambios estructurales
y la nula participación de los sectores populares. Además, indicamos el talón
de Aquiles de una reactivación basada sólo en el uso de la capacidad instala-
da ociosa, y en grandes concesiones y subsidios a los empresarios privados,
87
a costa de los dineros del Estado, de los ahorristas y del recorte de los dere-
chos de los trabajadores, con la sola esperanza de que aquellos inviertan sus
ganancias. Su política no ha transformado la economía peruana, sólo la ha re-
activado, dentro de los mismos moldes monopólicos y dependientes, repoten-
ciando a los grupos de poder.
Esos grandes sectores empresariales no reinvertieron como Ud. había
confiado, sino que buena parte de los 4 mil millones de dólares que obtuvieron
de utilidades en los primeros 18 meses de su gestión, los remesaron al exte-
rior. De ahí, la devaluación traumática de ahora. ¿Debe el pueblo peruano pa-
gar pasivamente su actitud conciliadora y la USURA del gran capital?
No es cierto que el incremento de remuneraciones sea un factor inflacio-
nario. En primer lugar, no existe incremento de remuneraciones reales aun-
que reconocemos que en estos dos años y medio se detuvo la velocidad del
deterioro de las remuneraciones. El promedio del ingreso mínimo legal de
1987 representa sólo el 56% del que existía en 1980 y apenas el 93% del pro-
medio de 1984. La canasta familiar en diciembre pasado llegaba a 16,800 ¡n-
tis y el ingreso mínimo legal de 2,200 intis, apenas cubre el 13% de la canas-
ta. El fracaso de la política antünflacionaria no es, pues, responsabilidad de
los trabajadores.
No podrá-negar, Señor Presidente, que las medidas económicas aplica-
das en diciembre pasado recuerdan las recetas del Fondo Monetario Interna-
cional y sus catastróficos efectos. La inflación se ha acelerado, por lo que,
con justa razón, reclamamos la indexación mensual de las remuneraciones y
la participación de los trabajadores en el INE así como el cumplimiento del Art.
43 de la Constitución que establece la participación de los trabajadores en la
determinación del ingreso mínimo legal.
En cuanto al empleo, la situación no puede ser más insólita e injusta.
La presión de los grandes empresarios a la que hacía coro un importante sec-
tor de parlamentarios de su partido, no sólo desfiguró la ley de estabilidad la-
boral 24514, sino que, a renglón seguido se eliminó ese derecho para los nue-
vos trabajadores, al promulgarse el anticonstitucional Decreto Supremo Na
018-86-TR(PROEM).
En un país como el nuestro, donde las dos terceras partes de la pobla-
ción económicamente activa no está adecuadamente empleada, solucionar
este problema requiere de una estrategia seria, a mediano plazo, lo que no he-
mos apreciado en lo que va de su gobierno. Cuando hablamos de empleo, nos
referimos a una actividad productiva remunerada y ESTABLE, tal como lo se-
ñala la OIT, y no a cualquier ocupación. Nadie en su sano juicio podría decir
que el PAIT o el PROEM y la cada vez mayor proliferación de sistemas de en-
ganche y contrata cumplen los requisitos señalados. No estamos en contra
 89

de programas coyunturales, pero estos no solucionan el problema del empleo.
Demandamos una política coherente basada en la planificación, en el uso de
la capacidad productiva del pueblo, en la promoción y apoyo de las diversas
formas autogestionarias existentes en el país, en la capacidad empresarial
del Estado y en la concertación con aquellos empresarios verdaderamente na-
cionalistas y comprometidos con el país.
Pero, los problemas del pueblo van aún más allá. Los servicios de sa-
lud, educación, recreación y transportes son cada día peores y se han visto
agravados por la persistente exoneración de impuestos a los más ricos y a
los empresarios, disminuyendo la capacidad económica del Estado para aten-
der tan angustiantes necesidades, problema agravado por los generalizados
casos de inmoralidad en la Administración de su gobierno.
Una herramienta de eficacia probada contra la especulación, el acapara-
miento y la fuga de capitales es la Comunidad Laboral, que debe ser revitaliza-
da y extendida a los sectores comercial y financiero, que aún no la poseen.
Además, debe convertirse en un instrumento efectivo para el control de pre-
cios.
Exigimos un cambio en la orientación de la economía y en el presupues-
to del ingreso y gastos del Estado para atender prioritariamente la alimenta-
ción, la salud, la educación, la vivienda y para que se dé pase a proyectos da
desarrollo, y a una regionalización con descentralización económica, con una
activa participación popular.
Sólo así se atacarán las reales causas de la violencia, que no podrá ser
detenida con el mero uso de las armas. Urge que el gobierno dé pruebas de
su vocación pacificadora, decretando la amnistía general y el restablecimien-
to de la autoridad civil en la zona de emergencia.
La democracia no se ha afirmado en el país. Las organizaciones popula-
res han sido discriminadas del quehacer nacional, y el abuso del carpetazo
por parte de la mayoría parlamentaria de su partido, han devaluado el Poder
Legislativo. Los llamados diálogos directos y los realizados en los Rimana-
cuy y otro tipo de conversatorios sólo han servido para crear imágenes y no
para solucionar problemas. Los trabajadores de la ciudad y el campo rechaza-
mos este tipo de encuentros que no atienden ni resuelven problemas de nues-
tro país.

El paro ha sido convocado por los trabajadores de la ciudad y el campo, Los trabajadores no soto tañemos voluntad de diálogo sino de transfor-
y cuenta con el respaldo de un sinnúmero de organizaciones populares agru- mar el país, y estamos siempre dispuestos a trabajar y luchar junto con todos
padas en la Asamblea Nacional Popular. Nuestra lucha refleja la intuición his- aquellos que en esa dirección demuestren en los hechos una decisión irrevo-
tórica de pueblo peruano y las ganas de vivir de nuestros hijos. Las concep- cable.
ciones centradas en lo industrial y lo urbano, se encuentran más bien en su Cordialmente a nombre del Secretario Ejecutivo de ¡a CGTP
gabinete ministerial.
VALENTÍN PACHO QUISPE
Cuando hablamos del agro no hacemos, sino recoger los reclamos de
los productores del campo. En estos dos años y medio mientras la pro-
ducción de alimentos y productos agropecuarios peruanos bajó o creció muy
poco (azúcar cayó en 9%, papa aumentó en 4%), la importación de trigo, le-
che y maíz duro se duplicó. Y con esto, no sólo que no se ha avanzado en la
independencia alimentaria y en consumir lo nuestro, sino que se ha favoreci-
do a los grandes monopolios, tales como los Nicolini, los Romero, Pacocha y
COPSA; y, si no se han disparado los precios de sus productos, no es porque
hayan disminuido sus utilidades, sino porque el gobierno ha subvencionado la
importación de los insumos que utilizan en más de 60% en perjuicio del campe-
sinado.

Los trabajadores somos los que movemos al país y nunca quisiéramos

detenerlo, pero nos vemos obligados a hacerlo por la indiferencia de su gobier-
no y por los peligros que se ciernen con paquetazos como el de diciembre.
¿Porqué no nos llamó Ud. antes de aprobarlo?
Fuente: Diario La Voz, Lima, 27 de enero 1988.
 90

BIBLIOGRAFÍA Ferrari, César "La Heterodoxia en Política Económica". (Mimeo), INP,

Lima 1986.
Alarco, Germán Elementos críticos de la nueva política económica en:
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Lima 1987. Lima 1986.

Balbi, Carmen Rosa "Organización sindical y Crisis económica". (Mimeo)
CEDYS, Lima 1984.
- "El Movimiento sindical y sus retos"
- "Identidad clasista en el medio sindical peruano". (Mimeo) Lima 1987.
- "Sindicalismo y concertación" en: Socialismo y Participación N2 38,
CEDEP, Lima 1987.
- "Primera Etapa: Concertación sin Trabajadores" en Análisis Laboral
N 2 126, Lima, diciembre 1987.
Galín, Pedro "Consideraciones en torno a la clase obrera peruana", en:
Apuntes Ns 22, Lima 1986.
Ermida, Osear "Las relaciones de trabajo en América Latina - Problemas y
tendencias actuales" (Mimeo), 1986.
Figueroa, Adolfo "La política agraria del Apra en perspectiva". - SEPIA II,
Ayacucho, 1987.

Bronstein, Arturo "La negociación colectiva en América Latina. Algunos Instituto Nacional de Planificación "Anteproyecto de Ley General de
problemas" en: Análisis Laboral N 2 120- Lima, junio 1987. Concertación", Lima 1986.

Carbonetto, Daniel et. al. "El Perú Heterodoxo: Un modelo económico". Martínez, Daniel "Política Agraria del Nuevo Gobierno" en: Socialismo y
INP, Lima 1987. Participación N 2 32, CEDEP, Lima, diciembre 1985.

Córdova, Efrén "Crisis económica y concertación social en América La- Ministerio de Agricultura "Lineamientos del Sector Agrario 1986-1990.
tina" en: Análisis Laboral, Lima, abril 1987. Mediano plazo", Lima 1984.

Cardóse, F. Henrlque "La democracia en sociedades contemporáneas" Paredes, Peri "Las estrategias de contratación laboral. La experiencia del
en: Nueva Sociedad N2 55, Caracas 1984. PROEM y sus alternativas". (Mimeo), Fundación Ebert, Lima 1987.

Ciudad, Adolfo "Problemas del modelo peruano de relaciones de trabajo"
en: Análisis Laboral N 2 112, Lima, octubre 1986.
Dancourt, Osear Cuando se abandonan las políticas fondo monetaristas
en:"Reactivación y Política Económica Heterodoxa 1985-1986" F. Ebert,
Lima 1987.
Rospigliosi, Femando "Los jóvenes obreros de los '80: Inseguridad,
eventualidad y radicalismo". IEP, Lima 1987.
- "El Movimiento Obrero Peruano 1900-1980". Tarea, Lima 1980.
Sulmont, Denis "Vigencia de la organización sindical en el Perú" en;Anál¡-
sis Laboral N 2 100, Lima, octubre 1985.

De Buen, Néstor La Concertación Social en: "Estudios sobre la Concerta- Yépez, Isabel y Bernedo, Jorge "La sindicalización en el Perú" F.
ción SociaCCAES, Lima 1986. Ebert, Lima 1985.

Dos Santos, Mario La concertación en Argentina en: "Concertación Políti-

co-social y Democratización" CLACSO, I987.
- Acuerdos sociales y proceso de transición- Ibidem.

Durand, Francisco "Empresarios y política en el Perú: De la concertación

a la estatización de la banca". (Mimeo) DESCO, Lima 1987.
EDITORIAL Y PRODUCTORA GRÁFICA "NUEVO MUNDO" E.I.R.L
Av. Brasil 3959 - Lima 17 - Tell: 61-2428
DIAGNOSTICO
Y DEBATE
1. Manuel Lajo / Mariluz Morgan
Agroalimentación y Agroindustria
Julio, 1983.

2. A. Reynaldo Susano
Flujo de Fondos del Mercado Informal de Capitales
Julio, 1983

3. Javier Silva Ruete

Deuda Externa del Perú
Setiembre, 1983

4. Marcelo Diamand
Conflicto entre Teoría y Realidad Económica
en América Latina
Setiembre, 1983

5. Felipe Portocarrero M.
Inversión Pública y Gestión Económica
Octubre, 1983

6. Enrique Cornejo (Ed).

Periodismo Económico en el Perú
Octubre, 1983

7. Deuda Externa
¿Cómo Funciona el FMI?
Diciembre, 1983

8. Jorge Rendón Vásquez

Política Remunerativa y Proceso Inflacionario
Diciembre, 1983

9. José A. Salaverry LL
El Crédito Agrario en el Perú
Diciembre, 1983

10. Javier Silva Ruete

Nuevos Rumbos para las Finanzas en América Latina
Diciembre, 1983

11. Alberto Pontoni

Política Petrolera y precios de los combustibles 1973-1983
Julio, 1984

12. Javier Iguíñiz / José Távara

Crecimiento Económico y Restricción Externa
Enero, 1985

13. Julio López de la Piniella

El Nuevo Proteccionismo y las Exportaciones No Tradicionales
Peruanas (1979-1983)
Febrero, 1985
 14. Luis Gutiérrez Aparicio 26. Juan Aste Daffós / Alfonso Obando M.
La Actividad Empresarial del Estado en la Comercialización Crisis y Reactivación en la Minería Peruana 1971 - 85: El
Agropecuaria en el Perú Caso de la Mediana y Pequeña Minería
Marzo, 1985. Diciembre, 1987

15. CONASEV 27. Juan Palao Berastain

Financiamiento de Empresas. Estructura y Costos (1977 -1982) Programas, Proyectos, Microregiones y Desarrollo Rural:
Marzo, 1985 El Caso de Puno 1947 -1987
Abril, 1988
16. Baltazar Cara vedo M.
Empresas Públicas de Servicios y Sectores de Bajos Ingresos 28. Eduardo Albareda / Fernando Albareda
Julio, 1985 Artesanía ¿Sobrevivencia o Alternativa de Empleo?
17. Francisco Verdera V. Abril, 1988
La Migración a Lima entre 1972 y 1981. Anotaciones desde una
Perspectiva Económica 29. Enrique Beltrán Dávíla
Diciembre, 1985 Financiamiento de Pequeñas Unidades Productivas
Abril, 1988
18. Jürgen Varnhorn
Cooperación Científica y Tecnológica en el Grupo Andino. Las 30. Fidel Castro Z. / José Luís Villarán S.
experiencias de los PADT- Alimentos Descentralización y Democratización del Sistema Financiero
Diciembre, 1985 Peruano: El Caso de las Cajas Municipales de Ahorro y Crédito
19. Augusto Alvarez Rodrich Junio, 1988
Los Objetivos de las Empresas Estatales
Diciembre, 1985 31. Samuel Chineara E. / Jorge Feliciano A. / Víctor Paredes P.
Formalización y Fomento de las Unidades de Producción de
20. Luis Ponce Vega Pequeña Escala
"El Propietario Ausente", ineficiencia Interna y Sistema Julio, 1988
Institucional: El caso de Siderperú
Enero, 1986 32. Eliana Chávez O'Brien
El Sector Informal Urbano: de Reproducción de la Fuerza de
21. Baltazar Caravedo M. Trabajo a Posibilidades de Producción.
Autonomía y Eficiencia en las Empresas Públicas de Servicio: Setiembre, 1988
El caso Sedapal
Abril, 1986
33. Carlos Centurión y Agüero
22. Juan Aste Daffós Micro-reglones y Regionalización: El caso de
Minería Peruana: Empresas Estatales y Generación de Divisas, La Libertad (Sánchez Camón)
1970-1984 Octubre, I988
Agosto, 1986
23. Francisco Durand
Los Empresarios y la Concertación
Marzo, 1987

24. José I. Távara M.

Estructura Productiva y Capacidad Instalada
Setiembre, 1987

25. Alberto Panlagua V.

Micro-regionalización, Administración Pública y Desarrollo
Regional
Setiembre, 1987
FUNDACION-FRIEDRICH-EBERT J. Vanderghen 299
Miraflores - Lima
Un conjunto de factores permitiría explicar un hecho apa-
rentemente paradójico: el aislamiento del gobierno de los
sectores organizados del sindicalismo, en el contexto de
la implementación de políticas económicas que han permi-
tido estos dos años una significativa recuperación salarial.
En este contexto parece necesario llamar la atención so-
bre lo indispensable de incorporar al sindicalismo y los
actores sociales involucrados en la redefinición, hoy en
discusión, de lo que van a constituir los nuevos lincamien-
tos de la política económica en el país.