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Sogyal Rimpoché.
En una sociedad como en la que vivimos actualmente, donde todo es positividad y se cree que
“todo es posible”, la felicidad significa diversión, consumo, negación del sufrimiento, tristeza y
la eterna juventud. Hoy en día para las personas es demasiado difícil, por no decir que casi
En nuestra cultura la muerte no es tan considerada como parte de la misma vida, le tememos
tanto a ella que hacemos el vago intento de anularla y ocultarla de nuestras vidas, no existe una
psicopatología de la muerte sino una psicopatología de la vida (Freud, 2015), nos es difícil aceptar
la muerte como algo inevitable y esencial para nuestro ciclo de vida y que es parte natural del
proceso de la vida.
forma paralela han prolongado las fases terminales, en ocasiones haciéndolas casi interminables.
El ser humano, como ser vivo “más evolucionado”, ha conseguido comprender leyes de la materia
y de la vida, estudiar muchas ciencias y comprender muchos fenómenos y sucesos, pero aún no ha
logrado lo mismo con la muerte, sigue latente ese temor por perder alguien o algo, o perder su vida
misma. Parece que existiera el utópico consuelo de pensar que algún día la muerte podrá evitarse.
“Según Sankar (1993), la tendencia a morir en un hospital se ha revertido en los últimos años y
(HANSEN, 2003). La medicina actual basa su importancia en el diagnóstico y para ello se han
incorporado toda una serie de herramientas tecnológicamente avanzadas para lograr el diagnóstico
adecuado, y seguir con el tratamiento médico o quirúrgico necesario. Pero lo que sucede cuando
Por esta razón muchas personas deciden cambiar su sitio de muerte a su hogar, ya que es
demasiado importante para la persona de cuidado en esta etapa la compañía de personas cercanas,
puesto que ante la perspectiva de morir surgen preguntas acerca del origen y el significado de la
vida y las razones por las cuales se sufre y se muere. El antídoto más eficaz contra la desesperación
Ante la muerte se produce una respuesta de poca aceptación y de inadaptación emocional tanto
por parte de la persona de cuidado como de la familia. Los diagnósticos y los tratamientos no
deben impedir o aislar la preocupación por las cuestiones que tienen mayor significación para
ellos, ni hacer olvidar la importancia de las relaciones humanas. La presencia del médico puede
profesional de enfermería quien en su labor hace frente a la atención de estas personas de cuidado
que agonizan.
imposibles de desligar de su labor diaria; y aunque, la mayoría de sus acciones son vistas como
técnicas o científicas, el profesional de enfermería realiza sus prácticas con el objetivo de darle el
Según Elisabeth Kübler-Ross, una pionera en los estudios sobre la muerte y la agonía, “las
personas en fase terminal suelen pasar por los siguientes cinco estadios emocionales: negación,
rabia, negociación, depresión y aceptación. Estas etapas se experimentan más o menos en orden
secuencial. Sin embargo, pueden darse en cualquier orden.” (HANSEN, 2003). La negación o
también llamada fase de shock y aislamiento, es la reacción inicial, la persona enferma niega la
intenta buscar la causa, haciendo preguntas frecuentes como ¿por qué me ha pasado esto a mí?
La Negociación o pacto, en esta fase la persona enferma pasa por una fase donde intenta negociar
creyente o religioso intentara hacer un pacto con Dios a cambio de la curación. Depresión, la
persona enferma entra en un estado depresivo y melancólico ante las consecuencias que la
aquí la persona enferma reconoce finalmente el problema y acepta la muerte como algo
inevitable.
El duelo es un término que, en nuestra cultura, suele referirse al conjunto de procesos
psicológicos y psicosociales que siguen a la pérdida de una persona con la que el sujeto en duelo,
el deudo estaba psicosocialmente vinculado (JL., 2004). El experto e investigador J. Bowlby (J.,
1993) define el duelo como “todos aquellos procesos psicológicos, conscientes e inconscientes,
que la pérdida de una persona amada pone en marcha, cualquiera que sea el resultado”.
Por lo tanto podemos afirmar que el duelo es un proceso normal, una experiencia humana por
la que pasa toda persona que sufre la pérdida de un ser querido, que incluye también todas aquellas
sufrimiento por la muerte de alguien que es querido, es un proceso que a pesar de ser doloroso,
lineal formado por etapas con imites claramente definidos, es más preciso pensar en una serie de
fases superpuestas y fluidas que varían de una persona a otra… son pautas generales y no deben
aceptación, mezclado con negación, rechazo y autocuestionamiento que puede durar entre días o
semanas. Es característico de esta fase las ideas negativas como "la vida no merece ser vivida", la
sensación de vacío intenso, la exaltacion de los valores y cualidades del difunto y de los momentos
depresión y el dolor "no lo puedo soportar". Se inicia la aceptación pero se reviven los recuerdos
que llegan más dolorosos que gratificantes. Esta fase puede durar meses o años y es característico,
la visualización del fallecido en lugares de casa o la visualización de sus pertenencias, la
realización constante y repetitiva de tareas, acciones o gestos que eran del agrado del fallecido y
en las personas creyentes se observa un aumento de la actividad religiosa. Finalmente esta la fase
pérdida entre el miedo al futuro y la imposición de lo cotidiano. Se acepta la perdida como algo
Enfrentarse a la muerte es un proceso muy duro, con altibajos emocionales. No obstante, para
personal. El hecho de enfrentarse a las heridas del pasado, el restablecimiento de las relaciones
y el hecho de preocuparse por los seres queridos permite que las personas enfermas y próximas
Los duelos, por muy dolorosos y complicados que resulten, pueden ser oportunidades
excepcionales para nuestro crecimiento personal y realización, siempre y cuando seamos capaces
escapar del dolor, sino que sabiendo que ocurrirá intenta saberlo manejar.
“No llores porque las cosas hayan terminado, sonríe porque han existido”
C.E. Bordakian.
Bibliografía
doi:9789707290242