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En su seminario XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964), Lacan sostiene que
«el deseo del hombre es el deseo del Otro».
Esto implica lo siguiente:
1. El deseo es el «deseo del deseo del Otro»; es decir, el deseo de ser el objeto del deseo de otro y
el deseo de reconocimiento por otro. Aquí Lacan se apoya en la lectura que hace Alexandre Kojève de
Hegel: para Kojève, el sujeto debe arriesgar su propia vida en una lucha de puro prestigio si quiere
alcanzar el reconocimiento deseado. Este deseo de ser el objeto del deseo de otro se ejemplifica en el
primer momento del complejo de Edipo, cuando el sujeto desea ser el falo para la madre.
2. Lacan sostiene que «es en cuanto Otro como desea el sujeto», o sea que desea desde el punto
de vista de otro. Por ello, dice Lacan: «El objeto del deseo del hombre [...] es en esencia un objeto
deseado por otro». El objeto entonces es deseable en la medida en que es deseable para otro, y eso es
lo que hace a los objetos equivalentes e intercambiables. Por otro lado, este aspecto universal del
deseo es característico de la histeria, puesto que el histérico es alguien que convierte el deseo de otro
en el suyo propio. Lo que importa en el análisis del histérico no es descubrir el objeto de su deseo, sino
descubrir el lugar desde el cual desea: el sujeto con el que se identifica.
3. Désir de l'Autre, traducido como «deseo del Otro»: el deseo es el deseo del Otro. El deseo
elemental es el deseo incestuoso de la madre, el Otro primordial.
4. El deseo es siempre «deseo de otra cosa», ya que es imposible desear lo que ya se tiene. El
objeto de deseo se aplaza continuamente, y por ello el deseo es una metonimia.
5. El deseo surge en el campo del Otro, o sea, en el inconsciente.
Jacques Lacan, gran psicoanalista de la década del 60, fue el primer autor que utilizó la
expresión relación con el saber. Nació en el mundo intelectual del psicoanálisis,con la cuestión
del deseo.
El psicoanálisis lacaniano es sustentado por una ética, la ética del deseo, que implica al
sujeto en su habla y en su inconsciente, responsabilizándose por sus elecciones y por su
modo de satisfacción. Consiste en un tratamiento singular, único, que escapa a la
normalización y estandarización.
No habla de motivar, si no de movilizar hacer que nazca un deseo de aprender, de saber,
que va a permanecer después que el docente salga de la clase.Esa es la cuestión del
deseo, la movilización intelectual del alumno.El profesor lo conoce con otro nombre como la
clase interesante o el profesor interesante. ¿ A qué se llama clase interesante ?
Una clase interesante es cuando el contenido intelectual encuentra un deseo profundo.
Interesante en el sentido que lo plantea el psicoanálisis.
Lo que es primero es el deseo, no es el objeto deseable. No tenemos deseos porque
existen cosas deseables, existen cosas deseables porque somos de cierta forma deseos.
Por lo tanto, estamos en nuestra vida buscando un objeto para ese deseo, una “cosa” que
nunca va a satisfacer el deseo. Lacan lo llama objeto “pequeño a” puede ser el poder, el
amor, el dinero, puede ser el saber.El deseo quiere estar satisfecho, no puede haber deseo
que no sea deseo de una “cosa”, pero esa “cosa” no es determinada.
No es la cosa que produce el deseo, es el deseo que busca el objeto, que puede ser el
saber.
Lacan: plantea ¿quién aprende?¿quién es ese yo que aprende?¿quién es quién dice yo?
La respuesta es interesante: yo es quien dice yo. Por lo tanto, yo es un significante. Lacan
va a explicar que el inconsciente no es una bolsa con contenidos extraños, el inconsciente
es estructurado, es definido por el significante. Porque el propio sujeto es un significante.
La base del pensamiento de Lacan (también de otros autores), el hombre nace inacabado,
este hecho es una forma de cómo se puede fundamentar el deseo.El deseo que no se
puede satisfacer porque no puedo acabarme: somos una contradicción viva.
El ser humano nunca estará acabado, pero puede avanzar, gracias a la educación.
Lenguaje: Sistema de señales de cualquier naturaleza física que cumple una función
cognoscitiva y una función comunicativa (de relación) en el proceso de la actividad humana.
El lenguaje puede ser natural y artificial. Se entiende por lenguaje natural el que se usa en la
vida cotidiana y sirve de forma para expresar los pensamientos así como de medio de
comunicación entre las personas. Es artificial el lenguaje creado por el hombre con vistas a
unas necesidades concretas y limitadas (lenguaje del simbolismo matemático, lenguaje de las
teorías físicas, diversos sistemas de señalización, &c.). El lenguaje es un fenómeno social .
Función: porque toma el lenguaje en su objetivo primario, que es servir de medio de
comunicación. El método psicoanalítico utiliza este esquema ya que la cura psicoanalítica se
desenvuelve en una sola dimensión: el lenguaje, la palabra. Estructura: porque toma las
relaciones, las oposiciones entre los elementos y las leyes que tal sistema involucra.
Examinemos por ejemplo la definición que Piaget nos ofrece: "Una estructura es un sistema
de relaciones y de transformaciones que implica leyes como sistema, y que se conserva o se
enriquece por el juego mismo de sus transformaciones". (1) Esta definición contiene tres
conceptos básicos de la' estructura a saber: 1. La idea de totalidad, puesto que los procesos de
composición entre los elementos solo pueden llevar a la resultante que es un todo. 2. El
concepto de transformación, porque una actividad estructural solo puede consistir en un
sistema permanentemente cambiante. 3. El concepto de autorregulación, porque todo cambio
se enriquece en forma ordenada y no caótica, cualidad que se logra mediante las.
mismas leyes internas que lo regulan. El análisis de la obra freudiana nos ofrece la
posibilidad de establecer la sucesión de un discurso en una serie estructural, la imagen
freudiana supone pues toda esa carga de información en la cual se encuentran relaciones quc
son susceptibles de una infinidad de desenvolvimientos significativos. (2). De todas maneras
lo claro a dejar establecido es cómo Lacan, "se esfuerza por demostrar cómo la totalidad de la
experiencia psicoanalítica, puede estudiarse en términos de lenguaje" (3).
Significante, tal y como lo propone Lacan
La partícula elemental en el campo del habla y del lenguaje es el Significante, que se sitúa
determinando a las palabras, es su condición de ser y posibilidad de despliegue en las
actividades concretas del habla. Una palabra en sí misma carece de importancia, en cambio,
adquiere su lugar en relación con otras. En tanto palabras, esos vínculos se establecen por las
leyes del sentido (en el habla). En la clínica psicoanalítica de la asociación libre la relación de
los Significantes se da por los afectos que los articulan entre sí.
Al papel prístino del Significante Lacan lo llamó: Significante-nombre-del-Padre, no porque
sea un Significante particular, sino por su peso e importancia con el resto, que le permite
organizar la serie. La aparición de este Significante separa al infant de la madre. Con tal de
que aparezca esta operación de corte llamada por Lacan: función paterna, que introduce o
inscribe el Significante-nombre-del padre como una forma de advenir en el complejo mundo
simbólico; y que tiene como efecto la desnaturalización de la criatura. Freud llama pulsión, a
eso que como fuerza permanece como empuje, pero que ahora es gobernada por lo simbólico;
que conduce a la criatura a ceder los tiránicos comandos de lo instintos que la gobernaban
como el arco reflejo muestra; inclinaciones que la determinaban y la sometían a una
causalidad no muy diferente a la del resto de los animales.
A esa estructura inicial, que será la materia prima para que surja un niño o una niña, Lacan la
llama el Sujeto, ya que se encuentra sujeto al lenguaje, sujetado a la trama simbólica, efecto
de ese corte con la unicidad que mantenía con la madre. Gracias a la intervención de la
función paterna, que no opera sino por las condiciones de posibilidad ofrecidas por la madre
como un deseo más allá de su propio hijo, ese deseo otro, es lo que en realidad permite el
acceso a la función paterna. De otra manera, una madre del todo satisfecha con su vástago, le
ofrecería a éste “ser” una simple prótesis de ella sin ninguna otra posibilidad. Tras esa falta se
realiza otro proceso de desnaturalización ahora en el plano de la necesidad, transformándose
en deseo.
Queda entonces en el Sujeto una marca de la discontinuidad con el orden de la naturaleza,
que operará como un Significante primero, denominado por Lacan S1; condición necesaria
para que existan otros idénticos en tanto estructura, clones, que generarán la serie. Por tanto,
S1 es un Significante que muestra tres posibilidades de advenir en el lenguaje desde un
posicionamiento subjetivo, de ese Significante-nombre-del-padre, en relación con el conjunto
de los Significantes que nos lleva a Ser: psicótico, neurótico o perverso. Ser por y en el
lenguaje, tres estructuras que se sumergen en un determinado ambiente cultural. Conque, para
Lacan, el lenguaje contendría cualquier tipo de respuesta a cualquier pregunta de corte
ontológico. El ser entonces está del todo capturado por el lenguaje, no hay un ser más allá del
lenguaje ni más acá. Como tampoco existe ninguna clase de proto-lenguaje, ni un lenguaje
inconsciente, ni un lenguaje arcaico, ni un lenguaje del lenguaje. El S1 comandará las
posibilidades de ser, en tanto pura y efímera existencia.
El sujeto barrado es lo que representa un significante frente a otro significante.
El lenguaje, como estructura esencial, es la condición humana. Pero decíamos que el
Significante, en tanto estructura que se replica y forma al lenguaje, es además para el
psicoanalista francés Jacques Lacan: “[…] todo verdadero significante es, en tanto tal, un
significante que no significa nada […] gracias a lo cual es capaz de dar en cualquier momento
significaciones diversas”[2]. El Significante es neutro, una unidad de diferencia que por lo
mismo puede contener distintos significados, y representar de igual manera distintas
imágenes acústicas, o palabras. En tanto el orden significante vértebra un complejo sistema
de relaciones con otros Significantes, por lo que cada uno tendrá un peso diferencial a partir
del orden que se establezca entre los mismos.
“Todos sabemos que si el cero aparece en el denominador, el valor de la fracción ya no tiene
sentido, pero toma convencionalmente lo que los matemáticos llaman un valor infinito. En
cierta manera, ese es uno de los tiempos de la constitución del sujeto. En tanto que el
significante primordial es puro sinsentido, se convierte en portador de la infinitización del
valor del sujeto, no abierto a todos los sentidos, sino aboliéndolos todos, lo que es diferente.
Eso explica que no haya podido manejar la relación de alienación sin hacer intervenir la
palabra libertad. Lo que funda, en el sentido y sinsentido radical del sujeto, la función de la
libertad es, propiamente, este significante que mata todos los sentidos”[3]
Se trata de la unidad de la diferencia en su forma más pura. Lacan entiende que la estructura
se conforma por las relaciones entre los elementos, por esto, no hay palabras independientes
unas de otras; todas guardan un vínculo, son el efecto unas de las otras. No es que el ser
humano adquiera una palabra tras otra, y, poco a poco, vaya aprendiendo el lenguaje, sino
que el Sujeto es efecto de ese lenguaje. El lenguaje como estructura tiene ciertos planos de
independencia con respecto al habla, pero la determina y está presente únicamente en el
habla, no podemos dar cuenta del lenguaje sino por el habla.
Objeto a: El Objeto a es un concepto del psicoanálisis usado por Jacques Lacan que remite a la noción del objeto
de deseo inalcanzable. Denominado también objeto metonímico, se lo considera el "objeto causa del deseo".
Se entiende que el sujeto del psicoanálisis está regido por sus pulsiones, que investidas en el lenguaje, vendría a
conformarse el deseo. Las pulsiones difieren de los instintos por carecer de objetos concretos predeterminados;
entonces, el deseo carece de un objeto que sea algo fijo. Por lo general, cada vez que el ser humano llega a cumplir
un objeto deseado, se ve compelido hacia otro objeto de deseo, como se dice en psicoanálisis, asintóticamente.
Lacan nominó con A, el gran Otro, para diferenciarlo del pequeño otro, el semejante. Debemos aclarar que las
letras a y A derivan de la palabra Autre, que en francés es el modo de decir Otro; y de la misma forma el objeto a es
una derivación de esta misma alteridad pero en un nivel drásticamente diferente.
Se trata de matemas y no tienen nada que ver con el tamaño de algo.
"Así funciona el i(a) con el que se imaginan el Yo y su narcisismo al hacer de hábito a ese objeto a que hace la
miseria del sujeto. Esto porque el a causa del deseo, por estar a merced del Otro, angustia pues en ocasiones se
disfraza contrafóbicamente con la autonomía del Yo, como hace el cangrejo con cualquier caparazón". 3
Así entramos en un capítulo importante: la relación del objeto a con el amor. Para comprender esto hay que tener
en cuenta que este objeto, íntimamente vinculado a la noción de ello, está involucrado en la configuración misma
del narcisismo, por tanto es el punto central de todo movimiento pasional.
Aunque se haya despejado al yo (moi) como entidad
imaginaria, es importante destacar que tanto el yo (moi)
como el objeto a y el ideal del yo, forman un trípode de
funcionamiento amoroso-pasional. Por eso se afirma que
el amor es con deseo y con el objeto a implícito como
causa del deseo.
En el Seminario 11, Lacan dice:
En la dimensión de la escena [...] se encuentra el espectador, está ahí ciertamente para ilustrar ante nuestros ojos
la distinción radical entre el mundo y aquel lugar donde las cosas, aun las cosas del mundo, acuden a decirse [...]
Todas las cosas del mundo entran en escena de acuerdo con las leyes del significante, leyes que no podemos de
ningún modo considerar en principio homogéneas a las
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-12002018000100125#:~:text=
%E2%80%9CNaturaleza%E2%80%9D%2C%20en%20tanto%20palabra,la%20escena%20%5B...%5D
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-12002018000100125
SUJETO: http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2077-21612019000200008
Bajo la perspectiva psicoanalítica, la noción de sujeto no se trata del ser vivo en tanto animal viviente. Sino que
alude a una falta, a una división que es causada por el lenguaje. El organismo, por tanto, queda trastocado de
manera permanente. De modo que recién sea posible hablar de términos profundamente humanos, tal como lo es en
el caso del deseo. La constitución del sujeto puede ser abordada de diferentes maneras y perspectivas. En efecto,
Lacan flanqueó esta problemática a partir de distintos puntos de referencia; entre los cuales, aportó con una
innovadora explicación del complejo de Edipo a partir de la metáfora paterna.
El simbólico, el Imaginario y el real
El Registro Real: Para Lacan, lo real es aquello que no se puede expresar por el lenguaje, lo que no se puede decir,
no se puede representar. Lo Real está siempre presente pero continuamente mediado por lo imaginario y lo
simbólico.
Según, La hipótesis de Lacan, que es similar a la de Freud, debe de existir un equilibrio entre los tres registros de la
personalidad, en caso contrario se generaría una seria de patologías que afectarían la vida cotidiana del individuo.
Lacan, realizó una estructura del registros de la experiencia mediante el Nudo de Borromeo en el que desarrolló su
teoría del registro de la experiencia.
¿Qué es lo que hace el sujeto para que “lo que está afuera” no quede a nivel de “la cosa”?