Está en la página 1de 2

Grupo 7 diferencias entre las funciones jurisdiccionales y administrativas dadas a las

superintendencias
El Estado moderno desde su consolidación ha tenido diversos pilares fundamentales
que cree improrrogables para su funcionamiento, uno de ellos es la división de
poderes. La división de poderes pretende la desconcentración del poder como una
medida de cuidado para la evasión del despotismo que provocaban las monarquías y
también como una superación del feudalismo.
En las actuales configuraciones de los estados, en especifico en la configuración de los
Estados sociales de derecho, esta división de poderes se ha vendido decantando hacía
la priorización del funcionamiento orgánico y sistémico que permite la correcta
coordinación y priorizando sobre el acceso de los y las ciudadanas a la institución
garante de ciertos mínimos para la coexistencia pacífica en la sociedad.
En el marco de lo dicho anteriormente, el Estado colombiano ha adoptado ciertas
configuraciones orgánicas que desdibujan esta separación de poderes y abogan por
una coordinación y por la garantía del acceso a la justicia, otorgando a autoridades
administrativas (poder ejecutivo) funciones jurisdiccionales (poder judicial), esto con
fines de descongestión, colaboración y celeridad.
El caso específico, del cual haremos núcleo del presente escrito, es el caso de las
superintendencias que son encargadas de funciones jurisdiccionales a pesar de ser
una autoridad administrativa. Esta temática ha suscitado algunos debates alrededor de
las garantías y las características propias del sistema jurisdiccional, de las
características propias de las entidades administrativas, de la naturaleza misma de las
superintendencias y de la capacidad que estas tienen, o no, de cumplir funciones
jurisdiccionales y cuál es el alcance de estas funciones.
Estos debates comienzan con un rango constitucional ya que en el art. 116 de la
Constitución política colombiana en su inciso tercero se consagra: “Excepcionalmente
la ley podrá atribuir función jurisdiccional en materias precisas a determinadas
autoridades administrativas. Sin embargo, no les será permitido adelantar la instrucción
de sumarios ni juzgar delitos.” Es de allí que surge la posibilidad de esta atribución de
poderes jurisdiccionales a entidades administrativas y es de allí que parte el debate
alrededor de su alcance ya que es función del legislador delimitar las funciones
jurisdiccionales que entrarán a cumplir las entidades administrativas, pero sin soslayar
los mandatos constitucionales y sin desatender las características propias de la
jurisdicción.
El desarrollo legal que ha tenido este tópico empieza por lo que podemos entender
como un complemento al dictamen constitucional, así el art 13 de la ley 270 de 1996,
modificado por el art. 6 de la ley 1285 de 2009 en su numeral segundo consagra:
Artículo 13. Del ejercicio de la función jurisdiccional por otras autoridades y por
particulares. Ejercen función jurisdiccional de acuerdo con lo establecido en
la Constitución Política:
2. Las autoridades administrativas respecto de conflictos entre particulares, de acuerdo
con las normas sobre competencia y procedimiento previstas en las leyes. Tales
autoridades no podrán, en ningún caso, realizar funciones de instrucción o juzgamiento
de carácter penal (ley 270 de 1996, art. 13)

De allí podemos entender como un elemento característico de las funciones


jurisdiccionales otorgadas a autoridades administrativas el hecho de que solo se
ocuparán de conflictos entre particulares y se regirán por las normas que garanticen un
debido proceso en esta materia.
Partiendo de lo anterior hemos logrado establecer una primera diferencia entre las
funciones administrativas y jurisdiccionales que desempeña una entidad administrativa,
sin embargo, esta característica no es de suficiencia para ser un elemento definitorio.
La corte constitucional ha hecho especial énfasis en las diferencias entre la
administración y la jurisdicción recordándonos los elementos distintivos de la
jurisdicción, la primera de ellas

La ley puede conferir atribuciones judiciales a las autoridades administrativas,


pero siempre y cuando los funcionarios que ejercen concretamente esas
competencias no sólo se encuentren previamente determinados en la ley sino que
gocen de la independencia e imparcialidad propia de quien ejercita una función
judicial.

¿Qué es una superintendencia?

También podría gustarte