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Turismo y sociedad-gastronomía
Los pueblos indígenas mantienen una relación de equilibrio, de armonía con la naturaleza. El
tiempo presente se entiende a través de la idea de los ciclos de naturaleza, que son los que
estructuran las diferentes actividades que las comunidades, los espacios productivos, espacios
sagrados, espacios ceremoniales, espacio de viviendas, entre otros. Como afirma la Cacique Clara
Romero, del pueblo Qom:
“Los pueblos indígenas no pensamos en la naturaleza y en la tierra como algo que nos pertenece a
nosotros, sino que nosotros pertenecemos a la tierra. No nos creemos superiores a nada. Nosotros,
los árboles, los animales están en la naturaleza para formar un equilibro perfecto”
El rojo simboliza al planeta tierra y al desarrollo cultural e intelectual. El naranja simboliza a los
grupos sociales y los conocimientos transmitidos de generación en generación, así como también
la fertilidad, que implica riqueza, siendo agradecidos a la naturaleza por la buena salud y el
fortalecimiento tanto físico como espiritual de la juventud. El amarillo representa energía,
hermandad indígena y la solidaridad. El color blanco representa el tiempo, relacionado con la
transformación, el avance de la ciencia y la tecnología, el progreso y la dedicación de las
comunidades. El verde implica esperanza, economía y producción agricultura de la región, los
yacimientos hidrológicos y mineros. El violeta, color de la armonía, representa la óptima
administración de recursos y la ideología política de la región andina. El azul, representa al sistema
solar y la organización de las sociedades política, económica y culturalmente.
Se trata de la representación de la sabiduría dejada como herencia de los indígenas de los Andes a
su pueblo. Su bandera es símbolo de la transformación de los ambientes naturales para la buena
convivencia de los seres humanos, su unión, la fertilidad y la producción para el buen vivir.
“Las costumbres que seguimos manteniendo como propiedad cultural del pueblo son algunas
comidas, canciones de cuna, medicina y por supuesto, la lengua, que es nuestra mayor riqueza”.
Con respecto al pueblo Mapuche, las costumbres que llegan a nuestros días son en su mayoría
celebraciones espirituales con mucha participación. Las ceremonias anuales han perdurado desde
tiempos ancestrales. La espiritualidad mapuche, es una de las esferas culturales que ha sido
celosamente custodiada y se ha transmitido de generación en generación. El idioma mapuche se
encuentra en una situación de vulnerabilidad, pero a pesar de ello, los rituales son muy valorados
por los integrantes del pueblo, tanto en los ámbitos rurales como en los urbanos.
Cosmovisión andina: La tierra como madre
Los pueblos andinos, desde Colombia hasta Argentina, comparten principios para entender la
realidad que guardan valiosas enseñanzas.
La práctica de la Pachamama refleja una reverencia a la tierra como madre, como creadora de las
personas, como un ser, una entidad con la que nos une el afecto y a la cual debemos cuidado y
agradecimiento. Los antepasados prehispánicos entendían que el bienestar de las personas
dependía del trato respetuoso con los demás seres que comparten con los humanos el mundo.
Dentro de la concepción andina de la naturaleza como una gran sociedad formada, no sólo por
seres humanos sino también por personas de otra especie (no humanos) que habitan en
diferentes planos. El investigador Axel Nielsen menciona que en la cosmología andina reconoce la
existencia de tres planos de realidad o “mundos”:
1. El mundo superior (mundo de arriba): poblado por las deidades celestes, el sol, la luna, las
estrellas, y en particular ciertas constelaciones.
2. El mundo de aquí y del ahora: el de la tierra, el mundo donde existimos aquí y ahora.
3. El mundo inferior (mundo de abajo): allí habitan todas las fuerzas creativas, lo que entendemos
como Pachamama, que representaría todas esas fuerzas el mundo inferior que dan cuenta de la
fertilidad, de la potencia creativa.
El Carnaval andino
Se trata de una celebración popular, que se realiza al comienzo de la cuaresma (40 días antes de
Semana Santa), en la zona de la Quebrada de Humahuaca y otras partes del noroeste argentino.
Introducido por los españoles durante el período en que conquistaron parte de América, el
carnaval se fusionó con rituales indígenas destinados a celebrar la fecundidad de la tierra y a
honrar a la deidad de la Madre Tierra, la Pachamama
El festejo se inicia en cada comunidad con el “desentierro del diablo”, representado por un
muñeco de trapo que fue enterrado en el final del último carnaval. Los deseos reprimidos se
liberan y los preceptos morales son dejados de lado.
Suenan bombas de estruendo, vuelan harina, talco y papel picado. Día tras día, las comparsas
agitan las calles al ritmo de huaynos y carnavalitos. Los diablitos, símbolos del carnaval, traen
alegría y buena suerte. Hay baile y música interpretada con instrumentos autóctonos, los
participantes se visten con trajes coloridos utilizando cascabeles y máscaras para disfrazarse
Dura ocho días, el festejo termina el "Domingo de Tentación", con el "entierro" del Diablo, en un
hoyo que representa la boca de la Pachamama, junto a cigarrillos, hojas de coca, serpentinas y
chicha. Se prueban entonces platos típicos como empanadas, corderos, queso de cabra y se bebe
chicha rezando para que haya nuevamente diversión al año siguiente.
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