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Sólo si tuviéramos campos de fuerza… Precisiones sobre las medidas cautelares en los

procesos de violencia familiar

Por Matías J. Barrionuevo. Abogado, Orientación Derecho Penal (UBA). Jefe de Trabajos
Prácticos en Derechos Humanos y Garantías, del Departamento de Derecho Público II,
Facultad de Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Docente en Derecho Procesal Penal
y Oratoria Forense en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de
Morón.

1. Introducción. 2. La violencia familiar: El código penal y la ley de violencia familiar


bonaerense. 2.1. La restricción perimetral y la exclusión de hogar. 2.2. Efectos de las
medidas cautelares en los procesos de violencia familiar. 3. La actividad legislativa actual. 4.
Conclusiones.

1. Introducción.

Lamentablemente estamos cada vez más acostumbrados a escuchar en los noticieros, a leer en
los diarios, a compartir en las redes sociales diversos hechos de violencia que tienen como víctima
a alguna mujer, a veces con resultados fatales. También nos tienen acostumbrados los medios de
comunicación respecto el tratamiento que nos entregan de ciertos hechos delictivos -porque no
todos son redituables no todos presentan un morbo atractivo para poder vender- es que en estos
supuestos de exposición de conflictos particulares por cuestiones de violencia familiar o violencia
contra la mujer, nada se explica al televidente, al oyente, al lector.

Ahora bien ¿Qué es lo relevante de esta realidad? ¿Porque es necesario dedicarle esta
oportunidad al análisis del tratamiento mediático de este flagelo de la sociedad? Como primera
medida, y siguiendo la sana intención de esclarecer cuestiones, buscaré a lo largo de todo este
artículo, echar un poco de luz a esta cruda realidad que se padece día a día en nuestra sociedad.
En segundo lugar, explicar la legislación que entra en juego cuando sucede un hecho delictivo (en
principio sin importar cual, pero siempre con el denominador común de una mujer como víctima) en
el ámbito de una relación familiar. En tercer lugar, el camino que suelen seguir la mayoría de las
causas en el ámbito de la provincia de Buenos Aires, bajo los lineamientos del Código Procesal
Penal. Siguiendo con esto, las últimas novedades legislativas en torno a esta problemática, y por
último las conclusiones que de todo esto se desprendan.

2. La violencia familiar: El código penal y la ley de violencia familiar bonaerense.

Partiendo de lo que estipulan las distintas leyes que veremos a continuación, es que debe tejerse
el dificultoso entramado de leyes que deben aplicarse para resolver situaciones tales como la
descripta. Para simplificar las cosas, plantearemos un hipotético caso que suele repetirse con
constancia en la mayoría de causas iniciadas por lo que hoy se denomina violencia familiar y
violencia de género.

Digamos entonces que tenemos una pareja conformada por un hombre y una mujer, con hijos
menores, que conviven todos juntos bajo un mismo techo (sin importar el nivel educativo de los
adultos, su condición laboral, si su relación se encuentra legalizada y sin importar cualquier otra
condición imaginable) y como producto de algún descontento en la vida cotidiana, de un
malentendido que muta en algo más grave, en un desafortunado suceso de hechos poco felices, el
hombre atenta contra la persona de la mujer, afectando algún bien jurídico.

Aunque pareciere poco, aunque pareciere escaso y hasta quizá insuficiente, la legislación actual
tiene herramientas para poder comenzar a actuar. Y para esto, echa mano de la Ley N° 12569 (1),
donde por un lado se describe a la violencia familiar, entendiéndola ésta como “toda acción,
omisión, abuso, que afecte la vida, libertad, seguridad personal, dignidad, integridad física,
psicológica, sexual, económica o patrimonial, de una persona en el ámbito del grupo familiar,
aunque no configure delito”, (2) mientras que por otro lado se describe el núcleo familiar protegido
por esta normativa.

En este sentido dice la ley que “Se entenderá por grupo familiar al originado en el matrimonio o en
las uniones de hecho, incluyendo a los ascendientes, descendientes, colaterales y/o
consanguíneos y a convivientes o descendientes directos de algunos de ellos. La presente Ley
también se aplicará cuando se ejerza violencia familiar sobre la persona con quien tenga o haya
tenido relación de noviazgo o pareja o con quien estuvo vinculado por matrimonio o unión de
hecho”. (3)

Volviendo a nuestro ejemplo anterior, ahora sabemos gracias a la definición de la ley de violencia
familiar, que la relación entre este grupo de gente es mucho más abarcativa de lo que solo se
esgrimió, entendiendo que incluso puede haber violencia familiar entre padres e hijos, entre
hermanos, e incluso entre convivientes que no comparten vínculo familiar alguno.

Pero lo novedoso no termina allí, sino que la normativa se aplica aun así cuando las personas ya
hayan finalizado su relación sentimental y/o de convivencia, pero lo que no ha hecho el legislador
bonaerense es fijar un límite temporal a esta posibilidad de denunciar bajo esta particular
normativa.

Volviendo al hecho en sí -a la acción, omisión o abuso por parte del sujeto activo-, ya no es
necesario para la configuración de violencia familiar que se lesione un bien jurídico de aquellos
tutelados del código penal mediante la tipificación del homicidio, las lesiones o las amenazas.

Esta novedosa y especial normativa protege no sólo a éstos bienes jurídicos, sino que ahora se
agrega también la protección de la libertad, la seguridad personal, la dignidad y la integridad física,
psicológica, sexual, económica o patrimonial del sujeto pasivo.

Entonces, tenemos ya dispuesto por ley en que ámbito puede desarrollarse la violencia familiar y
cuáles son los sujetos que pueden verse involucrados en ellas. Resulta entonces necesario ver que
es lo que puede hacer la justicia cuando acontece algún hecho de violencia familiar.

Una vez que la justicia toma intervención, ya sea por denuncia o por el accionar policial preventivo,
el juez se encuentra facultado a actuar -de oficio o a petición de parte (4)- conforme lo dispone el
Artículo 7 de la ley, siempre y cuando se tenga en miras evitar la repetición de estos hechos
disvaliosos.

Y he aquí donde encontramos la tan citada, la tan nombrada restricción perimetral (5) que tanto
nos repiten los medios de comunicación sin explicarnos que es. Pero no podemos olvidarnos de
explicar la otra medida que suelen también disponer los jueces, que es la exclusión de hogar. (6)

2.1. La restricción perimetral y la exclusión de hogar.

SI bien se trata de dos medidas distintas que persiguen diferentes fines, los puntos de contacto que
las unen suelen ser muchos más que los que las separan.

En este sentido, y más allá de encontrarlas en la misma normativa específica, y siendo un requisito
sine qua non que sea un juez competente el que la dicte en el marco de un proceso penal, es
necesario ir a la génesis de estas medidas para entender que son y bajo qué condiciones
mantienen su vigencia.

Tanto la restricción perimetral como la exclusión de hogar son medidas cautelares, y si bien no
resulta ser un instituto propio de los procedimientos penales (es una herramienta neta de los
procedimientos civiles), debemos recurrir a la legislación civil para poder entender que son y que
se necesita para que se soliciten y se dicten.

Dicho esto, se puede afirmar que una medida cautelar es un pronunciamiento judicial cuya función
es asegurar el cumplimiento de una eventual decisión posterior, y si se lo dimensiona en el
momento en que se pide una medida anticipada en una causa que se investiga un hecho de
violencia familiar, parecería ser la herramienta más útil y más adecuada de la que se puede echar
mano para que la justicia ponga ciertos límites al accionar del sujeto activo que se encuentra
ejerciendo esta violencia.

Ahora bien, no solo hay que tener en cuenta que es una medida de excepción y en extremo
singular, toda vez que siempre su dictado se realiza inaudita parte, esto es, sin que la contra-parte
(en este caso, el presunto agresor y su defensa) tenga conocimiento de su requerimiento y de su
tramitación, conociéndola desde el momento en el cual se lo notifica que ya ha sido decidida y se
encuentra en vigencia, sino que también debe -o mejor dicho, debería- controlarse que al momento
de solicitarse, y al momento en que la misma tenga vigencia se cumplan con los requisitos que la
misma norma tiene.

Para que una medida como la restricción perimetral o la exclusión de hogar sea viable se exige que
quien la pida cumpla con dos requisitos (7), siendo el primero de ellos la verosimilitud del derecho
por el cual se busca la protección del estado. Tal y como ya he dicho, en esta particular situación,
son varios los derechos que pueden verse abarcados bajo este inmenso paraguas de protección.
Por otro lado, el segundo de los requisitos es que se acredita el peligro en la demora que puede
tardar en arribar desde los estrados judiciales, circunstancia que siempre es tenida como
presunción en cada causa judicial.

Entonces, ya sabiendo que se necesita para poder pedir una medida cautelar, sabiendo quién es el
que la requiere (la víctima de violencia familiar, ver apartado anterior), y sabiendo sobre quién
recae, resta explicar que efectos tiene cada una de ellas.

En el caso de la restricción perimetral, el efecto que tiene la orden del juez es impedir la libre
circulación y permanencia (8) de la persona denunciada dentro de un límite espacial -en cada caso
puede diferir, pero suele disponerse sobre el domicilio donde reside la víctima o en los lugares
donde desarrolla sus actividades diarias, tales como empleo y ocio- y por un lapso de tiempo
determinado -generalmente suelen disponerse entre 90 y 180 días-.

Por otro lado, en la exclusión de hogar el juez ordena que de inmediato la persona denunciada no
pueda habitar en el domicilio donde acontecieron los hechos violentos, con el fin de evitar un
contacto obligado con la víctima de los mismos.

Resumiendo, con la denuncia de que habría ocurrido uno de los hechos descriptos por la ley de
violencia familiar (no está por demás recordar que la misma permite denunciar situaciones que
estrictamente configuren delito) tanto la víctima como el representante del ministerio público -en su
favor – tienen la potestad para solicitarle al juez de garantías que intervenga en la causa, el dictado
de una restricción perimetral y/o una exclusión de hogar sobre el perpetrador de la violencia
familiar.

2.2. Efectos de las medidas cautelares en los procesos de violencia familiar.

En concreto ¿Que significa que sobre una persona pese una orden de restricción perimetral o una
orden de exclusión de hogar?

Como ya se dijo, no significa más -y a riesgo de ser reiterativo- que una orden que emana de quién
tiene la potestad de restringir derechos constitucionalmente reconocidos en busca de proteger un
bien que se encuentre amenazado o ya haya sido lesionado y se busque evitar una nueva lesión.

Y al sólo ser una orden de una autoridad judicial que recae sobre una persona que no se encuentra
privada de su libertad ambulatoria, el respeto que el autor de los hechos violentos tenga por la
justica es el único límite que marca la eficacia de la medida cautelar impuesta.
Aquí queda en manos del justiciable el hecho de respetar o no la medida dictada. Pero cuidado,
esto no significa que su incumplimiento no traiga consecuencias a quién no respete la orden, dado
que con desobedecerla se está cometiendo el delito -valga la redundancia- de desobediencia.

Según lo estipula el Art. 239 de Código Penal, “Será reprimido con prisión de quince días a un año,
el que resistiere o desobedeciere a un funcionario público en el ejercicio legítimo de sus funciones
o a la persona que le prestare asistencia a requerimiento de aquél o en virtud de una obligación
legal.”

Si a la comisión del delito que da inicio a este proceso penal (que probablemente sea encuadrado
dentro de la figura de lesiones o amenazas en el ámbito de violencia familiar) se le suma la
comisión del delito de desobediencia por incumplir una restricción perimetral o una exclusión de
hogar, el encausado se encuentra imputado en dos procesos en simultáneo -uno como
consecuencia del otro-, circunstancia que podría acarrearle consecuencias graves, tales como
perder su libertad ambulatoria e ir detenido.

3. La actividad legislativa actual

A la fecha de elaboración del presente artículo (principios de agosto de 2015) en el ámbito de la


provincia de Buenos Aires se encuentran presentados dos proyectos de ley que tienen estrecha
conexión con el tema en cuestión, con la particularidad que uno busca endurecer la situación de
aquellos quienes sean imputados del delito de desobediencia mediante el recrudecimiento
normativo; mientras que el otro intenta imponer nuevas obligaciones para la sociedad con el fin de
buscar soluciones con antelación a la aparición del acto violento.

En el primer proyecto se busca la modificación del la legislación procesal penal vigente para que
deje de ser excarcelable el delito de desobediencia, ya que su defensor cree que es la única
manera en que las reiteradas situaciones de violencia familiar cesarán.

En palabras del presidente de la ONG Casa María Pueblo, Dario Witt, esta reforma legislativa
serviría para combatir una construcción machista que legitima a la violencia como método valido de
resolución de conflictos intrafamiliares e intravinculares (9)

Si bien la propuesta sí se perfila a ser una resolución a cortísimo plazo del problema de la violencia
familiar, lo cierto es que no es más que un parche temporal que sólo serviría para llenar aún más
las cárceles y las comisarías con personas que presuntamente cometieron delitos que permiten
una imposición de pena que no les restrinja su libertad ambulatoria. Si bien no es este el momento
ni la intención el desarrollo que pudiera tener esta modificación, lejos está de ser una respuesta
que se sustente a largo plazo.

Gracias a la diversidad de intenciones y a la búsqueda de soluciones sin improvisación se


encuentra también en la legislatura bonaerense un proyecto de ley presentado por el gobernador
de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli que prevee la creación del programa NiUnaMenos
(10), el cual tiene como intención central la formación de la sociedad en los valores que debería
posee per se para que estas aberrantes situaciones no continúen.

Según su presentación, a iniciativa establece la incidencia del estado para la formación de distintos
valores de manera obligatoria en tres ejes distintos: perspectiva de género, derechos de las
mujeres y erradicación de la violencia. (11) Su aplicación está prevista hacia todos los ámbitos del
estado provincial, a todas las escuelas y también a todas aquellas parejas que decidan contraer
matrimonio.

4. Conclusiones

Es imposible dimensionar las incidencias y los alcances de este flagelo que padecen las mujeres
en la sociedad argentina, que si bien no es una realidad que se da en este momento coyuntural de
nuestra historia, estamos en el momento indicado, en el lugar indicado para poder ser la bisagra
que modifique esta realidad y pueda mejorar la realidad que padecen cientos de miles de mujeres
en nuestro país.

Y la forma más correcta, más pensada, más profunda de realizar este cambio, esta vuelta de timón
puede hacerse con herramientas útiles para toda la sociedad, tanto para aquella mujer que se
encuentra en situación de violencia familiar, como para aquél hombre que quizá no es consciente
que se encuentra ejerciendo violencia psicológica o económica simplemente porque nadie le
explicó nunca que los hombres y las mujeres son poseedores de los mismos derechos y del mismo
respeto, siendo que lo único que los separa es el género con el que fueron concebidos.

Demás está decir que la reciente reflexión solo se aplica a situaciones que quizá en la mente del
lector sean poco imaginadas pero asimismo más repetitivas, y no a aquellos sucesos en los cuales
la violencia -sin importar si sea psíquica o física- se apodera de la situación y erradica toda
posibilidad de un resultado pacífico.

Si bien lo que se trata en los medios de comunicación, y por ende, lo que llega a estar en boca de
toda la sociedad son estadísticas que dicen que cada 32 horas muere una mujer como violencia de
género (12), los operadores del derecho no debemos vernos tentados a buscar soluciones que
sirvan para que no nos queme mucho el fierro caliente que tenemos en las manos, ya que sólo
esto nos haría ser operadores mediocres e irrespetuosos de nuestra constitución. Lo que si se
debe hacer en un momento como este es actuar desde la coherencia y desde el respeto de las
garantías de los derechos que merecemos todos simplemente por ser habitantes del suelo
argentino, como nos predica nuestro preámbulo constitucional.

¿Cómo hacer para entender este penoso flagelo social? Creo que debe entenderse desde el punto
de vista que la solución no va a aparecer de un día para otro. Que las medidas que pueden
tomarse con inmediatez -una medida cautelar de restricción perimetral o una medida cautelar de
una exclusión perimetral- no tienen el resultado que buscan simplemente porque no están
diseñadas para los procedimientos penales de esta índole, ya que todo el paradigma penal esta
diagramado desde la amenaza de monto de pena si se comete un acción que se dispuso de
antemano que lesiona o que pone en peligro un bien jurídicamente tutelado.

De continuar por este camino, y creyendo que la restricción de derechos - de dudosa legalidad e
irrespetuosa de las garantías constitucionales- es el único camino a seguir, que la posibilidad real
de ponerle fin a este camino de degradación de la mujer consiste en dictar medidas cautelares que
no son controladas, que son dispuestas sin ton ni son, la brújula que nos guía solo nos llevará a
aguas profundas.

Siguiendo este camino, la realidad se vería subsanada sólo si tuviéramos campos de fuerza.

Citas:
(1) Ley N° 12.596 de violencia familiar de la Provincia de Buenos Aires, modificada por las Leyes
14509 y 14657, publicada en el Boletín Oficial de la Pcia. de Buenos Aires el 02/01/2001.
(2) Ley 12.596 y modificatorias, Art. 1.
(3) Ley 12.596 y modificatorias, Art. 2.
(4) En la realidad, la mayoría de las veces suele ser la víctima de autos quién solicita, a instancias
del Ministerio Público Fiscal la toma de alguna de las medidas dispuestas.
(5) Ley 12.596 y modificatorias, Art. 7, inciso b.
(6) Ley 12.596 y modificatorias, Art. 7, inciso c.
(7) En la legislación civil existe un requisito más, pero por la gravedad del hecho delictivo, y la
especificidad de la materia en la cual se está decidiendo su aplicación, no existe aquí la obligación
de prestar una contra cautela.
(8) Derecho constitucionalmente reconocido, ya sea en la propia letra de la constitución (Art. 14) o
en diversos tratados de derechos humanos que ostentan jerarquía constitucional.
(9)http://www.infojusnoticias.gov.ar/nacionales/buscan-que-no-sea-excarcelable-la-violacion-de-
restriccion-perimetral-9298.html
(10) El nombre del programa que busca su implementación se desprende de la consigna que
reunió a una multitudinaria marcha realizada el 3 de junio de este año, en pos de la concientización
de la situación de violencia que padecen las mujeres bajo el yugo del machismo.
(11)http://www.infojusnoticias.gov.ar/nacionales/buenos-aires-proyecto-de-ley-ni-una-menos-contra-
la-violencia-de-genero-9281.html
(12)http://www.infojusnoticias.gov.ar/nacionales/en-9-de-cada-10-casos-de-violencia-de-genero-el-
agresor-es-o-fue-la-pareja-9287.html

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