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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA
CALIFICACIÓN

INDOAMERICA

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y DE LA SALUD

ESCUELA DE PSICOLOGIA

PRUEBAS PROYECTIVAS

SEPTIMO PSICOLOGÍA

Autor: Masapanta Rivera Soledad de las Mercedes

Docente: Psc. Cl. David Mayorga

Fecha: 24/04/2019

AMBATO - 2019
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UN LUGAR LLAMADO KINDBERG

Un Lugar Llamado Kindberg traducido ingenuamente por montaña de los niños, como nos narra en su
primer párrafo su autor, Julio Cortázar es un cuento lleno de aliteraciones que dotan al texto de una
sonoridad necesaria para el relato.

Con palabras, Cortázar invita al lector a un plato de sopa caliente lleno de fideos y humeantes
aliteraciones para que, así, oigamos, sorbo a sorbo, la historia de Lina y Marcelo.
Marcelo es un maduro viajante de comercio que recoge en la carretera a la autoestopista Lina. Hace frío,
pero Cortázar no lo narra, sino que escuchamos con imágenes sonoras cómo la lluvia golpea el
parabrisas, cómo la chimenea chisporrotea y cómo ambos sorben una cucharada de sopa caliente en un
hotel de Kindberg. (Ortiz Francisco, 2014)

En un lugar del cuento, el escritor argentino crea una escena en la que ambos personajes dialogan frente
a frente, en torno a un plato de sopa. Cortázar nos lleva la cucharada de sopa a la boca, pero por los
oídos; endulza los párrafos de “eses” para que el lector pueda escuchar cómo Lina saciar el hambre
surgida de cunetas y autopistas:

El uso de la aliteración, como cualquier otro recurso retórico, le da al texto literario otra dimensión
sensorial. Si la visibilidad enseña a ver línea a línea a los personajes y su entorno, la aliteración le añade
a las palabras, en este caso, un segundo sentido: el oído.

La aliteración está acompañada, aunque en menor alcance, por la tautofonía, que es la reiteración del
mismo sonido, o grupos de sonidos, dentro de la misma palabra. Así, cuando queremos destacar el ruido
de la letra “p” podríamos usar vocablos como papanatas, papagayo o paralelepípedo.

Cortázar, en Un lugar Llamado Kindberg, incluye la aliteración dentro de una escena con la idea artística
de enfatizar el hambre de Lina, para que el lector perciba cómo saborea la sopa. Las aliteraciones en
este cuento son sorbos para sibarita.

El final demasiado dramático, excesivo, forzado y demasiado tirado a lo simbólico, innecesario y que deja
un regusto a insistencia sobrecargada, algo poco propio de Cortázar, del mejor Cortázar que sugiere y
sugiere, que indica pero no subraya, no deja abierta una sola vía. Y continúo alabando la libertad
creativa, la amalgama gloriosa en que los diálogos, los pensamientos, los deseos, lo real y lo imaginado,
todas las personas posibles de la narración son un buque que avanza imparable, un armazón continuo e
indestructible, una sola y milagrosa cosa que es sólida y liviana a la vez, densa y maleable, dura y blanda
y extensa y recogida como una caricia en un rostro amado y cercano. Cortázar buscó los límites para
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desafiarlos, para entregarles un grito como a un abismo y un desarrollo y una pureza intocada y lo
consiguió casi siempre, pudo presumir de un acierto inigualado, de una verdad poderosa y sabía que
nunca se alzaba como verdad sino como susurro y oleaje en la superficie de los ojos y en el fondo de la
mente, y con Lugar llamado Kindberg contribuyó con más palabras y menos ideas, ganándonos suave y
rompiéndonos con un golpe final equivocado que merece mirar hacia atrás y ver lo logrado y luego rápido
hacia delante. (literatura, 2008)

Bibliografía
 literatura. (2008). Obtenido de https://www.literatura.us/cortazar/llamado.html
 Ortiz Francisco. (2014). Obtenido de https://elnombredelmundo.blogspot.com/2014/08/julio-
cortazar-lugar-llamado-kindberg.html

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