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Leer es algo más que descifrar, aunque toda lectura suponga un desciframiento.
Leer es construir sentido. No sólo se “lee” lo que está cifrado en letras. Se “lee” una
imagen, la ciudad que se recorre, el rostro que se escudriña… Se buscan indicios,
pistas, y se construye sentido, se arman pequeños cosmos de significación en los
que uno, como lector, queda implicado.
Graciela Montes
EL PARATEXTO
El paratexto, aquello que rodea o acompaña al texto (para: del griego, junto a/al lado de), es
definido por Maite Alvarado como “Umbral del texto, primer contacto del lector con el material
impreso, (...) es un instructivo, una guía de lectura.” (2006: 15). En ese sentido, el paratexto activa la
elaboración de hipótesis por parte del/la lector/a acerca de la temática que se desplegará en el texto,
hipótesis cuya comprobación o refutación, con posterioridad a la lectura, colaborará con el proceso de
comprensión y la construcción del significado del texto. Gerard Genette, el primero en referirse a la
noción de paratexto en su obra Palimpsestes de 1982, se ocupó de clasificarlos según diversos criterios.
Si bien en muchas ocasiones los límites entre el texto y el paratexto son difusos, rescatamos la distinción
del autor entre paratextos icónicos (tipografía, imágenes, diseño) y paratextos verbales (tapa impresa,
portada, solapa, prólogo, título, notas, referencias bibliográficas, índices). Además, se puede hablar de
paratexto mixto en los casos en que se superponen o entretejen elementos icónicos y lingüísticos.
Por otra parte, también es posible distinguir el paratexto de autor y el paratexto editorial. El
primero, en general, es verbal, aunque también se pueden encontrar paratextos de autor icónicos como
en el caso de las gráficas. Se trata de aquellos elementos del paratexto que son obra del/de la autor/a,
entre los que se encuentran: nombre del/la autor/a, título, subtítulos, dedicatorias, epígrafes, prólogo,
notas al pie, índice, bibliografía. Aunque, en algunos casos, las decisiones sobre algunos de estos
elementos son el resultado de un acuerdo entre el autor y la editorial.
Contexto de producción:
Padilla, Douglas y López (2010) sostienen, en su artículo Elaborar ponencias en la clase universitaria.
La mirada de docentes y estudiantes en una experiencia de investigación-acción, que la ponencia es un
género académico que desafía las competencias de oralidad y escritura ya que la etapa final del proceso
implica la posibilidad de ser socializada frente a un público real. Es por tanto una práctica extendida en
el medio académico que implica recortar, elaborar y organizar el conocimiento que se va a comunicar a
una audiencia en congresos, jornadas, conferencias, etc. Si bien la ponencia se comunica de manera oral,
suele tener un origen escrito, al menos como guion o plan de texto a desarrollar. Por lo tanto, la escritura
tiene una doble función: por un lado, desarrollar los pensamientos que el exponente pretende compartir
y por otro lado, construir una base escrita a partir de la cual socializar sus ideas a una audiencia
determinada. “En relación con esto y desde el punto de vista argumentativo, la ponencia impone un
triple desafío: una argumentación demostrativa que exige la articulación entre marco teórico,
interrogantes e hipótesis, datos y conclusiones; una argumentación persuasiva que busca el modo de
comunicar estos resultados más eficazmente, atendiendo a los destinatarios reales; y una argumentación
dialéctica que se abre a otros puntos de vista, sustentada en una concepción renovable del conocimiento
científico.” (Padilla, 2008)
Se ha hecho referencia a los paratextos que se encuentran en el espacio mismo del texto, que
Genette denomina peritexto. Hay otra categoría de análisis que Genette denomina epitexto, es decir, los
elementos que se identifican con las producciones externas al texto, con las que se vincula, que
intervienen de algún modo en la producción del sentido del texto, en la mayoría de los casos los produce
la editorial e intentan promocionar la venta. Se trata de los catálogos, las reseñas, las notas críticas, las
entrevistas al autor, entre otros. (Pipkin y Reynoso, 2010)
Toda interacción lector-texto, sobre un determinado tema, está vehiculizada por medio de un
discurso. Aprender ese discurso implica apropiarse también del conocimiento. Por ejemplo, aprender
Historia implica aprender a leer textos de historia. Este tipo de alfabetización académica es constante y
nunca termina, ya que cada nuevo texto de estudio presenta un desafío propio de lectura y comprensión.
En este caso, consideraremos el Informe de Lectura, en tanto se trata de un texto solicitado con
frecuencia en el Nivel Superior. Conceptualmente, se entiende por Informe de Lectura a la producción
escrita de un texto que el estudiante reformula, de manera objetiva y fiel, a partir de la lectura de otro
texto entendido como “punto de partida”. La finalidad de esta reformulación es dar cuenta de la
comprensión de ese texto y de que su lectura efectivamente se ha realizado. Este modo particular de
“escribir sobre una lectura” sintetiza las informaciones que contiene el texto, y al realizarlo, se conjugan
habilidades lingüísticas, pragmáticas y cognitivas. También se lo puede nombrar como síntesis,
resumen, extracto o reseña descriptiva.
Existen diferencias entre un texto de partida -que podrá ser argumentativo, de ficción, narrativo o
expositivo, etc.- y el informe de lectura propiamente dicho, pero en todos los casos, la producción a
realizar debe ser objetiva, y su organización discursiva corresponde a un texto expositivo y escrito en
tercera persona gramatical.
En el proceso de elaboración, el estudiante reconoce las características del texto punto de partida
y acorde a ellas, reformula el contenido. El profesor orienta el objetivo de la lectura, arma una guía de
preguntas orientadoras y pauta la extensión. Determina el plazo para la entrega del informe, teniendo en
cuenta el tiempo que insumirá la lectura y la escritura. El profesor imparte los criterios de evaluación en
concordancia con las indicaciones y objetivos explícitos que se dan en este inicio del trabajo.