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TESIS
PRESENTA:
Maestra en Psicología (Psicología Clínica)
Ma. Eugenia Meraz Rodríguez
ASESOR (A):
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A mi madre, quien con su muerte me enseñó a amar la vida.
A mi padre, quien con su vida me enseñó a no temer a la muerte.
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RESUMEN
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ABSTRACT
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ÍNDICE
TÍTULO PÁGINA
Introducción 7
3. El Ser y la Conciencia 14
6. Bibliografía 66
6
INTRODUCCIÓN
7
La estructura del presente estudio inicia con los argumentos que justifican la
importancia de la conceptualización de la conciencia de muerte/vida como un
fenómeno integral que una vez que es experimentada por la persona, la lleva
inevitablemente a resignificar su ser, transformando su vida en una experiencia
contínua y arraigada al aquí y ahora, dándole un sentido pleno que no tenía
antes de tomar conciencia de su mortalidad y por ende de su situación vital.
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1. JUSTIFICACIÓN Y OBJETO DEL ESTUDIO
Con base en lo anterior se hace necesario este estudio desde diversos puntos
de partida, desde el punto de vista personal y profesional, se requiere aportar
una aproximación filosófica actual que se encamine a promover en las
personas alcanzar conciencia de muerte/vida para poder acceder a la
resignificación de su ser. Por otro lado, es también necesario dirigir nuestra
atención hacia la vivencia de separación entre las personas generada por la
violencia cada vez más generalizada y normalizada en México y que nos
provoca vivir en la separación y no en la unión, la compasión y la solidaridad.
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2005). Por lo anterior, actualmente se hace necesario desde una perspectiva
filosófica gestalt reconsiderar esta visión donde la vida y la muerte eran
considerados estadios de un proceso cósmico que se repetía, de tal manera
que los vivos y los muertos convivían en tiempo y espacio, siendo que los
muertos impactaban a los vivos y viceversa.
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2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE ESTUDIO
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al vivir y al morir reside en la creatividad, esta se halla estrechamente vinculada
a la toma de conciencia de la mortalidad y que cuanto más aguda sea la
conciencia, mayor será la urgencia por producir algo nuevo, por participar en la
continua e infinita creatividad de la naturaleza.
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salida, en donde el hombre se encuentra con la angustia por ser lo que se es.
Finalmente, las situaciones límite nos ayudan a aclarar el sentido de la
existencia. La crisis provoca el crecimiento y a la posibilidad de resignificar su
ser.
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3. EL SER Y LA CONCIENCIA
Perls señala (2006) que la conciencia (en inglés awareness) es la manera que
se tiene de distinguirse a uno mismo y al mundo. Es de carácter subjetivo
debido a que no se puede percibir la conciencia, sólo se le conoce por la
conducta observable que provoca. La conciencia es una experiencia interna del
propio cuerpo y de las emociones.
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La conciencia continua es la base para ser responsable de sí mismo y permite
el descubrimiento continuo y la comunicación, este flujo interno de los
acontecimientos es el estado humano natural, el estar en el mundo permite al
hombre distinguirse a sí mismo como separado y al mismo tiempo como parte
del mundo, en un continuo.
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y es una experiencia única e irrepetible para cada ser humano que, si se vive
en un continuo de conciencia nos lleva a reconocernos permanentemente en
cada vivencia aquí y ahora. La posibilidad de la conciencia de muerte/vida nos
mantiene arraigados al presente sin la añoranza del pasado y sin la angustia
del futuro.
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vivible para un ser cuyo rasgo más importante es, por una parte, la conciencia
de sí mismo como individuo único, y por otra, la conciencia de su propia
mortalidad. El ser oscila entre estos dos extremos en un estado de inevitable
tensión y ansiedad que parece imposible de aliviar.
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su energía psíquica y todo lo que hace añade más orden a la conciencia. La
experiencia de flujo se entiende como una profunda concentración, un
equilibrio entre los desafíos y las habilidades, un sentimiento de control y un
sentimiento de satisfacción, es desde el enfoque gestáltico un continuo de
gestalten que permiten al ser vivir en equilibrio y abierto a nuevas experiencias
que no interprete como amenazantes sino como enriquecedoras.
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emocionales y sus relaciones con el entorno.
• La muerte física, que se entiende como que una vez que el cuerpo deja de
tener vida, la conciencia humana también toca a su fin. Esta visión de la vida
y la muerte corresponde a corrientes filosóficas materialistas, deterministas,
mecanicistas positivistas y empiristas.
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vida. El existencialismo es uno de los paradigmas de la filosofía del siglo XIX
en su origen, y del siglo XX. Es una tendencia predominante no sólo en la
historia del pensamiento, sino en el testimonio vivo de quienes han
reflexionado acerca de la muerte.
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muerte como el "cese irreversible de las funciones cerebrales aunque otros
organismos de la anatomía humana se mantengan funcionando”.
Por otro lado, y retomando a Dilthey (en Castro, 1993) cuando señala que la
relación que determina de un modo más profundo y general el sentimiento de
nuestra existencia es la relación entre la vida y la muerte, pues la limitación de
nuestra existencia por la muerte es siempre decisiva para nuestro modo de
comprender y de valorar la vida. Hemos de puntualizar que efectivamente la
muerte no parece ser ya una limitación a nuestra existencia pues aquel que
dona sus órganos, ¿no sigue existiendo de alguna manera en el cuerpo de
otro? ¿Con qué certeza podemos afirmar con Dilthey que la muerte constituye
una limitación de la existencia?
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4. EL SER Y LA CONCIENCIA DE MUERTE/VIDA
Es increíble ver cómo el sistema social en que vivimos nos incentiva para
atraparnos en sus distracciones estériles. Este sistema se alimenta de la
ansiedad y la depresión que induce en todos nosotros y que fomenta
cuidadosamente como una maquinaria de consumo que necesita
mantenernos deseosos para continuar funcionando y necesitando. Así,
obsesionados por falsas esperanzas, sueños y ambiciones que prometen
felicidad, pero que sólo conducen a la desdicha y al vacío, nos dejamos llevar
a un desierto sin fin, sin sentido, sin significado alguno.
Morir es más difícil hoy en día, también, porque los vínculos religiosos y
espirituales se han tornado quebradizos. Se han ido borrando los
conocimientos sobre el arte del morir y se le ha ido convirtiendo en una
catástrofe sin salida. Como un fenómeno que sabemos es inevitable y que por
ello mismo queremos mantenernos fóbicamente alejados de él. En respuesta
a esto, Rimpoché (1994) reconoce que sería positivo que se hablara más de
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la muerte y la agonía, tal como se habla, sin dudarlo, del niño que va a venir al
mundo. Propone así, reconectar la vida con la muerte.
Sin embargo, por suerte todavía hay futuro. La crisis actual está despertando
lentamente al ser humano a la necesidad de una transformación personal y
social a escala mundial. En esa transformación el tema de la muerte no estará
ajeno, ya que nos conecta directamente con el sentido de la vida de cada uno
de nosotros. La Filosofía Gestalt tiene ya una importante aportación para que
esto se realice.
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Como ya se mencionó, el concepto y definición de la muerte ha variado a
través del tiempo de acuerdo con la cultura, la religión y el pensamiento
predominante de cada comunidad y de cada época, con la creencia o no, de
la vida después de la muerte, que conlleva a la esperanza de una vida cuando
la estancia terrenal ha llegado a su fin.
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mantenimiento de la tonicidad vascular únicamente mediante administración de
analépticos vasculares, ausencia completa y permanente de toda actividad
eléctrica cerebral espontánea o inducida.
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El proceso fisiológico de la muerte se describe en el siguiente cuadro:
ETAPA MANIFESTACIÓN
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mortal, sino con una nueva percepción. Todo se graba en el momento en que
no se registra ya tensión arterial, ni pulso, ni respiración; algunas veces
incluso en ausencia de ondas cerebrales.
1. Etapa de Conciencia
Etapa durante la cual sobreviene la muerte, la persona se da cuenta de esto y
experimenta una gran paz interior y tranquilidad exterior. Durante esta etapa de
conciencia aparece la fase denominada como umbral de la muerte. La persona
abandona su cuerpo y adopta una forma etérica, sabe lo que ocurre, escucha
conversaciones, no tiene dolor. Se experimenta la salud total, se observan a
sí mismos en su mejor forma, sin limitaciones. Las personas que han sido
reanimados se quejan de haber regresado a la vida.
2. Etapa de Percepción.
Durante la etapa de percepción el ser se encuentra en cuerpo etérico, se
maneja con energía psíquica, tiene plena conciencia de lo que sucede, se
autopercibe como perfecto, no tiene limitaciones de tiempo o distancia, se
encuentra acompañado por seres queridos y guías espirituales y por ese ser
divino acorde a sus creencias religiosas.
Refiere que las personas mencionan que llegada esta etapa, no se quiere
volver, y que se experimenta una comprensión perfecta, sin juicios, y el amor
incondicional e indescriptible. La persona se encuentra en un estado que sólo
pueden definir como espíritu y energía. Se descubre que nadie muere solo sino
que se es acompañado de los seres queridos ya finados, de guías espirituales
y ángeles guardianes.
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3. Etapa del Conocimiento.
Durante la etapa de conocimiento el ser regresa al cuerpo psíquico con el que
fue creado y es invadido con energía espiritual, vive el amor incondicional,
hace la revisión de su propia vida, se hace responsable de su destino y es
capaz de valorar con objetividad.
Sólo si conocemos la verdad sobre la muerte y nos preparamos para ella nos
liberaremos del miedo al territorio desconocido de la muerte. Si preguntamos
a quienes temen a la muerte, qué exactamente los asusta, es probable que la
respuesta sea, la nada, lo desconocido, el vacío o todo eso. Sin embargo, no
hay sistema cultural o religioso que describa el más allá como la nada. Por el
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contrario, esos sistemas reconocen y mitigan el efecto desorientador
presentando imágenes bastante claras de lo que hay más allá.
Las grandes tradiciones espirituales del mundo siempre han dicho que la
muerte, no es el final. Todas transmiten la visión de alguna clase de vida
venidera, que infunde un sentido sagrado a esta vida que estamos llevando
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ahora. Pero a pesar de sus enseñanzas, la sociedad moderna occidental es
en gran medida un desierto espiritual en el que la mayor parte de la gente
imagina que esta vida es lo único que existe. Carentes de toda fe auténtica en
una vida posterior, las personas que llevan una vida desprovista de sentido,
son la mayoría.
Señala que en los dos casos mencionados, al suponerse que los registros no
cesan con la muerte, se genera un sistema de imágenes ilusorias que
ocasionan dolor y sufrimiento. El imaginar la propia muerte como registro de
actividades es fuente de sufrimiento; tiene que ver con la tensión que se
genera ante el tema y con el registro de posesión referido, en este caso, a
la posesión de uno mismo frente a la pérdida del cuerpo. Así es que esa
tensión genera sufrimiento. En algunos casos, la idea de relajación o
desposesión definitiva como pérdida total de los registros de tensión y,
consecuente desintegración del yo, genera el deseo de permanencia.
Siempre, en estos casos encontramos a la posesión en la base del
problema, igual que en los casos de la consideración de la muerte de los
otros.
Por otro lado, Rimpoché (1994) señala que es probable que la razón más
profunda de que temamos a la muerte, sea nuestra ignorancia: ignoramos
quienes somos, ignoramos cómo funciona nuestro psiquismo, ignoramos qué
es la muerte. Sofocamos nuestro miedo secreto a la muerte rodeándonos de
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más y más bienes, más y más cosas, más y más comodidades, más y más
experiencias fuertes, hasta convertirnos en sus esclavos. Necesitamos todo
tiempo y energía para mantenernos y sobrevivir.
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tanto, si deseamos morir bien, hemos de aprender a vivir bien. Para ello,
debemos cultivar la paz en nuestra mente y en nuestra manera de vivir.
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“Sin una visión clara de la muerte no hay orden, no hay sobriedad, no
hay belleza. Los brujos se esfuerzan sin medida por tener su muerte
en cuenta, con el fin de saber el nivel más profundo, que no tienen
ninguna otra certeza sino la de morir. Este conocimiento da a los
brujos el valor de tener paciencia sin dejar de actuar, les da asimismo,
el valor de acceder, el valor de aceptar todo sin caer en la estupidez y
sobre todo, les otorga el valor para no tener compasión ni entregarse a
la importancia personal”…..”Los brujos dicen que la muerte es nuestro
único adversario que vale la pena. La muerte es quien nos reta y
nosotros nacemos para aceptar ese reto, seamos hombres comunes y
corrientes o brujos. La diferencia es que los brujos lo saben y los
hombres comunes y corrientes no.”
Freud (1920) plantea que la vida sólo es una demora de la muerte, la dinámica
de la personalidad resulta del antagonismo entre el impulso de vida y el
impulso hacia la muerte. Para él, la pulsión de la muerte representa la
tendencia irreductible de todo ser vivo a retornar al estado inorgánico. Si
admitimos que el ser vivo vino después del no vivo y que surgió de él la pulsión
de muerte, está perfectamente de acuerdo con la fórmula según la cual, una
pulsión tiende al retorno de un estado anterior y por lo tanto, la meta de todo
ser vivo es la muerte.
Siguiendo esta línea de pensamiento, todo organismo muere por una pulsión
interna, pulsión de muerte, no es necesario que se involucre un factor externo
al ser, éste morirá por una condición interna. Así queda unida la pulsión de
autoconservación (de vida) con la pulsión de muerte. Se pueden distinguir las
dos pulsiones que dominan la vida anímica del ser humano, por un lado la
pulsión de vida o Eros y por el otro la pulsión de muerte o Tánatos. De tal
manera que la muerte y la vida se entienden como los dos elementos que
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forman una unidad que no sólo se complementan sino que no podría existir el
uno sin el otro, no habría vida si no hay muerte y viceversa. Tener conciencia
de la muerte inevitablemente nos lleva a tener conciencia de la vida.
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desencadenar en la persona una crisis, entendida como un suceso que crea
significativos problemas emocionales y que llevan a la persona a una profunda
introspección y revaloración de la propia identidad, valores y convicciones. Una
de las formas de responder a las crisis es una posición de trascendencia, la
cual significa que la persona puede ir más allá de la pena y la pérdida para
reorganizar su vida en una forma nueva, significativa y creativa. Esta postura
requiere de una apertura al cambio de tal manera que se enfoquen como
oportunidades para obtener mayor profundidad como persona, para descubrir
más acerca de uno mismo y para resignificar su ser.
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Para que el organismo se mantenga en vida requiere de crear (figura) y
destruir, este proceso es agresivo y no se presenta aislado, exige la
participación activa del ser humano. La formación de una gestalt es un acto de
creación, su desaparición es un acto de destrucción, siendo ambos actos
agresivos necesarios para la vida. Para que se inicie el proceso de formación
de figura es necesaria la excitación, que es el término para referirnos a la
manifestación de energía en los niveles fisiológicos y de experiencia. La
excitación es lo referente a la actividad de nuestro organismo, es una función
metabólica, es la energía disponible y liberada para asegurar nuestra
supervivencia, necesaria para buscar alimento para respirar, imprescindible
para la vida. Es la energía de la función normal de nuestra actividad motora y
sensorial en el proceso vital. Es la energía en el punto cero.
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adaptación y volviendo a estar en contacto con el ambiente. La existencia es
este fluir.
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“hora de la muerte”, sino que la practica a lo largo de la vida, tiene otra actitud
fundamental ante la vida. Por lo anterior la aportación de la Filosofía Gestalt
es importante para promover en las personas la conciencia de muerte y con
ella la conciencia de vida, siendo ambas coexistentes.
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5. LA FILOSOFÍA GESTALT, LA CONCIENCIA DE MUERTE/VIDA Y LA
RESIGNIFICACIÓN DEL SER
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1ro.
Asume la posición vivencial de la filosofía, desde el aquí y el ahora existencial.
2do.
Se desarrolla en un sentido individual o colectivo desde una cosmovisión
gestáltica, siempre en una temporalidad presente.
3ro.
Se convierte en la oportunidad de unir dos cosmovisiones (la oriental y la
occidental) aparentemente opuestas y gestar nuevas interpretaciones a favor
del desarrollo humano. Es por esa razón que el ser humano es concebido
como una totalidad, que tiene la capacidad de reconocerse a sí mismo y su
entorno, por lo que vive su existencia con valores éticos y estéticos, reconoce
su finitud y se hace responsable de sus necesidades, emociones, creencias y
acciones. El ser humano reconoce al planeta como un ser vivo y como su
hogar, por lo que él es la expresión de la naturaleza.
4to.
El razonamiento que utiliza la Filosofía Gestalt es el pensamiento reflexivo, de
tal forma que sobre una misma realidad, las personas perciben aspectos y
contextos distintos y para ampliar nuestra mirada sobre la realidad, la debemos
complementar con otras miradas, de ahí que sea necesario la especialización
para poder mirar y analizar de mejor manera la realidad.
5to.
La Filosofía Gestalt recorre el pensamiento heideggeriano, del Dasein y la
concreta en la persona, en el existente que se relaciona ética y
comprometidamente con el heme aquí leviniano, con ese otro, diferente, al que
solo mediante la epojé husserliana es posible conocer y no proyectar sobre el
otro lo que es propio.
6to.
La Filosofía Gestalt conocedora de que cada individuo vive su mundo de
manera subjetiva y lo percibe con ciertas cualidades a partir de su cosmovisión,
partiendo del sentido lato de la filosofía, no cuestiona si lo que la persona
piensa de su mundo es verdadero o falso, ya que para la persona que lo vive y
lo experimenta lo asume como verdadero (Descartes, Kant), sino que la
Filosofía Gestalt parte exactamente de esta vivencia existencial y utiliza la
epoje husserliana para dar cuenta de esa vivencia.
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7mo.
La Filosofía Gestalt enmarca el estudio del hombre a partir de las relaciones
que este mantiene con la naturaleza, a partir de su animalidad (organismo) en
el campo/entorno, como una parte muy pequeña (por no decir ínfima) del
campo. Estas relaciones son las que conocemos como experiencias. El ser
humano que propone la Filosofía Gestalt reconoce al planeta tierra como un
ser vivo y como su hogar, por lo que él es la expresión de la naturaleza.
8vo.
La propuesta ecológica de la Filosofía Gestalt es que el hombre, al relacionarse
con la naturaleza, lo haga de forma recíproca, como dos seres vivos, con
respeto a la antropo-bio-diversidad. Si esta fuera la filosofía que todos los seres
humanos asumiéramos, las ansias de poder, de explotar y de consumir
cesarían si estas ponen en peligro a otros seres vivos.
9no.
La propuesta de la Filosofía Gestalt con respecto a la antropo-bio-diversidad
se hace desde el marco axiologico que plantea la Filosofía Gestalt: amor,
responsabilidad, respeto, honestidad y autoestima. Este marco axiológico
permite diferentes caminos pero siempre desde la mirada ética del respeto a la
singularidad.
Por otro lado, para la Filosofía Gestalt, el ser humano es una totalidad, no la
suma de sus partes. Es un organismo/energía compuesto de polaridades que
intercambia con su medio ambiente de manera nutritiva o tóxica, dependiendo
del tipo de relaciones que ha aprendido a establecer. Pone el acento en la
vivencia humana y considera que el aquí y el ahora son siempre continuos.
Considera que el existir es una experiencia de vida, subjetiva por lo que no se
puede universalizar al hombre mediante la razón sino singularizarlo mediante
su existencia.
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inevitable de la mortalidad facilita al ser llevar a cabo cierres de asuntos
inconclusos que pueden generarle sufrimiento y bloquearle su posibilidad de
vivir en armonía consigo mismo, con el otro y con su medio ambiente de
manera satisfactoria para alcanzar una óptima calidad de vida.
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mantenga en un estado de experiencia de bienestar interno. Este estado lo
llevará a estar en equilibrio consigo mismo, con los otros y con el medio
ambiente.
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de la vida humana. En consecuencia, la manera en que captamos un objeto es
relativa a la forma que acabamos de describir. En esta configuración, existe
un centro de interés que se conoce como figura, mientras que el resto del
campo toma la forma de fondo.
Nada existe sin tener en cuenta el concepto del aquí y ahora. Pero para sentir y
experimentar este aquí y ahora en las vivencias, se comienza a trabajar con
sensaciones, con la experiencia sensorial de la persona, esta es la división
fenomenológica del enfoque gestalt. El pasado es una memoria que tenemos
en el presente y el futuro es una fantasía que también vemos en el presente.
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La fenomenología trata de conservar las vivencias de la conciencia, como
cambio temático y de una manera más sistemática. Y a la vez proyectando
sólidamente la estructura de los actos vivenciales. De ahí que se origina la
propuesta del ciclo de la experiencia de la gestalt.
Puede decirse entonces que, ya que los hombres siempre quieren seguir
viviendo, tiene que parecerles insoportable la idea de dejar de vivir. Es natural
decir, una población de seres que tenga conciencia de su futuro se extinguiría
sí, en general, no quisieran siempre seguir viviendo. Para poder sobrevivir,
tendrían, por tanto, que estar previstos de la necesidad de siempre querer
seguir viviendo. Ésta es la hipótesis biológica planteada por Tugendhat.
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consecuencia mediata por la angustia ante el acabar. Queda explicado por la
hipótesis biológica por qué la angustia ante la muerte, aunque sea un
sentimiento normal, no se da entre los hombre incondicionalmente sin
excepción. Nos dejaría insatisfechos tener que constatar simplemente que es
un hecho desconectado de la conciencia. Los hombres pueden superar esta
angustia, y esto se tornará importante más tarde, pero normalmente la tendrán
inicialmente.
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esta angustia ante una amenaza física difusa. Como es natural, esto no
excluye el que, tratándose de personas, en el caso de una amenaza grave,
puedan vincularse la angustia vegetativa y el temor ante la muerte, pero, desde
el punto de vista conceptual, se pueden distinguir claramente.
Los seres humanos tienen, porque pueden hablar y, por eso, objetivar, a
diferencia de otros animales, esta capacidad de relacionarse con sus
sentimientos: en lugar de dejarse invadir por ellos, puede intentar asignarles un
valor dentro de todo lo que, por lo demás, tiene o puede tener valor para ellos
y, así, relativizarlos.
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La pregunta más amplia del ser, de por qué se dedica a determinada actividad
y qué importancia tiene en su propia vida, ante la posibilidad de morir toma
conciencia de la brevedad del tiempo que le queda, se topa con la pregunta
práctica más amplia: ¿Cómo quiero vivir?
Se anticipan aquí dos preguntas, primero, si esta polaridad entre estar distraído
y estar centrado es en realidad constitutiva del ser humano y, segundo, si el
tener conciencia de la posibilidad de morir es la condición necesaria para estar
centrado.
Sólo puede haber una relación entre ambos horrores en el sentido de que es
de suponer que la conciencia de no haber vivido como se quería, tiene que ver
precisamente con el propio olvido del hecho de poder morir en cualquier
momento.
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Uno puede intentar relativizar todas las demás frustraciones con respecto a
otra cosa que le pertenezca; no obstante, también se las puede relativizar de
modo que uno se relativice a sí mismo en relación con otra cosa y en relación
con el mundo. A la muerte, en cambio, no se la puede relativizar más que de
esta segunda manera, y en ello radica la importancia que le corresponde a la
idea de la muerte para sobreponerse también a las otras frustraciones.
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contacto con nosotros mismos por medio de nuestros cuerpos y nuestras
emociones, a este fenómeno se le llama experiencia. Por otro lado es
pertinente señalar que sólo un fenómeno puede ocupar el primer plano, cada
vez. Tal premisa se basa en la organización perceptual en figura-fondo que
provoca una experiencia interna del propio cuerpo y las emociones propias, el
flujo y el cambio que surgen de los sucesos dentro de cada persona y que se
colocan en primer plano (figura) para después volver al fondo. A la
experimentación del ser a través de los sentidos se le llama conciencia básica.
Perls señala (2003) que la conciencia (en inglés awareness) es la manera que
se tiene de distinguirse a uno mismo y al mundo. Es de carácter subjetivo
debido a que no se puede percibir la conciencia, sólo se conoce por el otro la
conducta observable. La conciencia es una experiencia interna del propio
cuerpo y de las emociones. La conciencia se da en el presente, cuando se une
la atención y la conciencia es que se esta en el ahora. La conciencia que tiene
cada persona de sí misma es el estado constante de llegar a ser tal persona, y
constituye el flujo de la conciencia es decir, la conciencia continua.
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que se es en tanto se es reconocido. Ese reconocimiento se gesta para Sartre
(1968 c.p. Pereyra, 2005) a partir de la “mirada”, es en los ojos de los demás
donde se descubre el sí mismo. Es suficiente que el otro me mire para ser lo
que soy. La mirada me objetiviza y concede la conciencia de ser. Laing (1985)
sostiene la tesis de la complementariedad y la confirmación. Señala que todas
las identidades requieren de otro, otro en cuya relación, y a través de la cual,
se realiza la identidad de cada Yo. En la construcción de la imagen de sí
mismo, la confirmación juega un rol decisivo, cuando reconoce y acepta al otro.
La confirmación de la persona que positivamente construye la imagen de sí
mismo es en sí una experiencia sensoperceptual, una gestalt.
El objetivo de las enseñanzas del budismo zen con respecto a esta disyuntiva
humana es precisamente que el hombre se dé cuenta de lo que es vivir y morir,
de lo que son el compromiso y la indiferencia. En el occidente, el neurótico es
el hombre que no puede aceptar la idea de su propia muerte y que, por lo
tanto, no puede vivir plenamente como ser humano.
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La Filosofía Gestalt otorga importancia a la conciencia y establece las bases
para clarificar una manera de desarrollar las funciones de apoyo necesarias en
el ser para poner en marcha un proceso de ajuste creativo auto-perpetuante
que ofrece la única posibilidad de hacer frente a la experiencia de morir, y por
lo tanto, a la de vivir.
La felicidad es una condición vital que cada persona debe preparar, cultivar y
defender individualmente. Las personas que saben controlar su experiencia
interna son capaces de determinar la calidad de sus vidas, eso es lo más cerca
que podemos estar de ser felices. Castanedo (2005) señala que el bienestar
subjetivo se relaciona con la evaluación cognitiva-afectiva que la persona hace
de su vida. Las características de la calidad de vida se han atribuido a amar a
los otros, el placer y la auto-conciencia (awareness). La felicidad es una meta
intrínseca que la gente busca por su propio bienestar, es la línea base de todo
deseo. La felicidad incluye la experiencia de la alegría, del sentirse bien y de la
sensación de que la propia vida vale la pena vivirla.
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Csikszentmihalyi (1997) propone la experiencia de flujo que experimentan las
personas con personalidad autotélica, que se describe como una experiencia
placentera que vale la pena por sí misma, aunque no tenga consecuencias
externas. La experiencia óptima depende de la capacidad de controlar lo que
sucede en nuestra conciencia momento a momento, cada persona lo consigue
basándose en su propio esfuerzo y creatividad. El flujo va a examinar el
proceso de conseguir felicidad gracias al control de nuestra vida interna. El
estado óptimo de experiencia interna es cuando hay orden en la conciencia.
Esto sucede cuando la energía psíquica (o atención) se utiliza para obtener
metas realistas y cuando las habilidades encajan con las oportunidades de
actuar, la búsqueda de un objetivo trae orden a la conciencia porque una
persona debe concentrar su atención en la tarea que está llevando a cabo y
olvidarse momentáneamente de todo lo demás. El flujo es la manera en que la
gente describe su estado mental cuando la conciencia está ordenada
armoniosamente. Es necesario entonces aprender a conseguir el dominio
sobre la conciencia que nos conduce al control sobre la calidad de la
experiencia y del vivir.
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equilibrio entre los desafíos y las habilidades, un sentimiento de control y un
sentimiento de satisfacción.
54
vivencia, con mucho mayor grado de conciencia y es en este momento en que
podemos decir que se esta encarnando la Filosofía Gestalt. Cuando el ser es
capaz de darse cuenta de su temporalidad y resigifica su ser, su estar en el
mundo.
Para la Filosofía Gestalt el ser humano es un proyecto que se dirige hacia algo,
que tiene una intencionalidad desde que es lanzado al mundo, que se mueve
hacia adelante, hacia el futuro durante todo un proceso de vida (Müller-
Granzotto, 2009, en Mora, 2015). El ser humano es un proyecto que puede ir
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elaborándose a cada momento de su existencia y que tiene la posibilidad si así
lo desea, de ser mejor cada vez, reconocer la capacidad que tiene el poder
realizarse, de desarrollarse, de crecer, de enriquecerse, en términos de lo que
se proponga. Reconoce que por naturaleza humana todos los seres humanos
son proyectos, que van hacia adelante, que pueden ser proyectos a la deriva,
insignificantes, comunes y corrientes, o ser proyectos superiores, proyectos
más elaborados, con un mayor grado de conciencia reflexiva para poder
alcanzar mejores posibilidades de crecimiento y desarrollo.
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De ahí que la Filosofía Gestalt sea una reflexión-situación, no es diferente al
fenómeno en estudio, son y se dan al mismo tiempo. Si fuese una cosa
separada de la otra, veríamos el mundo de una manera dualista, separatista,
de causa efecto, escindida entre sujeto y objeto, en contraposición a la
perspectiva gestáltica que nos habla de un mundo sujeto-objeto o campo
organismo-entorno (Perls, 2006). Es bajo esta perspectiva que se entiende la
muerte y la vida, no desde la dualidad sino desde la complementariedad y la
continuidad de la una en la otra. Así también la reflexión sobre la conciencia de
muerte/vida.
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humano: como Dasein o ser-en-el-mundo, y no como “ser en el mundo”. En
otras palabras, el ser humano es en el mundo.
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reflexivo de la forma de vida gestáltica, es decir, de vivir conscientemente en la
experiencia presente. Este discurso reflexivo profundiza, explica, conceptualiza
y teoriza. Sin embargo, todo este proceso reflexivo nunca se despega de la
experiencia. Cuando el ser humano reflexiona en la experiencia presente se
sobredimensiona, se enriquece, en palabras de Heidegger (2005), se pasa de
un Dasman a un Dasein. Él dice que cuando el ser humano es arrojado al
mundo con los otros, ese estar en el mundo lo llama la cotidianidad o la caída,
y así el ser humano es un Dasman, es el uno, el ser como un autómata, que se
encuentra en la cotidianidad, en la caída, pero cuando ese Dasman es tocado
por la angustia, en ese momento se da cuenta de su existencia, lo primero de
lo que se da cuenta es de que es un ser a la muerte, que se va a morir, de que
todo lo que él hace es porque él lo elige y que todas las consecuencias que se
genera son su responsabilidad, de que está solo, de que nadie más puede vivir
su propia experiencia ni ver el mundo como él lo ve. Y en ese momento se
apropia de su existencia, es la transformación del ser humano que pasa de
inauténtico a auténtico. En cuanto el ser humano toma conciencia de
muerte/vida, resignifica su ser de una manera responsable.
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su ser continuamente.
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intencionalidad ontológica orientada desde la voluntad.
Las preguntas quién soy, qué quiero, a dónde voy, qué estoy haciendo, estos
cuestionamientos son parte de un mismo proceso que se ejerce en una misma
situación, no son consecuencia uno del otro, sin embargo, cada situación que
el ser experimenta puede ameritar hacer un énfasis mayor en cualquiera de
ellos. Si bien estos cuestionamientos se dan de manera intrínseca durante todo
el proceso de vida del ser humano no necesariamente se hacen a plena
conciencia, es decir, estos cuestionamientos no siempre se hacen a voluntad.
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de los significados que el ser humano construye ya sea de manera reflexiva o
pre-reflexiva.
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ser humano se ve obligado a tomar una decisión, o ampliar sus recursos
figurales y trascender en si mismo y crecer, o mantenerse en un fingimiento
aunque mantenga un precario equilibrio en su vida cotidiana. Tomar conciencia
de su mortalidad lo hace tomar conciencia de que está vivo, integrando a su
vida la conciencia de muerte/vida que lo lleva a una resignificación de su
existencia.
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hace referencia al sentido orientador mas básico de la experiencia humana que
direcciona al organismo/entorno hacia la novedad asimilable. Esta experiencia
que surge del contacto que el ser humano establece con su entorno, da origen
al campo organismo/entorno el cual es concebido como la semilla
fenomenológica del proceso de vida (Perls, 2006 en Mora, 2015).
Para Latner (2007), si estamos vivos tenemos que preguntarnos para qué y no
el porqué lo estamos ya que estas preguntas interfieren con la conciencia de
nuestro existir actual, pues si se sustituye el fluir natural de la dialéctica con
prejuicios, quedaremos insatisfechos. Por tanto, nos sugiere preguntarnos las
grandes cuestiones: ¿Qué soy yo en la vida?, ¿Cuál es el objetivo de mi vida?,
¿Por qué morimos y sufrimos?. Concluye que si vivimos con espontaneidad no
se nos ocurrirá hacer preguntas debido a que vivimos en plenitud cada
momento, y esa experiencia basta para estar satisfechos; de esta manera
vivimos con un sentido de finalidad pero sin nada determinado.
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De esta forma la Filosofía Gestalt esta dirigida hacia promover una vida plena
a través de la toma de conciencia de muerte, aceptar la contundencia de la
propia finitud y a través de la reflexión, aceptar que en el aquí y ahora se está
todavía vivo. De esta manera el ser resignificará sus valores, el significado
existencial de su ser y su estar-en-el-mundo de una manera responsable,
respetuoso, con amor y honestidad. Este estado existencia es irreversible. A
esta toma de conciencia le llamamos conciencia de muerte/vida.
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