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EL FRUTO DEL ESPÍRITU: 

BENIGNIDAD
Algunas personas relacionan benignidad con debilidad. Otros podrán pensar que pequeños actos de
benignidad son frívolos y sin importancia. ¿Qué papel juega el fruto del Espíritu de la benignidad?
Nuestro mundo está lleno de personas cortantes, personas que insultan a los que están a su
alrededor, no le abren la puerta a las señoras de edad ni a los que van con paquetes, se ríen de las
desgracias de los demás y tratan de mostrar su superioridad pasando por encima de los demás.
Sin embargo existen otras personas que ceden su puesto en la fila, elogian a las personas que los
rodean, se apuran para abrirle la puerta a los demás, se solidarizan con los infortunios de otras
personas y muestran humildad y disposición para servir a los demás.
¡Es fácil identificar a las personas que muestran benignidad!
Desafortunadamente, las personas que basan su pensamiento en la mentalidad de “la supervivencia
del más fuerte” es probable que no vean la lógica de la verdadera benignidad. A la gente le gusta
recibirla, pero a menudo no ven el beneficio de ser benigno.
¿Qué dice Dios acerca de la benignidad?
La benignidad hace parte de la lista del fruto del espíritu de Gálatas 5:22. Según el Zondervan NIV
Bible Commentary (Comentario de la Biblia de Zondervan NVI) la palabra griega que se traduce para
benignidad es “la divina benignidad con la cual Dios actúa hacia la humanidad. Es a lo que se refiere
(Antiguo Testamento) cuando constantemente dice: ‘Dios es bueno’. Los cristianos deberían mostrar
benignidad al comportarse con los demás, de la misma manera que Dios se ha comportado con ellos”.
Básicamente significa “hacer obras pensadas para los demás”.
En Proverbios 20:28 vemos unas cualidades que Dios quiere en un líder: “misericordia y verdad
guardan al rey, y con clemencia se sustenta su trono”.
A través de la Biblia se asocian dos cualidades con la benignidad: el amor y la misericordia. Pedro
escribió que debíamos agregarle “a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal” amor (2 Pedro
1:7), en tanto que Pablo habló de vestirnos “de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad,
de mansedumbre, de paciencia” (Colosenses 3:12).
¿Qué es benignidad? Está basada en la mentalidad que se describe en Filipenses 2:3-4: “Nada hagáis
por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como
superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los
otros”.
Benignidad es darnos humildemente en amor y misericordia a las personas que de pronto no podrán
darnos nada a cambio, a personas que a veces no lo merecen y a personas que por lo general no nos
van a agradecer por ello. Benignidad básicamente es una forma de pensar que lleva hacer obras
pensadas para los demás.
¿Por qué Dios quiere que manifestemos benignidad?
La primera parte de Proverbios 19:22 dice: “Contentamiento es a los hombres hacer misericordia”
¿Por qué? ¿Por qué considera Dios esta característica tan importante?
En Salmos 25:6 vemos un punto muy interesante acerca del origen de la benignidad: “Acuérdate, oh
Eterno, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas”. Dios creó el mundo y a la
humanidad, y muy amablemente nos permite vivir acá. También nos permite elegir como queremos
vivir, aunque el preferiría que escogiéramos su camino de vida, porque sabe que es de la única forma
en que conseguiremos la verdadera felicidad. ¡Qué gran benignidad!
Dios quiere que seamos como Él. Aunque la tierna misericordia y amorosa benignidad de Dios a
menudo se da por sentada, sus siervos reconocen su mano. Lo mismo pasará con nosotros si
seguimos su ejemplo y somos misericordiosos y benignos como Él lo es. Las historias en la Biblia nos
muestran que la misericordia y la benignidad de Dios se manifestaban a través de personas que eran
inspiradas por Él. Dios envió mensajeros y profetas para que trataran de ayudar a la gente.
En Efesios 4:32 dice: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a
otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. En el versículo 31 vemos lo contrario de
esto: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia”. ¡Es
obvio que éstas son unas características que Dios no quiere que tenga su pueblo escogido!
¿Por qué quiere Dios que manifestemos benignidad? Nosotros somos herramientas que debemos
extender la benignidad amorosa de Dios y su misericordia al mundo. Debemos reflejar la luz y el
ejemplo de su compasión, misericordia y benignidad. ¡Debemos ser como Él para que podamos estar
en su familia para siempre!
Un ejemplo de benignidad que debemos seguir
En uno de los peores momentos del antiguo reino de Judá, podemos encontrar un asombroso
despliegue de benignidad. En 2 Crónicas 22 y 23 encontramos la historia que comienza con una
malvada reina Atalía tomando el trono de Judá después de asesinar a toda la descendencia real. De
hecho mató a toda la descendencia menos a un bebé llamado Joás. La hija del que fuera rey (Josabet)
salvó al pequeño Joás de la matanza junto con su esposo, el sacerdote Joiada y lo escondieron en la
casa de Dios.
Durante siete años Joiada escondió a Joás mientras que la reina usurpadora gobernaba en Judá.
Ambos esposos tomaron este impresionante riesgo, poniendo sus vidas en peligro por mostrar
benignidad con el niño condenado a muerte. Después de siete años, Joiada cobró fuerzas y empezó a
actuar para que Joás fuera instaurado como rey de Judá y poder deshacerse de Atalía. Así, por
muchos años, Joiada estuvo guiando y aconsejando al joven rey. Esta historia nos muestra que la
benignidad puede implicar que sacrifiquemos nuestra comodidad por otros e incluso arriesgarnos
para poder ayudarlos.
Un ejemplo para evitar
En 2 Crónicas 24 vemos un giro trágico de la historia, el rey Joás nos da un ejemplo perturbador para
evitar. Después de muchos años de benignidad con Joás, el sacerdote Joiada murió. Y Joás en lugar de
seguir lo que Joiada le había enseñado y mostrado, siguió fue el consejo necio de los líderes del
pueblo. Debido a esto, Judá volvió a la idolatría. Dios envió a varios profetas para que animaran a Joás
y a Judá a que se volvieran a Él, pero fueron cruelmente ignorados. Zacarías, hijo de Joiada, el hombre
que mostró tanta benignidad con Joás durante toda su vida, fue uno de los profetas que Dios envió.
¿Cuál fue el trato que Joás le dio al hijo de la persona que literalmente le salvó la vida y trabajó para
que pudiera ser un buen rey? ¡Joás ordenó que apedrearan y mataran a Zacarías! “Así el rey Joás no
se acordó de la misericordia que Joiada padre de Zacarías había hecho con él, antes mató a su hijo,
quien dijo al morir: el Eterno lo vea y lo demande” (2 Crónicas 24:22).
No solamente nos muestra lo horrible que puede llegar a ser la falta de benignidad, también nos
muestra que debemos estar alerta para seguir a Dios, de lo contrario todas las cosas como la
benignidad ya no serán tan importantes para nosotros.
Autoexamen de benignidad
¿La benignidad que muestro a los demás refleja la que Dios tiene conmigo? ¿Ejemplos?
¿Busco algo a cambio con la benignidad que muestro, o es genuina? ¿Cómo lo sé?
¿Mis acciones benignas, llevan consigo misericordia, amor y compasión? ¿Cómo?
¿Cuando realmente puedo hacerlo, cuanto sacrifico por lo demás en lugar de ser egoísta?
¿Cómo podemos mostrar más benignidad?
El fruto del Espíritu tiene varias combinaciones que van de la mano (la benignidad implica amor,
paciencia, templanza, etc.) por una buena razón: Dios es completo y equilibrado. La benignidad es
otra parte que mantiene nuestras actitudes espirituales y nuestra vida equilibrada. ¿Cómo podemos
mostrar más benignidad?
A veces las pequeñas cosas son las más que cuentan. Si tratamos de manifestar más misericordia a los
demás poco a poco, veremos un cambio completo en nuestra actitud — será una llena de benignidad.
Algunos ejemplos que demuestran benignidad son:
Elogie a la gente de manera sincera (sin adulaciones) para alegrarles el día.
Interactúe con los extraños, en vez de pasar de largo o mirar al piso (ábrales la puerta, sonría, salude,
ayúdeles a llevar algo).
Siéntese y hable con personas que claramente no quieren estar solas.
Hágale un espacio a la benignidad en su personalidad y su rutina diaria. Esto puede implicar cambios
en sus rutinas, dedicarle más tiempo a los demás y desarrollar una actitud de servicio. No va a
cambiar de la noche a la mañana, pero entre más piense en manifestar benignidad, su vida diaria
estará más influenciada por ese pensamiento.
No desaproveche las oportunidades para manifestar benignidad. Diariamente se presentan varias. Si
usted está preparado para ellas entonces podrá aprovecharlas todas. Si pierde alguna, entonces
esfuércese por manifestarla en la próxima oportunidad que se le presente.
La benignidad no es un intento egoísta para que logremos algo. Es una muestra de misericordia y
amor con otro ser humano sin pensar en recibir nada a cambio. Debemos desarrollar el mismo amor y
la benignidad que Dios tiene por nosotros.

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