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EL PROBLEMA DE GENERO EN LA SOCIEDAD A PARTIR

DE LA POESIA DE SOR JUANA INES DE LA CRUZ

Ana Paola Mejía Alcántara


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ASPECTOS POSITIVOS ASPECTOS NEGATIVOS


o Actitudes “románticas” de alguna o Hombres necios, machismo y
manera. discriminación hacia la mujer
o Egoístas, ya que si una mujer habla
bien del hombre, las clasifican de
acuerdo su comentario sobre ellos:
es “ingrata” si no le gusta el
comentario y es “falsa” la que dijo
un buen argumento.
o Actitudes hipócritas, debido a que
incitan a las mujeres a hacer cosas
malas, para después criticarlas
despectivamente.
o Tiranos, culpan a las mujeres por
provocarlos.
En esa época el machismo era impresionantemente fuerte, los hombres menospreciaban
mucho a las mujeres, en esa época las mujeres no podían votar, estudiar, opinar, tomar
decisiones por si mismas, todo esto lo hacían los hombres; habían muchas cosas “mal
vistas” por la sociedad en esa época, había gente que insistía en que los padres no les
permitiesen salir a sus hijas adolescentes para que fueran más obedientes, las mujeres
normalmente debían evitar mirar a los hombre, porque esto se veía como insinuación.
Los hombres las criticaban y consideraban ingenuas; en la redondilla hay una frase que
dice “ Hombres necios que acusáis a la mujer” esto hace referencia a cómo las
consideraban inferiores, y de cómo eran criticadas por ellos, ya fuera que hicieran buenos
o malos actos, cuando hacían buenas acciones se les consideraba “provocativas”, se decía
que ellas supuestamente incitaban a los hombres a tener deseos sexuales, cuando
únicamente eran buenas persona, y hacían buenos actos, y si no hacían esto, las obligaban
a incitarlos, para después catalogarlas “culpables” de hacerlo. En el soneto “Detente
sombra de mi buen esquivo” hace mención de que el amante la utiliza, enamorándola para
después irse y dejarla con un vacío emocional y codependencia hacia él, con eso nos
referimos al usar la palabra “ingenuas”.

La primera recopilación poética de Sor Juana aparecía entre el año 1687 y 1725 en
Madrid su obra literaria, recogida en tres tomos, fue editada en diversas imprentas
españolas, nada menos que en 19 ocasiones.

La fama de Sor Juana quedó patente en los numerosos poemas encomiásticos,


tanto que los escritores de su tiempo le dedicaron como homenaje póstumo en la
fama, pero su buen nombre pronto quedó sepultado por el olvido o por la censura
de la cultura ilustrada del siglo XVIII qué tan hostil se mostró con la estética barroca.
La obra literaria de Sor Juana está hoy plenamente reconocida y su nombre figura
al lado de los más grandes poetas del barroco pero al margen de su indudable Valor
como poeta su actualidad está también determinada por su propia personalidad.

Lejos de claudicar ante un mundo dominado por los valores masculinos se defendió
a través de la escritura de una sociedad que marginaba a la mujer, dejando un
mensaje de rebeldía que no es extraño haya encontrado eco en nuestros días.

La figura de Sor Juana ha sido invocada de una perspectiva feminista,


interesándose por conocer cómo fue posible que una mujer en el siglo 18 se
empeñas en defender la igualdad de sexos en el ámbito de capacidades
intelectuales. El termino expresa, mejor que cualquier otro y el margen del momento
histórico, los planteamientos que buscan la igualdad de la mujer con el hombre.

Pretender que Sor Juana en carne un ideario feminista, impensable en su época


conduce un enfoque erróneo de su personalidad. Sor Juana tuvo una conciencia
muy clara de su derecho como mujer al estudio y al desarrollo de su intelectualidad
en igualdad con el varón.

La mejor prueba del hogar que se le reservaba a sor Juana en una sociedad hecha
a medida del varón, era la publicación de su comentario crítico al sermón de Vieyra,
sus “Autos” y “Villancicos”, ofrecían la imagen pública de una mujer que “enseña”
en asuntos teológicos

De todas las obras de sor Juana Inés de la Cruz, ninguna tuvo en su época tantas
repercusiones ni levantó tantas polémicas como la “Carta Atenagórica”. Cuando
apareció la obra, surgieron en la nueva España detractores y defensores, cuyos
escritos al parecer versaban sobre una gran variedad de aspectos, desde los
estrictamente teológico hasta aquellos que discutían los derechos de una mujer, que
además es monja, a impugnar las tesis literarias de la Compañía de Jesús.

El testimonio feminista de sor Juana Inés de la Cruz quedó firmemente grabado en


su “Carta al padre Núñez” en la “Respuesta” y en muchos de sus versos.

Sor Juana tuvo que soportar la presión de los que desde la animadversión
o desde la amistad consideraba natural guiar intelectualmente la mujer.

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