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El profeta Daniel fue uno de los grandes personajes 

de la Biblia. Su vida estuvo llena de dolor: vio


la invasión de querida Jerusalén por el rey Nabucodonosor y fue llevado como esclavo a Babilonia
junto a sus amigos Sadrac, Misael y Azarías. En aquella tierra extraña Daniel luchó para
mantenerse fiel a Dios en medio de una cultura pagana. Su perseverancia y fidelidad provocaron
muchas persecuciones como veremos, pero también hacían que Dios se mantenía cuidándolo y
respaldándolo.

En Persia Daniel sirvió bajo varios reyes: Nabucodonosor, Belsasar, Darío y Cirio. Se ganó el favor
de cada uno al interpretar sueños y prodigios cuando nadie más en la nació podía brindarle ese
tipo de ayuda a los reyes. Esto resulto en que los reyes lo pusieran en altos cargos y hasta llegó a
ser gobernador de Babilonia. También, cuando sus enemigos conspiraban contra el profeta Daniel,
los reyes salían a su ayuda.

La vida del profeta ha dejado un gran legado en lo que se trata la oración y la devoción a Jehová.
Fue por estas razones que fue perseguido y echado al foso de los leones. Al mismo tiempo, estas
cosas hacían de Daniel un hombre justo delante de Jehová y digno de recibir unas revelaciones
extra ordinarias sobre Israel y el destino de toda la humanidad.

Algunos consideran a Daniel un profeta, aunque otros debaten si fue asi. Como nota Albert H.
Baylis en su libro “Desde la creación hasta la cruz,” algunos no consideran que Daniel tuvo una
carrera de profeta al estilo antiguo de Samuel, Isaías y etc. Otros creen que el solo recibió visiones
como las recibió José. De todos modos Daniel es considerado uno de los profetas mayores del
antiguo testamento. Nadie puede negar el impacto de su vida en un punto crucial en el pueblo de
Israel, y el significado de sus visiones para el reino venidero.

Aparte de su el libro que lleva su nombre, Daniel también nos ha dejado el ejemplo de ayunar. Uno
de sus legados es popular en el día de hoy como el ayuno de 21 días.

Vida antes del exilio


El profeta vivió parte de su juventud en Jerusalén antes de que Nabucodonosor invadiera la ciudad
y empujara a Judá al exilio. Algunos creen que Daniel tenía más o menos 17 años de edad cuando
esto sucedió. Era miembro de la familia real y de la tribu de Judá

Daniel llega a Babilonia


La invasión de Nabucodonosor ocurrió  como dice el “en el año tercero del reinado de Joacin, rey
de Judá.” Nabucodonosor ordenó a Aspenaz, jefe de los eunucos, para que tomara jóvenes de la
casa real que debían ser “bien parecidos y sin defectos físicos, capacitados en todo conocimiento,
inteligentes y capaces de aprender, y con las cualidades suficientes para estar en el palacio del
rey. Entre estos jóvenes estaban Daniel y sus amigos Jananias, a quien le cambiaron el nombre a
Sadrac, Misael (Mesac) y Azarías (Abednego). A Daniel le toco el nombre Beltsasar .

Parte del entrenamiento de los jóvenes que entrenarían en el servicio del rey requería que ellos
pasaran tres años de preparación, y eran alimentados con porciones de la comida y el vino que le
servían al rey. Por temor a Jehová, Daniel y sus amigos no quisieron tomar de la comida que le
servían a los demás y convencieron a sus superiores que solo le dieran legumbres para comer
durante 10 días. Al final del ese tiempo estos jóvenes fueron encontrado ser más saludables que
los que comían la comida regular, y también poseían un conocimiento superior en todo tipo de
sabiduría y ciencias. En particular, Daniel tenía el don de interpretar sueños y visiones.

Daniel y el rey Nabucodonosor


Daniel vemos que Nabucodonosor estaba perdiendo el sueño porque había tenido una serie de
pesadillas. El rey consultó con todos sus magos, astrólogos, adivinos y hechiceros, pero ningunos
pudieron ayudar al rey. Esto enfureció tanto a Nabucodonosor, que el ordeno la ejecución de todos
los sabios en la nación. Resulta que Daniel y sus amigos eran considerados entre los sabios y los
cuatro estaban bajo amenaza de muerte. Al enterarse Daniel de la situación, se puso de acuerdo
con Sadrac, Mesac y Abednego para pedirle ayuda a Dios en cuento a la situación. Dios responde
revelándole a Daniel el significado de los sueños, y el logra presentarse delante del rey con esta
información.

Con la ayuda de Dios Daniel pudo describirle el sueño a Nabucodonosor y explicarle su significado.
Esto hace que el rey se humille y reconozca la grandeza del Dios de Daniel. El profeta cae en
gracia con el rey y recibe muchos honores, incluyendo que lo nombró gobernador de la provincia
de Babilonia y jefe supremo de todos los sabios de la nación.Después de un tiempo
Nabucodonosor vuelve a tener otro sueño y nuevamente consulta a Daniel. Esta vez el sueño
revelaba la condenación que Dios le enviaría al rey, y la cual se cumplió tan pronto Daniel lo
interpretó. Nabucodonosor, tal como advirtió Dios, fue expulsado y se volvió loco.

Daniel y el rey Belsasar


Belsasar fue el hijo y sucesor de Nabucodonosor. Un día el rey tuvo una fiesta en el palacio, donde
usaron utensilios adquiridos del templo de Jehová en Jerusalén durante la invasión, y donde se
adoraron a los reyes paganos. De repente apareció una mano que escribía algo en la pared. El rey,
alarmado, convoca a los magos y adivinos para descifrar lo que dice; nadie pudo y al fin llamaron a
Daniel. Daniel explica el disgusto de Dios con Belsasar, expresado en las frases en la pared.
También comunica el castigo que Dios enviaría sobre el rey.  Esa misma noche murió Belsasar.

Daniel, el rey Darío y el foso de los leones


El conocido incidente de Daniel y el foso de los leones ocurrió durante el reinado de Darío. Daniel,
como andaba bajo la gracia de Dios, se ganaba también la gracia de cada rey. Darío no fue una
excepción.  Esto hace que los gobernadores y los sátrapas envidiaran a Daniel. Ellos convencieron
a Darío a que ordenará que nadie en el reino orará a otro dios o persona que no fuese el rey.
Hicieron esto sabiendo que Daniel nunca haría eso y así fue. Al aprender sobre el edicto real,
Daniel no se escondió, sino que oro en su casa con las ventanas abiertas como desafío. Fue
arrestado y echado al foso de los leones como castigo.

Una vez más los enemigos de Daniel no consideraron que este servía al Dios Todopoderoso. Al día
siguiente Darío corrió al foso porque se había arrepentido que Daniel calló víctima de los líderes de
la nación. Cuando llegó, a la sorpresa de todos, Daniel estaba vivo y tranquilo en medio de los
leones. En ese momento el rey ordenó que los líderes del complot contra Daniel fueran echados al
foso, y ellos si murieron.  

Visiones proféticas
Las cuatro bestias y visión del Altísimo: En el capítulo 7 de Daniel leemos sobre la visión que el
profeta tuvo en donde vio cuatro bestias: un león con alas de águila; una como un oso; un leopardo
con alas de ave y con cuatro cabezas; y la cuarta bestia era una “espantosa y terrible, y
extremadamente fuerte” con colmillos de hierro y diez cuernos. Cada una de esas bestias
representa a reyes que se levantarían en la historia de la humanidad hasta el fin del mundo.
Después de las bestias Daniel ve uno “semejante a un hijo de hombre” (Jesús) a quien “se le dio el
dominio, la gloria y el reino, para que todos los pueblos y naciones y lenguas le sirvieran. Y su
dominio es eterno y nunca tendrá fin, y su reino jamás será destruido.”

La visión deja a Daniel perturbado pues la cuarta bestia causa terror y otras cosas el simplemente
no las entiende. Lo que Daniel ve es el surgimiento del anticristo (la cuarta bestia) y como este será
derrotado y condenado una vez por todas. También ve que el Altísimo reinara para siempre.

Visión del carnero y del macho cabrío: Encontramos esta visión en el capítulo 8. Aquí Daniel ve
otra visión de los últimos tiempos. En esta ocasión la visión se refiere al imperio de Persia y al de
Grecia (las segunda y tercera bestias), y el papel que jugarían en relación a Israel.

Los setentas semanas: Esta visión la vemos al final del capítulo 9 después de que Daniel ayuna
unos 21 días a favor de Israel y en busca de entendimiento de las cosas que ha visto.

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