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Analítica: Relatoría

Eliana Reyes; 2218977


Rousseau: Contrato Social, Segundo Libro

La soberanía es inalienable, puesto que es soberano como buscador del bien común
tiene como fin dirigir las fuerzas de su Estado en busca de la perpetuación del bien
común, ya que si bien los intereses generales de cada uno de los particulares hicieron
necesario el establecimiento de las sociedades y el acuerdo de estos intereses lo ha
hecho posible; estableciendo así un vínculo social.
Pero sin este vínculo social jamás hubiese podido existir una sociedad, por eso el
gobierno debe ir encaminado a los intereses generales de su sociedad, por tal el ser
colectivo o soberano, que representa el poder puede transmitirlo, pero nunca lo hará la
voluntad; siendo la soberanía nada más que el ejercicio de la voluntad general, jamás
podrá enajenarse, no podrá desnaturalizar su esencia.
Pero en el momento en que se presente una variedad y el soberano, no sea soberano y se
convierta en amo; en ese momento se verá destruido el cuerpo político.
La soberanía es indivisible e inajenable, porque la voluntad es una voluntad general, es
el cuerpo del pueblo o una parte de él; partiendo del hecho de que la voluntad está
declarada es una función de soberanía y hace ley o mediante decretos, pero la soberanía
en un principio no se puede dividir.
Ya que no existe una división total y completamente manifiesta de poderes, puesto que
todas y cada una de ellas se ven entrelazadas, no hay una total y perpetua división de
poderes debido a que es un cuerpo en sí mismo, donde todos y cada uno de ellos
cumplen con unas determinadas funciones, que van determinando la acción del mismo
cuerpo (Estado).
El error que se puede prever de los políticos o de quienes ejercen la soberanía, es muy
claro puesto que ellos, “al no poder dividir la soberanía en principios la dividen en
objeto”.
Se ve dividida en fuerza y voluntad; en poder de derechos y de guerra; en poder
ejecutivo y legislativo; convirtiéndolo así en un cuerpo político compuesto de varias
partes. Pero este error procede de no haber formado una noción exacta de autoridad
soberana.
Pero a veces la voluntad general también puede errar puesto que se presume o supone
que la voluntad general es siempre recta, ya que sirve siempre a la utilidad pública.
Pero también se puede ver que, si bien el pueblo o la voluntad del pueblo no se puede
corromper, si se logra engañar a voluntad o beneficio de un singular, sucediendo así una
corrupción en el gobierno y este mismo al engañarlos, plasma una costumbre de
voluntad y decisiones erradas, de la voluntad del soberano.
Pero el poder soberano por más absoluto, inviolable o sagrado que sea jamás podrá, ni
podrá traspasar los límites de los contratos generales, y por ende el pacto social
establece entre los ciudadanos una igualdad de condiciones, en derechos de libertad en
el cual no tiene injerencia el Estado.
También vemos que al quebrantarse una ley que bien pone en peligro el Estado o la vida
de alguno de sus ciudadanos, se debe ingerir en alguno de los dos, pero el derecho a la
vida es inviolable, porque la vida misma compone el Estado por ende un delincuente
puede volverse bueno, convirtiendo así la muerte en algo discutible pero la vida no.
Por ende, la ley es necesaria, para conducir por donde deben ir los derechos y deberes
que se plasmaran en la justicia, puesto que las leyes son en sí mismas creaciones de la
vida en sociedad civil, por tal el pueblo dócil a sus leyes debe ser el creador de ellas.
La ley debe ser dirigida por un legislador, que juega un papel importante dentro de la
sociedad como creador de leyes, quien manda a los hombres y dirige sus acciones por
ende él no debe permitir nunca que sus intereses particulares, se vean permeados por su
labor.
Pero para conformar un Estado es necesario una porción de territorio, pues si bien el
pueblo es quien compone el Estado, la tierra es quien perpetua al hombre y su extensión
de territorio como de habitantes; conformaran el cuerpo político.
Con la conformación de un Estado, este se reduce a dos formas libertad e igualdad para
su existencia, ya que un Estado en libertad se hará más fuerte, estando frente a las
relaciones naturales para que sean fortalecidos en sus leyes, libertas e igualdad.
Contando así con una organización u orden posible para la cosa pública; ya que la
conformación del Estado y sus funciones se ven relacionados todos entre sí, el soberano
al Estado, el Estado a la ley y la ley vinculada al hombre. Mediante leyes civiles,
políticas y penales.

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