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general desde el que puede operar, sin embargo usted necesitará aplicar estos
principios a los casos concretos. Como observará al estudiarlos, las reglas
ofrecen un punto de partida para los profesionales y proporcionan una
referencia para los tipos de terapia grupal. Gran parte de este capítulo hace
referencia a los factores éticos y profesionales que los trabajadores de grupos
encuentran normalmente. Es conveniente desarrollar una conciencia ética y
reflexionar sobre estos factores antes de empezar a liderar algún grupo.
Los miembros pueden esperar ser respetados por el grupo y no ser objeto
de coerción o presión indebida del grupo. Con respecto a este asunto, la regla
de la ASGW (1989) dice: "Los terapeutas protegen los derechos de los miem-
bros contra las amenazas físicas, intimidación, coerción y presión indebida de
los compañeros en la medida de los posible".
Por una parte, es inevitable cierto grado de presión grupal, además en
muchos momentos puede ser incluso beneficiosa desde el punto de vista tera-
péutico. Las personas del grupo se enfrentan a sus opiniones y conductas de
auto-derrota, admiten lo que están haciendo y determinan si desean o no per-
manecer del mismo modo. Por otra parte, en las sesiones se genera presión a
hablar en público, a comentar aspectos personales, a adoptar ciertos riesgos y
a ser honesto con el grupo. Es necesario que el terapeuta diferencie entre pre-
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sión nociva y presión terapéutica. Las personas pueden necesitar cierto grado
de presión para vencer sus formas habituales de resistencia.
En este mismo orden, es bueno recordar que el propósito del grupo es
ayudar a los participantes a encontrar sus propias respuestas y no presionar a
un individuo a hacer algo que el grupo considere apropiado. Los miembros
pueden convertirse fácilmente en objeto de ansiedad innecesaria si se les
acosa para que se comporten de determinada manera. También se puede pre-
sionar a los miembros para que participen en las actividades de comunicación
y en ejercicios no verbales diseñados para favorecer la interacción. Es básico
que los terapeutas sean sensibles a los valores de los miembros que no acce-
den a participar en ciertos ejercicios de grupo. Los terapeutas deben mencio-
nar periódicamente que los miembros del grupo cuentan con esta opción. Una
buena experiencia para el terapeuta consiste en enseñar a los miembros el
modo de resistir presiones grupales excesivas y el modo de rechazar amable-
mente la participación en actividades que les disgustan.
Los miembros disponen del derecho a hacer un uso óptimo de los recursos
en el grupo. En algunos momentos ciertos miembros pueden mostrar conduc-
tas problemáticas como la monopolización del tiempo del grupo, el relato de
historias, preguntas excesivas, interpretar al resto de los miembros, aconsejar
o animar cuando no es apropiado. Tales conductas dejan poco tiempo para
aquellos miembros que desean trabajar sobre sus problemas. La ASGW
(1989) sugiere que: "Los terapeutas garanticen un uso equitativo del tiempo
grupal para cada miembro, invitando a los miembros silenciosos a implicarse,
reconociendo los esfuerzos de comunicación no verbales y reduciendo el mal
uso o monopolización del tiempo por parte de algunos miembros".
Aunque los terapeutas no tienen la obligación de asumir la responsabili-
dad total de intervenir para silenciar a los miembros que están perjudicando
al grupo, deberían percibir la situación y trabajar con el grupo de tal manera
que ningún miembro absorba la energía del grupo, ni dificulte el trabajo pro-
ductivo de los demás. En mi opinión es tarea del terapeuta enseñar a los
miembros monopolizadores a ser más conscientes de la presentación de sí
mismos que hacen al resto de los miembros. Sin ser excesivamente críticos o
duros, los terapeutas pueden ayudar a los miembros a aprender a ser específi-
cos y a evitar perderse en los detalles de la historia. Pueden enseñar a los
miembros a compartir la responsabilidad para que se maximicen los recursos
del grupo. Esto incluye enseñar a los miembros a pedir lo que desean, gene-
rando la sensación de limitaciones de tiempo durante las sesiones y enfren-
tándose adecuadamente cuando observan que algún miembro está
interrumpiendo el proceso grupal.
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 55
Parte del tratamiento equitativo a los miembros implica que el terapeuta
reconozca y respete las diferencias individuales con respecto al entorno racial
y cultural, perspectivas religiosas, orientación del estilo de vida, edad, trastor-
no y sexo. Cualquiera de estos factores pueden influir sobre la habilidad de
un miembro para obtener beneficios de la experiencia grupal. Es importante
que los terapeutas ayuden a los miembros a identificar y clasificar las
dificul-tades que tienen a medida que progresa el grupo debido a una o más
de estas variables. También es importante que todos los miembros generen la
conciencia de la realidad con respecto a la posibilidad de que los otros
miembros dis-pongan de una visión del mundo diferente. Se puede fomentar
la aceptación de la diversidad como fuente valiosa de aprendizaje personal.
El Derecho a la Confidencialidad
ten que usted es serio con respecto a la confidencialidad existen más probabi-
lidades de que ellos se preocupen también por mantenerla. Finalmente,
corresponde al grupo respetar y mantener la necesidad de confidencialidad.
La ASGW de Trabajo Crupal (1989) hace múltiples alusiones a este res-
pecto sugiriendo que "los terapeutas protejan a los miembros definiendo con
claridad el contenido de confidencialidad, su importancia y las dificultades
implicadas en su cumplimiento". Otras sugerencias son:
das a sí mismo o a otros. Esta prescripción atañe también a los casos de abuso
o negligencia de menores o incesto. En un caso extremo, si un miembro del
grupo amenaza seriamente con herir a otra persona, usted debería consultarlo
con su superior o con otros colegas, advertir a la posible víctima e incluso
notificarlo a las autoridades encargadas. La amenaza puede no involucrar a
otras personas; los clientes pueden mostrar conductas extrañas como "tener
visiones" o "escuchar voces" diciéndoles que se mutilen, en tales casos usted
debería seguir los pasos que le permitan ingresarlo durante cierto tiempo.
Si usted dirige un grupo en un centro público correctivo o en un hospital
psiquiátrico, es probable que usted deba adoptar otras responsabilidades ade-
más de la de terapeuta del grupo; por ejemplo, usted deberá registrar en el
informe del cliente ciertas conductas este que muestra en el grupo. Al mismo
tiempo, su responsabilidad hacia los clientes le exige comunicarles que usted
está registrando y transmitiendo cierta información. En general encontrará
que usted tendrá más posibilidades de lograr la cooperación del grupo si es
sincero que si oculta sus informes y por lo tanto se coloca en la posición de
violador de sus confidencias.
Como los grupos pueden actuar como catalizadores del cambio personal,
conllevan también riesgos para los miembros del grupo. La naturaleza de
estos riesgos - que incluye cambios vitales que originan rupturas, confronta-
ciones hostiles y destructivas, socialización dolorosa entre los miembros, etc.
- y lo que el terapeuta puede hacer a este respecto es el objeto de esta sección.
Es irreal esperar que un grupo no conlleve riesgos porque cualquier aprendi-
zaje vital implica arriesgarse. Sin embargo, es responsabilidad ética del tera-
peuta asegurar que los futuros miembros del grupo conocen los riesgos
potenciales y adoptan precauciones a este respecto.
La ASGW recomienda que el terapeuta subraye los riesgos personales
implicados en cualquier grupo, especialmente los referentes a los posibles
cambios vitales y que ayude a los miembros del grupo a examinar su disposi-
ción a encarar dichos cambios. Como mínimo se espera que el terapeuta
comente con los miembros las ventajas y desventajas de un grupo determina-
do, que prepare a los miembros para manejar cualquier problema que puede
surgir en la experiencia grupal y que permanezca alertas a los temores y
reservas que los miembros puedan tener.
También corresponde al terapeuta disponer de un conocimiento amplio y
profundo sobre las fuerzas que operan en el grupo y sobre el modo de movili-
zar dichas fuerzas para lograr fines éticos. Si los terapeutas no proceden cor
precaución, los miembros pueden perder los beneficios del grupo e incluso
pueden resultar psicológicamente dañados por el mismo. Las vías para redu
cir estos riesgos incluyen el conocimiento de los límites de los miembros, e
respeto a sus peticiones, el empleo de un estilo invitador frente a uno dicta
dor, evitar enfrentamientos insultantes, describir la conducta en vez de juz
garla y presentar las sospechas de forma sugerente en vez de forza
interpretaciones a los miembros. El siguiente capítulo describe las destreza:
que emplean los terapeutas de grupo para manejar los aspectos aquí mencio
nados.
A continuación se incluyen algunos problemas que el terapeuta y lo
miembros pueden comentar y trabajar para minimizarlos:
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péutico y la asistencia social solicitan cada vez más contenidos éticos y legis-
lativos. En parte estas tendencias pueden estar relacionadas con la creciente
vulnerabilidad de los profesionales de la salud mental hacia los abusos.
La mayoría de las organizaciones profesionales recomiendan a sus miem-
bros que sean conscientes de los patrones comunitarios y del impacto que la
conformidad o la desviación de estos patrones ejercen sobre su práctica. Estas
organizaciones manifiestan explícitamente que los profesionales evitarán la
explotación de la relación terapéutica, no perjudicarán la confianza necesaria
para que una relación sea terapéutica y evitarán las relaciones duales si inter-
fieren con los objetivos terapéuticos. Normalmente los códigos éticos reco-
miendan prudencia contra los intentos de aunar las relaciones sociales o
personales con las profesionales.
necesitan para trabajar con efectividad con los diversos tipos de miem-
bros que se encuentren en sus grupos. Si no cuentan con esta base fun-
damental, cubren sus limitaciones solicitando supervisión o recibiendo
más formación.
* Los terapeutas son conscientes del modo en que su propio entorno cultu-
ral, actitudes, valores, creencias y sesgos influyen sobre su trabajo y se
esfuerzan por corregir los prejuicios que puedan tener.
* Los terapeutas reconocen que la etnia y la cultura influyen sobre la con-
ducta.
' Los terapeutas respetan los roles de las jerarquías familiares y comunita-
rias correspondientes a la cultura del cliente.
* Los terapeutas respetan los valores y creencias religiosas y espirituales
de los miembros.
* Los terapeutas ayudan a los miembros a determinar los momentos en
que las dificultades tienen su origen en el racismo o en similares, para
no personalizar inadecuadamente los problemas.
* Los terapeutas consideran el impacto de los factores sociales, ambienta-
les y políticos adversos al evaluar los problemas y diseñar las interven-
ciones.
* Los terapeutas se esfuerzan por eliminar sesgos, prejuicios y prácticas
discriminatorias. En su práctica desarrollan la sensibilidad a factores
como la opresión, el sexismo y el racismo.
grupos y algunos consejos práctico para los terapeutas que trabajan con
miembros musulmanes ha sido escrito por Banawi y Stockton (1993).
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facilitar un grupo. La práctica supervisada es la mejor forma de dominar las
destrezas grupales que deberían incluir la observación y la participación en
experiencias grupales. En segundo lugar, las normas contienen una muestra
de reglas para integrar los nuevos conocimientos con las normas de acredita-
ción del Consejo de Acreditación Terapéutica y Programas Educativos Rela-
cionados.
Las Áreas de Conocimiento que son consideradas básicas incluyen la
identificación de los propios puntos fuertes y limitaciones y de los valores,
i ser capaz de describir las características asociadas a los estadios típicos del
desarrollo de un grupo, ser capaz de describir los roles facilitadores e inhibi-
dores y las conductas de los miembros del grupo, conocer los factores tera-
péuticos de un grupo, comprender la importancia de la evaluación del grupo
y de los miembros y ser consciente de los factores éticos específicos del tra-
bajo grupal.
Las competencias relativas a las destrezas que deberían tener los terapeu-
tas incluyen la capacidad de iniciar y concluir las sesiones, modelar conduc-
tas adecuadas para los miembros del grupo, dar y recibir feedback, ayudar a
los miembros a atribuir significado a la experiencia grupal, ayudarles a inte-
grar y aplicar su aprendizaje y demostrar la capacidad para cumplir los patro-
nes éticos de la ASGW en la práctica grupal.
Los patrones de la ASGW señalan que la mejor forma de alcanzar estas
destrezas de trabajo grupal es a través de la práctica supervisada, lo que debe-
ría incluir la observación y la participación en una experiencia grupal. Aun-
que exista un límite mínimo de 10 horas de práctica supervisada, es
recomendable disponer de 20 horas como parte de la formación básica.
Una vez que los aspirantes a terapeutas hayan adquirido el conocimiento y
las destrezas previamente señaladas, pueden formarse en las
especializacio-nes del trabajo grupal, en una o más de estas cuatro áreas: (1)
grupos de tarea/trabajo, (2) grupos de orientación/psicoeducativos, (3) grupos
de consejo psicológico/ resolución de problemas interpersonales y (4) grupos
de psicoterapia/reconstrucción de la personalidad. Las normas detallan el
conocimiento específico y las competencias relativas a las destrezas para
estas especialidades y especifican también el número recomendable de horas
de práctica supervisada para cada una.
La formación para los grupos de tarea/trabajo implica trabajar en un área
amplia del desarrollo y dirección organizativa. Incluye también trabajo de
consulta. La formación de los especialistas require un mínimo de 30 horas de
experiencia supervisada en la terapia y o coterapia de grupos de tarea/trabajo.
La formación de especialistas para los grupos de orientación/psicoeduca-
tivos implica trabajar en el área de la psicología comunitaria, promoción de
salud, marketing, consulta y diseño curricular. Esta especialidad requiere 30
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Desde una perspectiva ética, si usted espera dirigir grupos, deseará estar per-
sonal y académicamente preparado para este trabajo. Si su programa no propor-
ciona esta preparación será necesario que usted solicite la participación en
seminarios o talleres de procesos grupales. No es muy probable que usted apren-
da a dirigir grupos sólo a través de la lectura o de la asistencia a conferencias.
TEORÍA Y PRACTICA DE LA TERAPIA CRUPAL 73
que hace falta para crear cohesión y confianza en el grupo a través de sus
propias resistencias, temores y momentos incómodos en el grupo, al ser con-
frontados o al debatirse con sus problemas en un contexto grupal.
Además de ayudar a resolver los conflictos personales y aumentar la
auto-comprensión, un grupo de crecimiento personal puede ser un valioso
recurso educativo. Una de las mejores formas para aprender a ayudar a los
miembros de un grupo con sus problemas consiste en participar uno mismo
como miembro y vivenciar tales experiencias.
Yalom (1985) recomienda una experiencia grupal para todos los futuros
terapeutas. Algunas de las ventajas que sugiere consisten en experimentar el
poder del grupo, aprender en qué consiste la auto-apertura, llegar a apreciar
las dificultades que conlleva implicarse uno mismo, aprender a nivel emocio-
nal lo que se sabe intelectualmente y ser consciente de la propia dependencia
del poder y conocimientos del terapeuta del grupo. Yalom cita investigacio-
nes donde se ha encontrado que entre el 60 y el 70 por ciento de los progra-
mas de formación de terapeutas de grupo ofrecen algún tipo de experiencia
grupal personal.
Remley (1992) critica que los profesores de los cursos sean al mismo tiem-
po los terapeutas de los grupos experienciales. El mxtox también coincide en que
enseñar en un curso sin la experiencia concurrente es insatisfactorio. Para
evitar el problema ético, combina los enfoques didácticos y experienciales en
sus cursos de terapia grupal pero no es él quien dirige el grupo experiencial. El
se limita a a la mitad didáctica del curso utilizando para ello diversos métodos
educativos. La otra mitad experiencial consiste en un grupo de encuentro diri-
gido por un terapeuta experimentado que no imparte clases. Otros profesiona-
les que ocasionalmente lideran los grupos son graduados que desean obtener
créditos adicionales en grupos avanzados de terapia, terapeutas de centros
locales que desean liderar grupos a cambio de los servicios de consulta y pro-
fesionales del centro de psicología de la universidad. Los estudiantes de Rem-
ley, sin embargo, revelan información personal en sus impresos del curso. El
autor considera que es útil la naturaleza auto-reflexiva de estos impresos y
recomienda no modificar estas tareas sólo con el fin de evitar que los estudiantes
expresen sin intención información privada. Manifiesta que sus estudiantes y él
mismo se hallan satisfechos de este enfoque del curso.
Forester-Miller y Duncan (1990) han identificado algunas guías que en su
opinión podrían reducir los posibles riesgos asociados a la combinación de la
experiencia de crecimiento personal y el curso:
* La experiencia de crecimiento personal no debería relacionarse con el
proceso de selección para matricularse o continuar en el programa.
* Ningún aspecto de la vida personal del estudiante, su sistema de valores
o conducta en el grupo, será tenido en cuenta al evaluar la ejecución del
estudiante en el grupo experiencial. Los estudiantes sólo deberían ser
evaluados con respecto a la adquisición de destrezas.
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