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Fenómenos sociales

Asesinos en serie

Lucía Guadalupe Bravo


PSICOLOGÍA 2BACH A
Desde hace décadas el tópico de los asesinos en serie ha sido algo muy llamativo para la sociedad.
¿Cómo alguien es capaz de asesinar a personas por simple placer personal? Bueno pues este es un
claro rasgo de la psicopatía. A diferencia de los sociópatas, las personas con psicopatía tienen un patrón
a largo plazo de manipulación, explotación o violación de los derechos de los demás sin ningún tipo
de remordimiento. Se han visto muchos casos de asesinos en serie, cada uno con objetivos y modus
operandi diferentes, sin embargo, me centraré en Ted Bundy.
Ted Bundy mató a más de 30 mujeres y niñas a lo largo de los años 70, aunque también fue sospechoso
de otros 20 asesinatos sin resolver. Lo principal para
entender estos crímenes es meternos dentro de su complejo
cerebro. Una doctora afirmó que Bundy cumplía con los
criterios de trastorno bipolar, un trastorno mental conocido
como trastorno maníaco-depresivo, además las personas
con trastorno bipolar tienen cambios drásticos en su estado
de ánimo, y pasarán episodios intensos de manía y
depresión.
Por otro lado, el hecho de que Bundy se defendiera a sí
mismo en su propio juicio, es un comportamiento común de
los asesinos, como un ejemplo de sus episodios maníacos.
Así mismo, Jim Fallon, un neurocientífico que estudió los
cerebros de los asesinos en serie, sugiere que tienden a tener
cortezas frontales menos activos, el área del cerebro
involucrada en la toma de decisiones morales y el
comportamiento ético. Esto esencialmente bloquea la amígdala, la parte del cerebro que procesa las
emociones, el miedo y la agresión.
En este primer juicio Bundy asegura que el es completamente inocente y de que todas las difamaciones
son por culpa de los medios de comunicación, diciendo que el trabajo de ellos fue “plantar la semilla
en la cabeza de las personas”, dando a entender que los medios crearon al inexistente criminal.
Además, incluye de que el “es muy feliz con la persona que es hoy en día e incluso con la que ha sido
a lo largo de todos sus años de vida”. Un rasgo importante que hay que tratar es que Bundy estudió
psicología, es decir, él sabe mejor que nadie como tiene que comportarse ante los ojos de los jueces y
de los profesionales.
Si nos situamos en la entrevista que tuvo 7 horas antes de su paso por la silla eléctrica, podemos
observar el paso de los años pues ahora Bundy no intenta defender su postura, sino que argumenta el
por qué hizo todo lo que hizo. Cuenta que él siempre vivió en una casa tranquila sin rastro de violencia
por parte de los padres, es más lo criaron de la mejor manera posible junto con sus hermanos. Ósea
que el trastorno de Bundy no viene dado durante la niñez, lo común en casi todos los trastornos, aunque
en una de las últimas entrevistas culpó a su abuelo de torturar a animales y de su odio hacia todas las
razas.
El asesino confiesa que era normal hasta que se volvió adicto a la pornografía violenta encontrando
placer en el sufrimiento de la mujer, pero estos placeres se trasladaron a la realidad y comenzó a
cumplir sus fantasías. Su modus operandi era claro, fingía necesitar ayuda frente a las chicas de la
universidad para que estas le ayudaran y una vez así, Bundy las agredía y encerraba en el maletero de
su coche (un Volkswagen beige).
El crimen desencadenante de la carrera de sangre y muerte fue el día en el que entró al cuarto de la
estudiante universitaria Joni Lenz, de 18 años, la golpeó con una barra de hierro, y la violó… con una
pata de la cama. A esto siguieron una serie de asesinatos de universitarias y madres jóvenes. Casi un
mes más tarde atacó en su dormitorio a la estudiante Lynda Ann Healy, de 21 años, la desvaneció de
un golpe, y se la llevó. El cadáver de Lynda apareció un año después, semienterrado en una montaña
cercana a la Universidad de Washington. Sin embargo, la policía no consiguió relacionar estos dos
hechos.
Ted Bundy continuo con sus crímenes, era inteligente y los trastornos diagnosticados no le incapacitan
para percibir la realidad, estando en pleno uso de sus facultades. Fue capaz de tergiversar los hechos a
su favor, y así consiguió escapar más de una vez de las manos de la justicia. Se trasladaba de estado
en estado para que se borraran las huellas, dejando inútiles a los cuerpos de policía sin ninguna prueba.
Sin duda, Bundy era un cazador innato.
Otro punto a tratar es que, el “perverso con compulsión necrofílica" (dictamen médico) no hacía gran
cosa a la hora de llamar la atención de sus víctimas, era atractivo y tenía de sobra los dotes que abren
las puertas más infranqueables: carisma, sonrisa, lenguaje suave y envolvente. Es cierto que siempre
nos dejamos llevar por los rasgos físicos de una persona, es algo que viene dado por la biología
humana, pero… ¿Cuánto puede esconder una cara bonita? Bundy es el claro ejemplo de que hasta lo
más agradable puede acabar resultando amargo.

Me gustaría concluir este trabajo, además de con las ultimas palabras del criminal, con una opinión
sobre el tema tratado. Los psicópatas son al final personas que han sido desterradas de manera indirecta
de la sociedad, entonces yo me pregunto ¿y si todos los crímenes los hacen para que sean conocidos y
dejen de ser inadaptados sociales?, nos encontraríamos pues con una característica principal del
narcisismo.
Creo, además, que no siempre se tiene que vivir en paz y armonía como un cuento de hadas, es más
me parece imprescindible salir de lo monótono. Y puede que estos casos sean los que despiertan
curiosidad y miedo como nada lo había hecho antes, llegando a experimentar emociones nuevas. Aun
así, no justifico las acciones de estos criminales y mucho menos que lo hagan por mero placer.
Aquí las ultimas palabras de Ted Bundy:
—Soy el hijo de puta más duro que jamás han conocido. Pero hay personas que al mirarte irradian una
especie de miedo. Invitan al abuso. Lo fomentan. Además, ¿qué es uno menos, qué significa uno menos
en la faz del planeta?

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