Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Sangrado Libre
Sangrado Libre
Os imaginais menstruar sin usar ningún tipo de producto (tampones, copas menstruales,
compresas...) para retener la sangre? A la mayoría seguro que os viene a la mente la imágen de una
mujer andando por la calle con el pantalón lleno de sangre, pero no, no se trata de eso. Me refiero a
mujeres que sienten su cuerpo y su útero, sienten la necesidad de evacuar la sangre cuando el útero
está lleno, y simplemente van al baño (o donde prefieran) para dejar salir la sangre.
Si decido no usar nada para retener mi menstruación y escuchar a mi cuerpo para dejar la sangre
salir, soy radical? Es volver a la prehistoria? No, nada de eso. Es querer ser libre. Querer sentir mi
cuerpo, ser feliz en mi cuerpo.
Es querer disfrutar de la menstruación sin dolores uterinos ni molestias por los productos que nos
ofrecen para retenerlo. Llevaba 5 años usando mi mooncup, y aunque muy contenta al haber
encontrado una alternativa a las compresas y los tapones, me molestaba. Cuando lo llevaba puesto
sentía como mi cuello del útero se succionaba hacía abajo por el vacío que el mooncup crea al ser
introducido. Cuanto más trabajo para conectar con mi útero, más placer sexual y orgasmos más
intensos, pero también más molestias al usar el mooncup... Así que hace unos meses me decidí por
el sangrado libre y os quiero contar mi experiencia.
La primera vez que escuché sobre mujeres de otras culturas, que cuando menstruaban no usaban
ningún tipo de protección, fue en un taller de una fisioterapeuta hace 5 años. Ella nos contaba cómo
las mujeres en un país sudamericano donde había estado trabajando le preguntaban para qué usaba
las compresas y tampónes que llevaba en el necessaire. Cuando ella lo explicó, para nosotros algo
obvio, las mujeres de aquella cultura se quedaron asombradas. No entendían por qué complicarse
tanto. Ellas, simplemente sentían cuando necesitaban echar la sangre y en ese momento bucaban un
lugar adecuado para dejarlo salir. Cómo si fueran a hacer pipí o defecar. Tan simple. Cuando
menstruaban por primera vez, su madre u otra mujer cercana simplemente les enseñaba a hacerlo.
Igual que enseñamos a nuestros bebés el control de sus esfínteres.
Ahora llevo un par de meses planificando mis días alrededor de mi menstruación, para poder estar
en casa y lo más tranquila posible. Porque es lo que me pide mi cuerpo. Y es lo que me permite
sentir mi útero y no usar nada para retener la sangre a parte de mi propio cuerpo. Cuando salgo a la
calle a veces llevo una compresa, por si acaso no encuentro un baño cuando lo necesito o por si se
escapa algunas gotas (todavía no ha pasado). Y me siento libre. Libre y feliz de ser mujer y
disfrutar de este cuerpo.
¿Cómo funciona?
Tenemos tres sistemas en la pelvis para evacuar lo que nuestro cuerpo ya no necesita: la uretra para
vaciar la orina de la vejiga, el ano para vacias las heces del recto y la vagina por donde sale los
fluyos del útero. La uretra que lleva el pipí de la vejiga tiene dos esfínteres: uno que no se puede
contraer con voluntad y su función es avisar cuando la vejiga necesita evacuar la orina, y eso se
convierten en las ganas que sentimos de hacer pis. El segundo esfínter es la que contraemos para
que no se nos escape la orina. Cuando somos niños, nos enseñan a identificar esa sensación y
buscar un baño.
Lo mismo pasa con la menstruación. El cuello del útero nos avisa cuando el útero necesita evacuar.
Cuando sentimos las ganas no se va aproducir la descarga directamente si no que se da el aviso para
que puedas buscar un lugar adecuado y igual que el pipí lo puedes "aguantar".
Y por qué todas las mujeres no lo sienten? Porque su pélvis es un gran desconocido, y todo lo que
tenga que ver con los genitales y sus fluyos en nuestra cultura han sido tabú. Nadie nos enseñó a
identificar esa sensación y usarlo para no echar la sangre en una compresa. Nos enseñaron desde
niña a usar tampones y compresas y seguir como si nada estuviera pasando en nuestros cuerpos. No
tenemos las conexiones neuromusculares desarrollados para sentir y atraer nuestra atención a
nuestra zona pélvica.
Y ¿qué es lo que se siente? Se siente como una leve presión, como ganas de orinar pero mas interno.
Y lo sientes antes de sentir la sangre bajar por la vagina. Al sentirlo tienes un par de minutos para
buscar un lugar adecuado, aunque apretando la vagina se puede retener un poco más.
Os invito a todas a probar esta experiencia, es una experiencia de libertad, de amar tu cuerpo, de
sentirte. De ser Mujer.